lunes, 5 de septiembre de 2011

Folletos "LA VIDA ES TU PALABRA": 2 Formación del Pueblo de Dios

“ L A   V I D A   E S   T U   P A L A B R A ”
Folleto 2 :  LA  FORMACIÓN  DEL  PUEBLO  DE  DIOS

Febrero de 2005. PR.


LA BIBLIA: Una revelación y una provocación.

  1. Una revelación: Dios revela su identidad y su sueño.
-          Identidad: Él es Yahvé, o sea el Dios liberador de los pobres que gritan hacia él. En Jesús vamos a descubrir que es familia: Padre, Hijo y Espíritu de amor.
-          Sueño: Que la Humanidad sea un Reino de libertad, fraternidad y fe. Es la misión del Pueblo hebreo ayer y cristiano hoy.

  1. Una provocación: La Biblia es una historia que nos provoca a tomar partido por este Dios y su Reino. Tenemos cada uno que entrar a formar parte de este Pueblo de los pobres que cree ese Dios y construye su Reino.


Í  N  D  I  C  E

Primera parte: El libro del Génesis
Introducción al libro del Génesis
1.       El paraíso terrenal, o sea, el sueño que Dios está realizando con nosotros (Génesis 2,4-3,25).
2.       Con Sara, Dios escuchó el clamor de la mujer oprimida (Génesis 16,1-14 o 21,8-21).
3.       En el sacrificio de Isaac, la fe de Abraham y Sara es garantía de futuro (Génesis 22,1-19).
4.       Abraham fue nuestro padre en la fe (Génesis 12,1-8).
5.       La reconciliación en el reencuentro de José con sus hermanos Génesis 45,1-28).
Segunda parte: El libro del Éxodo
Introducción al libro del Éxodo
6.       Los descendientes de Abraham pasaron a ser esclavos en Egipto (Éxodo 1,1-22).
7.       Dios llamó a Moisés para ser liberador (Éxodo 3,1-2).
8.       La reacción violenta del Faraón (Éxodo 5-6,1).
9.       La liberación de Egipto con Moisés (Éxodo 14).
10.    El Pueblo celebró su Alianza con Dios (Éxodo 24,3-12).
11.    En la Pascua, el Pueblo celebró su liberación (Éxodo 12,1-14 y 21-28).
12.    La tentación de la duda durante la peregrinación por el desierto (17,1-17).
13.    Los 10 mandamientos: ‘Tu Palabra es luz de mi camino’ (Éxodo 20,1-21).
14.    Con el becerro de oro se quiso manipular la imagen de Yahvé-Dios (Éxodo 32,1-24).
Tercera parte: El libro del Deuteronomio
Introducción al libro del Deuteronomio
15.    El credo de Israel: ‘Dios liberador está presente en nuestra historia (Deuteronomio 6,4-9 y 26,1-11).
16.    Abre tu mano de hermano a los derechos de los pobres (Deuteronomio 15,1-28).
17.    ‘Escoge hoy el camino de la vida y no el de la muerte’ (Deuteronomio 29-30).
Cuarta parte: El libro de Josué
Introducción al libro de Josué
18.    Con la caída de Jericó comenzó la conquista de la Tierra Prometida (Josué 5,13-6,25).
19.    La tierra es don de Dios pata ser repartida equitativamente entre todos Josué 18,1-10).
Quinta parte: El libro de Jueces
Introducción al libro de Los Jueces
20.    La experiencia de la infidelidad del Pueblo y de la fidelidad de Dios (Jueces 2,10-23).
21.    Una mujer condujo al Pueblo a la victoria (Jueces 4 y 5,1-14).
22.    Dios actúa por medio de los pequeños (Jueces 6,11-7,9).
Anexos: 1. Visión global de la Biblia. 2. Visión general de los 8 folletos.


PRESENTACIÓN  GENERAL

Este segundo folleto comienza la lectura progresiva del Antiguo Testamento. Contiene Guías y Comentarios para los libros del Génesis, Éxodo, Deuteronomio, Josué y Jueces. La metodología utilizada consiste en leer la Biblia desde la vida, en comunidad y desde los pobres.

  1. Leer la Biblia desde la vida. La razón es que la vida y la Biblia son las 2 ramas de un mismo tronco: Dios. Sólo aquel que une estas 2 ramas es capaz de reconocer su rostro amigo en lo que dice la vida y en lo que cuenta la vida. Además, uniendo la vida con la Biblia, se repite lo que hizo el Pueblo que escribió la Biblia: caminar con la certeza de la presencia cercana de Dios en la historia. En fin, desde la relación entre la vida y la Biblia, la lectura se convierte n diálogo de fe que no termina nunca, se enriquece cada vez más, ofrece valor y esperanza para afrontar toda clase de problemas.

  1. Leer la Biblia en Comunidad. La razón es que la Biblia es la experiencia de un Pueblo que se fue formando y constituyendo como el Pueblo de Dios. Además, la Biblia fue escrita desde una Comunidad y para una Comunidad. Los aportes de unos y otros son mayores y más correctos que si se lo hace individualmente, lo cual también es necesario. En fin, una lectura comunitaria permite realizar más fácilmente los compromisos que van surgiendo.

  1. Leer la Biblia desde los pobres. La razón que la Biblia ha sido escrita por los representantes de un Pueblo de pobres. Dios se manifestó a ellos como Yahvé, o sea, el ‘Defensor de los Pobres’. Hoy, los más susceptibles de entender la Biblia van a ser los mismos pobres que se identifican naturalmente con lo que, en ella, está escrito. Esa es una aplicación de la opción por los pobres: leer la Biblia a través de los ojos, de la boca y del corazón de los pobres. Esta lectura nos reserva grandes y excelentes sorpresas.




  PARTE :   E L   L I B R O   D E L   G É N E S I S   (12 - 50)


                ‘Escúchenme ustedes que quieren que se les haga justicia y que buscan a Yahvé. Miren la piedra de que fueron tallados y el corte en la roca de donde fueron sacados. Miren a Abraham, su padre, y a Sara, que les dio a luz. Él que era uno solo cuando lo llamé, se multiplicó luego que lo bendije’ (Isaías 51,1-2).


INTRODUCCIÓN  AL  LIBRO  DEL  GÉNESIS

                El libro del Génesis comienza con el relato de la creación: ‘Al comienzo, Dios creó el cielo y la tierra’ (1,1). Los primeros capítulos fueron escritos cuando ya el Antiguo Testamento se estaba terminando de escribir. El relato de la creación es como un grandioso pórtico de entrada, construido después de que la casa de la Biblia ya estaba casi lista. El libro del Génesis 2 partes distintas y muy desiguales:

  1. Los capítulos 1 al 11 nos presentan la creación del mundo y de la humanidad (1,1-2,4), el origen del mal existente en el mundo (2,4b-11,32).
Los hechos narrados ahí no son históricos. Son descripciones simbólicas que suceden siempre: en el pasado, en el presente y en el futuro. Adán es todo ser humano, desde el primero hasta el último. Caín es todo aquel que mata a su hermano. No tiene sentido hacer expediciones arqueológicas para encontrar, por ejemplo, el arca de Noé o la torre de Babel de aquel entonces. Pues, las ruinas de la torre de Babel están muy visibles en el caos y la inhumanidad de nuestra sociedad actual.

  1. Los capítulos 12 al 50 nos cuentan la historia de las andanzas de los patriarcas y de las matriarcas (12-36), y la historia de José que llevó al Pueblo a Egipto (37-50).
Son historias populares, la mayoría de ellas bastante conocidas por nuestro pueblo. Estas historias nacieron y se transmitieron oralmente durante varios siglos. Comenzaron a escribirse cuando el Pueblo estaba en el cautiverio en Babilonia, unos 500 años antes de Cristo. Allá en Babilonia, el Pueblo se encontraba en la misma tierra de donde había salido Abraham unos 1300 años antes. Es a este Pueblo esclavizado a quien Isaías se dirige: ‘Escuchen ustedes que quieren que se les haga justicia y que buscan a Yahvé. Miren a Abraham, su padre, y a Sara que les dio a luz’ (51,1-2). Para Isaías, el Pueblo del exilio estaba llamado a rehacer la historia, o sea, a convertirse en Abraham y Sara. A pesar de todo, debía creer que existía una salida a su desesperanzada situación. Debía generar a Isaac, o sea, un nuevo futuro.


A. HISTORIA DE LA FORMACIÓN DEL LIBRO DEL GÉNESIS
                Si resulta difícil recordar un hecho ocurrido hace 10 años, es mucho más difícil, o casi imposible, si se trata de algo ocurrido hace 1300, como en el caso del libro del Génesis. Sin embargo, el Pueblo hebreo recordaba estos hechos. Pero era no tanto para saber los que había ocurrido en el pasado, sino más bien para entender lo que estaba pasando con ellos en aquel momento, en el presente. La memoria del pasado era como un espejo crítico: ayudaba al Pueblo a recuperar su identidad en épocas de crisis y a reencontrarse consigo mismo, con Dios y con su misión. Las antiguas historias del libro del Génesis no informaban tanto sobre el origen del mundo, de la humanidad y del Pueblo, como sobre la situación del Pueblo mismo y el camino a seguir. En el transcurrir de los siglos, el Pueblo buscaba en todas estas historias un modelo de pensamiento, de acción y una fuente de inspiración para conducir su vida y su destino.

  1. Los acontecimientos
Los hechos narrados en Génesis 12-50 ocurrieron entre 1800 y 1300 años antes de Cristo. Las narraciones no son descripciones fotográficas, sino interpretaciones posteriores, realizadas a la luz de la fe. El objetivo era ayudar al Pueblo a captar todo el alcance que estos hechos tenían para su vida y caminar de aquel momento actual. Sin embargo, los especialistas bíblicos han logrado reconstruir el contexto histórico de la época de los Patriarcas y Matriarcas. Llamamos la atención sobre 4 características de ese contexto:
a). Las ciudades - Estado. Era una época de lenta expansión y consolidación de las Ciudades - Estado o pequeños Reinos, tanto en las regiones de los grandes ríos, Tígris y Eúfrates (regiones del rey Hamurabí, posteriormente Asiría y Caldea), de donde salían Abraham y Sara, como en Palestina (región del rey de Canaán).
b). Los conflictos. Existía un creciente conflicto entre la Ciudad y el Campo, o sea, entre el sistema de los reyes y el sistema tribal de los campesinos. La Ciudad dominaba el campo por la fuerza militar y lo explotaba mediante los tributos.
c). Las migraciones. La dominación de las grandes Ciudades sobre el campo provocaba un movimiento migratorio de las tribus y los clanes (unión de varias familias) semi-nómadas sin tierra propia. Estas y estos venían saliendo de la región de los grandes hacia Egipto, atravesando la región de Canaán (posteriormente Palestina).
d). El nomadismo. Surgía un número cada mayo de grupos que intentaban escapar al dominio de los Reyes. Estos volvían al nomadismo y se organizaban de manera independiente. Muchas veces hasta combatían a los reyes: se les llamaba ‘hapirus’, o sea, gente del desierto; de ahí viene la palabra ‘hebreos’.
        La historia de los Patriarcas y Matriarcas se sitúan en ese contexto conflictivo. Abraham y Sara son una de las muchas familias que salieron de Ur, en Caldea (al este del desierto de Siria), se atravesaron hacia el norte en la región de Jarán (Asiría), y se dirigieron a Siquem, en la región de Canaán, para continuar más al sur en dirección de Egipto (12,4-10). Abraham aparece como un ‘hebreo’ (hapiru, o sea, del desierto), que defiende el sistema tribal en contra del avance de los reyes de las ciudades, ya que libera a su sobrino Lot del ataque victorioso de los reyes (14,1-16).
        Es en ese contexto conflictivo que Dios se revela. Pero se deja encontrar, aunque veladamente, por ese grupo de migrantes en busca de tierra, pueblo y vida o bendición (12,1-3).Dentro de aquel conflicto, Dios tomó una posición clara: es difícil saber exactamente cómo fue la entrada de Dios en la vida de Abraham y Sara. De cualquier manera, se dio dentro del esfuerzo de aquellos migrantes que busca de tierra, pueblo y mayor bienestar. Otra característica de ese grupo era no cerrarse en sí mismo, sino ser fuente de vida y bendición para todos los Pueblos de la tierra. Comenzó así el encuentro con Dios y su descubrimiento fue creciendo progresivamente al recordar aquellos hechos: su culto era erigir altar para dar gracias y hacer memoria de todo ese pasado. Hoy seguimos en ese mismo proceso que continúa creciendo más y más.

  1. La memoria
La transmisión oral o memoria de las historias de los Patriarcas y Matriarcas duró siglos. Se articulaba en torna a varios ejes o etapas, propios de la cultura de aquel tiempo. Vamos a enumerar aquí 4 de estas etapas que nos ayudan a entender mejor la historia del libro del Génesis.
a). Los santuarios. Los santuarios eran centros de culto y de peregrinación. En ellos se conservaba la memoria de los antepasados: eran fuentes de reabastecimiento de la conciencia e identidad del Pueblo. He aquí unos santuarios recordados en las historias de los Patriarcas y Matriarcas: Siquem (12,7), Betel (12,8 y 13,4), Hebrón (13,18), Moriah (22, 3 y 13-14), Bersebá (26,25)…
b). Los clanes y las tribus. Todos los clanes y tribus conservaban y transmitían las historias de sus antepasados y líderes: en ellas encontraban la fuente de su identidad y unidad. Además, esta memoria viva les ayudaba a entender su situación actual frente a los otros clanes y las otras tribus. En fin, por medio de estas historias, descubrían la manera de hacer frente a los problemas por los que atravesaban.
c). La unificación. En la época de los Jueces, después de Moisés, comenzó el lento proceso de unificación de las 12 tribus. Esta se tornaba necesaria para poder hacer frente al sistema esclavista que los reyes les querían imponer. Al mismo tiempo, se fueron unificando también las tradiciones y las memorias de los diversos clanes y tribus. Así surgió una historia unificada de los Patriarcas y las Matriarcas.
e). La época de los Reyes. Fue una época de mucha confusión por la infidelidad e irresponsabilidad de la mayoría de los reyes. En esos momentos de mayor crisis y pérdida de identidad, se enfatizaba una vuelta al pasado. Recordaban otra vez la historia de los antepasados para poder reconocer signos de la presencia de Dios en la vida y la historia actuales, criterios para encontrar nuevas salidas, y decisión para ponerse de vuelta a caminar y cambiar lo que había que cambiar.
        Esta relectura del pasado sucedió unas 4 veces, produciendo 4 maneras distintas de interpretar la misma historia. Así nacieron 4 tradiciones que se expresaron de manera creativa; estas se conservaron en la redacción del Pentateuco. Cada una conserva a su modo la memoria de las historias de los Patriarcas y Matriarcas. Por estas razones, el autor final conserva distintas presentaciones de los mismos hechos. He aquí estas 4 tradiciones:
-          la ‘Yavista’, por llamar a Dios ‘Yahvé’, al final del reinado de Salomón;
-          la ‘Eloista’, por llamar a Dios ‘El’, a partir del profeta Elías;
-          la ‘Deuteronomista’, por salir del grupo de los defensores de la Ley, en la época del rey Josías, al sur del país,
-          la ‘Sacerdotal, por originarse en los sacerdotes, durante el período del cautiverio.
        La memoria de un Pueblo no se parece a un museo que conserva el pasado tal cual fue, o sea, desligado de la vida presente. Es más bien como los cimientos invisibles que sustentan la casa donde le Pueblo vive. Conserva y narra los hechos no de manera fotográfica, sino como los rayos X: descubre aquello que no se ve con los ojos, pero sí que la fe permite revelar. La memoria insiste en el sentido de los hechos, más que en los hechos mismos.

  1. Los escritos
        La redacción del libro del Génesis se hizo poco a poco. Es difícil saber con precisión cuando se realizó el paso de la transmisión oral a la transmisión escrita. De cualquier modo, como ya dijimos, el libro del Génesis, en su estado actual, comenzó a ser redactado en la época del cautiverio, como primera parte del Pentateuco, o sea, en el siglo 6º antes de Cristo.


B. CLAVES PARA LA LECTURA DEL GÉNESIS
                El libro del Génesis es la primera parte de lo que el Pueblo de Dios del Antiguo Testamento llamaba ‘la Ley’, o sea, el ‘Gran Manual’ que orientaba al Pueblo en su proceso nunca terminado de liberación, organización y formación permanente. He aquí algunas claves para su lectura.

1.       Los orígenes. Génesis 1-11: Es un llamado a luchar por la vida
-       1,1-2,4: al Pueblo desesperado en su cautiverio se le revela la grandeza del poder de Dios que lo crea y organiza todo en favor de la vida.
-       2,4-11,34: se le ayuda al Pueblo a hacer un serio análisis de la realidad y a descubrir las causas de los males que destruyen la convivencia y provocan la opresión.

2.       La historia de los patriarcas y Matriarcas. Génesis 12-36: Ellos son un modelo de cómo reconstruir la convivencia humana.
-      Se le ofrece al Pueblo un espejo en el que contempla el peregrinar de sus antepasados; descubre así lo que son Abraham y Sara: fuente de vida y de bendición para ellos y todos los Pueblos.
-      Se le ofrece también al Pueblo un modelo actualizado de cómo progresar en la fe, apoyado en las promesas de Dios, a pesar de todas las evidencias contrarias.
-      Se le anima al Pueblo a no desistir nunca en la triple lucha: por la posesión de la tierra, por su organización armoniosa y por la bendición de la vida.

3.       La historia de José en Egipto. Génesis 37-50: La Providencia de Dios guía los pasos del Pueblo.
-      Hay una Providencia de Dios en toda la historia y todos los acontecimientos que articula los hechos de las diferentes épocas, aun cuando son contradictorios entre sí.
-      A pesar de sus ambigüedades, ingenuidades y contradicciones, el Pueblo de Dios no debe desesperarse. Siempre es posible salir adelante cuando se confía plenamente en la promesa de Dios: ‘Yo estaré con ustedes’.
-      Quien es pequeño, cuando sube en las clases sociales, no debe querer imitar a los poderosos. José subió y, según lo indica, se quedó al lado de Faraón, pero no dejó de ser solidario con los de su raza (47,13-26). Igual Moisés, se crió con el Faraón, pero supo mostrarse solidario de su pueblo oprimido.


TEMA  1 :  EL  PARAÍSO  TERRENAL  ES  EL  SUEÑO  DE  DIOS 
QUE  SE  ESTÁ  REALIZANDO  CON  NOSOTROS

Mensaje: La creación es la presentación del proyecto de Dios sobre la humanidad: quiere un mundo de vida llena, fruto de la armonía entre todos. El pecado es la negación de este proyecto y la destrucción de esta armonía. Pero, con la ayuda de Dios, es siempre posible ganar espacios de este paraíso.

Presentación: El texto que vamos a compartir es una reflexión sobre los males que sufría el Pueblo en su cautiverio de Babilonia. Por una parte, descubren cuál estos males se origen en un pecado existente desde el origen de la humanidad, y por otra descubren que sí se puede encontrar una salida a esta situación. Nosotros debemos tener la misma conciencia y responsabilidad frente a los males que nos asedian. Como en ese tiempo, esto supone un análisis serio de nuestra realidad, porque el remedio sólo se puede aplicar después de haber hecho un buen diagnóstico. Con la ayuda de Dios hay siempre una salida para tener más vida para nosotros y los demás.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: La raíz de los males que sufrimos.
1.                   ¿Cuáles los mayores males que sufrimos en este momento?
2.                   ¿Cuál sería el pecado que está al origen de todos estos males?
3.                   ¿De qué maneras estamos luchando contra estos males tanto al nivel personal como colectivo?
Palabra de Dios. Canto. Génesis 2,4-3,25: Los relatos del paraíso y del pecado original.
4.                   Según el relato del paraíso, ¿cómo era la situación de Adán y Eva en el paraíso antes del pecado?
5.                   Según el relato del primer pecado, ¿qué cambios y problemas produjo el pecado de Adán y Eva?
6.                   Según estos 2 relatos, ¿cómo podemos representarnos el sueño de Dios para la humanidad y toda la creación?
Hoy nosotros: Recapacitar para ganar espacios del paraíso.
7.                   ¿Qué luces nos da toda esta reflexión sobre los males que sufrimos?
8.                   ¿Qué esperanza y responsabilidad sacamos de esta reunión?
9.                   ¿Qué caminos vamos a fortalecer para recrear espacios de este paraíso entre nosotros?

Oraciones comunitarias. Salmo 104 (muy bonito) o 8 (más corto). Canto. Bendición final.


COMENTARIO  1 :  PECADO  Y  PARAÍSO.  EL  NUEVO  MUNDO  ES  POSIBLE

                Génesis 1-11 es una introducción a la historia del Pueblo de Dios. Nos presenta el telón de fondo de la vocación y misión de este Pueblo, las cuales están descrita a partir del capítulo 12. Por el pecado, la humanidad perdió la bendición de la vida dada por Dios en la creación (1,28) y encontró la maldición (3,14-19). En Abraham, todo el Pueblo de Dios está llamado a recuperar la bendición de la vida, no sólo para sí, sino para toda la humanidad (12,3). Así, desde las primeras páginas de la Biblia, surge la dimensión universal y ecuménica del Pueblo de Dios.
                Génesis 1-11 tiene una lógica interna propia. La descripción de la creación (1,1-2,4) muestra el plan de Dios y describe la misión del varón y de la mujer. Esta misión es doble: ser ‘imagen de Dios’ (1,27) y ‘cuidar’ de la creación en su nombre (2,15, 28-30). Enseguida tenemos la aparición progresiva del mal en el mundo (2,4-11,32), donde se explica cómo se llegó a la situación en que nos encontramos hoy. El mal comenzó en el paraíso (3,1-19) y, desde allí, se prolongó por todos los sectores de la vida humana (4,1-4), hasta asumir una dimensión social y política en el diluvio (61,13) y, especialmente en la torre de Babel (11,1-9).

1.                   El sentido del pecado original
        El relato del pecado original es de difícil interpretación. Sólo el símbolo de la serpiente tuvo más de 200 interpretaciones diferentes en el curso de la historia. Eso demuestra que ninguna interpretación puede abarcarlo todo y considerarse definitiva. Cada una es tan sólo una ayuda para que, en ese momento, pueda producir su efecto restaurador en la vida de las personas y de los Pueblos. La arqueología encontró señales de que la religión cananea, la de los vecinos del Pueblo de Dios, era simbolizada por la imagen de la serpiente.
        Decimos nosotros que el pecado es descrito como la negación del proyecto de Dios, de su promesa y de su ley. Se lo presenta por medio de imágenes, símbolos y elementos míticos de la cultura y de las antiguas tradiciones de los Pueblos de aquella época. El ‘árbol de conocimiento del bien y del mal’ es el símbolo de la ley de Dios. Pues, es precisamente por medio de la ley que el Pueblo obtiene el conocimiento del bien y del mal. El hecho de que Dios les prohibió a Adán y Eva comer de ese árbol significa que quien transgrede el orden previsto por Dios, niega su ley. En lugar de ella, coloca una ley humana incorrecta que provoca el desorden y el caos.
        El pecado original es el pecado que está al origen de todos los males que afectan la vida humana. Comienza cuando Adán y Eva, o sea, todo ser humano, rompen con Dios y con su proyecto. Con el relato de la torre de Babel, se quiere revelar todo su alcance social y político, en sentido de división y dominación. Ocurrió desde el comienzo de la creación y sigue ocurriendo hoy, entre nosotros. Es el origen de tantos males que afectan actualmente a la sociedad y a los Pueblos de América Latina, donde la mayoría no llega a tener las mínimas condiciones necesarias para una vida humana.

2.                   El sentido del paraíso
        Al recordar ‘el paraíso’, el Pueblo proyectaba su esperanza de un mundo nuevo. Sí eran posibles un mundo más justo y fraternal, una vida feliz en plenitud. Así expresaba su fe de que, con la ayuda de Dios, es posible vencer el mal, el pecado, y construir el paraíso. El relato nos dice que el paraíso no fue destruido; solamente quedó impedida su entrada: la guarda un ángel con una espada de fuego. Este paraíso sigue existiendo como posibilidad real. La orden de Dios de no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal (2,16-17) sigue vigente: significa vivir de acuerdo con la ley de Dios. Si obedecemos esta ley, Dios nos garantiza la vida feliz y abre con nosotros las puertas del paraíso.
        La descripción del paraíso se hace mediante una forma simbólica de hablar: no se la puede tomar al pie de la letra. Se destruiría una poesía, un cuento o una parábola si se los interpretara al pie de la letra. La Palabra de Dios se encarnó en las formas del lenguaje humano que no la puede abarcar en su totalidad, sino interpretarla de una manera simbólica afín de dejar abierto su sentido ilimitado. Así en el Génesis, se nos describe el paraíso de una manera tan sencilla y profunda, para revelarnos el ideal de Dios para toda la humanidad. Es como ‘la maqueta del mundo’ diseñada por Dios: está para orientar a los hombres y mujeres en la construcción del proyecto de Dios a través de la historia, hasta su realización final. En eso consiste su felicidad. Esto es lo que vuelve a describirnos el libro del Apocalipsis. En el fin de la historia, la serpiente y el dragón serán totalmente derrotados y destruidos (20,10), y el paraíso resplandecerá en toda su belleza: al centro estará el trono de Dios y del Cordero (21, 1-8).

3.                   El sentido del ser humano ‘imagen de Dios’.
        Dios es ‘el Creador’ (1,1). La palabra ‘crear’ fue utilizada sobre todo por el profeta Isaías en la época del cautiverio: 41,22; 42,5; 43,1; 44,24; 45,9-12, 18; 8,13; 51,13; 54,5. Isaías utilizó esta palabra para indicar la acción de Dios con la cual hace resurgir el mundo, la vida, el Pueblo y las maravillas del éxodo. El hecho de crear procede de una acción divina, o sea, poderosa, que vence al desorden (el caos) y establece el orden (el cosmos), para que la vida humana sea posible. Crear es también una acción liberadora, pues enfrenta y derrota las fuerzas de la muerte: tinieblas, aguas, desierto, mal, pecado (Génesis 1,2; Job 3, 6, 54) y crea un espacio habitable para la vida de la naturaleza y del ser humano. La meditación de los capítulos 40 al 50 de Isaías, escrito en la época del cautiverio, nos permitirá percibir todo el alcance de la narración del primer capítulo del Génesis: lo uno ilumina lo otro.
        ‘Ser imagen de Dios’ en este mundo (Génesis 1,27) es imitar a Dios y hacer lo que hace:
-          crear orden,
-          enfrentar las fuerzas del mal,
-          luchar por la vida y organizarla para que pueda ser vida en abundancia.
Aquí se sitúa toda lucha actual por la preservación del ambiente de vida y del equilibrio ecológico. ‘Ser imagen de Dios’ significa también ser creadores de belleza, de bondad y de verdad, ejercer la creatividad en todos los campos, crear vida, puesto que Dios es creador.

4.                   Restaurar la esperanza del Pueblo.
        Para ayudar a que el Pueblo tome conciencia de su situación y despierte a su responsabilidad, el autor o la autora ‘yahvista’ elaboró el relato del paraíso y del pecado de Adán y Eva. A través de imágenes y símbolos muy populares en aquella época, denuncia el mal y el pecado; pero, al mismo tiempo, indica el camino que se debe seguir para recuperar la bendición de la vida. Y así hasta hoy: el relato de Génesis 2,4-3,24 nos anima a expulsar el pecado de nuestra vida y del mundo, y reavivar la esperanza que es posible reconstruir espacios del paraíso que Dios sueña para la humanidad. Por la resurrección de Jesús, se volvió a abrir la entrada al paraíso, y nos dio la capacidad de reconquistar y reconstruir la vida humana y la bendición de Dios (Romanos 5,12-21).


TEMA  2 :  CON  SARA DIOS ESCUCHÓ  EL  CLAMOR  DE LA  MUJER  OPRIMIDA

Mensaje: Dios escuchó el clamor de una mujer oprimida y abandonada, se manifestó a ella y le permitió cambiar su suerte.

Presentación: La lectura de hoy retrata la situación inferior de la mujer en la organización patriarcal del Pueblo de Dios. Es la historia de Agar, mujer egipcia, esclava del Patriarca Abraham y de la Matriarca Sara. Agar vivió la  situación común de las mujeres esclavas en aquel tiempo: era víctima de una triple opresión por su condición d esclava, extranjera y mujer. Aunque la historia de Agar sucedió hace ya 4000 años, no es tan ajena a las mujeres empleadas domésticas de hoy. Esta lectura nos ayuda a ser más atentos a la situación de estas mujeres para actuar a semejanza de Dios que acoge su clamor y les quiere abrir un futuro distinto, hoy como ayer.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: La situación de inferioridad de la mujer.
1.                   ¿Cuáles son los mayores maltratos que sufre la mujer en general?
2.                   ¿En qué son las empleadas domésticas las mujeres más maltratadas?
3.                   ¿Cuáles serían las causas de estas discriminaciones de las mujeres?
Palabra de Dios. Canto. Génesis 16,1-14 o 21,8-21: Dios es atento al clamor de todos los oprimidos.
4.                   En esta lectura, ¿cuáles son las manifestaciones de maltrato contra Agar?
5.                   ¿Cómo respondió Dios a la injusticia de que era víctima Agar?
6.                   ¿Qué es lo que nos llama la atención de la oración final de Agar?
Hoy nosotros: Nuestra fe es motivo de esperanza y solidaridad.
7.                   ¿Qué nos está haciendo descubrir esta lectura de la situación de la mujer y de la actitud de Dios?
8.                   ¿En qué circunstancias deberíamos tener más solidaridad con los atropellos a la mujer?
9.                   ¿Qué espera Dios de nosotros para comenzar a cambiar estas situaciones de injusticia en contra de la mujer?

Oraciones comunitarias. Cántico de Ana en 1° Samuel 2,1-10. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  2 :  LA  FE  DE  AGAR .  ‘HE  VISTO  A  AQUEL  QUE  ME  VE’

                El libro del Génesis evoca la memoria de los orígenes del mundo y de la humanidad. Desde el principio Dios se reveló como Yahvé, es decir, como el Dios de la vida. Con el soplo de la fuerza de su propia vida, Dios crea al varón y a la mujer ‘a su imagen y semejanza’ (1,27). Así, en el proyecto de Dios, mujer y varón, en igualdad,  participan de la dignidad, de la capacidad de dar vida y de los derechos de Dios. Además, Dios no se queda en sólo haber creado al ser humano, sino que la ama, se preocupa de él, y lo defiende cuando es atropellado y humillado: es el Dios defensor de la vida de sus criaturas.

1.     Una historia de varones y mujeres
        La sociedad judía en que se originaron la mayoría de los textos bíblicos, era marcada por la ideología patriarcal, o sea, la dominación del varón sobre la mujer. Ahí, la mujer era considerada subalterna, sujeta a innumerables opresiones que la convertían en inferior al varón. Desde el punto de vista jurídico, no tenía ningún principio de autonomía. Ni siquiera se la valoraba como persona. Sus derechos dependían totalmente de la autoridad del varón. De este modo, no podía escapar del círculo de la dependencia familiar primero del padre, luego, del marido, del hijo y hasta del cuñado. El varón, más que su padre o su esposo, era su dueño y propietarios en casi todos los aspectos. La esterilidad era considerada una maldición divina, y nunca se pensó que podía ser atribuida al varón.
        Sobre las mujeres pobres, pesaba todavía más el yugo de la opresión y discriminación. Agar soportaba estos 4 motivos de humillación: ser mujer, pobre, extranjera y esclava. Se sabe que, en esa época, una mujer podía convertirse en esclava por 3 razones:
-          Podía ser vendida por el padre o el marido en pago de deudas contraídas (Éxodo 21,7; Nehemías 5, 2-5; Deuteronomio 15,12).
-          Como consecuencia de la distribución de los despojos de guerra (Jueces 5,28-30).
-          En caso de extrema pobreza, la mujer podía entregarse como esclava para garantizar su supervivencia.
Posiblemente este fue el motivo que llevó a Agar a su condición de esclava. Sara, la mujer legal de Abraham: en esta situación, para tener descendencia, la relación sexual de Abraham con Agar era legítima. Pera la finalidad era dar una descendencia no a la esclava, sino a la mujer legal. Es dentro de este contexto de marginación y opresión que se desarrolla la historia de Agar.

2.     La historia de Agar
        Esta historia bíblica, muchas veces relegada de nuestras meditaciones y reflexiones, era muy significativa para el Pueblo de Dios. Se escribió las 2 tradiciones que la conservaban: la memoria ‘yavista’ (Génesis 16,1-16) y la memoria ‘eloista’ (21,8-21).

3.     La memoria
-      En la tradición yahvista, el conflicto central aparece cuando Agar, embarazada, se volvió ‘rebelde’ contra Sara que era estéril. Los malos tratos de Sara la obligaron a huir al desierto. Es ahí sonde Agar es sorprendida por la manifestación de un Dios solidario con su dolor. La respuesta de Agar es un maravilloso testimonio de fe: ‘Tú eres ‘el Dios que ve, el Dios clarividente’, porque he visto a aquel que me ve’ (16,13). Esta es una hermosa proclamación de fe en un Dios cercano que escucha el clamor de todo maltratado. Yahvé es Dios que ve, se acerca y se solidariza con el sufrimiento de la mujer.
-      La tradición eloísta cuenta la misma historia, pero mostrando desde el comienzo que la esterilidad de Sara había sido superada por una intervención divina. En esta tradición, el conflicto fue trasladado hacia los hijos: Isaac, hijo de Sara,  e Ismael, hijo de Agar. La razón era que entraba en juego la herencia que el patriarca Abraham  y la matriarca Sara no querían compartir con Ismael y Agar (21,10). Solucionaron el problema, expulsando a Agar que llevó consigo apenas un pedazo de pan y un poco de agua: eran condenados a morirse de hambre. Cuando se les acabó el pan y el agua, clamaron, desesperados. De modo sorprendente, Dios, que no queda insensible al dolor humano, se manifestó a favor de Agar e Ismael. Y los ojos de Agar descubrieron una fuente de agua allí mismo en el desierto. Invitada por Dios a levantarse, Agar fue capaz de reanimar la vida de su hijo. Ya un futuro era posible.

4.     Yahvé es un Dios liberador de la mujer
        Las 2 tradiciones nos muestran a un Dios sensible y activo frente al dolor: ve la aflicción, escucha el clamor y abre un camino de vida y esperanza. El propio nombre de ‘Ismael’ significa ‘Dios escuchó’. Dios se preocupa no sólo de Abraham, ni de Sara, ni únicamente del Pueblo que escogió, sino también de esta mujer esclava y extranjera.
        En la dureza del desierto, Agar, la mujer pobre, esclava, extranjera, fugitiva y expulsada tuvo una experiencia única de Yahvé. El Dios solidario y defensor de los oprimidos le enseñó agua, símbolo de vida y esperanza fecundas. Conforme al conjunto de la Biblia, las manifestaciones de Dios eran reservadas a los grandes líderes y profetas de Israel. La historia de Agar quiso rescatar esta perspectiva de un Dios solidario de la mujer, de toda mujer sufrida. Dios toma partido de la mujer oprimida, asumiendo su causa y poniéndose a su lado para liberarla. Es un Dios de compasión y ternura que toma en serio su aflicción y acude a satisfacer su clamor.
        Esta perspectiva fue confirmada por el mismo Jesús de manera muy relevante. Por su práctica, Jesús manifestó de esta toma de posición inconfundible de Dios a favor de la mujer. La genealogía que mateo presenta de Jesús, reconoce la importancia de las mujeres en la historia de la salvación (Mateo 1,1-17). Ahí figuran:
-          Tamar, la mujer que luchó por sus derechos (Génesis 28 1-30);
-          Raab, la prostituta que salvó a los israelitas (Josué 2,1-21);
-          Rut, la extranjera que se hizo amiga del Pueblo de Dios, luchó por sus derechos y presentó su proyecto de reconstrucción del mismo Pueblo de Dios (Rut 1-4);
-          Bersabé, la mujer de Urías, víctima del deseo de David, que llegó a ser la madre de Salomón (2 Samuel 11,1-27);
-          María, por cuya intervención los Pobres de la tierra recibieron, en Jesús, la bendición definitiva de Dios en favor de la vida, y de la vida en abundancia.

Como conclusión, destaquemos 2 mensajes importantes que sacamos de estas reflexiones:
1.    En la historia de Agar e Ismael, descubrimos que Dios escucha el clamor de toda mujer oprimida y la ofrece caminos de vida y liberación.
2.    Mirando a Abraham y Sara, descubrimos que el proyecto de Dios no se interrumpe por las fallas y pecados de los seres humanos; más bien se vale de ellos para revelar su inmensa ternura a favor de todos y todas.


TEMA  3 : 
EN  EL  SACRIFICIO  DE  ISAAC  LA  FE  DE  ABRAHAM  Y  SARA  ES  GARANTÍA  DE  FUTURO

Mensaje: El sacrificio de Isaac quería demostrar al Pueblo de Dios esclavizado en Babilonia, que la fe de Abraham y Sara es la garantía de que el futuro está siempre abierto. Con la fe en Dios no se puede desesperar nunca.

Presentación: El tema que vamos a profundizar gira en torno a cómo defender y salvar la vida amenazada de muerte. Isaac se salvó de la muerte por la acción de Dios y la fe de Abraham. La descripción del sacrificio de Isaac es una antigua tradición del tiempo de los Patriarcas. Se la rememoró en tiempos del rey Manasés para defender la vida de los niños contra los desmanes de los Reyes (2 Reyes 21,5-7). Se registró en el libro del Génesis durante el cautiverio de Babilonia (587-539), para animar al Pueblo amenazado de muerte. La defensa e la vida es uno de los mayores desafíos que enfrentamos actualmente en nuestro continente latina americano.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Los muchos atropellos a la vida en nuestro alrededor.
1.       ¿De qué manera se irrespeta y destruye la vida en nuestro alrededor?
2.       ¿Cómo y gracias a quiénes nos estamos defendiendo para sobrevivir y continuar viviendo y creyendo?
Palabra de Dios. Canto. Génesis 22,1-19: El sacrificio de Isaac como prueba mayor de la fe de Abraham-
3.       ¿Cuáles son los distintos personajes de esta historia? ¿Qué hacen y qué dicen?
4.       ¿Cuál es el punto central de esta historia?
5.       A través de esta historia, ¿qué quería comunicar Dios a su Pueblo?
Hoy nosotros: Creer que con Dios ‘nada es imposible’.
6.       ¿Cómo calificamos la fe de Abraham? ¿Por qué razones?
7.       ¿Qué es lo que se nos quiere enseñar con esta actitud de Abraham?
8.       ¿Cómo vamos a demostrar nuestra esperanza frente a los mayores atropellos a la vida que estamos pasando?

Oraciones comunitarias. Salmo 146. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  3 :  LAS  HISTORIAS  DE  LOS  PATRIARCAS  Y  DE  LAS  MATRIARCAS

                La historia de los Patriarcas y la Matriarcas es la prehistoria del Pueblo de Dios. Su historia como Pueblo comenzó precisamente con el Éxodo, o sea, la salida de Egipto, la marcha por el desierto y la organización igualitaria de las 12 tribus en la época de los Jueces. Cada tribu tenía su propia historia y sus propios antepasados. En la época en que las tribus comienzan a hacer alianza entre sí para enfrentar el sistema de los Reyes, comenzó también un intercambio de costumbres y tradiciones.

  1. Historia de la redacción del Génesis
        En la medida que realizaba la unificación de las tribus, también se estaba realizando la unificación de las tradiciones entorno a los antepasados. El objetivo no era ofrecer un relato fotográfico de los acontecimientos, sino decir al Pueblo quién era, de dónde venía y a dónde tenía que ir. En otras palabras, en la historia de los Patriarcas y las Matriarcas, se buscaba transmitir a la generación presente y a las posteriores su conciencia de Pueblo, unido en el mismo ideal, en la misma organización igualitaria y fraterna, y en la adhesión al mismo Dios; Yahvé, el Dios liberador. Esta tentativa de unir las tradiciones de los Patriarcas y las Matriarcas llegó a una primera síntesis en tiempos de David y Salomón, unos 1000 años antes de Jesús. Sin embargo la redacción final ocurrió mucho más tarde, en la época del cautiverio (unos 500 años antes de Jesús), o tal vez después.

  1. El contenido del libro del Génesis
En su redacción final, el libro del Génesis se parece a una pared nueva, pero hecha con ladrillos viejos.
-      Mirando de lejos, no distinguimos los diferentes ladrillos; sólo aparece el diseño que el artista realizó allí: por ejemplo, Abraham y Sara como modelos para el Pueblo que estaba oprimido y desanimado, pero que era llamado por Dios para emprender nuevamente el camino de Abraham y rehacer la historia con esperanza.
-      Mirando de cerca, percibimos ladrillos diferentes, de todo tipo, tamaño y color, fabricados con los más diversos materiales. Tomemos, por ejemplo, el sacrificio de Isaac (22,1-10): si lo miramos como parte del gran diseño de la pared, tiene por objetivo de mostrar hasta dónde debe ir la fe del Pueblo en las promesas de Dios: hasta el límite de creer que la vida pueda nacer de la misma muerte. Pero, si lo miramos como un ladrillo aislado, este episodio representa una historia antigua en defensa de los niños que eran sacrificados, conforme a la costumbre de los Cananeos.
-      Finalmente, mirando con más atención, descubrimos que la pared donde está el diseño de Abraham y Sara, es la pared de la casa donde nosotros estamos viviendo. Eso quiere decir que Abraham y Sara no son solamente 2 personas que vivieron en el pasado, sino que somos todos nosotros y nosotras. Los que vivimos hoy, somos los llamados a recuperar la bendición de la vida y de la justicia (Isaías 51,1-2). Tenemos que tener la misma fe que Abraham y Sara: en este acontecimiento quien muere, no es Isaac, sino Abraham, cuyo sacrificio le alcanza la bendición de la vida. Cómo él tenemos que estar dispuesto a sacrificarlo todo, hasta lo más portador de futuro, para entrar en las bendiciones de Dios: una vida más plena para nosotros y los demás.

  1. Madurar en la fe
        A veces, se dice: ‘En aquel tiempo era más fácil creer en Dios, porque Dios estaba más cerca y conversaba con las personas. Hoy, ya no se manifiesta’. Esta dificultad no es cierta. Dios no está más cerca ni más lejos de nosotros que lo estaba de Abraham y Sara. Incluso, escuchamos o decimos: ‘Dios me quiere. Dios me llamó. Dios espera esto de mí…’. Al hablar así, no se quiere decir que Dios se nos ha cruzado en la calle y se puso a conversar con nosotros. Pero, aquel que vive en la fe, mira la vida y los acontecimientos de otra manera: llegamos a descubrir la presencia y la voz de Dios en lo que está pasando. Tener fe no es sólo creer en Dios, sino reconocerlo en nuestros hermanos y en los hechos de cada día. Así creyeron Abraham y Sara; así creía el Pueblo de Dios cuando vivía y miraba los hechos del pasado, para encontrar el sentido de los hechos de su presente. Y lograron transmitirnos esta experiencia de una manera tan sencilla y profunda como son las historias de los Patriarcas y la Matriarcas.
        También, a veces, nos preguntamos: ‘Pero, entonces, ¿cómo fue realmente la vida de Abraham y Sara?’. Los especialistas de la Biblia han logrado descubrir cómo era la realidad en esos tiempos. Abraham y Sara eran una de las muchas familias que emigraban, vivían andando por los desiertos. Subían los ríos de Caldea (o Babilonia) hacia Asiría, y de ahí hacia los ríos de Siria y Canaán (o Palestina), hasta el río Nilo de Egipto. Emigraban por falta de tierra y a causa del hambre (Génesis 1-10). Lo que buscaban era lo mismo que hoy millones de migrantes de nuestros países: un pedacito de tierra para vivir y fundar una familia, un lugar para lograr ser un pueblo, y así tener una vida mejor, en paz, con un poco de bienestar, bendita por Dios. Tierra, Pueblo y Bendición, igual que lo que prometió Dios a Abraham y Sara (12,1-3). Y esa promesa divina de hace 4000 años, hace que hoy el Pueblo sigue creyendo, caminando y luchando por esa misma esperanza que ha de realizarse porque viene de Dios: ‘Esperando contra toda esperanza, Abraham creyó’ escribía San Pablo a los cristianos de Roma’, (4.18). Es la misma experiencia ayer, anteayer y ahora.
        El autor de la carta a los Hebreos, haciendo una relectura de la historia de Abraham (11,9.19), dice que ‘Abraham es un símbolo’ (11,19). ‘Símbolo’ quiere decir: ligar, relacionar la historia antigua con nuestra realidad, actualizándolo y volviéndola tan transparente como un espejo, para que el lector pueda descubrir en ese personaje algo de sí mismo, y en esa historia algo de su propia existencia. Así es cómo debemos leer la Biblia: descubrir allí algo y mucho de nuestra propia vida, de nuestro propio caminar, de nuestra propia fe, en medio de las dificultades y los desafíos que nos pueden aparecer hasta insuperables. Jesús vive resucitando en medio de nuestras comunidades y de nuestros barrios; Dios sigue hablando, llamando y levantando a cuantos sordos y caídos, haciendo crecer su Reino desde los más pobres y capacitados. A nosotros de entrar en esa fe madura y ese camino esperanzador de Abraham y Sara.


TEMA  4 :  ABRAHAM  FUE  NUESTRO  PADRE  EN  LA  FE

Mensaje: El llamado de Dios a Abraham y la aceptación de éste marcan los comienzos de nuestra fe y de nuestra Iglesia.

Presentación: Abraham es el fundador del Pueblo de. Dios, y nosotros seguimos sus pasos. Con él, están sentados los comienzos de nuestra fe y de nuestra existencia como Pueblo e Iglesia. Al conocer mejor a Abraham, no sólo volvemos a nuestras, raíces, sino comprendemos mejor nuestra fe y fortalecemos nuestro compromiso comunitario de servicio a Dios y los demás.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Nuestras raíces ecuatorianas.
  1. ¿Quiénes fueron nuestras raíces como Pueblo ecuatoriano? ¿Por qué?
  2. ¿Qué grandes hombres, mujeres y santos ecuatorianos conocemos?
  3. ¿Por qué los recordamos siempre en nuestro país?
Palabra de Dios: La iniciativa de Dios con Abraham. Génesis 12,1-8.
  1. ¿Qué dijo Dios a Abraham? ¿Para qué?
  2. ¿Cómo demostró Abraham tener fe en Dios?
Hoy nosotros: Fortalecer nuestro camino de fe en un Dios amigo de los pobres.
  1. ¿Por qué Abraham es tan importante para nosotros?
  2. ¿Cuándo hizo Dios alianza con cada uno de nosotros?
  3. ¿Cómo demostramos estar en alianza con Dios?
  4. ¿Cómo vamos a fortalecer nuestra fe?

Oraciones comunitarias. Padrenuestro. Dios te salve. Bendición final.


COMENTARIO  4 :  CON  ABRAHAM  DIOS  COMENZÓ  UN  NUEVO  PACTO

Abraham es nuestro más antiguo antepasado: de él viene nuestra fe y nuestra realidad de Pueblo de Dios. Por eso, la fe y, la nuera vida de Abraham marcaron en su tiempo una ruptura total con las creencias y las religiones de su tiempo. Hoy todavía, la vivencia de la fe de Abraham es un reto para nosotros frente a los mismos ídolos, de siempre que nos quieren tener esclavizados.

  1. Rechazando los falsos dioses Abraham creyó en un Dios único
En el tiempo de Abraham las religiones eran numerosas y tenían un sin número de dioses o ídolos. Eran las representaciones, imaginarias que se hacían los hombres de aquel tiempo: por eso, estos dioses peleaban entre sí, llevaban una vida de lujo y placeres, se desinteresaban de los hombres.
Con Abraham, el cambio es total: Dios tomó la iniciativa de darse a conocer tal como él, es decir único y amigo de los pobres. Desde entonces, conocer a Dios será sobre todo escucharlo y no imaginarlo a nuestro gusto y conveniencia: escuchando lo que otros creyeron de él y lo que él nos revela ser compartiendo eso con otros hermanos.

  1. Rechazando ídolos inhumanos, Abraham creyó en un Dios amigo del hombre
En tiempo de Abraham y las distintas regiones presentaban una corte de dioses alejados de los hombres y, a veces, enemigos de ellos. Se acordaban de los hombres si ellos ofrecían sacrificios numerosos, y hasta sacrificios humanos.
El Dios que se presenta a Abraham lo hace como el amigo que se comunica con su amigo: le promete acompañarlo, protegerlo, le dará una tierra descendencia. Hace alianza con Abraham: un nuevo pacto se hace realidad con la Humanidad a través de Abraham. Dios se une a ella para compartir sus angustias y llevarla hacia una vida mejor.
Preguntémonos sí es esta nuestra visión de Dios: amigo nuestro, preocupado por nosotros no tanto por nuestros sacrificios y oraciones, sino porque es bueno y quiere nuestro bien.

  1. Rechazando sus seguridades materiales y familiares
Abraham se arriesgó a una nueva manera de vivir por escuchar a Dios.
Comprendió Abraham que no podía servir a Dios y seguir viviendo igual: su fe le exigía dejar muchas cesas y mucha gente. Por eso abandonó su ciudad y sus falsas seguridades, abandonó también sus parientes que no querían escuchar el llamado de Dios. La fe de Abraham lo llevó a encontrar un modo nuevo de vivir personal y comunitariamente. Aceptó lo desconocido y lo inseguro: elige nuevos modales de vida con otros valores. Con Abraham comenzó una nueva manera de vivir en sociedad.
Preguntémonos sí vivimos según la fe de Abraham, no solo en nuestro corazón, sino por nuestra manera de vivir y comportarnos. Aceptemos dejar nuestras seguridades materiales y familiares para escuchar a Dios Y emprender un camino con valores conformes a Él.


TEMA  5 :  LA  RECONCILIACIÓN  EN  EL  REENCUENTRO  DE  JOSÉ  CON  SUS  HERMANOS

Mensaje: La historia de José es un gran ejemplo de perdón y reconciliación, cuando los problemas y las divisiones provocan muchas divisiones y separaciones entre nosotros.

Presentación: El Patriarca José comenzó como joven pobre y pastor de ovejas. Vendido por sus hermanos, llegó a Egipto. Después de muchas peripecias y sufrimientos, logró mejorar su situación y tener grandes responsabilidades al lado del faraón. Obligados por el hambre, sus hermanos tuvieron que ir también a Egipto en busca de ayuda. Tuvieron que tratar con José, pero no reconocieron a  su hermano. En un primer momento, José quiso vengarse; pero decidió reconciliarse con ellos y ayudarles.
Esta historia es un ejemplo para nosotros. Hoy también, muchos jóvenes pobres tienen que emigrar. La mayoría lo pasan muy mal; algunos logran superarse y reconciliarse con su pasado doloroso.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: La situación de pobreza acarrea muchos males en las familias.
  1. ¿Por qué existen tantos conflictos y separaciones en las familias?
  2. ¿Qué pasa con la mayoría de los que logrado salir de la pobreza y ocupar altos cargos?
  3. Contemos algún caso en el que, después de una ruptura o un abandono, se haya llegado a la reconciliación.
Palabra de Dios. Canto. Génesis 45,1-28: La reconciliación de José con sus hermanos en dificultad.
  1. A partir de la lectura, ¿por qué actuaron así, en contra de él, los hermanos de José?
  2. En Egipto, ¿qué cargo llegó a desempeñar José?
  3. ¿Por  qué motivos llegó José a reconciliarse con sus hermanos?
Hoy nosotros: El perdón y la reconciliación salvan tanto al ofendido como al ofensor.
  1. ¿Qué consecuencias tienen las separaciones en las familias?
  2. ¿Qué consecuencias tienen las reconciliaciones en las familias, tanto para el uno como para los otros?
  3. ¿De qué maneras podemos ayudar en las reconciliaciones?

Oraciones comunitarias. Salmo 103. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  5 :  EL  PERDÓN  Y  LA  RECONCILIACIÓN

                Esta historia de José fue recordada y contada en la época de los Reyes. En las familias más acomodadas, los que pretendían a la sucesión del rey luchaban ferozmente entre sí. Por esta razón había muchas intrigas no sólo en la corte, sino en las mismas familias y en la vida del Pueblo. Cada uno buscaba aliados en contra de los demás. Por ejemplo, Absalón, hijo de David, que quiso ser rey, llegó a provocar una guerra civil (2 Samuel 13-20). El recuerdo del patriarca José era para ayudar a recapacitar y encontrar caminos de convivencia.

  1. Lo difícil y grandioso que es perdonar
a).   El hecho de perdonar no es una actitud de retroceso o cobardía frente a un ofensor o un enemigo más fuerte. El perdón no supone el pasar por alto las injusticias, las humillaciones, los crímenes. Tampoco es olvido ni mera amnistía. Se trata más bien de una acción creadora de nueva vida en las 2 partes. No nace de la derrota aceptada, sino de la voluntad de imitar a Dios que es Creador y Liberador. De lo contrario, no podrá recibir el perdón implorado y ofrecido por Jesús: la soberbia del fariseo hacer que se cierra el mismo al perdón de Dios (Lucas 18,9-14).
b).   El hecho de perdonar no es signo de debilidad, es más bien lo contrario. Solo el perdón es capaz de construir la justicia y la fraternidad: el odio y las ofensas sólo logran multiplicar la agresividad, violencia y la muerte. El perdón exige al opresor que deje de oprimir y destruir. El perdón destruye los muros de la división y de la injusticia. Sólo el perdón puede restablecer la fraternidad basada en la dignidad, la justicia y el derecho. Es la única camino posible y realista para la liberación de todos en un mundo de tanto odio, injusticias y pecado. Para Jesús, la conversión y el perdón incluyen también la reparación económica, como en el caso de Zaqueo (Lucas 19,8-10).
c).   Perdonar es difícil, tanto para el ofendido como para el ofensor. Se puede ‘vencer’ o derrotar al opresor por la fuerza, pero la victoria será completa sólo cuando se logre ‘convencer’ el opresor  que se convierta y entre en buenas, haciendo las paces. Vencer por la fuerza es, a veces, más fácil; conseguir un cambio en vida personal y en las relaciones es mucho más difícil. Es el camino de la liberación:
-          Sólo se puede perdonar si hay, de parte del ofendido, la voluntad de recrear la convivencia entre hermanos. El ofendido tiene que sobrepasar los malos tratos y buscar la comunión con aquel que lo ofendió. Sólo así se libera de la soledad y del dolor.
-          En cuanto al ofensor, sólo puede ser perdonado si reconoce que fue ofensor, y así recupera su dignidad perdida. De lo contrario, queda con el mal en su corazón: no está en paz ni puede ser constructor de armonía. Tiene que haber conversión, provocada con el perdón del ofendido. Entonces de lo injusto nace lo justo, de opresor se pasa a compañero, el enemigo se transforma en amigo.

  1. Jesús fue modelo de perdón y reconciliación
        No se trata únicamente de perdonar en su corazón o de palabras, sino de lograr la reconciliación y el compañerismo. Jesús, al igual que José traicionado y vendido por sus hermanos, fue entregado a sus enemigos que lo crucificaron. Ofreciendo el perdón, Jesús se mostró más grande y más digno que sus discípulos cobardes y que sus enemigos encerrados en sus odios y rencores.
-      Con sus discípulos: Jesús les advirtió de la hora difícil por la que iban a pasar, pero no resistieron. A Judas, Jesús le habló con cariño: ‘Amigo…’ (Mateo 16,50). A la violencia de Pedro, Jesús respondió por  la curación del sirviente del sumo sacerdote: ‘Quien usa la espada, perecerá por la espada (16,52). A la traición del mismo Pedro, Jesús responde por una mirada de ternura (Lucas 22,61). Y cuando se les apareció resucitado, su primera palabra era: ‘La paz esté con ustedes’.
-      Con los que lo crucificaron: Jesús en la cruz tuvo el valor de decir a sus torturadores: ‘Padre, perdónales…’ (Lucas 23, 34). Los Judíos y los romanos lo planearon todo, menos el perdón. Ofreciéndoles el perdón, Jesús se mostró más fuerte que ellos: los venció humanamente en el mismo momento que era derrotado físicamente por ellos. Así les abría la puerta de la reconciliación. Además, la fuerza de la represión, aun matando a Jesús, no logró matar en él ni en sus seguidores las simientes de la justicia y de la fraternidad que él hacía brotar en todo lugar. No se dejó contaminar por la violencia y el odio: ofendido, no ofendía; torturado, no insultaba, maltratado no oprimía. Más bien, todo esto fue esclareciendo todavía más su misión y los criterios del Reino. Su perdón era signo de liberación y reconciliación: permitía que una nueva vida sea posible para todos.

  1. Lograr ser personas listas para perdonar y reconciliar
El perdón es signo de resistencia al mal, es signo de triunfo del amor sobre el caos, es signo de victoria sobre la muerte, de fe en el otro y de esperanza para una nueva vida. Es la semilla del Reino que nada ni nadie puede destruir: signo de la resurrección en cada persona y en todos los Pueblos.
-      Esta semilla está viva en el corazón de toda persona: nunca muere; siempre está lista para crecer y fructificar. Dejemos esta semilla crecer y dar frutos de vida en abundancia.
-      Esta semilla del Reino está viva en el Pueblo sufrido de nuestro continente: en él están siempre presente el perdón y la reconciliación. Están en su resistencia tenaz, en su fe en un cambio de gobiernos, en su esperanza de caminos nuevos, en sus luchas colectivas no violentas, en la construcción de alternativas más humanas,
        La historia de José continúa de alimentar el sueño de Dios: su proyecto de armonía, de reconciliación y de convivencia fraterna es siempre posible. Más, es real donde ya se comienzan a vivir y restablecer. Es misión nuestra ser los nuevos testigos de este perdón y reconciliación, por la vida del mundo, por un Reino de justicia y de felicidad.



  PARTE :   E L   L I B R O   D E L   É X O D O

‘Entonces, Moisés dijo a Dios:
¿Quién soy yo para ir al Faraón y hacer salir de Egipto a los hijos de Israel? Dios le dijo: Yo estaré contigo’ (Éxodo 3,11-12).


INTRODUCCIÓN  AL  LIBRO  DEL  ÉXODO

                Las Comunidades nacidas en los sectores populares van descubriendo cada vez más la gran importancia del libro del Éxodo. Al introducirnos en él, encontramos el eje de toda la Biblia. Es como un cordón invisible que une a todos los libros. Su importancia radica en que es el nacimiento del Pueblo de Dios como tal, los inicios de su formación. Esto comenzó con la liberación de Egipto, luego se confirmó con la Alianza con Dios en el Sinaí y finalmente se concretó en la organización igualitaria durante el tiempo de los Jueces en la Tierra Prometida. Por estas razones, el Éxodo es el libro fundamental, o sea, de los fundamentos o cimientos del Pueblo de Dios. Es la clave para entenderlo todo.

1.       El éxodo es el acontecimiento que engendró al Pueblo de Dios
El Pueblo liberado por Dios con Moisés respondió, por una parte, con la Alianza en el desierto del Sinaí, y, por otra, asumiendo la Ley, es decir, cumpliendo de los 10 mandamientos. Esta Ley era la herramienta indispensable para la construcción de una sociedad justa, fraterna e igualitaria.

2.       El éxodo es un proceso que hizo nacer el Pueblo de Dios
        Cuando se habla del éxodo, no se lo puede limitar a la salida de Egipto, ni tampoco a la Alianza en el desierto. Es también la puesta en marcha de una organización igualitaria que impidiera el regreso a la esclavitud. El proceso del éxodo, en definitiva, es permanente: nunca se lo ha logrado total y definitivamente. Este Pueblo, al vivenciar este proceso a lo largo de toda su historia, escribió lo demás libros de la Biblia. El texto bíblico revive, en las diferentes etapas de la historia del Pueblo d Dios, esta experiencia única: ‘En nuestra angustia, clamamos al Señor y Él nos liberó de todas nuestras tribulaciones’ (Salmo 107).


A. HISTORIA DE LA FORMACIÓN DEL LIBRO DEL ÉXODO
                El libro del Éxodo que encontramos hoy en  nuestras Biblias, es el fruto de muchos siglos de caminar del Pueblo de Dios. Llevó más de 800 años para quedar listo tal como lo conocemos. El acontecimiento del éxodo fue el referente absoluto en la vida del pueblo de Dios. Este Pueblo, a lo largo de su historia, enfrentó muchas crisis y tribulaciones: corrió el riesgo de desaparecer, de perder su identidad y de olvidarse de la misión que Dios le había confiado.  Se salvó de estas crisis porque tuvo el valor de volver a leer y a interpretar su identidad a la luz del éxodo primero y así emprendía nuevos éxodos. De este modo, iba consiguiendo nuevas luces y las fuerzas necesarias para continuar su camino. El libro del Éxodo nació de estas sucesivas experiencias. En este proceso, podemos percibir unas 7 etapas.

1ª etapa: La salida de Egipto, por los años 1250 antes de Cristo
                El acontecimiento principal es, en Egipto, la salida y huida de los esclavos hebreos, bajo la conducción de Moisés, Miriam y Aarón. Esclavizados en Egipto, los Hebreos clamaron al Dios de Abraham. Dios se les reveló como Yahvé, es decir, el que se hace cercano al oprimido y lo libera. Y así fue: continuando la gesta comenzada con Abraham y Sara, liberó a los Hebreos que luego celebraron una Alianza con él en el desierto. El ejército perseguidor es destruido en medio del Mar Rojo y los Hebreos cantan su victoria como la victoria de Yahvé (Éxodo 14,1-31).

2ª etapa: La lucha por la posesión de la Tierra prometida, durante los años 1200 a 1000 antes de Cristo
                Después de un largo y difícil caminar por el desierto del Sinaí, los Hebreos llegaron a las puertas de la Tierra Prometida. Pero, todavía, quedaba mucho por hacer. Los campesinos de esa región, llamada Canaán, se estaban rebelando contra las ciudades y sus reyes. Los impuestos y tributos que se les cobraba, pesaban demasiado, lo que provocó una rebeldía generalizada.
                El grupo de fugitivos errantes, en nombre de su fe en Yahvé, se colocó al lado de esos campesinos. En su lucha conjunta, consiguieron la victoria sobre los reyes. Aprovechando esta nueva situación, los esclavos hebreos y los campesinos independientes se organizaron según el sistema tribal (Éxodo 18,13-27). Formaron una federación de tribus y clanes, en un proyecto nuevo de justicia, igualdad y fraternidad, desde la fe en Yahvé (Josué 24).

3ª etapa: La identidad como nación, entre los años 1000 y 930 antes de Cristo
                La invasión de los Filisteos (1 Samuel 4,1-2) y el enriquecimiento entre ellos de unos grandes propietarios (Josué 9,1-4) marcaron un cambio en la organización social. Así se abrió el paso al sistema monárquico, o sea, de los reyes. La figura del rey sonó el fin de la organización tribal (1 Samuel 8). Desapareció el proceso de organización igualitaria.
                Para ejercer su poder, el Rey necesitaba acabar con la autonomía de las tribus (1 Reyes 4,7-20). Surgieron entonces los Reinos de Israel y de Judá. En Jerusalén, la capital, la corte real se puso a escribir la historia de éxodo, insistiendo en mostrar a Yahvé como el Dios de todos los israelitas que venció a las divinidades de Egipto. Buscaban sustituir una lucha por la liberación en una lucha entre naciones. Esta presentación logró motivar y unir al Pueblo para vencer a los Filisteos.
                Con todo, la memoria de los campesinos oprimidos por los reyes quedó preservada en los 10 mandamientos y el Código de la Alianza (Éxodo 20-23). Esa memoria de la época tribal les servía de apoya para sus denuncias proféticas a lo largo de todo el tiempo de los Reyes. Sólo 3 retes escaparon de la condena profética: David, Ezequias y Josías, porque cumplieron lo que es bueno a los ojos de Yahvé.

4ª etapa: La esperanza durante el exilio, durante los años 597 al 538 antes de Cristo
                El Pueblo sufrió su peor crisis cuando fue deportado en Babilonia y esclavizado por el imperio babilónico. No quedó más tierra, porque quedó deshabitada, ni templo, porque fue destruido, ni ley, porque había que someterse a otra religión: se habían perdido los signos de su identidad. En la angustia del cautiverio, recordaron los acontecimientos del éxodo y revivieron a la esperanza y al consuelo (Isaías 40,55): así como Yahvé los sacó de Egipto, también los sacaría de Babilonia. ; regresarían a la Tierra prometida, lo reconstruirían todo y volverían a ser el Pueblo de Dios, luz para todas las naciones. La fe en Yahvé les permitía no desanimarse.
                Buscaron la manera de mantener su fe en medio de los paganos que los esclavizaban y los perseguían: se reunían para leer las Escrituras, o sea, su historia, para rezar los Salmos, y para cantar (Salmo 137). Los sacerdotes escribieron las tradiciones relativas al culto y sus instrumentos (Éxodo 15-31 y 35-40).

5ª etapa: La redacción final del Éxodo, por los años 400 antes de Cristo
                El libro del Éxodo es redactado definitivamente al final del siglo V antes de Cristo. Es la época de la dominación persa. Esdras, un escriba, procura reorganizar al Pueblo. Esta reforma refuerza al templo, al culto y al sacerdocio. Ala Pueblo le pide que observe la ley. Por esta razón, el Éxodo hace parte de un conjunto de 5 libros, llamado el Pentateuco, que comprende: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. A este conjunto, los Judíos lo llaman ‘La Ley’ o Tora.
                Así, con toda esta caminata, se formó poco a poco el libro del Éxodo tal como lo conocemos actualmente. Reúne en sí toda una sucesión de luchas, la liberación de Egipto, los 10 mandamientos y demás leyes, los poemas de victoria, las normas para el culto, etc. Con todo, aunque el libro esté completo, el proceso del éxodo continuó y aún no ha terminado.

6ª etapa: Con la Resurrección de Cristo, nació un Pueblo Nuevo
                Jesús realizó el último y definitivo éxodo, o sea, el paso de la muerte a la Vida. Las Comunidades Cristianas nacidas después de la Resurrección de Jesús pasaron a leer el éxodo a la luz de la fe en Jesús muerto y resucitado, tal el nuevo Cordero Pascual (Apocalipsis 15,3). Descubrieron que, por el bautismo, vivíamos, todos los cristianos, nuestro propio éxodo (Romanos 6,1-14). Jesús nos dio una nueva ley (Mateo 5-7) y un nuevo maná en la Eucaristía (Juan 6,48-51). La Pascua de Jesucristo selló la nueva y definitiva Alianza con Dios (Mateo 26,28) y abrió el paso al Nuevo Pueblo de Dios (Éxodo 19,5-6; 1 Pedro 2,9-10).

7ª etapa: La lucha del Pueblo de Dios en América Latina por su liberación
                Nosotros y nosotras, con Pueblo de Dios, vivimos actualmente el mismo proceso de éxodo. Nuestras Comunidades, distribuidas por todo el continente, percibimos que el éxodo, el primero de Moisés y el definitivo de Jesús, se repite en nuestro caminar y nos dan estímulo y fuerza en la marcha. Buscamos ser el Nuevo Pueblo de Dios, libre, creyente y organizado en fraternal que construye un mundo más justo y humano. La sangre de nuestros mártires se une a la del Cordero para adelantar el triunfo definitivo del amor sobre el odio, de la verdad sobre la mentira, de la vida s obre la muerte. Liberados y hermanados, contaremos el mismo cántico de Moisés, siervo de Dios (Éxodo 14 y Apocalipsis 15,2). Esta etapa aún no termina: todos estamos llamados a transitarla.


B.  CLAVES  PARA  LA  LECTURA
                El libro del Éxodo es muy importante para nosotros. Nos cuenta las dificultades que impedían a los esclavos hebreos salir de la opresión e injusticia, y luego la liberación que logran realizar Un puntos más relevantes nos ayudan a entender mejor el mensaje de este libro y su iluminación para nuestras dificultades y nuestra liberación.

  1. El nombre de Dios
        Gracias al Éxodo sabemos quién es Dios y cómo actúa con nosotros. Él es ‘Yahvé’, el Dios que ‘libera al oprimido’, o sea, aquel que oye el clamor del oprimido, Pueblo o individuo, y lo libera. Es sin duda el punto principal del libro (Éxodo 3).

  1. Los temas tratados en el libro
-      La opresión y su proyecto de muerte (1,1-2,22).
-      La liberación y su proyecto de vida (2,23-13-16).
-      Las dificultades del camino y la construcción de una organización igualitaria (13,17-18-27).
-      La Alianza con Dios, como base de la nueva sociedad (19,1-24,18).
-      La ruptura y la renovación de la Alianza (32,1-34,35).
-      El santuario, el tabernáculo y el culto (25,31-35.40).

  1. El clamor de los pobres tiene solución
        El Pueblo esclavizado en Egipto clamó a Dios y llegó a sus oídos. Dios escuchó ese clamor y envió a Moisés para liberar al Pueblo y emprender un camino de libertad, fe e igualdad. Es un ejemplo y una esperanza para todos los oprimidos.

  1. La vocación y la misión
        Moisés recibió un llamado personal de Dios, pero para el servicio del Pueblo esclavizado. También, Dios nos llama personalmente para continuar su proyecto de vida y de fraternidad: así logramos testimoniar quién es ese Dios - Yahvé: aquel que escucha y se hace defensor y liberador de todos los oprimidos.

  1. La Alianza
        A su Pueblo liberado, Dios le propuso una alianza de vida nueva. El Pueblo respondió positivamente, viviendo y organizándose conforme a los 10 mandamientos. A pesar de haber sido rota muchas veces, Dios siguió fiel y reconciliándose con su Pueblo arrepentido, hasta la nueva y eterna Alianza en Jesucristo. En esas rupturas, se revela el rostro de la debilidad humana y del pecado que Jesús vino a resanar.

  1. La organización igualitaria
        La fe en Yahvé y la organización del Pueblo son las 2 caras de una misma moneda. El Pueblo liberado se organizó de una manera igualitaria, o sea, justa y fraterna. La ruptura de esta organización igualitaria significaba la ruptura de la Alianza, el abandono del proyecto de Moisés, la traición con Dios. Los profetas, al denunciar las infidelidades del Pueblo, son los centinelas de la Alianza, los defensores del nombre de Dios, los portavoces de misión de ese Pueblo: revelar a un Dios liberador de los oprimidos. Jesús hizo suyo este proyecto: fue la encarnación de Yahvé, el Dios liberador (Juan 14,8-10). Recordó también que no se podía separar el amor al prójimo del amor a Dios (Mateo 22,34-40), sino que en el amor al prójimo está el amor a Dios: ‘Este mi mandamiento - Yo les ordeno esto -: que se amen los unos a los otros como yo los he amado’ (Juan 15,13 y 17).

  1. El éxodo como proceso permanente
        El Éxodo no puede ser limitado a un hecho del pasado. Es el proyecto de Dios para toda la humanidad. Es un proceso permanente del pueblo de Dios, elegido para enseñar a través de su vida, este sueño de Dios, en una realización progresiva. La resurrección de Jesús nos asegura el éxito de este proceso. El Reino es su presencia anticipada hasta que llegue a su plenitud: ‘¡Ánimo! He vencido al mundo’ (Juan 16,33).


TEMA  6 :  LOS  DESCENDIENTES  DE  ABRAHAM  PASARON  A  SER  ESCLAVOS  EN  EGIPTO

Mensaje: La primera experiencia del Pueblo de Dios es la esclavitud: desde- allí arranca el próximo proyecto de Dios.

Presentación: Con Abraham; Dios llamó a una persona para dar cuenta a su proyecto del Reino. Con Moisés, se dio un paso más: Dios eligió un Pueblo para llevar adelante su proyecto, a pesar de que éste se encuentre en la esclavitud. Para Dios ninguna situación es desesperada.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Somos un pueblo marginado.
1.       ¿Cuándo hemos empezado a darnos cuenta de la realidad de nuestro país?
2.       En nuestro país, ¿quiénes son los más marginados?
3.       ¿Por qué razones se da esta situación?
Palabra de Dios: El Pueblo de Dios esclavo en Egipto. Éxodo 1,1-22.
4.       ¿Por qué razones se da esta situación?
5.       ¿Cuál era la situación del Pueblo hebreo en Egipto?
6.       ¿Por qué razones se lo mantenía en tal situación?
Hoy nosotros: Combatir las estructuras de muerte
7.       ¿Tiene algo parecido la situación de los hebreos en Egipto con la que vivimos?
8.       ¿Por qué nos parece importante conocer la realidad de nuestro país?
9.       ¿En dónde notamos signos de esperanza en el país?
10.    ¿Qué vamos a hacer para que otros conozcan mejor la situación de nuestro país?

Oraciones comunitarias. Canto: Mirad al suelo. Padrenuestro. Dios te salve. Bendición final.


COMENTARIO  6 :  DIOS  EMPEZÓ  SU  PROYECTO  CON  UNA  MASA  DE  ESCLAVOS

Hoy comenzamos un nuevo libro de la Biblia: el ‘Éxodo’. La palabra ‘éxodo’ quiere decir ‘salida’. Este libro nos cuento cómo los hebreos (o descendientes de Abraham) salieron de Egipto en donde los tenían esclavizadas, para alcanzar la Tierra Prometida por Dios.

  1. La experiencia de la esclavitud sufrida: por el pueblo hebreo
El capítulo 1 que vemos ahora nos permite descubrir las razones que provocaron esta salida del país de Egipto: los hebreos estaban esclavos en un país extranjero.
En el Imperio de Egipto, los hebreos eran un grupo a parte: eran los hombres, del desierto (así quiere decir: la palabra, hebreo), con sus costumbres y la fe de su antepasado Abraham. Habían llegado a Egipto, causa de una fuerte sequía en Canaán (o Palestina) y habían prosperado con bastantes privilegios…. hasta que la situación se volvió dé las peores: habían caigo en desgracia y en esclavitud.

  1. Para Dios ninguna situación es desesperada
Cuando analizamos nuestra actual situación, encontramos muchos parecidos con que padecían los hebreos en Egipto, como lo dice Luis MACAS, dirigente de la Comunidad de los Saraguros a propósito de las celebraciones del día 12 de octubre: Para nosotros, este trágico día significa el primer día de la esclavitud, el inicio del colonialismo y el racismo. Es decir que hoy se festeja, se festeja y se baila sobre miles de cadáveres indios que ofrendaron su vida en defensa de nuestras tierras usurpadas hasta el día de hoy.
Esta actual situación de esclavitud que padece la inmensa mayoría de América Latina es un feroz atropello al plan de Dios y a la imagen misma de Dios: si Dios es liberador y quiere un Reino de fraternidad, nuestra situación está en contradicción con Dios.
Es un reto para los que nos decimos cristianos romper las cadenas que nos atan, nacional e internacionalmente, empezando por las que nacen de nuestro corazón. Pero, nos será posible lograr este cambio, sólo si estamos unidos en una doble fidelidad:
- Fidelidad a la realidad, conociéndola en toda su organización, y sabiendo nuestras colaboraciones y complicidades con ella,
- Fidelidad al plan y a las actuaciones de Dios ayer en la Biblia y hoy en la Iglesia
Que nuestra fe, nuestra entrega a los demás, nuestra unión entre cristianos y todos los que luchan por un mundo mejor aumenten y facilite nuestro continuo conocimiento de la realidad para transformarla a la luz de Cristo. Es el gran desafío de la Evangelización en nuestro país y Continente. Dios es fiel: adelantemos el éxito de su Reino.


TEMA  7 :  DIOS  LLAMÓ  A MOISÉS  PARA  SER  LIBERADOR

Mensaje: En nuestra dura realidad, escuchamos el llamado de Dios a continuar su proyecto del reino.

Presentación: Dios llevó adelante paso a paso la liberación de su Pueblo esclavo en Egipto Empezó por llamar a Moisés: Pero al mismo tiempo le reveló quién es Él. Veamos cómo entre todos, a partir de la vida.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: un luchar permanente.
1.       ¿Cómo enfrentamos la difícil situación en la que nos encontramos?
2.       ¿Por qué razones actuamos así?
3.       ¿Conocemos a personas y grupos que luchan en beneficio de los demás?
Palabra de Dios: El proyecto liberador de Dios. Éxodo 3,1-22.
4.       ¿Por qué Dios envió a Moisés?
5.       ¿Qué misión le confió Dios a Moisés?
6.       ¿Qué más reveló Dios a Moisés? ¿Por qué?
Hoy nosotros: Continuar la misión liberadora de Moisés
7.       En nuestra dura realidad, ¿qué misión nos confía Dios?
8.       ¿Cómo demuestra Dios que sigue liberándonos?
9.       ¿Con quienes vamos a responder al llamado de Dios?

Oraciones comunitarias. Padrenuestro. Dios te salve. Bendición final.


COMENTARIO  7 :  DIOS  SIGUE  LLAMÁNDONOS  PARA  LA  LIBERACIÓN

Sabemos cómo era la situación de esclavitud en Egipto: trabajos forzados, represión, falta de libertad, asesinatos de los recién nacidos... Nos preguntamos: ‘Y Dios: ¿qué hace? ¿Qué dice? ¿Dónde está?’ El tema de hoy nos da grandes lecciones sobre la actitud de Dios.

  1. Dios sabe de los sufrimientos de sus hijos
En la lectura bíblica, lo primero que podemos notar es la iniciativa de Dios. Moisés ha huido de Egipto y de su esclavitud. Es Dios quién le hace acuerdo de sus hermanos y de sus inmerecidos sufrimientos, para que vuelva a solidarizarse con ellos. Dios tiene la iniciativa. Lo primero que dice es: ‘He visto... He escuchado... Conozco...’ Y a Moisés le habla de humillación, mayordomos, sufrimientos... la situación concreta de su pueblo.
Dios no está ausente de su creación, no está perdido en el cielo, no se esconde tras las nubes. Ni ayer, ni hoy. Sabe de nuestros sufrimientos de nuestros gritos, de nuestra situación, de nuestros mayordomos, de la humillación de nuestro pueblo. Además hoy como ayer, quiere intervenir y seguir interviniendo para liberarnos.

  1. Dios busca colaboradores para la liberación de su Pueblo
Si Dios comunica sus inquietudes, a Moisés, es para preparar su intervención y su llamado. Dios no puede ver y no hacer nada. Pero no quiere hacer las cosas sólo o en vez nuestra Busca a los que van a ser con su fuerza, los obreros de la liberación. Para nosotros, es muy importante conocer la realidad nuestra, porque en ella está presente y activo los, sea para fortalecerla cuando: contribuye a una mejor vida o sea para arrancar de ella lo que nos causa sufrimientos y muerte. Dios nos habla y nos llama en la realidad que vivimos y sufrimos. Pero, no vemos la humillación de nuestro Pueblo, no conocemos nuestros mayordomos, no escuchamos los gritos de sufrimiento de nuestros hermanos... Y hoy como ayer, Dios busca libertadores.

  1. Entonces, aceptando el llamado de Dios, podemos conocerlo mejor
Al adoptar la misión de Dios Moisés entra con él en una mayor relación, comunión y amistad. Como signo de esta alianza, Dios le da a conocer su nombre: me llamo ‘yo soy’, nombre que retomará Jesús. Dios es aquel que experimentamos en el diario vivir: en el silencio de la oración y en el fervor de la lucha, en el templo y en la calle, en la creación y la amistad, en la sonrisa del niño y en la obra del artista... En todo y en todos y más allá de lo que sentimos, ‘Dios es’.
S. Juan dice: Sólo aquel que ama conoce a Dios. Ahora entendemos mejor: quien ama, no soporta el mal, la injusticia, los sufrimientos de los demás, la humillación, los gritos. El amor es la voz de Dios en cada uno de nosotros que nos envía para liberarnos, cada uno y todos juntos, a fin de ser hermanos y construir su Reino.


TEMA  8 :  LA  REACCIÓN  VIOLENTA  DEL  FARAÓN

Mensaje: Frente al imperio del mal, nuestros derechos son el fruto de una dura conquista y organización permanente de una nueva vida.

Presentación: La liberación de Egipto no fue nada fácil. La mayor oposición que encontró Moisés, fue la de Faraón: su imperio se basaba en la violencia. Hoy todavía siguen vigentes otros imperios de violencia y muerte. Veamos cómo Dios' inspira a Moisés.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Ponles en lucha.
1.       ¿Conocemos Pueblos, que están luchando para liberarse?
2.       ¿Por qué han emprendido esta lucha de liberación?
3.       ¿Por qué su lucha es violenta armada
Palabra de Dios: la violencia del Faraón. Éxodo cap. 5 y 6,1.
4.       ¿Qué pidió Moisés al Faraón?
5.       ¿Cómo contestó y reaccionó Faraón?
6.       ¿Qué dijo Dios a Moisés? ¿Por qué?
Hoy nosotros
7.       ¿Alguna lucha estamos llevando por nuestros derechos?
8.       ¿Por qué es necesario luchar, por conseguir algo justo?
9.       ¿Por qué existe tanta violencia?
10.    ¿Cómo vamos a organizarnos mejor para llegar a superar la violencia?

Oraciones comunitarias. Canto: Defensor de la verdad. Padrenuestro. Dios te salve. Bendición final.


COMENTARIO  8 :  LA  PRIMERA  VIOLENCIA  ES  LA  DE  LOS  OPRESORES

Desterrar la violencia: tal es la frase que escuchamos muchas veces. Y nosotros mismos como cristianos, intentamos hacer realidad una convivencia humana sin violencia. Regularmente el Papa nos invita a implantar, una Civilización del Amor. La lectura del libro del Éxodo, nos estimula en este camino.

  1. El monstruo de las violencias actuales
Para desterrar la violencia tenemos que conocer bien sus distintas manifestaciones, sus causas y raíces, y también sus complicidades en nosotros mismos.
-Hay violencias individuales: son no sólo los golpes, las peleas, los asaltos, los crímenes, sino también las miradas y palabras hirientes, humillantes, mentirosas, destructoras, como igualmente el odio, el rencor, los resentimientos de nuestro corazón. Todo esto forma el pecado personal: ahí se encuentra la raíz de toda violencia, en el corazón.
-Hay violencias colectivas: tal como los enfrentamientos callejeros, los saqueos, las guerras… Parece que estos brotes de violencia van creciendo cada día más: grupos ciudades, pueblos enteros se levantan y protestan para que se les atienda en sus justos reclamos y derechos. Todo esto forma una violencia particular: surge a partir de una situación inhumana, es la respuesta a una violencia superior bajo la cual estamos sometidos y mentalizados.
-La violencia estructural: vamos entendiendo, como lo dicen nuestros obispos, que la situación de inhumana pobreza, miseria, marginación, desempleo, corrupción… no es una etapa casual, sino el fruto de unas estructuras sociales; económicas y políticas perversas. El sistema capitalista que rige en nuestro país es basado en la explotación del trabajador la marginación de los pobres, el derroche de los privilegiados. : La actual organización social es una situación de violencia permanente que irá aumentando mientras no se la erradique. Está violencia se llama, estructural o institucional porque está fomentada y organizada por las mismas instituciones y estructural. Desde Medellín (1968), nuestros obispos han calificado está situación de pecado social.

  1. Al ejemplo de Jesús: erradicar toda forma de violencia
La violencia existe, y a veces nos dejamos, llevar por ella, la aprobamos o la callamos, haciéndonos así cómplices de ella. La violencia no es ni humana, ni cristiana. Hoy es el gran reto de la Humanidad y especialmente de nosotros los cristianos: saber unirnos para desterrar toda violencia, y organizarnos para poner en marcha y fortalecer nuevas formas de convivencia, empezando por la casa. Jesús es la gran figura que nos guía para alcanzar en el amor y la fe, una vida fraternal. Necesitamos emprender un nuevo éxodo, hundiendo las esclavitudes que nos aplastan, realizar una nueva pascua. Es imprescindible una segunda Independencia que abarque a todos, desde nuestro corazón.


TEMA  9 :  LA  LIBERACIÓN  DE  EGIPTO  CON  MOISÉS

Mensaje: En todo su proceso de liberación, Dios acompaña a su Pueblo de muchas maneras.

Presentación: Toda América latina vive un proceso revolucionario, con expectativas y tensiones. Este proceso debe ser acompañado por la Iglesia. Qué el tema de hoy ilumine nuestro actuar.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: El proceso revolucionario.
1.       ¿Fue una liberación para América Latina la Independencia del siglo pasado?
2.       ¿Qué nuevos pasos de liberación hemos dado los Pueblos de América Latina?
3.       ¿Cuál fue el papel de los cristianos en estas luchas liberadoras?
Palabra de Dios: La liberación de los Hebreos. Éxodo 14 (letras grandes)
4.       ¿Por qué se arrepintieron los Egipcios de la salida de los Hebreos?
5.       ¿Qué dificultades encontró Moisés? ¿Por qué?
6.       ¿Cómo se hizo presente Dios en esta liberación?
Hoy nosotros
7.       ¿Cómo Pueblos: de que nos falta liberarnos más?
8.       ¿Cuáles son las mayores dificultades que encontramos?
9.       ¿Cómo se hace presente Dios en estos esfuerzos de liberación?
10.    ¿En este proceso de liberación, qué nos exige Dios a nosotros los cristianos?

Oraciones comunitarias. Canto: Llegará la libertad. Padrenuestro. Dios te salve. Bendición final.


COMENTARIO 9 :  TENEMOS  DERECHOS  INALIENABLES

Cada vez más, los pobres hacemos escuchar nuestra voz y nos organizamos para que se respete nuestros derechos. Somos un continente oprimido y creyente que pasamos que pasamos a ser gestores y artesanos de nuestro propio futuro según nuestra identidad propia. La Teología de la Liberación y la Revolución Nicaragüense son ejemplos patentes de una nueva realidad latino-americana. Para que avancemos mejor en este camino de dignidad y solidaridad, conozcamos mejor nuestros derechos y cómo nos ilumina la Palabra de Dios.

  1. Como personas y como pueblos, tenemos derechos inalienables
Por el mero hecho de existir entramos en una dependencia continua de los unos con los otros. Nuestro vivir personal y nuestro convivir están regidas por normas que exponen nuestros, derechos y nuestras obligaciones: somos responsables de los unos con los otros; nadie puede vivir sin los demás.
-          Como personas, tenemos derechos individuales que fundan nuestra dignidad. Eso quiere decir que en nuestro favor 'deben existir un reconocimiento de nuestra persona y unas facilidades para poder desarrollar nuestras capacidades físicas intelectuales, artísticas espirituales,.... Son el trabajo, la atención médica, la comida, la casa, la educación, el descanso, la libertad de expresión y de religión…
-          Cómo colectividad, tenemos derechos colectivos por el hecho de formar parte de una familia, una ciudad, un país, una raza… Necesitamos de medios legales y de instituciones para poder expresarnos, participar, disentir, celebrar… es decir todo lo que facilita una armonía de relaciones humanas y la edificación de un bienestar común.
Además, podemos hablar también de los derechos de cada Pueblo a organizarse según su elección: es la autodeterminación y la independencia indiscutible de cada nación. Cada Pueblo es soberano en su tierra.
También descubrimos que tenemos que proteger y cuidar nuestras relaciones con la naturaleza y nuestra responsabilidad a este nivel con las futuras generaciones. La ‘ecología’ nos ayuda a ordenar la satisfacción de nuestras necesidades de acuerdo a la conservación del medio ambiente. La explotación de los recursos humanos no puede hacerse sin pensar a lo que tendrán nuestros hijos y nietos.

  1. El Reino de Dios avanza con la satisfacción de los derechos de los pobres
En el Antiguo Testamento, Dios aparece no sólo como el Dios de la Vida (dimensión individual) y como el Dios de la Alianza (dimensión comunitaria), sino sobre todo como el Dios de los Pobres: se presenta siempre como el defensor de los débiles y oprimidos. A través de los profetas y de les sabios se va profundizando un vivir según Dios. Es decir, identificarse con los pobres y defender la causa de ellos. Jesús confirma y amplía esta perspectiva: el Reino es de los pobres.
Por eso el Papa Juan Pablo 2° afirmó en Centro América. La Iglesia está vivamente comprometida en la defensa y la promoción de los Derechos Humanos. Así verificamos la vitalidad de nuestra fe.


TEMA  10 :  EL  PUEBLO  CELEBRÓ  SU  ALIANZA  CON  DIOS

Mensaje: la celebración de nuestros logros fortalece nuestra fe y futuros compromisos.

Presentación: La celebración de la fiesta de la Pascua por parte de los Hebreos es la ocasión de alegrarse juntos por el camino recorrido: liberación, dificultades superadas, la ley y la Alianza. Así se unen, agradeciendo a Dios, y se preparan para enfrentar nuevos retos.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: unas alianzas.
1.       ¿Cuáles son las distintas alianzas que realizamos entre nosotros?
2.       ¿Por qué motivos realizamos estas alianzas?
3.       ¿Con qué signos dejamos constancia de estas alianzas?
La palabra de Dios: La celebración de la alianza. Éxodo 24,3-12.
4.       ¿En ésta alianza: cuales fueron el compromiso: de Dios y él del Pueblo?
5.       ¿Mediante qué signos dejan constancia de la alianza tanto Dios como el Pueblo?
6.       ¿Qué parecido tiene la alianza de Moisés con la de Jesús?
Hoy nosotros
7.       ¿Qué alianzas celebramos con Dios, personal y comunitario?
8.       ¿Qué fin tienen estas alianzas?
9.       ¿Cómo dejamos constancia de estas alianzas?
10.    ¿Cómo vamos a celebrar mejor nuestra vida con Dios?

Oraciones comunitarias. Padrenuestro. Dios te salve. Bendición final.


COMENTARIO  10 :  LAS  CELEBRACIONES  SON  ACTOS  INDISPENSABLES

La celebración de la Alianza marcó para los Hebreos el final de una etapa y el comienzo de un nuevo camino. Tenían que celebrar el éxito de la liberación y de la alianza para emprender con mayor fuerza su vida de Pueble independiente y organizado. El cómo fue esta celebración y su contenido nos van a ayudar a comprender el sentido y la importancia de nuestras propias celebraciones.

  1. Una fiesta popular con dimensión religiosa.
-La celebración de la Alianza fue una fiesta popular. Todo un Pueblo participé en ella porque juntos habían vivido y sufrido las mismas experiencias: esclavitud en Egipto, salida por el mar Rojo, caminata por el desierto, alianza del Sinaí...
-Fue también una fiesta religiosa porque en los distintos pasos dados, habían descubierto la presencia de Dios. Este era no sólo el Dios de Abraham y Jacob, sino también ahora el Dios de Moisés, es decir el Dios liberador. El futuro tenía que ser enfrentado igualmente con él. Por eso sellaron su alianza entre promesas, alegría y sangre de animales inmolados en sacrificios.

  1. Una celebración que abarca el pasado, el presente y el futuro del Pueblo.
-Mirando el pasado, recordaron Egipto y su esclavitud, para desterrarlos definitivamente. Recordaron también la liberación como acontecimiento inolvidable que les permitió integrarse como Pueblo y experimentar a Dios como liberador. Recordaron con una fiesta para no olvidarse: eran un Pueblo, y un Pueblo ligado con Dios.
-Mirando el presente, veían la situación alcanzada: la libertad lejos del faraón, la convivencia para superar el hambre y la sed, su organización (Ley) como Pueblo y el culto que rendían a Dios. Era un presente cargado de mucha vida, sufrimientos y lograrse Todo esto necesitaba una gran celebración para integrarse más y afianzarlo definitivamente.
-Celebración de cara al futuro: todavía les faltaba una tierra propia para asentarse como nación. Pero tenían la certeza de la promesa de Dios a Abraham: Te dará esta tierra, y la voluntad de conquistarla. La celebración de su compromiso fortalecía su fe y su compromiso: alcanzar ser una nación libre, fraternal y creyente.
Hoy nosotros tenemos todavía muchas fiestas y celebraciones. Pero hay el peligro que desaparezcan o sirvan otros intereses. Por otra parte, caemos a veces en nuestras fiestas en el individualismo, el consumismo, el formalismo, es decir, nuestras fiestas se vuelven sin contenido, ni sentido, ni esperanza. Dejan de ser celebraciones festivas y comunas.
Que el apreciar la celebración de los Hebreos nos ayude a descubrir que formamos un Pueblo y que nuestras fiestas tienen que celebrar nuestra vida y nuestras vivencias comunes con mucha alegría y fe. Así el caminar con Dios y nuestros hermanos será más fácil. Serán también una anticipación del Reino, ya que Dios, bailará con su Pueblo (Sofonías 3,18).


TEMA  11 :  EN  LA  PASCUA,  EL  PUEBLO  CELEBRÓ  SU  LIBERACIÓN

Mensaje: La celebración de la Pascua fue el sello de la Alianza con Dios y del compromiso de vivir en la igualdad: era memoria del pasado, confirmación del presente y compromiso para el mañana.

Presentación: En nuestras Comunidades, las celebraciones son siempre momentos muy importantes, no solamente por su variedad y creatividad, sino porque confirman y fortalecen la presencia viva de Dios liberados en medio de ellas. Entre ellas, la Eucaristía ocupa un lugar privilegiado. Es el memorial, o sea, el pasado reactualizado, de la primera pascua y de la de Jesús, con todos los compromisos que traen consigo: continuar la misma gesta para la humanidad de ahora.
El texto de hoy nos muestra cómo fue la celebración de la primera pascua, después de la salida de Egipto. En el capítulo 12 del Éxodo, están  relatos de la celebración de la pascua: el más primitivo en 21-28 y el del tiempo del exilio en Babilonia (1-14). Al repetir esta celebración cada año, el Pueblo de Dios celebraba en sus luchas la actualización permanente de la primera liberación y se animaba para continuar en su proyecto.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad:
1.    ¿Cuáles son las características las celebraciones en nuestras Comunidades?
2.    ¿Qué acontecimientos celebramos de una manera particular y por qué?
3.    ¿Qué beneficios sacamos de estas celebraciones?
Palabra de Dios. Canto. Éxodo 12,1-14 y 21-28: La fiesta de la Pascua celebraba su identidad.
4.    ¿Qué características tenía esta celebración de la Pascua?
5.    ¿De qué plagas protegía al Pueblo de Dios la celebración de la Pascua?
6.    ¿Para qué se usaba la sangre del cordero sacrificado?
Hoy nosotros: Celebrar el compromiso de Dios con nosotros y nuestro compromiso como Pueblo de Dios.
7.    En la última Cena, ¿de qué manera confirmó Jesús la liberación de Egipto, la alianza con Dios y la conformación del nuevo Pueblo de Dios?
8.    ¿Qué produce en nosotros la celebración la Pascua y de la Eucaristía?
9.    ¿Cómo nos podemos ayudar para fortalecer el sentido de la fiesta de la Pascua y de cada Eucaristía?

Oraciones comunitarias. Salmo 81. Canto. Bendición final.


COMENTARIO 11: LA FIESTA DE LA PASCUA AYER Y HOY

Dar más datos sobre la fiesta de los Ázimos

A. LA PASCUA ES LA FIESTA DEL PUEBLO LIBERADO
                La fiesta más antigua del Pueblo de Dios es la Pascua. En ella, conservaba la memoria del hecho más importante de su historia: la liberación de la esclavitud en Egipto. Al principio, esta celebración conservaba ciertas características del período tribal, donde la vida era más igualitaria: era una celebración familiar y se celebraba en las casas; la presidía el padre de familia, la madre o los ancianos del clan. No existía todavía sacerdocio oficial, ni el templo de Jerusalén. Era una fiesta de comunión donde la familia participaba de los frutos de la cosecha y del rebaño, para evitar la acumulación de aquello que era producido por todos.

  1. La fiesta del recuerdo de la liberación de Egipto y de su continuación
        En esta celebración, se utilizaba elementos para recordar la liberación: el pan ázimo, el cordero y su sangre, las hierbas amargas y el vino; todo era consumido (Éxodo 34,25). Se desarrollaba en forma de celebración catequística, con preguntas y respuestas (12,26-28). El gesto memorial más significativo era el untar con sangre los dinteles de las puertas, que les recordaba la protección de Yahvé contra toda amenaza de exterminación. Al ser repetida todos los años, toda la familia revivía el proceso de liberación como una lucha permanente para no desaparecer. Se daban cuenta de cómo Dios los protegía en sus horas más duras. Eran las plagas exterminadoras de cada época: la esclavitud en Egipto, los malos reyes, las invasiones de los opresores de Babilonia, Persa, Grecia y Roma. En tiempos de opresión, la fiesta de la Pascua fue siempre un encuentro de esperanza en un futuro de fidelidad a Dios y de fraternidad cada vez más grande porque Dios ayudaba siempre a salir adelante.

  1. La fiesta que sufrió la manipulación
La fiesta de la Pascua se celebraba en el inicio de la primavera, para agradecer a Dios por los frutos de la tierra y de los rebaños. Al cambiar las situaciones, no faltaron las intenciones de desviar su sentido original.
-      A la fiesta de la Pascua se le incorporó la fiesta de los Ázimos, y dejó de ser una fiesta familiar, perdiendo su carácter de compartir fraternal. Los Reyes trasladaron esta fiesta al templo de Jerusalén: era una manera de obligar a los campesinos a traer tributos y ofrendas, decían, como manera de agradecer a Dios por las cosechas. Pasó a ser una fiesta de acumulación estatal. Por esta razón cayó en desuso durante mucho tiempo (2 Reyes 23.22); en su lugar se celebraba sólo la fiesta de los Ázimos (Éxodo 23,14).
-      La reforma de rey Josías, en 622 antes de Cristo, incluía la celebración de la Pascua, pero continuando la tradición de los Reyes anteriores: sólo se podía celebrar en Jerusalén (Deuteronomio 16,1-8). Esta centralización hizo perder el sentido familiar y tribal que tenía desde el comienzo del Pueblo de Israel.
-      Después del cautiverio en Babilonia, al regreso en Palestina, se volvió a celebrar la pascua. Por una parte, en Jerusalén se hace la celebración del Cordero pascual con una gran romería de todo el Pueblo. Pero, por otra parte, en las casas familiares, se acostumbra la celebración de una cena, la cena pascual. Encontramos esta celebración en los Evangelios, como lo hicieron Jesús y sus discípulos.

  1. En la última Cena, Jesús renovó la fiesta de la pascua
        Jesús celebró varias Pascuas con sus discípulos según la manera como se hacía en esa época. Pero en la última Cena, la transformó tanto en su expresión, como en su contenido.
-      Siguió Jesús utilizando el pan ázimo, el vino, el cordero, los himnos, la fecha, los recuerdos, pero estos símbolos tomaron otro sentido.
-      El Cordero ya era el mismo Jesús que iba a ser inmolado en la cruz. Entonces, el pan y el vino pasaron a ser los símbolos más importantes: representaban su ‘cuerpo entregado’ por solidaridad con todos los oprimidos, y ‘su sangre derramada para el perdón de los pecados’.
-      De esta manera, Jesús anticipaba su muerte y resurrección. Con ellos, indicaba que compartir la Cena exigía compartir lo todo hasta la vida, para más vida, tanto personal como la del Pueblo (1 Pedro 1,18.19).


B. EL MANÁ Y LA EUCARISTÍA: DIOS SE REVELA EN EL PAN COMPARTIDO
                El Pueblo de Dios se alimentó con ‘el maná’ a lo largo de toda su marcha por el desierto (Éxodo 16,35-36). Era un alimento frugal pero capaz de sustentar al Pueblo durante ’40 años’. Simbolizaba el compromiso mutuo entre Yahvé y el Pueblo: Yahvé les enviaba ‘pan del cielo’; el Pueblo debía demostrar total confianza en la Providencia divina. Este compromiso significaba que nadie debía tomar sino ‘lo necesario para la jornada diaria’ y que no podía ‘acumular para el día siguiente’ (16,4-5). Se debía tener en cuenta las necesidades de la familia ‘sin que faltara ni sobrara’ (16,16-17). Así el maná se convertía en el símbolo de la nueva sociedad: todos debían compartir sus bienes, confiando en que Yahvé les garantizaría el pan diario. Eso es lo que retomó Jesús en la oración del Padrenuestro: ‘Danos hoy el pan de cada día’ (Mateo 6,11). Esto quería decir que la Providencia de Dios pasa por la organización humana del compartir equitativo.

  1. La señal sobresaliente del maná en la memoria y la vida del pueblo de Dios
        Con el maná, Dios sustentó a su Pueblo durante todo la peregrinación en busca de la Tierra Prometida: se hacía presente en la marcha garantizando el maná. En un mismo gesto, alimentaba al Pueblo si este compartía su alimento. De esta forma, el maná se convirtió en un signo sobresaliente: era pan compartido, en señal de la presencia de Yahvé en medio del Pueblo. Este episodio del maná fue releído en varias circunstancias
-      Los profetas conservaron esta señal de participación y de multiplicación de los panes. Elías multiplicó la harina de pan de la viuda pobre que se había mostrado dispuesta a compartir con él (1 Reyes 17,7-16). Eliseo, frente a la sociedad opresora de los Reyes, multiplicó el pan de un campesino (2 Reyes 4,42-44).
-      La tradición sapiencial hablaba del ‘pan de los ángeles’ (Sabiduría 16,20).

  1. La insistencia y utilización de esta señal por Jesús
Dentro de la tradición profética, Jesús anunció el Reino de Dios con varias multiplicaciones de los panes ((Marcos 6,35-44 y 8,1-9) y advertía constantemente a sus discípulos la importancia de esta señal (Marcos 6,52 y 8,14-21). Jesús profundizó aún más esta señal.
-      Para él, el pan compartido es señal de la presencia del Reino, no sólo para el Pueblo elegido, sino también para los marginados, los huérfanos y los extranjeros (Marcos 7,24-30).
-      Más todavía, Jesús es la realización del Reino de Dios: al compartir su vida con nosotros hasta su don máximo en la muerte, se identifica con el pan compartido: ‘Tomó el pan y lo partió diciendo: Esto es mi cuerpo entregado por ustedes’ (Lucas 22,19). Con esto, Jesús significaba que el compartir del pan y de la vida es la misma cosa.
        Lo que valía de aquí en adelante, ya no es el maná, sino el pan vivo que es Jesucristo, compromiso de un compartir de hermanos. La iglesia de los primeros cristianos supo vivir muy bien esta realidad: ‘compartían todo cuanto tenían’ (Hechos 244) y ‘repartían a cada uno según sus necesidades’ (4.35). Al ser compartido, el pan revelaba la presencia del mismo Cristo resucitado: ‘Lo reconocieron al partir el pan’ (Lucas 24,30-31).

  1. La Eucaristía como señal y compromiso del compartir
        Para Jesús y los cristianos, la Eucaristía es señal de igualdad entre todos los miembros de la comunidad. En ella no puede haber división, ni ideas preconcebidas, ni acepción de personas. San Pablo reclamó a la Comunidad de Corinto por celebrar la Cena del Señor en medio de divisiones y diferencias: ‘Su cena no es Cena del Señor: mientras uno pasa hambre, otro se embriaga’ (1 Corintios 10,1-27), corriendo el riesgo de ‘estar comiendo y bebiendo su propia condenación’ (10,27).
        Si en nuestras celebraciones eucarísticas, hay marginaciones, segregaciones, discriminaciones de raza, color, sexo, clase, no podemos decir ni significar que Dios está ahí presente. Por esto, dice el canto litúrgico: ‘Donde hay caridad y amor, ahí está Dios’. Comulgar es comprometerse a compartir y luchar por la igualdad.


TEMA  12 :  LA  TENTACIÓN  DE  LA  DUDA  DURANTE  LA  PEREGRINACIÓN  POR EL DESIERTO

Mensaje: Las dificultades que encontró el Pueblo de Dios en el desierto, fueron un doble desafío: primero frente a Dios para probar su fe en él, luego frente a sí mismo para descubrir que, con Yahvé, era capaz de sobrepasar todos los problemas y crecer como Pueblo de Dios.

Presentación: Todos encontramos dificultades en nuestra vida. En particular pasamos momentos e duda. Por una parte es normal. Pero, por otra, es bueno compartir con a otras personas para que nos ayuden a discernir, afín de poder continuar mejor.
El proceso de liberación del pueblo de Dios se realizó en medio de muchas dificultades. Durante su camino en el desierto, enfrentó peligros inesperados. Ante estos peligros flaqueaba, se sentía solo, abandonado. Muchas veces, con rabia, se rebelaba contra Moisés y cuestionaba la salida de Egipto.
El acontecimiento que vamos a profundizar, nos muestra uno de esos peligros y dificultades: la falta de agua en el desierto. Este texto fue muy importante en el proceso de formación del Pueblo de Dios. Se encuentra meditado en varias partes de la Biblia: Éxodo 15,22-27; Números 22,2-13 y 21,16-18; Deuteronomio 6,16-17 y 33,8-11; Salmos 95,8 y 106,32; Juan 4,7-14… La falta de agua hizo nacer la duda: ¿será verdad que Dios camina con nosotros?
Este suceso pasado es un espejo para nosotros. Ante una carencia, nos rebelamos y, a veces, cuestionamos todo un proceso de crecimiento. Conviene encarar de cerca el problema: es un desafío que nos llama a clarificar las dificultades y, juntos, encontrar salida.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Superando los conflictos.
1.       ¿Qué grandes dificultades hemos encontrado en nuestra vida personal, matrimonial, de compromiso con los demás?
2.       En nuestra pequeña Comunidad, ¿qué es lo que más nos provoca desánimo?
3.       Para lograr enfrentar estos problemas, tanto en nuestra vida personal como en la de nuestra Comunidad, ¿qué signos de esperanza hemos encontrado?
Palabra de Dios. Canto. Éxodo 17,1-17: La falta de agua en el desierto.
4.       ¿Cuáles son los conflictos que aparecen en esta lectura?
5.       En la discusión con Moisés, ¿cuál era el significado de ‘Egipto’ para el Pueblo?
6.       ¿Por qué reclamó Moisés a su Pueblo de ‘haber tentado a Yahvé’ su Dios?
Hoy nosotros: Saber discernir la gravedad de nuestros problemas.
7.       ¿Por qué, a veces, cuestionamos todo un proceso por causa de un problema menos?
8.       ¿Cómo ayudarnos para discernir la gravedad de las dificultades que nos sobrevienen?
9.       ¿Qué compromisos sacamos de toda esta reflexión?

Oraciones comunitarias. Salmo 107. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  12 :
EL  NOMBRE  DE  DIOS  LA  CONFIANZA  Y  LA FIRMEZA  QUE  ACOMPAÑA  AL  PUEBLO
‘Nuestro auxilio está en el nombre del Señor que hizo el cielo y la tierra’ (Salmo 124,8).

                Desde el éxodo, una certeza acompañó al Pueblo de Moisés: ‘Dios oyó nuestro clamor y nos liberó’ (2,23-24). Esta certeza recorre toda la Biblia, así como la sabia al árbol desde lo más hondo de sus raíces hasta el extremo de sus hojas. Pero Dios no oye cualquier clamor. Los profetas de Baal gritaban, y Elías hasta le pidió que gritaran más fuerte (1 Reyes 18,27): gritaron mucho pero Dos no les atendió. Un Dios que ‘está ocupado, anda de viaje, duerme’ no vale la pena: no existe. Ese Dios había creado Faraón y los Reyes, para impedir cualquiera tentativa de rebelión y de cambio. Una divinidad así sólo agrada a los que lo tienen todo. Un grito dirigido a esa divinidad no puede tener respuesta: es un falso Dios. ‘Tiene ojos pero no ve, tiene boca pero no habla, tiene oídos pero no oye’ (Salmo 115,5-6). En nuestras vidas, a veces nos construimos tales divinidades, a nuestra medida y para nuestros intereses: nuestro grito hacia ellas queda sin poder ser atendido, y nos desesperamos.

  1. ‘Yahvé’ es el Dios de la Biblia
        El Dios de la Biblia es diferente: sí atiende el clamor del Pueblo oprimido. Lo característico no es el dolor: todas las personas y todos los Pueblos sufrimos. Es la parcialidad de Dios: ama a todos pero escucha con preferencia al grito de los oprimidos. El opresor se ha fabricado su ‘divinidad’ y esta no oye, porque no existe. La experiencia de Abraham, al lado del cual se había puesto Yahvé, motivaba a sus descendientes a creer en él y a gritar. En el caso del Pueblo de Moisés, el clamor del Pueblo nace de una doble fuente: el dolor que hace gritar y la en ser oído. Los Salmos son la expresión escrita de ese grito de fe: ‘Mi voz sube hacia Dios; él me escuchará’ (Salmo 77 2). En la Biblia, la humanidad hizo una nueva experiencia religiosa a través este Pueblo de Israel: Dios se reveló colocándose del lado de los oprimidos, los liberó y les dio esa garantía: ´Yo estoy con ustedes´ ((Éxodo 3,12). Esa experiencia, por una parte, desenmascaró, una vez por todas, la falsedad del sistema de los Reyes y de sus dioses, y, por otra, dio a los pequeños el valor de gritar con la certeza de ser oídos y liberados. La gran experiencia que hicieron de ese ‘Dios liberador de los pobres’, fue cuando eran esclavos en Egipto: gritando a Dios, triunfaron del Faraón.

  1. Invocar a Yahvé como el nombre de Dios
Los descendientes de Abraham y el Pueblo de Moisés expresaron esta experiencia divina con el nombre de ‘Yahvé’. El sentido de este nombre está explicado al comienzo del libro del Éxodo (3,7-17). Este texto es muy lindo y sugestivo. La palabra ‘texto’ proviene de ‘tejido’: un texto es un tejido. Esta parte del Éxodo fue hecha con tanto arte que se parece a una pintura donde las letras del nombre forman los rasgos de Dios. Es decir, la forma como el tejido presenta el nombre ‘Yahvé’, deja transparentar lo que este nombre significaba para el Pueblo de Moisés. Veamos en detalle la trama del texto:
-      3,7: ‘He visto la miseria de mi Pueblo. He oído su clamor. Conozco sus sufrimientos’.
-      3,8: ‘He bajado para liberarlo’.
-      3,10: ‘Ve, yo te envío para que saques de Egipto a mi Pueblo’.
-      3,12: ‘Yo estoy contigo’.
-      3,12: ‘Yo soy el que soy’.
-      3,14: ‘YO-SOY (o sea, Yahvé), el Dios de sus Padres, me ha enviado a ustedes’.
-      3,15: ‘Este será mi nombre para siempre. Con ese nombre me invocarán sus hijos y sus descendientes’.
Este esquema intenta reproducir lo que el nombre de Yahvé evocaba para el Pueblo de aquel tiempo. Las frases transcritas son los rasgos que se destacan en el conjunto del texto y revelan el mensaje. Muestran que el nombre de ‘Yahvé’ debe ser entendido como ‘yo soy’ o ‘yo estoy’, abreviatura de ‘Yo soy quien soy’. Esta frase expresa, a la vez, la certeza de la presencia de Yahvé en medio de su Pueblo: ‘Yo estoy con ustedes’. Frente a la incomprensión de Moisés, Dios repite: ‘Yo soy porque estoy con ustedes’, queriendo decir: ‘Estoy contigo en esta misión de sacar al Pueblo de Egipto: Ese soy yo’.
En este contexto, el sentido del nombre ‘Yahvé’ significa: Estar con el Pueblo para liberarlo. Será el otro nombre de Jesús: ‘Emmanuel’, o sea, ‘Dios con nosotros’ (Mateo 1,23). Eso mismo decimos en la misa: ‘El Señor está con ustedes’.


TEMA  13 :  LOS  10 MANDAMIENTOS. ‘TU  PALABRA  ES  LUZ  DE  MI  CAMINO’  (Salmo 119,105)

Mensaje: Los 10 mandamientos son las 10 leyes permanentes que se dio el Pueblo de Moisés para seguir fiel al proyecto de Dios: no son primero individualistas, sino comunitarias.
Presentación: En esta reunión, vamos a mirar la situación de nuestro país, igual a la de toda América Latina, con sus luces y sombras. Somos un Pueblo oprimido y creyente en busca y en camino de liberación. Sufrimos y gritamos por la situación de opresión y muerte generalizadas: esto es un ‘pecado social’ que viola los más elementales derechos humanos y los derechos de Dios.
                Los 10 mandamientos o ‘Decálogo’ (es decir, 10 palabras) fueron la respuesta de Dios a los clamores del pueblo esclavizado en Egipto. Fueron una revelación progresiva, presentada como un acontecimiento mayor: eran orientaciones de Dios para organizar la vida del Pueblo de Dios en fraternidad, o sea, en alianza con Dios. Son una luz para nuestro propio caminar y para juzgar la realidad de nuestro país y del mundo. Hoy, tenemos que descubrir la palabra liberadora de Dios que Dios nos comunica. En cuanto a los 10 mandamientos, nos siguen dando una dirección para encontrar una vida mejor.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Bajo el imperio de la muerte: más sombras que luces.
1.       ¿Cuáles son las mayores injusticias que sufrimos en nuestro país?
2.       ¿Cuáles son las causes personales, sociales e internacionales de esta situación?
3.       ¿De qué manera esta situación viola la dignidad y los derechos de las personas?
Palabra de Dios. Canto. Éxodo 20,1-17: Las 10 leyes fundamentales de la convivencia humana.
4.       ¿Cuántos son los mandamientos que se refieren a Dios y qué piden?
5.       ¿Cuántos son los mandamientos que se refieren a la convivencia social y qué piden?
6.       ¿En qué sentido son los 10 mandamientos un modelo de convivencia social?
Hoy nosotros: Rescatar la dimensión social de los 10 mandamientos, pues el corazón de los derechos humanos.
7.       ¿Cuáles son los 3 mandamientos y los grandes valores del Pueblo indígena?
8.       ¿Qué parecidos tienen los mandamientos y valores indígenas con los 10 mandamientos?
9.       ¿A qué compromiso personal y colectivo nos lleva la reflexión de hoy?

Oraciones comunitarias. Salmo 19,8-15. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  13 :  LOS  10  MANDAMIENTOS  SON  EL  CAMINO  PARA  LA JUSTICIA, 
LA  LIBERTAD  Y  LA FRATERNIDAD.

                Los 10 mandamientos son el núcleo de la Alianza. Esta es un compromiso mutuo entre Dios y su Pueblo que se resume así: ‘Yo seré tu Dios y tú serás mi Pueblo’, un Pueblo que por su libertad, igualdad y fraternidad, manifieste que Yahvé es el Dios de los Pobres. Por decirlo así, los 10 mandamientos son ‘la Constitución’ o Ley Fundamental del Pueblo de Dios. Descubrieron la voluntad de Dios en una doble experiencia: la de una vida igualitaria inaugurada por el éxodo y la de una fe viva en un Dios liberador. Plasmaron esta voluntad de Dios en los 10 mandamientos.

  1. Autoridad y objetivo de los 10 mandamientos
        Los 10 mandamientos fueron como un gran cuadro colgado en la pared de la vida del Pueblo de Dios. El clavo que los sustenta, está en su frase introductoria: ‘Yo soy Yahvé, tu Dios, el que te sacó del país de la esclavitud’ (Éxodo 20,2). Con estas palabras, la mayoría de las veces, olvidadas por nosotros, Dios declara la autoridad y el objetivo de los 10 mandamientos.
-      La autoridad: Al sacar al Pueblo de ‘la casa de esclavitud’, Dios se conquistó un ‘título de propiedad’ sobre este Pueblo: ‘Les tendré a ustedes como mi Pueblo de sacerdotes’ (19,5-6). Por esta razón tiene el derecho de comunicarle su proyecto, el cual está resumido en los 10 mandamientos.
-      El objetivo: Lograr que un Pueblo salga de la casa de esclavitud y viva en libertad fraternal, no se hace de un día para otro, sino que es un largo proceso que exige sabias orientaciones y motivaciones. Los 10 mandamientos son fundamentalmente la negación de la esclavitud: dan 10 pistas que impiden regresar a ella porque abren un camino opuesto. Son el camino de la libertad - no ser más esclavos -, de la fraternidad - no esclavizar a nadie - y de la justicia, ayudándose juntos a construir seres plenamente humanos con su dimensión trascendental. La observancia fiel de los 10 mandamientos es Buena Nueva para los oprimidos y la muestra concreta de aquello que Dios sueña para toda la humanidad. Por esta razón Dios se buscó un Pueblo que sea el testigo o ‘sacerdote’ de este sueño: es el sentido de su ‘consagración’. Este objetivo fue confirmado y llevado a su plenitud por Jesús, por una parte en su mandamiento del amor común como revelación de Dios (Juan 15,12 y 17), por otra en su victoria sobre el mal y la muerte, abriendo definitivamente la puerta de este mundo posible: ‘La Ley entera está en una solo frase: Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Gálatas 5,14) o ‘En el amor cabe toda la Ley’ (Romanos 13,10).

  1. Los 10 mandamientos están dirigidos a un Pueblo
        Los 10 mandamientos no se dieron para los niños, ni primero como normas individualistas, sino para los adultos que han descubierto que la fe se vive en Comunidad y se traduce en organización social.
-      No son para asustar a los pequeños, sino para educar a los grandes en las cosas de Dios y de la Vida.
-      No son para limitar la libertad, sino para defenderla y profundizarla como responsabilidad.
-      No fueron dirigidos primero a las personas para mejorar solamente su comportamiento individual, sino a un Pueblo como tal, para que logre una nueva organización donde toda forma de esclavitud esté ausente
        Es el Pueblo como tal quien debe observar los mandamientos. Hay personas que se consideran buenas y honestas que dicen no robar ni matar, pero que no tienen ningún problema de conciencia al colaborar en el mantenimiento de un sistema social que
-      mata a millones de personas por el hambre, la injusticia, la opresión, la exclusión,
-      organiza el robo monumental de millones de dólares a través de la deuda externa,
-      destruye la naturaleza y el medio ambiente para aumentar el lucro de unos pocos,
-      deshonra a la mujer, jura en falso, despoja al obrero, engendra codicia, propicia la violencia, etc.
¿Qué pensar de esta contradicción que atraviesa la vida de la mayoría de los que nos decimos creyentes en el Dios de la Biblia, seguidores de Jesús, obedecedores de los 10 mandamientos?
Los 10 mandamientos son la respuesta de Dios al clamor del Pueblo oprimido. Por medio de ellos, Dios ataca la causa de lo que provoca el clamor: la esclavitud. La observancia fiel de los 10 mandamientos impide la vuelta a ‘la casa de esclavitud’. Por eso, al meditar cada mandamiento, cabe preguntarse: ¿Cuál es clamor que está detrás de ese mandamiento? ¿Cuál es la causa que provoca ese clamor? Y, ¿cuál es la lucha que hay que emprender para quitar la causa de ese clamor?

  1. Los 10 mandamientos orientan la convivencia humana
        Los 10 mandamientos revelan los grandes valores de la vida humana. Defienden los derechos y los deberes de las personas, los grupos y los Pueblos: son las bases de la Constitución Universal de la humanidad. Desde esta óptica, se pueden leer así:
1.    ‘Solo Yahvé como Dios’: La religión y la fe son una fuerza liberadora para los oprimidos.
2.    ‘No usar su nombre en vano’: No manipular la fe para engañar, explotar, marginar.
3.    ‘Observar el sábado’: El descanso es signo de libertad y el trabajo está sujeto a la construcción de la fraternidad.
4.    ‘Honrar a padre y madre’: El respeto a la autoridad que orienta el proyecto de igualdad, la defensa del clan como expresión comunitaria y la posesión de la tierra como fuente de vida.
5.    ‘No matar’: Respetar, defender y promover la vida por el valor y la dignidad que representa.
6.    ‘No cometer adulterio’: El amor es fuente de igualdad y no de opresión o discriminación contra la mujer.
7.    ‘No robar’: Respetar los bienes que permiten a las personas vivir y los Pueblos crecer.
8.    ‘No jurar en falso’: La verdad es el fundamento de la convivencia humana.
9 y 10: ‘No desear nada de otro’: Combatir la raíz de la ideología de la esclavitud.
Los 3 primeros mandamientos definen la relación del Pueblo con Dios: Nada de imágenes que legitiman un sistema opresor, no se puede usar el nombre de Dios en vano, o sea, para legitimar la opresión y el objetivo del trabajo es la dignidad de la persona y el bien del pueblo. En estos 3 mandamientos está la raíz de la novedad: se trata de una nueva experiencia de Dios que lo transforma todo y produce una nueva organización social de la vida.
      Los otros 6 mandamientos reglamentan la nueva manera de vivir en sociedad: Defensa de la familia y del matrimonio (6 y 10), oposición a la destrucción de la comunidad por el respeto de la vida y de los bienes que la mantienen (5 y 7), derecho a la palabra verdadera que constituye la convivencia armoniosa (8), y la lucha por la igualdad y no la acumulación (10).

  1. Jesús confirmó el verdadero sentido de los 10 mandamientos
        En su tiempo, Jesús y sus apóstoles denunciaron a los que enseñaban a los mandamientos sin explicarlos bien ni practicarlos (Mateo 23,4; Marcos 7,8-13; Juan 17,19). Sólo repetían la letra, pero destruían su significado y mataban su espíritu (Lucas 11,39-44; 2 Corintios 3,6). Olvidaban que la Ley había sido dada para liberar y educar (Gálatas 3,21). El mismo Jesús criticó la interpretación de los fariseos y doctores de la Ley (Mateo 5,20 y 23,1-36)) y trajo una nueva explicación: ‘Se dijo a los antepasados… Yo les digo…’ (Mateo 5,17-48).
        La fe en Dios y la organización social son como las 2 caras de una misma moneda: no se pueden separar. Jesús resumió toda la Ley en 2 normas: el amor a Dios y el amor al prójimo (Mateo 24,40) y los une en su único mandamiento: ‘Ámense unos a otros como yo los he amado’ (Juan 15,12).


TEMA  14 : 
CON EL  BECERRO  DE  ORO  SE  QUISO  MANIPULAR  DE  LA IMAGEN  DE  YAHVÉ-DIOS

Mensaje: La tentación de fabricarnos una divinidad a nuestra medida es siempre latente. Sólo unidos, podemos seguir al Dios de Jesucristo.

Motivación: No hay lugar en América latina en que no hayan surgido manifestaciones idolátricas, sea personales, sea colectivas: el dinero, la violencia, la televisión, el sexo… Esto acarrea incontrolables preocupaciones, innumerables sufrimientos y muchas destrucciones tanto para las personas como para los pueblos.
                Al Pueblo de Dios le pasó también lo mismo. El acontecimiento que vamos a profundizar hay, se sitúa en la época del desierto, antes de entrar en la Tierra Prometida. Los hebreos se estaban cansando de tanto caminar. Moisés desapareció por un tiempo y, sin guía, el Pueblo se sintió desorientado. Buscó seguridad en una imagen material: el becerro de oro. Esta historia fue escrita cuando Jeroboán, rey de Israel, construyó 2 becerro de oro, en los santuarios de Dan y de Betel (1 Reyes 12,30-32). Veamos como este acontecimiento nos ayuda a discernir los falsos dioses que nos fabricamos.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Los falsos dioses de nuestra vida.
1.     A qué cosas fútiles estamos dando demasiada importancia?
2.     ¿Qué consecuencias trae esta idolatría en nuestro actuar, nuestra familia, el trabajo, las relaciones en general?
3.     ¿Qué excesos religiosos también se pueden cometer que trastornan el verdadero rostro de Dios?
Palabra de Dios. Canto. Éxodo 32,1-24: El ídolo del becerro de oro.
4.    ¿Por qué se construyó el Pueblo de Moisés la imagen del becerro de oro?
5.    ¿En qué consiste el pecado del Pueblo hebreo?
6.    ¿Qué hace y dice Moisés para ayudar al Pueblo a regresar al buen camino?
Hoy nosotros: Saber evaluarnos para poder recapacitar.
7.    ¿Qué nos enseña esta lectura en relación con todo lo que idolatramos?
8.    ¿Cuáles serían los ídolos que debemos quitar poco a poco de nuestras vidas y de nuestra sociedad?
9.    ¿Cómo nos podemos ayudar a vencer estos falsos dioses?

Oraciones comunitarias. Salmo 16. Canto Bendición final.


COMENTARIO  14 :  LA  IDOLATRÍA  Y  LAS  PROHIBICIONES  DE  HACER 
IMÁGENES  DE  YAHVÉ

El primer mandamiento del Decálogo se refiere a la prohibición de hacer imágenes de Dios. El Deuteronomio retoma esta norma repitiéndola en forma casi idéntica (5,8): ‘No te hagas estatua ni imagen alguna… No te postres ante otros dioses ni imagen alguna… porque Yo, Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso’ (Éxodo 20,4).
Lo que se prohíbe aquí es hacer imágenes de Yahvé y venerarlas. Pues la tentación es buscar representar a Dios, pensando que va a ser más fácil honrarlo y obedecerlo. El problema es que a Dios no se lo puede fijar definitivamente en una imagen ni en una definición que no cambie: ‘Dios no es imagen de madera’. Es ilimitado, siempre fuera de nuestro alcance, nuevo e inesperado. Por esta razón, la Tienda de las Citas (33,7-10) y el Arca de la Alianza donde supuestamente estaba Dios, era una preciosa caja, pero totalmente vacía.

  1. La tentación de la idolatría en el Pueblo de Dios
        En pocas ocasiones se habla de la idolatría del Pueblo de Dios. Los principales casos son los del ‘becerro de oro’ en el desierto del Sinaí (Éxodo 32), los 2 becerros que puso el rey Jeroboám en Dan y Betel (1 Reyes 12,20-30), y los ‘ídolos yahvistas’: el ‘Efod’ de Gedeón (Jueces 8,22-27) y el ‘ídolo de Miká’ (Jueces 17,18).
        Este acontecimiento es un punto de referencia constante en la Biblia. Desorientado por la ausencia de Moisés, el Pueblo pidió a Aarón que le fabricara una imagen de Yahvé; y Aarón se lo concedió. No se trató de hacer la imagen de ‘otro Dios’, ni tampoco de representar a Yahvé como tal, sino de tener un símbolo, o sea, un signo concreto, de la presencia de Yahvé en medios del pueblo. Pero, de hecho, esta representación fue considerada como un ídolo.

  1. El significado del becerro de oro
        El problema que surge, no está en que Dios sea invisible y el ídolo visible, ni tampoco que Dios sea espiritual y el ídolo material. Pues, sabemos que Dios se manifiesta a través de mediaciones materiales y visibles. En esta caso, se trataba de sustituir el papel que desempeñaba Moisés, y, por consiguiente, rechazar a Yahvé ‘que hablaba cara a cara con Moisés’ (Éxodo 33,11). Actuando así, se negaban al exigente proceso de liberación, fe e igualdad promovido por Moisés. Querían a un dios que se acomode a sus deseos limitados y meramente humano. En esta actitud, el Pueblo se estaba negando a realizarse como Pueblo de Dios, elegido por él para, a través de su testimonio, revelar la verdadera imagen de Dios y su sueño sobre toda la humanidad.
Se dio, a la vez, una crisis política y una crisis de fe. Al desconfiar de Moisés, estaban desconfiando también de la posibilidad de llevar a la realidad el proyecto liberador de Dios. El Pueblo quiere borrar la gesta de Moisés y volver atrás. Al mismo tiempo quieren forzar - ‘tentar’ - a Dios para que se ponga delante de ellos, no para ir hacia la Tierra Prometida, sino al país de Egipto. Querían a un dios, no para que les saque de la esclavitud, sino que conviva con ellos en la esclavitud. Buscan a un dios ‘consuelo en su opresión’ y no liberador de esta opresión. En este rechazo del proyecto auténtico de liberación, desean construir una falsa liberación, apoyada en un culto alienante que justificaba la esclavitud. De esto era símbolo el becerro de oro: un pecado contra Dios y su proyecto de vida.

  1. La idolatría es negación de Dios y de su sueño
Este acontecimiento obligó a Moisés actuar violentamente contra la imagen, que destruyó, y contra los infieles del Pueblo, que mandó a matar (32,26-29). Con este relato se buscaba fortalecer el conocimiento del verdadero rostro de Dios. El Dios revelado en la Biblia está por encima de la debilidad y fragilidad humana. Es el Dios que no acepta el miedo ni la alienación del Pueblo. Es el Dios que promete la liberación y la realiza. Dudar de esto es negar a Dios mismo; por eso que esta actitud se llama ‘idolatría’, o sea, trastornar la realidad de Dios por una imagen totalmente contraria a lo que él es. La fe en Dios es inseparable de su proyecto de liberación y fraternidad.
Dios es trascendente, no porque sea invisible o espiritual, sino además porque actúa más allá de las posibilidades humanas; trasciende nuestras capacidades y proyectos. Es siempre el Dios de la esperanza en las peores y más desesperadas situaciones: no invita a esperar contra toda esperanza. El becerro de oro era limitarse a lo humanamente posible. Simbolizaba el pecado de la desconfianza: no es viable lo que prometió; entonces hay que cambiarle el rostro y emprender un proyecto opuesto al que se llevaba adelante con Moisés.
Se trata aquí de la elección entre ‘ver o creer’, asegurarse o arriesgarse, gozar de una religión que adormece o vivir a la luz irregular de un Dios liberador de todas las esclavitudes, materiales y espirituales, personales y colectivas, culturales y estructurales. Y nosotros, a veces, podemos situarnos en la misma actitud.
-      O nos fabricamos a un dios a quien uno les pueda hacer decir lo que, mezquinamente, nos conviene y, falsamente, nos tranquiliza.
-      O nos ponemos a la disposición de un Dios que invita a luchar contra todas las esclavitudes, nos exige siempre más, se esconde en sus propias manifestaciones porque es siempre más de lo que podemos imaginarlo, nos exige morir a nuestros proyectos y encontrar en los fracasos la fuerza de creer que la vida y la fraternidad tendrán la última palabra.
Jesús llamó este pecado ‘el pecado contra el Espíritu’: proclamar lo contrario de lo que Dios es, afirma que la maldad es algo bueno, que las tinieblas son luz… (Mateo 12,32). Esta tentación fue también la de los discípulos cuando el Pueblo comenzó a alejarse de Jesús: ‘¿Quieren dejarme también ustedes?’ (Juan 6,67).



Tercera  parte :  E L   L I B R O   D E L   D E U T E R O N O M I O

                ‘Escucha Israel, Yahvé nuestro Dios es el único Dios. Amarás a Yahvé, tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Queden grabadas en tu corazón estas palabra que te mando hoy’ (Deuteronomio 6,4).


INTRODUCCIÓN  AL  LIBRO  DEL  DEUTERONOMIO

                El Deuteronomio es el 5° libro de la Biblia y forma parte del conjunto de los 5 primeros libros, el ‘Pentateuco’, llamados’, o sea, la llamada ‘Tora’ de los Judíos, es decir su ‘sagrada ley’. ‘Deuteronomio’ significa en griego ‘segunda ley’. Este nombre se tomó de una expresión del mismo libro (17,18), donde se habla de una copia de la ley que fue propuesta como norma de vida para el Pueblo de Israel. Este libro, a pesar de ser uno de los más desconocidos por nosotros, hace parte de los más importantes de todo el Antiguo Testamento, porque trata de temas fundamentales. He aquí los principales.

1.    Liberación: Dios toma la iniciativa. El Deuteronomio revela que el verdadero Dios es aquel que liberó y dio vida a su Pueblo elegido en Egipto. Se trata de un Dios que prefiere la misericordia y la justicia por encima de los cultos sagrados de purificación y sacrificio.

2.    Comunidad: Es la respuesta del Pueblo. El verdadero sentido del ser humano se encuentra en la vida en comunidad. La Comunidad verdadera es aquella que expresa un modelo de sociedad fraterna, igualitaria y solidaria.

3.    Alianza: Es la fidelidad e intimidad con Dios. El Pueblo de Dios descubrió que la fidelidad de Dios le exigía vivir en fidelidad con él: eso la alianza. Esta conciencia es el resultado de una mirada de fe sobre su pasado, su experiencia, su historia vivida. Este libro es el producto de la memoria recuperada y profundizada del mismo Pueblo. Es la experiencia de la Alianza de Dios y el compromiso de vivirla fiel e íntimamente. El Deuteronomio es por excelencia el libro de la Alianza.

4.    Perfume esparcido por toda la Biblia. Es espíritu del Deuteronomio inspiró la redacción final de casi todo el Antiguo Testamento. Además, es uno de los libros más citado del Nuevo Testamento: más de 200 veces. Jesús se dejó interpelar por su sentido de la misericordia, justicia y solidaridad (Mateo 12,7). Por lo tanto, bien podemos decir que la visión del Deuteronomio se esparce como un perfume por casi todas las páginas de la Biblia.


A. HISTORIA DE LA FORMACIÓN DEL DEUTERONOMIO
                El Deuteronomio es un libro muy especial en cuanto a su redacción. No fue escrito de una vez por todas. Tiene más bien una larga historia no siempre clara para nosotros. Vamos a intentar aquí presentar unas etapas de este proceso, desde los hechos narrados hasta su redacción final.

1.       Los Hechos
Los hechos narrados en el Deuteronomio abren un período que va desde el momento de la conclusión de la alianza al pie del monte Sinaí, después de la salida de Egipto, hasta la entrada en la Tierra Prometida, o sea, entre los años 1250 y 1200 a.C., aproximadamente.
Lo llamativo es que estos hechos no son presentados como relatos históricos, sino en forma de 3 grandes discursos de Moisés al Pueblo, justo antes de atravesar el río Jordán y al final de los 40 años de peregrinación por el desierto (1,1-5):
-       Primer discurso: 1,6 - 4,10.
-       Segundo discurso: 4,44 - 28,68.
-       Tercer discurso: 29,1 - 30,20.
El código de la Alianza forma parte del 2° discurso (12,1 - 26,15). En estos discursos, Moisés exhorta al Pueblo, discute problemas, alerta sobre peligros, señala caminos y pide fidelidad.
        Es una forma muy inteligente de presentar la historia del Éxodo. Aparece como si Moisés, poco antes de morir y al final de aquel largo viaje, hubiese reunido al Pueblo por última vez para recordarle todo lo que Dios había realizado y así, exhortar al Pueblo a la fidelidad. La historia presentada es el ‘testamento de Moisés’.

2.       La Memoria de los Acontecimientos
        En realidad, el autor logra que Moisés hable al Pueblo del siglo 7° a.C., o sea, en el momento de la redacción. Las situaciones a las que aluden los discursos, reflejan no tanto la problemática enfrentada a la salida de Egipto o en el desierto, sino más bien los problemas del período de crisis de la fe y de la política que se dieron desde la caída del Reino del Norte (Samaria) hasta el inicio del exilio del Pueblo en Babilonia en el año 586 a.C.
        Todo este período de grandes crisis e intentos de reformas llevó al Pueblo a hacer memoria de su pasado, a reconocer que Yahvé, su Dios, era ante todo un Dios de amor, bueno y misericordioso con todos ellos (4,36-40).

3.       La Redacción del libro
        En la época de la caída de Samaria (722 a.C.), algunos levitas emigraron para el Reino del Sur, refugiándose en Jerusalén. Llevaron consigo experiencias, rituales de la renovación de la Alianza y de la tradición, que fueron bien recibidos por el rey Ezequias, porque se sumaban a sus esfuerzos de renovación.
        En el Reino del sur se temía una catástrofe semejante a la sucedida en el Norte. Esta situación ayudó a que se acepte las tradiciones y condujo a la redacción de ellas, ya que animaban al Pueblo y lo ayudaban a ser fiel al espíritu de la Alianza, corrigiendo las injusticias sociales que allí se cometían. Probablemente estos escritos son del comienzo de la tradición deuteronomista, en la que se sitúa el libro del Deuteronomio.
        Es probable que, mucho más tarde, el libro encontrado en el templo en ocasión de las reformas religiosas y políticas del rey Josías (2 Reyes 22,9), haya sido la reelaboración de algunas de estas ceremonias de la Alianza, llegada a Jerusalén en tiempos del rey Ezequias. Es casi cierto que este ‘texto encontrado’ constituye el núcleo fundamental del actual libro del Deuteronomio (5-26), escapado de las destrucciones de las manos destructoras de los reyes Manasés (687-642 a.C.) y Amón (642-640 a.C.).
        El libro encontrado produjo un gran impacto en el rey Josías y en todo el Pueblo. Llegó a ser promulgado como ‘Ley nacional’ (2 Reyes 22,8). Más tarde fue complementado con nuevas partes hasta llegar a la época del exilio. Así se fue elaborando el texto que encontramos hoy en el libro del Deuteronomio.


B. CLAVES DE LECTURA
                Lo central del libro está constituido por la ‘ley deuteronómica’, o sea, los capítulos 2 al 26. Preceden los 2 discursos de introducción (1-4 y 4-11) y prosiguen los discursos conclusivos (27-30). Por último se cuenta la muerte de Moisés.
                El Deuteronomio es, sin duda, el libro de innumerables inspiraciones y, por lo tanto, puede ser leído e interpretado de diversas perspectivas o claves. Veamos algunas de ellas.

1.     El Deuteronomio es el ‘libro del Amor de Dios’. Podríamos llamarlo ‘el Evangelio del Amor misericordioso de Dios’ en el Antiguo Testamento.
2.     Es el ‘libro de la Vida como don de Dios’. Dios ofrece a su Pueblo el don de la Vida como un regalo gratuito que se expresa de 2 maneras: en la Ley que da identidad al Pueblo, y en la Tierra que es la herencia para el Pueblo.
3.     Es el ‘libro de la Alianza’. Por amor, Dios se compromete a bendecir al Pueblo, constituyéndolo y conservándolo como tal. En respuesta, Israel se compromete a ser fiel a Yahvé, su Dios. Se compromete, por una parte a vivir fielmente la ley y, por otra, a defender la vida por medio de relaciones solidarias y fraternas, dando especial atención a los más pobres y los más débiles.
      El Deuteronomio recoge y manifiesta todo el Espíritu de renovación y de conversión de los pobres, especialmente en el Reino del Norte, con los profetas Elías, Amos y Oseas.


TEMA  15 .  EL  CREDO  DE ISRAEL :  ‘DIOS  LIBERADOR ESTÁ  PRESENTE  EN NUESTRA  HISTORIA’

Mensaje: Nos identificamos con los hechos relevantes de nuestra historia pasada y presente: ese es el credo que nos une en la fraternidad, la lucha y la fe.

Motivación: Como Pueblos latinoamericanos nos transmiten una historia, nos proponen una identidad, nos dictan leyes propias. Pero, en muchos de los casos no corresponden a nuestra realidad: se nos las impone. De hecho, no transmiten vida al Pueblo. En general, la mayoría de la gente, estamos sumisos a los caprichos e intereses de los grandes del país y del continente, sin verdaderas oportunidades de descubrir quiénes somos y a qué estamos llamados. Al buscar conocer nuestra historia real, nuestra identidad propia y nuestras leyes genuinas, empezamos a ser un Pueblo libre: esto nos ayudará a entender nuestra fe y a vivir en fraternidad.
                Esa fue la experiencia que sucedió al Pueblo de Moisés en tiempo de los Jueces. En ese tiempo, compusieron su ‘Credo’, como signo de identidad, historia y compromiso. Veamos.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Las 3 leyes de las Comunidades Indígenas.
1.    ¿Cuáles son las 3 leyes que están a la raíz de la identidad del Pueblo latinoamericano?
2.    ¿De qué maneras defienden estas leyes la vida y la convivencia?
3.    En estos 500 años, ¿qué hechos nos revelan el rostro de Dios para América Latina?
Palabra de Dios. Deuteronomio 6,4-9 y 26, 1-11: El ‘credo’ del Pueblo de Moisés’.
4.    ¿Cuáles son los principales puntos de estas 2 lecturas?
5.    ¿A qué problemas del Pueblo se quería responder con estos distintos puntos?
6.    ¿Qué nueva organización quería implantar ese ‘credo’?
Hoy nosotros: Identificarnos como latino americanos.
7.    Siguiendo el ejemplo del Pueblo de Israel, ¿cuáles podrían ser los puntos relevantes de nuestro ‘credo’?
8.    ¿Qué organización está promoviendo este ‘credo nuestro’ entre nosotros?
9.    ¿En dónde tenemos que trabajar más para promover nuestra identidad?

Oraciones comunitarias. Salmo 80. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  15 :
LA  RECUPERACIÓN  DE  LA  MEMORIA  COMO  FUENTE  DE  IDENTIDAD  Y  LIBERACIÓN

                Para nuestros Pueblos, recuperar la memoria y conservar la memoria de sus tradiciones son 2 tareas indispensables para su sobrevivencia y liberación. Estas fueron características del Pueblo de Israel y nos muestran un camino y un ejemplo a seguir.
                En los siglos que precedieron el destierro a Babilonia en 587, la situación de injusticia social y de división que sufría el Pueblo de Israel manifestaba claramente la infidelidad a la Alianza pactada en el Sinaí. Los intereses individuales y los privilegios de unos pocos excluían al Pueblo de los beneficios de la liberación, de la convivencia igualitaria y de la tierra.
                Los profetas y una parte del Pueblo tenían el valor de creer en el Dios de la vida, de denunciar el pecado y de alimentar la esperanza de una verdadera conversión. Para ellos, el presente estaba sometido a una profunda crisis de identidad y solidaridad; el futuro era oscuro y sombrío. Era necesario una reforma; pero, ¿de qué modo?
                Se veía la necesidad de una vuelta al proyecto de los orígenes, que no implicaba lo mismo para todos. Para los dirigentes, se trataba de una reorganización, de una reforma política y religiosa, pero con el deseo de que pudieran mantener el control sobre el Pueblo y la continuación de sus privilegios. Para los profetas y el Pueblo sencillo, la fidelidad a los orígenes consistía en la recuperación de su identidad, de su memoria y, por lo mismo, del sentido de su propia historia: la fidelidad a Dios, el Dios de la Alianza, como garante de su misma historia. Era todo un proceso de conversión personal y de transformación social profundas.
                Esa memoria llegó a ser incómoda para los distintos grupos de poder, quienes no sólo no escucharon la voz de los profetas, sino que los fueron eliminando. Pero, no lograron acallar su voz que era la voz del Dios liberador que seguía acompañando a su Pueblo (Jeremías 15,10 y 17,15. Sofonías 3,1-8).
                La historia de esta pugna de intereses opuestos fue recogida por un resto del Pueblo fiel a la alianza. Más tarde la comunicaron a los autores de la corriente ‘deuteronomista’. Estos elaboraron una reflexión teológica sobre la misma, escribiendo no sólo la historia, sino el sentido de esta historia, o sea, una teología de la historia. Más que una teoría sobre la historia, fue la ocasión de una nueva orientación y una nueva práctica que alimentaron la esperanza y el compromiso en la profunda crisis de aquella época (2 Reyes 23).
                Hoy, después de 500 años de evangelización de nuestro continente, la recuperación de nuestra verdadera identidad y memoria de nuestra historia está produciendo un auténtico movimiento de liberación y un verdadero proceso de reforma en la vida de fe y organización socio política de nuestros Pueblos y Comunidades.
                La situación de desorden e injusticia social, la falta de solidaridad, las divisiones en nuestra Iglesia y la profunda crisis de nuestro actual sistema socio económico y político, no son simplemente el fruto de azar o de la casualidad, tal como lo explican muy bien nuestros obispos en el Documento de Puebla (30). Además, en la misma historia de la Evangelización, encontramos ‘sombras y fallas’, reconocidas en el mismo Documento. Allí se fundan algunos de nuestros males actuales, a cuya solución estamos llamados todos, para una conversión personal, una renovación eclesial y una transformación social profundas.
                Con la llegada de los conquistadores, nos llegó una cultura ajena y una práctica violenta, hechas de imposición, destrucción y discriminación: la sed del oro y de las riquezas de nuestras tierras alimentó el saqueo y la muerte, en que muchos Pueblos fueron arrasados y aniquilados, con sus bienes y sus culturas. Más aún, esta historia de explotación y destrucción llegó a ser justificada en nombre de la fe cristiana. Gracias a Dios, con los conquistadores llegaron verdaderos evangelizadores, respetuosos de los Pueblos y culturas indoamericanos, profetas del Dios de la vida y de la dignidad, como Bartolomé de las Casas en México, Fray López de Solís, Pedro de Córdoba, Martín de Calatayud, Agustín de Coruña, Juan Ramírez de Montesinos, Vasco de Quiroga, y muchos otros y otras que, a lo largo del siglo 16º trabajaron, tanto en España como en nuestro continente, algunos hasta el don de la vida, para que se reconociera la dignidad humana del Indígena y una práctica respetuosa e inculturada de evangelizar.
Hoy sigue en muchas partes la misma violencia conquistadora, pero más disfrazada, a partir del sistema neoliberal, que hace ‘los pobres más pobres a costa de los ricos más ricos’. Este sistema de muerte se basa en la exclusión y eliminación de los pobres. Al nivel eclesial, estamos en un período de retroceso: se fortalece una autoridad alejada de las necesidades populares y, en su mayoría, aliada a los gobiernos de turno. Todo esto es un desafío tanto para el Pueblo de los Pobres del campo, de la ciudad y del mundo indígena, como para la Iglesia de los Pobres con las Comunidades Eclesiales de base, y los y las Agentes de Pastoral que hacen la opción por la causa de los pobres. Una situación de persecución es una realidad tanto en el mundo de los pobres que buscan organizarse como en los sectores cristianos que siguen la línea de la teología de la liberación.
Todo un sistema cultural y económico impuesto desde fuera está persiguiendo a todos aquellos, individuos y Pueblos que se esfuerzan en afianzar la identidad latinoamericana, en particular en el mundo indígena. Su despertar molesta a los poderosos de siempre, al nivel nacional e internacional. Por buscar tener un lugar digno para vivir y trabajar, campesinos sin tierra son hostigados y muertos, dirigentes sindicales y estudiantiles están apresados, agentes pastorales comprometidos con los sectores populares son desplazados, defensores de derechos humanos están amenazados por ejercer la solidaridad con todas las víctimas de la violencia institucional (Hechos 11,33-40).
En medio de estos y otros perseguidos, están todos aquellos que buscan comprender con nueva luz y nuevas prácticas la historia de este continente y de sus Pueblos. La fe en Jesucristo ayuda a muchos a no desanimarse en esta lucha y encontrar nuevas salidas personales y colectivas. La imagen de los profetas siempre molestará a los que nos quieren un mundo de compartir, participación y creatividad. No se quiere una Iglesia solidaria con ‘las angustias y esperanzas de los hombres’ y mujeres de hoy (Gaudium et spes, 1,1).
Un lindo párrafo de la Carta Apostólica del Papa a los Religiosos/as hace referencia a la identidad y memoria de los Pueblos latinoamericano en estos términos: ‘El catolicismo popular brilla  por su profundo sentido comunitario, su gran ansia de justicia social, su fidelidad a la fe de la Iglesia, su profunda piedad mariana y su amor al sucesor de Pedro… El urgente llamado a la nueva evangelización tiene como objetivo lograr que la fe se profundice y se encarne, cada vez más, en la conciencia y en la vida social’ (14).


TEMA  16 :  ABRE  TU  MANO  DE  HERMANO  A  LOS  DERECHOS  DE  LOS  POBRES

Mensaje: El espíritu de toda ley es defender el derecho del pobre, del débil y del indefenso. Las leyes del Pueblo de Moisés tenían esta preocupación, porque Yahvé es el Dios de los Pobres.

Motivación: En América Latina, sabemos, como lo dijeron nuestros obispos en Puebla, la existencia de inmensas capas de la población explotadas y marinadas es el resultado de una organización social desigual y perversa, ‘una situación de pecado estructural’.
Pero, la Biblia nos revela que son los preferidos de Dios, hoy como ayer. ‘No deben existir pobres en medio de ti’ (Deuteronomio 15.4). ‘Nunca dejará de haber pobres en la tierra. Por eso, yo te ordeno: ´Abre tu mano a favor de tu hermano, del humilde y del pobre en tu tierra´’ (15,11).
En todas las épocas, se distingue claramente la presencia de los pobres en medio del Pueblo de Dios. Están presentes en la formación del Pueblo, en tiempo de los Reyes, después del exilio, y también en la época de Jesús, y ciertamente en nuestros tiempos.
La lectura de hoy es, tal vez, la página más hermosa del Antiguo Testamento, por su llamado al perdón y la solidaridad. Los años ‘sabáticos y jubilares’ era una forma de comenzar de nuevo en la fidelidad a la Alianza. Esta práctica se fundamenta en el derecho de los pobres y en la solidaridad fraterna. Veamos.

Bienvenida. Saludos. Canto. Motivación. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: La pobreza y sus causas.
1.       Entre nosotros, ¿cuáles son los mayores signos de pobreza?
2.       Además de la pobreza socio económica, ¿qué otras formas de pobreza sufrimos?
3.       Según nuestro parecer, ¿cuáles son las principales causas de estas distintas formas de pobreza?
Palabra de Dios. Deuteronomio 15,1-28: ‘¡No habrá pobres en medio de ti!’
4.       ¿Qué es lo que más nos llama la atención en esta lectura? ¿Por qué?
5.       En esta lectura, ¿cómo se interpreta, a la luz de la fe, la situación de pobreza?
6.       ¿Cuáles son los derechos de los pobres que resaltan en esta lectura?
Hoy nosotros: Perdón y solidaridad.
7.       A la luz de nuestra fe, ¿cómo calificamos la pobreza?
8.       ¿Cómo nos interpela esta lectura en cuanto a nuestra fe en el Dios de los Pobres?
9.       ¿Qué es lo que nos exige esta lectura en nuestra manera de vivir personal y colectivamente?
Oración comunitaria. Rezar el Magníficat, Lucas 1,46–56. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  16 :  ‘SIEMPRE  HABRÁ  POBRES’. JESÚS  Y  LOS DERECHOS  DE  LOS  POBRES

                Una de las frases de la Biblia utilizada e interpretada en sentido contrario es, muchas veces, la que Jesús pronunció en Betania con ocasión de su unción con un aceite perfumado muy caro (300 denarios, o sea, un año de salario): ‘A los pobres, siempre los tendrán entre ustedes’ (Marcos 14,7). Ahí Judas había reclamado: ‘¿Por qué no vender este perfume y dar el dinero a los pobres?’ (14,5). L respuesta completa de Jesús es: ‘En cualquier momento podrán ayudar a los pobres, puesto que siempre los tendrán entre ustedes, pero a mí no me tendrán siempre’ (14,7). Entonces, según Jesús, ¿cuál es el sentido de esta frase, y qué nos dice sobre el derecho de los pobres?
                La frase utilizada por Jesús proviene del Deuteronomio (15,11), donde es parte de la ley sobre el Año Sabático (15,1-11). El proyecto de Dios pide que, entre los seguidores de la Alianza, haya participación de bienes, y que, mediante este compartir, no existan pobres en la Comunidad: ‘Pues, no debe haber pobres en medio de ti’ (15,4). Esta ley debe orientar el comportamiento de los miembros del Pueblo de Dios. En la raíz misma de su organización, debe estar la preocupación constante que nace de esta recomendación: ‘En medio de nosotros no debe haber pobres’. Esta realidad era una contradicción, una infidelidad a la Alianza, una contradicción con la fe en Yahvé, el Dios liberador de toda esclavitud.
                Sin embargo, la realidad humana es hija del pecado personal y social. El Pueblo de Dios no es una Comunidad cerrada, ni tiene el control de las causas económicas y sociales que generan la pobreza y multiplican a los pobres en todas partes. Por esta razón, van a existir los pobres: ‘Pobres siempre habrá’, según la expresión de Jesús. De ahí también nace la ley del Deuteronomio: ‘Ciertamente que nunca faltarán los pobres en este país; por eso, te doy yo este mandamiento: debes abrir la mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra’ (15,11).
                El objetivo de esta ley es el siguiente: en el mundo, siempre van a existir pobres, pero en la Comunidad no puede haberlos. Al dar una dimensión universal y actual a esta ley, podemos decir: en nuestro mundo, en él que la acumulación de unos pocos produce la pobreza creciente de muchos, la Comunidad debe el signo de otra realidad que refleje el proyecto, y por lo mismo, el rostro de Dios. La pobreza es la negación de Dios. La meta, entonces, es el combate contra la pobreza: la Comunidad debe organizarse de tal manera que los pobres sean objetos de una atención particular, afín de no contradecir la identidad de la misma Comunidad. Creer en Yahvé es construir la fraternidad mediante una organización igualitaria. Los pobres son un desafío permanente que debe ser atendido también de una manera permanente. Hoy, la Iglesia, nuevo Pueblo de Dios heredero de la nueva Alianza, debe manifestar esta Alianza mediante su lucha constante contra la pobreza y ser una muestra, aunque siempre imperfecta, del proyecto y del rostro de Dios, el Dios de los Pobres, afín de no contradecir su misión y su identidad. Es responsable de la fraternidad que Dios quiere para todos y todas. Sólo así la Comunidad se puede convertir en una Buena Nueva, sentido de la Palabra ‘Evangelio’, tanto para los pobres como para toda la Humanidad.
                En cuanto al reclamo de Judas (Juan 12,5) sobre el ‘desperdicio del perfume’ en Betania, no es más que una defensa aparente y un falso amor a los pobres: era una evasión de un deber más importante que la limosna. Judas no quería emprender una lucha por la organización de la Comunidad para que acogiera preferentemente a los pobres, y, al mismo tiempo, combatiera e hiciera retroceder las causas de la pobreza, como lo busca el Deuteronomio; sólo quería una campaña rápida para recoger 300 denarios y distribuirlos a los pobres, una manera fácil de lavarse las manos y ocultarse la ley de Dios. No era más que hipocresía que, lejos de combatir la pobreza, más bien la estaba manteniendo y aumentando.
                En su respuesta, Jesús se apoya en la antigua tradición de la ley del Deuteronomio. No permite que se tranquilice la conciencia de Judas, y de todos los que después de él piensan y actúan de igual manera. No quiere que una campaña paternalista venga a debilitar y ocultar la obligación de una actuación y organización mayores que se originan en el nombre y el proyecto de Dios. La palabra de Jesús es un recordatorio del primer mandamiento: si tenemos fe un ‘un solo Dios’, tenemos la obligación de vivir como hermanos y hermanas iguales. La opción de entrar en la Alianza impone la obligación de ‘no ha de haber pobres en medio de ustedes’, afín de no contradecir lo que se afirma creer. De esta manera, los pobres tienen derecho a nuestra lucha contra su pobreza y a su integración en una Comunidad cuya igualdad refleje la presencia cierta de Dios: los intereses de los pobres son los intereses de Dios y, por lo mismo, nuestros intereses.
                ¿Cómo, entonces, explicar este desperdicio, según el criterio de Judas? Es de notar que, por una parte, al comienzo de la Pasión de Jesús, aparece una mujer que derrama una perfume de 300 denarios sobre la cabeza de Jesús (Marcos, 14,3-.9 y Mateo 26,6-13). Por otra, al final de la misma Pasión, aparece un ‘hombre rico’ que pide permiso a Pilatos para enterrar a Jesús ‘en un sepulcro nuevo, recién cavado en la roca’ (Mateo 27,57-60 y Marcos 15,42-47). Así lo profetizó el profeta Isaías: ‘Fue sepultado junto a los malhechores y su tumba quedó junto a los ricos’ (53,9). La insistencia, por una parte, en el perfume caro y la sepultura en el sepulcro nuevo de un hombre rico, y, por otra, en la crucifixión entre 2 ladrones (Mateo 27,38 y Marcos 15, 27), es para mostrar, a los que tienen fe, que Jesús es el Mesías sufriente según las Escrituras, que vino a realizar las promesas del Antiguo Testamento. Jesús es la Buena Nueva que viene al encuentro de la esperanza de los pobres, afín de realizar la Comunidad que devuelva el derecho de los pobres a desterrar su pobreza. Hoy esta esperanza pasa por nuestra práctica del compartir, nuestra opción preferencial por acoger a los pobres y nuestra lucha contra las causas de la pobreza, afín de manifestar que la Alianza con Dios sigue vigente y real y que su nombre, Yahvé, significa ‘liberador de los oprimidos’, ayer, hoy, mañana y siempre.


TEMA  17 :  ‘HOY  ESCOGE  EL  CAMINO  DE  LA  VIDA  Y  NO  EL  DE  LA  MUERTE’

Mensaje: Yahvé es un Dios que da y defiende la vida, contra los proyectos de muerte que anidan en el corazón de los seres humanos y las estructuras que ponen en marcha los que se encierran en proyectos de muerte.

Motivación: Al mirar a América Latina, descubrimos un continente exiliado en su propia tierra, sufriendo la injusticia y miseria en una naturaleza fértil y generosa, saqueado con el pago de la deuda externa, silenciado por la represión armada al servicio de intereses ajenos, manipulado por los medios de comunicación vendida a una cultura de muerte…Parece que hasta su corazón está golpeado y enfermo de muerte.
                Pero también existe una América Latina viva y esperanzadora: fuerte por su clamor por la vida, que se alimenta de pan compartida y de amistad sin frontera, resiste gracias a la solidaridad hasta la muerte, espera con paciente impaciencia un cielo nuevo y una tierra nueva, confía en el Dios de los pobres y está segura de cambiar el corazón de todos porque el Reino no se detiene.
                Al comienzo de su caminar, Dios presentó a su Pueblo esta doble alternativa:(’He aquí delante de ti dos caminos: el camino de la vida y el camino de la muerte. Escoge hoy el camino de la vida’. En Pueblo de Dios, también existían estas 2 realidades: la muerte y la vida, la bendición y la maldición. Pero Dios regaló a su Pueblo herramientas para elegir el camino de la vida y cerrarse al camino de la muerte.
                El último discurso de Moisés, del cual estudiamos una parte ahora, fue escrito durante el exilio, 800 años después de los acontecimientos. Los autores, que probablemente habían permanecido en Palestina, estaban desalentados y esperaban el regreso de la totalidad del Pueblo de Dios en la Tierra Prometida. Fue la resistencia y la fidelidad de los pobres y sencillos, - o sea, el Pueblo de la tierra, el resto de Israel, el Siervo sufriente -, la que mantuvo la esperanza y animó la certeza del regreso. Recordó el pasado, releyó la historia, prestó atención a la presencia de Yahvé, revivió la Alianza. Los escritores del Deuteronomio pusieron en boca de Moisés su lectura de los acontecimientos pasados para iluminar los hechos del presente: Dios no está mudo ni dormido; su Palabra sigue viva y recreadora como ayer; sus hazañas no han terminado; su fidelidad prepara nuevas maravillas. Las acciones de Dios tienen una sola finalidad: ‘…para que vivas… para que poseas la tierra,… para que te  multipliques,…’ (Deuteronomio 30,3-6). Por esta razón se concluye el discurso con esta exhortación: (‘Elija el camino de la vida para que viva’) (30,19).

Bienvenida. Saludos. Canto, Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial:
1.       ¿De qué signos de muerte estamos testigos entre nosotros?
2.       ¿Qué signos de vida están también presentes en medio de nosotros?
3.       ¿Cuándo somos, unas veces, actores de vida y, otras veces, cómplices de muerte, en esta nuestra realidad?
Palabra de Dios. Deuteronomio 29 y 30: ’Pongo delante de ti 2 caminos’.
4.       En esta lectura, ¿cuáles son las acciones que realiza Dios?
5.       Y, ¿qué acciones se le pide al Pueblo?
6.       ¿Qué mensaje podían encontrar en esta lectura los que la leían en su situación de exiliados?
Hoy nosotros: ‘Elige pues el camino de la vida’.
7.       ¿Qué rostro de Dios encontramos en esta lectura?
8.       ¿Dónde encontramos a Dios muy cerca de nuestro y nosotras?
9.       ¿Qué mensaje sacamos de esta lectura para la difícil situación en la que nos encontramos?
10.    ¿Cómo vamos ser testigos, personal y comunitariamente, del Dios que hemos descubierto en este diálogo?
Oración comunitaria. Salmo 1. Canto. Oración final.


COMENTARIO  17 : ‘DABAR’,  O SEA,  LA  PALABRA  VIVA  DE  DIOS

                En hebreo, ‘dabar’ significa ‘palabra, realidad, asunto, mandamiento’. Las palabras provocan hechos y los hechos hablan por sí mismo. Dios tiene diversas maneras de hablarnos y darnos su Palabra. Encontramos la Palabra de Dios en 3 libros: El libro de la Vida, el de la Biblia y en ella, de una manera más particular, la Palabra de Jesucristo. ‘En diversas ocasiones y bajo diferentes formas, Dios habló a nuestros padres por medio de los profetas, hasta que, en estos días que son los últimos, nos habló a nosotros por medio de su Hijo’ (Hebreos 1,1).

  1. El libro de la Vida
        Es el primer libro que Dios pone a disposición de los humanos, ayer, hoy y siempre. Según el relato del Génesis, Dios dijo 10 palabras para ordenar toda la creación (1,1-2,4). Este libro todos lo podemos leer, hasta los analfabetas. Se continúa escribiendo en la historia de todos los días. De ahí proviene el título de esta colección: ‘La Vida es tu Palabra’. La Biblia va a ser la garante de que no nos equivocamos sobre la Palabra de Dios escuchada en la Vida. Así escribió San Pablo: ‘Si bien a él no lo podemos ver, lo contemplamos, por lo menos, a través de sus obras’ (Romanos 1,20).

  1. El libro de la Biblia
        Es el segundo libro que Dios pone a nuestra disposición: ‘Conocían a Dios y no lo han glorificado como le corresponde… Al contrario, se perdieron en sus razonamientos y su corazón extraviado se encegueció más todavía’ (Romanos 1,21). La humanidad tiene siempre la tentación de volverse ciega y sorda: puede elegir de no ver la presencia de Dios ni entender su Palabra en la Vida. Pero Dios no se satisface con aquello: ‘¿Dónde estás? Nos sigue preguntando, como a Adán y Eva. ‘¿Qué has hecho de tu hermano?’, nos cuestiona como a Caín. Para iluminar a la humanidad sobre su presencia y su Palabra, eligió a un Pueblo para que fuera suyo y pregonero de sus maravillas y de su Palabra: se reveló a él; le comunicó su sueño para toda la humanidad: él sería el modelo de la Humanidad nueva que deseaba. En este camino el Pueblo del Antiguo Testamento fue encontrando a Dios a partir de Hechos liberadores: los va guardando en su memoria y luego los va escribiendo. Así se fue escribiendo el libro de la Biblia (Sirácides 44,1-15).
        Con Jesucristo, la Palabra de Dios se hizo carne (Juan 1,1-18), signo, señal, sacramento visible de Dios y su Palabra. Él es ‘el Alfa y la Omega’ (Apocalipsis 1 ,8), o sea, la primera y la última letra del alfabeto griego: esto quiere decir que, en Jesús, Dios se comunica en su totalidad. Jesús es la plena revelación de Dios, tal un libro abierto en el que podemos contemplar al Padre, escuchar su Palabra y reconocer su presencia.

  1. El libro de la Iglesia, Pueblo de Dios, ‘Cuerpo de Cristo’
        Dios continúa de revelarse y de hablarnos. La Vida del Pueblo de Dios es el 3er libro que Dios pone a nuestra disposición. Si, como dice San Pablo, somos ‘el cuerpo de Cristo’ (1ª Corintios 12,27), como Iglesia, nuevo Pueblo de Dios, somos también su Palabra para hoy, particularmente nuestros mártires y grandes profetas, como también la palabra de la Iglesia de los Pobres viva en las Comunidades Eclesiales de Base. Los documentos oficiales de nuestros obispos y de la Iglesia universal son, de alguna manera, también ‘Palabra de Dios’: nos comunican la presencia y la Palabra de Dios para nuestro tiempo; somos su revelación, su sacramento. En América latina están los grandes Documentos de Medellín (Colombia, 1968), Puebla (México, 1979) y Santo Domingo (República Dominicana, 1992). ‘Nadie puede negar que ustedes son una carta de Cristo, escrita no con tinta sino con el Espíritu de Dios vivo, no grabadas en tablas de piedras sino en corazones de carne’ (2ª Corintios 3,3).
        Todos estos 3 libros han de juntarse para iluminarnos sobre la Palabra de Dios, el Reino, nuestra misión: así estaremos viendo a Dios y escuchándolo sin riesgo a equivocarnos.
Notemos que, en hebreo, ‘dabar’ significa ‘palabra, realidad, asunto, mandamiento’. La palabra es acción e historia, tal como la acción y la historia se vuelven palabras: las palabras provocan hechos y los hechos hablan por sí mismo. En ellas y en ellos, la Palabra de Dios se hace creativa y creadora: es viva y eficaz. Su Palabra es vida y da vida. De esta manera, la Vida pasa a ser su Palabra que camina con nosotros se encarna, nos convoca, nos une, nos motiva, nos libera, se hace camino de vida y de amor.



Cuarta  parte :   E L   L I B R O   D E   L O S   J O S U É

‘Ustedes tomarán posesión de su tierra, como lo prometió Yahvé, su Dios’ (Josué 23,5).


INTRODUCCIÓN  AL  LIBRO  DE  JOSUÉ

                El libro de Josué es el 6° libro de la Sagrada Escritura. Constituye el comienzo de los ‘libros históricos’: Josué, Jueces, Samuel y Reyes. La Biblia hebrea los llama ‘Profetas Anteriores’, para diferenciarlo de los ‘Profetas Posteriores’: Isaías, Jeremías, Ezequiel, etc.
                El libro de Josué es de difícil interpretación. Ya fue usado para legitimar el racismo y la posesión ilegal de tierras. Con él, justificaron el apartheid, la persecución de los Palestinos por los Israelitas, y hasta el capitalismo en América Latina. Para comprenderlo correctamente, es necesario saber distinguir las etapas por las que pasó el libro desde su origen hasta su redacción final.


A. HISTORIA DE LA FORMACIÓN DEL LIBRO DE JOSUÉ

  1. Los Hechos: La instalación del Pueblo de Moisés en la Tierra Prometida
        El libro comienza con la misión de Josué y termina con su muerte: él es el actor principal. Sucede a Moisés en la conducción y animación del Pueblo. El libro describe primero la entrada del Pueblo en la Tierra Prometida, ocurrida por el año 1250 a.C., y luego la repartición de la Tierra entre las 12 tribus, realizada por el mismo Josué.
         Sin embargo, una lectura más atenta del libro muestra que la conquista de Tierra Prometida, o sea, Canaán, no se realizó de un momento para otro. Siempre hubo resistencia (13,1-6), y, al final de la vida de Josué, todavía quedaban regiones por conquistar (23,4-5). También se puede observar que no todas la tribus tuvieron la misma actuación en la ocupación y defensa de la Tierra (19,47).
         Por todo esto es difícil hacer una reconstitución exacta de lo que realmente sucedió. El libro de Josué fue escrito unos 500 años después de los acontecimientos y con una preocupación más teológica que histórica. No pretendía narrar los hechos ocurridos tal como sucedieron: fue una relectura de la historia para comunicar unas enseñanzas, diferente de cómo hoy concebimos una obra histórica. Existen varias teorías para explicar cómo sucedió históricamente la ocupación de la Palestina por el Pueblo de Moisés en tiempo de Josué y de los Jueces.

-        Una ocupación violenta. La teoría más antigua, la más conocida, explica que la ocupación sucedió de manera violente por medio de 3 o 4 campañas militares relámpago, comandadas por Josué. Esta teoría más tradicional interpreta el libro de Josué al pie de la letra. No hace ningún esfuerzo de crítica literaria de las fuentes, es decir, no toma en cuenta que el libro fue escrito unos 500 años más tarde y con una finalidad pedagógica.
-        Una ocupación pacífica. Esta segunda teoría surgió al comienzo del siglo, probablemente influenciada por la manera cómo el movimiento sionista - del país actual de Israel - estaba ocupando la Palestina. Explica que la ocupación hecha por Josué sucedió de manera pacífica, o sea, por medio de una lenta y progresiva infiltración de la tribus que, en aquel momento, dejaban de ser semi-nómadas para pasar a ser sedentarias, es decir, estables en un lugar determinado. Por una parte, esta teoría se fundamenta en un análisis más crítico de los textos bíblicos: la ocupación no se realizó de un solo golpe. Pero, por otra parte, no explica suficientemente las luchas que hubo y de las que los libros de Josué y de los Jueces habla con tanta insistencia.
-        Una ocupación limitada o parcial. Esta teoría es más reciente y trata de combinar todos los datos tanto de los textos como de las conclusiones de la arqueología. Presenta una ocupación, parcial, o sea, limitada a las parte más altas de la Palestina, poco pobladas y ocupadas por campesinos y pastores pobres; estos se habían refugiado allí para resistir la explotación de los reyes que vivían en las ciudades.

         El éxodo de Egipto por los hebreos guiados por Moisés fue posible por un debilitamiento del poder del faraón. En Canaán, esta situación fortaleció el poder de los reyes que aumentaron los impuestos a los campesinos y pastores creando enfrentamientos. La llegada del grupo de Moisés que se había organizado para poder atravesar el desierto, fortaleció la rebeldía de los campesinos y pastores y permitió una unión de todos estos grupos a lo largo y ancho del país.
         Otro elemento importante era la fe que trían los hebreos. Con el éxodo habían redescubierto a Yahvé, el Dios de sus padres. Moisés había tenido un encuentro personal con él, recibiendo la misión de liberar a su Pueblo. Experimentaron que era un Dios cercano y liberador de los pobres, e hicieron una alianza con él: serían su Pueblo, es decir, una Comunidad de iguales. La fe en Yahvé permitió a los Pueblos oprimidos de Canaán desenmascarar la falsedad de la religión de los reyes, tal como había ocurrido para los hebreos con el faraón. Además fortaleció su capacidad de organizarse según el sistema tribal que era más igualitario, y más conforme a las exigencias de le fe en Yahvé. Así la fe en Yahvé, que exigía una mayor convivencia social, fue el eje que unió progresivamente a todos estos grupos y les permitió congregarse poco a poco en un solo Pueblo constituido por 12 tribus. El acontecimiento relevante de esta lenta formación fue la asamblea de Siquem (24,14-24) que consiguió, bajo la conducción de Josué, la unificación de las 12 tribus.

  1. Los criterios organizativos de las 12 tribus unificadas por Josué
Entre el sistema de organización, por una parte, del Faraón de Egipto o de los Reyes de Canaán, y, por otra, el sistema tribal de las 12 Tribus, había unas diferencias bien nítidas. He aquí unos 8 criterios que muestran la oposición entre el sistema imperial de Egipto y Canaán, y el sistema más igualitario de las 12 Tribus de Josué.
a).   Los criterios del sistema imperial de Egipto y Canaán
-          Una sociedad jerarquizada. La organización social era en forma piramidal que daba cada vez menos poder al nivel inferior: primero el rey, luego los nobles y los sacerdotes, después los funcionarios y los soldados, en fin los artesanos y los campesinos (Josué 11-12). Estos últimos eran como esclavos.
-          La explotación del trabajo. El rey obligaba a los artesanos y campesinos a trabajar bajo duras condiciones: el poder central se apropiaba de la mayor parte de su producción y crianza (Éxodo 5,6-18), hundiéndolos en la miseria y la dependencia.
-          El poder centralizado en el Rey. El rey era dueño de todo el país y tenía poder absoluto de vida y de muerte sobre todos (1 Samuel 8,13-17).
-          El ejército mercenario y permanente. Los reyes tenían su ejército propio, pagado y permanente para hacer espetar su autoridad (1 Samuel 11-12).
-          Las leyes al servicio de los privilegios del rey. Cambiaban según los intereses del rey. Su palabra y sus decisiones eran leyes para los demás ((Éxodo 1,8-10,22 y 5,6-9).
-          Una religión con varios dioses. Había una variedad de dioses, unos más poderosos que otros: Baal, Astarté… Justifica el sistema opresor de la organización social de los reyes (Josué 24,14-15).
-          El culto centralizado celebra el mito. El culto era centralizado en la ciudad capital, según un esquema riguroso, basado en el poder absoluto y el miedo: no se podía modificar (1 Reyes 11,7-8 y 1 Samuel 5,1-12).
-          Los sacerdotes defensores del culto. Se presentaban como los únicos intermediarios entre los dioses y los humanos, pero sumisos al rey y propietarios de muchas propiedades (Génesis 47,20-22).
b).   Los criterios del sistema tribal de las 12 tribus
-          Una sociedad igualitaria. La base de la sociedad es la familia: nadie puede explotar a nadie. Se fomenta la igualdad y la solidaridad (Números 1,1-2,34 y Deuteronomio 15,1-11).
-          Una producción autónoma. La acumulación de bienes está prohibida (Éxodo 16,1-30). La tierra es de Dios que la dio a cada familia o a comunidades menores. Las leyes de los años sabáticos y jubilares legalizan esta situación (Levítico 25,1-35; Deuteronomio 15,1-11).
-          Un poder descentralizado. Cada núcleo tiene su representante: la familia (el patriarca), los clanes (o sea, varias familias: el anciano), las tribus (o sea, varios clanes), y las Asambleas del Pueblo con los Jueces o líderes morales (Éxodo 8,13-37; Números 11,16-25 y Josué 24).
-          Una autodefensa ocasional. Los bienes son de todos y defendidos por todos. Todos los varones se organizan en autodefensa voluntaria cuando hay que rechazar algún enemigo común (Jueces 4,6-10).
-          Unas 10 leyes permanentes. Las leyes provienen del compromiso mutuo, defienden la libertad conquistada y la organización comunitaria: giran en torna a 10 leyes permanentes, el Decálogo (Éxodo 20,1-17).
-          La fe en Yahvé liberador, único Dios. Un solo Dios hace que todas sus criaturas somos iguales y hermanos. Al ser liberador, no puede haber míseros ni esclavos (Éxodo 3,1-15; 17,1-7 y 22,20-26).
-          Un culto celebrador de la vida y de la historia. Hace memoria del pasado para interpretar el presente, anima la vida del Pueblo, celebra la presencia liberadora de Dios (Éxodo 19,1-8; 17,1-7 y Josué 24,1-28).
-          Unos sacerdotes pobres al servicio de su pueblo. No tienen propiedades sino diezmos y primicias, y viven de su trabajo; pertenecen a una solo tribu (Números 14,22-19; 18,20 y 35,1-8).
Estas características del sistema tribal fueron vividas con altibajos durante unos 250 años, de 1250 a 1030 a.C... Un buena parte de este programa llegó a realizarse, sin lograr concretar plenamente todo el ideal de este tipo de sociedad tribal. Pero lo organizaron y lo defendieron como el más acertado por ser el Pueblo elegido por Yahvé, el Dios liberador, y para mantenerse en su alianza. La implantación de la monarquía perjudicó este sistema igualitario por no conservar los criterios que lo animaban (1 Samuel 8). Los profetas lucharon por conservar la memoria de este ideal y defender su vivencia en el Pueblo sencillo (Sofonías 3,11-17). Jesús retomará el espíritu de este sistema para describir las cualidades del Reino de Dios.

  1. La Memoria de los Acontecimientos
        En este tipo de organización, el culto es la manera privilegiada de conservar la memoria de los acontecimientos del pasado. Las celebraciones comunitarias hacen revivir hechos del pasado que se transmiten de generación en generación. El libro de Josué nos señala que estas celebraciones tenían lugar alrededor de un ‘círculo de piedras’, como en Guilgal (4,19-24 y 5,19-12), o en un ‘altar de piedras brutas’, como en el monte Ebal (8,30-35), o en otros centros de peregrinación distribuidos por todo el país ((24,26-27). Las Asambleas comunitarias convocadas y coordinadas por Josué, especialmente la de Siquem (24,1-28), eran la ocasión de recordar los grandes hechos del pasado para fortalecer la identidad y aclarar el camino a seguir. Estos acontecimientos del tiempo de Josué fueron retomados más tarde, en otros libros, iluminados por la fe (Sirácides 78,54-55; 105,44-45; 2 Macabeos 12,15; Hebreos 11,30). Así, la travesía del río Jordán, la conquista de Jericó y la ocupación de la Tierra Prometida son consideradas como el triunfo del poder de Dios que ayudaba al frágil Pueblo de Israel.
        Hay que notar también que, en aquel tiempo, la religión de Yahvé no había suprimido del todo la religión cananea. Las 2 religiones cohabitaban y se dejaban influenciar la una por la otra: a veces las prácticas cananeas entraban a formar parte del culto a Yahvé (Deuteronomio 31,16-18). Para combatir estas influencias cananeas, tanto el libro de Josué y de los Jueces como los libros deutronomistas tienen en esquema común para presentar llamar la atención del Pueblo a no desistir en su lucha contra la religión cananea y su sistema de explotación que justificaba. Este esquema dinámico es el siguiente:
-          El Pueblo olvida la ley y la alianza y cae en la idolatría.
-          La consecuencia es la desorganización y la dominación extranjera, como castigo de Dios.
-          El Pueblo recapacita y grita a Dios su voluntad de volver a él.
-          Dios escucha la oración del Pueblo y envía un liberador que enfrenta y vence al enemigo.
-          Retorna la paz y la fidelidad a Dios.
Los siguientes textos reflejan este esquema básico: Josué 23; Jueces 2,11-19 y 3,7-11; 1 Samuel 12,6-24; 1 Reyes 822-61; Deuteronomio 30-31).

  1. La Redacción del libro actual
        El libro de Josué no saca una fotografía de los hechos contemporáneos de Josué, sino que los interpreta, los exalta y los presenta como obra directa de Yahvé, más fuerte que todos los dioses cananeos. Es una epopeya de los orígenes y de las raíces fundadoras del Pueblo de Dios. Se trata de un género literario que se apoya en acontecimientos históricos, pero les imprime un sentido teológico. Por esta razón ya no se trata de una narración exacta, sino que busca revelar la presencia liberadora de Dios en estos hechos. En medio de sus crisis, la lectura de estos textos que engrandecía los acontecimientos, animaba al pueblo, lo fortalecía en su identidad, promovía la fidelidad al Proyecto de Moisés y por lo mismo su alianza con Yahvé el Dios de la historia.


B. UNAS CLAVES DE LECTURA
                Cada libro tiene sus puntos fuertes: estos permiten entenderlo mejor. He aquí algunas de estas claves que facilitan su lectura y comprensión.

  1. La Tierra Prometida.      El Pueblo que sale de la esclavitud de Egipto y de la purificación de la travesía del desierto, entra, con la ayuda de Yahvé, en la Tierra que ‘mana leche y miel’, cumpliéndose así la promesa de Dios.
  2. La repartición de la Tierra. Es un punto fundamental. La tierra es de Dios para el sustento de todos. No se la puede acaparar o poseerla egoístamente. Es entregada a cada una de las tribus para que se la reparta equitativamente a cada familia: la tierra es vida y garante de libertad. Sola la tribu de Leví no recibe territorio porque ‘Yahvé es su herencia’ (Josué 13,33): sus miembros serán los encargados del culto en ciudades determinadas y escogidas para este fin.
  3. Una nación elegida por Dios.        El Pueblo de la tribus tiene conciencia del proyecto de Dios es unirse en una nación con fuertes lazos de solidaridad económica, social y cultural, como signo de su pertenencia a Dios y fidelidad a la alianza.
  4. El culto como acción de gracias. Las celebraciones litúrgicas de las tribus profundizan esta situación de consagración a Dios: todo es don gratuito de Dios, lo de ayer como lo de ahora.
  5. Un proceso de liberación permanente. No todo lo ideado se alcanzó. La liberación plena no llegó: es más bien una lucha permanente para conservar los espacios ganados y alcanzar nuevos. El pecado anida en el corazón de cada uno; las tentaciones de la religión cananea y de su sistema opresor están siempre presentes.
La lectura del libro de Josué debe ayudarnos, por una parte, a descubrir a Dios presente en los acontecimientos como liberador y, por otra, a confrontar los criterios de la organización tribal como medios para criticar todo sistema opresor con sus justificaciones religiosas. Nos ayuda también a confirmar o abrir caminos como alternativa de organización social más humana, más participativa, más creativa y más solidaria.


TEMA  18 : 
CON  LA  CAÍDA  DE  JERICÓ,  COMENZÓ  LA  CONQUISTA  DE  LA  TIERRA  PROMETIDA

Mensaje: La lucha por la tierra incluye no sólo la sobrevivencia, sino también un proyecto social y una nueva concepción de Dios y de la religión. La caída de Jericó confirma la superioridad del proyecto de Yahvé.

Motivación: En nuestro país y todo el Continente, la lucha por la tierra ha sido constante. Los Indígenas han sido rechazados y, muchas veces, arrinconados en las partes más áridas. Por eso, actualmente se dan grandes luchas por la sobrevivencia y la conservación de su identidad, particularmente en Brasil, Ecuador y Chiapas (México): claman por una reforma agraria que respete sus derechos. Los motivos religiosos no están ausentes de estas luchas.
                Para el Pueblo de Moisés, la caída de la ciudad de la ciudad de Jericó significa, por una parte, la entrada en la Tierra prometida y, por otra, el triunfo del proyecto de Yahvé, más igualitario, sobre la organización, más opresora, de los reyes de Canaán, en nombres de sus dioses.
                Al ser redactado este acontecimiento en tiempos del rey Josías, el objetivo del autor era animar al Pueblo a combatir la infiltración de la religión cananea en las tribus de Israel. La consecuencia era no solamente la pérdida de la fe en Yahvé, sino también el regreso a una organización social contraria al proyecto de Moisés. Así, el recuerdo de la caída de Jericó expresaba el enfrentamiento entre 2 modos opuestos de organización social, cultural y religiosa.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Las luchas campesinas e indígenas por la tierra.
1.    ¿Qué luchas por la tierra se han dado o se siguen dando en nuestro país?
2.    ¿Cuáles son los motivos de estas luchas?
3.    ¿Qué tiene que ver la religión en estas luchas por la tierra?
Palabra de Dios. Josué 5,13-6,25: La caída de Jericó y el triunfo de Yahvé.
4.    ¿Cuál es la motivación que animaba al Pueblo de Dios en la batalla por tomarse la ciudad de Jericó?
5.    ¿Qué representaba para los hebreos la toma de Jericó?
6.    ¿Por qué, en este acontecimiento, se hizo continuamente referencia a Yahvé?
Hoy nosotros: La tierra es don de Dios para todos.
7.    ¿Por Qué la tenencia de la tierra es tan importante para los campesinos y los indígenas?
8.    ¿En qué nos ayuda esta lectura a entender el derecho de los campesinos e indígenas?
9.    ¿Qué podemos aportar en estas luchas por la tierra con conciudadanos y como cristianos?

Oraciones comunitarias. Salmo 68. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  18 :  PRESERVAR  LA  HERENCIA

A. POR LA FUERZA DE YAHVÉ: VIOLENCIA Y GUERRA SANTA

  1. La situación en tiempo de los hechos relatados
        En los libros de Josué y de Los Jueces, nos enfrentamos con la violencia. ¿Cómo entender la guerra de exterminio total que llevaron adelante los hebreos al llegar a la Tierra Prometida? Uno de los ejemplos más conocido es la toma de la primera ciudad, Jericó. ¿Cómo entender a Yahvé, el Dios liberador, que pasa a ser una Dios violento contra los demás y exterminador?
        Las ciudades cananeas tenían un ejército profesional, permanente y mercenario, o sea, asalariado. Este ejército formaba una casta guerrera muy importante porque, no sólo protegía los enemigos que venían del exterior, sino que también y sobre todo defendía el sistema de los reyes. Sabemos que los reyes vivían de la explotación de los campesinos y tenían que enfrentar revueltas permanentes.
        Las tribus de Israel no tenían un ejército permanente y preparado. Cada clan, compuesto de varias familias, y cada tribu, formada de varios clanes, tenían un cierto número de hombres aptos para la guerra. Estos se unían para defender su Pueblo al momento que se presentaba algún peligro. Defendían un proyecto común, resultado de la alianza con Dios: proteger a los débiles y fortalecer los lazos de unión.
        De esta manera, la guerra llegaba a ser algo casi permanente, inseparable de la vida de las tribus: había que, por una parte, defender de las bandas de ladrones y de los invasores de tierras, y, por otra, cuidar de los que rompían la unidad interna al acaparar bienes y nuevos esclavos. Con el tiempo, había que defenderse de los reyes de las ciudades cananeas que querían dominar a más gentes para explotarlas y tener más impuestos, riquezas y hombres de guerra.
        Al llegar a las puertas de la Tierra Prometida, el Pueblo de Israel estaba preparado para conquistar un nuevo espacio vital, el que iba a ser su país, la Palestina. Iba a ser una larga lucha larga y encarnizada para fortalecer su unión interna y ganar espacios de independencia mediante la adquisición de un territorio suficiente para vivir independientemente. Estaban seguros de que Dios los acompañaba en esta lucha y en estas guerras. Pensaron que el proyecto de Dios y la vida del Pueblo debían ser defendidos a toda costa y por cualquier medio. Hay que notar que la guerra no era algo aparte de la vida del Pueblo: no se la sacralizaba como tal; era parte del proceso de sobrevivencia y continuidad del proyecto de Dios. Toda la vida era sentida como sagrada y debía ser defendida hasta con la guerra: o ellos o nosotros, no había medio término.

  1. La narración y su intencionalidad teológica
        La conquista de Jericó tuvo lugar por los años 900. La narración de este acontecimiento se realizó unos 300 años después, en el ambiente deutoronomista. Esta corriente de pensamiento reinterpretaba la historia de Israel a luz de los acontecimientos vividos en la época de la narración del pasado: en aquel entonces, se buscaba poner en marcha la reforma del Rey Josías, y en medio de todos los conflictos que provocaron el exilio en Babilonia. Narrar el pasado era una manera de justificar el presente, confirmar ciertas líneas de las reformas e insistir en la corrección de los errores que se buscaba combatir. La lectura del pasado era desde un punto de vista pedagógico, y entonces parcializado.
        Los relatos de la época de Josué y de Los Jueces revelan una actitud clara del Pueblo de Yahvé de combatir la influencia de la religión tanto de los Cananeos como la del rey de Babilonia. Por eso, insisten en el hecho de que se trata no sólo de una guerra de conquista, sino sobre todo en una guerra de destrucción de la religión cananea y de sus seguidores. Para este propósito, la teología deuteronomista cambió el sentido de la palabra ‘anatema’, que pasó a ser sinónimo de ‘exterminio’ (Josué 6,17 y 7,1-26).
        En época de Josué, la palabra ‘anatema’ era entendida como ‘renuncia a los despojos’ adquiridos en la guerra, que pasaban a pertenecer a Yahvé. Los combatientes hebreos luchaban gratuitamente y entregaban todo lo que conseguía sobre los vencidos. Era una ‘guerra santa’, y en ciertos momentos se destruía los bienes y las personas contrarias al modo de vida participativo e igualitario de las tribus de Israel. Tampoco se puede decir que se mataba a toda la gente sin excepción: la costumbre era más bien de dar muerte a los jefes principales y demás autoridades de aquel Pueblo o de aquella ciudad. De esta manera, la guerra era puesta al servicio de un cierto ideal que podríamos llamar ‘más elevado’: no se combatía para dominar y esclavizar, sino más bien para lograr una alianza con el pequeño pueblo de los vencidos, y, así, destruir la explotación y la desigualdad existentes entre el campo y la ciudad. (1 Samuel 15).
        En la narración deuteronomista, la palabra ‘anatema’ fue explicada como ‘exterminio total’, ‘tierra arrasada’, ‘aniquilamiento de todas las persona’, como ‘ofrenda a Yahvé’, que había ayudado a lograr la victoria. Aso fue el caso de Jericó, la puerta de la Tierra Prometida, y de las demás ciudades (Josué 6,17-24 y 10, 28-42), calificadas como centro de desviación religiosa y de explotación de los pobres. Con todo esto, la teología deuteronomista quería llegar, para sus lectores, a una toma de posición firme y radical contra la religión cananea y babilónica, porque, en esa época, ponían en peligro la fe de los Israelitas en Yahvé. Al mismo tiempo, como consecuencia, estaba en juego la organización social igualitaria de las tribus, en riego de ser destruidas por la influencia del sistema cananeo de las Ciudades-Estado: La monarquía era una aceptación parcial y peligrosa de este sistema.

  1. La lectura actual
        Para nosotros hoy, es importante diferenciar el contexto en que sucedieron los hechos históricos del contexto en que se los escribió. Así se comprende mejor lo que sucedió y como se interpreta los hechos relatados. Al mismo tiempo se entiende mejor la visión sobre la actuación de Dios a favor de su Pueblo.
        Por todo lo expuesto se entiende mejor que la motivación de los autores no era tanto la lucha por adquirir nuevos espacios geográficos, sino preservar y mantener la independencia, la unión y la identidad entre todas las tribus. Además Dios es concebido no tanto como aquel que arrasa vindicativamente a todos los enemigos, sino más bien aquel que tiene predilección por los más débiles, desprotegidos y explotados, por los habitantes de la montaña. Es Yahvé, el Dios de los pequeños, que se hace presente en la lucha por la vida de ellos y su alianza con él.
        Finalmente, conviene notar que la Biblia, en los libros de Josué y de Los Jueces, no nos da una solución ni una evaluación con respecto a la violencia. De lo escrito, no se puede sacar ‘recetas directas e inmediatas’: no se puede buscar ahí ni un apoyo a los grupos armados, ni un sustento a las luchas pacíficas. Siempre es necesario recurrir al análisis de las situaciones pasadas con el aporte de las ciencias sociales, la luz de la Palabra de Dios en su conjunto y no sólo de una parte, aún sea todo el Antiguo Testamento; en esto, las palabras y la práctica de Jesús y de las primeras Comunidades cristianas son claves indispensables. Sólo a partir de ahí se puede tomar actitudes responsables, con base en la Escritura; y aun así, todavía nos podremos equivocar… Es siempre necesario un discernimiento continuo, en el que tenga lugar la participación de la Iglesia en su Tradición, su Magisterio y sus Vivencias actuales.


B. EL MINISTERIO DE LOS LEVITAS
                El ministerio de los ‘Levitas’, o sea, de ‘Los Sin-Tierra’, es servir la unidad del Pueblo.

  1. El protagonismo de la tribu de Leví.
A lo largo del relato del Éxodo, percibimos que dentro de las 12 tribus, relacionadas con los 12 hijos de Jacob, una de ellas se destaca por sus particularidades: la tribu de Leví. He aquí unos ejemplos.
-      En Egipto, el liderazgo de los esclavos fugitivos fue asumido por 2 levitas: Moisés y Aarón (5,1).
-      En el desierto, con el acontecimiento del becerro de oro, fueron los levitas que permanecieron del lado de Moisés (32,25-26).
-      En la Tierra Prometida, cuando se dio la repartición de la tierra, la tribu de Leví recibió apenas unos poblados y no un territorio: debería ser una tribu ‘sin tierra’, consagrada a Yahvé para el servicio de la unidad del Pueblo.
        Por todas estas circunstancias, aparece claro que, tanto en el proceso de liberación de Egipto como en la organización de la travesía del desierto y la lenta conquista de la Tierra Prometida, los levitas desempeñaron un papel relevante.

  1. Al servicio de la unidad del Pueblo
        La principal función de los Levitas fue de mantener la unidad de Pueblo mediante la fe en Yahvé, el Dios defensor y liberador de los pobres. Para ejercer más eficazmente esta tarea tan esencial, no recibió un territorio, ya que su ministerio les exigía una movilidad permanente entre todas las tribus. La tribu de Leví recibió unas cuantas aldeas, alguna de ellas convirtiéndose en ‘ciudades de refugio’. En otras palabras, la pequeña porción de tierra que recibieron los Levitas, fue debido a su ministerio: su consagración a Yahvé mediante el servicio de la unidad y la atención a los casos de homicidios dudosos o accidentales. En estos últimos casos, los acusados estarían a salvo de los vengadores cuando alcanzaran refugiarse en una de las ciudades de los Levitas (Números 35,1-8).
        Preservando también el derecho de las tribus, en cuanto duró el período igualitario del sistema tribal, los Levitas eran como Jueces. Esta condición de ‘sin tierra’ les daba una misión especial muy respetada en todas las tribus (Jueces 17,7 y 19,1). Eran misioneros peregrinos que transmitían la Ley de Dios para que todos siguieran en alianza con él. De esta manera mantenían la unidad del Pueblo en la fe y la justicia. Esta función la ejercieron a lo largo de todo el período tribal, junto a pequeños santuarios lejos de las grandes ciudades.

  1. Su marginalización por la monarquía
        Cuando comenzó la monarquía, o sea, la organización del Pueblo con los reyes, la religión entró también en un proceso de cambios. Surgieron por una parte un templo principal en la capital y, por otra, un sacerdocio para este templo, los 2 ligados al rey. Esto provocó un conflicto entre Levitas y sacerdotes (Números 15-17). El templo y los sacerdotes salieron vencedores, sobre todo con la reforma deuteronomista al final del siglo 7° a.C., cuando se centralizó el culto en el único templo de Jerusalén. Desde entonces, los Levitas pasaron a tener un papel secundario, ya que el rey ejercía personalmente la responsabilidad del templo, de la Ley y del derecho. Con esta novedad, el ejercicio de la religión fue dependiendo cada vez más del templo y de sus sacerdotes, sumisos al poder del rey.
Además. Esta situación provocó también una división entre los mismos Levitas. Los que estaban más ligados a la tradición de Moisés y a los pequeños santuarios, denunciaron las desviaciones de la centralización y fueron influyentes en el movimiento profético. Los que estaban más ligados a la línea monárquica, asumieron un papel de colaboración con los sacerdotes.
Más tarde, Jesús dará su apoyo a esta dimensión profética de los Levitas, de acuerdo a la propuesta de Isaías (Lucas 4,16-19). Pero, los apóstoles (Carta a los Hebreos), cuando quisieron reconocer a Jesús el título de Sumo Sacerdote de la Nueva Alianza, dejaron de un lado no solamente a la tradición sacerdotal heredada de los reyes, como a la de los Levitas. Recordemos que estos se había manchado con la sangre de sus hermanos cuando la adoración del becerro de oro (Éxodo 32,28-29).


TEMA  19 :  
LA  TIERRA  ES  DON  DE  DIOS  PARA  SER  REPARTIDA  EQUITATIVAMENTE  ENTRE  TODOS.

Mensaje: La posesión de un pedazo de tierra o de una casa propia es un hecho fundamental para una familia. La lucha por este derecho debe ser no solo personal sino también colectiva: es el derecho de todos.

Motivación: El sistema neoliberal que se ha implantado en Ecuador y América Latina favorece la acumulación de bienes y de poder en pocas manos, mientras va excluyendo a los sectores que no aportan al crecimiento de esta doble acumulación. Al mismo tiempo, las Comunidades Eclesiales de Base están promoviendo varias alternativas que van en el sentido del compartir de bienes, de la participación en todos los niveles en particular en el de la toma de decisión. El desafío es grande para mantenerse en esta línea y unirse a todos los grupos, cristianos o no, que van por este camino.
                La lectura de hoy nos va a ayudar a evaluar nuestras prácticas y actividades personales y colectivas. Estamos frente a un hecho que sucedió por el siglo 12° a.C.: se trata de la repartición de la Tierra Prometida a cada una de las tribus y a sus familias. Esta manera de repartirse la tierra era también una manera de iluminar los acontecimientos y las dificultades del tiempo en que fue redactado, por el siglo 7° a.C... Los profetas habían alzado la voz contra la acumulación de riquezas, tierras y poder. El recuerdo de esta práctica de los orígenes debía ayudar a recapacitar y continuar el pacto hecho con Dios: avanzar hacia un Pueblo de iguales. Profundicemos entre todos.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: La lucha colectiva para los derechos básicos.
1.    ¿Cuáles son los derechos básicos que debería poder gozar una familia?
2.    ¿Cuáles de estos derechos hemos logrado alcanzar cada uno de nosotros?
3.    Mirando nuestro grupo y nuestro alrededor, ¿cuáles son los derechos que aún falta alcanzar?
Palabra de Dios. Josué 18,1-10: La tierra es don de Dios para todas las tribus.
4.    ¿Cuál era la preocupación de Josué al haber conquistado la Tierra Prometida?
5.    Según Josué, ¿quién había entregado la Tierra Prometida al Pueblo y qué significaba esto?
6.    ¿Qué cosas más nos llama la atención en esta repartición del territorio a las 7 últimas tribus?
Hoy nosotros: Nuestra responsabilidad frente a las necesidades de otros.
7.    ¿Qué estamos haciendo personal y colectivamente para que alcancemos nuestros derechos básicos?
8.    ¿Por qué razones tenemos que unirnos y luchar para lograr estos derechos tanto para nosotros como para los demás?
9.    ¿Qué nuevas actividades hay que fortalecer o emprender para la satisfacción de los derechos básicos?

Oraciones comunitarias. Salmo 37,9-40. Bendición final.


COMENTARIO  19 :  LA  REPARTICIÓN  DE  LA  TIERRA  PROMETIDA  ENTRE  TODOS

                Siempre las primeras actuaciones que dan origen a una organización, marcan un camino para el futuro y cuando surgen conflictos. La manera cómo Josué había repartido la Tierra Prometida, era una referencia para seguir organizándose según los mismos criterios y, también, para corregir los errores cometidos en camino.

  1. La sabia manera de repartirse el territorio conquistado
        A partir del capítulo 13 de Josué, el libro trata del reparto de las tierras. La entrega de la tierra es el cumplimiento de una promesa divina (1,6 y 5,6): es Yahvé quien da la Tierra (1,15 y 21,43). En comparación con el desierto, de donde vienen, la Tierra Prometida significa descanso y satisfacción de un derecho básico (1,13). Comparada con Egipto donde los israelitas no tenían nada, Palestina es tierra de propiedad y de vida (18,3).
        La Tierra Prometida es entregada como totalidad primero al Pueblo entero. La conquista es el resultado de la lucha de todos para el beneficio de todos en su conjunto. La primera realidad es la propiedad colectiva de todo lo conquistado: nadie lucha para una posesión particular. Es el Pueblo entero que tiene derecho a poseer la tierra en su totalidad y a gozar de ella. Para realizar este derecho, la tierra es repartida colectivamente: en primer lugar a cada una de las tribus; luego cada tribu reparte a sus clanes y cada clan a sus familias.

  1. La ley del año jubilar debía asegurar a los campesinos la posesión de la tierra
        Esta ley fue redactada al mismo tiempo que se escribía el Génesis. Por eso dice: ‘La tierra es mía y ustedes están en mi tierra como huéspedes y forasteros’ (Levítico 25,23). La tierra es pertenencia exclusiva de Dios que la da para el beneficio de todos. Se la  posee solamente en nombre de él y se la debe repartírsela según su voluntad. No se la puede ni acaparar para sí sólo ni amontonarla. Por eso se la prohíbe venderla o empeñarla ‘para siempre’. Existía el derecho de rescate, y en caso de imposibilidad, el año jubilar permitía la devolución gratuita de cada parcela a sus antiguos dueños (24-28). De esta manera se buscaba alcanzar un doble objetivo: por una parte eliminar de modo sistemático y legal a los acaparadores de tierra y, por otra, hacer imposible que haya gente sin tierra.

  1. Las consecuencias de una tal repartición de la tierra
-      Cada propiedad es llamada ‘lote’, por ser parte de un total. Cada tribu recibe más o menos según el número de clanes, o sea, de familias organizadas (en clanes). Esta manera de repartición evitar el favoritismo y los privilegios. La tierra pasa a ser un medio de vida y de independencia: cada familia puede alimentarse sin ser esclava de nadie. Es el Señor que determina la distribución por medio de la ‘suerte’ (podemos relacionar con Hechos 1,26).
-      Cada propiedad es denominada también ‘herencia’. Corresponde a una posesión familiar y no personal; por ellos no puede ser vendido ni alienado o empeñado para siempre. Se transmite de generación en generación como una herencia que no se pierde (1 Reyes 2,3).
-      Es interesante constar que esta repartición se realiza durante una ‘asamblea’. A lo largo de esta época de los Jueces aparecen varias asambleas del Pueblo: en casi todas ellas se trata de repartición de tierra En la famosa asamblea de Siquem, Josué habla del don de la tierra por Yahvé (24,13). En sus profecías, el profeta Miqueas anuncia una ‘Asamblea de Yahvé’ en la que se medirán las tierras de los latifundistas para repartirlas en justicia (Miqueas 2,1-5). En tiempos de Nehemías, al regreso del exilio, se convocará a una ‘asamblea de renovación de la Alianza’ en la que, después de recordar varias veces el don divino de una ‘tierra fértil y espaciosa’ (Nehemías 9,35), se narra una devolución concreta de tierra y el Pueblo se compromete a cumplir con la antigua costumbre del Año Sabático y Jubilar (10,32). En otros textos, se insiste también en este modo de distribución (Números 26,52-56 y 33,53-54): más que de una realidad, se puede tratar de un ideal. Justamente, la meta era que se luche para alcanzar lo que aparecía como cumplimiento de la alianza contratada con Yahvé, en fidelidad a su proyecto.
-      La norma bíblica de posesión de la tierra no es el egoísmo de cada uno, en particular como actualmente la llamada ‘propiedad privada’, ni la capacidad económica o la herencia familiar, sino la necesidad de cada familia, y no la necesidad de cada persona (podemos recordar nuevamente Hechos 4,35). A cada familia con más bocas que alimentar, se le daba más superficie. Este ideal nunca se cumplió en totalidad, ni cuando se realizó la primera repartición de la tierra, ni cuando se escribieron estos acontecimientos en tiempos de reformas sociales y religiosa, ni en la época actual. Lo que sí debemos tener claro es el ideal propuesto por Dios.
Esto nos invita a ser conscientes que la realidad actual de la posesión de la tierra, en el campo como en la ciudad, no corresponde a la voluntad de Dios. Nos compromete a alcanzar nuestros derechos juntos y a luchar para que muchos logran conseguirlos: eso es la voluntad de Dios y la construcción de su Reino entre nosotros.



Quinta  parte :   E L   L I B R O   D E   L O S   J U E C E S

‘Yahvé hacía surgir un juez, estaba con él y los salvaba de sus enemigos,
porque se compadecía del lamento de su Pueblo oprimido y perseguido’ (2,18).


INTRODUCCIÓN  AL  LIBRO  DE  LOS  JUECES

                La época de los Jueces duró unos 200 años: fue el tiempo de la unificación de las tribus. Recordaban su historia y se la contaban. Por el hecho de contar la historia de sus antepasados, manifestaban la esperanza que los animaba en el presente. El libro de los Jueces describe esa época en que las tribus, con el líder que les guiaba, se fueron unificando en un Pueblo más organizado. Habla del tiempo que va de la entrada en Palestina hasta la constitución de la monarquía. Este tiempo se caracteriza por la lucha por la sobrevivencia frente a las amenazas externas e internas. El libro presenta las dificultades y guerras, los adelantos y retrocesos, las victorias y derrotas que marcaron el establecimiento del Pueblo en las tierras de Canaán.
                El autor no intenta contarnos esta historia con todos sus detalles. Más bien nos encamina a hacer una meditación sobre algunos hechos de esa época. Quiere demostrarnos que el proyecto de Dios y su realización pasa por los caminos imprevisibles de la historia y libertad humana. Este mismo mensaje se deduce de las actuaciones de cada uno de los Jueces.
                Estos jueces son líderes carismáticos, hombres y mujeres, cuya función principal es de salvar al Pueblo de algún peligro. Aparecen como héroes tribales que, movidos por su fe en Yahvé, lideraban los movimientos de liberación. Se los describe también como encargados de hacer prevalecer la justicia y defender los derechos de los pobres y oprimidos. Se identifican como liberadores o defensores del proyecto de Yahvé. El libro de los Jueces consta de 12 Jueces. Unos son considerados como ‘jueces mayores’: Otoniel, Débora, Gedeón, Jefté y Sansón; otros como ‘Jueces menores’: Tolá, Yair, Ibsán, Elón y Abdón. Estos últimos ejercieron la función de orientar al Pueblo en sus conflictos internos.


A. HISTORIA DE LA FORMACIÓN DEL LIBRO DE JOSUÉ

  1. Los Hechos
a).   La situación regional. Al comienzo del siglo 12°, el Oriente Medio había logrado un equilibrio de fuerzas, repartidas en un triángulo geográfico con loa Asirios al este, los Egipcios al sur y los Hititas al norte. Pero en la segunda mitad de siglo su decadencia se aceleró con 2 grandes corrientes migratorias que procedían del occidente y del oriente. Se aprovecharon de las debilidades de estos imperios para conquistar las zonas fértiles.
-      Procedentes del occidente, llegaron los llamados ‘Pueblos del Mar’. Entre ellos estaban los Filisteos que se establecieron a lo largo de la Costa de Canaán, al sur del Monte Carmelo.
-      Desde el oriente, llegaron diversos clanes nómadas llamados ‘arameos’: Moabitas, Edomistas, Madianitas y otros.
b).   La situación de Pueblo en Canaán. En medio de este impresionante revuelo que provocó la caída de los imperios, Dios se fija en un grupo esclavo en Egipto: lo va a ayudar a liberarse, atravesar el desierto y fijarse en Canaán. Este territorio es insignificante en sí mismo, pero por allí pasan todos los imperios y movimientos de Pueblos. El libro de los Jueces es el testimonio de estos choques de imperios y Pueblos migratorios y sus incidencias en el Pueblo de Dios.

  1. La Memoria  de los Acontecimientos
        El libro de los Jueces está hecho, como los demás libros de la Biblia, de varias tradiciones orales, las unas muy cercanas al momento de los acontecimientos, las otras más tardías. Recoge, en particular, poemas épicos que celebran con regocijo popular las gestas de sus grandes héroes de aquella época de los orígenes. Estas hazañas hacían parte del folclor transmitido por boca de juglar itinerantes y, sobre todo, por las narraciones de los mayores de cada familia.
        En un período posterior, antes de la separación de las tribus en 2 reinos, estas tradiciones empezaron a ser escritas por varios recopiladores. Cada uno de ellos conservaba la memoria de los héroes de su región. Es difícil discernir el valor objetivo de cada narración, ya que el interés del autor es más pedagógico que histórico. Se quería exaltar el modo de ser y la historia de los comienzo del Pueblo en Palestina, mediante la presentación emblemática de sus líderes más llamativos. En esto entra un fuerte componente teológico: Yahvé es aquel que siempre dio la victoria. Por esta razón, el autor del libro recalca, por una parte, las dificultades de cada situación y, por otra, la fragilidad de los personajes que intervienen: es Dios quien interviene para salvar a su Pueblo.

  1. La Redacción del libro actual
a).   La parte central del libro de los Jueces. La tradición más antigua se encuentra desde los capítulos 3,15 hasta 12,15. Se piensa que esta redacción no se hizo en Babilonia como el resto del libro, sino en Palestina, a mano de alguien que no había sido desterrado. A esta parte hecha de cantares de gesta, típicos de la edad heroica, el autor añade otros datos transmitidos oralmente  y la lista de los ‘Jueces menores’ (2,6-3,14 y 12,16-31).
b).   La introducción y la conclusión. Después del exilio, se redacta la introducción (1,1-2,5) y un apéndice (17-21). En la última parte, se elige unos conflictos que se resuelven de una manera favorable para la monarquía. Mientras tanto, la parte central más antigua es mucho más crítica con los reyes. En estos últimos capítulos (17-21), se ridiculiza la construcción del santuario de Dan, que, de hecho, va a promover un cisma después del rey Salomón que perdurará hasta el exilio. Cuando se escribía estos textos, los profetas habían criticado fuertemente las actuaciones que se habían dado en este santuario (Amos 8,14). Por esta razón se habla de una guerra fratricida, fruto de un vergonzoso caso de corrupción y se presenta esta época sin la presencia de un rey (19,1 y 21,5). El autor, después del exilio, añora la monarquía perdida.
        Así se puede apreciar que, dentro del mismo libro, existen 2 corrientes opuestas: una en contra de la monarquía y otra a favor.


B. UNAS CLAVES DE LECTURA

  1. La fidelidad de Dios
El libro de los Jueces es principalmente la historia de la fidelidad de Dios con su Pueblo. El Pueblo repite siempre los mismos errores, pero Dios permanece fiel a su alianza con él. Existe como un esquema fijo:
-      El abandono a Yahvé por ir tras otros dioses,
-      La consecuente opresión y ruina del Pueblo,
-      El clamor del pueblo hacia Yahvé,
-      La compasión de Yahvé que envía un Juez para salvar al Pueblo.

  1. La conformación del Pueblo
        Los relatos muestran al Pueblo mientras se va unificando. Es un proceso lleno de dificultades y retrocesos, pero, poco a poco, triunfa y sale adelante gracias a la intervención divina. Se insiste cómo Yahvé utiliza medios pobres para sacar a su Pueblo de todos los problemas.

  1. ‘El que no conoce su historia, está condenado a repetir sus errores’
        Este libro no es una muestra de ejemplos para ser repetidos ni para justificar actuaciones violentas o racistas, como ocurrió. Más bien, se no quiere ayudar a entender nuestra realidad actual. Ayer como hoy, Dios se hace presente en las luchas liberadoras de los Pueblos pobres, sin justificar sus excesos y errores. El mismo acepta unas actuaciones equivocadas de los héroes, fruto de la libertad y del pecado; no por eso se va a detener su proyecto liberador. Este libro es una invitación a recordar nuestra historia y a contar las hazañas de nuestros actuales profetas, héroes y mártires. Dios sigue actuando al interior del Pueblo de los pobres, que luchan, con avances y retrocesos, hacia una sociedad más fraterna e igualitaria. Es mismo suscite nuevos héroes en la Organizaciones Populares e Indígenas, y nuevos líderes en las Comunidades Cristianas, al servicio de la liberación.

  1. Unas lecciones más
-      El libro de los Jueces se presenta como la elaboración de una teología en los conflictos. Yahvé se coloca del lado de las tribus oprimidas y se sirve de las personas, pecadoras a veces, para que no fracase el proyecto de los pobres que confían en él. Se ve a Yahvé tal como es, liberador de los oprimidos que claman hacia él.
-      La parte central de libro que mostrar, desde la perspectiva del destierro, que la monarquía no ha sido buena para este Pueblo y que tiene muchas culpas por este acontecimiento trágico.
-      Es también un llamado a la conversión. Se quiere fortalecer la fe en la fidelidad a toda prueba de Yahvé que siempre libera a su Pueblo cuando se lo pide. No importa mucho a través de quienes se va realizando: lo importante es Dios quien da su Espíritu a quien quiere.


TEMA  20 :  LA  EXPERIENCIA  DE  LA  INFIDELIDAD  DEL  PUEBLO  Y  DE  LA  FIDELIDAD  DE DIOS

Mensaje: La Opción por los pobres es la fidelidad a las causas que ellos llevan adelante. El primero, Dios, hizo esa opción con Abraham y el Pueblo de sus descendientes. Esta opción se manifestó en Jesús. Como Iglesia de los pobres, somos los continuadores de esta solidaridad de Jesús con los pobres.

Motivación: Seguir a Dios en América latina es defender los derechos del Pueblo de los Pobres: en esta solidaridad, se descubrirá que Dios es Padre y Liberador. Seguir a Dios es también celebrarlo, o sea, reconocer su presencia y agradecer su fidelidad con nosotros, ayer y hoy, a pesar de nuestras infidelidades. Seguir a Dios es cumplir la invitación que nos hicieron nuestros obispos: ‘hacer nuestra la causa de los pobres’ (Puebla, Mensaje 3). Así encontramos a Dios y construimos desde ellos el Reino de Dios.
                El libro de los Jueces es la historia de su fidelidad con el Pueblo de la Alianza: Dios ha hecho la opción por este Pueblo y se mantiene fiel a pesar de sus infidelidades. La lectura de hoy se escribió durante el exilio: todos vivían este destierro como un gran desastre. Pero, releyendo su historia pasada, descubrieron que Dios sigue fiel. Este fe dio a los desterrados la certeza de que Dios no los había abandonado y que sabría cómo construir un nuevo futuro. En las infidelidades de su Pueblo, Dios sigue fiel.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: ‘Optar por la causa de los pobres’.
1.    ¿De qué manera hemos manifestado recientemente nuestra solidaridad con alguna persona o grupo atropellado?
2.    ¿De qué manera estamos construyendo entre pobres una sociedad alternativa al sistema actual?
3.    ¿Qué es lo que nos motiva tanto en esta solidaridad como en hacer un futuro distinto?
Palabra de Dios. Jueces 2,10-23: la tarea de los Jueces.
4.    ¿Cómo podemos resumir esta lectura mirando la actitud del Pueblo y la de Dios?
5.    En el Pueblo, ¿cuál fue la misión de los Jueces?
Hoy nosotros: Seguir fieles en medio de las infidelidades.
6.    ¿Sigue hoy repitiéndose la problemática de la lectura bíblica?
7.    Frente a estas situaciones, ¿qué mensaje nos comunica la lectura de hoy?
8.    ¿De qué manera nos ayudamos para reconocer la fidelidad de Dios con nosotros?
9.    ¿Qué compromiso vamos a tomar para renovar nuestra fidelidad con Dios y con nuestro Pueblo?

Oraciones comunitarias. Salmo 89,39-52. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  20 :  DIOS  PRIMERO  HIZO  LA  OPCIÓN  POR  LOS  POBRES

                La Biblia es la historia de la opción que hizo Dios por los pobres. Esta se confirmó por las actuaciones de Jesús y de los Apóstoles. Hoy, los Obispos de América Latina han retomado y confirmado esta camino para la Iglesia en la famosa ‘Opción preferencial por los Pobres’.
A. YAHVÉ ES EL DIOS DE LOS POBRES
                Todo el Antiguo Testamento nos quiere inculcar esta verdad sobre Yahvé Dios: Es el Dios de los pobres. Veamos unos ejemplos más significativos.

  1. Abraham es el padre de la fe en Yahvé
        Decimos que Abraham es el padre de nuestra fe, porque con él comenzó nuestra religión. Abraham dejó la religión de su Pueblo para emprender un nuevo camino con un Dios único y amigo de los pobres: ese es Yahvé. Abraham optó por una nueva vida cuyas características son, por una parte, el rechazo al sistema de explotación de la época y la elección de una organización más igualitaria, y por otra, la imagen de un Dios cercano y bueno con sus criaturas (el no sacrificio de Isaac). Sobre este camino, Dios lo encuentra. Y eso no es una casualidad: se identifica con la búsqueda de Abraham, se le manifiesta y hace un pacto con él. Los descendientes de Abraham formaron ese Pueblo testigo que quiere Dios para manifestarse como Padre y Defensor de los Pobres. Serán su Pueblo elegido cuya misión es vivir en una Comunidad de hermanos y hermanas encargados de realizar el proyecto de Dios, su sueño, eso es el Reino. Esta vivencia será la revelación de Dios.

  1. Moisés es el iniciador del Pueblo de Yahvé
        El nombre de Moisés es ya todo un mensaje: fue el hebreo ‘salvado de las aguas’ por la hija de Faraón, rey de Egipto. Moisés fue educado y creció en la corte del Faraón. Pero rechazó su sistema opresor que encontraba su justificación en la religión egipcia. Podemos decir que Moisés hizo la misma opción que Abraham: una organización social y una religión que no marginen a los pobres. En esta experiencia, también Dios se revela a Moisés. En esta revelación, se da un paso más: Dios se identifica como Yahvé, el Dios de Abraham, el defensor de los pobres que gritan hacia él para vivir libres y fraternales. Además va un proyecto para ellos: Ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios. La Alianza en desierto del Sinaí confirma esta fe y este proyecto: los 10 mandamientos son la institucionalización de esta fe en aquel proyecto social igualitario. Estos 2 aspectos de la Alianza son como la 2 cara de una misma medalla: el hecho de vivir en fraternidad revela a Dios.

  1. Los profetas son los garantes del proyecto socio religioso sellado en el Sinaí
        A lo largo de la historia del Pueblo de Moisés, van a surgir hombre y mujeres que se identifican con el proyecto socio religioso sellado en el Sinaí. Como Abraham y Moisés han hecho esta experiencia de Dios en la vivencia de libertad, o sea, un rechazo a la esclavitud, y de igualdad, o sea, la opción por una organización fraternal. Las palabras, la vida, las acciones de ellos apuntan a denunciar la infidelidad del Pueblo. Seguir a otros dioses es también entrar un proyecto social que admite la esclavitud. Confiar en la fuerza de los grandes y la victoria de los imperios guerreros es contradecir la identidad de Dios que construye su proyecto -su Reino- con los pobres y desde los pobres.

  1. Caín y Abel es la síntesis de la opción de Dios por los pobres
        Casi siempre se explica que Dios aceptó el sacrificio de Abel porque Caín era malo y su sacrificio de segunda categoría. Esta interpretación es ajena a la lectura bíblica. Hay que buscar la justificación de la elección de Dios en la situación de Abel: Dios prefiere a Abel porque es el hijo menor. Dios hace la opción no por el hijo primogénito, como era la costumbre de la época, sino por el segundo hijo, Abel. Por ser el primero Caín tenía, en aquella época la preferencia de los padres y de la comunidad. Eran toda una serie de privilegios y de poder que concedía esta situación: la mayor parte sino la totalidad de la herencia, las decisiones familiares dependían en última instancia de la voluntad del hijo mayor, los bienes eran también bajo su custodia… Al elegir el sacrificio de Abel, Dios defiende el derecho del menor, del marginado, del de segunda categoría. Hace de él el protagonista de una nueva manera de vivir en familia, en sociedad, en religión.


B. JESÚS ES LA ENCARNACIÓN DEL DIOS DE LOS POBRES EN EL PROYECTO DEL REINO
                Jesús encarna el proyecto del Dios del Antiguo Testamento en su persona, en su vida en su ministerio, en su muerte y resurrección, en su sueño de Iglesia. Jesús optó por la pobreza, por los pobres, por el Reino de los pobres.

  1. Jesús optó por la pobreza
        Jesús nació en una gruta de pastores durante un viaje. Infante, conoció la persecución y el exilio de los marginados. Vivió en una aldea campesina, y no en la ciudad capital. Su familia eran gente humilde: María, ama de casa y José, carpintero: no era parte de la clase sacerdotal de Jerusalén. El mismo Jesús fue también carpintero, trabajador manual, hasta los 30 años. No tenía bienes, ‘ni una piedra donde reclinar la cabeza’. Murió desnudo, sin herencia material: hasta su túnica se la ganaron a la suerte. Su muerte es también opción por la pobreza porque acepta la destrucción de su persona y de su proyecto, confiando en que su Padre sabrá cómo hacerlo salir adelante: ‘¿Por qué me has abandonado? En tus manos encomiendo mi espíritu’.

  1. Jesús optó por los pobres
Los Apóstoles y los discípulos eran gente pobre y personas, como por ejemplo ciertas mujeres que lo acompañaban, que habían hecho la opción por la pobreza y el compartir. Convivía con los pobres, hablaba para ellos y desde sus situaciones de vida. Es el profeta de un Reino escandaloso: él de los pobres y de los que se hacen pobres. Esta opción por los pobres los llevó a tener que enfrentar toda clase de conflictos:
-      Con su familia que, al principio no entendía nada de esta opción por la pobreza y por los pobres.
-      Con los apóstoles que querían ver a Jesús como jefe y no como servidor (lavado de los pies), que lo imaginaban en Mesías omnipotente (Pedro), que se disputaban el primer lugar en el grupo de los 12.
-      Con el mismo Pueblo de los pobres que lo querían hacer rey glorioso, mientras Jesús se les esconde y elige desfilar en Jerusalén montado en un burro.
-      Con las autoridades de su tiempo, religiosas, civiles y militares, que terminan crucificándolo en una cruz, después de un proceso manipulado. Jesús acepta la muerte más dolorosa y humillante para identificarse con los torturados y los más maltratados.

  1. Jesús optó contra la miseria, la explotación y la mentira, por un Reino de vida plena
        Los milagros de Jesús combaten la pobreza que es hambre, enfermedad, miseria, discriminación, pecado. Sus palabras y parábolas parten de la vida y de los problemas de los pobres, para abrirle una esperanza y un camino de vida, fraternidad y alegría. El Reino que inaugura no es como los de este mundo, sino que retoma el proyecto de Dios, sembrado en Abraham, comenzado por Moisés, defendido por los Profetas, escondido en el Pueblo de los Pobres. ‘Te bendigo, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y las has revelado a los pequeñitos’ (Lucas 10,21).


C. LOS PRIMEROS CRISTIANOS ASUMEN EL PROYECTO DE JESÚS QUE ES EL REINO
                Jesús no dejó para su Iglesia unos criterios detallados de su organización, sino más bien una dirección, un camino que reflejara el proyecto de Moisés y los valores del Reino. Tanto los Apóstoles como las primeras Comunidades nos dejaron testimonios vivos hasta el martirio y escritos en el Nuevo Testamento de este Movimiento puesto en marcha por Jesús.

  1. El testimonio de los primeras Comunidades
        El texto de Hechos de los Apóstoles es muy conocido: ‘nadie consideraba como suyo lo que poseía, sino que todo lo tenían en común… No había entre ellos ningún necesitado… Repartían a cada uno según sus necesidades’ (4,32-35).

  1. El testimonio de los Apóstoles
-      San Pablo describe a las primeras Comunidades cristianas como originarias de los sectores populares: ‘Dios ha elegido lo que el mundo tiene por necio, con el fin de avergonzar a los sabios; ya ha escogido a lo que el mundo tiene por débil para avergonzar a los fuertes…’ (1 Corintios 1,27).
-      Esta lectura viene después de explicar la locura de Dios que hizo que Jesús aceptara la muerte en la cruz, ‘que escándalo más grande para los judíos, y para los griegos, ¡qué locura! … Pero la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres’ (1 Corintios 1,22-25).
-      La carta a Filemón es el documento por excelencia contra la esclavitud. Los judíos, en el Antiguo Testamento, podían tener esclavos extranjeros. Con el nuevo Testamento, nadie debe ser esclavos de nadie: con el Reino, el proyecto de Moisés se hace universal.
-      Para San Juan, el Apocalipsis es una gran parábola en que, por la fuera de su vivencias fraternales como testimonio del Dios de los pobres, las pequeñas Comunidades cristianas triunfan de la violencia y ferocidad del imperio romano. Son parecidos a una mujer que da a luz y que vence al dragón que quiere destruir el fruto de sus entrañas (12,1-10).


D. LA IGLESIA DE LOS POBRES EN AMÉRICA LATINA
                El proyecto de Dios desvelado en el Antiguo Testamento, confirmado por Jesús con el Reino, continuado par la Iglesia primitiva, sigue vivo en América Latina. Podemos decir que es la misma Iglesia de América latina que ha reavivado este proyecto de Dios en la Iglesia católica todo. Así lo expresó el Papa Juan Pablo 2º en su carta encíclica sobre ‘El trabajo humano’: ‘La Iglesia está vivamente comprometida en esta causa (de la solidaridad), porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente la iglesia de los pobres’ (8,e) Esto comienza en el Concilio Vaticano 2º, se persigue en las Conferencias del Episcopado latino americano y crece mediante las Comunidades Eclesiales de Base y demás grupos cristianos populares o que han hecho la opción por los pobres. Se cumple la profecía de Sofonías: ‘Dejaré subsistir dentro de ti a un Pueblo humilde y pobre que buscará refugio sólo en Dios’ (3,12). La Iglesia de los Pobres es la semilla de una Iglesia renovada, más evangélica e inculturada y la sal de una sociedad nueva, más respetuosa de los derechos humanos y ‘abierta a horizontes de eternidad’.


TEMA  21 :  UNA  MUJER  CONDUJO  EL  PUEBLO  A  LA  VICTORIA

Mensaje: Cada vez más la mujer tiene un papel protagonista en nuestra sociedad. Su rol es tal vez menos vistoso que el del varón, pero no menos eficaz y necesario. Descubrimos en la Biblia la dignidad de la mujer y el valor que le da Dios.

Motivación: En las luchas populares, siempre está muy presente y activa la mujer sobre todo en las crisis más agudas. No puede la mujer, madre de la vida, dejar que la vida sea pisoteada y desaparezca. Las organizaciones de mujer son cada vez más fuertes y abarcan todos los espacios de la vida social. En deja que se la limite al ámbito familiar: su alcance es nacional e internacional.
                En su época de asentamiento en la Tierra Prometida, el Pueblo de Yahvé pasó por grandes crisis que hacían temer hasta su desaparición. En una de estas crisis, particularmente aguda, en que ningún varón quería asumir liderazgo, una mujer, Débora, toma la cabeza de la lucha mediante la unión de todas las tribus. La lectura de hoy nos presenta e esta mujer valiosa, juez y profetiza de su Pueblo.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: El rol de las mujeres entre nosotros y nosotras.
1.    ¿Qué organizaciones de mujeres conocemos en nuestro alrededor?
2.    ¿Qué logros alcanzaron mediante su unión y organización?
3.    ¿Qué es lo que motiva a las mujeres en organizarse y luchar decididamente?
Palabra de Dios. Jueces 4 y 5,1-14: la fe y valentía de Débora.
4.    Según esta lectura, ¿en qué conflictos se encuentra el Pueblo de Dios?
5.    En esta situación bastante desesperada, ¿cuáles son las actuaciones de Débora?
6.    En estos acontecimientos, ¿cuál es la actuación de otras mujeres?
7.    ¿Qué es lo que nos llama la atención del canto de Débora?
Hoy nosotros: Saber luchar y cantar nuestros logros.
8.    ¿Qué lecciones podemos sacar para nosotros de toda esta reflexión?
9.    ¿Qué celebraciones hemos hecho para festejar nuestros logros, pequeños o grandes?
10. ¿Qué compromisos sacamos en relación a la responsabilidad de las mujeres?

Oraciones comunitarias. Salmo 68. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  21 :  EL  CANTO  DE  LA  MUJER

                El nombre, Débora, significa ‘abeja’: es ya todo un simbolismo. En esta mujer, se unen 2 roles al servicio de su Pueblo: el de juez o liberadora, y el de profetiza.

  1. La situación del Pueblo en aquella época
        Son los comienzos del Pueblo de Moisés en la Tierra Prometida. Pasados los primeros años de euforia, el Pueblo tiene que mantenerse firme en su proyecto social propio. Además hay que defenderse de los enemigos que quieren quitarle parte de su territorio y por lo mismo de su existencia. El asirio Sísara está oprimiendo a las tribus con duros impuestos. Nadie se anima a reaccionar. Entonces una mujer, Débora, toma la iniciativa. Se nos la presente como digna, vigorosa y radiante.

  1. Débora actúa como Juez de todas las tribus
-      Débora convoca a todas las tribu afín de que se organicen para combatir al opresor (4,6-7). Manda a llamar a Barac, líder de la tribu de Neptalí para comunicarle la orden de Yahvé, ‘el Dios liberador’, de unirse para la guerra. Barac no se atreve a i a la guerra sin la presencia de Débora: es consciente que el prestigio y la capacidad de Débora arrastrará la decisión de las demás tribus para la lucha común.
-      El capítulo 4 está maravillosamente narrado: se trata de una visión artística de los acontecimientos; no es una crónica puntual. El autor no dice con claridad lo que pasó en la batalla, pero insinúa que, por una gran tormenta, se desbordó el río y los pesados carros de guerra del enemigo quedaron atrapados en el lodo. Esto fue la oportunidad que permitió a los israelitas actuar con agilidad e intrepidez (5,20-21), y poder ganar la batalla. Por esto, se insiste en que la victoria fue de Dios: ‘Hoy Yahvé ha salido delante de ti’ (4,14). Simultáneamente se subraya el poderío del enemigo y la sencillez de los medios usados por derrotarlos: ‘A mano de mujer’ (4,9-21 y 5,7,12,24-27). De esta manera, insistiendo en la fuerza militar del enemigo (1,19 y Josué 17), se resalta mejor lo maravilloso de la victoria.

  1. Débora actúa como profetiza en su canto
        El canto de Débora hace parte de los textos más antiguos de la Biblia. Su viva primitividad y su impresionante crudeza atestiguan su antigüedad y autenticidad. En este poema el amor y el odio se expresan con la misma pasión. Débora canta a Yahvé, a los guerreros, a las mujeres, las tribus; se canta a sí misma. Vemos aquí como la profetiza que tenía mucho prestigio en tiempo de paz, logra dinamizar para la guerra a los que confían en su juicio. A la hora de la batalla es la madre que da energía a todos. Su temperamento fuerte y su fe pura motivan a los que la siguen.
        Junto a Débora aparecen otras 2 figuras femeninas opuestas entre sí. La una usa del sarcasmo contra la madre del tirano (5,28-30); la otra proclama bendiciones para Yael que dio muerte a Sísara, para manifestar su solidaridad con la causa de los oprimidos (5,24-27).
        En su canto, Débora da honor a los valientes: se canta su valentía, la nobleza de su corazón y el poder de su brazo (5,13-15,18). Invita a todos para que ‘celebren las victorias de Yahvé, las victorias de los campesinos de Israel’ (5,11). Dios lucha con su Pueblo y el triunfo es de los 2 juntos. Por eso, dice Débora que las tribus ‘deben venir en ayuda de Yahvé’ (5,23). La acción divina y la acción humana se encuentran juntas en la lucha por la liberación.
        Israel recordaba su historia para revivirla en el presente. Los autores del libro de los Jueces vieron en esta historia antigua un ejemplo más para demostrar a sus contemporáneos que Yahvé nunca dejará de intervenir para salvar a su Pueblo oprimido. Los acontecimientos del tiempo de Débora tenían actualidad en la época del exilio cuando se escribió este libro. Y aún la tienen hoy para el Pueblo de los pobres de América Latina.


TEMA  22 :  DIOS  ACTÚA  POR  MEDIO  DE  LOS  PEQUEÑOS

Mensaje: A lo largo de la Biblia, Dios es fiel a su identidad: ser el defensor y liberador de los pobres que gritan hacia él. Por esta razón, no hay nunca motivos de desesperarse de las situaciones más difíciles.

Motivación: Como el Pueblo de Moisés ayer, nosotros también estamos empeñados en construir una sociedad nueva, es decir, que corresponda al plan de Dios. Enfrentamos muchos problemas que provienen los unos de nosotros mismos, los otros de la organización social que hace ‘los ricos más ricos a costa de los pobres más pobres. A veces los problemas vienen de nuestra propia Iglesia que se acomoda de las injusticias y de los privilegios. Es en esta situación que Dios nos llama a construir su Reino.
                El meditar y leer este libro de los Jueces, mucho podemos aprender para cumplir con nuestra misión. El Pueblo de Moisés se fue dando cuenta que, no por haber llegado a la Tierra Prometida, todo estaba resuelto. Más bien la organización del proyecto de Dios y fidelidad a la Alianza eran el resultado de una lucha continua. Las dificultades exteriores provenían de grupos que querían acaparar su territorio: había que organizar la defensa de las familias y de las tierras. En esta situación, Dios no abandona a su Pueblo, pero manifiesta también una característica: siempre actúa por medio de los que menos se piensa, los pequeños. Veamos.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: La fuerza de los pobres.
1.    ¿Cuáles son las organizaciones que conocemos que luchan por una sociedad mejor?
2.    ¿Quiénes conforman mayoritariamente estas organizaciones y por qué motivos actúan así?
3.    ¿Qué estamos haciendo nosotros para aportar nuestra colaboración a favor de un presente y futuro mejores?
Palabra de Dios. Jueces 6,11-7,9: la sencillez y valentía de Gedeón.
4.    ¿Cuál es la actitud de Gedeón cuando recibió la visita y el llamado de Dios?
5.    ¿De qué maneras animó Dios a Gedeón?
6.    ¿Qué más nos llama la atención de esta historia de Gedeón?
Hoy nosotros: Llegar a ser unidos, valientes y decididos.
7.    ¿Suceden entre nosotros actitudes parecidas a las de Gedeón? Demos ejemplos.
8.    Contemos también cuando gente sencilla ha tenido el valor de enfrentar situaciones de injusticias.
9.    Al mirar nuestro alrededor, ¿cuándo tendríamos que ser más unidos y valientes?
10. ¿Qué le vamos a pedir al señor al final de esta reunión?

Oraciones comunitarias. Salmo: El canto de María, Lucas 1,46-55. Canto. Bendición final.


COMENTARIO  22 :  EL  REINO  ES  DE  LOS  POBRES

                El encuentro de Dios con Gedeón, en el capítulo 6 del libro de los Jueces, está compuesto de 2 narraciones. En la primera, versículos 11 al 24, admiramos la sencillez maravillosa tanto del entorno como del diálogo. En la segunda, versículos 25 al 32, se nos ofrece un ejemplo concreto de lucha contra el culto pagano de Baal, bastante arraigado en el Pueblo.
                A lo largo de la Biblia, las diversas narraciones de vocaciones tienes más o menos los mismos rasgos: soledad, voz de un ángel o de Dios mismo, misterio, miedo, desproporción entre el personaje llamado y la misión que confía, incitación a la confianza en Dios. He aquí unos ejemplos: Abraham (Génesis 18,1-33 y 22,11-18), Agar (Génesis 16,7-14 y 21,17-20), Jacob (Génesis 32,25-31), Moisés (Éxodo 3,1-22; 4,1-17 y 33,11-21), Josué (5,13-15), la madre de Sansón (jueces 13,2-23), Elías (Reyes 19,5-18). Y sabemos que hay más todavía.
                Gedeón se siente demasiado pequeño para realizar la misión que le encarga Yahvé. Tuvieron reacciones parecidas Moisés (Éxodo 3,11-15), Saúl (1 Samuel 9,21), Jeremías (1,4-10), y tantos otros. La respuesta que da Dios a Gedeón (Jueces 6,16) será una constante a lo largo de toda la Biblia: ‘Yo estaré contigo’.
                Detengámonos en la rebeldía inicial de Gedeón. De hecho, las circunstancias de aquel entonces no ayudaban a creer en una salida favorable a la difícil situación por la que atravesaba el Pueblo (6,13): las justificaciones de Gedeón se entienden. En la misma época, un profeta, Habacuc, tuvo aún palabras de rebeldía más fuertes todavía (1,2-4). Son célebres las crisis de fe de su contemporáneo Jeremías (por ejemplo 20,7-18). Las circunstancias históricas eran desfavorables tanto en la época de Gedeón como en los tiempos después del exilio cuando se escribió el libro de los Jueces.
                Gedeón tuvo que luchar a la vez contra enemigos de fuera, los nómadas madianitas, y contra enemigos de adentro, este mucho más peligroso aún: la idolatría. Con todo, el autor quiere resaltar que los triunfos se deben a la intervención de Yahvé. Es por esta razón que insiste, por una parte, en las pesadas dificultades y, por otra, en la pequeñez de los medios empleados. Así se iba a comprender que era Dios el que había intervenido en la historia de Gedeón.
                El versículo 2 del capítulo 7 es clave: expresa de manera sencilla y concreta una de las más grandes enseñanzas de la revelación bíblica. Es como un resumen de la relación entre la acción soberana de Dios y la libre actividad del ser humano. Continuamente los humanos tenemos la tentación de atribuir los éxitos a nosotros solos. Esta enseñanza del relato de Gedeón se desarrolla en los profetas, en los Evangelios (Marcos 4,26-27 y Juan 9,22-23) y llegará a expresar en toda su claridad con San Pablo con la famosa ‘locura de Dios’ (1 Corintios 1,27-29). Lo que aparece como la mayor locura de Dios a los ojos de los hombres es la más elevada sabiduría, mirada desde Dios. Lo que es considerado como debilidad por los hombres se convierte, en las manos de Dios, en fuerza invencible. La opción de Dios está en los pobres para salvar a todos.
                En el caso de Gedeón, se logrará el triunfo por medio de una tropa insignificante, porque Dios está con este grupo pequeño. Así, nadie se engaña: las cifras son simbólicas por el mensaje que se quiere comunicar. Entre los 2 grupos tan desproporcionados, Yahvé escoge el más pequeño (7,3-7). El sueño del Madianita (7,13), en medio de su brevedad, era muy significativo: el pan de cebada representaba a los campesinos, y la tienda de campaña a los madianitas invasores. Es palpable la desproporción entre el pan casero y la tienda bien sujeta con sus estacas y cuerdas sólidas. El pan campesino, insignificante en comparación con los pertrechos de guerra, se arremolina con fuerza y los aniquila. ¡Hermoso símbolo de la acción de Dios!
                Es notorio que Dios no actúa solo, sino por intermedio de los hechos y de las personas. Gedeón es la imagen de los pequeños que buscan ánimo en la fe y en el llamado de Dios: nunca se quedan defraudados. Jesús confirmará esta opción por los pobres y los que optan por los pobres: ‘Felices los pobres porque de ustedes es el Reino de Dios’ (Lucas 6,20), ‘Felices los que tienen el espíritu de los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos’ (Mateo 5,3).




A N E X O:
VISIÓN  GLOBAL  DE  LA  BIBLIA.  RELEER  EL  PASADO  A  LA  LUZ  DEL  PRESENTE


A. EL SIGNIFICADO DE UNA BUENA VISIÓN GLOBAL DE LA BIBLIA
El Concilio Vaticano 2º pide que se preste atención no solamente al contenido, sino también a la unidad de toda la Escritura (DV 12). O sea, no es suficiente conocer las cosas que están en la Biblia; es necesario saber ubicarlas dentro de una visión global que las interprete y explique. Una visión global funciona como clave de lectura. Es una luz que ilumina la Historia del pueblo de Dios. Ayuda a leer los textos antiguos con ojos nuevos y a tener una idea nueva y actualizada del Proyecto de Dios, de la voluntad de Dios.
La visión global que se tiene de la Biblia cambia (y debe cambiar) según los desafíos y problemas que el pueblo enfrenta en cada época de su historia. Pero no se trata de algo arbitrario que alguien inventa para propagar ideas nuevas, sin consistencia. Una buena visión global debe fundamentarse en los hechos de la Historia narrados por la Biblia. Esta visión estudia la letra, el texto, los mismos textos de siempre. ¡Pero, no es sólo esto! Nace también del Espíritu, una nueva experiencia de Dios, del mismo Dios de siempre, que en el pasado condujo a su pueblo, inspiró los textos y, hasta ahora, sigue vivo y presente en medio de su pueblo. El pueblo lee o relee la Biblia con esta experiencia de Dios en los ojos, para encontrar en ella la luz y la fuerza para superar los desafíos y problemas de la marcha.
La misma Biblia se preocupa por ofrecer a sus lectores la posibilidad de una buena y bien actualizada visión global de la historia, según las exigencias de la situación en que se encuentran:
-     1er. Ejemplo: Cada Salmo ofrece un resumen del pasado; pero cada uno lo hace con un objetivo distinto: Salmo 105, como una alabanza; Salmo 106, como un motivó de revisión; Salmo 107, para una reanimación.
-     2do. Ejemplo: El pueblo hebreo logró elaborar una síntesis o visión global de su historia, en épocas distintas, para responder a las necesidades de la situación: yahvista, elohista, deuteronomista, sacerdotal y otras.
-     3er. Ejemplo: Hay en toda la Biblia resúmenes del pasado puestos en la boca de los grandes personajes: Josué (Josué 24,2-13); Moisés (Deuteronomio 1,1-11; 32,1-43); Ajior, el amonita (Judit 5,5-21); Esteban (Hechos 7,2-53); Pablo (Hechos 13,16-25), etc. Con estas y otras síntesis, la Biblia invita al lector a no quedarse con una idea fija del pasado, sino que le ayuda a releer el pasado con ojos nuevos, adquiriendo así una nueva visión global.
Así reencontramos en la misma Biblia el esquema básico de lectura ya encontrado en la Lectio Divina y en la práctica de los pobres. Lectura que parte:
1.       De la realidad que se vive hoy.
2.       De la fe de la comunidad a que pertenece,
3.       De un respeto profundo por el texto que se lee.

Esta lectura tiene el mismo objetivo: con la ayuda de la Biblia, descubrir la Palabra de Dios que está en la vida.
  1. La importancia de tener una buena visión global de la Biblia
  2. Los escritos
  3. Es un medio didáctico eficiente para conocer y memorizar el pasado; ayuda al pueblo a no perder la memoria ni la identidad propia.
  4. Ayuda a descubrir que la unidad de la Biblia viene del rostro de Dios, esto es, viene del descubrimiento de la voluntad de Dios para nosotros hoy, de su proyecto. Los detalles de esta voluntad de Dios están esparcidos por todas las páginas de lo Biblia.
  5. Ayuda a descubrir que la Biblia no fue escrita solamente para enseñar el pasado, sino también y sobre todo para presentarlo como un espejo y signo del presente; de esta manera la visión global ayuda al pueblo a descubrir mejor el sentido de su marcha.
  6. Ayuda a ubicar las diversas partes de la Biblia dentro de un conjunto mayor; de esta manera ayuda a relativizar las posibles contradicciones entre los diferentes libros.
  7. Ayuda a descubrir que la Biblia tiene finalidad didáctica y que por eso mismo tiene sus limitaciones.
  8. Ayuda a situar el texto dentro de un contexto más amplio: literario, histórico y teológico. Amplía de esta manera el sentido e impide que sea manipulada por una actitud fundamentalista.
  9. Ayuda y favorece el objetivo de la lectura de la Biblia: “Ustedes pueden, hoy, oír su voz; no se resistan en sus corazones” (Salmo 95,8). Una buena visión global de la Biblia, es, al mismo tiempo, semilla y fruto de una nueva experiencia del Dios Liberador.


B. ESQUEMA HISTÓRICO QUE AYUDA A FORMAR UNA VISIÓN GLOBAL DE LA BIBLIA

PRIMERA UNIDAD: El origen del Pueblo de Dios y su Organización
Desde Abraham y Sara hasta David (1800-1000)
1ª. Etapa (1600-1200): Desde la entrada en Egipto la conquista de la tierra de Canaán.
Éxodo: liberación de la opresión, alianza, tiempo en el desierto.
2ª. Etapa (1200-1050): Desde la entrada en la tierra hasta Samuel, el último Juez.
Jueces: Organización de las tribus, distribución de la tierra.
3ª. Etapa (1800-1050): Desde Abraham y Sara hasta la época de los Jueces y Patriarcas:
Recordar y releer los modelos de vida de pueblo
4ª. Etapa (1050-1000): Desde Samuel hasta el final del reinado de David, en Hebrón.
Crisis del sistema tribal, cambio en monarquía.

  1. Alcance
La experiencia que tuvieron las tribus, que se levantaron en Egipto y Palestina, de la presencia liberadora de Dios en su lucha contra el poder opresor del faraón y de los reyes de Canaán, hizo nacer al Pueblo de Dios.
Esta experiencia original se ha vuelto, en el pueblo, la fuente permanente e inagotable de su identidad. Este período inicial será objeto de interpretaciones y relecturas a lo largo de toda la historia, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, pues en él están todos los elementos básicos de la misión y de la organización del Pueblo de Dios.
La memoria peligrosa de este período inicial despertará a los profetas y les servirá como norma y criterio en su lucha en contra de los abusos de los reyes. El objetivo de la Lectio Divina es no alejarnos de este origen permanente del Pueblo de Dios, sino mantenerlo bien vivo en la memoria.

  1. Preguntas para hoy
-      ¿Cuál ha sido la experiencia inicial que ha dado origen a nuestra comunidad?
-      ¿Cómo descubrimos ahí la presencia de Dios?
-      ¿Cómo esta experiencia se vuelve fuente permanente de donde brota nuestra identidad y nuestra conciencia como pueblo de Dios?

SEGUNDA UNIDAD: Reyes y Profetas: Conflicto entre poder y carisma
Desde David hasta la víspera del Exilio (1000-609).
5ª. Etapa (1000-885): Desde David, como rey de Judá e Israel, hasta el golpe de Omri.
David y Salomón: vuelve la opresión, división del reino.
6ª. Etapa (885-722): Desde Omri, rey de Israel, hasta la destrucción de Samaria.
Elías enfrenta al sistema del rey.  Revolución del profetismo.
7ª. Etapa (740-640): Desde la vocación de Isaías hasta la posesión de Josías.
La reforma fracasa por la corrupción de los reyes.
8ª. Etapa (640-609): Desde la posesión de Josías hasta su muerte trágica.
La reforma deuteronomística: lectura profética de la historia.

  1. Alcance
La monarquía vino como consecuencia de las circunstancias históricas, sociales, políticas, económicas y religiosas. Era ambivalente y tenía aspectos positivos y negativos. Representaba un avance y un retroceso al mismo tiempo. Prevaleció el retroceso, venció lo negativo. Lo positivo quedó en la memoria como fuente de esperanza en el futuro, en el Rey ideal, en el Mesías que vendrá a realizar el Reino de Dios. La experiencia histórica de la monarquía ha sido un desastre para el pueblo. Ella lo llevó a la esclavitud y opresión, peores que en Egipto. Los (verdaderos) profetas reaccionaron y, en nombre de la Alianza y del pasado del pueblo, se opusieron a los Reyes. Ellos releyeron el origen del pueblo para poder criticar el presente. Han sido cuatro siglos de conflicto entre la tradición del Éxodo, de la Alianza, del carisma, de la libertad y el intento del poder por institucionalizar la tradición y canalizarla a su favor. Este es el conflicto entre poder y carisma.

  1. Preguntas para hoy
-      ¿Cómo se manifiesta hoy la lucha entre poder y carisma, tanto en la sociedad civil como en la Iglesia?
-      ¿Cuál es su alcance?
-      ¿Cómo se manifiesta hoy el profetismo?
-      ¿Cuáles son las diferencias y semejanzas entre ayer y hoy?

TERCERA UNIDAD: Destrucción, cautiverio, revisión y reconstrucción
Desde la víspera del exilio hasta los umbrales del Nuevo Testamento (609-001)
9ª. Etapa (609-587): Desde la muerte de Josías hasta la destrucción de Jerusalén.
Trágica lucha de Jeremías: la decadencia lleva a la destrucción.
10ª. Etapa (598-445): Desde la primera deportación hasta la llegada de Nehemías.
Cautiverio, revisión, nueva liberación, vuelta y apertura.
11ª. Etapa (445-167): Desde Nehemías y Esdras hasta la revuelta de los Macabeos.
Reconstrucción del pueblo en torno a la ley y el templo.
12ª. Etapa (167-001): Desde los Macabeos hasta el umbral del Nuevo Testamento.
Amenaza helenista, revuelta popular y fracaso de la revolución.

  1. Alcance
El fracaso de la monarquía llevó al pueblo a la crisis más grande de su historia. Perdieron todos los apoyos tradicionales de su fe y tuvieron que hacer una revisión radical de todo. Pasaron a vivir una nueva situación. Dejaron de ser una nación independiente para constituirse en un grupo religioso, sin independencia política, sin importancia, perdido en un inmenso imperio pluricultural: asirio, babilónico, persa, greco y romano. Estaban irremediablemente divididos. Se afirman dos tendencias, opuestas entre sí, que algunas veces intentan convivir. Son dos maneras distintas de releer el pasado. Por un lado conciben la elección divina como un servicio y llegan a una apertura casi universal: ser “Luz de los Pueblos”, muestra de lo que Dios quiere para todos. Por otro, la elección es vista como un privilegio y se llega a un cierre total: la nacionalización de Dios y de la fe. Estas dos tendencias están en el origen del levantamiento de los Macabeos y son también la causa de su fracaso. Estarán presentes también en los conflictos entre Jesús y los fariseos.

  1. Preguntas para hoy
-      ¿Cómo aprovechamos los fracasos como una oportunidad de revisión?
-      ¿Cuáles son las tendencias que marcan la lucha contra la opresión: cierre o apertura?
-      ¿Cuál es la muestra del futuro que se nota en las cosas que realizamos?
-      ¿Existe alguna ambivalencia en esta muestra? ¿Cuál?

CUARTA UNIDAD: Nuevo Testamento: Relectura de la Historia a la Luz de la Resurrección
Desde la venida de Jesús hasta el final del siglo (001-100).
13ª. Etapa (001-033): Desde el nacimiento de Jesús hasta el día de Pentecostés,
Jesús rehace la Historia y realiza la esperanza del pueblo.
14ª. Etapa (033-049): Desde Pentecostés hasta el Concilio de Jerusalén.
Las comunidades: Una nueva Manera de ser Pueblo de Dios.
15ª. Etapa (049-070): Desde el Concilio hasta la destrucción de Jerusalén.
Expansión de la Buena Nueva de la Resurrección por el mundo.
16ª. Etapa (070-100): Desde la destrucción de Jerusalén hasta el final del Siglo I.
Tensiones, amenazas, persecuciones y esperanzas: Apocalipsis.

  1. Alcance
Como los antiguos profetas, Jesús toma posición en el contexto socio-político de su tiempo y recoge la experiencia inicial del Pueblo de Dios. Dios se hace presente en Jesús y el pueblo experimenta nuevamente su presencia liberadora. Jesús, el Hijo de Dios, rehace la historia y realiza la esperanza del pueblo. Él se puso al lado de los marginados, revelando así las preferencias del Padre. “Sí, Padre, así te pareció bien”. Jesús revela el rostro del Padre y lo hace brillar sobre la situación del pueblo y sobre las relaciones entre las personas. ¡No vivió más que treinta y tres años! ¡No predicó más que tres años! Molestó a los poderosos y fue eliminado. Pero Dios lo resucitó y así desaprobó a aquellos que lo condenaron. Por la resurrección Dios aprueba a la persona y la predicación de Jesús. Siguiendo las huellas de Jesús, se camina hacia la vida y se es capaz de enfrentar y de vencer a la muerte. Fue esta la Buena Noticia que los cristianos anunciaron por todo el mundo. En torno de esta Buena Noticia nacieron las comunidades que eran una nueva manera de ser pueblo de Dios. El Nuevo Testamento es el resultado de la Lectio Divina que los primeros cristianos hicieron de la Biblia (Antiguo Testamento) a la luz de su fe en Jesucristo.

  1. Preguntas para hoy
-      ¿De qué manera nuestra comunidad es una revelación de la Buena Nueva de Jesús a los pobres?
-      ¿De qué manera realiza la esperanza del pueblo?
-      ¿Cómo hacemos para leer los hechos y descubrir en ellos la presencia liberadora de Dios? 
-      ¿Qué hacemos para vivir y revelar la presencia viva de Jesús en medio de nosotros?
-      ¿Cómo yo, personalmente, realizo la afirmación de Pablo: ‘Y ahora no soy yo el que vive, sino que es Cristo el que vive en mí’ (Gálatas 2,20)?

Este es el esquema de la historia de la Biblia: cuatro grandes unidades en un total de 16 etapas, cada etapa refleja situaciones humanas que se dan también hoy. Este es el desafío que nos presenta la visión global de la Biblia: hacer hoy lo mismo que ellos hicieron en aquel entonces, esto es, releer nuestra historia, tanto personal, como colectiva y descubrir en ella la presencia liberadora de Dios, con la ayuda de la Biblia. ¡Esta presencia de Dios nos empuja hacia la vida plena en Jesucristo! Pero no basta con descubrir la presencia liberadora de Dios en Jesucristo. Hace falta asumirla y celebrarla.




VISIÓN  GENERAL  DE  LOS  7  FOLLETOS.


                Nos proponemos, desde nuestra realidad, recorrer toda la Biblia, con los 7 pasos siguientes. A cada paso corresponderá un folleto distinto.

1.       Introducción: Lectura popular de la Biblia: 13 temas con guías y comentarios.
El éxodo como clave de lectura. Las 8 etapas de la historia del Pueblo de Dios.

2.       La formación de un Pueblo Nuevo: 18 temas (Génesis, Éxodo, Deuteronomio, Josué y Jueces).
Todo Pueblo está marcado por una variedad de culturas y etnias donde Dios se revela como liberador.

3.       Lectura profética de la Historia: 23 temas (de Samuel hasta Jesús).
La Comunidad nos ayuda a hacer un análisis crítico de la realidad y a construir juntos un proyecto de vida.

4.       Sabiduría y poesía del Pueblo: 23 temas (sobre los libros sapienciales).
Identificándonos con nuestras raíces y nuestra religiosidad, aprendemos a defender nuestra identidad.

5.       Seguir a Jesús desde los Evangelios: 22 temas (sobre los Evangelios).
El Reino de Dios es nuestra meta y nuestra labor común, como seguimiento de Jesús.

6.       El testimonio de las primeras Comunidades Cristianas: 22 temas (Hechos y Cartas).
La Buena Noticia anima nuestra fe en la resurrección y nuestra lucha contra el poder de la muerte.

7.       El sueño del Pueblo es el sueño de Dios: 21 temas (Apocalipsis y Cartas).
Desde la obstinación y la fe de los pequeños, seguimos construyendo el Reino, hecho de justicia y de amor.