jueves, 19 de abril de 2012

JESÚS A NUESTRO ALCANCE 1ª parte

L A   V I D A   E S   T U   P A L A B R A   (6º  folleto)
S E G U I R   A L   J E S Ú S   D E   L O S   E V A N G E L I O S
  parte


“LA VIDA ES TU PALABRA”: CEBs urbanas, Quito, 2005. PR.

            Desde Quito, las CEBs urbanas del Ecuador tienen la alegría de presentarles este 6º folleto de la colección ‘LA VIDA ES TU PALABRA’ sobre el seguimiento del “Jesús de los Evangelios”.


Í N D I C E
------------------------------------------------------------------1ª PARTE
Presentación
1ª Parte: Del anuncio de la buena nueva a los Evangelios escritos (5 temas)
2ª Parte: El evangelio según Marcos (4 temas)
Parte El evangelio según san Mateo (4 temas)
--------------------------------------------------------------------2ª PARTE
4ª Parte: El evangelio de Lucas (4 temas)
5ª Parte: El evangelio de Juan (5 temas)
Anexos: 1. La vida de Jesús en 5 pasos. 2. Índice detallado del folleto


INTRODUCCIÓN :  JESÚS,  NUESTRO  HERMANO  MAYOR
Nuestro seguimiento de Jesús a partir de los 4 Evangelios


En este libro hablaremos no de un desconocido, sino de un amigo (Juan 15,15), y mucho más que un amigo: De alguien que nos ama, nos llama, nos atrae, a quien seguimos (Mateo 19,27). Es el Hijo de Dios que está vivo en medio de nosotras y en nosotros (Gálatas 2,20). Aunque no lo hayamos visto, lo amamos (1 Pedro 1,8). Su amor es mayor que el nuestro (Romanos 5,8; Juan 4,10), por eso repetimos muchas veces: ‘Jesús, ten piedad de nosotros’ (Lucas 18,38).
Para unos, Jesús no pasa de ser un santo en el cielo. Para otros, es ‘Jesús que creó el mundo’. Hay gente que casi nunca oyó hablar de Jesús. La mayoría, con todo, lo conoce como el ‘Buen Jesús’ que murió el Viernes Santo. Para nosotros, Él es nuestro hermano mayor (Romanos 8,29), que nos revela al Padre (Juan 14,9). Siendo rico se hizo pobre (2 Corintios 8,9), igual a nosotros en todo menos en el pecado (Hebreos 4,15). Siendo de condición divina, se despojó a sí mismo y asumió la condición humana (Filemón 2,6-7). Al igual que todos nosotros, creció en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres (Lucas 2,52). Unido al Padre (Juan 8,29; 5,19) pasó por el mundo haciendo el bien (He 10,38), desde el mundo de los pobres. Se hizo amigo de los publicanos y pecadores (Lucas 7,34). Anunció la Buena Nueva del Reino principalmente a los pobres y excluidos de su tiempo (Lucas 4,18). Mas que anunciar, El mismo era una Buena Nueva itinerante que atraía a las multitudes y marginados. Luchó para que todos y todas tuviesen vida y vida en abundancia (Juan 10,10). Por eso incomodó a los grandes y fue por ellos perseguido, preso, condenado a muerte y ejecutado. Sufrió como nosotros. Tuvo miedo de la muerte (Marcos 14,33; Juan 12,27). Fue tentado para seguir otros caminos que no compaginaban con el Reino (Mateo 4,1-11). Vivió momentos terribles de soledad en que necesitó pedir ayuda a los amigos (Mateo 26,37-38). Rezó mucho para poder vencer (Hebreos 5,7). ¡Y venció porque Dios lo resucitó! (He 2,24). La resurrección es el testimonio divino de que vivir como Jesús le agrada a Dios: ¡Es una vida victoriosa! Aún, destruida por las fuerzas de la muerte, una vida así vence a la muerte, vence al mundo (Juan 16,33).
Este libro quiere ser una ayuda para que este mismo Jesús, tan querido y tan presente en nosotros, en nuestras comunidades, en medio de los pobres de América Latina, esté en nuestros ojos y mire con nosotros los evangelios. Que el mismo nos ayude a entender las fotos de este álbum del pueblo de Dios y nos envíe su Espíritu (Juan 14,26) para que nos diga hoy lo que faltó decirles a los apóstoles en la última cena (Juan 16,12-13).
Los primeros cristianos, más que nosotros, tenían una conciencia muy clara: Jesús, el mismo que fue muerto en la cruz, ¡está vivo en medio de nosotros! Ellos recordaban y transmitían las palabras y los gestos de Jesús, no tanto para conocer al Jesús del pasado, sino al Jesús que estaba vivo en medio de ellos. Querían imitarlo y seguirlo. ‘¡Vivo, pero ya no soy yo, es Cristo quien vive en mi!’ (Gálatas 2,20).Tenemos la misma preocupación que los apóstoles: meditar las palabras y gestos del Cristo de ayer a fin de conocer mejor al Cristo que está vivo en medio de nosotros, hoy y siempre. Queremos conocerlo, saber lo que Él pide, cómo seguirlo, hacer hoy lo que Él espera de nosotros, reconocerlo en el pobre, en el hermano, en la hermana, experimentarlo como ‘Camino, Verdad y Vida’ (Juan 14,6), ‘hacernos semejantes a Él en la muerte para ver si alcanzamos también la resurrección de entre los muertos’ (Filemón 3,10) ¡Eso es ‘Cristo ayer hoy y siempre’! (Hebreos 13,8).



  PARTE : 
DESDE  EL  ANUNCIO  DE  LA  BUENA  NUEVA  AL  EVANGELIO  ESCRITO


ÍNDICE
Introducción
Tema 1: ¡Él está vivo! ¡Se apareció a Magdalena!
            Comentario 1: Fe en la resurrección.
Tema 2: Seguir a Jesús en la comunidad Vivir como discípulo.
            Comentario: Hacerse discípulo Los evangelios: escritos al servicio del seguimiento.
Tema 3: ¡Vayan por el mundo! Jesús envía a los discípulos a la misión.
            Comentario: Realizar la misión. Los evangelios: escritos al servicio de la misión.
Tema 4: “Quién es este hombre” El deseo de conocer a Jesús.
            Comentario: ¿Quién es Jesús para nosotros? La vivencia que enriqueció la formación de los evangelios.
Tema 5: “Recibid el Espíritu Santo” Todo fue escrito para animar la fe.
            Comentario: La luz y la fuerza del Espíritu Santo El dinamismo que mantiene la actualidad de los evangelios.


I N T R O D U C C I Ó N


A. Generar una mirada acertada: Crear ojos nuevos para leer los Evangelios
Los cinco temas y comentarios de esta primera parte intentan esclarecer el origen de los cuatro evangelios, su función en la vida de las comunidades y las características de su lectura actualmente.

  1. La fe en la resurrección fue la fuente que generó los cuatro evangelios. La experiencia de la resurrección fue la nueva luz en los ojos que ayudó a percibir el sentido de las “Palabras y Hechos de Jesús”. Para nosotros esta fe es a la vez condición y fruto de su lectura.
  2. La voluntad de vivir como discípulo fue el ambiente de vida en que nacieron los evangelios. Llevó a los cristianos a reunir las “Palabras y Hechos de Jesús”, para animar la vida en comunidad y ayudar a enfrentar los muchos conflictos internos y externos.
  3. El compromiso con la misión fue la preocupación alrededor de la que crecieron los evangelios. Llevó a los cristianos a reunir las “Palabras y Hechos de Jesús” para mostrar a los demás que en Jesús se realizaron las Escrituras.
  4. El deseo de conocer a Cristo vivo fue la vivencia mística a partir de la que se formaron los evangelios. Contribuyó mucho a profundizar el sentido de las “Palabras y Hechos de Jesús” en la vida.
  5. La luz y la fuerza del Espíritu de Jesús fueron el dinamismo que dio actualidad permanente a las “Palabras y Hechos de Jesús”. Sin el Espíritu Santo no es posible descubrir el sentido que los evangelios tienen para nosotros hoy.

Estos 5 puntos, separados tan solo con fines didácticos, son aspectos de una misma fe en la resurrección. La experiencia de la resurrección ayudó a ver a Jesús con nuevos ojos (tema 1); hizo que Él renaciese en el corazón de los cristianos, repitiendo el llamado a seguirlo (tema 2); transformó el escándalo de la cruz en señal de vida para ser anunciada al pueblo (tema 3); suscitó en ellos el deseo de conocerlo y de identificarse con Él (tema 4); comunicó el Espíritu de Jesús que da vida permanente a las palabras que Él pronunciara en el pasado (Tema 5).

B. Del Evangelio a los cuatro Evangelios
La historia de la formación de los evangelios fue objeto de muchas investigaciones. Fue también objeto de muchas polémicas. La Constitución Conciliar “Dei Verbum” (El Verbo de Dios) trae el resultado sereno de esta larga investigación (19). Podemos distinguir cuatro etapas.

  1. El anuncio de la Buena Noticia de la Resurrección suscitó comunidades en las que se comenzó a vivir y a compartir la nueva vida en Cristo. Animados por el Espíritu de Jesús, los discípulos y las discípulas, comenzaron a recordar las “Palabras y Hechos de Jesús” para animar la vida de las comunidades y responder a las muchas dificultades y conflictos de la misión.
  2. Las comunidades se desplazaron por el mundo: Jerusalén, Judea, Samaria, Siria, Asia, Grecia, Italia. Ellas transmitieron las “Palabras y Hechos de Jesús” con una doble preocupación de fidelidad: a Jesús que está en el origen de la Buena Noticia y al pueblo que es su destinatario. De acuerdo a la diferente situación de las comunidades en los diversos países, comenzaron a aparecer diferencias en la manera de transmitir las palabras de Jesús. Por ejemplo, el Padre Nuestro es diferente en Lucas (11,2-4) y en Mateo (6,9-13).
  3. Con la muerte de los apóstoles, creció en las comunidades el deseo de conservar todo lo que ellos les habían transmitido sobre Jesús. En varios lugares surgieron iniciativas de juntar y organizar las “Palabras y Hechos de Jesús”. Surgieron las primeras colecciones: parábolas, milagros, enseñanzas, discusiones y episodios de la Pasión. Por ejemplo, en Marcos se destacan los restos de una colección de discusiones de Jesús con los judíos (Marcos 2,1-3,6).
  4. Alrededor de los años 70 dC., sobre todo después de la destrucción de Jerusalén, durante la lenta y trágica separación entre judíos y cristianos, fueron rehechas varias síntesis de lo que en las comunidades se transmitían sobre Jesús (Lucas 1,1-3). Solamente 4 de estas síntesis fueron conservadas y reunidas en el Nuevo Testamento: Mateo (comunidades de Siria-Palestina); Marcos (comunidades de Italia); Lucas (comunidades de Grecia) y Juan (comunidades de Asia Menor). Cada una de estas síntesis tiene un objetivo, su propia visión. Es como pedir a cuatro hermanos que narren la personalidad de su padre. Harán cuatro narraciones que serán, al mismo tiempo, iguales y diferentes.

C. Los evangelios SINÓPTICOS y el evangelio de Juan
Los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas son llamados ‘sinópticos’, palabra que viene del griego y significa ‘tener visión de conjunto’. Los 3, si se los coloca paralelamente, presentan muchas semejanzas, aunque también diferencias notables. Desde el punto de vista literario, existe interdependencia entre ellos. Mucho se investigó sobre lo que se llamó “la cuestión sinóptica”. Para nosotros, lo que importa es saber que la comparación entre los 3 nos puede ayudar a percibir las peculiaridades de cada evangelista: cómo lo veían a Jesús; cuál era su visión de la Iglesia y de la Buena Noticia; cuál era la situación del pueblo; cuáles los conflictos que las comunidades enfrentaban en las diversas regiones.
Comparando el evangelio de Juan con los sinópticos, podemos decir: los 3 sinópticos sacan fotografías, Juan saca rayos X. Juan intenta revelar la vida de Jesús en una dimensión escondida que no se ve a simple vista, sino que solamente desde la fe. Nos enseña a hacer la lectura orante de los sinópticos y cómo leer nuestra propia vida con mirada de fe. Informaciones más concretas sobre cada uno de los cuatro evangelios las encontraremos en los respectivos temas y comentarios.


 ENCUENTRO 1: ‘¡ Él está vivo: Se apareció a Magdalena !’.

Texto de estudio: Juan 20,11-18. Texto de apoyo: Mateo 28,1-10.

Mensaje: El centro de nuestra fe es la resurrección de Jesús. Dios es capaz de hacer surgir la vida, hasta de la muerte. Notemos también que la 1ª testiga de la resurrección de Jesús fue una mujer.
            Los 4 evangelios son unánimes: Jesús se apareció primero a las mujeres. Después de su resurrección, Jesús se mostró vivo a personas que no gozaban de mucho crédito. Por eso, los demás no les creyeron. Decían que era “delirio de mujer”. También vemos cómo Jesús reprendió a sus discípulos que dudaban. La fe en la resurrección exige la renuncia a los preconceptos. Sin esta renuncia, es imposible captar los signos de la resurrección y percibir la Buena Nueva de Dios presente en la vida del pueblo.
            El texto de hoy trae una secuencia de escenas bien construidas, en las que se alternan la búsqueda y el encuentro, el escuchar y dialogar. Es como un espejo en el que el lector o la lectora podrán reconstruir algo de sus propias búsquedas y aspiraciones. No deja de ser provocador el hecho de que Jesús, desafiando las normas de la época, se haya revelado primero a una mujer, Magdalena.
            Ayer como hoy la fe en la resurrección es el centro de la vida cristiana “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe y ustedes están todavía en sus pecados” (1 Corintios 15,17).

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Discernir los signos de Dios en la vida y en los pobres.
  1. ¿Cuáles son los preconceptos que hoy nos impiden valorar a los pobres?
  2. ¿Sabemos reconocer la presencia del Reino de Dios en medio de nosotros? Demos unos ejemplos.
Palabra de Dios. Juan 20,11-18: La primera aparición de Jesús resucitado a María Magdalena.
  1. ¿Cuáles son los pasos del diálogo entre Jesús y Magdalena?
  2. ¿Conocemos otras señales, usadas por Jesús en otras apariciones, para revelarse? ¿Cuáles?
Hoy nosotros: Reconocer la presencia del Resucitado
  1. ¿Cómo nos ayuda la lectura de hoy a entender mejor la fe en la resurrección?
  2. ¿Qué vamos a hacer para ser más atentos a la presencia de Jesús resucitado entre nosotros?
Oraciones comunitarias. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo encuentro
  1. En el próximo encuentro vamos a leer Mateo 28,16-20. Vamos a ver el ambiente de vida en que nacieron los evangelios, estudiando el Subsidio. Texto de apoyo Lucas 24,13-35.
  2. Distribuir las tareas entre los miembros del grupo. Preparar una celebración creativa para acentuar la dimensión orante del encuentro. No olvidemos leer el Comentario.


comentario 1. Fe en la resurrección: La fuente de donde nacieron los cuatro Evangelios.

Después de la muerte de Jesús, los discípulos cerraron las puertas por miedo a los judíos (Juan 20,19). Desanimados, perdidos, salen de Jerusalén (Lucas 24,13) y se dispersan (Marcos 14,27). Sin fe, los once ni siquiera creen en las noticias esperanzadoras de las mujeres (Lucas 24,11). Sin conciencia crítica, se acomodan y aceptan la decisión del gobierno que mató a Jesús (Lucas 24,20). Ciegos, no perciben la presencia de Jesús en medio de ellos (Lucas 24,20). En ellos murió la esperanza ¡Estaban más muertos que el mismo Jesús! “Nosotros esperábamos... pero...” (Lucas 24,21).

A. Creyeron en la Escritura y en la Palabra de JESÚS
Para los discípulos y discípulas de Jesús, la experiencia de la resurrección fue como un rayo, un temblor de tierra (Mateo 28,2-3). Como una semilla de vida y de libertad frente al poder que mataba. ¡Cosa inaudita, nunca experimentada! Porque, si Jesús estaba vivo, entonces con Él estaba un poder mayor que los poderes que lo mataron: la opinión pública que pidió su muerte (Marcos 15,11-15); los líderes religiosos que lo condenaron por blasfemia (Marcos 14,60-64); el poder romano que lo condenó por subversión (Marcos 15,2; Lucas 23,2.5). Estos poderes solamente eran capaces de condenar, torturar y matar. Pero ¡no podían resucitar la vida que mataron!
Creer en la resurrección ¿qué es? Es volver a Jerusalén de noche, reunir la comunidad y compartir las experiencias, sin miedo a los judíos y a los romanos (Lucas 24,33-35). Es recibir la fuerza del Espíritu Santo, abrir las puertas y anunciar la Buena Nueva a la multitud (He 2,4). Es tener el coraje de decir: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (He 5,29; 4,19). Es reconocer el error y volver a la casa del Padre: “Tu hermano estaba muerto y volvió a vivir” (Lucas 15,32). Es sentir la mano de Jesús resucitado que, en las horas difíciles de la persecución nos dice: “¡No tengas miedo!” (Apocalipsis 1,17). “¡He vencido al mundo!’ (Juan 16,33).

  1. La experiencia de la resurrección devolvió la esperanza a los discípulos
Vencieron el miedo, recuperaron la fe, reencontraron el valor (He 4,19; 5,29). Ellos mismos resucitan y comienzan a ver todo con otra visión. Cayó el velo que escondía la realidad (2 Corintios 3,16). Se lavaron sus ojos. Es la conversión, la metanoia. Ahora perciben la Novedad, la Buena Noticia escondida en el Antiguo Testamento y en la vida de Jesús.

  1. La luz de la Resurrección hizo caer el velo que encubría al Antiguo Testamento (2 Corintios 3,14-16)
Los discípulos perciben que Jesús estaba en el centro de la Escritura (Juan 5,39). Moisés y los profetas ya hablaban de Él (Juan 1,45; 5,46). Comienzan a ver la vida de Jesús como la realización de las promesas (Juan 19,28). “Creyeron en la Escritura y en la palabra de Jesús” (Juan 2,22).
La resurrección también hizo caer el velo que encubría las “Palabras y Hechos de Jesús”. Muchas veces los discípulos habían quedado sin entender lo que Jesús hacía y decía (Marcos 6,52; 8,17; 7,18; 9,10.32; Mateo 16,23; Lucas 9,45). Ahora las cosas comienzan a clarear. Por ejemplo:
-          Ahora entienden por qué Jesús derribó las mesas y habló de la construcción de un nuevo templo (Juan 2,22).
-          Entienden lo que Él quiso decir cuando hablaba de agua viva (Juan 7,37.39).
-          Perciben el sentido de la entrada solemne a Jerusalén (Juan 12,16).
-          Comienzan a percibir que la muerte en la cruz no fue una maldición divina (Deuteronomio 21,22-23) sino la consecuencia de su vida y de su misión, la realización del proyecto de Dios (Lucas 24,25-27).

B. El Cristo de las Comunidades y el JESÚS de Nazaret
Fue una explosión de comprensión. Una nueva luz sobre el pasado y el presente de la vida de ellos. Las narraciones de las apariciones nos transmiten, aunque desde lejos, algo de la experiencia vivida por los primeros cristianos. Nos muestran que no fue fácil creer en la resurrección. Los propios discípulos se encontraron sorprendidos y tuvieron dificultad en creer (Lucas 24,11-12; Marcos 16,14). Hubo quienes, aún viéndolo, dudaron (Mateo 28,17). Otros, como Tomás, demoraron en creer (Juan 20,25), y aún, después de mucho tiempo continuaban dudando (Lucas 24,41). La fe de las comunidades en la resurrección fue un proceso largo.
Pero, las narraciones de las apariciones transmiten también la profunda convicción de fe de las comunidades de que el Cristo vivo en medio de ellas es el mismo Jesús de antes de la muerte: La conserva las señales de la Pasión (Juan 20,27); come y bebe con ellos (Lucas 24,38-39); tiene la misma voz (Juan 20,16); el mismo gesto de compartir el pan (Lucas 24,30.35). No hay ruptura entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe.
Por eso, las palabras de Jesús que las comunidades conservan no son conservadas como si fueran palabras del pasado, grabadas en disco o un video, que después son reproducidas en los grupos bajo la orientación de un asesor o asesora. ¡No! Las palabras de los evangelios son palabras que el propio Jesús resucitado dirige hoy a la comunidad. El mismo está junto a nosotros, mirando con nosotros las fotografías conservadas en el álbum de los evangelios, muchas de ellas retocadas por la fe de las comunidades y por el arte de los evangelistas. Poco importa si algunas escenas son retocadas, o si no son exactamente las mismas palabras que pronunció en el pasado. Lo que importa es que son y serán palabras que Jesús hoy pronuncia en nuestros oídos.

C. La comunidad, lugar en el que la palabra del pasado retoma vida y se convierte en Palabra de Dios para nosotros
Las narraciones de las apariciones expresan la fe de que el mismo poder que rescató a Jesús de la muerte, mantiene la vida de las comunidades (Mateo 28,18). Este poder Jesús lo transmitió a los discípulos y a las discípulas por medio del mandato de anunciar la Buena Nueva (Mateo 28,10; Marcos 16,15), conseguir discípulos y bautizar (Mateo 28,19), enseñar a observar todo lo que Él mandó (Mateo 28,20), perdonar (Juan 20,23), lavar los pies (Juan 13,14), celebrar su memoria (1 Corintios 11,14), ser sus testigos en todo el mundo (He 1,8). Para realizar estos mandatos Él dio el poder de expulsar demonios, curar enfermos y hablar en diversas lenguas (Marcos 16,17-18); enseñó a interpretar la Escritura a la luz de la Resurrección (Lucas 24,44.48) y les dio el don del Espíritu Santo (Juan 20,22-24).
Alrededor de las personas que reciben este poder y ejecutan estos mandatos se crea el espacio de la comunidad. Es en la comunidad donde Jesús se hace presente, por el Espíritu y por la Palabra (Mateo 18,20): comunidad es el lugar en el que, por decirlo así, el agua brota del suelo para irrigar la vida del pueblo. El agua del Espíritu de la que Jesús hablaba con la samaritana (Juan 4,14) y al pueblo (Juan 7,37). Es comunidad donde escuchamos la Palabra viva que Él nos dirige por medio del testimonio de los apóstoles, a través de toda la tradición de las comunidades y a través del arte de los evangelistas.
Orientados por la luz de la Palabra viva de Jesús y por la fuerza del Espíritu, los cristianos viven el paso de la muerte a la vida. San Pablo dice: “Hermanos, por el bautismo fuimos sepultados en la muerte, para que, como Cristo fue resucitado de los muertos, por la gloria del Pedro así también nosotros vivamos una vida nueva. Si morimos con Cristo creemos que también viviremos con Él” (Romanos 6,4.8).
La vida cristiana reproduce la vivencia del Evangelio. Por eso mismo, debe tener el coraje de vivir y testimoniar la Resurrección y Vida. Solo tendremos condiciones de hacerlo, si, como los primeros cristianos, sabemos:
-          Reconocer al Resucitado vivo entre nosotros,
-          Formar comunidades,
-          Fundamentar nuestra vida en la Palabra viva,
-          Celebrar la presencia del Reino.
            La Palabra viva que Jesús hoy nos dirige a través de las palabras escritas en los cuatro evangelios, escritas en nuestros corazones, escritas en nuestras vivencias personales y comunitarias.


 ENCUENTRO 2. Seguir a Jesús en la Comunidad: Vivir como discípulo.

Mensaje: Jesús nos llama personalmente para seguirlo en comunidad. Eso es el mensaje de la práctica de Jesús.
Antes de ser escrito, el Evangelio fue narrado. Antes de ser narrado, fue vivido. Así continúa hasta hoy. Mucha gente, sin haber oído nunca hablar de la Biblia, vive como discípulo de Jesús (Mateo 25,37-40). Nuestros abuelos nunca leyeron la Biblia. Ni siquiera se atrevían. Era un libro “prohibido”. Con todo, sus vidas eran conforme a la Palabra de Dios. La Palabra de Dios es más amplia que la Biblia. Jesús llega a las personas todavía allí donde aún no existen los evangelios.
La lectura de hoy es el final del evangelio de Mateo. Nos trae las últimas palabras de Jesús. La vida cristiana consiste en seguir a Jesús, a vivir como discípulos y discípulas, personal y comunitariamente, al servicio del pueblo, sobre todo de los pobres.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad:
  1. ¿Conocemos a personas que, sin conocer la Biblia, viven los valores del Reino? Demos unos ejemplos.
  2. A nosotros, ¿qué nos aporta la Palabra de Dios escrita en la Biblia?
Palabra de Dios. Mateo 28,16-20: Jesús envía a sus apóstoles.
  1. ¿Cómo se sentían los apóstoles en esta última aparición de Jesús?
  2. ¿Qué les comunicó Jesús a sus apóstoles como último mensaje?
Hoy nosotros: La misión de todo bautizado.
  1. Según esta lectura, ¿qué significa para nosotros seguir fieles a Jesús?
  2. ¿De qué maneras vamos a ser entre nosotros verdaderos discípulos de Jesús?
Oraciones comunitarias. Salmo: . Canto. Bendición final.

Preparación del próximo encuentro
  1. En el próximo encuentro estudiaremos el texto de Marcos 16,9-20 sobre la misión como factor que contribuyó en la formación de los evangelios. El texto de apoyo será Hechos 1,6-11.
  2. Distribuir las tareas entre los participantes del grupo. No olvidar que alguien se encargue de la oración.


comentario 2: Volverse discípulo y discípula
Los evangelios fueron escritos al servicio del seguimiento de Jesús

A. Seguir a JESÚS, ser DISCÍPULO, vivir el Evangelio
Al comienzo, estas comunidades no tenían nombre propio. Se las llamaba camino (Hechos 9,2). Esta palabra indica, rumbo, movimiento. Los cristianos entraban en una marcha. Querían hacer discípulos en todas las naciones (Mateo 28,19). Así, al poco tiempo, el camino se extendió por Palestina y por Siria, fue entrando por el Asia y Grecia (Hechos 18,26; 19, 9.23; 22,4; 24,22) y, al final, llegó a Roma, “el fin del mundo” (Hechos 1,8).
Todos tenían el mismo deseo de seguir a Jesús, vivir como discípulo. Procuraban tener los mismos sentimientos que animaron a Jesús (Filemón 2,5). Querían seguirlo hasta el punto de ser uno con Él, tanto en la vida como en su muerte y resurrección (Filemón 3,8-11; Romanos 6,4). Pero el camino era fuente de muchos conflictos, para los cuales no había respuestas preparadas. Jesús no dejó nada escrito. Dejó tan solo un mandato último: “Vayan por el mundo y anuncien el Evangelio a toda criatura” (Marcos 16,15).
Ahora bien el esfuerzo hecho para superar los conflictos y ser fiel al camino marcó el ambiente en que nacieron los evangelios. Provocados por los problemas y conflictos de la marcha, los primeros cristianos procuraban recordar las “Palabras y Hechos de Jesús” que pudiesen orientarlos en la solución. Esto les exigía 3 condiciones: mucha fidelidad, creatividad y familiaridad.

B. Creatividad
Para orientarse por las “Palabras y Hechos de Jesús” precisaban creatividad para impedir que el camino fuese recuperado por el antiguo modelo de los escribas y fariseos. De fidelidad, para evitar que en medio de los problemas y conflictos, el camino fuese desviado de la obediencia al Padre y del rumbo trazado por Jesús. Y de familiaridad porque solamente es posible ser al mismo tiempo fiel y creativo cuando se tienen mucha familiaridad y convivencia con la persona cuyas palabras se quieren conservar. De hecho, Jesús no era una persona extraña para ellos, ni tan solo un amigo fallecido en el pasado, sino alguien muy familiar que estaba vivo en las comunidades. “Seguir a Jesús” tenía una dimensión mística: “Vivo pero ya no soy yo. Es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2,20).
Sin embargo, conviene recordar que la formación de los evangelios a través de la creatividad, fidelidad y familiaridad, no consistía solamente en recordar las palabras del pasado para iluminar los nuevos problemas del presente. Las palabras, por sí solas, aún siendo de Jesús o de la Biblia, no consiguen abrir los ojos. Lo máximo que consiguen es entusiasmar al corazón (Lucas 24,32), La transmisión de las “Palabras y Hechos de Jesús”, sólo abren los ojos cuando se da un contexto de participación (Lucas 24,35), como se describe en los Hechos: “Los cristianos tenían todo en común, compartían sus bienes con alegría. No habían necesitados entre ellos” (He 2,44-45).

  1. Fidelidad en la transmisión de las palabras
Veamos algunos de los conflictos narrados en los Hechos de los Apóstoles y en las Cartas de Pablo, que despertaban la fidelidad de los cristianos y los llevaban a recordar las “Palabras y Hechos de Jesús”:
a).  Conflictos con relación a la mentalidad anterior del judaísmo en que habían sido formados: La práctica de la circuncisión y la vida según la ley de Moisés (Hechos 15,1; 21,20-21); la observancia de la ley de la pureza (He 10,11-16); la convivencia con los no judíos (Gálatas 2,11-14); y tantos otros asuntos de controversia: el ayuno, el templo, el sábado, sacrificios, etc. Para orientarse en la solución de estos problemas, los cristianos recordaban las actitudes y palabras de Jesús en las discusiones con los fariseos y escribas.
b).  Conflictos internos de las comunidades recién fundadas: La forma de compartir los bienes (He 6,1); cómo recibir a quienes antes eran enemigos (Hechos 9,13.26); anunciar la Buena Nueva también a los paganos o solamente a los judíos (Hechos 11,3-4); cómo convivir en comunidad y compartir la mesa con personas de mentalidad jurídica y religiosa diferente (Hechos 5,1-2; Gálatas 2,4-5); cómo tratar a quienes estuvieron unidos a Juan Bautista (Hechos 19,2-4); cómo organizar y coordinar las comunidades (Gálatas 2,6-10). Estos y otros problemas llevaban a los cristianos a recordar las muchas palabras que Jesús pronunció para orientar y formar a los discípulos. En el evangelio de Mateo, por ejemplo, estas palabras están agrupadas en varios temas sobre la vida en comunidad (Mateo 18,1-35), sobre la misión (Mateo 10,42), el Sermón de la Montaña (Mateo 5-7).
c).  El deseo de conocer mejor a Jesús y sus exigencias para la vida personal y comunitaria: Quién es Jesús (Efesios 1,17); qué pide (Filemón 2,5); a dónde nos quiere llevar (Efesios 3,17-19). Este deseo llevó a recordar, por ejemplo, las palabras en que Jesús explícita las exigencias del seguimiento.

  1. Creatividad en la transmisión de las palabras de Jesús
      Nosotros los cristianos conservamos las palabras de Jesús no como palabras del pasado, sino como palabras que Él pronuncia hoy para nosotros. La gran preocupación de los primeros cristianos no era relatar exactamente lo que Él había dicho en el pasado, sino ser fiel a lo que Él decía, aquí y ahora, a través de las palabras que las conservan. Por eso, tenían la preocupación de transmitirlas de tal manera que pudiesen ser entendidas como palabras actuales por quienes las escu­chaban. Era una fidelidad creativa.
      Un ejemplo: ‘Construir sobre la roca’. El evangelio de Mateo dice que quien escucha y observa las palabras de Jesús, “es como un hombre prudente, que construye su casa sobre la roca” (Mateo 7,24). Pero el pueblo al que se dirigía el evangelio de Lucas no acostumbraba a construir sus casas sobre roca. Ellos cavaban en el suelo y hacían sus cimientos. Por eso, el evangelio de Lucas adapta la palabra de Jesús a la cultura del pueblo y escribe: “es como el hombre que construye su casa, cava profundo el cimiento sobre la roca” (Lucas 6,48).
Otro ejemplo: Las costumbres propias de los Judíos. El evangelio de Lucas, escrito para comunidades de cristianos no judíos, al relatar los discursos de Jesús omite casi todo lo que trata de las costumbres judaicas. El evangelio de Mateo, escrito para los judíos convertidos, tiene la preocupación de mostrar cómo en Jesús se cumplen las Escrituras.
Y, comparando entre sí los evangelios, aparecen estas diferen­cias. Ayudan a distinguir los tres niveles: el de Jesús, el de la comunidad y el del Evangelista. Veamos algunos ejemplos de estos tres niveles dentro de los evangelios:
a).  El nivel de Jesús. Es el nivel de la Historia antes de la Pascua. Las “Palabras y Hechos de Jesús” están en el origen de todo, constituyendo la base de los evangelios. Pero se encuentran diferencias entre los cuatro evangelios, lo que lleva a preguntar: “¿Qué fue lo que en realidad dijo Jesús?” Por ejemplo, ¿cuál fue el Padre Nuestro que Él nos enseñó: el de Mateo (Mateo 6,9-13) o el de Lucas (Lucas 11,2-4)? ¿Qué dijo el soldado a la hora de la muerte de Jesús: “Este hombre era hijo de Dios” (Marcos 15,39) o “Este hombre era un justo”? (Lucas 23,47). No siempre es posible discernir cómo sucedió históricamente. Con todo, a pesar de estas diferencias, todas las palabras están al servicio del mensaje que hoy Jesús nos dirige. Las diferencias vienen de la transmisión de las palabras de Jesús en las comunidades y de los giros propios de los evangelistas al escribir el texto.
b)   El nivel de comunidad. Es el nivel de la Tradición después de la Pascua. Antes que las “Palabras y Hechos de Jesús” fueran reunidos en los cuatro evangelios, eran conservadas y transmitidas en las comunidades para animar la fe y ayudar en la solución de los conflictos. Por ejemplo, en el interior de Palestina y Siria, las comunidades de jadeo-cristianos vivían la fe de modo diferente de las comunidades de las grandes ciudades del Asia y Grecia. Los problemas eran otros. Esta diferencia muestra el modo diferente de transmitir las palabras de Jesús en Mateo y Lucas. Eso revela la preocupación de fidelidad creativa de los primeros cristianos, que procuraban encarnar el mensaje de Jesús en las diversas realidades sociales.
c)   El nivel del Evangelista. Es el nivel de Redacción. Las introducciones a cada evangelio nos traen el objetivo y el esquema de cada uno de ellos. Esto ayuda a descubrir el nivel del evangelista. Un ejemplo: el autor del evangelio de Mateo, al reunir los detalles sobre Jesús, conservados en las comunidades, tenía un objetivo bien preciso: presentar a Jesús como el nuevo Moisés que nos da la nueva Ley. Este objetivo se destaca en los detalles de las diferencias de Mateo con Marcos y Lucas. Solamente en Mateo, en la Transfiguración, Jesús tiene el rostro resplandeciente (Mateo 17,2). Moisés, al descender de la Montaña con las tablas de la Ley, tenía el rostro resplandeciente (Éxodo 34,29). Mateo acentúa así que en la montaña de la Transfiguración el Padre nos entrega la nueva Ley que es el mismo Jesús: “Escúchenlo” (Mateo 17,5).

  1. Familiaridad en la transmisión de las palabras de Jesús
      La investigación exegética alrededor de estos tres niveles de los evangelios nos muestra cómo creció la fe de los primeros cristianos, cómo fueron penetrando en el misterio de la persona de Jesús y cómo al poco tiempo, fueron percibiendo el alcance de esta fe en su vida. Muestra aún que la fidelidad de ellos no estaba tanto en el nivel de conservación material de las palabras, como en el nivel de la vivencia y la convivencia en la fe
      Debe quedar claro que nuestra fe en los evangelios tiene su fundamento en el testimonio de los apóstoles y en la fe de la primera comunidad. Nuestra fe no es el producto de los resultados provisorios de las investigaciones históricas y literarias sobre los evangelios. Con todo, el estudio exegético sobre los tres niveles es útil y necesario para impedir que se manipule la palabra de Jesús para interés propio y se saquen conclusiones sin fundamento en la letra. La ciencia ayuda a establecer el sentido en si del texto, le da objetividad y, así, prepara el ambiente para el diálogo de la fe. El estudio exegético está al servicio de la lectura orante.
      Es el Espíritu de Jesús, vivo en la comunidad, lo que da vida a la letra: ‘Ustedes son una cartas vivas’ (2 Corintios 3,6). Los cristianos tenían conciencia de ello. Sabían que las palabras de Jesús, en la medida en que iban siendo transmitidas dentro de la realidad de las diversas culturas y actualizadas por el Espíritu de Jesús en las distintas comunidades, iban revelando cada vez más su contenido y sentido (Juan 14,26; 16,12-13). Las palabras de Jesús no son agua envasada sino agua de la vertiente. Los evangelios no son reservas sino grandes lagunas dentro del río de la Tradición, unidas directamente a la fuente que es Jesús mismo.
            Fidelidad, creatividad, y familiaridad, deben también ser la marca de la lectura orante que hoy hacemos de los evangelios.


 ENCUENTRO 3: “VAYAN POR EL MUNDO”: Jesús envía a los discípulos a la misión.

Mensaje: La misión de Jesús es continuar la proclamación y realización del Reino que él inició. Esto provocará a las personas y a los pueblos a profundizar su propio acercamiento a Dios.
Misionero o misionera era la persona que dejaba el propio país para anunciar la Buena Noticia en otros países. El misionero tenía la Buena Nueva, los demás no la tenían. Sin embargo, no muchos de estos misioneros, confiesan que hasta ellos mismos ¡fueron evangelizados por el pueblo al que anunciaban la Buena Noticia! Actualmente, en las grandes ciudades de América Latina un 90% se dice cristiano. Pero apenas del 5 al 10% frecuenta regularmente algún templo. ¡Queda poco de la misión! Algunos misioneros procuran traer a los demás de vuelta a la Iglesia. Otros procuran ser la luz que ilumina al pueblo. Los primeros logran muchas vocaciones; los otros menos.
            Este texto final del evangelio de Marcos es un resumen del “mandato” que Jesús dio a los apóstoles de anunciar la Buena Nueva. El texto procura ayudar a las comunidades de Marcos a descubrir su misión en el mundo. Seré también una luz para nuestra misión hoy.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Nuestro bautismo nos hace misioneros y misioneras
  1. ¿Cuándo somos misioneros y misioneras?
  2. ¿Qué sabemos de la nueva Evangelización propuesta por el Papa Juan Pablo 2º?
Palabra de Dios. Marcos 16,9-20: La misión de los discípulos de Jesús.
  1. ¿De qué trata esta lectura de los discípulos con Jesús resucitado?
  2. ¿Cómo se hizo presentes Jesús en la realización de la misión de los discípulos?
Hoy nosotros: Misioneros a la manera de los primeros discípulos.
  1. ¿De qué maneras estamos continuando la misión de los primeros discípulos?
  2. ¿Cómo se sigue haciendo presente Jesús en medio de nuestras actividades misioneras?
Oraciones comunitarias. Salmo: . Canto. Bendición final.

Preparación del próximo encuentro
  1. Vamos a estudiar y rezar Mateo 16,13-23: “¿Quién dicen los hombres que soy yo?” Preparemos así el encuentro: cada uno entreviste algunas personas y pregunte: “¿Quién es Jesús para usted?” Traer la respuesta para el próximo encuentro. Texto de apoyo Marcos 4,35-41.
  2. Distribuir las tareas entre los participantes del grupo. Encargar a alguien para la oración.


Comentario 3. REALIZAR LA MISIÓN: Los Evangelios fueron escritos al servicio de la misión

A. Superar el escándalo de la Cruz para poder realizar la MISIÓN
Ir por el mundo para ser testigos de Jesús (He 1,8) y anunciar la Buena Nueva (Marcos 16,15) era el ambiente de vida de los primeros cristianos. Querían compartir con los demás su experiencia de resurrección y de vida nueva. Las primeras comunidades cristianas eran comunidades misioneras.
Sin embargo, una cosa, es experimentar y compartir la resurrección y otra el organizar el raciocinio y responder a las críticas de los adversarios que decían: “¿Cómo puede ser el Mesías ese marginado subversivo y condenado a muerte de cruz por dos tribunales?” Ridiculizaban la fe en la resurrección afirmando que los apóstoles habían robado el cadáver de Jesús (Mateo 28,11-15). El escándalo de la cruz (1 Corintios 1,23) ya venía desde antes de la muerte de Jesús (Mateo 16,22-23), ¡desde el Antiguo Testamento! Pues la Ley decía expresamente: quien muere en la cruz es “un maldito de Dios” (Deuteronomio 21,23). El escándalo de la cruz y del sufrimiento dura hasta hoy. El esfuerzo realizado por los discípulos para superar el escándalo de la cruz fue un factor que contribuyó mucho para la formación de los evangelios.
Para los discípulos todo cambió con la luz de la resurrección. Descubrieron que la cruz formaba parte del plan de Dios. Tenía que suceder que el Cristo sufriese para poder entrar en su gloria (Lucas 24,26). La lógica del amor era realmente esa. Este descubrimiento lanzó una nueva luz sobre el Antiguo Testamento y desencadenó una doble relectura. A la luz de la pasión, muerte y resurrección de Jesús comenzaron a releer el Antiguo Testamento, y a la luz del Antiguo Testamento comenzaron a releer la historia de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. En ambos casos, la finalidad era la misma: reforzar la fe de que Jesús es el prometido del Padre y mostrar que “todas las promesas de Dios encontraron en Jesús su sí” (2 Corintios 1,20) y, así, superar el escándalo de la cruz. Esta no era más que el resultado de la lógica del mal.

B. La relectura del Antiguo Testamento aclara el sentido de las “Palabras y Hechos de JESÚS”
A la luz de esta nueva comprensión, el Antiguo Testamento se aclara por dentro. La fe en la resurrección fue un estímulo para releer el Antiguo Testamento con ojos nuevos y descubrir en él el dinamismo de la promesa de Dios y de la esperanza del pueblo. Todo el Antiguo Testamento comenzaba a ser visto como promesa y figura del futuro que se esperaba. Por eso, cualquier frase o hecho que tuviera alguna semejanza con las “Palabras y Hechos de Jesús” servía para resaltar la realización de la promesa (Cf. Subsidio 9).
De este modo, cosas que antes no decían nada a nadie, comienzan a tener sentido. ¡Cayó el velo! (2 Corintios 3,16). En todas las páginas del Antiguo Testamento comienzan a brillar pequeñas luces. Son los textos que se referían a Jesús (Lucas 24,27). Los cristianos usaron estos textos para contar la historia de la Pasión y Muerte de Jesús. Era una manera sutil para mostrar que en Jesús se realizaron las Escrituras y que la cruz formaba parte del plan de Dios. A buen entendedor pocas palabras.
Veamos algunos ejemplos:
  1. El perfume carísimo usado para ungir a Jesús antes de la sepultura (Marcos 14,8), evoca la “sepultura entre los ricos” del Siervo de Yahvé (Isaías 53,9).
  2. Judas, el amigo que traiciona (Mateo 26,21-24) recuerda la traición de un amigo narrada en el Salmo (Sal 55,13-15).
  3. La sangre de la Alianza en la última cena (Marcos 14,24), recuerda la sangre de la renovación de la alianza (Ex 24,8).
  4. La dispersión de los discípulos cuando Jesús es llevado preso (Mateo 26,31) evoca la profecía de Zacarías (Zacarías 13,7).
  5. La oración “mi alma está triste” (Mateo 26,38) recuerda la tristeza del exilado que reza (Sal 42,6).
  6. El silencio de Jesús ante Pilato (Mateo 27,14) recuerda el silencio del Siervo de Yahvé (Isaías 53,7).
  7. Las ropas de Jesús que fueron sorteadas (Mateo 27,35) recuerdan la oración del condenado cuyas ropas fueron sorteadas (Sal 22,19).
Del mismo modo, hay muchos textos que actualizan al Antiguo Testamento. Innumerables veces los evangelios dicen: “Esto sucedió así, para que se cumpliese la Escritura”.
Resumiendo: El Antiguo Testamento ayudó a entender mejor la vida de Jesús y viceversa. Ellos hacían lo que hoy hacen nuestras comunidades: unían la vida con la Biblia, y la Biblia con la vida.

C. JESÚS, fuente de la MISIÓN, ayuda a releer la historia del Antiguo Testamento y a percibir la unidad del Proyecto de Dios
Jesús buscaba la radicalidad, la raíz, la intención del Padre. Viviendo así, fue fiel a la intención más profunda del Antiguo Testamento. Los evangelios muestran cómo Él reveló el sentido pleno del Proyecto de Dios. Veamos:
  1. Retomó el proyecto del Creador que establece la igualdad entre el hombre y la mujer como imagen de Dios Génesis 1,27; Mateo 19,4-8).
  2. Retomó el proyecto expresado en la vocación de Abrahán, llamado a ser fuente de bendición para todos los pueblos (Génesis 12,1-3; Mateo 28,19; Marcos 16,15; Juan 8,52-58). No quiso un pueblo cerrado sobre sí en la observancia.
  3. Como nuevo Cordero Pascual (1 Pe 1,19), fue inmolado (Juan 19,36), así realizó el nuevo Éxodo, abrió el pasaje de este mundo para el Padre (Juan 13,1) e hizo la Nueva Alianza (Lucas 22,20).
  4. Presentó una nueva interpretación de los Diez Mandamientos: “Antiguamente se dijo: pero Yo les digo” (Mateo 5,21.27.31.33.38.43). “No piensen que vine a abolir la ley. No vine a abolir sino a completar” (Mateo 5,17)
  5. Retomó la esperanza del reino de Dios, destruida por la incompe­tencia de los reyes y alimentada por la devoción popular, e hizo de ella el centro de su anuncio (Marcos 1,14-16).
  6. Fue contra el proyecto de la Gran Disciplina, iniciada por Nehemías y Esdras, que encerraba al pueblo dentro de la observancia de la ley: “Misericordia quiero y no sacrificios” (Mateo 9,13; 12,7).
  7. Más allá de la letra, captaba el Espíritu: delante de la mujer adúltera: “Quien no tenga pecado, que tire la primera piedra” (Juan 8,7); respecto al sábado fue hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado” (Marcos 2,27); en cuanto al Templo: “Pueden destruirlo, que en tres días lo reconstruiré” (Juan 2,19).
  8. Retomó el proyecto expresado en las profecías del Siervo de Yahvé (Lucas 4,18-21; Isaías 61,1-2), llamado a ser “Luz de las naciones” (Isaías 42,6; 6; Mateo 5,13,16).

D. Realizar la MISIÓN junto a los hermanos
Lo que hicieron los primeros cristianos con su historia tenemos que hacerlo con la nuestra. A la luz de la resurrección consiguieron quitarle el velo al Antiguo Testamento y revelar en él la presencia libertadora de Dios que la orientaba hacia Jesús. Lo más importante no es saber interpretar bien las palabras de la Biblia, sino interpretar la vida y la historia con ayuda de la Biblia. El anuncio de la Buena Nueva consiste en notar los hechos en los que Dios está actuando en favor del pueblo. Es quitar el velo. ¡Revelar!
¿De qué hechos debemos quitar el velo actualmente? ¿Serías tú capaz de quitar el velo de una celebración andina o montubia? ¿De la ocupación de tierras hecha por un grupo de gente pobre? ¿De una huelga hecha en defensa de los derechos de los obreros? ¿Del rápido crecimiento de las iglesias pentecostales? ¿De la salida de la iglesia Católica de miles de ecuatorianos? ¿De la juventud que no va a ninguna iglesia? ¿De las culturas indígenas? ¿De la lucha de las mujeres? ¿De la política internacional?
¿Cuál es nuestra misión en el mundo de hoy? Corremos el riesgo de mantener la Buena Nueva dentro de los límites de nuestra cultura, de nuestras instituciones. En una visita del Papa al Perú, un indio le devolvió la Biblia, diciéndole: “Lleve de vuelta este libro que fue la causa de nuestra opresión y explotación. Llévelo a los blancos. Ellos lo necesitan aún más que nosotros”. No conseguimos percibir los límites en los que está aprisionado el mensaje de Jesús. Por eso no somos capaces de percibir los hechos en los que Dios está presente liberando a su pueblo. Nos falta experiencia de la resurrección ¡Nos conviene aprender de los primeros cristianos!


 ENCUENTRO 4. “¿Quién es este hombre?”. El deseo de conocer a Jesús.

Mensaje: Nunca terminaremos de conocer a Jesús. Él es la fuente de nuestra fe y practica cristiana. Que nos ayudemos unos a otros en este conocimiento y seguimiento.
Un día Jesús mismo hizo la pregunta a sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que soy Yo?” (Mateo 16,13) ¿Qué pensaba el pueblo respecto a Jesús? Años atrás, en una ciudad de Brasil, se hizo una encuesta para saber quién, en la opinión del pueblo, estaba en el lugar más alto en el cielo. ¡Ganó San Francisco de Asís! Jesús alcanzó el tercer lugar... Se hizo una investigación entre los jóvenes averiguando quién es la fuente de inspiración para ellos: ¡Jesús alcanzó apenas el cuarto lugar...!
            En el texto de hoy Pedro responde con certeza. Él tiene la fe correcta, pero su práctica no lo es. Recibe el mayor don de Dios y, poco después es Satanás motivo de escándalo. La fe de Pedro se convirtió en fundamento de la fe de la comunidad no por causa de él mismo, sino por causa de la oración de Jesús (Cf. Lucas 22,32).

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Entre los jóvenes, la religión ya no ocupa el primer lugar.
  1. De los grandes personajes ecuatorianos, ¿quién ocuparía el primer lugar, para nuestros compatriotas?
  2. Compartamos el resultado de nuestras entrevistas sobre la identidad de Jesús para nuestros vecinos.
Palabra de Dios. Mateo 16,13-23: ‘Para ustedes, ¿quién soy yo?’
  1. ¿Cuáles son las respuestas de los compatriotas de Jesús sobre su identidad?
  2. ¿Por qué es diferente la respuesta de Pedro sobre la identidad de Jesús?
Hoy nosotros: Jesús es el profeta del Reino (Mateo 6,33).
  1. Para nosotros hoy, ¿cuál es el título que daríamos a Jesús?
  2. ¿En qué nos ayudan estos títulos de Jesús a construir su Reino?
Oraciones comunitarias. Salmo: . Canto. Bendición final.

Preparación del próximo encuentro
  1. El texto será Juan 20,19-31. Reflexionemos sobre la luz y fuerza del Espíritu Santo como dinamismo que mantiene en nosotros la actualidad del Evangelio. Texto de apoyo: Hechos 2,1-36.
  2. Distribuir las tareas entre los participantes del grupo. No olvidar que la oración comunitaria es muy importante para conseguir el don del Espíritu (Lucas 11,13).


Comentario 4: ¿QUIÉN ES JESÚS PARA NOSOTROS?
La vivencia que enriqueció la formación de los evangelios

Para que el entusiasmo de la Buena Nueva sea siempre activo, debe ser alimentado. Su alimento no es solamente la ciencia que investiga, sino también y sobre todo la fe que intuye, penetra y celebra. No es sólo la palabra que nos viene del pasado, sino también la certidumbre de que Cristo está vivo hoy: “Estoy con ustedes hasta el final de los tiempos” (Mateo 28,20). Es el deseo de conocerlo y amarlo cada vez más, de profundizar la vivencia que lleva a decir: “Vivo, pero no soy yo. Es Cristo que vive en mí. Él me amó y se entregó por mí” (Gálatas 2,20). Cuanto más amada una persona, tantos más nombres recibe. Los primeros cristianos dieron muchos nombres a Jesús. Con el nombre, decían lo que Jesús significaba para ellos. En este comentario se va a hacer un recuento de estos nombres, títulos y adjetivos que, hasta hoy, están en el Nuevo Testamento. La lista que sigue impresiona. No es, ni de lejos, completa. Las citas indicadas tampoco son completas. Para cada nombre o título damos tan solo una sola cita.



1. En primer lugar, algunos nombres o sobrenombres
1.      Jesús (Mateo 1,21)
2.      Nazareno (Mateo 2,23)
3.      Hijo de María (Marcos 6,3)
4.      Hijo de José (Juan 6,42)
2. Hay también atributos o títulos notables
5.      Hombre (Juan 19,5)
6.      Amigo (Juan 15,15)
7.      Pastor (Juan 10,11)
8.      Rey (Juan 18,37)
9.      Maestro (Juan 20,16)
10.  Profeta (Juan 6,14)
11.  Señor (He 2,36)
12.  Siervo (He 3,26; 4,30)
13.  Salvador (He 13,23)
14.  Juez (He 10,42)
15.  Autor de la vida (He 3,15)
16.  Autor y realizador de la fe (Hebreos 12,2)
17.  Pedagogo (Gálatas 3,24)
18.  Obispo (supervisor) (1 Pe 2,25)
19.  Sacerdote (Hebreos 2,17) 20. Mediador Hebreos 12,24)
20.  Testigo (mártir) (Apocalipsis 1,5)
21.  Apóstol (Hebreos 3,1)
3. Entre los adjetivos aplicados a Jesús, destacamos
22.  Justo (He 3,14)
23.  Fiel (Apocalipsis 19,11)
24.  Verdadero (Apocalipsis 19,11)
25.  Santo (He 3,14)
26.  Santo de Dios (Juan 6,69)
4. Realidades de la vida se convirtieron en nombres simbólicos de Jesús
27.  Pan (Juan 6,35)
28.  Luz (Juan 8,12)
29.  Puerta (Juan 10,7.9)
30.  Camino (Juan 14,6)
31.  Verdad (Juan 14,6)
32.  Vida (Juan 14,6)
33.  Viña (Juan 15,5)
34.  Vestido (vestir a Cristo) (Gálatas 3,27; Romanos 13,14)
35.  Roca (1 Corintios 10,4)
36.  Fundamento (1 Corintios 3,11)
37.  Piedra angular (Efesios 2,20)
38.  Paz (Efesios 2,14)
39.  Principio (Col 1,18)
5. El Antiguo Testamento ayudó mucho
40.  Hijo del Hombre (Marcos 8,31)
41.  Hijo de David (Lucas 18,38)
42.  Hijo de Dios (Marcos 15,39)
43.  Hijo del Altísimo (Lucas 1,32)
44.  Más que Salomón (Lucas 11,31)
45.  Más que Jonás (Lucas 11,32)
46.  Raíz de David (Apocalipsis 5,5)
47.  Rey de Israel (Juan 1,49)
48.  Serpiente de bronce (Juan 3,14)
49.  Cordero de Dios (Juan 1,29)
50.  León de la tribu de Judá (Apocalipsis 5,5)
51.  Pascua (l Corintios 5,7)
52.  Templo (Juan 2,21)
53.  Novio (Marcos 2,19)
54.  Mesías (He 2,36)
55.  Sí (2 Corintios 1,19)
56.  Ultimo Adán (1 Corintios 15,45)
57.  Segundo hombre (1 Corintios 15,47)
58.  Hombre celestial (1 Corintios 15,48)
59.  Cabezas de la Iglesia (Col 1,18)
60.  Unigénito (Juan 1,18)
61.  Primogénito entre los muertos (Apocalipsis 1,5)
62.  Primogénito de la creación (Col 1,15)
63.  Resurrección (Juan 11,25)
64.  Santificación (l Corintios 1,30)
65.  Redención (1 Corintios 1,30)
66.  Propiciación (1 Juan 2,2)
67.  Sabiduría de Dios (l Corintios 1,24)
68.  Palabra de Dios (Apocalipsis 19,13)
69.  Justicia de Dios (1 Corintios 1,30)
70.  Poder de Dios (1 Corintios 1,24)
71.  Imagen de Dios invisible (Col 1,15)
72.  Esplendor de la Gloria del Padre (Hebreos 1,3)
73.  Figura de su sustancia (Hebreos 1,3)
6. También títulos de varios Imperios son aplicados a Jesús
74.  Rey de Reyes (1 Timoteo 6,15)
75.  Señor de los Señores (1 Timoteo 6,15)
76.  Comandante (Hebreos 12,2)
77.  Principio y fin (Apocalipsis 22,13)
78.  Primero y Último (Apocalipsis 22,13)
79.  Alfa y Omega (Apocalipsis 22,13)
7. Pero todos los títulos quieren significar lo que Él es
80.  Emmanuel (Mateo 1,23)
81.  Gran Dios (Ti 2,13)
82.  Yo soy (Juan 8,58)



Estos nombres y títulos representan la primera tentativa de expresar en palabras el alcance y el significado de la persona de Jesús para la vida de los cristianos. En su origen está la experiencia de la Resurrección, que fue como un rayo, un terremoto (Mateo 28,2-3). Una explosión de nuevos sentidos y descubrimientos, en cuyo centro estaba el nombre Yo soy (Juan 8,58) Y el nombre de Yahvé, que viene del Éxodo (Ex 3,15) y que es traducido por los Setenta por Señor. El primer título dado a Jesús en el día de Pentecostés es Señor (He 2,36; Cf. Filemón 2,11). Las esquirlas de esta explosión volaron en todas direcciones y cubrieron todos los sectores de la vida humana: funciones, profesiones, cualidades elementos de sobrevivencia, recuerdos del Antiguo Testamento, convenciones del Imperio. Cada nombre representa una pequeña parte de aquello que ellos experimentaron.
            El comienzo de la Cristología es el esfuerzo de verbalizar y compartir la experiencia de fe en el Cristo vivo, sentida como algo profundamente benéfico para la vida de los cristianos. Hoy hemos heredado de todas estas vivencias y reflexiones, y seguimos profundizando sobre este mismo Cristo, dándole tal vez nuevos nombres que nos ayudan a seguirlo y cumplir con la misión de hacer cada vez más realidad su Reino entre nosotros y en nuestra sociedad.


 ENCUENTRO 5: “LA PAZ ESTÉ CON USTEDES”. Todo fue escrito para animar la fe.

Mensaje: Jesús vino a traer vida y paz en abundancia. El proyecto del Reino es un proyecto de armonía: Consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y con Dios.
Luego de la Ascensión de Jesús, los Apóstoles quedaban encerrados en una casa por miedo a los judíos (Juan 20,19). Entre ellos está Pedro que negó a Jesús (Marcos 14,66-72), y Felipe, que no entiende lo que Jesús habla (Juan 14,8-9). Está Tomás, que no cree en los otros (Juan 20,25) y Natanael que despreció a Nazaret (Juan 1,46). Están Santiago y Juan, que quieren hacer bajar fuego del cielo para matar a los samaritanos (Lucas 9,54). Está Simón, un zelote revolucionario, y Mateo, un publicano, un cobrador de los romanos. Todos ellos habían dicho, con mucho orgullo: “Hemos dejado todo y te seguimos” (Mateo 26,56). Pero todos huyeron a la hora de la prisión de Jesús (Mateo 26,56). Este es el grupo que está reunido con María y las otras mujeres (Hechos 1,14). Son ellos quienes van a recibir el don del Espíritu Santo. El contraste es muy grande.
            Relatando hechos y palabras de la vida de Jesús, el texto procura animar a las comunidades del final del primer siglo. Su meta es también animarnos personal y colectivamente.

Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra realidad: Dificultades y buenos ánimos.
  1. Digámonos cuáles son nuestros mayores miedos y angustias.
  2. ¿Dónde encontramos fuerzas para salir adelante?
Palabra de Dios. Juan 20,19-31: ‘La paz esté con ustedes’.
  1. En esta lectura, ¿cuál es la situación de los apóstoles?
  2. ¿Qué mensajes traía Jesús a sus apóstoles?
Hoy nosotros: El Espíritu nos da paz y fortaleza.
  1. ¿Cuál es el sentido de la paz que nos quiere dar Jesús?
  2. ¿Cómo vamos a cultivar la paz en nuestro propio corazón y en nuestro grupo?
Oraciones comunitarias. Sabiduría 7,22-8,1. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo encuentro
  1. La próxima vez, iniciaremos la lectura del evangelio de Marcos. El texto será Marcos 4,21-34, que trata de las parábolas. Texto de apoyo: 2 Samuel 12,1-10.
  2. Distribuir las tareas entre los participantes del grupo y comprometernos a leer la Introducción al evangelio de Marcos.


comentario 5: LA LUZ Y LA FUERZA DEL ESPÍRITU SANTO
El dinamismo que mantiene la actualidad de los evangelios

A. El ESPÍRITU Santo: alma de la TRADICIÓN
El día de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos y discípulas (Hechos 2,2-4). Por medio de la oración, habían creado el espacio para recibirlo (He 1,14). Este Espíritu, Jesús lo había prometido: “Esas son las cosas que tenía para decirles cuando estaba con ustedes. Pero el consolador, el Espíritu Santo, que el Padre les enviará en mi nombre, les enseñará a ustedes todas las cosas y les hará recordar todo lo que les dije” (Juan 14,25-26). “Aún me restan muchas cosas por decirles, pero ahora no serian capaces de soportarlas. Cuando venga el Espíritu de verdad, Él los encaminará hacia la verdad plena” (Juan 16,12-13).
Estas dos afirmaciones reflejan la conciencia de los primeros cristianos: las palabras de Jesús tienen un sentido más pleno de lo que puede ser entendido por una sola generación; este sentido se revela de a poco, al transcurrir los siglos, en la medida que sabemos encarar las palabras en las diversas culturas y situaciones. El Espíritu garantiza que el sentido no sea perjudicado: en la hora exacta Él enseñará lo que debe ser dicho (Lucas 12,12; Mateo 10,20).
Este Espíritu no se compra (He 8,18-20), sino que es un don que se alcanza por la oración (Lucas 11,13). No se lo puede ver. Es como el viento, sopla donde quiere, aparece cuando menos se lo espera (Juan 3,8). Reza dentro de nosotros con gemidos inefables (Romanos 8,26). Sin su ayuda nada podemos hacer ni entender (1 Corintios 12,3). Supone un ambiente de resurrección (Juan 7,39). Por eso, el mundo no puede recibirlo (Juan 14,17). Es el que da vida y actualidad a las palabras de Jesús (Juan 6,64).
“La letra mata, el Espíritu vivifica” (2 Corintios 3,6). La “letra mata” cuando la realidad está cerrada sobre sí misma, sin una utopía, sin una referencia última más allá del caminar en la vida. Es el Antiguo Testamento sin su orientación hacia el Nuevo Testamento. Cerrarse en la letra es cerrarse en su propio mundo, dentro de la ideología dominante y no admitir la crítica que pueda venir en la fe en Jesús.
“El Espíritu da vida” cuando esta misma realidad está mirada con ojos diferentes, con ojos de fe. Es releer el Antiguo Testamento a la luz de la resurrección de Jesús, presente en la comunidad y en los ojos del lector. Es tener conciencia de que la Biblia fue escrita en la misma comunidad y de la que hoy formamos parte y en la que hasta hoy actúa el mismo Espíritu. Es conservar en el corazón al niño o niña que aparece en la fotografía antigua. Es sentir la belleza de la poesía entera al escribir la primera letra.
¿Cómo evitar que la Letra nos mate o que el Espíritu se convierta en un espiritualismo sin fundamento? ¿Cómo hacer que el Espíritu nos comunique vida? En este Subsidio presentamos diez consejos de la más antigua Tradición de la Iglesia, que ayudan a crear espacio, en el cual el Espíritu pueda revelar su luz y su fuerza y mostrar su dinamismo para mantener actuales las palabras de Jesús.

B. Diez consejos para crear espacio en que el ESPÍRITU pueda actuar

  1. La lectura de los evangelios, no se hace para leer o para estudiar o aumentar su conocimiento ni para preparar algún trabajo apostólico o para tener experiencias extraordinarias. Sino que se lee la Palabra de Dios para escuchar lo que Dios le quiere decir hoy, para conocer su voluntad, y así, poder vivir mejor el Evangelio de Jesucristo. Se debe tener un corazón de pobre. Tener también la disposición que el viejo Elí le recomendó a Samuel: “Habla, Señor, que tu siervo escucha” (1 Samuel 3,10).

  1. Escuchar a Dios no depende sólo de nosotros ni del esfuerzo que se haga, sino que es únicamente de Dios, de Su decisión gratuita y soberana de entrar en contacto con nosotros y de hacer que podamos oír su voz. Por lo tanto, es necesario que nos preparemos, pidiéndole que envíe su Espíritu. Como vimos, sin la ayuda del Espíritu de Dios, no es posible descubrir el sentido que la Palabra de Dios tiene para nosotros hoy (Cf. Juan 14,26; 16,13; Lucas 11,13).

  1. Es importante crear un ambiente de recogimiento que favorezca el recogimiento y el “escuchar” atentamente la Palabra de Dios. Por tanto hay que colocarse en la presencia de Dios y permanecer atento a Él durante todo el tiempo de la Lectura Orante. Y recordar: una posición correcta del cuerpo favorece el recogimiento de la mente.

  1. Al abrir la Biblia, hay que estar bien consciente que se está abriendo un libro que no es propio sino de la comunidad. Haciendo la Lectura Orante, se está entrando en el gran río de la Tradición de la Iglesia que atraviesa los siglos. La Lectura Orante es el barco que nos lleva por las curvas de este río hasta el mar. La claridad luminosa que nos viene desde el mar ya clareó en la “noche oscura” de mucha gente. Cuando abrimos sólo la Biblia, no se está solo, sino unido a los hermanos y hermanas que, antes, procuraron “meditar día y noche la ley del Señor” (Sal 1,2). Ç

  1. Una lectura atenta y provechosa de la Biblia tiene cuatro pasos. O sea desde el comienzo al fin, debe estar marcada por cuatro actitudes básicas que nunca pueden faltar:
-          Primera actitud: tener siempre la preocupación de investigar: ¿qué dice en sí el texto? Esto exige silencio. Todo debe estar en silencio por dentro para que nada impida escuchar lo que el texto tiene para decir, y para que no suceda que se conduzca al texto a decir solamente aquello que se quiere escuchar.
-          Segunda actitud: tener siempre la preocupación de preguntarse: ¿qué me dice el texto a mí, a nosotros? En este segundo paso, se entra en diálogo con el texto, para que se actualice el sentido y penetre en nuestra vida. Como María, que guardaba estas cosas y las meditaba en su corazón (Lucas 2,19.51), para que, de este modo, la Palabra de Dios habite abundantemente en nuestra boca y en nuestro corazón.
-          Tercera actitud: hay que estar siempre preocupado en descubrir: ¿qué me hace decir a Dios, este texto? Es el momento de la oración. Hasta ahora Dios nos habló; llega el momento de responderle.
-          Cuarta actitud: el punto de llegada de la Lectura Orante, es la contemplación, para desembocar luego en el compromiso al regresar a nuestras actividades cotidianas.

  1. Contemplación es:
-          tener en los ojos algo de la “sabiduría que lleva a la salvación” (2 Tesalonicenses 3,15);
-          es comenzar a ver al mundo y a la vida con ojos de pobres, con los ojos de Dios;
-          es asumir cada uno su propia pobreza y eliminar de su modo de pensar aquello que ven los poderosos;
-          es tomar conciencia de que muchas cosas de las que uno pensaba que era fidelidad a Dios y al Evangelio, no era nada más que fidelidad a sí mismo y a los propios intereses e ideas;
-          es saborear, desde ya, algo del amor de Dios que supera todas las cosas;
-          es mostrar con la vida propia que el amor de Dios se revela en el amor al prójimo;
-          es decir siempre: "hágase en mí según tu Palabra” (Lucas 1,38). De este modo, todo lo que hay que hacer, será hecho de acuerdo a la Palabra del Señor.

  1. Para que la Lectura Orante no sea dependiente de los sentimientos propios, pensamientos o caprichos, sino que tenga firmeza mayor y sea realmente fiel, es importante tener presentes tres exigencias fundamentales:
-          1ª exigencia: En la Iglesia. Comparar el resultado de la lectura en la comunidad a la que se pertenece, con la fe de la Iglesia viva. De lo contrario podría suceder que el esfuerzo no lleve a ningún lugar (Gálatas 2,2).
-          2ª exigencia: En el mundo. Comparar lo que se lee en la Biblia con la realidad que hoy vivimos. Cuando la Lectura Orante no alcanza su objetivo en nuestra vida, la causa no es siempre la falta de oración, la falta de atención a la fe de la Iglesia o la falta de estudio crítico del texto. Muchas veces es simplemente la falta de atención a la realidad desnuda y cruda que hoy vivimos, aquí en América Latina. Quien vive en la superficialidad, sin profundizar su vida, no puede tocar la fuente de donde nacieron los Salmos, decía Casiano.
-          3ª exigencia: En sintonía con la investigación bíblica. Comparar las conclusiones de la propia lectura con los resultados de la exégesis bíblica que investiga el sentido de la letra. La Lectura Orante –es verdad– no puede quedar detenida en la letra; debe buscar el sentido del Espíritu (2 Corintios 3,6). Querer establecer el sentido del Espíritu sin fundamento en la Letra es lo mismo que construir un castillo en el aire (S. Agustín). Es caer en el engaño del fundamentalismo. Hoy en día, en que se propagan tantas ideas nuevas es muy importante tener buen sentido. El buen sentido se alimenta del estudio crítico de la Letra.

  1. Los primeros cristianos nos dejaron varios consejos de cómo leer los evangelios. Veamos algunas normas y actitudes recomendadas y observadas por ellos.
-          Hay que considerarse destinatario de lo que está escrito, porque todo fue escrito para nuestra instrucción (1 Corintios 10,11; Romanos 15,4); la Biblia es nuestro libro;
-          Procurar tener en los ojos la fe en Jesucristo, porque solamente por la fe en Jesucristo cae el velo y la Escritura revela su sentido y nos comunica la sabiduría que lleva a la salvación (2 Corintios 3,16; 2 Tesalonicenses 3,15; Romanos 15,4);
-          Recordar: Pablo hablaba de “Jesucristo crucificado, escándalo para unos y locura para otros” (2 Corintios 2,2); fue este Jesús quien le abrió los ojos para percibir cómo, en medio de los pobres de los arrabales de Corinto, la locura y el escándalo de la cruz estaba confundiendo a los sabios, a los fuertes y a los que creían ser algo en este mundo (1 Corintios 21,31);
-          Mezclar el propio yo con el nosotros; nunca solamente el yo y nunca sólo el nosotros. Pablo también lo hacía, porque recibió su misión de Cristo en la comunidad y hablaba a partir de ella (He 13,1-3);
-          Tener presente los problemas de la vida personal, de la propia familia, de las comunidades, de la Iglesia, del pueblo al que se pertenece y se sirve; porque fue así que los primeros cristianos releían las palabras de Jesús: a partir de los problemas de las comunidades (1 Corintios 10,1-13).

  1. Al leer la Biblia tener bien presente que el texto de la Biblia no es solamente una ventana por la que se mira para saber lo que sucedió a los otros en el pasado; es también un espejo, “un símbolo” (Hebreos 11,19), en el que nos miramos para saber lo que está sucediendo hoy con uno mismo (1 Corintios 10,6-10). La Lectura Orante diaria es como la lluvia mansa, que poco a poco va ablandando y fecundando el terreno (Isaías 55,10-11). Entrando en diálogo con Dios y meditando su Ley, se crece como el árbol plantado en la corriente de las aguas (Sal 1,3). No se ve el crecimiento, pero se percibirá el resultado en el encuentro renovado consigo mismo, con Dios y con los demás. Dice una canción: “Es como la lluvia que lava, es como el fuego que abrasa, tu Palabra es así, no pasa por mí sin dejar una señal”.

  1. Un último punto a tener en cuenta. Al hacer la Lectura Orante, el objetivo último no es interpretar la Biblia, sino interpretar la vida. No es primero conocer el contenido del Libro Sagrado, sino ayudado por la Palabra escrita, descubrir la Palabra viva que Dios habla hoy en nuestra vida, en mi vida, en la vida del pueblo, en la realidad del mundo en que vivimos (Sal 95,7); es crecer en la fe, y como el profeta Elías, experimentar siempre más que “Vive el Señor, a quien sirvo” (1 Re 17,1; 18,15).



 2 ª   P A R T E :   E L   E V A N G E L I O   S E G Ú N   M A R C O S.


ÍNDICE
Introducción
  1. El autor
  2. La comunidad
  3. La respuesta de la comunidad: El escrito
  4. Esquema del evangelio de Marcos
  5. Claves de lectura
Tema 6: Las parábolas del Reino. Comentario: Las parábolas del Reino La pedagogía de Jesús.
Tema 7: Los milagros de Jesús. Comentario: Los milagros de Jesús Signos de Vida Nueva.
Tema 8: El secreto mesiánico. Comentario: El secreto mesiánico: ¿Por qué Jesús no se revela?
Tema 9: Pasión y muerte de Jesús. Comentario: El Mesías crucificado y resucitado Las narraciones de la Pasión y Muerte.


INTRODUCCIÓN

Durante mucho tiempo el Evangelio según Marcos quedó olvidado. La Iglesia, a lo largo de su historia, siempre consideró el segundo evangelio como un resumen del Evangelio de Mateo. Podemos decir que fueron nuestras comunidades, buscando el rostro histórico de Jesús, que descubrieron la importancia de este escrito.

A. El autor
El texto del evangelio no habla nada de su autor. Una antigua tradición de la Iglesia atribuye este evangelio a Marcos. Conocemos a Marcos a partir de otros textos del Nuevo Testamento.
El libro de los Hechos de los Apóstoles habla de un Marcos, cuyo primer nombre era Juan (He 12,12.25; 15,37), hijo de una cierta María, cuya casa en Jerusalén servía para reuniones de la Comunidad. Cuando Pedro es libertado de la prisión, se dirige a esta casa (He 12,12). En el mismo libro de los Hechos encontramos a Juan Marcos en pleno trabajo misionero, acompañando a su primo Bernabé y a Pablo (He 12,25; 13,5). El mismo Marcos fue causa de una discusión entre los dos apóstoles (He 15,37-39), ya que volvió del viaje anterior antes de concluir los trabajos (He 13,3). Bernabé entonces prefiere trabajar con Marcos y abandona a Pablo (He 15,39). Pero, las cartas paulinas muestran que las diferencias entre Marcos y Pablo no duraron mucho. En la carta a los Colosenses, Pablo recomien­da los trabajos de Marcos a los cristianos de Colosos (Col 4,10).
En la carta a Filemón, Marcos está entre los colaboradores de Pablo (Filemón 24) y en la segunda carta a Timoteo, el testimonio es completo: “Toma contigo a Marcos y tráelo, porque me es útil en el ministerio” (2 Timoteo 4,11).
Una última alusión a Marcos aparece en la primera carta de Pedro, confirmando la presencia de Marcos en Roma (Cf. 1 Pe 5,13). Este testimonio es muy importante, ya que la gran mayoría de los estudiosos afirma que Marcos escribe su evangelio para la comunidad de los cristianos de Roma, en una época en que esa comunidad estaba zambullida en una gran crisis.
Marcos no era uno de los apóstoles llamados directamente por Jesús. Pero varios testimonios de otros escritos del Nuevo Testamento muestran que era una persona actuante desde los comienzos de la Iglesia, acompañando a otros apóstoles como Bernabé, Pablo y Pedro. Hizo un gran trabajo reuniendo pasajes dispersos y sueltos, en un escrito sobre Jesús, haciendo que estos pasajes antiguos adquirieran nueva vida para una comunidad en crisis. Los estudiosos son unánimes en decir que de hecho, Marcos inauguró un estilo nuevo de transmitir las palabras de Jesús. Las transmite en un escrito: “Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios” (Marcos 1,1).

B. Las comunidades
Alrededor del año 70 dC. la comunidad de Roma enfrentaba un período de inseguridad y de incertidumbre. Muchos hechos perturbadores quitaban la tranquilidad de la comunidad.
Ya en el año 62, las tensiones políticas de Palestina daban comienzo a los movimientos que llevarían a la guerra entre judíos y romanos. Esta guerra, que duró desde el 66 hasta el año 70, puso fin a la independencia de los judíos y la destrucción del Templo de Jerusalén. Durante este tiempo murieron los principales líderes de la Iglesia: Santiago murió en la persecución de los judíos alrededor del año 62; Pedro y Pablo murieron en Roma entre los años 65-67, en la persecución promovida por el emperador Nerón.
El Imperio Romano pasaba por un período de intensa crisis política. El final del gobierno de Nerón (68) desembocó en una violenta guerra civil entre los generales ambiciosos por el trono imperial. Entre los años 68-69, Roma tuvo cuatro emperadores, hasta que el general Vespasiano consiguió tomar el poder. Era el comandante de los ejércitos romanos en Palestina y Egipto. Este período desencadenó sentimientos de desánimo en todo el imperio, con una sensación de ser el final de los tiempos.
En medio de toda esta tempestad política en Palestina y el Imperio, la comunidad de los cristianos de Roma se vio sumergida en incertidumbres, aún más después que Nerón, para calmar a las multitudes enfurecidas con el incendio a la ciudad, promovió la primera persecución oficial al naciente cristianismo (64-68 dC).
En medio de la guerra entre judíos y romanos y dentro de la crisis del imperio, la comunidad de los cristianos de Roma busca su camino e identidad. Aguarda con ansiedad el Reino de Dios inminente, lo que significaría el fin de todas sus angustias (Marcos 9,1). De este modo, los seguidores de Jesús deberían estar preparados, desprendidos, sin amarras, abandonando casa, familia, bienes y profesión (Cf. Marcos 1,17; 2,14-15; 3,13; 6,8-9; 10,21). Entretanto, esta actitud de desprendimiento de algunos dentro de la comunidad tenía como punto de partida la espera de la venida triunfante de Cristo Resucitado, el Mesías glorioso que vendría a recompensar a los fieles elegidos. Estos cristianos estaban aún sumergidos en la ideología triunfalista de un mesianismo nacionalista judío. No querían saber nada del escándalo de la cruz y del sufrimiento (Cf. Subsidio 8).
¿Quiénes serían estas personas que formaban la comunidad cristiana de Roma? Gracias a la carta de Pablo a los romanos, tenemos muchas informaciones. La comunidad de Roma era muy antigua, probablemente fundada por judíos que comercializaban en la capital del Imperio. La comunidad se reunía en casas particulares (Romanos 16,3-5.10-11.14-15). Muchas mujeres ejercían ministerios, como la diaconisa Febe (Romanos 16,1), la apóstol Junia (Romanos 16,6) y la cooperadora Priscila (Romanos 16,3). Ocupando un lugar privilegiado por ser la comunidad de la capital del imperio, la comunidad de Roma era muy conocida (Romanos 1,8; 16,19).

C. La respuesta de la comunidad: el escrito
En medio de toda esta crisis, surge una idea muy creativa en medio de la comunidad. Las tradiciones sobre Jesús de Nazaret, que estaban dispersas en pequeños escritos, fueron reunidas y organizadas en un conjunto coherente. Con este gesto, atribuido a Juan Marcos surgía un escrito diferente, llamado “evangelio”, como una solución para aquella comunidad en crisis.
Este “evangelio” traía un mensaje de consuelo y esperanza, estimulando y animando a las personas en un momento difícil. Pero, al mismo tiempo, recordaba que la cruz y el sufrimiento formaban parte del camino de Jesús. La comunidad era llamada a seguir los pasos de Jesús (Marcos 8,34-35). Por medio de este escrito nuevo, se descubrió una manera de actualizar, vivir y asumir el Evangelio de Jesús de Nazaret.
Este escrito fue importante para que la comunidad mantuviera su identidad ante la crisis que atravesaba. El escrito era una invitación para descubrir y reconocer la persona de Jesús.
La identidad de la comunidad radicaba en este simple gesto: reconocer a Jesús como Mesías, el Hijo de Dios. Este reconocimiento debía ser hecho cuando el mismo Jesús era irreconocible: en el momento de la cruz. Es esto lo que hizo el oficial romano (Marcos 15,39): delante del Crucificado hace su profesión de fe.
Reuniendo narraciones sueltas unidas en un libro único, transforma al evangelio de Marcos en un escrito con todo un estilo propio. Esto demuestra que el evangelio de Marcos no fue escrito por una sola persona. Es un trabajo hecho en cooperación que llevó tiempo. Está escrito en un griego popular, sin erudición. Se formó a partir de escritos anteriores como el relato de los milagros, de las parábolas, la narración de la pasión. La reunión de estos relatos intentaba mantener viva la memoria de Jesús, actualizándola a partir de la crisis vivida por la comunidad, indicando el rumbo del seguimiento de Jesús en aquella hora difícil.

D. Esquema del Evangelio de Marcos
Existen muchas propuestas para esquematizar el Evangelio de Marcos. Nuestra propuesta, aquí, es sugerir un esquema que sea al mismo tiempo clave de lectura para el texto en una perspectiva pastoral.



1. El escrito tiene un título (1,1)
Comienzo de la Buena Nueva de Jesucristo (1.1)
2. ¿Quién es Jesús? (1,2-13)
La Escritura y Juan Bautista dan testimonio: Jesús es el Mesías, el Hijo Dios (1,2-13).
3. Jesús camina en medio del pueblo (1,14-5,43)
- Convocatoria para el Reino (1,14-20).
- Las primeras actividades (1,21-45).
- Las diferentes reacciones de las personas (2,1-3,6).
- Las respuestas ante las propuestas de Jesús (3,7-35).
- Las parábolas del Reino (4,1-34).
- Elegir entre la muerte y la vida (4,35-5,43).
4. La práctica de Jesús en defensa de la vida (6,1-8,21)
- El escándalo de la encarnación (6,1-6).
- La misión de los discípulos (6,7-29).
- El alimento que da la vida (6,30-56).
- El camino para llegar a Dios (7,1-23).
- Jesús vino también para los paganos (7,24-8,21).
5. La hora de la verdad (8.22-9,10)
- Abrir los ojos hacia Jesús (8,22-26).
- La fe en el Mesías (8,27-30).
- El Mesías y el Siervo Sufriente (8,31-33).
- Seguimiento y crisis de los discípulos (8,34-9,1).
- La Transfiguración: certidumbre de la victoria (9,2-10).
8. Jesús prepara a sus discípulos (9,11-10,52)
- El Reino es una realidad (9,11-13).
- El poder de los discípulos: la fe y la oración (9,14-25).
- El período de la ambición (9,30-37).
- El período de la institución (9,38-41).
- No reproducir los vicios de la sociedad (9,42-50).
- Nuevas relaciones en el amor (10,1-12).
- Recibir a los más pequeños (10,13-16).
- El período de las riquezas (10,17-27).
- La recompensa para el desprendimiento (10,28-31).
- El período del poder (10,32-45).
- Abrir los ojos y seguir a Jesús (10,46-52).
7. Jesús indica la médula del Reino: la vida y el amor (11,1-13,33)
- El Mesías viene pobre (11,1-11).
- Los suyos no lo reconocen (11,12-15).
- La fe y la oración (11,20-25).
- Conflicto con las autoridades (11,27-12,27).
- La médula de la Ley (12,28-34).
- Romper con lo antiguo (12,35-40).
- Tender a lo nuevo (12,41-44).
- Los signos del nuevo tiempo (13,1-37).
9. El Mesías Jesús y el Siervo Sufriente (14,1-15-47)
La prisión, juicio y muerte de Jesús (14,1-15,47).
10. La muerte no es el fin de la historia (16.1-20)
- La tumba vacía (16,1-8).
- El mandato de predicar el Evangelio (16,9-20).




Desde muy temprano los estudiosos concluyeron que esta última página del evangelio (16,9-20) no pertenece al libro original. Habría sido agregada algún tiempo después.



E. Claves de lectura



  1. Evangelio

      La primera clave de lectura es el mismo evangelio. La palabra “evangelio” tiene un significado doble. En la tradición judaica, a partir de lo que dicen los seguidores de Isaías, “evangelio” es la irrupción del Reino de Dios (Cf. Isaías 40,9; 52,7; 61,7). Dentro de esta tradición, la palabra significa la llegada inminente y definitiva del Reino de Dios.

      Pero esta palabra “evangelio” también tiene un significado en la cultura greco-romana de su tiempo. Evangelio significa aquí las noticias relacionadas con los dichos y hechos de los reyes y emperadores. El sentido es político y en estos escritos con respecto a las Buenas Nuevas sobre los reyes, se les daba títulos como Bienhechor, Salvador, Fraterno, Señor, etc.

      Por eso mismo Marcos es claro cuando llama a su escrito “Evangelio” dentro del contexto cultural romano. Por su escrito, el verdadero “evangelio”, o sea, noticias relacionadas al Señor del Mundo, es aquel que transmite la Buena Nueva del Reino proclamado y testimoniado por la vida de Jesús de Nazaret.



  1. Fe en Jesús

      A partir de este escrito descubrimos entonces que creer en el Evangelio es reconocer en Jesús la verdadera presencia de Dios en medio de la humanidad. Recibir a Jesús significa recibir y reconocer el Reino de Dios en medio de nosotros. Este es el verdadero contenido del escrito: el tiempo se cumplió y el Reino fueron transmitidos por Jesús a sus seguidores y seguidoras (Cf. Marcos 4,11).



  1. ¿Quién es este Jesús?

      Así, es importante que el escrito responda para todos sobre quién es Jesús. La respuesta es “Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías” (Marcos 1,1; 8,29; 15,39). El contexto de esta última afirmación es el punto clave del escrito: un soldado romano reconoce la presencia de Dios en la figura de un criminal clavado en una cruz. El escándalo y la perspectiva de la pasión están presentes en todo el evangelio de Marcos (3,6.21.30; 6,3; 8.15.31; 9,31; 10,33). Quien quiera seguir a Jesús debe también asumir esta propuesta y este camino (Marcos 8,34-35).



  1. El camino

      Asumir el camino supone aceptar un llamado a la libertad y a la generosidad (Marcos 10,21) y una misión: proclamar la Buena Nueva del Evangelio a todo el mundo, en palabras y hechos (Marcos 13,10; 14,9). Este llamado para vivir una misión en la fe se concretiza en una vida en que el amor a Dios y el servicio a los hermanos se funden en un único mandamiento (Marcos 12,28-34). Esta vida “vale más que todos los sacrificios y holocaustos”. Por eso, el evangelio de Marcos trae el mandato de Jesús para que los discípulos vuelvan a Galilea (14,28; 16,7). “Volver a Galilea” significa encontrar al Resucitado y asumir su vida, su práctica, su misión y su cruz.



  1. Nueva manera de testimoniar

      Este escrito llamado “evangelio” surge como una nueva manera de testimoniar a Jesús Resucitado. Los evangelios escritos buscan suplir una laguna. Mientras vivían los testigos de la resurrección, los testigos oculares como Pedro o María Magdalena, había una cierta tranquilidad dentro de la comunidad. Ahora ya no existían. Ahora dan su testimonio quienes no lo vieron. Fue para ellos, y para nosotros hoy, que surgió entonces este modo nuevo de presentar el Evangelio de Jesucristo: los evangelios escritos.





 ENCUENTRO 6. Las parábolas del Reino: ¿Con qué vamos a comparar Reino de Dios?.



Mensaje: Las parábolas son anticipaciones del Reino de Dios. Así quiere Dios que vivamos. Es el Reino presente en nuestro mundo. Esa es también nuestra tarea.

Al escuchar una parábola de Jesús, quedamos sorprendidos con su lenguaje directo, accesible a todos, valorando las imágenes corrientes de lo cotidiano. Una pedagogía sencilla, popular, puesta al servicio Reino de Dios. Pero este lenguaje y esta pedagogía esconden un mensaje profundo, conmovedor, que arranca decisiones y provoca conversiones.

En las comunidades, el pueblo con su sencillez, su sabiduría y sus novedades – símbolos, socio-dramas –, va mostrando la presencia del Reino en medio de los pobres, angustiados, afligidos y marginados.

El texto de hoy nos narra algunas parábolas de Jesús. Jesús no acostumbra explicarlas. Una parábola es una historia contando un caso, pero esconde una intuición básica que provoca una reacción en la mente del oyente, despertándolo a la realidad, captando el mensaje: “Quien tenga oídos para oír…” Jesús narra parábolas sencillas. Pero el mensaje indica la presencia de Dios junto al pueblo. De este modo Jesús habla del Reino.



Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.

Nuestra realidad: Nuestra comunicación popular es creativa.

  1. ¿De qué maneras nos comunicamos unos a otros nuestra sabiduría?
  2. De los medios populares de comunicación, ¿cuáles son los más creativos?

Palabra de Dios. Marcos 4,21-34:

  1. ¿Cuál es la realidad de país de Jesús que utiliza cada parábola?
  2. ¿Qué quería enseñar Jesús con las parábolas que hemos escuchado?

Hoy nosotros: Traducir con nuestra realidad la presencia del Reino.

  1. ¿Con qué comparaciones de nuestro ambiente podríamos expresar la realidad del Reino hoy?
  2. ¿Qué símbolos podemos tener en nuestra casa para manifestar la presencia del Reino?

Oraciones comunitarias. Salmo. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo encuentro

  1. En el próximo encuentro estudiaremos los milagros de Jesús. El de estudio es Marcos 5,21-43. El texto de apoyo: 2 Samuel 12,1-10.
  2. Para aprovechar mejor el estudio, conviene distribuir las tareas. No olvidar preparar bien el ambiente de la reunión.





comentario 6. LAS PARÁBOLAS DEL REINO: La pedagogía de Jesús



A. La SABIDURÍA del pueblo

Cuando el pueblo conversa entre sí, su conversación y su saber se transmiten en un lenguaje peculiar, lleno de imágenes, símbolos, comparaciones, dichos y proverbios, rimas y ocurrencias. La comunicación popular está llena de imágenes elocuentes.

Las experiencias vividas, los acontecimientos más simples, el saber acumulado y transmitido de generación en generación, forman un conjunto único al que llamamos “sabiduría popular”. El pueblo tiene su manera propia de transmitir sus conocimientos, que llamamos “pedago­gía popular”. Es evidente que la mente del pueblo, cuando se realiza esta transmisión, no se preocupa de hacerlo con métodos.

Pero, dentro de esta manera popular de transmisión de enseñanzas y de ideas, generalmente las cosas más difíciles son captadas a través de comparaciones comunes o ejemplos tomados del acontecer diario. Cuando se asocia una cosa fácil con una idea nueva, se provoca una reacción. Gracias a la comparación, una idea nueva y difícil es de asimilada, captada y asumida.

Cada uno transmite su saber y sus conocimientos partiendo de su la propia experiencia acumulada. Jesús hace lo mismo. Hablaba de Dios a partir del ambiente en que nació y se crió: la vida en el interior, en un pueblito de campaña de Galilea. Para entender o interpretar el mensaje de Jesús, tenemos que conocer su pedagogía o su método de enseñar contando parábolas.



B. ¿Que es una PARÁBOLA?

La palabra “parábola” viene del griego y significa “comparación”. En verdad, una parábola no es otra cosa que una comparación. Parábola, es una historia, un cuento, que describe determinado acontecimiento o una actividad conocida por el oyente. Es como un juego entre lo que se cuenta y lo que se quiere transmitir. Sirve como un espejo, una trampa, cuyo objetivo es provocar un cuestionamiento, una reacción, que lleve a la comprensión del mensaje.

La palabra “parábola” traduce al griego la palabra hebrea “mashal” (Mateo 13,35). Mashal era la sentencia sapiencial, el proverbio, el fundamento de la Sabiduría en Israel. Un mashal podría ser una frase, un dicho, un enigma, una charada, un proverbio o un hecho o acontecimiento capaz de enseñar algo a los demás (Lucas 13,1-5). Cuando Jesús habla en parábolas, utiliza un recurso muy común entre los sabios en Israel. Muchos otros rabinos también contaban parábolas.

Por lo tanto, una parábola es un recurso del lenguaje que básicamente establece una comparación: “El Reino de Dios es semejante a…” (Cf. Mateo 13,24-31). De este modo, en la interpretación de una parábola, siempre es importante saber la causa que lleva a Jesús a proponer una comparación a sus oyentes. La misma parábola puede haber sido transmitida de modo diferente por los evangelistas. Por ejemplo, la parábola de la oveja perdida (Mateo 18,12-14 Y Lucas 15,3-7); en Mateo fue colocada dentro del discurso de Jesús sobre la vida de la comunidad cristiana y, por lo tanto, está dirigida a los discípulos de Jesús. En Lucas está narrada dentro de una disputa entre Jesús y los fariseos.

En los Evangelios las parábolas aparecen como un modo propio que Jesús tiene de enseñar (Marcos 4,33-34; Mateo 13,34-35). Con sus parábolas Jesús revela su pedagogía personal, su manera de dialogar con los discípulos, con la multitud, con los adversarios. Jesús echa mano de este recurso no para discutir, en un cambio de palabras sin fin. Él lo hace para transmitir sus enseñanzas a partir de situaciones concretas de la vida. Quiere provocar una reflexión en los discípulos (Mateo 18,23-25), en la multitud que lo seguía (Mateo 13,1-3). Igualmente para responderles a las personas que le pedían algo (Marcos 7,27). Y también se vale de las parábolas para enfrentar a los escribas y fariseos (Lucas 15,1-3).

Con las parábolas Jesús muestra su pedagogía abierta, libre. Les hace una proposición a los oyentes, exigiendo una toma de posición a cada uno. Así, una parábola es como una película que va pasando por la mente de los oyentes hasta que en determinado punto provoca la reacción deseada por Jesús. Un buen ejemplo es la parábola de los viñadores homicidas (Marcos 12,1-9). Los fariseos, atentos a las palabras de Jesús, reaccionan de inmediato, quieren matar a Jesús porque percibieron, al final, que la parábola hablaba de ellos mismos.

En una parábola no es necesario buscar el sentido de todos los detalles de la imagen. Con todo, con el tiempo, algunas parábolas fueron teniendo interpretaciones más cerradas. Lo que caracteriza a la parábola es su interpretación abierta, en el conjunto de todas las imágenes. Es importante, para comprender el mensaje e interpretar la parábola, captar todos sus elementos dentro del conjunto.



C. Las PARÁBOLAS de JESÚS

Los evangelios testimonian que Jesús hablaba “todo en parábolas” (Marcos 4,33). Entre parábolas y otras frases sueltas de cuño sapiencial pedagógico, podríamos contar más de 100 parábolas atribuidas a Jesús.

No es tarea fácil clasificarlas. Podemos intentar agruparlas dentro de una cierta clasificación, como la siguiente:

1.      Parábolas que hablan del Reino y de su simplicidad

̵            el sembrador (Marcos 4,3-8),

̵            la semilla que brota por sí sola (Marcos 4,26-29),

̵            el trigo y la cizalla (Mateo 13,24-30),

̵            la red de pescados (Mateo 13,47-48),

̵            el grano de mostaza (Lucas 13,18-22),

̵            la levadura en la masa (Mateo 13,33),

̵            la higuera que indica el tiempo (Mateo 24,32-36).



2.      Parábolas que hablan de la práctica de los discípulos. Son de dos tipos:



a)      Las que piden un determinado comportamiento, mostrando los siguientes ejemplos:

-          el buen samaritano (Lucas 10,30-37),

-          el administrador astuto (Lucas 16,2-8),

-          quien encuentra un tesoro o una perla (Mateo 13,44-46),

-          saber calcular antes de construir (Lucas 14,28-32).



b)      Las que muestran determinado comportamiento, exhortando a la vigilancia, evitando la conducta de los adversarios:

-          el rico insensato (Lucas 12,16-20),

-          el rico egoísta que desprecia a Lázaro (Lucas 16,19-31),

-          la oración del fariseo y del publicano (Lucas 18,9-14),

-          el funcionario que no sabe perdonar (Mateo 18,23-34),

-          los viñadores homicidas (Marcos 12,1-9),

-          las vírgenes imprudentes (Mateo 25,1-12),

-          el empleado que esconde el talento (Mateo 25,14-30).

En algunas parábolas estos dos modos diferentes realizan un enfrentamiento claro entre dos actitudes a seguir:

-          no servir a dos señores (Mateo 6,24),

-          ser siervo fiel y no siervo malo (Mateo 24,45-51),

-          construir sobre roca y no sobre arena (Mateo 7,24-27),

-          no acumular tesoros en la tierra sino en el cielo (Mateo 6,19-21),

-          no colocar vino nuevo en odres viejos (Marcos 2,22),

-          no poner remiendo nuevo en tela vieja (Marcos 1,21),

-          no ser como los niños indecisos (Mateo 11,16-27),

-          no ser como los guías ciegos (Mateo 15,14),

-          sino ser sal de la tierra y luz del mundo (Mateo 5,13-16).



3.      Parábolas que hablan de la práctica de Jesús o de la acción de Dios

-          el pastor que sale en busca de la oveja (Lucas 15,4-7),

-          la mujer que busca la moneda (Lucas 15,8-10),

-          el padre que perdona y recibe (Lucas 15,11-32),

-          el patrón que paga lo que le parece (Mateo 20,18-31),

-          el rey que llama a todos para la cena (Mateo 22,1-10),

-          el pastor que separa las ovejas de los cabritos (Mateo 25,32-33),

-          el amigo que escucha los pedidos insistentes (Lucas 11,5-7),

-          el rey que perdona y exige perdón (Mateo 18,23-24),

-          el juez que acoge y hace justicia (Lucas 18,2-7),

-          el padre generoso con sus hijos (Mateo 7,9-11),

-          el padre que pide colaboración generosa de los hijos (Lucas 17,7-10).



D. El mensaje de las PARÁBOLAS

El evangelio atestigua que Jesús se comunicaba con el pueblo en parábolas (Marcos 4,11.33-34) de acuerdo a la capacidad de los oyentes. Por otro lado, los evangelistas también confirman que existían dificultades de parte de los discípulos (Marcos 4,10) para entender y captar el mensaje de las parábolas de Jesús.

Aunque el texto del evangelio afirme que Jesús explicaba todo a sus discípulos (Marcos 4,34), sabemos también que tan solo da explicación de dos parábolas: la del sembrador (Marcos 4,13-20) y la de la cizaña (Mateo 13,36-42). Detrás de las explicaciones de estas parábolas podemos percibir la marcha de las comunidades después de la ascensión de Jesús. Lo más probable es que Jesús, fiel al método de las parábolas, no haya dado ninguna explicación, dejando a los oyentes con sus interrogantes. Con eso, la parábola quedaba “incomodando” hasta que cada uno hallase la respuesta.

Este modo de comunicarse Jesús con el pueblo, dejando en suspenso el significado de las parábolas en lugar de enseñar una doctrina sólida e indiscutible, llevó a las comunidades a interrogarse sobre la pedagogía del Maestro (Mateo 13,10). La respuesta surge de una manera aún más oscura, a partir de un pasaje de Isaías: “escucharán pero no entenderán, mirarán bien pero no verán. Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y han cerrado sus ojos; no sea que vean con sus ojos, y oigan con sus oídos y con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los curé” (Mateo 13,10-16, citando Isaías 6,9-10). ¿Cómo entender esta respuesta de Jesús?

La contestación está en el contenido de las parábolas de Jesús. Con sus parábolas quería ilustrar sus enseñanzas sobre el Reino de Dios. Adoptando esta pedagogía va esclareciendo, apuntando, revelan­do, el Reino. Por otra parte, lo que Jesús hablaba sobre el Reino era totalmente diferente de lo que la gente esperaba y creía. Tanto los de su época como sus seguidores en las comunidades. Esto sucedía porque las personas, sumergidas en la ideología dominante y ciegas a la novedad traída por Jesús, no se convertían. Jesús solamente quería que las personas cambiasen sus ideas respecto al Reino de Dios y acogiesen la novedad que El traía.

Pero sabía que sólo la experiencia personal lleva a una persona a crear y aceptar rápidamente una idea nueva. Buscando esta novedad Jesús contaba sus parábolas. Partiendo de las experiencias de los acontecimientos diarios, Jesús ayuda a los oyentes, tanto ayer como hoy, a descubrir el rostro de Dios, su proyecto del Reino y sus llamados, escondidos en la sencillez común de lo cotidiano.





 ENCUENTRO 7. Los milagros de Jesús: “Hija, tu fe te ha curado” (Marcos 5,34).



Mensaje: Jesús quiere despertar en nosotros todas nuestras capacidades y posibilidades dormidas. Somos una parcela de Dios con la obligación de llegar a ser lo que en el íntimo nuestro somos: Creamos en nosotros mismos para sobrepasarnos siempre, para el bien nuestro y el bien de los demás.

Cuando actualmente se habla de milagros, percibimos una gran división dentro de nuestra sociedad. Por un lado, las personas más instruidas y secularizadas, ante el avance de las ciencias, no creen en los milagros. Por otro lado, las personas menos favorecidas llenan las celebraciones pentecostales, buscando cada vez más milagros y curaciones. Aún dentro de la Iglesia, la discusión es grande sobre lo que significa exactamente un: “milagro”. Los procesos de canonización exigen milagros comprobados para admitir la santidad de los candidatos. Los antiguos santuarios católicos continúan atrayendo peregrinos.

            En el tiempo de Jesús, las leyes religiosas regían la vida de todas las personas dentro de la sociedad. Eran leyes muy rigurosas, convirtiendo en marginados a quienes no cumpliesen esas normas. Para entender mejor el gesto de Jesús en este pasaje, leer Levítico 15,19-22. Jesús permite que una mujer enferma lo toque. En esa época era considerada impura y marginada. El gesto solidario de Jesús le devuelve la vida y la esperanza a la mujer.



Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.

Nuestra realidad: ‘Milagro’ es lo que nos hace crecer junto con los demás.

  1. ¿Cómo explicamos la sed de milagros que tiene nuestro pueblo?
  2. ¿Qué es lo que llamamos ‘milagro’ nosotros? Demos algún ejemplo personal.

Palabra de Dios. Marcos 5,21-43: Un milagro de resurrección.

  1. ¿Cuáles son las actitudes de los distintos personajes que aparecen en este acontecimiento?
  2. ¿Cómo analizamos la actitud de la mujer que toca el manto de Jesús?

Hoy nosotros: Seamos protagonistas de milagros para nuestros tiempos.

  1. Frente a los grandes atropellos actuales, ¿cuál milagro necesitaríamos?
  2. ¿Cómo podemos ser juntos un milagro de Dios para los demás?

Oraciones comunitarias. Salmo. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo encuentro

  1. En el próximo encuentro estudiaremos el texto que narra la Transfiguración de Jesús. Está en Marcos 9,2-13. Texto de apoyo: 1 Re 17,17-24. Podemos leer también la profecía del Siervo sufriente: Isaías 52,13-53,12.
  2. Para un mejor aprovechamiento, es bueno distribuir bien las tareas.





Comentario 7: LOS MILAGROS DE JESÚS SON SIGNOS DE VIDA NUEVA



A. ¿Que entendemos hoy por milagro?

¿Qué es un milagro? Pregunta difícil y al mismo tiempo fácil. Depende desde dónde se la hace.



  1. El ‘milagro’ para una mentalidad científica. La definición más común es considerar un milagro como un acontecimiento sin explicación lógica o racional. Un hecho que está fuera de las leyes de la naturaleza. Es un determinado fenómeno sin una explicación científica inmediata.
  2. Los milagros para nuestro pueblo sencillo. Ahora bien, para el pueblo, es cualquier cosa que sale de lo común; algo que está más allá de la comprensión de lo común es considerado un milagro. Todavía existe una comprensión algo mágica respecto al mundo, en la que todo aquello que no puede ser entendido racionalmente tiene que ser necesariamente explicado a partir de Dios.

-          Así, un campesino, ante la sequía, espera ansioso el día de San Isidro. Si no llueve ese día, hará peregrinaciones y promesas, para que el año no sea seco. El peregrino pide algo que está más allá de su comprensión y de sus fuerzas. Necesita de la lluvia para salvar su tierra. Y si llueve, lo considera un milagro de Dios o de algún santo. Ante una enfermedad grave de un pariente, se piensa: “Ahora, sólo un milagro de Dios lo puede salvar”…

-          Alguna vez sucede algo extraordinario y mucha gente acepta el hecho como milagro de Dios. Sin embargo, al día siguiente, la televisión presenta un especialista que da todas las explicaciones del suceso. Entonces, la gente acepta las explicaciones del especialista y olvida el milagro y la primera impresión que tuvieron.

Por otro lado, en los suburbios de las grandes ciudades, las carencias y la violencia generan inseguridad. La incertidumbre diaria provoca una angustia tal, que la gente busca desesperadamente un signo del cielo. Las iglesias pentecostales están abiertas para este tipo de gente, que busca una atención de Dios para sus problemas persona­les, un regalo, un beneficio que les de la tan esperada tranquilidad. ¿Eso es un milagro?



B. A la luz de la Biblia

Milagro proviene de una palabra latina que significa ‘admiración’, ‘algo admirable’. El milagro origina esta admiración en la gente porque revela la acción liberadora de Dios en un gesto gratuito. Para la Biblia, los milagros son antes que todo, signos de la presencia de Dios. Revelan el amor de Dios, ya sea en los hechos más extraordinarios como en los más comunes.

Para el pueblo de Dios, los milagros eran las maravillas o los hechos que indican la presencia de Yahvé caminando con ellos. Los signos maravillosos que encontramos en el libro del Éxodo, indican la presencia de Dios en el proceso de liberación del pueblo. En realidad, el gran milagro es la liberación. Todos los demás, como el agua en el desierto, el maná, las codornices, apenas son signos indicativos del milagro mayor: ¡Yahvé camina con nosotros! Esta certidumbre hizo que, al pasar el tiempo, después de contadas y recontadas, estas señales prodigiosas de Yahvé fueran aumentando. Como sucede cuando se cuenta un cuento…

Del mismo modo, percibimos que las señales maravillosas son consideradas plagas para el faraón y su gente. Algunas de estas plagas fueron aumentadas en el texto durante el cautiverio en Babilonia. Para el pueblo, las plagas fueron un gran milagro. Estos hechos maravillosos de Dios, indican que La “pasa” siempre en medio del pueblo, en un proceso de liberación. La relación entre Dios y el Pueblo, es una Pascua continua. Los milagros en el Antiguo Testamento son antes que nada señales pascuales apuntando para la concretización del proyecto de Dios.

Recordando el Éxodo, algunas de estas señales acompañan la actividad de profetas como Elías o Eliseo. Las señales indican que Dios, a través de los profetas y de las profetizas, se hace presente en los conflictos poniéndose al lado de los pobres. Por eso, hay pan para la viuda y los huérfanos (1 Reyes 17,7-16), los pobres resucitan (17,17-24). Yahvé acepta el sacrificio de manos del profeta, indicando su presencia (18,20-40).

De la misma manera, debemos buscar una interpretación para los milagros de Jesús. También ellos son signos de esta continua Pascua.



C. Los milagros de JESÚS

Los evangelios asocian la vida y la actividad de Jesús con la de Los antiguos profetas. Muchos de los milagros de Elías y de Eliseo, son también atribuidos a Jesús, porque Jesús es el profeta del Reino anunciado en el Antiguo Testamento.

Contando todos los milagros de los cuatro evangelios, podemos clasificar en unos 30 relatos que cuentan hechos prodigiosos de Jesús de esta manera:

  1. Jesús realiza cerca de 15 curaciones diferentes. Cura leprosos (Marcos 1,40-55), tartamudos (Marcos 7,31-37), sordo mudos (Marcos 7,31), epilépticos (Marcos 9,14-29), lunáticos (Mateo 17,15), paralíticos (Marcos 2,1-12), enfermos con fiebre (Marcos 1,29), mujer con pérdida de sangre (Marcos 5,25-34), ciegos (Marcos 10,46-52), hombre con la mano seca (Marcos 3,1-6), etc.
  2. Jesús realiza exorcismos, es decir, expulsa los espíritus impuros de las personas, marcando la victoria de Dios sobre el mal (Marcos 1,23-28).
  3. Jesús resucitó tres personas: el hijo de la viuda de Naim (Lucas 7,11-1), la hija de Jairo (Marcos 5,21-24) y a su amigo Lázaro (Juan 11,1-44).
  4. Jesús interfiere en el dinamismo de la naturaleza: calma la tempestad (Marcos 4,35-41); camina sobre las aguas (Marcos 14,22-23); hace la pesca milagrosa (Lucas 5,1-11); multiplica los panes (Marcos 6,31-44); encuentra una moneda en la boca de un pescado (Mateo 17,24-27); transforma el agua en vino (Juan 2,1-11); hace secar una higuera (Mateo 21,18-22).
  5. Jesús dirige sus milagros a determinado tipo de personas: los niños (Marcos 5,41); las mujeres (Marcos 5,25); las viudas y los huérfanos (Lucas 7,11); los pecadores (Marcos 2,5); los samaritanos (Lucas 17,16); los extranjeros (Marcos 7,26). Todas personas marginadas dentro del sistema religioso judío.

Jesús también marca sus milagros con gestos determinados: escupe en el suelo, sopla, toca, grita. ¿Qué quería Jesús con estos gestos? De alguna manera están asociados con la exigencia de fe de las personas. Pero la narración detallada en los evangelios, tiene una finalidad catequética. Muestra que en los gestos de Jesús percibimos la acción de Dios. Un milagro es un acto de Dios y no un ritual de magia.

Los milagros aparecen como hechos extraordinarios en los que se percibe la acción de Dios, pero cuando se los observa con ojos de fe. Es la fe la que hace ver el milagro. Un milagro nunca es realizado para provocar la fe de la persona. Sin embargo, la persona beneficiada por el milagro se convierte en un mensajero de la Buena Nueva de Jesús en ese gesto (Marcos 7,36). Pero también ocurrió lo contrario: sus coterráneos de Nazaret no dieron crédito a lo que él decía y así Jesús no podía hacer allí ningún milagro (Marcos 6,4-5). Los milagros de Jesús indican la presencia liberadora de Dios en medio del pueblo, escuchando el grito y el clamor del que sufre, del que está enfermo, del marginado. El milagro es solo una pequeña señal, lo bastante suficiente para recordar a Dios presente, vivo y actuante.

Entonces, ‘pedir milagros’ sería dudar de esta presencia liberadora de Dios. Muchos cayeron en esta tentación: buscar el milagro para tener la seguridad de la presencia de Dios, y solamente de este modo seguir a Jesús. Jesús reprende esta actitud (Marcos 8,11.12). La fe nunca es fruto del milagro. La fe es fruto del aceptar la Palabra y del camino de vida. El milagro es un gesto gratuito de la bondad de Dios, indicando su presencia.



D. El mensaje de los milagros

Los evangelios presentan los milagros de Jesús como signos de la presencia del Reino de Dios. Con los milagros, Jesús realiza todo lo que fue prometido en la Ley y en los Profetas respecto al Reino (Cf. Isaías 29,18-19; 35,5-7).

Los milagros son como señales de los tiempos mesiánicos. Cuando Juan Bautista envía sus emisarios pidiendo una prueba de su misión, Jesús los manda de vuelta citando los pasajes de Isaías, indicando que ahora se cumple la Escritura: llegaron los tiempos mesiánicos. Los milagros de Jesús quieren confirmar la presencia del Reino de Dios en medio del pueblo. Los milagros aparecen así como una confirmación de las palabras de Jesús (Lucas 24,19; He 2,22).

Los signos que Jesús realiza dan testimonio de que Jesús es de hecho el enviado del Padre. Quien mejor hace esta lectura de los milagros de Jesús, es la comunidad de Juan. En el evangelio de Juan los milagros son como señales de la Gloria, suscitando la fe en Jesús. Encontramos siete señales en Juan, que manifiestan la Gloria de Jesús (Cf. Introducción al Evangelio de Juan).

Sin embargo, el mismo evangelio atestigua, que a pesar de tantas señales, Jesús es rechazado por algunos (Juan 11,47-48). También fue acusado de ser un agente del mal (Marcos 3,22), que su poder es el mismo de los demonios.

Jesús no obligaba a nadie a creer en lo El hacía, tan solo invitaba a la gente a sacar conclusiones viendo lo que El hacia (Juan 10,38). Todos los que aceptasen estos signos, aceptaban a Jesús como enviado del Padre (Juan 5,36). Al final, todas las señales prodigiosas atribuidas a Jesús, tienen por objetivo apuntar hacia el milagro mayor: la resurrección de Cristo. La resurrección de Jesús es el mundo reconciliado. Los milagros de Jesús nos dicen cómo Dios quiere el mundo, las personas, la vida, el Reino.





ENCUENTRO 8. El secreto Mesiánico: “No digas nada a nadie” (Marcos 1,44).
La transfiguración: el momento de decisión



Mensaje: Por las malas interpretaciones, Jesús no se revela como el Mesías, porque veían en él un Mesías a la manera de los reyes. Jesús vino a revelar a Dios como el liberador de los pobres, pero a partir de su propia iniciativa. El Mesías acompaña esta liberación de los pobres para revelar a Dios.

Hoy, en América Latina, la mayor parte de la población está formada por obreros explotados y esclavizados. Bajo el peso de la esclavitud, gimen de dolor y gritan de desesperación: “Es que Dios no nos va a ayudar” Entre la desesperación y a la espera de milagros, muchos siguieron a quienes les ofrecieron propuestas mesiánicas triunfalistas.

En el tiempo de Jesús, la mayor parte de la población de Palestina vivía en condiciones miserables, sin ninguna perspectiva de mejorar. Eran marginados y explotados por los romanos y por la élite de Palestina, que colaboraba con la dominación romana para preservar sus privile­gios. Buscando la sobrevivencia, muchos engrosaban el número de bandidos, mendigos, prostitutas, etc.

1.      Dentro de esta situación de extrema crisis y desesperación, el pueblo esperaba ansiosamente algún “Mesías”, un rey guerrero y victorioso, que liberaría milagrosamente a Israel del dominio romano y restauraría la gloriosa hegemonía judaica sobre otras naciones de los tiempos de David y Salomón. La fiesta de los Tabernáculos, que ambienta el escenario de la Transfiguración de Jesús (Marcos 9,5), era una celebración nacional de Yahvé rey y la fiesta preferida del pueblo para manifestar la esperanza mesiánica triunfalista. En esta fiesta, el pueblo se agrupaba y se debatía entre la angustia y la esperanza: “¿Cuándo Dios enviará al Mesías?”

En la raíz del texto de hoy, existe una experiencia profunda y crucial de Jesús ante una decisión a tomar. Tiene que escoger entre varias posibilidades cuál será su misión y su destino: un Mesías nacionalista y victorioso: fugarse para el individualismo y la comodidad; un Mesías sufriente. El amor de Jesús por su Padre y por el pueblo, cansado y abatido como ovejas sin pastor, fue capaz de hacerlo seguir el camino de la cruz, un camino mesiánico con la intuición de crear un mundo plenamente humano, desafiando al poder dominante.

Esta experiencia de Jesús es transmitida, reflexionada y releída por los primeros cristianos en su propia práctica. De hecho, el texto que encontramos, es una relectura post-pascual. Es una confesión de fe de los primeros cristianos, en Jesús crucificado y resucitado. El no es un Mesías glorioso y triunfante, sino un Mesías sufriente que marcha por el camino de la cruz, por causa de su práctica liberadora.

En aquel tiempo, la vida no era fácil para los primeros cristianos. Era una situación de persecución y de búsqueda de identidad. El seguimiento de Jesús en la vida concreta provocaba reacciones violentas por parte de los dueños del poder, conduciendo a los cristianos muerte. Por eso, vivían la angustia, el miedo, la duda, y muchos querían instalarse en una posición triunfalista, imaginando que Jesús volvería al poco tiempo, para establecer su reino glorioso.



Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.

Nuestra realidad:

  1. Según nuestro parecer, ¿por qué la gente sigue a los que les hacen las más imposibles promesas?
  2. ¿Qué grupos religiosos se aprovechan de esta ingenuidad? Expliquémonos.

Palabra de Dios. Marcos 9,2-13: ‘Ellos guardaron el secreto’…

  1. ¿Cuál fue la experiencia de los 3 apóstoles con Jesús transfigurado?
  2. ¿Por qué razones pidió Jesús a los 3 apóstoles que guardarán silencio sobre lo acontecido con él?

Hoy nosotros: Abrir esperanza sin engañar

  1. ¿De qué maneras es nuestro grupo semilla de esperanza segura?
  2. ¿Cómo podemos juntos abrir espacios de fraternidad, fe y transformación?

Oraciones comunitarias. Salmo. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo encuentro

  1. Nuestro próximo encuentro nos conducirá al momento de la pasión y muerte de Jesús. El texto que estudiaremos es Marcos 15,1-47. Texto de apoyo: Juan 18,28-19,16.
  2. Organizar el próximo encuentro y distribuir las tareas. Es bueno que todos nos preparemos leyendo Marcos 15,1-47 a la luz de esta pregunta: ¿Cuáles son los personajes que aparecen y qué piensa y hace cada uno?





Comentario 8: EL SECRETO MESIÁNICO. ¿Por qué no se revelaba Jesús?



El texto que hoy estudiamos y meditamos nos trae una de las actitudes típicas de Jesús en el evangelio de Marcos: “Al descender de la montaña les ordenó que no le contasen a nadie lo que habían visto hasta que el hijo del Hombre hubiese resucitado de entre los muertos” (Marcos 9,9). Jesús no quiere ser reconocido como el hijo del Hombre y el Mesías, antes de pasar por la muerte y la resurrección. Hasta entonces, eso es un secreto, un enigma. ¿Por qué Jesús no se revela? ¿Cuál es el objetivo que llevó a Marcos a insistir tanto en el tema del secreto mesiánico? Para responder mejor a estas preguntas, es necesario situarlas en los históricos en que vivieron Jesús y la comunidad de Marcos.



A. COLOCÁNDONOS en la historia

El cuadro de fondo histórico de la fiebre mesiánica que contagiaba y movía al pueblo de Israel en el tiempo de Jesús, estaba formado por el fracaso del movimiento de los Macabeos y por la llegada del poder romano. Después de sufrir tanto bajo las tres dominaciones extranjeras (Babilónica, Persa, Griega), el pueblo depositó una gran esperanza en manos de los Macabeos. Esperaban que ellos fuesen los líderes que liberarían al pueblo del yugo de los opresores. ¡Pero fracasaron! el movimiento de los Macabeos desembocó en la formación de la monarquía que oprimía tanto como los griegos, que solo se preocupaba de asegurar la dinastía. ¡La misma historia de opresión se repetía!

Esta frustración aumentó con la llegada de los romanos. El pueblo, impotente, se sometió a las órdenes humillantes de otra potencia extranjera que llegó para desbastar su patria. Y todavía más, los romanos nombraron a un extranjero para regir la Palestina: el idumeo Herodes. Su reinado está marcado por la brutalidad y la tiranía, sembrando el odio y la desesperación en medio del pueblo. Dentro de este cuadro renace y crece una gran esperanza nacionalista: un ungido vendría a establecer el reinado definitivo de Dios en Israel, derrotando a los romanos y expulsando a las naciones paganas. Acabaría con la desgracia, la violencia y la explotación, para restaurar la paz y la prosperidad para el pueblo de Israel. Esto se expresaba en la literatura apocalíptica, cuya memoria se conservaba con el libro de Daniel.

En esta expectativa mesiánica, Jesús de Nazaret aparece ante el pueblo con fama de ser un hombre poderoso y milagrero.



B. ¿Por que JESÚS no se revela como MESÍAS?

No siempre es fácil describir al Jesús histórico y su vida. En los evangelios se mezclan las actividades de Jesús y las interpretaciones hechas posteriormente por las comunidades cristianas. Pero nadie puede negar que el pueblo miraba a Jesús como el profeta o el Mesías tan esperado y anunciado. En la medida en que Jesús hacía milagros, aumentaba la expectativa del pueblo a su alrededor. En medio de esta fiebre mesiánica es que el pueblo quiere consagrar a Jesús como su rey triunfante, después de la multiplicación de los panes: “Al ver la gente la señal que había realizado, decía: este es sin duda el profeta que iba a venir al mundo. Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo” (Juan 6,14-15).

Esta fue la reacción de Jesús ante la esperanza mesiánica nacionalista del pueblo. Según los evangelios, no aceptó la propuesta del pueblo y no buscó ser proclamado como Mesías triunfante. ¿Por qué no? ¿Jesús no quería liberar al pueblo de Israel de todas sus opresio­nes? Sí, claro que lo quería, pero de otro modo. En su vida, presenta otra manera de servir a su pueblo y se revela como el verdadero Mesías.

Veamos algunas prácticas mesiánicas de Jesús, que se diferen­cian de la imagen oficial del Mesías en aquel tiempo:



  1. Jesús anuncia la Buena Nueva, en primer lugar, a los pobres de Galilea (Lucas 4,18; Mateo 4,15-16). Para la élite judaica, esta región no es la apropiada para la aparición del Mesías: “¿De Nazaret puede salir algo bueno?” (Juan 1,46).
  2. Jesús critica la ley de la pureza: Jesús vive en medio de los marginados, toca al leproso (Marcos 1,41), come con los pecadores (Marcos 2,15; Mateo 9,10), defiende a la prostituta (Lucas 7,36-50), y acoge a la mujer impura (Marcos 5,25-34). Lo que está proponiendo es reincorporar a los marginados en la vida social en lugar de excluirlos por la Ley discriminatoria. Devolverles a ellos la alegría de vivir como la gente. Esta actitud de Jesús desafía a la imagen de Mesías como maestro y guardián de la Ley oficial, que era lo que esperaban los fariseos y los esenios (Cf. Marcos 7,1-7).
  3. Jesús no manda ni domina a la gente, sino que vino a servirlas (Marcos 10,45). Esta práctica no sigue la regla del Rey-Mesías victorioso, que implanta el reinado de Dios mediante la violencia y el dominio. La práctica de la liberación no se basa en el poder como dominación, sino como servicio a favor de los pobres. Quien usa la violencia para liberar al pueblo, corre el riesgo de subyugarlo en la misma violencia (Marcos 9,33-37; 10,42-45).
  4. Jesús acoge a los extranjeros (Marcos 7,24-30). Esta acción liberadora no coincide con el mesianismo nacionalista y conquistador que los judíos tienen como idea: Para Jesús, el Mesías venía para salvar no solamente a los judíos, los hijos escogidos de Dios, ni para dominar otros pueblos, sino más bien salvarlos a todos (Marcos 12,35-37).
  5. Jesús desafía a las autoridades judaicas (los sacerdotes y los saduceos) establecidas en el Templo: “¿No dice Dios en la Escritura: Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones? ¡Pero ustedes la han convertido en refugio de ladrones!” (Marcos 11,17). Esta es la causa principal de la ira de las autoridades y de quienes trabajan en el Templo, considerado por muchos como el lugar en que el Mesías se revela y comienza su conquista triunfante (Lucas 4,9).

La imagen del Mesías que nace de estas prácticas de Jesús, es bastante lo contrario de la imagen presentada por las ideologías mesiánicas predominantes entre los judíos de aquel tiempo y hasta entre sus discípulos. ¿Qué hizo Jesús en este callejón sin salida? ¿Protestó e interfirió la opinión del pueblo? Jesús no se presentó como Mesías, pero a partir de su vida y su práctica fue reconocida por los pobres como enviado de Dios. Por esta razón Jesús usará otros títulos para identificarse, en particular este más enigmático de ‘Hijo del Hombre’ (Daniel 7,13).



3. El secreto MESIÁNICO y la comunidad de Marcos

Estamos en la comunidad de los primeros cristianos en Roma, alrededor del año 70. La comunidad acaba de pasar por la dura y violenta persecución de Nerón en el 64. Pierde a Pedro y Pablo, sus principales líderes. El sufrimiento es total. En medio de todo esto, renace en la comunidad una teología llamada “judaizante”. ¿Qué teología es esta? Es una teología que predica la seguridad en la observancia a la Ley Mosaica en lugar de la práctica liberadora de Jesús, obedece a la Ley Judaica en lugar de asumir la ley de la liberación y la fraternidad, desafiando las estructuras del Imperio Romano (Cf. Romanos 16,17-20; Gálatas 6,12; Filemón 3,18-21). Los defensores de la corriente judaizante imaginaban que si la comunidad fuese purificada por la fidelidad a la Ley Mosaica, Jesús volvería victorioso al mundo para establecer su reino glorioso.

Este es el ambiente en que va a surgir el evangelio de Marcos. El horizonte externo es el de persecución por parte de los romanos. El horizonte interno es de desesperación y de expectativa por la venida inminente del Señor glorioso. Es preciso situar el texto de Marcos en este contexto para comprender el motivo del secreto mesiánico.

Mirando especialmente la primera parte del evangelio de Marcos (1,1 hasta 8,26), el lector inmediatamente percibe las extrañas órdenes de silencio, puesta cada una después de la práctica poderosa y liberadora de Jesús, y haciendo mención de sus títulos. Veamos la lista de estas órdenes:

  1. “Sé quién eres tú, el Santo de Dios”, gritó el espíritu impuro, al cual Jesús dijo: “Cállate y sal de él” (Marcos 1,24-25).
  2. “Jesús expulsó muchos demonios, a quienes no permitió hablar pues conocían” (Marcos 1,33-34).
  3. “Al instante le desapareció la lepra y Jesús ordenó severamente: Mira, ni digas nada a nadie” (Marcos 1,42-44).
  4. “Los espíritus inmundos y gritaban: Tu eres el Hijo de Dios. Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran” (Marcos 3,11-12).
  5. “La muchacha – muerta – se levantó al instante… Él les insistió en que nadie lo supiera” (Marcos 5,41-4 3).
  6. “Se abrieron sus oídos y hablaba correctamente. Jesús les mandó que a nadie se lo contaran” (Marcos 7,35-36).

Lanzando una mirada sobre esta lista, podemos tener una respuesta parcial a la pregunta que hicimos a Marcos respecto al secreto mesiánico: ¿Por qué Jesús les impone silencio y no les permite que mencionen sus títulos? Antes que nada, Jesús deshace un equívoco, combate una ilusión y un engaño: la pretensión del pueblo en transformarlo en un Mesías poderoso y triunfante. Era exactamente esta pretensión la que penetraba y dominaba la comunidad de Marcos. Miraban al cielo, esperando y Jesús interviniese en el mundo para establecer su reino glorioso y definitivo. Marcos advierte contra esta concepción mesiánica triunfalista por medio de la insistencia en el secreto mesiánico. De esta manera, con la transfiguración para sus apóstoles, Jesús comienza a orientar a la comunidad para el verdadero mesianismo que él promovía, dejando entrever su destino fatal en la segunda parte de su evangelio.

La orientación vuelve a aparecer a partir de 8,27 en el episodio de la profesión de Pedro: “El entonces, les preguntó: Y ustedes ¿quién dicen que soy yo? Pedro le contestó: Tú eres el Cristo. Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él. Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar a los tres días” Lo decía abiertamente (Marcos 8,29-32a).

A partir de este episodio, que abre la segunda parte del evangelio, Jesús comienza a hablar abiertamente de su misión y de su destino. Insiste en el mesianismo del Siervo Sufriente de Yahvé, anunciado por el profeta Isaías (Isaías 53,1-13). Su misión consiste en pasar por la pasión-muerte-resurrección (Marcos 9,2-13; 9,31-35; 10,32-45). Para que alguien pueda ser su servidor como los primeros cristianos pretenden ser, Jesús insiste en la necesidad de sufrir con él: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mi y por el evangelio, la salvará” (Marcos 8, 34b-35). Solamente a partir de la cruz la comunidad la podrá entender y decir que “Verdaderamente este hombre era el hijo de Dios” (Marcos 15,39b).

Nótese un mensaje teológico del secreto mesiánico: una catequesis que Marcos preparó para corregir la ideología mesiánica triunfalista de su comunidad y optar por un camino más difícil, pero el único válido para lograr el éxito del Reino.

Y este mensaje no vale solamente para los primeros cristianos. El mesianismo triunfalista hoy está de moda y se encuentra hasta en la Iglesia Católica. Los movimientos mesiánicos aumentan cada vez más el número de sus miembros. En todas partes hay gente que reza y canta, pidiendo la intervención inmediata de Dios. Solamente se olvida la presencia de Dios ya encarnado en este mundo y nada hacen para mejorar la situación injusta e inhumana junto a él. Dios vence en medio del fracaso aparente de los pobres que se organizan para hacer realidad su Reino.





ENCUENTRO 9. La pasión y muerte de Jesús
“Verdaderamente, este hombre era hijo de Dios” (Marcos 15,39)



Mensaje: Jesús vino a ayudarnos a entrar en un proceso permanente de muerte-resurrección. Es en el fracaso – a los ojos del mundo – que triunfamos – a la manera de Dios. Desde los débiles, inútiles y excluidos, Dios hace avanzar su proyecto.

Mirando una sociedad como la nuestra, percibimos muchas señales de pasión y muerte. Encontramos, por ejemplo; millares de niños abandonados desparramados por las grandes ciudades, hasta viviendo en las alcantarillas. La última estadística nos reveló que más de la mitad de los niños abandonados en Río de Janeiro ya pensó suicidarse. ¡Mucha violencia contra un pueblo explotado y marginado!

El texto que vamos a estudiar relata el primer fracaso de la actividad de Jesús: su pasión y muerte en la cruz. La cruz era la pena máxima reservada por las autoridades a los marginados, criminales y subversivos, apoyadas en la violencia de la fuerza militar del Estado. Antes y después de Jesús, muchos fueron acusados de subversión contra las autoridades y fueron muertos en la cruz. Los campesinos amotinados contra el rey asmoneo Alejandro Janeo (103-76 aC.) por ejemplo, fueron bárbaramente ejecutados en la cruz. Los soldados del emperador romano Tito, a su vez, crucificaron una multitud de judíos en ocasión del sitio a Jerusalén, al punto de que no quedó un árbol alrededor de la ciudad (69-70 dC.).

El texto que vamos a estudiar nos describe el proceso de la pasión y muerte de Jesús. Es un texto popular, transmitido oralmente en las primeras comunidades, en él se mezclan el hecho histórico de Jesús crucificado y la relectura hecha por los primeros cristianos a la luz de la Pascua y del Antiguo Testamento (Cf. Subsidio 3). Examinemos de cerca esta relectura.

Este texto es el testamento vivo de un hombre que llevó su fidelidad a Dios hasta el extremo. Se enfrenta con una sociedad injusta por causa de su opción, sufre el nacionalismo del pueblo y la incomprensión de sus seguidores. Y llega a ser crucificado como subversivo en el colmo del abandono, muere gritando en la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Marcos 15,34). ¡Así de humano, solamente Dios! (Cf. Marcos 15.39).



Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.

Nuestra realidad: Nuestras cruces.

  1. ¿Cuáles los mayores padecimientos que sufrimos en esos momentos?
  2. Según nuestro parecer, ¿cuáles son las causas de estos sufrimientos?

Palabra de Dios. Marcos 15,1-47: La mayor entrega de Jesús.

  1. ¿Cuáles son los personajes que aparecen en esta lectura y qué dicen?
  2. ¿Qué autoridades aparecen como responsables de la pasión y muerte de Jesús?

Hoy nosotros: ‘Completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo’ (Colosenses 1,24)

  1. ¿De qué manera logramos sobrellevar las cruces de nuestra vida?
  2. ¿Qué vamos a hacer para aliviarnos mutuamente los sufrimientos?

Oraciones comunitarias. Salmo: 22. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo encuentro

  1. En nuestro próximo encuentro vamos a iniciar una nueva etapa de estudio. Vamos a leer y meditar el evangelio de Mateo, iniciando el tema “Los Evangelios de la Infancia”. El texto de estudio es Mateo 2,1-23 y él de apoyo: Lucas 2,1-52.
  2. Distribuir las tareas para aprovechar mejor el encuentro. Leamos la Introducción al evangelio de Mateo.





Comentario 9: EL MESÍAS CRUCIFICADO Y RESUCITADO

La cruz es consecuencia de la fidelidad en la solidaridad con los pobres



“Así pues, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado; escándalo para los judíos, necedad para los gentiles” (1 Corintios 1,23-24). La muerte de Jesús en la cruz fue la mayor crisis en la marcha de los primeros discípulos. Perdieron todo lo que, hasta aquel momento, había alimen­tado su esperanza y su vida: Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías victorioso es el liberador de Israel. Los discípulos de Emaús decían: “Esperábamos que él fuese quien iría a redimir a Israel” (Lucas 24,21). La propia identidad del grupo se perdió como un navío sin piloto. Jesús crucificado fue, de hecho, escándalo y locura también para los primeros discípulos porque ellos estaban aún en la visión anterior a la pascua.

Pero esto fue cambiando poco a poco, con el misterio pascual de Jesús, vivido por la comunidad cristiana. El murió, pero no permaneció muerto: “A estos mismos, después de su pasión. Se les presentó dándoles muchas pruebas de que vivía, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles de lo referente al Reino de Dios” (He 1,3). Esta experiencia pascual llevó a los primeros discípulos a proclamar de Jesús fue muerto como Mesías y dio nueva mirada para releer y entender mejor lo que ellos presenciaban en la marcha de su Maestro en dirección a la cruz. El Antiguo Testamento fue, en esta relectura, como una luz que ilumina el camino oscuro. Fue en esta luz que ellos percibieron el sentido y la importancia de aquellos días de la pasión y muerte de Jesús.



A. La relectura de la comunidad cristiana

Los discípulos, orientados por la experiencia pascual, vieron en el Antiguo Testamento una nueva figura mesiánica de Jesús. En lugar de un Mesías político y poderoso, comenzaron a releer y entender a Jesús en el contexto del mesianismo sufriente:



Antiguo Testamento
Nuevo Testamento
‘¡Salta, llena de gozo, exulta sin mesura hija de Sión! ¡Lanza gritos de gozo, hija de Jerusalén!
‘He aquí que viene tu rey: justo él y victorioso, humilde y montado en un asno, en un pollino, cría de asna’ (Zacarías 9,9).
‘Después les dije: si os parece bien, dadme mi jornal, sino dejadlo. Ellos pesaron mi jornal treinta ciclos de plata’ (Zacarías 11,12).
‘Mis amigos y compañeros se apartan de mi llaga, mis allegados a distancia se quedan y tienden lazos los que buscan mi alma, los que traman mi desgracia hablan de subversión, andan urdiendo fraudes todos los días’ (Sal 38,12-13)
‘Y el más esforzado entre los bravos huirá desnudo el día aquel, oráculo del Señor’ (Amos 2,16)
‘Repártanse entre sí mis vestiduras y se sortean mi túnica’ (Sal 22,1.9).
‘Todos los que me ven, de mi se mofan, tuercen los labios, menean la cabeza. Se confió en Yahvé, ¡pues que él lo libre, que le salve, puesto que le ama!’ (Salmo 22,8-9).
‘Mi Dios, mi Dios, ¿por qué me has abandonado?’ (Salmo 22,2)
‘Muchas son las desgracias del justo, pero de todas las libera Yahvé, todos sus huesos guarda, no será quebrantado ni uno solo’ (Sal 34,20-21).
‘Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén, un espíritu de gracia y oración… Y mirarán a aquel a quien traspasaron’ (Zacarías 12,10).
‘Jesús, encontrando un asno, montó en él, como estaba escrito: ¡No temas hija de Sión!’.
‘He aquí que viene tu rey montado en un asno’ (Juan 12,14-15; Cf. Mateo 21,1-11; Marcos 11,1-11; Lucas 19,28-38).
‘Entonces, uno de los doce llamado Judas Iscariote fue a los jefes de los sacerdotes y les dijo: ¿Qué me dan si se los entrego? Fijaron entonces la cantidad de treinta monedas de plata’ (Mateo 26,14-15; Cf. Marcos 14,10-11; Lucas 22,3-6).
‘Todavía estaban hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos. Pero es para que se cumplan las Escrituras. Y abandonándolo huyeron todos’ (Marcos 14,43.46.50).

‘Un joven le seguía cubierto sólo de un lienzo y le detienen. Pero él, dejando el lienzo, se escapó desnudo’ (M 14,51-52).

‘… y se reparten sus vestidos, echando a suertes...’ (Marcos 15,24; Cf. Mateo 27,35; Juan 19,24b)
Y los que pasaban por allí lo insultaban, meneando la cabeza… ¡Confió en Dios, que ahora él lo libre, si es que se interesa por él!’ (Mateo 27,39.43; Cf. Marcos 15,29-32: Lucas 23,35-37).

‘Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’ (Marcos 15,34; Cf. Mateo 27,46).
Pero al llegar a Jesús, como le hallaron ya muerto, no le quebraron las piernas’ (Juan 19,33).


‘…sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua… Y todo esto sucedió para que cumpliese la Escritura: no se le quebrará hueso alguno. Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron’ (Juan 19,34.36-37).



En estas relecturas oímos el eco de la predicación de la comuni­dad cristiana naciente. En lugar de lamentar la muerte de Jesús en la cruz, refleja y explica este hecho dentro del designio de Dios, anunciado por el Antiguo Testamento. Jesús es el Siervo Sufriente de Dios (Isaías 53) y el Hijo del Hombre (Daniel 7,13-14), que vino a servir y rescatar a la humanidad. Él fue entregado y muerto por el poder del mundo, pero lo venció y transcendió: “Veréis al Hijo del Hombre sentado a la derecha del Poderosos y viniendo en las nubes del cielo” (Marcos 14,62). De este modo, la pasión y muerte de Jesús, que parecía un golpe de muerte para los discípulos, se convierte en acción de Dios que destruye el pecado y la muerte, y en anuncio de vida nueva.

Tal creencia fue predicada, celebrada y vivida en las primeras comunidades cristianas. Y rápidamente, fueron surgiendo las historias interpretadas y los escritos de la pasión y muerte de Jesús en cada comunidad cristiana como la de Marcos, Mateo, Lucas y Juan. Todo esto muestra que el escrito evangélico de la pasión y muerte es, en primer lugar, el resumen de testimonios de la fe en Jesús, el Mesías muerto en la cruz. Pero esto no quiere decir que el texto es mero producto litúrgico, catequético y teológico de las comunidades cristianas, apoyándose en el Antiguo Testamento. Observando de cerca el tejido del texto, se descubre la experiencia de la pasión y de la muerte que Jesús vivió. Son aquellos hechos de los que los discípulos necesitaban explicar el “por qué”.



B. Desarrollo de los hechos

En el episodio de la pasión y muerte de Jesús, se destacan siguientes hechos significativos:



  1. Los miembros del Sanedrín prendieron a Jesús, lo interrogaron y entregaron su caso a Pilato (Marcos 14,43 hasta 15,1).
  2. Los discípulos abandonaron a Jesús, y Pedro, el primero de los Apóstoles, negó a su Maestro (Marcos 14,50; 14,66-72).
  3. Pilato condenó a muerte a Jesús, como “rey de los judíos” (Marcos 15,2-15).
  4. Jesús es azotado después de condenado a muerte (Marcos 15,15).
  5. Jesús muere en la cruz (15,37).



C. ¿Por quE MURIÓ Jesús?

Los textos bíblicos de la pasión y muerte de Jesús informan que El murió en la cruz. Murió como criminal y subversivo. Pero, ¿realmente fue subversivo? Las respuestas están en los Evangelios.



  1. Fidelidad al Padre

            La misión de Jesús fue realizar la voluntad del Padre, el Dios de la Vida. Predicó un mundo plenamente humano, en el que todo es de todos y todos a su vez tienen su lugar y voz como hijos e hijas de un mismo Padre. Esta fidelidad a la misión del Padre se enfrentó con la sociedad injusta, simbolizada por la ciudad de Jerusalén, sede del poder económico, político, ideológico y religioso. Una sociedad en la que existen poderosos a costa de los pobres. Para los fariseos que usaban la Ley esclavizante para establecer y asegurar sus privilegios, Jesús fue subversivo en la medida en que predicaba una relación social y religiosa basada en la libertad y la justicia. Para los romanos y la élite de Palestina, que eran los dueños del poder, Jesús fue subversivo en la medida en que predicó una sociedad fraterna e igualitaria, invirtiendo el orden y el sistema de la sociedad injusta. Por eso, el destino de Jesús ya estaba marcado desde su entrada en Jerusalén: un enfrentamiento directo con las autoridades y la consiguiente muerte.



  1. Solidaridad con los pobres

            Eso nos muestra que la pasión y muerte de Jesús fue la consecuencia de una vida llevada a su extremo. Su cruz es el resultado de su fidelidad a la misión del Padre y el compromiso con sus hermanos hasta el fin. La cruz es el resultado de lo que predicó y de lo que hizo.



D. La PASIÓN y muerte de los primeros cristianos

En las narraciones de la pasión y muerte de Jesús se mezclan el hecho histórico de Jesús y los testimonios de fe de los primeros cristianos. La fe en el Mesías muerto en la cruz es vivida, experimentada y reflexionada por los primeros cristianos en su propia práctica y muerte. En este proceso de muerte y reflexión, dos hechos se destacan como una luz en la oscuridad:



  1. Los excluidos y crucificados por el Imperio Romano se identifican con Jesús crucificado

      Por lo que consta, son el libro de los Hechos de los Apóstoles y las Cartas de San Pablo que lo muestran– el ­Mesías crucificado es anunciado y celebrado en las primeras comunidades cristianas, compuestas en su mayoría por personas marginadas y esclavizadas (Cf. 1 Corintios 1,26-28). Este grupo de cristianos oprimidos encuentra en la figura del Siervo Sufriente de Jesús (Cf. Isaías 53; Sabiduría 2,10.20) el significado de su pasión y muerte. Encuentra la luz de su discernimiento cristiano para encarar la dura y sufrida realidad (Cf. Filemón 2,6-11).



  1. Jesús crucificado suscita la esperanza activa en el contexto de persecución y muerte

      Su vida comunitaria de libertad y fraternidad provoca para los primeros cristianos la persecución dentro de la sociedad injusta del Imperio Romano. Después de la expulsión de la sinagoga (84 dC), pierden la garantía de ser miembros de la religión judaica, una Religión Lícita, y son llevados a los tribunales (Cf. Mateo 5,11; Apocalipsis). La persecución y muerte aumenta aún más. Es en esta teología del justo sufriente (Sal 22) que los cristianos, en esta persecución, encuentran la esperanza y el coraje para continuar su marcha para realizar el proyecto de Jesús.

Estos dos ejes sustentan y marcan la relectura de la pasión y muerte de Jesús, hecha por los primeros cristianos. Se mezclan la experiencia de Jesús y la de los cristianos en el Evangelio de la Cruz.

De este modo, la cruz inevitablemente apareció y aparece hoy como una consecuencia de la vida de fidelidad al Dios de amor y justicia en una sociedad injusta. La cruz es la señal de resistencia y de protesta. Es señal de solidaridad con los perseguidos y asesinados de hoy por resistir el sistema de muerte enfrentándolo y buscando cómo sustituirlo. Por eso, cuando nosotros asumimos nuestra fidelidad a la misión evangélica de Jesús y compromiso con nuestro pueblo, aparece la cruz en nuestra vida.







 3 ª   P A R T E :   E L   E V A N G E L I O   S E G Ú N   M A T E O.





ÍNDICE

Introducción

  1. El autor
  2. La comunidad
  3. La respuesta de la comunidad: el escrito de Mateo
  4. Esquema del evangelio de Mateo
  5. Claves de lectura

Tema 10: Los evangelios de la infancia. Comentario: Los evangelios de la infancia ¿Historia o símbolo?

Tema 11: La nueva ley y la nueva justicia. Comentario: El Sermón del Monte El camino de la perfección.

Tema 12: Vivir en comunidad. Comentario: La vida en la comunidad Las características de una comunidad cristiana.

Tema 13: Una nueva relación. Comentario: El voto de castidad





INTRODUCCIÓN



A. AUTOR

La más antigua tradición de la Iglesia afirma que el primer evangelio fue elaborado por Mateo, para las Comunidades cristianas de Palestina. El texto que tenemos sería una traducción en griego de las antiguas anotaciones escritas por él en arameo.

El nombre “Mateo” es muy conocido en los mismos evangelios. Aparece en todas las listas de los apóstoles del Nuevo Testamento (Mateo 10,3; Marcos 3,18; Lucas 6,15; He 1,13). Según parece, su verdadero nombre era “Leví”. Su vocación es narrada por los sinópticos. Marcos y Lucas hablan de Leví (Marcos 2,13-14; Lucas 5,27-28). Era un publicano, hijo de Alfeo (Cf. Marcos 2,14) que recibe un llamado de Jesús. Alegre por su llamado, reúne a sus compañeros de trabajo en su casa, en Cafarnaúm, para una cena con Jesús.

Sin embargo, el primer evangelio nos dice que este personaje es Mateo (Cf. Mateo 9,9). Este nombre significa “alguien que es donado por Dios”. El mismo evangelio también confirma la profesión de este Mateo como la de un publicano (Cf. Mateo 10,3). Por eso, algunos estudiosos concluyen que el nombre en realidad sería Leví y que Jesús se lo habría cambiado por el de Mateo, del mismo modo que cambió el nombre de Simón por Pedro y apellido “Boanerges” a los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan.



B. LA COMUNIDAD

No sabremos el proceso de formación del texto que hoy tenemos entre manos. Evidentemente que el evangelio atribuido a Mateo no surgió de un día para otro. Fue un proceso que duró mucho tiempo, y muchas personas tuvieron participación. Por eso, es necesario que descubramos qué comunidad recibió reservó este texto.

Como ya vimos en la introducción al evangelio de Marcos, el surgimiento de un escrito es la Buena Noticia una tentativa para reanimar en una comunidad sumergida en una profunda crisis. Es igual para las comunidades que recibieron el texto atribuido a Mateo. Estas comunidades vivían la crisis generada por la reorganización del judaísmo, las tensiones entre los seguidores de Jesús y los fariseos y la consecuente ruptura entre la sinagoga y las iglesias.

En el año 70 dC, Jerusalén había sido destruida por las tropas romanas. Ya no existían los diferentes grupos religiosos de la época de Jesús. Con la destrucción del templo desaparecieron los saduceos. La guerra también había acabado a los zelotes y a los esenios. Lo que quedó de la religión de Israel fueron los fariseos, los escribas y sus comunidades judías de la Diáspora, organizadas alrededor de las sinagogas.

Alrededor del año 85, estos fariseos y escribas, en la ciudad de Jamnia o Jabnes, reunieron a los que quedaban del antiguo Sanedrín o Consejo de Ancianos, y realizaron una especie de concilio judío. Reformaron la religión de Israel, centrando la vivencia religiosa en el culto de las sinagogas y en la fiel observancia de la Ley. Esta reorganización permitió que el judaísmo sobreviviese hasta el día de hoy.

En esta misma asamblea, los escribas y fariseos pasaron a llamarse los ‘rabinos’ (o sea ‘maestros’). Tomaron decisiones radicales, resolviendo expulsar del culto de las sinagogas a todas las corrientes contrarias a las enseñanzas de los fariseos. Entre estas corrientes estaban los seguidores de Jesús de Nazaret, o sea, judíos que habían aceptado a Jesús como el Mesías esperado. Estos judíos cristianos estaban convencidos que Jesús era la coronación de toda la historia del pueblo, desde el llamado de Abrahán. Esto fue el origen de una crisis entre los cristianos: ¿Por qué ahora eran expulsados por el resto del pueblo elegido?

Otra medida tomada por los rabinos se refería a los libros sagrados. Prohibieron el uso en las sinagogas de la traducción griega de los Setenta. Solamente consideraban libros normativos, o sea, del ‘canon judío’, aquellos libros cuyos originales estuvieran en lengua hebrea. Ahora bien, la Biblia en griego siempre había sido usada por las comunidades cristianas, y, de igual forma, los cristianos continuaban considerando sagrados todos los libros existentes en esta Biblia. Esto fue otro motivo de conflictos con los cristianos: ¿Por qué cambiar una Biblia utilizada ya por tanto tiempo?



C. LA RESPUESTA DE LA COMUNIDAD: EL ESCRITO DE MATEO

De esta comunidad, sumergida en la crisis ocasionada por el rechazo de sus compatriotas, surgió un escrito garantizando que realmente Jesús era el Mesías. La certidumbre que daba este Emmanuel era que Jesús estaría con los suyos hasta el final de los tiempos (Cf. Mateo 28,20).

Partiendo de la fecha de la asamblea de los rabinos, podemos afirmar que el evangelio de Mateo quedó terminado alrededor del 85/90. Fue dirigido a las comunidades de judeo-cristianos que vivían al norte de Galilea, al sur de Siria. Posiblemente migraron más tarde para Antioquia, capital de Siria. Estas comunidades se llamaban a sí mismas “Iglesia”, o sea ‘Asamblea’ (Cf. Mateo 18,17). Esta Iglesia vivía una crisis importante.

-          Era una crisis política respecto al Imperio Romano. El imperio había vencido al pueblo judío, destruido su templo y su capital, Jerusalén. Al mismo tiempo, había superado sus rivalidades internas y vivía un periodo de esplendor.

-          La crisis era también cultural. La cultura greco-romana, llamada “el helenismo”, ocupaba todos los espacios y sus seguidores consideraban a cualquier otra propuesta cultural como un barbarismo.

-          La crisis era también religiosa, ya que las diferencias entre los judíos y cristianos llegaron a la ruptura. Vivir la fe en Cristo llegó a ser un crimen contra el Estado romano. Entre los años 95 y 96, el emperador Domiciano lanzó la segunda persecución. Roma pasó a ser descrita como la nueva Babilonia embriagada por la sangre de los mártires (Cf. Apocalipsis 18,24).

Estas comunidades demuestran ya un cierto grado de organización, con celebraciones y servicios. Tenían el bautismo (Mateo 28,19), la eucaristía (Mateo 26,26-30), la reconciliación (Mateo 18,15-17), el poder de perdonar los pecados (Mateo 16,18-20), de curar (Mateo 10,1) y el de proclamar la Buena Nueva del Reino (10,7). Todos asumían sus responsabilidades, con humildad y espíritu de servicio (Cf. Mateo 18,4; 20,26-28).



D. EL ESQUEMA DEL EVANGELIO DE MATEO

El evangelio de Mateo fue elaborado dentro de una estructura literaria bien definida y articulada. Su estilo es catequético. Se compone básicamente de cinco libritos unidos en un conjunto unificado. Cada librito dividido en dos partes, una narrativa y otra discursiva.

Introducción

-          Jesús: dentro de la Historia del Pueblo de Dios (1,1-17).

-          Jesús: un nuevo comienzo dentro de un nuevo éxodo (1,18-2,23).

Primer librito: La justicia del Reino de Dios (3-7)

-          Narración: Jesús trae el Reino de Dios (3-4).

-          Discurso: El sermón de la montaña (5-7). Las condiciones para entrar en el Reino de Dios.

Segundo librito: Una justicia que libera a los pobres (8-10)

-          Narración: Los milagros, signos del Reino de Dios (8-9).

-          Discurso: El discurso de la misión (10). ¿Cómo anunciar el Reino?

Tercer librito: Una justicia que provoca conflictos (11,1-13,52)

-          Narración: Las reacciones ante la práctica de Jesús (11-12).

-          Discurso: Las parábolas del Reino (13,1-52). El misterio del Reino.

Cuarto librito: El nuevo pueblo de Dios (13,53-18,35)

-          Narración: El seguimiento de Jesús (13,53-17,27).

-          Discurso: La comunidad de los seguidores (18,1-35). Cómo vivir la propuesta del Reino.

Quinto librito: La llegada definitiva del Reino (19-25)

-          Narración. El Reino es para todos (19-23).

-          Discurso: El discurso de vigilancia (24-25). El futuro del Reino.

Conclusión: La pascua de liberación (26-28)



E. Claves de lectura

Algunos puntos son importantes para tener claro el mensaje de Mateo para las comunidades sumergidas en la crisis de la incertidumbre, ante los sucesos vividos.



1.      El Mesías. Jesús es el Mesías anunciado por las Escrituras y esperado por el pueblo a lo largo de toda su historia. Jesús es el Ungido de Dios, el hijo de Abrahán, el heredero de David (Mateo 1,1). Su identidad, continuamente confirmada por el testimonio de las Escrituras (4,15-16; 11,4; 12,40; 13,14-15) recuerda al Siervo de Isaías (Cf. Mateo 8,17; 12,18-21). El Mesías es rey (2,2; 21,5) pero un rey pobre como lo anunció Zacarías (Zacarías 9,9).



2.      El Reino de Dios. Jesús anuncia el Reino de Dios realizado y presente en medio de la humanidad (3,2; 4,17). El es ‘Emmanuel’, o sea ‘Dios con nosotros’ (1,23) todos los días hasta el fin de los tiempos (28,20). Es el Hijo de Dios vivo (2,15; 11,26; 16,18; 17,5). Vivir este Reino significa asumir una nueva práctica, una justicia que sea mayor que la de los escribas y fariseos. Esta nueva práctica generará frutos mayores y mejores que los antiguos (Mateo 21,41-43).



3.      El nuevo Moisés. Jesús también es el nuevo Moisés. Vino a llevar a su plenitud la Ley de Dios, actualizándola y radicalizándola. Para las comunidades, lo que vale ahora es la nueva Ley proclamada por Jesús en una montaña: las 10 bienaventuranzas (Mateo 5), tal como lo hiciera Moisés en el Sinaí. Los cinco libritos dentro del evangelio de Mateo, son como un nuevo Pentateuco para las comunidades.



4.      El nuevo Pueblo de Dios. Estas comunidades de seguidores de Jesús tienen la conciencia de que ahora forman parte del Nuevo Pueblo de Dios, herederos de la Promesa y continuadores de la tradición de los antiguos personajes del Antiguo Testamento (8,11). Al mismo tiempo, están abiertas para acoger a todos, principalmente a los cristianos venidos del paganismo. Esta abertura hacia los paganos exige de las comunidades reconciliación, perdón y humildad.



5.      Las herederas de la misión. Las comunidades, viviendo las bienaventuranzas, resumen la misión iniciada por Jesús (10,16). Se vuelcan a favor de los pobres, señales de la presencia de Dios (10,42) y anuncian la llegada definitiva de Cristo (28,19). Cuando todas las naciones acepten el mensaje de Jesús, la promesa de Dios a Abrahán (Génesis 12,3) estará cumplida. La misión de estas comunidades, que se sienten Iglesia, es continuar el camino buscando la realización de esta promesa, repitiendo la práctica liberadora de Jesús.





ENCUENTRO 10: Los evangelios de la infancia
“Hemos visto su estrella y venimos a darle homenaje” (Mateo 2,2)



Mensaje: Los magos que visitan a Jesús son unos sabios, seguramente sacerdotes de su religión, que descubrieron en los signos del cielo un llamado de Dios y lo siguieron. No fueron defraudados. Dios tiene para todos su proyecto de salvación.

En todas partes, los seres humanos somos religiosos. En todos los tiempos estamos buscando a Dios y Dios se deja encontrar. Eso es la historia de las civilizaciones y sus religiones, con sus creencias, su culto y sus ministros.

El texto de hoy narra que unos magos de oriente, contemplando una estrella, descubren en ella una señal: nació el rey de los judíos. Entonces, se ponen en camino, en busca de este Rey. Estos sabios extranjeros no conocían la Biblia ni la tradición de Israel, ni las instituciones del pueblo elegido. Apenas tenían la estrella y la voluntad de encontrar al Rey.

Este texto es una relectura hecha por la comunidad. Percibimos en ella algo de irónico: los magos no tienen Biblia, no pertenecen ni son del pueblo elegido, pero encuentran a Dios. Parten en busca de un Rey pero llegan a Herodes. Los escribas del templo tienen la Biblia, enseñan el camino a los magos, pero ellos no van a Belén. Herodes quiere saber sobre el niño, pero para matarlo. Ante la masacre de los inocentes, para no morir, el Hijo de Dios, simbolizando al pueblo, huye a Egipto, la antigua “casa de la esclavitud”.



Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.

Nuestra realidad: La grandeza de los shamanes en las religiones indígenas.

  1. ¿Qué conocemos de las religiones indígenas y negras?
  2. Si teníamos que poner un 4º mago en el nacimientos, ¿a quién pondríamos?

Palabra de Dios. Mateo 2,1-23: La reconstrucción del nacimiento de Jesús.

  1. ¿Cuáles son los personajes de este acontecimiento y qué hacen?
  2. ¿Qué consecuencias trajo a la familia de José y a Belén esta visita de los magos orientales?

Hoy nosotros:

  1. ¿Qué alegrías y dificultades nos trae el reconocimiento y seguimiento de Dios en nuestros días?
  2. ¿Cómo nos vamos a ayudar a reconocer y seguir a Jesús hoy?

Oraciones comunitarias. Salmo. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo encuentro

  1. En nuestro próximo encuentro vamos a estudiar la Nueva Ley traída por Jesús. El texto de estudio es Mateo 5,13-48 y él de apoyo: Éxodo 20,1-20.
  2. Para aprovechar mejor los estudios, conviene distribuir bien las tareas.





Comentario 10. LOS EVANGELIOS DE LA INFANCIA: ¿Historia o símbolo?



A. Lecturas y relecturas

Las comunidades, en su lucha diaria, descubrieron que juntar la Palabra de Dios con la realidad en que viven, es como juntar dos cables: provoca una chispa. Esta chispa, que da una claridad e ilumina el camino, es la lectura popular de la Biblia. Las comunidades, leyendo la Biblia a partir de su realidad, descubren la raíz y el agua que sustentan la planta mayor que es la Vida. Es una lectura nueva y actualizante, a partir de los mismos textos antiguos.

Cualquier comunidad que actualice la Escritura a partir de los problemas y dificultades de hoy, realiza una relectura. En este tipo de lectura, la Biblia ayuda a leer los hechos de hoy, como si la Biblia fuese un gran espejo que nos muestra el hoy, presente en los hechos de ayer, leídos en el texto.

De este modo, ‘Los Sin-Tierra’ de Brasil, al leer su experiencia y su lucha a partir del libro del Éxodo, están haciendo un ejercicio de actualización de las Escrituras. Lo que era un texto describiendo a Moisés y al pueblo caminando por el desierto, pasa a ser una luz para los diversos movimientos de los “sin-tierra”.

Otras comunidades están leyendo su situación dentro de la perspectiva del Exilio. En una crisis de libertad, en un ambiente hostil y peligroso, estas comunidades buscan identificación e inspiración con la comunidad de los exilados de Babilonia.

También encontramos estas lecturas actualizantes en los pasajes del Siervo Sufriente, releídas en ambientes de sequía, de opresión y de miseria. Las peregrinaciones del Siervo Sufriente, muestran que el pueblo pobre se identifica mucho con la figura del Siervo sufriente.

Las comunidades saben ser creativas en sus momentos difíciles. Encuentran nuevos caminos y superan las crisis a partir de la lectura de la Biblia. Haciendo una lectura actualizante del texto, iluminan la realidad, mostrando los signos de la presencia de Dios. Con simplicidad, hacen avanzar la revelación, llena del Espíritu.



B. El midrash: un ejercicio de ACTUALIZACIÓN de la Escritura

Un ‘midrash’ es como una historia o una reflexión sobre pasajes bíblicos, con el propósito de actualizar estos pasajes. Es un ejercicio de lectura que busca contar un hecho nuevo, partiendo del texto de la Escritura.

No es fácil describir qué es un midrash. Midrash viene de palabra hebrea 'darash', que significa “investigar, buscar, procurar”. Era un método de lectura bíblica usado por los antiguos rabinos. Ellos hacían su investigación o pesquisa en las escrituras para clarificar el camino de los fieles, de aquellos que tenían a la Biblia como su punto de referencia. Un midrash es una pesquisa que busca o selecciona algunos puntos para actualizar el mensaje bíblico.

Un ejemplo del proceso de un midrash está en nuestro texto de estudio (Mateo 2,1-23). Cuando los magos llegan a Jerusalén traen un problema: ¿dónde debería nacer el rey de los judíos? Ante este problema, Herodes llama a los escribas y sacerdotes y “procura” (darash) saber cuál debería ser ese lugar. Los sabios entonces responden a partir de las profecías de Miqueas (Cf. Mateo 2,3-5).



Había dos tipos de midrash:

-          El Midrash como ‘camino y norma’. Era un esfuerzo de los estudiosos por actualizar o interpretar las leyes, normas, reglas de conducta existentes en la Biblia, para el momento o circunstancias en que estaban viviendo. Un buen ejemplo de este ejercicio de actualización de normas es el que Jesús realiza en el Sermón de la Montaña (Cf. Mateo 5,20-48).

-          El Midrash como ‘anuncio y narración. En este caso se trata de narraciones actualizando y esclareciendo episodios y hechos con pasajes de la Escritura, en vista de un crecimiento espiritual de las comunidades. Tenían el objetivo de edificar y aumentar la fe de los oyentes. Un buen ejemplo de esta práctica literaria está en las Congregaciones Religiosas, donde las historias de los fundadores o fundadoras son releídas después que estos fundadores fueron canonizados.



En los evangelios tenemos muchos ejemplos de midrash. Buscan edificar la fe y aclarar a los oyentes, releyendo los acontecimientos de la vida de Jesús con pasajes del Antiguo Testamento.

Un midrash siempre tiene como punto de referencia las Escrituras. Pero para los primeros cristianos, el punto de partida para cualquier actualización o relectura era Jesús muerto y resucitado. La comunidad, con eso, quiere mostrar que Jesús es propiamente el Hijo de Dios, y es quien actualiza y relee las Escrituras. Por ejemplo: la vida de Jesús es releída a partir de los hechos y acontecimientos que muestran la vida de los antiguos profetas. Basta comparar las actividades de Jesús con las actividades de Elías y de Eliseo (Cf. 1 Re 17, 2 Re 4). Como estos profetas, Jesús también hace milagros a una mujer extranjera (1 Re 17,7-9 y Marcos 7,24), multiplica panes (2 Re 4,42-44 y Mateo 14,13-21), resucita al hijo de una viuda (1 Re 17,17-24 y Lucas 7,11-17).



C. Como entender las narraciones sobre la infancia de JESÚS

Los relatos de los evangelios sobre el niño Jesús tienen objetivos bien precisos:



  1. Mateo quiere mostrar principalmente que Jesús es el nuevo Moisés

            Con eso, Mateo busca justificar las actualizaciones de la Ley hechas por Jesús en el Sermón de la Montaña (Mateo 5-7). El texto bíblico que sirve de apoyo para la narración de Mateo es Éxodo 1-2. Algunas imágenes que aparecen en el evangelio, están en el Éxodo: niños masacrados, un rey violento, etc. Pero los otros textos bíblicos también están presentes, como pasa con los retazos en una colcha. En Mateo 2, podemos percibir estas imágenes o pasajes del Antiguo Testamento:

-          José recibe el anuncio del nacimiento del niño en un sueño en el que se le aparece el Ángel del Señor, como a los antiguos patriarcas (Cf. Génesis 16,7; 21,17; 22,11; Ex 3,2).

-          El nombre del niño será Jesús. Un nombre lleno de significado en la historia del pueblo (Cf. Sirácides 46,1-2). Es el mismo nombre de Josué, que condujo al pueblo para entrar en la tierra prometida.

-          El niño nacerá de una virgen. Todo sucede para que se cumpla el pasaje de Isaías (Isaías 7,14), que anuncia al Emmanuel. El niño será la garantía de la presencia permanente de Dios en medio del pueblo (Cf. Mateo 28,20).

-          Surgen los magos en busca del Rey de los judíos. Estos magos que reconocen la presencia de Dios en el niño, recuerdan a los magos que enfrentaron y fueron derrotados por Moisés en Egipto (Cf. Ex 7,11.22; 8,3.14-15; 9,11) y acabaron reconociendo el poder de Dios en las maravillas hechas por Moisés.

-          La estrella es una señal de la llegada del Mesías, llamado “Hijo de la Estrella” (Cf. Números 24,17).

-          El niño nace en Belén, dentro de lo que profetizó Miqueas (Mi 5,1).

-          Los regalos que llevaron los magos también recuerdan las profecías de Isaías sobre los extranjeros que irán a Jerusalén llevando obsequios para Dios (Cf. Isaías 49,23; 60,5; Salmo 72,10-11).

-          Herodes es el nuevo faraón. Con la misma violencia, él también masacra a los hijos del pueblo de Dios (Cf. Ex 1,8.16).

-          Jesús niño sufre ya su destino de profeta. Tiene que huir a Egipto, para no morir en las manos del rey (Cf. Jeremías 26,21; 43).

-          La violencia de Herodes nuevamente hace levantar el clamor del pueblo perseguido y sufriente (Jeremías 31,15).

-          Para que se cumpliese la profecía de Oseas, se produce un nuevo éxodo: “de Egipto llamé a mi Hijo” (Os 11,1).

-          El niño es ejemplo de Sansón, es un “nazareno” de Dios, o sea, alguien elegido por Dios para ser un libertador (Cf. Jueces 13,5-7).



  1. En Lucas tenemos otra narración haciendo una relectura a partir de un gran contraste entre la Antigua y la Nueva Alianza.

      La Antigua está representada en los episodios alrededor del nacimiento de Juan Bautis­ta. La Nueva está representada por el nacimiento de Jesús. Para Lucas, la Antigua Alianza está agotada. La mujer-símbolo es Isabel, que es vieja y estéril. Su marido, un sacerdote de la Antigua Alianza no cree en el mensaje del mismo Dios aún estando dentro del lugar más sagrado del templo. En castigo, quedará mudo. El hijo que nacerá de ellos será un profeta.

      Por otro lado, la Nueva Alianza nacerá de una joven virgen de Nazaret, que rápidamente cree en las palabras del ángel y se presenta como esclava de Dios, cumplidora de la voluntad divina. Entona un cántico semejante al de Ana, la madre de Samuel (Cf. 1 Samuel 2,1-10). La figura de María recuerda a Judith, la mujer-símbolo de la liberación del pueblo, que también entona sus cánticos (Cf. Judit 8,2-14). El hijo que nacerá de María es el mismo Hijo de Dios (Cf. Lucas 1,32).

      El enfrentamiento entre la Antigua y la Nueva Alianza aparece más claro en la presentación del niño en el templo. Simeón y Ana son dos viejos que aguardan con mucha esperanza la llegada del Mesías. Jesús, llevado al templo, es reconocido como Mesías por la Antigua Alianza, pero los herederos de la Alianza serán todas las naciones de la tierra, iluminadas por la luz que llega con ese niño (Cf. Isaías 42,6; 49,6).

            Vimos más resumidamente la narración de Lucas. Un buen ejercicio para nosotros sería ahora reconocer los pasajes del Antiguo Testamento que sirvieron de apoyo para este midrash de Lucas…





 ENCUENTRO 11: La nueva ley y la nueva justicia: “Pero les digo…” (Mateo 5,28).



Mensaje: Dios quiere ante todo justicia para los pobres. El Reino es la implantación de esa justicia. No se trata de justificación o salvación después de la muerte, sino la justicia en este mundo.

La vida cristiana se concreta en el seguimiento de Jesús. Una vida que es una respuesta a los llamados de Dios y de los hermanos. Las diferentes formas de vida religiosa, todas surgieron a partir del llamado popular presente en medio de los pobres.

Entre tanto, hoy, existen varios modelos de vida cristiana. Unos reducen su camino a la fiel observancia de leyes y normas. Otros consideran que estar en medio de los pobres y solidarios con ellos es una prioridad. Desde allí, buscan caminos nuevos, adaptando la vivencia de los carismas a los desafíos colocados por la situación de los pobres.

Para que el Reino se concrete, la justicia practicada por la comunidad de los seguidores de Jesús, debe ser mayor que la de los escribas (Mateo 5,20). Jesús exige una justicia mayor. La comunidad debe superar sus conflictos. Percibimos por el texto, que en la comunidad había quienes llamaban “loco” o “imbécil” a su hermano.

La vida cristiana es siempre búsqueda de un mejor conocimiento y seguimiento de Jesús. Momento crucial que exige discernimiento. Se necesita encontrar caminos para la misión que el mundo está pidiendo y que, al mismo tiempo, muestren ser la voluntad de Dios.



Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.

Nuestra realidad:

  1. ¿Qué nuevas exigencias hemos descubierto al participar de estas reuniones?
  2. ¿Por qué han pasado a ser los pobres una prioridad de la Iglesia latinoamericana?

Palabra de Dios. Mateo 5,13-48: Las normas de la nueva alianza.

  1. ¿De qué manera va Jesús reorientando los mandamientos del Antiguo Testamento?
  2. ¿Qué nuevos criterios presenta Jesús para la vida con Dios y los demás?

Hoy nosotros: Diferencias el espíritu de la letra de las normas de vida

  1. En nuestras prácticas religiosas, ¿cuáles son lo anticuado a no continuar y lo nuevo a fortalecer?
  2. ¿Cómo nos vamos a ayudar a reconocer los llamados de Dios en nuestra iglesia y nuestro grupo?



Oraciones comunitarias. Salmo. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo encuentro

  1. En nuestro próximo encuentro vamos a conocer las propuestas de Jesús para la vida en fraternidad. El texto de estudio es Mateo 18,1-35.
  2. Para aprovechar mejor, distribuir bien las tareas.





Comentario 11: EL SERMÓN DE LA MONTAÑA COMO CAMINO DE PERFECCIÓN



A. VISIÓN PANORÁMICA

Vamos a ver rápidamente las principales divisiones del sermón de la montaña y las claves de lectura para cada división.



  1. La felicidad de los pobres. Las Bienaventuranzas (Mateo 5,3-16). Las bienaventuranzas muestran los destinatarios del Reino y, al mismo tiempo, son la clave de lectura para todo lo restante del sermón de la montaña. Veremos más adelante, con más detalle las bienaventuranzas.
  2. La comunidad debe ser sal y luz (Mateo 5,13-16). La comunidad de los seguidores de Jesús tiene una misión y, al mismo tiempo, descubren que esta misión da sentido al sufrimiento y a la persecución. Esta misión es ser sal de la tierra y luz del mundo. Es realizar como comunidad la misión de todo el pueblo de Israel, el destino del Siervo sufriente, llamado a ser Luz de las Naciones (Isaías 42,6; 49,6; 50,6-9).
  3. El camino de perfección (Mateo 5,17-48). Jesús pide que la justicia, o sea, la práctica evangelizadora de la comunidad, sea mayor que la de los escribas y fariseos, ya que la comunidad debe apuntar para el Reino de Dios. Jesús exige una justicia mayor. También esta parte está con mayores detalles más adelante.
  4. La práctica de la verdadera justicia (Mateo 6,1-16). Esta práctica de una justicia verdadera está simbolizada en las buenas obras que la comunidad acostumbra hacer: la limosna, la oración y el ayuno. Pero lo que Jesús pide aquí es que estas buenas obras sean hechas dentro de una propuesta nueva, de nuevas relaciones.

-          La limosna simboliza una nueva relación con los otros, una relación marcada por el compartir.

-          La oración marca una nueva relación con Dios, aquí llamado “Padre nuestro”.

-          El ayuno marca la relación de la persona consigo misma, privándose de algo que ella misma, posteriormente, comprende que no era una cosa tan imprescindible.

  1. Saber escoger lo fundamental (Mateo 6,19-34). Quien asume el Reino está llamado a hacer una opción fundamental. Esta opción es el Reino de Dios con todas sus consecuencias. La persona debe abandonar todo lo que aparta, desune, provoca injusticias, genera marginación, pobreza, abandono. La persona debe optar entre Dios y el dinero (Mateo 6,19-24), entre sus propias preocupaciones y la práctica de la justicia pedida por el evangelio (Mateo 6,25-34). En fin, siempre debe hacer la opción por la vida en plenitud.
  2. Las actitudes del justo (Mateo 7,1-23). Delante de lo que Jesús pide, ¿cuáles son entonces las actitudes que caracterizan a una persona justa? Básicamente esta actitud está resumida en una frase de Jesús en Mateo 7,12: “Todo lo que desean que le hagan los otros, háganlo a ellos. Pues en eso consiste la Ley y los profetas”. Las distintas actitudes serían: no juzgar (7,1-5), saber discernir (7,6), confiar en el Padre (7,7-11), huir de las ilusiones (7,13-14), evitar los falsos profetas (7,15-20), unir fe y justicia (7,21-23).
  3. Saber construir la vida (Mateo 7,24-27). Complementando sus palabras, Jesús cuenta la parábola de la construcción de la casa sobre una roca y de la construcción de la casa sobre arena (7,24-27). El mensaje es bien claro: cada uno debe saber construir la vida sobre cimientos sólidos. Estos cimientos son las palabras dichas por Jesús.

Una última clave de lectura la dan los oyentes en su reacción. Las palabras de Jesús son dichas con autoridad, provocando admiración en los oyentes y la constatación que las enseñanzas contenidas en ellas, son justicia y vida.



B. Las bienaventuranzas Las propuestas de JESÚS para el Reino

Un resumen es al mismo tiempo la mejor clave de lectura para las palabras de Jesús en el Sermón de la Montaña. De ese modo debemos leer las frases de Jesús conocidas como “Bienaventuranzas” (Mateo 5,3-12).

En las bienaventuranzas descubrimos la felicidad de los pobres, las propuestas de Jesús para la construcción del Reino de Dios, los fundamentos para la nueva sociedad. La mejor traducción de la palabra “bienaventuranza” es la de “felicidad”. No cualquier felicidad, sino una felicidad que el propio Dios ofrece y que nadie puede quitar. A partir de las palabras de Jesús, descubrimos el tipo de gente que encuentra la felicidad en el Reino de Dios: los pobres (5,3), los que lloran (5,4), los mansos (5,5), los que tienen hambre y sed de justicia (5,6), los misericordiosos (5,7), los de corazón puro (5,8), los pacíficos (5,9), los perseguidos por causa del Reino de Dios (5,10). Dios hace su opción por los pequeños, por los pobres, por aquellos que nada son a los ojos del mundo (Cf. 1 Corintios 1,26-30).

La felicidad para estas personas surge como consecuencia de esta elección. En las señales de la presencia de Dios en la vida de estas personas. Ellas tendrán el Reino (5,3), que se revela en cosas muy concretas: la posesión de la tierra (5,5), el fin de las maldades que causan el dolor y el sufrimiento (5,4), el triunfo de la justicia (5,6), la práctica de la solidaridad y de la fraternidad (5,7), el descubrimiento de una nueva experiencia de Dios, revelado como “Padre” (5,9; Cf. Mateo 6,9), que une a todos con lazos de comunidad.

En las bienaventuranzas encontramos la clave de la felicidad propuesta por Jesús. La felicidad de cada persona está en la posibilidad de recomenzar la vida construyendo nuevas relaciones, dentro de una nueva perspectiva. En el Reino, la tierra, los bienes materiales, serán propiedad de los son mansos, humillados, sin-tierra. Estos afligidos encontrarán consuelo. Las relaciones con el próximo serán hechas en justicia y en misericordia, las bases de la Antigua Alianza (Os 6,6). Los puros y los pacíficos estarán en comunión con Dios. Todos serán llamados “hijos de Dios”. Esta red de nuevas relaciones es lo que llamamos “Reino”.



C. La nueva justicia

En la época de Jesús, la propuesta religiosa que animaba a la gente era el procurar “ser justo”. Todos buscaban ser justos a los ojos de Dios. Esta propuesta era incentivada por los líderes religiosos del pueblo: los escribas y los fariseos.

El camino para alcanzar esta justicia era la práctica de la Ley de Dios y los mandamientos. Con esta práctica se demostraba la perfecta observancia. Cumplir la Ley y hacer la voluntad de Dios era una misma cosa. Las autoridades religiosas obraban así y exigían que todo el pueblo entrara por el mismo camino. De muchas maneras la Ley de Dios, interpretada y explicada por los escribas y fariseos, interfería la vida y el quehacer diario de la gente (Cf. Mateo 7,1-13). Los doctores de la Ley terminaron colocando al pueblo en una gran prisión: las cadenas del legalismo (Lucas 11,45-52). Según esta doctrina, “ser justo con la ley de Dios” sustituía “hacer justicia con los demás”.

La propuesta de Jesús no es abolir la Ley de Dios (Mateo 5,17), sino abrir un camino que había sido olvidado por los escribas. Este camino, la Nueva Justicia, era reconducir la Ley a su efecto original. Para Jesús, justicia es ante todo, la fidelidad al sentido comunitario de las normas legales. Leída de este modo, en su radicalidad, la Ley de Dios pasaba a ser seguida de otra manera y quien hacía esto practicaba una justicia mayor que la de los escribas.

Reconducir la Ley a su originalidad y buscar en la Ley su propuesta primera: la de ser un camino, un rumbo seguro para el encuentro con Dios en la vivencia personal y comunitaria de nuevas relaciones. La ley, por lo tanto, existe como un servicio, una propuesta. El engaño de los escribas era ver en la Ley un fin en sí misma. Exigir la estricta observancia, y de una manera individualista, era como colocar a Dios contra la pared: yo cumplo todos los mandamientos, por lo tanto, ¡estoy salvo! Jesús condena violentamente a los fariseos por esta postura de total confianza en las instituciones legales (Cf. Lucas 13,14-17). Quien permanece en esta observancia ciega, olvida la gratuidad de la gracia de Dios.

La Ley, en verdad, es un servicio a la vida, a la justicia, a la verdad, al amor. Por eso mismo, debe ser vivida en su raíz, en su originalidad (Cf. Mateo 12,1-8). Cuando la Ley dice “no matar”, el mandamiento no puede ni debe ser leído apenas en una perspectiva personal, individual. El mandamiento pide que de hecho la convivencia humana sea fraterna y que los mecanismos que generan muerte sean destruidos.

Recordando el espíritu que sostiene a cada mandamiento, cada enunciado de la Ley, Jesús muestra el camino de perfección: el Reino de Dios. En el Reino no hay lugar para divisiones. Las relaciones serán construidas y vividas en el amor y en la gratuidad. El modelo de perfección propuesto por Jesús es el mismo Padre celestial, que, en su misericordia (Lucas 6,36) acoge a todos, haciendo que el sol salga sobre buenos y malos (Mateo 5,45).

Al presentarnos la Nueva Justicia, Jesús lanza las semillas de lo Nuevo. Al mismo tiempo pide que cada uno de nosotros pongamos en juego todas sus fuerzas en la construcción de una sociedad justa. Esta propuesta de comunidad tiene como modelo al propio Dios Trinitario. Comunidad congregada en el amor. Imitando este ser de Dios y practicando la Nueva Justicia, nuestras comunidades harán surgir esta Sociedad Nueva.





ENCUENTRO 12. Vivir en comunidad
“Yo estoy en medio de ustedes” (Mateo 18,20)



Mensaje: Jesús proviene de una comunidad de vida y de amor: La Trinidad. Todos estamos llamados a vivir en comunidad porque nuestra fuente primera es la Trinidad. Las dificultades son un reto para encontrar el verdadero camino de Dios y de la felicidad.

Lo nos proponemos en las CEBs (Comunidades Eclesiales de Base) es el seguimiento de Jesús en una vida de comunidad de hermanos y hermanas al servicio de los pobres. Nos sentimos llamados a concretar diariamente la propuesta de vida de comunidad de los primeros cristianos (Hechos 2,42-47). Nuestro encuentro de hoy habla de esta vivencia y convivencia.

El trozo del evangelio de Mateo de hoy reúne las enseñanzas de Jesús en diferentes géneros literarios, tales como mandamientos, parábolas y otros. Parte importante de este trozo son los pasajes en que Jesús se refiere a los “pequeñitos”. Este texto resalta los valores característicos de una comunidad de seguidores de Jesús.



Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.

Nuestra realidad:

1.      ¿Cómo estamos viviendo personalmente un mejor seguimiento de Jesús?

2.      ¿Qué estamos haciendo colectivamente para seguir mejor a Jesús?

Palabra de Dios. Mateo 18,1-35: Nuevas relaciones y nuevos criterios.

3.      ¿De qué puntos trata principalmente esta lectura?

4.      ¿Qué lecciones sacamos de estas diversas enseñanzas de Jesús?

Hoy nosotros: Continuar en la fidelidad a la Comunidad cristiana

5.      ¿Qué orientaciones sacamos de nuestras reflexiones para nuestra vida personal?

6.      A partir de lo conversado, ¿qué compromisos sacamos para nuestro grupo?

Oraciones comunitarias. Salmo. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo encuentro

1.      Nuestro próximo encuentro de estudio será sobre la propuesta de Jesús para una nueva relación entre las personas. El texto de estudio es Mateo 19,1-15 y el de apoyo: 1 Corintios 13,1-13.

2.      Para aprovechar mejor el estudio, distribuir las tareas.





Comentario 12. La vida en comunidad: Las características de una comunidad cristiana



A. Entendiendo la propuesta de JESÚS

El capítulo 18 del Evangelio de Mateo reúne enseñanzas para la vida en comunidad. Estas enseñanzas fueron agrupadas y redactadas por el evangelista como si Jesús las hubiese dicho todas juntas. En verdad, las enseñanzas son una gran respuesta contenida en el evangelio, para aquellos que se preguntaban después del bautismo: ¿qué debo hacer ahora que he resuelto seguir el camino propuesto por Jesús? Esta respuesta venía de la siguiente manera:

1.      Quien sigue a Jesús debe vencer todo deseo de superar a otros o tener espíritu de competencia. Esto significa dejar de lado toda idea de división, de marginación de las personas, como si los otros, dentro de la comunidad, fueran adversarios o enemigos. No reproducir dentro de la comunidad los vicios de la sociedad (Mateo 18,1-5).

2.      Evitar el escándalo. Eso significa evitar el contra-testimonio y saber llevar una vida digna de la condición de un seguidor de Jesús (Mateo 18,6-9).

3.      Saber recibir al hermano o a la hermana, saber buscar a quien se apartó. Preguntarse con sinceridad: ¿qué lo llevó a salir de comunidad? (Mateo 18,10-14).

4.      La corrección fraterna. ¿Qué hacer con un hermano o hermana que erró o faltó con la comunidad? Hay caminos diferentes para la corrección fraterna (Mateo 18,15-18).

5.      La comunidad debe perseverar en la oración. Debe rezar siempre. La oración crea unidad (Mateo 18,19-20).

6.      Saber perdonar siempre, totalmente, con generosidad, sin límites. Un perdón radical y sin exigencias (Mateo 18,21-34).

La conclusión de Jesús: Saber comportarse en la vida del mismo modo que lo hace Dios. Dios nos trata de la misma manera como tratamos a los demás (Mateo 18,35).



B. Clarificando un poco mas



  1. ¿Quién es el mayor en el Reino de Dios?

      La propuesta de Jesús es superar las tentaciones de huir del camino y de la misión, rechazando todas las posibilidades de ser “mayor” (Mateo 4,1-11). En la sociedad vale quien es mayor. Mayor es quien tiene poder, prestigio, riquezas, saber o técnicas. Es aquel que manda, que decide. La búsqueda por ser el mayor lleva a la lucha por el poder. El espíritu de competencia invade todas las actividades y relaciones de la persona.

      La comunidad no puede reproducir la ideología dominante en la sociedad: “Los reyes de las naciones las tiranizan… entre ustedes no sea así…” (Cf. Lucas 22,25-26). Los miembros de la comunidad no pueden copiar los vicios y reproducir los falsos valores encontrados en la sociedad.

      Por lo contrario, la comunidad debe ser una propuesta diferente. Todos deben vencer la tentación de poder, así como Jesús venció y no se desvió del camino que le era propuesto por el Padre (Cf. Mateo 4,11). Ante tentación de poder, Jesús les presenta un niño a los discípulos, y junto a él, una propuesta: conviértanse y vuélvanse como un niño, o sea en la presencia de aquel que no tiene poder.

            La imagen del niño evoca debilidad, confianza absoluta en sus padres, humildad, pobreza, carencia. El niño es lo opuesto a la fuerza. Jesús propone algo difícil: ante la fuerza de este mundo la comunidad debe reaccionar como si fuera un niño.



  1. ¿Cómo evitar los escándalos?

      ¿Qué es un escándalo? Para el evangelio, es dar un falso testimonio, como los escribas y fariseos. Escándalo, para Jesús, es la hipocresía del que habla y no vive lo que dice, engañando a los pobres (Cf. Mateo 23,25-27). Es llevar para dentro de la comunidad el mismo modo de pensar y obrar, las mismas divisiones y conflictos, odios y riñas, que existen en el mundo.

      Evitar el escándalo es, por una parte, vencer el engaño que ciega a la humanidad y, por otra, abrir los ojos a la nueva propuesta que brota de la vida comunitaria. Entrar en la comunidad significa superar la ideología y los comportamientos presentes en el mundo.

      Vivir en comunidad significa pasar por un proceso de transformación total; arrepentirse y convertirse, como lo pide Jesús (Cf. Mateo 4,17). Escándalo sería entrar en la comunidad sin vivir este proceso transformador. Sin cambiar la vida.

      Los que sufren el escándalo, son los pequeños. Para el evangelio de Mateo, estos pequeños son los pobres, los débiles, los humildes, los que lloran, los que tienen sed de justicia. En fin, son todos aquellos para los que el Reino fue destinado (Cf. Mateo 5,3-8; 11,25-30). Si los pobres entran en la comunidad y encuentran las mismas estructuras que los destinaban a la pobreza, quedarán escandalizados. La comunidad, de esta forma, no presenta nada nuevo. Tan solo reproduce los vicios de la sociedad. Los pobres perderán la fe en Dios.

      Para evitar los escándalos, Jesús no da tregua (18,8-10). El Reino supone las rupturas más radicales. Jesús no da oportunidad a los tibios (Cf. Apocalipsis 3,15-16). Para él es imposible que alguien hable de algo que no está viviendo. Y cuando alguien acaba siendo motivo para que otro se aparte del camino propuesto por Dios, Jesús lo llama “adversario” (Cf. Mateo 16,23).



a.      Saber buscar a las ovejas perdidas

      Mateo cambia el contexto de la parábola de la oveja perdida. En Lucas estaba dirigida a los escribas y fariseos (Cf. Lucas 15,1). En Mateo está dirigida a la misma comunidad cristiana.

      La parábola pide que la comunidad reflexione: ¿por qué alguien que estaba en el camino se desvió? ¿Cuál es la actitud de la comunidad ante esta persona? ¿Qué culpa tuvo la comunidad? ¿Por qué una persona se decepciona con el mensaje de Jesús?

      Son preguntas que molestan. ¿Cómo obrar y qué criterios adoptar delante de un hermano o una hermana que se apartó del camino? Jesús presenta tres posibilidades: primero, el diálogo fraterno entre el ofensor y el ofendido. La iniciativa según Jesús, pertenece al ofendido. Si no da resultados, llamar algunas personas para que ayuden en el proceso de reconciliación. La última instancia es la comunidad.

      Pero lo más importante es saber buscar a tiempo a quien está en proceso de apartarse. La comunidad debe ser como Jesús, que vino a salvar lo que estaba perdido, recuperar a quien ya se perdió (Cf. Lucas 19,10). Es bueno notar que lo que fue dicho a Pedro en Mateo 16,19, vale aquí para cualquier persona dentro de la comunidad.



b.      La oración comunitaria

c.                   La unidad de una comunidad se consigue en la práctica de la oración en común. Desde el principio, la comunidad encontró en la oración un camino de perseverancia, un medio eficaz de vencer todas las dificultades de la vida comunitaria (Cf. He 2,42-47).

d.                  Jesús garantiza su presencia en medio de la comunidad siempre que “dos o más” estén reunidos en su nombre. Al mismo tiempo, la oración es la garantía de que el Padre que está en los cielos oye y provee las necesidades de la comunidad (Cf. Mateo 6,8; Juan 15,7.16).



e.       El pecado de un hermano y el perdón

      Para el perdón, no hay límites. Jesús enseña en su respuesta, que el deseo de perdonar debe ser siempre mayor que el deseo de venganza (Cf. Génesis 4,24). Pedro estableció un límite para el perdón. Pero Jesús, al contar la parábola, deja claro que delante del amor generoso que el Padre tiene por nosotros, la exigencia de perdonar pedida a cada uno de nosotros es algo muy pequeño.

      El poder de perdonarse le da a toda la comunidad. Ninguno de la comunidad puede apartarse de este ministerio de perdonar. La comunidad reproduce la actividad del propio Padre que está en los cielos (Cf. Mateo 18,35). Los ministros ordenados son los garantes de este perdón de Dios para rehacer la comunidad.



C. La comunidad hoy

La vida en comunidad siempre fue una señal fuerte, un testimonio verdadero para el mundo y para la sociedad. La vida comunitaria muestra un modelo nuevo ante todo aquello que defiende una sociedad egoísta, violenta, individualista y prepotente. Por eso mismo la sociedad ejerce una fuerte represión a este modelo, principalmente en el campo de los valores. La ideología dominante niega los valores defendidos por el modelo comunitario de vida. La sociedad tiende a ridiculizar cualquier protesta que defienda valores contrarios a los que ella misma exige para su propia sobrevivencia.

La vida en comunidad hoy, sea de religiosos o de laicos, debe ser el espacio en que se viva y se defiendan los valores negados por la gran sociedad consumista y opresora. Para transformarse de hecho en un sacramento de vida nueva, la comunidad es siempre un lugar de fraternidad, de reconciliación. Un espacio que valorice la vida y la vida para todos.



Valores comunitarios:

1.      La Comunidad es un espacio de servicio. La comunidad es el lugar en que se concreta la nueva relación pedida por Dios. Un espacio en que hay relación en el servicio. La comunidad debe evitar reproducir las relaciones marcadas por el poder y por la dominación. Las relaciones reflejan la fe y las propuestas evangélicas.

2.      La Comunidad es un espacio de coherencia. La comunidad busca siempre evitar el escándalo de no testimoniar esta vida nueva. El espacio que elimina las amarras que impiden la comunión entre Dios y los pobres. La comunidad es el lugar en que es evidente el encuentro entre Dios y los más pequeños.

3.      La Comunidad es un espacio de oración. La comunidad es el lugar de una conversación abierta y total con Dios en la oración. En comunidad se celebra la certidumbre de que Dios está en medio de nosotros.

4.      La Comunidad es un espacio de perdón. La comunidad, por su testimonio de perdón, es luz para los pobres, dentro de lo que pide Jesús (Cf. Mateo 5,14). Esta es la gran misión de la vida en comunidad. Cada comunidad debe tener en mente que la vida es revelación de Dios. En la vida en comunidad, Dios se hace presente. Y en la nueva propuesta de este testimonio de vida, se realiza el Reino.





ENCUENTRO 13. UNA nueva relación DE PAREJA
“Al comienzo no era así” (Mateo 19,8).



Mensaje: El matrimonio es la alianza de 2 personas que representa, por una parte, la alianza de Dios con la humanidad y, por otra, la alianza de Cristo con la Iglesia. Eso es el compromiso de los matrimonios cristianos.

Hoy vamos a estudiar las propuestas de Jesús para las relaciones humanas: las relaciones de las personas consigo mismas y las relaciones Varón-Mujer. Estas relaciones siempre llevan consigo las marcas del tiempo y de la sociedad. Por mucho tiempo estas relaciones tuvieron la marca del machismo y del patriarcado, acompañados por la violencia contra la mujer. Por eso mismo, vamos a comenzar nuestro encuentro conversando sobre esto.

El texto de hoy narra polémicas y discusiones entre Jesús y los fariseos, que dejan confusos a los discípulos de Jesús. El texto habla de la relación en el matrimonio. Las palabras de Jesús llevan a algunos a rechazar el matrimonio. A partir de estas reacciones, Jesús hace la propuesta de una castidad asumida libremente por causa del Reino de Dios. Para Jesús lo importante en cualquier estado de vida, es el amor.

Jesús es desafiado por los fariseos. Basados en la propia Biblia (Deuteronomio 24,1-4) los fariseos defienden el divorcio. Dentro de la mentalidad patriarcal y machista de esa época, al hombre le bastaba un motivo cualquiera para despedir a la mujer.



Bienvenida. Canto. Acogida y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.

Nuestra realidad: La armonía en la pareja es fruto de una lucha constante

  1. ¿Cuándo están fallando nuestras relaciones de pareja?
  2. ¿Por qué, en la pareja, se dan el machismo y la discriminación?

Palabra de Dios. Mateo 19,1-15: La pareja es imagen de Dios-Comunidad.

  1. ¿Cuál es el aspecto resaltado por Jesús que hizo problema para sus oyentes?
  2. ¿Por qué volvió a insistir Jesús en la fidelidad de la pareja matrimonial?

Hoy nosotros: El matrimonio es primero un proyecto de vida común

  1. ¿Cómo aplicamos a nosotros las enseñanzas de Jesús?
  2. ¿Qué conclusiones sacamos de toda estas reflexiones?

Oraciones comunitarias. Salmo 127. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo encuentro

1.      En nuestro próximo encuentro vamos a conocer el evangelio escrito por Lucas. El primer encuentro es sobre la Madre de Jesús. El texto de estudio es Lucas 1,26-56 y el de apoyo: 1 Samuel 2,1-10.

2.      Para aprovechar mejor los estudios, distribuir las tareas. No olvidar leer la introducción al evangelio de Lucas.





Comentario 13. CÉLIBES PARA EL REINO DE DIOS: Sentido de la castidad.

“Hay quienes no se casan por causa del Reino” (Mateo 19,12)



A. Profundizando el texto

Uno de los tres signos que anticipan la llegada del Reino entre nosotros, es el voto de castidad, asumido en la vida religiosa y por un buen número de laicos y laicas dedicados a la evangelización. Por el texto de estudio, vemos que los discípulos se sorprendieron cuando Jesús rechazó el antiguo derecho legal de “expulsar a la mujer” (Mateo 19,8-9; Cf. Deuteronomio 24,1-4). Al hacer eso, Jesús rechazaba a toda una sociedad construida sobre los cimientos de patriarcas y machistas: el varón manda, decide, domina. La mujer siempre aparece como una víctima de las decisiones el varón: ‘El varón se casa cuando quiere y la mujer cuando puede’…

Ante la posición de Jesús busca una relación Varón-Mujer es su igualdad original (Cf. Génesis 1,27; 2,22-24), los mismos discípulos reaccionan: “Dentro de esta propuesta de igualdad, mejor es no casarse”. O sea, el machismo imposibilita la convivencia del varón con una mujer consciente de su dignidad, capacitada, inteligente, con responsabilidades asumidas, con igual espacio, derecho y poder en la sociedad (Cf. Ester 1,9-22). Para el sistema patriarcal es inaceptable que el varón pierda el poder sobre la mujer.

Jesús concluye de una manera que nos sorprende y llama la atención hacia el tema tratado en este subsidio: de nada vale llevar una vida célibe si es una fuga de las relaciones igualitarias, si no es basada en el amor mutuo y la corresponsabilidad. Este tipo de vida es condenado por Jesús. El nos enseña que el matrimonio es algo serio, radical, difícil. Pero que huir no es solución. Con la misma seriedad, radicalidad y dificultad, se debe asumir la vida consagrada en castidad. Tanto el casamiento como el celibato deben ser asumidos como señales plenas del Reino de Dios, o sea, asumidos con amor libre y generoso.



B. JESÚS establece nuevas relaciones

Dentro de las celebraciones de Pascua, reviviremos la propuesta de Jesús para las relaciones humanas. Conocemos la palabra de Jesús “no hay mayor prueba de amor…”, sabemos que Jesús pide a los que entran en la dinámica del Reino, que sepan construir todas sus relaciones dentro del modelo del amor absoluto que él propone. La verdadera relación construida en el amor es aquella que se realiza por la entrega radical de la vida, sin exigir nada en cambio.

Es una propuesta difícil, sin ninguna duda. Pero observando la vida del mismo Jesús, podemos vislumbrar las oportunidades de vivir de vivir de una manera idéntica, imitando sus actitudes.



  1. Jesús sabe acoger a las personas. Las ama con solo mirarlas. Jesús traduce en su mirada todo su amor por la persona que procura seguir el camino del evangelio (Marcos 10,21). El amor de Jesús se manifiesta en la nueva propuesta de una vida plena. Es una mirada llena de amor y un buen punto de partida para una relación.



  1. Los evangelios testimonian el gran amor de Jesús por sus discípulos y discípulas

-          Sus buenas amigas son Marta y María. Jesús llora con ocasión de la muerte de su amigo Lázaro y la gente testimonia su gran amor por él (Cf. Juan 11,33-35).

-          En los momentos más importantes de su misión, Jesús Llama a sus discípulos más íntimos: Pedro, Santiago y Juan (Cf. Marcos 5,37). También sabemos que existía un discípulo al que Jesús amaba (Juan 13,23).

-          Todos los evangelios confirman que Jesús Resucitado se aparece primero a las mujeres, destacando a Magdalena (Juan 20,1).

-          Jesús ama a sus seguidores y seguidoras hasta el fin (Cf. Juan 13,1). Todos los que lo siguen son amigos y amigas de Jesús (Juan 15,15). A ellos les lava los pies y deja un mandamiento de amor (Juan 13,14.34-35). El camino indicado por Jesús es el del amor que crece en la medida en que seguimos el camino de su propuesta (Juan 15,14).



  1. Las relaciones de Jesús con las mujeres superan todos los preconceptos establecidos en su época.

-          Jesús se deja tocar por la mujer marginada por causa de la impureza (Marcos 5,27-30), convirtiéndose él mismo en un impuro en su gesto solidario.

-          Del mismo modo, al permitir que le lave los pies con sus lágrimas una mujer considerada pecadora (Cf. Lucas 7,44-50), Jesús le perdona todos sus pecados, mostrando que el amor y el perdón caminan siempre juntos.

-          Jesús defiende a la mujer adultera, contradiciendo las leyes vigentes: No la condena como tampoco la disculpa, pero denuncia la hipocresía de los varones (Juan 8,1-11).



  1. Seguir la propuesta de Jesús se hace en etapas.

-          El primer paso es el amor de quien ama a su prójimo como a sí mismo (Lucas 10,27). Nos relacionamos con los otros en la medida en que nos sabemos relacionar con nosotros mismos.

-          Luego, debemos saber amar como el mismo Jesús nos ama (Cf. Juan 13,34; 15,12). En nombre de este amor entregamos la vida a los demás por amor, del mismo modo que Jesús entregó la suya (Juan 15,13). En nombre de este amor abrimos un espacio en nuestra vida al pobre, al marginado, al despreciado, al excluido.

-          La plenitud de la propuesta de Jesús surge cuando nuestro amor a los otros es tan intenso como el amor que une a la misma Trinidad (Cf. Juan 5,19-20). Quien no ama, no conoce a Dios, porque Jesús es amor (Cf. 1 Juan 4,8).



C. El sentido del voto de castidad

Un voto marca una entrega al Reino, total, plena, generosa cuando se elige o acepta el estado de soltería. Por eso mismo, es un don de Dios, porque solamente la gracia de Dios da fuerzas para sostener esta opción radical. Y esto es válido para la pobreza, para la obediencia y para la castidad. ¿Qué nos enseña el voto de castidad de los religiosos y las religiosas?

            La castidad no es primero un proyecto negativo de abstenerse de relaciones sexuales, de contraer matrimonio o de gozar con su cuerpo, como si todo esto fuera malo. La castidad es un modo digno de tratar nuestro cuerpo y una manera digna de comunicarse con los demás. Todos debemos estar castos respeto a nosotros mismos y a los demás: se trata de una calidad de relación hecha de verdad, de sencillez y de transparencia. Si queremos ser un testimonio para los demás, hay que comenzar por sí mismo y por nuestras relaciones entre hermanas. Por eso, hay que entender positivamente el sentido del cuerpo y de la sexualidad. Cuando se habla de ser transparente, hay pensar en el agua: un agua es transparente cuando es pura y limpia. Igual para nosotros, somos transparentes cuando somos puros y limpios de corazón, de mirada y de gestos y acciones. La castidad es esta clase de pureza y transparencia.

Un voto es vivido como un signo que anticipa el Reino. El voto de castidad es una propuesta que desafía la capacidad humana de amar. Envolviendo relaciones de Varón-Mujer, vivir la castidad exige que cada uno conozca su cuerpo, desenvuelva su afectividad, cultive la ternura. Que sepa abrirse a sí mismo y a los otros. Y desenvolver al máximo, en la medida en que camina en la propuesta, la capacidad de cada uno de amar gratuitamente.

Siendo un signo, el voto de castidad es asumido como presencia y fuerza del Reino de Dios en medio de la humanidad. Es un signo profético concretado en la simplicidad de la vida, en la fraternidad marcada por una alegría contagiante. Los que asumen conscientemente este voto saben que significa un compromiso total con el Reino, abrazando todo su ser, incluyendo la afectividad y la sexualidad.

El voto de castidad es un compromiso radical con el Reino, renunciando a constituir una familia, a la seguridad y al calor de un hogar. Se vive en una dimensión de solidaridad, dentro de una vida comunitaria que exige total libertad para la misión. Quien asume el voto de castidad afirma su total entrega y prontitud, en un gesto gratuito y libre en su compromiso con el Reino.

Como todo gesto profético, la castidad será siempre un signo cuestionador frente a una sociedad como la nuestra, sumergida en el erotismo, cerrada en el individualismo, dirigida hacia la búsqueda irresponsable del placer, marcada por la comercialización del cuerpo y del sexo. La persona cerrada sobre sí misma, incapaz de aceptar y convivir con la alteridad del otro o de la otra en su individualidad, jamás estará en paz consigo mismo, sea en el casamiento o en el celibato.

Encaradas de esta manera, las palabras de Jesús siempre serán un cuestionarse para los que huyen de las relaciones profundas y verdaderamente humanas, sea en el celibato, sea en el casamiento. El voto de castidad tiene su valor exactamente por ser un signo generoso, abierto y gratuito del Reino, pidiendo la superación de todo egoísmo.

La relación en la castidad supone la identificación entre las personas, en un pacto con Dios y con el proyecto del Reino. Es lo que percibimos en la respuesta de Rut cuando Noemí le sugiere que vuelva a los suyos en Moab:

-          “No insistas conmigo para que te deje. Para donde tú vayas yo iré, donde esté tu casa, será la mía.

-          Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios” (Rut 1,16-17).