miércoles, 29 de mayo de 2013

Curso actualizado de Biblia



L A   B I B L I A
Relacionada con América Latina y nuestra vida personal



Curso bíblico, CEBs Continentales. Guayaquil, 2012. PR.
PR: Estas siglas indican que los comentarios
son de este su servidor, Pedro Pierre.


 MÓDULO  1 :  JESÚS  DE  NAZARET  Y  SU  PROYECTO  DEL  REINO.


CONTENIDO DEL MÓDULO 1: JESÚS DE NAZARET Y SU PROYECTO DEL REINO
1.       Jesús y el contexto de su época
2.       Jesús y el anuncio del Reino
3.       Jesús y los pobres
4.       Por qué Jesús fue perseguido y muerto
5.       El sentido de la muerte de Jesús
6.       Él está vivo en medio de nosotros
7.       Comunidades coherentes con la práctica de Jesús
8.       Las imágenes de Jesús


Tema  1 :  JESÚS  Y  LA  SITUACIÓN  DE  PALESTINA.


INTRODUCCIÓN DE LA UNIDAD
En esta unidad te informarás sobre la situación sociopolítica y económica que privaba en Palestina en el tiempo en que Jesús inició su predicación. La comprensión de la postura que Jesús adoptó ante el imperio romano y el poder local de la región depende en gran medida del conocimiento -aunque sea básico- de la realidad inmediata que se retrata en los evangelios. Uno de ellos, el de Mateo, retrata de manera muy clara esta situación.

OBJETIVOS DE LA UNIDAD
  • El alumno obtendrá una visión elemental de la realidad que rodeó a Jesús en su época.
  • El alumno ubicará las acciones de Jesús en un contexto de movimientos populares y liberadores


 D E S A R R O L L O   D E L   T E M A.

La encarnación o inserción de Jesús en Palestina no es una casualidad: Dios quiso que fuera así. Unos 2000 años antes, tampoco fue casualidad que Dios ayudara a un Pueblo de esclavos a liberarse. Con estos acontecimientos, Dios nos da un claro mensaje de lo que quiere: no hay situaciones desesperadas para nadie ni para ningún pueblo. Si unos esclavos lograron liberarse, no hay situaciones que hagan imposible una vida mejor.
Si Jesús aceptó vivir en un tiempo de muchas dificultades y contradicciones, también es posible para nosotros lograr tener una vida, digna, fraternal y solidaria, y alcanzar la felicidad. Como para el Pueblo de Moisés y para Jesús, no nos faltarán problemas y conflictos, pero podemos salir adelante: Jesús y el Pueblo de Dios salieron adelante en las peores crisis porque Dios así los quiere. Ellos nos muestran un camino y nos abren paso a la esperanza.


A. DIOS QUISO PARA JESÚS UN LUGAR PARTICULAR PARA LA ENCARNACIÓN DE JESÚS
Al nacer en Palestina, Jesús asumió todos los condicionamientos humanos de aquella época. Dios quiso que los asumiera con una opción particular, es decir, en medio de los pobres donde pesan más. “Siendo de condición divina, se despojó a sí mismo y asumió la condición de siervo, uno en medio de muchos” (Filipenses 2,6-7). “Siendo rico, se hizo pobre’ (2 Corintios 8,9), ‘hijo de carpintero’ (Mateo 13,55). Veamos los principales condicionamientos que Jesús tuvo que aceptar.
Al nacer en Palestina, donde reinaban la pobreza, la dominación, la explotación, la marginación religiosa, Jesús confirma la fe y la práctica liberadoras de su pueblo.
̵            Jesús confirma la fe liberadora de su pueblo. Jesús asume la fe que le enseñaron María y José, la fe del Magníficat (Lucas 1,50-53): “Dios… deshizo a los soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes. Colmó de bien a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías”. Jesús confirmó que Dios se identifica con los pobres que se liberan.
̵            Jesús confirma la práctica liberadora de su pueblo. El pueblo de Jesús es un pueblo “rebelde” que no acepta la esclavitud ni la explotación, se rebela contra esta situación y busca una convivencia social alternativa, desde Abraham y Sara, con Moisés y Miriam, con los Profetas y los Sabios. De la misma manera que un pueblo de esclavos salió de la esclavitud de Egipto y luego de Babilonio, Jesús invita a su pueblo a sacudir el yugo de las autoridades religiosas judías y de los invasores romanos. El Reino es la confirmación de la convivencia comenzada con Moisés y nunca abandonada del todo, a pesar de todas las dominaciones internas e invasiones externas.
Jesús viene a decir que Dios quiere a un pueblo libre, creyente y fraterno, contra todos los poderes que se lo impedían.

B. LA REALIDAD CONFLICTIVA DE PALESTINA
                Palestina  vivía una situación de pobreza creciente, de dominación inhumana y de marginación religiosa escandalosa. Jesús nace, vive y crece en esta realidad durante 30 años. Conoce en carne propia esta situación y las resistencias que siempre se manifiestan entre sus compatriotas.

  1. La Palestina, un país dominado por los Romanos y explotado por las élites judías
La Palestina es un pequeño país  de la extensión de la provincia del Guayas… Jesús, nacido en Belén de Judá (Mateo 2,1), fue criado en Nazaret de Galilea (Lucas 4,16). Hablaba el arameo, con el acento de los de Galilea. La samaritana lo vio como judío (Juan 4,9), y los judíos de Judea como galileo (Mateo 26,69). Jesús fue, como los pobres de hoy, un “ambulante”: nacido en un lugar, criado en otro, residente en otro.

  1. En Galilea
Jesús fue criado en la provincia norteña de la Palestina, Galilea, en el pequeño pueblo de Nazaret. Era una zona rural donde la explotación de los poderosos, judíos y romanos, era muy pesada. No tuvo oportunidad de estudiar mucho, tuvo que trabajar como campesino. No era hijo de algún doctor de la ley ni de algún sacerdote, no pertenecía a ningún grupo religioso en particular: “Uno más”.

  1. La familia de Jesús era campesina
Jesús nació en una familia campesina, laico y pobre. Es posible que, en el tiempo de los Asmoneos (142 a 63 antes de Cristo), la familia de José haya tenido que emigrar de Belén de Judea (Lucas 2,4) para vivir y trabajar en Galilea. Como todos los judíos del campo, Jesús trabajó de peón en las haciendas. Además, aprendió la profesión de su padre (Mateo 13,55) y sirvió al pueblo como carpintero (Marcos 6,3). Sabemos que, luego, sus parientes no entendieron porque se fue donde su primo Juan Bautista y se lo molestaron cuando, una vez asesinado Juan Bautista, continuó su obra de bautizar. Hasta lo quisieron llevar a su casa pensando que estaba loco (Marcos 3,21); una vez sus compatriotas lo quisieron echar al barranco porque no les quiso hacer ningún milagro (Lucas 4,28-30); otra vece “sus hermanos” les pidieron que se vaya a manifestar allá en Jerusalén (Juan 7,3-8)…

  1. Bajo la ocupación de los Romanos
Jesús era una víctima de un sistema imperialista, explotador e inmisericorde. Desde el año 63 antes de que naciera, los Romanos habían invadido su país. Jesús nació fuera de su casa (Lucas 2,4-7), porque, en esos días, el emperador romano había mandado hacer un censo para el cobro de los impuestos (Lucas 2,1-3). Después de su nacimiento fue perseguido por la tiranía del rey Herodes (Mateo 2,13). Su infancia fue marcada por la violencia: los doce primeros años de la vida de Jesús fueron uno de los períodos más violentos de la historia de Palestina.

  1. Los 30 primeros años
De sus treinta y tres de vida, Jesús pasó treinta en el anonimato, en Nazaret, un pueblo sin importancia (Juan 1,46), donde vivió aprendiéndolo todo: en su casa, con la familia, en su comunidad, con el pueblo. Esa fue la escuela de Jesús. Viniendo a salvar a toda la humanidad, no salió de Palestina; viniendo a transformar la historia del planeta, vivió solamente treinta y tres años. La geografía y la cronología de la vida de Jesús son muy limitadas.

C. LA INSERCIÓN DE JESÚS EN LA REALIDAD SOCIAL Y POLÍTICA DE SU TIEMPO (Curso Continental).
                Jesús ve con sus ojos la implacable y mortal dominación romana y el desprecio que sufren sus paisanos campesinos de parte de las autoridades religiosas, ocupadas a acrecentar sus privilegios y su complicidad con los Romanos.

  1. La dominación romana
La Palestina sufrió durante siglos un proceso continuo de dominación y opresión. En verdad, el Reino del Norte conoció su caída en el 722 a. C., y el Reino del Sur en el 587 a. C. El pueblo de Palestina pasó por la dominación de los babilonios, de los medos, de los persas, de los griegos y, en tiempos del Nuevo Testamento, de los romanos. Son siglos de dominación cultural, opresión política y expropiación económica, empobreciendo gradualmente a la población de Palestina.
El imperio romano se mantenía mediante la ocupación militar, la esclavitud de la mayoría de la población y el cobro de fuerte impuestos. Los romanos conquistaron Palestina en el 63 a. C., con la toma de Jerusalén por Pompeyo. Permanecieron en Palestina hasta el año 132 d. C., o sea casi 2 siglos. Siempre mantuvieron un alto grado de violencia contra la población mediante saqueos, destrucción de ciudades y cobro de impuestos (tributos) altísimos. El Evangelio de Mateo retrata muy bien esa realidad, indicando que Jesús, el carpintero de Nazaret, tenía un buen conocimiento de esa dura realidad de su pueblo: "Jesús recorría todas las ciudades y poblados, enseñando en sus sinagogas, predicando la Buena Noticia del Reino y curando todo tipo de dolencias y enfermedades. Viendo a las multitudes, Jesús tuvo compasión, porque estaban cansadas y abatidas, como ovejas sin pastor" (Mt. 9,35-36).


  1. El cobro de los impuestos
"Las multitudes cansadas y abatidas" reflejan la situación del pueblo de la época de Jesús. Era robado a través de los impuestos pesadísimos, que hacían de la vida de los pobres un infierno. La expresión, en griego, está muy próxima a lo que dice nuestro pueblo brasileño cuando alguien es explotado en el trabajo: "Estão tirando o couro do povo": (Al pueblo le están sacando el cuero). La expresión afirma que el pueblo está como oveja esquilada sin piedad. El cobro de los impuestos, por parte de los romanos, se hacía así:
̵            25% de toda cosecha y de los productos de los artesanos.
̵            11% de anona: un impuesto para la manutención de las tropas romanas en Palestina.
̵            10% de aduana (una pequeña parte de este impuesto quedaba para el Estado Judío).
Tenemos, pues, un total de 46% de impuestos que eran recaudados por los romanos. Estaba además el cobro de aproximadamente el 14% de los impuestos que se recaudaban para el Templo, referentes a las “primicias” (primeros frutos de la tierra), a los “primogénitos” (los primeros nacidos entre los animales y las personas, de sexo masculino), al “diezmo” (10% de toda la cosecha y de la producción, yendo una parte para los pobres) y a la “didracma” (ofrenda anual, dada en dinero, igual para todos). El total de impuestos llega al 60% de toda la producción. La población se quedaba con menos de la mitad de lo que producía. Ese proceso iba empobreciendo cada vez más al pueblo. ¡Y los pobres se iban quedando cada vez más pobres! Jesús de Nazaret no es alguien ajeno a esa problemática. Por el contrario, su predicación y su práctica van a revelar la injusticia presente en su época.

  1. Jesús de Nazaret, discípulo de Juan el Bautista
Jesús conoce toda esa realidad y se coloca frontalmente contra ella, pues estaba impidiendo la vida de la gran mayoría de la población de la época. El período que va del año 4 antes de Cristo al 6 después de Cristo está marcado por una explosión de violencia contra la población. Flavio Josefo habla de una masacre de 3 mil personas, en el año 4 d.C., en Judea, durante el gobierno de Arquelao. Poco tiempo después, en Galilea, la represión romana se hizo sentir directa y violenta. Varo, general romano, vino para reprimir una revuelta en Séforis, ciudad muy próxima de Nazaret, tomando prisioneros a 2 mil rebeldes y mandándolos a crucificar alrededor de Jerusalén (3). En este período Jesús debería estar saliendo de la infancia y entrando en la adolescencia, y ciertamente tendría conocimiento de esa dura realidad.
En esta situación apareció Juan el Bautista que predicaba la conversión o el castigo de Dios a todos, judíos y romanos, para encontrar una salida a tantos sufrimientos. El hecho de hacerse discípulo del Bautista indica tanto el descontento como la esperanza de cambio. Juan el Bautista era un profeta que denunciaba las injusticias contra el pueblo (Lucas 3,10-14). Por causa de su predicación fue preso y posteriormente asesinado en la cárcel. Jesús asume el mismo camino dándole una nueva perspectiva: el Reino (cf. Mc.1, 14-15) y, por causa de su predicación y su práctica, será también condenado y ejecutado.

  1. Una situación de doble esclavitud

a)       La esclavitud por la ley. Desde la vuelta del exilio en Babilonio en 538 antes de Jesús, los líderes del Pueblo, en particular los sacerdotes Nehemías (445) y Esdras (398) centraron su identidad en la ley y la raza se volvía (Esdras 7,25-26; 9,2; 10,3; Nehemías 9,2; 10,29-30). La ley tenía un sinnúmero de observancias muy estrictas. Por esto, gran parte del pueblo sencillo era imposibilitado de observar la ley y las muchas normas de la tradición (M 7,4-13; Mateo 23,23). De esta manera, quedó marginado como gente ‘ignorante y maldita’ (Juan 7,49; 9,34). De hecho todos los campesinos estaban en una situación esclavitud al servicio de los grandes propietarios de tierras. Los sacerdotes, los doctores de la ley y los funcionarios del templo sacaban provecho de esta situación cobrando impuestas también ellos. Esto era lo que más atormentaba al pueblo en los quehaceres diarios y se sentía descontento. Esta lucha contra esa esclavitud religiosa fue lo que marcó la vida y la práctica de Jesús.

b)       La esclavitud romana. Además de esta esclavitud de la ley judía, existía la dependencia al Imperio Romano. La ocupación de la Palestina por los Romanos comenzó en el año 63 antes de Jesús: los Pueblos dominados debían pagar a Roma fuertes impuestos. El tributo a Roma pesaba más sobre el pueblo sencillo. Por eso, la época en que Jesús nació era de hambre, pobreza y enfermedades, con mucho desempleo (Mateo 20,3-6) y endeudamiento (Mateo 6,12; 18,24-28). Había clases altas y ricos poderosos, como las de los terratenientes y de los sacerdotes, contentos con los romanos (Juan 11,47-48), a quienes no les importaba la pobreza de los pequeños (Lucas 15,16; 16,20-21; 22,25).
Había también grupos de oposición a los romanos, como los fariseos y esenios, que se identificaban con las aspiraciones del pueblo (Hechos 5,36-37). Todo esto creaba muchos conflictos, tensiones y levantamientos (Marcos 15,7; Mateo 24,23-24), seguidos de una represión sangrienta que mataba sin piedad (Lucas 13,1).
La dureza de esta situación influía en la manera de vivir la fe. Por una parte, existía la religión oficial, ambigua (Lucas 20,46-47) y a veces opresora (Mateo 23,4.23-32), organizada en torno a las sinagogas de los pueblos y al templo de Jerusalén (Mateo 21,13). Y por otra, existía la piedad popular, igualmente ambigua, pero resistente, con sus devociones y prácticas propias (Mateo 21,8-9; Lucas 2,41; 21,2; Juan 6,14). De esta piedad se valen Juan Bautista y Jesús, pero en un sentido positivo y liberador.

C. EL MOVIMIENTO POPULAR
La doble situación de esclavitud creó una situación confusa, sin alternativa de solución. Había conflictos en todos los niveles de la vida: en lo económico, social, político, ideológico, cultural y religioso. El pueblo estaba dividido, sin condiciones de reencontrar la unidad. Es por esta situación sin salida que el movimiento popular de la época estaba en un proceso de radicalización, en el sentido de que buscaba raíces y motivaciones más profundas. No queriendo ser la víctima perpetua de las represiones romanas y no encontrando resonancia ni respuesta en los líderes oficiales, el movimiento popular buscaba sus propios caminos.
Poco a poco se iba transformando en un movimiento profético amplio que llamaba al Pueblo a regresar a su origen, es decir, a la Alianza con Dios mediante el proyecto social igualitario de Moisés. Jesús se incorporó en este proceso de radicalización del movimiento popular. Vamos a analizar ahora las varias etapas de este Movimiento Popular desde la llegada de los Romanos.

  1. Una rebelión popular sin rumbo, del 63 al 37 antes de Jesús
El comienzo de la conquista romana fue época de mucha anarquía por la inestabilidad política que generó. El pesado tributo reintroducido por roma y las continuas guerras internas del imperio romano, fueron desastrosos para el pueblo de  Palestina. Del 57 al 37, o sea, en apenas 20 años, explotaron en Palestina seis rebeliones contra los Romanos. El historiador judío Flavio Josefo dice al respecto: “robar es la práctica común de este pueblo”. No tenían otro modo de subsistir: sin ciudad propia, sin tierras, vivían únicamente en grutas con sus animales. Así era el pueblo empobrecido de Galilea, al que no le quedaba ya nada. Todo le había sido arrebatado. Sus continuas revueltas, reprimidas violentamente eran el fruto de la desesperación.
En este periodo, el movimiento popular no tenía rumbo. El Pueblo seguía a cualquier caudillo que les prometía liberarlo del tributo injusto. Así sucedió con Alejandro y Aristóbulo, miembros de la familia real depuesta por Roma en el 63, que querían reconquistar el poder; o con Pitolau y Ezequías, líderes populares de origen campesino. Para reprimir las revueltas, los romanos contaban con la ayuda de Herodes, un extranjero que, antes de ser rey de toda la Palestina, fue comandante militar de Galilea (47-41 AC). Fue él quien enfrentó y mató a Ezequías, el famoso jefe de los revoltosos, que actuaba en Galilea.

  1. Represión y desarticulación del movimiento popular, del 37 al 4 a.C.
En el período en que Herodes fue nombrado rey hubo de relativa calma: la represión brutal de la policía de Herodes impedía cualquier manifestación popular. Era el periodo de la así llamada ‘Paz Romana’, la paz de los cementerios. Por la reorganización administrativa del imperio en vista de las futuras conquistas, la ‘Paz Romana’ trajo cierta estabilidad económica, pero para el imperio y sus aliados locales. Para los pueblos dominados no era paz, sino pacificación violenta. Poco antes de la muerte de Herodes, dos fariseos, Matías y Judas, ambos doctores de la ley, consiguieron hacer una protesta. Llevaron a sus alumnos a derribar el águila, símbolo del poder romano, que Herodes había colocado en la puerta del templo de Jerusalén. Como era su costumbre, Herodes reaccionó con violencia: mandó a quemar vivos a los dos profesores y a cuarenta de sus alumnos.

        En cuanto a Jesús, él nació al final del gobierno de Herodes, por el año 6 antes de nuestra era. De la infancia de Jesús en esa época, Lucas escribió: “El niño crecía, se desarrollaba y estaba lleno de sabiduría” (Lucas 2,40).

  1. Las grandes tensiones en los años de Jesús (4 a.C. a 27 d.C.)

a)       Revoluciones mesiánicas, del 4 aC. al 6 dC. Después de Herodes, fue el período de gobierno de Arquelao, en Judea. Fueron diez años de mucha violencia. Por ejemplo, el día que llegó al gobierno, fiesta de Pascua, Arquelao masacró tres mil personas en la plaza del Templo. Los peregrinos que escaparon, dieron la alarma, y la revuelta explotó en todo el país. Pero ya no era una revuelta sin rumbo.
Los líderes de este período apelaban a las antiguas promesas hechas a David y se presentaban como ‘Rey y Mesías’. Esto fue el caso de Judas en Galilea, de Simón en Perea, de Atronges en Judea. El pueblo los seguía en masa, señal de que el movimiento popular buscaba una motivación más profunda vinculada a la fe en Dios y con las tradiciones y promesas antiguas. La represión romana fue lenta, pero violenta. Séforis, capital de Galilea, fue quemada y su población esclavizada. Jerusalén por rendirse escapó de la destrucción, pero dos mil revoltosos fueron presos y crucificados alrededor de la ciudad.
En este mismo periodo, allá en Nazaret, el niño Jesús, saliendo de la infancia y entrando en la adolescencia, “crecía en sabiduría, estatura y gracia delante de Dios y de los hombres” (Lucas 2,52). Recordemos que Nazaret quedaba apenas a ocho kilómetros de Séforis, la capital de Galilea que fue destruida por los romanos en esa época.

b)       Celo por la ley y tiempo de revisión, del 6 al 27 dC. En el año 6 después del nacimiento de Jesús, Roma asumió directamente el control de la Palestina. Después de Arquéalo, fue transformada en una provincia romana gobernada por procuradores romanos. El gobierno interno continuaba en las manos del Sumo Sacerdote, nombrado por Roma. La aristocracia de los saduceos, dueños de tierras y ligados al comercio internacional, apoyaba la política romana. Un nuevo censo fue decretado para reorganizar la administración interna y garantizar el cobro del tributo. Esto provocó una fuerte reacción popular, inspirada en el celo por la Ley. Se recordaba que, en el pasado, este celo por la Ley ya había dado razón a Finjas (Números 25,11), al profeta Elías (1 Reyes 19,10; 18,40; Eclesiástico 48,2) y a Matatías (1 Macabeos 2,24-26). Ahora, este mismo celo, liderado por Sadoc y Judas de Gamla, hacía que el Pueblo, por no dar su nombre en el censo no pagara el tributo a los romanos. Este modo de pensar fue aceptado por mucha gente. Era una nueva forma de resistir, una especie de desobediencia civil. Esta época marcó otro paso más en este proceso de radicalización de la lucha del pueblo, después de la malograda revuelta popular y del mesianismo. Con todo, el celo por la ley profundizaba la visión. El peligro era que ‘los celosos’ tenían la tentación de reducir la observancia de la Ley a la oposición contra los romanos. Esto ocurrió más tarde, en el movimiento de los 'zelotes'.
                El cambio de régimen con ocasión de la deposición de Arquelao, trajo una calma relativa. Pero siempre continuaban revueltas esporádicas, como la de Barrabás (Mc 15,7) y la de los galileos (Lucas 13,1), con la inmediata represión romana. El celo ardía como un fuego oculto en las cenizas, sin posibilidad de salida. Se sentía el peligro de que Roma acabara con el templo y toda la nación (Juan 11,48), como de hecho sucedió en el año 70 dC (Lucas 13,34-35; 19,41-44). La calma era solo una tregua, una ocasión ofrecida por la historia, o sea por Dios, para hacer una revisión del camino y de la lucha del pueblo (Lucas 13,3.5).

En este período, el joven Jesús, llegando a la adolescencia, comenzaba a participar plenamente de la vida de la comunidad. Vivía en el campo de Nazaret y trabajaba de sus manos, participaba en las reuniones de la sinagoga y ayuda a la gente de su región prestando servicios como carpintero. Y esto durante casi veinte años, desde los 12 hasta los 30 años de edad. Conoció bien a toda su provincia por de pueblo en pueblo como artesano ambulante. ¿Qué iba a ser de él con el testimonio de Juan Bautista y la rebeldía que sentía adentro? Jesús se incorporó dentro del movimiento popular de su tiempo, a la manera de Juan Bautista, pero con su visión propia de hacer presente el Reino de Dios con características peculiares. “Detrás de mí viene uno que es más grande que yo” (Juan 1,30) proclamaba Juan Bautista. Por eso se decía de Jesús: “¡Este es verdaderamente el Profeta!” (Juan 7,40).
Jesús cambiará la propuesta de Juan Bautista afín de salir de esta situación. Juan Bautista denuncia el pecado y propone una conversión personal. Para él, le Mesías es aquel que viene a limpiar los pecadores para establecer una religión pura que traerá la justicia para todos. Jesús no denuncia el pecado sino el sufrimiento y sus causas sociales; no exige sólo una conversión personal, sino un cambio en las relaciones sociales, en la religión y en las estructuras de dominación. Por otra parte, no solamente denuncia y exige un cambio, sino se pone a practicar esta nueva manera de convivir y de relacionarse con Dios: eso es el Reino. Con Jesús los pobres descubren que pueden vivir y convivir de mejor manera y sentir que Dios está con ellos en esta nueva realidad.
Hay mucha relación entre la situación del pueblo de Jesús y su práctica con la situación de los pobres de nuestro país y continente: la miseria causada por las desigualdades locales y nacionales y el saqueo por los países industrializados del Norte y sus transnacionales. Siempre en América Latina hubo resistencia y formas de vida alternativas para sobrevivir. Somos un continente creyente en el Dios de la Vida que lucha con nosotros para salir adelante y proponer a los demás continente una alternativa de sociedad…


RESUMEN
                No se puede entender a Jesús si no se conoce la realidad de su país. Las palabras y hechos de Jesús, su vida y su muerte son las respuestas a su propuesta del Reino: un cambio de sociedad en lo socio-económico y religioso, desde el protagonismo de los pobres. Jesús actualizó para su época el proyecto de Moisés.
  1. La ubicación de Jesús en Palestina no es casualidad.
̵            Jesús confirma el caminar de su pueblo tanto en su búsqueda de sociedad libre, equitativa y fraterna, como de una fe en un Dios liberador de los pobres organizados y decididos.
̵            La inmensa mayoría de Palestina se encontraban en una situación parecida a la esclavitud de Egipto en tiempos de Moisés.
  1. Jesús vive durante unos 30 años en Nazaret.
̵            Palestina es un pequeño país de unos 100 km de norte al sur y 70 de este a oeste (provincia del Guayas). Era compuesto de 3 regiones: Judea al sur, Samaria al centro y Galilea al norte. La Galilea era una zona rica y de gente rebelde: los terratenientes tenían las mejores tierras y mantenían a la población en la miseria extrema. Nazaret era un pequeño pueblo sin importancia de esta región.
̵            Jesús nace en una familia campesina pobre, cuyo padre era también carpintero. Conoce a los largo de su niñez e infancia la realidad de miseria, violencia y rebeldía común a todos sus paisanos.
  1. Palestina era un país doblemente sometido.
̵            A las dominaciones de Egipto, Asiria, Persa y Griega había sucedido la dominación romana. En tiempos de Jesús era particularmente explotadora y violenta: por las revueltas continuas se crucificaba a miles de gente y se arrasaba con ciudades enteras.
̵            Al nivel religioso desde 4 siglos, los sacerdotes había asumido todos los poderes, en complicidad con los romanos, y hecho de la religión un lugar de privilegios para su clase. Las innumerables leyes eran difícilmente practicables para los pobres que quedaban condenados y marginados.
̵            Los impuestos eran exageradamente altos, percibidos tanto por los romanos como por las autoridades judías: llegaban a 60% de la producción agrícola
  1. Jesús se hace discípulos de Juan Bautista
̵            Juan Bautista es un profeta que se inscribe en las numerosas propuestas (con los Fariseos, Esenios, Zelotes…) de cambio tanto religioso como social. Con él, toman un tono profético: la conversión personal para acoger el Mesías anunciado que devolvería la libertad y la justicia a la manera de Moisés. Al ser bautizado por Juan, Jesús entra en esta dinámica y rebeldía social y religiosa.
̵            Al ser Juan asesinado en la cárcel, Jesús retoma su voz y testimonio, cambiando las propuestas. Más que del pecado Jesús se preocupa del sufrimiento; no sólo busca una conversión religiosa personal, sino que crea con los mismos pobres un movimiento que vive la fraternidad, el compartir y la fe en un Dios liberador. Eso lo llama el Reino.
̵            En el Reino, los pobres son los protagonistas de esta nueva manera de vivir y creer. Es un movimiento comunitaria no violenta que manifiesta una alternativa de sociedad favorable a los pobres y una fe conforme a la tradición religiosa iniciada por Moisés y Miriam, experimentada en tiempo de los Jueces, pregonada por los Profetas y los Sabios.


PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO
  1. ¿Qué cosas nuevas hemos descubierto?
  2. ¿Qué reacciones provocaba la opresión romana con la complicidad de las autoridades religiosas judías?
  3. ¿Qué parecidos encontramos con la realidad de nuestro país, tanto en la situación de pobreza como en las alternativas sociales y religiosas?
  4. ¿Qué conclusiones sacamos para nosotros individualmente y para nuestro grupo?






Tema  2 :   J E S Ú S   Y   E L   A N U N C I O   D E L   R E I N O.


Contenido
̵            Presentación. Objetivos.
̵            Desarrollo del tema. Resumen.
̵            Preguntas para el diálogo.
̵            Anexos:
1. Sentido bíblico de los Años sabáticos y jubilares
2. La misión de Jesús fue el Reino


PRESENTACIÓN

Es bueno recordar el texto del papa Pablo 6º: “El Reino es lo único absoluto”, en su carta encíclica de 1975 “El anuncio del Evangelio” (8). “Cristo, en cuanto evangelizador, anuncia ente todo un Reino, el Reino de Dios; tan importante que, en relación a él, todo se convierte en ‘lo demás’ que es dado por añadidura (Mateo 6,33). Solamente el Reino pues es absoluto y todo el resto es relativo. El Señor se complacerá en describir de muy diversas maneras la dicha de pertenecer a ese Reino, una dicha paradójica hecha de cosas que el mundo rechaza (Mateo 5,3-12); las exigencias del Reino y su carta magna (Mateo 5-7), los heraldos del Reino (Mateo 10), los misterios del mismo (Mateo 13), sus hijos (Mateo 18), la vigilancia y la fidelidad requerida a quien espera su venida definitiva (Mateo 24-25)”.
Es bueno recordar también las palabras de Van del Mersch: “¡La verdad, Pilato, es estar del lado de los pobres!”.

OBJETIVOS
-       Se podrá confrontarse la palabra Reino con la perspectiva liberadora de Jesús, en continuidad con el Antiguo Testamento.
-       Se aprenderá a estar atento a la exigencia de un cambio de la vida para los pobres. También comprenderá la realidad social puede y debe cambiar desde el protagonismo de los mismos pobres: esa fue la experiencia de Moisés y la de Jesús.

Comentarios personales. PR.

Notar bien que el Reino es “de los pobres” y se construye desde y con ellos. Eso fue la práctica de Jesús, de los primeros cristianos y de la Iglesia de las CEBs.
DESARROLLO  DEL  TEMA

El Reino de Dios es el centro del mensaje de Jesús. Aparece 162 veces en el Nuevo Testamento, de las cuales 121 veces está en los Evangelios Sinópticos. Por lo tanto, “Reino” es una palabra muy importante para conocer el mensaje de Jesús. La palabra "Reino", para los paisanos de Jesús, está ligada a la gran expectativa de cambio con la venida del Mesías. Dios viene para cambiar la suerte de su pueblo, como en tiempos de Moisés. Jesús, visto como profeta, continuando el mensaje y testimonio de Juan el Batista, predica la llegada del Reino de Dios: "Después que Juan el Bautista fue preso, Jesús volvió a Galilea, predicando la Buena Noticia de Dios: ‘El tiempo ya se ha cumplido, y el Reino de Dios está próximo. Conviértanse y crean en la Buena Noticia" (Marcos 1,14-15). Anuncia, en su primer discurso en la sinagoga de Nazaret, que la era mesiánica con todos sus dones y bienes está aconteciendo con él y que los pobres son los primeros destinatarios de esa buena nueva: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me consagró con la unción, para anunciar la Buena Noticia a los pobres; me envió a proclamar la liberación a los presos y a los ciegos la recuperación de la vista; a liberar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor" (Lucas 4,18-19)”.

Jesús retoma un texto del profeta Isaías (Isaías 61,1-3), escrito hace más de 500 años, para anunciar que nuevamente llega el "Año de gracia del Señor". En verdad, Jesús retoma el "Jubileo" bíblico, en el que las tierras debían volver a sus antiguos dueños (a cada familia: cf. Levítico 25,8-17; Deuteronomio 15,1-23; Nehemías 5,1-11), creando las condiciones para una sociedad justa, solidaria y de igualdad. A esto apunta el Papa Juan Pablo II para la celebración del jubileo del año 2000: sugiere que se dé la cancelación de la deuda externa de los países pobres, para que puedan retomar el crecimiento (TMA, 51) y, de ese modo, contribuir a disminuir la desigualdad existente en la sociedad actual.

Al retomar el texto de Isaías, Jesús atrae sobre sí la oposición de los poderosos de la época, porque su propuesta viene a modificar las relaciones y las estructuras sociales existentes entonces. La persecución no tarda en llegar. El propio texto de Lucas ya lo señala, indicando que el primer mensaje de Jesús es visto como subversivo y debe ser detenido: "Cuando oyeron esas palabras de Jesús, todos en la sinagoga se pusieron furiosos. Se levantaron y expulsaron a Jesús de la ciudad. Y lo llevaron hasta lo alto del monte sobre el cual estaba construida la ciudad, con intención de lanzarlo al precipicio" (Lucas 4,28-29).

Estamos aquí ante el tema del “chivo expiatorio” o “Siervo Sufriente”. Jesús es visto como alguien que subvierte el orden y por eso se le debe cerrar el paso. En otras palabras, el mensaje del Reino es un mensaje conflictivo, en la medida en que choca con los intereses de las clases dominantes, que no aceptan los cambios que pueden traer beneficios a los pobres y excluidos. Nosotros sabemos que Jesús fue coherente con ese mensaje y que a causa de él fue perseguido durante su vida y, al final, muerto. Jesús entra en la historia para que acontezca el Reino. Es perseguido y muerto por causa del Reino. De este modo, es preciso comprender la importancia del Anuncio del Evangelio del Reino para poder comprender la vida, la muerte y a resurrección de Jesús.

Uno de los objetivos del mensaje del Reino es realizar el vuelco de la situación para que la gran mayoría del pueblo de Palestina pueda participar plenamente de la vida. San Juan traduce ese mensaje del Reino, mostrando que Jesús viene para que todos/as tengan vida, y vida en plenitud, en abundancia (Juan 10,10). Por eso su práctica se realiza el rescate de la vida. En ese sentido el “Evangelio o Buena Nueva” es, en primer lugar, la defensa y promoción de la vida. Es devolver la vida a quien está siendo excluido de ella. Para Jesús, evangelizar es rescatar la posibilidad de vida para quien no tiene vida. Es recrear la esperanza, la utopía para quien está aplastado por la situación de opresión y exclusión y que no ve salida o alternativa. El mensaje del Reino proclama, en palabras y hechos, que Dios continúa de actuar en este mundo. Muestra que la presente situación se puede cambiar, porque Dios tiene el poder de cambiarla.

La práctica de Jesús, relatada por los evangelios sinópticos, muestra el Reino en realización. En la práctica de Jesús el Reino va aconteciendo y las personas van siendo liberadas y salvadas: "Juan estaba en la prisión. Cuando oyó hablar de las obras del Mesías le envió algunos discípulos para que le preguntaran: ‘¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?’. Jesús respondió: ‘Vuelvan y cuéntenle a Juan lo que ustedes están oyendo y viendo: los ciegos recuperan la vista, los paralíticos andan, los leprosos son purificados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la Buena Noticia. ¡Feliz aquel que no se escandaliza a causa de mí!’ ” (Mateo 11,2-6; cf. Lucas 7,18-23).

Este relato de la práctica de Jesús muestra que el Evangelio no es sólo un discurso y mucho menos una doctrina. El Evangelio es “Buena Noticia en acción que cambia la situación de vida de las personas. Es Buena Noticia que rescata la vida, permitiendo condiciones y espacios de vida para quien no tiene vida, salud para quien no la tiene, hogar para quien no tiene casa, tener casa, tierra para quien no tiene, dignidad para quien no es tratado como gente, ánimo y esperanza para quien ya está como muerto... Los milagros de Jesús son un signo y una anticipación de cómo debe ser el Reino. Sus parábolas son imágenes sobre cómo es el Reino de Dios.

Muchos dirán que no podemos realizar lo que Jesús realizó. Sin embargo, en el Evangelio de Juan, Jesús afirma: "Yo les aseguro: quien cree en mí hará las obras que yo hago, y aún mayores, porque yo voy al Padre" (Juan 14,12). Jesús es el gran evangelizador.
La Iglesia tiene como misión fundamental evangelizar a la manera de Jesús. Y nosotros tenemos que evangelizar, anunciar buenas noticias en palabra y hechos, personal y colectivamente.
Hoy nosotros, tenemos que rescatar la vida de millones de hermanos y hermanas, comenzando por nosotros y nuestro alrededor. A nivel local el gran desafío de la evangelización hoy es el rescate de la vida y al nivel internacional la condonación de las deudas (Mt 25,31-46.)


El Reino es “la misión de Jesús”. El la palabra que más veces aparece en los labios de Jesús, según los Evangelistas.

El “cambio” es no sólo espiritual sino económico, político y socio-cultural.
El proyecto de Dios con Moisés es el comienzo por la manera equitativa de vivir en sociedad; Jesús lo perfeccionará y llamará “el Reino de Dios”. Abarca toda nuestra vida personal y colectiva.
Recordemos que la misión de Moisés tenía un triple objetivo:
1.      Liberar a su pueblo de Egipto,
2.      Sellar una alianza con Dios y
3.      Organizarse en una sociedad igualitaria.

Ver más adelante unos comentarios sobre “el Jubileo”.

“TMA” es la abreviación de “Tercer Milenio Aveniente”, carta encíclica del papa Juan Pablo 2º, año 1994, sobre el Año Jubilar 2000 en la Iglesia.





El Reino es precisamente un cambio de relaciones: con uno mismo, con los demás, estructurales (o sociales), y religiosas.


Me gusta el versículo 30 de Lucas 4: ¡“Pero Jesús pasó por medio de ellos y siguió su camino”!

Un lindo texto sobre el “Siervo sufriente” aplicado a Jesús se encuentra también en Isaías 52,13-53,12.








Juan 10,10: “He venido para que tengan vida y la tengan en plenitud”.



La utopía es comenzar a construir hoy lo que mañana será una realidad.

La particularidad del mensaje y de la práctica de Jesús es precisamente construir el Reino desde y con los pobres.

Nuestra misión hoy es hacer acontecer el Reino en nosotros individualmente y en nuestro entorno.







Por esta razón -cambio de situación de las personas-, Jesús, en la parábola del juicio final, pregunta cómo hemos reaccionado efectivamente con los que pasan necesidades materiales (Mateo 25,31).






“Evangelizar” es humanizar, en todas sus dimensiones, la vida de las personas (dignidad), los pueblos (culturas), las sociedades (política), los países (economía), el mundo (naturaleza), el cosmos (belleza).

RESUMEN
1.      “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia; el resto vendrá por añadidura” (Mateo 6,33).
2.      Juan Bautista hablaba con el pecado. Jesús actúa contra el sufrimiento. Juan habla de castigo; Jesús es compasivo.
3.      Jesús comienza por plantear el “Año de la Gracia del Señor”, es decir del Jubileo: recuperar la tierra, perdonar las deudas, liberar a los esclavos y dejar descansar la tierra.
4.      El Reino choca contra los poderosos. Por eso, en seguida de su discurso en Nazaret, lo quieren “echarlo al barranco”.
5.      El Reino el la Buena Nueva del Reino entre los pobres, en acción, o sea la promoción y defensa de la vida.
6.      Jesús busca humanizar a todos los atropellados por la vida, los demás, la religión para que recobren valor y recuperen su dignidad.
7.      Hoy, en nuestra Iglesia:
̵            O gritamos, como Juan Bautista, contra el pecado: hablando de disciplina, doctrina, moral, castigo, condenación…
̵            O denunciamos el sufrimiento y trabajamos juntos para reducirlo, al ejemplo de Jesús.
8.      Hoy el Reino está en camino:
̵            Encuentra resistencia en los que no quieren perder sus privilegios (poder y dinero) o que, por egoísmo o ambición, destruyen la vida de los demás. Todo un sistema está destruyendo el Reino.
̵            El Reino acontece en todos los que nos unimos para concientizarnos, compartir, organizarnos y solidarizarnos con los que quieren cambiar.
̵            Los cristianos celebramos esta presencia y este crecimiento del Reino, o sea la defensa y promoción de la vida.


PARA EL DIÁLOGO
1.      ¿Qué hemos descubierto de nuevo en este tema?
2.      ¿Cómo entendemos el Reino anunciado y comenzado por Jesús?
3.      ¿Dónde está aconteciendo hoy el Reino de Dios?
4.  Y nosotros, ¿dónde y cómo vamos a hacer crecer el Reino de Dios?


RESUMEN
  1. El Reino es lo único absoluto: “Busquen 1º el Reino de Dios y lo demás vendrá por añadidura” (Mateo 6,33).
  2. Ubicar bien a Jesús.
̵            Juan Bautista luchaba contra el pecado y pedía conversión personal y justicia.
̵            Jesús luchó contra el sufrimiento y llamó a los pobres para vivir y creer de otra manera.
̵            La Iglesia habla de disciplina, condenación, cielo a conseguir, salvación del alma…
  1. Desde el principio Jesús plantea el Reino mediante el “Año de la gracia”:
̵            Perdonar las deudas
̵            Liberar a los esclavos
̵            Dejar descansar la tierra
̵            Recuperarla…
Ya desde este primer discurso, quieren lanzar a Jesús “al precipicio”…
  1. El Reino choca contra los dominantes: la lucha es contra la riqueza para aliviar la pobreza.
  2. El Reino es la Buena Nueva en acción, desde los pobres conscientes y organizados:
̵            Defensa y promoción de la vida
̵            Recuperar la dignidad
̵            Quitar las necesidades
  1. El Reino está en camino: Eso es la propuesta.
̵            Hay resistencia: muchos buscan conservar sus privilegios de tener, poder, aparentar… Colaboran en la destrucción de los demás. Hay mucho egoísmo, competencia, maldad organizada.
̵            Hay avances cuando se revive la compasión en cada uno de nosotros y cuando nos unimos para compartir.
  1. Hoy “evangelizar” es humanizar, concientizarse, organizarse, solidarizarse, celebrar el Reino..


A N E X O S  (PR).

CONTENIDO
  1. Sentido bíblico de los Años sabáticos y jubilares
  2. La misión de Jesús fue el Reino


A. SENTIDO BÍBLICO DEL AÑO JUBILAR. PR.

Además de los 10 mandamientos o Carta Magna del Pueblo de Moisés, se dio también leyes sociales mediante la celebración de los años sabáticos y jubilares. Veamos.

  1. El pueblo de Moisés celebraba 2 grandes aniversarios cada 7 y 50 años
Entre las fiestas del Pueblo de Moisés, 2 de ellas tenían una particular importancia: la del año sabático, que tenía lugar cada 7 años, y la del año jubilar o jubileo, que tenía lugar (no siempre) cada 7 semanas de años, o sea, cada 50 años.
El objetivo de estas 2 fiestas era triple:
-          Mantenerse en el proyecto de igualdad iniciado por Moisés, o sea, proteger a los pobres.
-          Conservar relaciones de justicia, o sea, positivamente, promover el bien común.
-          Alegrarse comunitariamente con Dios.

  1. El año sabático comportaba 3 compromisos:
-          Dejar descansar la tierra durante todo el año (Éxodo 23,10),
-          Perdonar todas las deudas contraídas (Deuteronomio 15,1-3),
-          Liberar a los esclavos (Deuteronomio 15,12-18).
El motivo de esta práctica era la orden de Dios: ‘No debe haber pobres en medio de ti’, Deuteronomio 15, 4.

  1. El año jubilar retomaba el año sabático y añadía un 4° compromiso:
-          Primero, se revisan los 3 compromisos del año sabático, Levítico 25,1-7.
-          Luego, las familias que hayan pedido su parcela de tierra o propiedad familiar, la recuperan, Levítico 25,8-13.
El motivo de esta práctica es la concepción que tiene el Pueblo de Moisés. (Dice Dios): ‘La tierra no puede venderse para siempre, porque la tierra es mía’, Levítico 25,23.

No deja de llamar la atención este compromiso socio-económico sacado de la misma fe en el Dios del Sinaí. Eso tiene muchas enseñanzas para nosotros personalmente y para nuestras Comunidades.

‘Si  yo  no  me  implico  en  política,  no  me  implico  en  justicia  ni  en  amor  fraternal’
Monseñor Pedro Casaldáliga, Brasil.


B. LA MISIÓN DE JESÚS FUE HACER ACONTECER EL REINO DE DIOS

            Mensaje: Jesús anunció y actualizó la llegada del reino de Dios. ‘Díganle a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos andan, los muertos resucitan, la buena nueva es anunciada a los pobres…’ (Mateo 11,4). Eran estos los signos de la presencia del Reino

            Juan Bautista denunciaba el pecado y predicaba el cambio de vida en el desierto: “Conviértanse; el hacha está a la raíz de todo árbol malo”. Jesús se adhirió a su mensaje de Juan Bautista. Cuando Jesús supo que Juan Bautista estaba preso, volvió a Galilea (Mateo 4,12) y asumió su misión. Comenzó a recorrer el país con este mensaje: ‘El plazo está vencido, el Reino de Dios se ha acercado. Tomen otro camino y crean en la Buena Nueva’ (Marcos 1,15). ‘El Reino de Dios ya está en medio de ustedes’ (Lucas 17,21) porque los pobres recobran esperanza y los enfermos son sanados. Su llegada era don de Dios. El esfuerzo a realizar consistía en aceptar este Reino y comprometerse con él poniendo en marcha una nueva convivencia social y una nueva relación con Dios.
            ¿Qué análisis hacía Jesús de la realidad para llegar a esta conclusión? ¿Dónde estaba ese Reino? Jesús pensaba que la persona que cambiase su vida por causa de él y de su práctica, es decir viviendo como él vivía, también cambiaría su modo de vivir, de organizar la sociedad y de creer; se volvería capaz de percibir la llegada del Reino (Mateo 11,25; 13,11). El Reino lo iba a cambiar todo: lo religioso como lo socio-político, por el protagonismo de los pobres. Juan había dado a comprender que el Reino estaba llegando a través de un juicio de fuego para quemar los pecados; Jesús veía que por medio del servicio, de la fraternidad, del compartir y de la sanación de las dolencias, el Reino se hacía presente.
Vamos a ver algunos aspectos de esta práctica de Jesús, en que el Reino se hacía presente: son unas señales de la presencia del Reino mediante la práctica propia de Jesús entre los pobres.

A. JESÚS CONVIVIÓ CON LOS MARGINADOS Y LOS ACOGIÓ
Jesús ofreció un lugar a los que no tienen lugar en la convivencia religiosa de su país. Recibió a los que no eran recibidos:
̵            Los inmorales como prostitutas y pecadores (Mateo 21,31-32; Lucas 7,37-50; Juan 8,2-11);
̵            Los herejes como paganos y samaritanos (Lucas 7,2-10; 17,16; Mc 7,24-30; Juan 4,7-42);
̵            Los impuros como leprosos y poseídos (Mateo 8,2-4; Lucas 17,12-14; 11,14-22; Mc 1,25-26.41-44);
̵            Las y los marginados/as como mujeres, niños, enfermos de todo tipo (Mc 1,32-34; Mateo 8,17; 19,13-15; Lucas 8,1-3);
̵            Los colaboradores del imperio como publicanos y soldados (Lucas 18,9-14; 19,1-10);
̵            Los pobres, o sea, la gente del pueblo y quienes no tenían poder (Mateo 5,3; Lucas 6,20.24; Mateo 11,25-26).
Conclusión. Jesús anunciaba el Reino para todos. No excluía a nadie, pero, su particularidad era de anunciarlo viviéndolo a partir de los excluidos. La opción de Jesús es clara, el llamado también: no era posible ser amigo de él y continuar apoyando el sistema romano-judío que explotaba y marginaba a tanta gente. A quien quería seguirlo le mandaba elegir: ‘O Dios o el dinero – El poder o el servicio’. No se podía servir a los dos (Mateo 6,24). ‘Ve, vende cuanto tienes dalo a los pobres. Después, ven y sígueme’, dijo al joven rico (Mateo 19,21).

B. JESÚS RECIBIÓ A LA MUJER Y NO LA DISCRIMINÓ
            La mujer vivía marginada por el simple hecho de ser mujer (Levítico 15,19-27; 12,1-5). ¡No podía haber injusticia mayor! Jesús tomó posición: las recibió y no las discriminó como lo hacía la sociedad de su época. Resucitado, se apareció a María Magdalena, enviándola como mensajera para los apóstoles de la Buena Nueva de la Resurrección (Juan 20,16-18).
Conclusión. Jesús retomaba el proyecto inicial del Padre en que la mujer y el varón, con sus diferencias, son iguales en dignidad y valor (Mateo 19,4-5). Al discípulo que pretendía seguirlo, no le permitió que mantuviera el dominio del varón sobre la mujer (Mateo 19,10-12).

C. JESÚS COMBATIÓ LAS DIVISIONES INJUSTAS
Había divisiones, legitimadas por la religión oficial, que marginaban mucha gente. Jesús, con palabras y hechos bien concretos, denunció o ignoró estas divisiones.
-          Prójimo y no prójimo: Prójimo es todo aquel a quien uno se aproxima (Lucas 10,29-37).
-          Judío y extranjero: Jesús atendió el pedido del centurión romano (Lucas 7,6-10) y de la cananea (extranjera: Mateo 15,21-28).
-          Santo y pecador: acogió a Zaqueo, cobrador de los impuestos roanos, y rebatió las críticas de los fariseos (Marcos 2,15-17).
-          Puro e impuro: Jesús cuestionó, criticó y hasta ridiculizó la ley de la pureza meramente legal (Mateo 23,23-24; Marcos 7,13-23).
-          Obras santas y profanas: limosna (Mateo 6,1-4), oración (Mateo 6,5-8) y ayuno (Mateo 6,16-18) fueron redimensionados.
-          Tiempo sagrado y profano: Jesús colocó el sábado al servicio del ser humano (Mc 2,27; Juan 7,23).
-          Lugar sagrado y profano: Jesús relativizó el Templo; Dios podía ser adorado en cualquier lugar (Juan 4,21-24; 2,19; Marcos 13,2; Juan 2,19).
-          Rico y pobre: denunció el escándalo del abismo que separaba al rico del pobre (Lucas 16,19-31).

Conclusión. Denunciando las divisiones injustas, Jesús invitaba la gente a definirse frente a los nuevos valores del amor y de la justicia. Algunos lo aceptaron, otros lo rechazaron. A quienes querían seguirlo, les advertía que se prepararan a sufrir las mismas contradicciones y persecuciones (Mateo 10,25).

D. JESÚS COMBATIÓ LOS MALES QUE ARRUINAN LA VIDA
            A través de su acción y su predicación, Jesús combatió el hambre, la enfermedad, la tristeza, la ignorancia, el abandono, la soledad, la letra que mata, la discriminación, las leyes opresoras, la injusticia, el miedo, los males de la naturaleza, el sufrimiento, el pecado, el demonio, la muerte (Mc 5,41-42; Lucas 7,11-17). A quien quería seguirlo, le daba el poder de curar las enfermedades y de expulsar los malos espíritus…
Conclusión. Jesús vino ‘para que todos tengan vida, y vida en abundancia’ (Juan 10,10; Marcos 3,15; 6,7). El discípulo debía asumir el mismo combate por la vida.

E. JESÚS DESENMASCARÓ LA FALSEDAD DE LOS PODEROSOS
Entre los males combatidos por Jesús están los falsos liderazgos. Jesús percibió la mentalidad opresora de los líderes religiosos que acaparaban todos los poderes (judicial, financiero, policial).
̵            No tenía miedo de denunciar la hipocresía de los líderes religiosos de la época: sacerdotes, maestros de las Ley, escribas y fariseos.
̵            Condenó la pretensión de los ricos.
̵            Ante las amenazas de los representantes del poder político-militar de los romanos, Jesús no se intimidó y mantuvo una actitud de gran libertad.
̵            A quienes querían seguirle, les advierte: ‘¡Entre ustedes no sean así!’, como las autoridades religiosas y miliares de aquel entonces (Lucas 22,26).

Conclusión
En estos gestos de solidaridad Jesús se revelaba Salvador (sentido de la palabra 0Jesús’) y como ‘Emmanuel’, o sea, ‘Dios-con-nosotros’ (Mateo 1,23), y se convirtió, él mismo, en Buena Noticia para el Pueblo. Por eso atraía a los pobres y marginados. Fue todo un movimiento popular que se formó alrededor de su persona y mensaje (Marcos 1,33.45). Mucha gente seguía a Jesús, viviendo nuevas relaciones sociales y religiosas. Jesús revelaba que ahí estaba el Reino de Dios. El Reino de Dios no es de otro mundo, sino de este mundo organizado desde los pobres en la justicia, el amor y la fe.





Tema  3
 J E S Ú S   Y   L O S   P O B R E S.

Contenido
̵            Presentación. Introducción. Objetivos
̵            Desarrollo del tema.
̵            Preguntas para el diálogo
̵            Anexos:
Textos bíblicos y del magisterio latinoamericano.
La opción por los pobres: significado y exigencia.

Nota: Las palabras subrayadas tiene un comentario en la columna de derecha.

PRESENTACIÓN
"Jesús de Nazaret nació y vivió pobre en medio de su pueblo de Israel, se compadeció de las multitudes e hizo el bien a todos" (Puebla, 190).

Comentarios. PR.
Para definir a los pobres, he llegado a lo siguiente conclusión: “Es pobre aquel que comparte y no explota a nadie; es rico aquel que no comparte y sí, explota”.
INTRODUCCIÓN
En esta unidad te informarás de las actitudes de Jesús para con los pobres de la Palestina. Verás que sus actitudes están en gran coincidencia con las actitudes de los profetas y profetisas en Israel. Comprenderás también que Jesús de Nazaret se coloca en confrontación con la interpretación de la Ley, no acepta la interpretación del sistema de pureza legal que marginaliza los pobres.



Pienso que la compasión (con la rebeldía) es una de las mayores cualidades de Jesús.
OBJETIVOS
-       El alumno/a obtendrá la visión fundamental de las actitudes de Jesús frente a los pobres y las autoridades judaicas.
-       El alumno/a podrá comprender que la opción por los pobres es central en la práctica del Jesús histórico.

La opción por los pobres es opción
- por las causas de los pobres,
- por la pobreza digna y
- contra la pobreza-miseria.
Ver Filipenses 2,6-8 (ver Nota 1).
DESARROLLO

Jesús, carpintero de Galilea (cf. Marcos 6,1-6), andaba por los caminos polvorientos de Palestina predicando y haciendo realidad el Evangelio del Reino. La tradición y los estudiosos de los Evangelios hoy afirman que Jesús era de familia pobre y se dirigía preferencialmente a los pobres. Mateo deja traslucir esa afirmación en la misma oración de Jesús: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la Tierra, porque escondiste estas cosas a los sabios e inteligentes, y se las revelaste a los pequeños. Sí, Padre, porque así fue de tu agrado" (Mateo 11,25-26 - Lucas 10,21).

Esa aproximación a los pobres y pequeños marca todo el camino histórico de Jesús. Su compasión indica la actitud de quien está preocupado por la vida de aquellos que tienen la vida amenazada. A causa de esa preocupación Jesús enfrenta los conflictos, pues sus actitudes contradecían la interpretación de la ley hecha por las autoridades de su tiempo, que acababa perjudicando a los pobres. Al anunciar el Evangelio a los pobres (cf. Lucas 4,18-21; Mateo 11,2-6; Lucas 7,18-23), Jesús retoma las grandes líneas del Antiguo Testamento en su preocupación fundamental por los marginados. Jesús retoma la tradición deuteronómica de la defensa del pobre: "Cuando en medio de ustedes haya un pobre, aunque sea uno solo de sus hermanos, en una sola de sus ciudades, en la tierra que Yavéh su Dios les dará, no endurezcas el corazón, ni cierres la mano a ese hermano pobre" (Deuteronomio 15,7).

Jesús hace depender la salvación escatológica de nuestra actitud frente a los pobres: "Tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; era extranjero y me recibieron en su casa, estaba desnudo y me vistieron; estaba enfermo y me cuidaron, estaba preso y me fueron a visitar... Todas las veces que ustedes lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, conmigo lo hicieron” (Mateo25,35-36.40).

La práctica histórica de Jesús de Nazaret rompe con los códigos de su época. Jesús mira la vida a partir de los últimos y procura orientar a sus discípulos a comprender que Dios quiere que todos tengan vida (cf. Juan. 10,10). Y cuando la vida está amenazada, Jesús la defiende mostrando que Dios es el Defensor de los pobres (cf. Éxodo 3,7-10). Para defender a los que están con la vida amenazada, Jesús supera la interpretación del sistema de pureza que orientaba la vida de las personas en su época y sale en defensa de los enfermos, de los marginados. Esa es su actitud ante la mujer perseguida (Juan 8,1-8). Es así como actúa con los leprosos (Lucas 17,11-19). Es así como cura al ciego (Marcos 8,22-26; 10,46-52), actúa ante el dolor de la madre que pierde a su hijo (Lucas 7,11-17), libra de la enfermedad, en día sábado, a la mujer encorvada desde hace dieciocho años (Lucas 13,10-17) y cura a la mujer enferma (Marcos 5,25-34)

De la misma manera, muestra que el compartir es la actitud fundamental para que la vida sea posible para todos (Marcos 6,30-44), que la conversión exige que se establezca la justicia en las relaciones entre las personas (Lucas 19,1-10) y que el verdadero cumplimiento de la Ley consiste en compartir los bienes con los pobres (Marcos 10,17-27). En la parábola de Lázaro y el rico (Lucas 16,19-31), Jesús revela que la salvación escatológica depende de la actitud que las personas tienen en la vida en relación con los pobres.

Esas actitudes de Jesús defendiendo la vida amenazada generan conflictos y provocan la reacción de los que detentan el poder. La reacción violenta viene tanto de parte del poder religioso, consciente de su papel controlador, como de parte del poder político y económico que se ve amenazado por una nueva forma de convivencia social. Asumir la causa de los pobres le acarreó la persecución a Jesús y continúa provocando la muerte de sus seguidores hoy, al tomarse en serio la opción por los pobres hecha en Medellín (1968) y asumida en las Directivas Generales de la Acción Evangelizadora de la Iglesia en Brasil -1999-2002- en forma de la "evangélica opción preferencial por los pobres".

Asumir la opción por los pobres y defender la vida amenazada es signo concreto de solidaridad. Enfrentar los riesgos y desafíos de la opción por los pobres hoy, es entrar en el seguimiento de Jesús. Asumir la confrontación con el mal presente en las estructuras injustas forma parte integrante de la compasión. Sin esa confrontación con las fuerzas del mal, no seremos de hecho seguidores de Jesús: "La confrontación honesta y directa es verdadera expresión de solidaridad. Como cristianos, estamos ‘en’ el mundo sin ser ‘del’ mundo. Es justamente esta posición la que hace que la solidaridad sea al mismo tiempo posible y necesaria. No podemos sufrir con los pobres si no estamos dispuestos a confrontar con las personas y los sistemas que causan la pobreza. No podemos liberar a los presos si no queremos confrontar con aquellos que tienen las llaves de las prisiones. No podemos manifestar nuestra solidaridad para con los oprimidos si no estamos dispuestos a confrontar con el opresor. La solidaridad sin la confrontación se esfuma rápidamente en una conmiseración sentimental inútil"(1).

Jesús de Nazaret no tuvo miedo de ponerse del lado de los pobres de su tiempo. Su inserción en la historia (Juan 1,14; 14,5-9) se hizo a través de la predicación del Reino a los pobres. Su persecución fue por causa de la interpretación que él le dio al Reino como buena noticia para los pobres: son los elegidos de Dios para construir su Reino. Y fue muerto como rey de este Reino que trae vida para los que están privados de ella. ¡Seamos, pues, como Jesús, defensores de la vida, aun cuando esto pueda acarrearnos persecuciones!


Efectivamente no se ve a Jesús ir en las ciudades romanas de Galilea ni de Palestina…





“Compasión” y “misericordia” tienen el mismo significado:
- Con-pasión: sufrir con.
- Miseri-cordia: (tener) corazón para los míseros.

Para los pobres era sumamente difícil cumplir las numerosísimas exigencias de las leyes judías.

También se podría citar Dt. 15,4: “Pues no debe haber pobres en medio de ti”.

A notar que no se pregunta sobre la religión ni los actos religiosos sino el compromiso de la religión y sus expresiones.

Jesús no explica el sufrimiento; lo asume y lo combate.

Mateo 12,7 y 33: “Quiero misericordia y no sacrificios” - “Amar a Dios y al prójimo vale más que las víctimas y los sacrificios”.

“Impuro” era aquel que no cumplía la ley en todos sus detalles. Ligamos “pureza” con “transparencia en las relaciones”.


El compartir es la consecuencia de la misericordia rebelde de Jesús.

Convertirse a Jesucristo es hacer la opción por los pobres, a la manera de Jesús (ver nota 2).

Los “conflictos” de Jesús abarcan:
- su familia y sus paisanos,
- sus discípulos y sus seguidores,
- las autoridades judías y romanas.

El compartir conduce a la igualdad (o mejor la equidad: dar a cada uno lo que necesita para vivir dignamente), lo que contesta y condena el poder que acapara, explota, domina… en beneficios de unos pocos.


La opción por las causas de los pobres no se limita a la “caridad” (“asistir” a los pobres y compartir) sino sustituir las estructuras que provocan la pobreza, mediante el protagonismo de los mismos pobres.





José Comblin decía: “Reinar, en la Biblia (Salmo 72), es luchar contra los dominadores para salvar a los pobres. - Luchar contra los dominadores, contra los poderosos y levantar a los oprimidos y los rechazados: Entonces eso es el Reino de Dios”.
NOTAS
1. VV.AA., Compaixão: Reflexões sobre a vida cristã, São Paulo, Paulus, 1998, pp.153-154.

PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO
·         ¿Qué hemos descubierto de nuevo en estas reflexiones?
·         ¿Qué palabras, acciones o actitudes de Jesús acoge los pobres de su época.
·         ¿Cómo comprender la “conversión” de Jesús y su opción por los pobres?
·         ¿Qué conversión nos exige el seguimiento de Jesús mediante nuestra opción, como él, por los pobres?

- Como primera actitud de acogida de los pobres por Jesús puede ser su nacimiento entre los pastores de Belén o su encarnación…
- Convertirse a Jesucristo es convertirse a los pobres para vivir juntos equitativa y fraternalmente (ver Texto 3).

RESUMEN

A. JESÚS Y LOS POBRES

  1. Jesús fue de origen pobre (familia, región, profesión): nació, vivió y murió pobre.
  2. Se acercó a los pobres.
  3. Tuvo compasión por
̵            Los campesinos explotados por los terratenientes,
̵            Los dominados y reprimidos por los Romanos,
̵            Los marginados y condenados por las autoridades judías.
  1. Jesús descubrió que el mensaje de Juan Bautista era insuficiente para cambiar la suerte de los pobres:
̵            Juan denunciaba el pecado, invitaba al arrepentimiento y a la práctica de la justicia.
̵            Jesús vio era todo un sistema religiosos y socio-político que mantenía a los pobres en la miseria.
̵            Vio que ni las autoridades judías, ni los poderosos, ni los zelotes (guerrilleros), ni los esenios (monjes) eran capaces de cambiar la religión y la sociedad.
̵            Comenzó a vivir el Reino con los pobres y vio que ellos sí, respondían positivamente a una nueva vida religiosa y social.
  1. Se solidarizó con los pobres
̵            Sanó a los enfermos,
̵            Defendió a los marginados,
̵            Proclamó la Buena Nueva de Dios a los pobres,
̵            Habló y actuó desde los pobres,
̵            Eligió a varones y mujeres pobres para participar de su movimiento,
̵            Se puso del lado de los pobres para revelarles a un Dios que les amaba y construía su Reino con ellos,
̵            Asumió las consecuencias de esta solidaridad con los pobres: conflictos, persecuciones, torturas, juicio, muerte.
Jesús no vino a “salvar” a los pobres, sino a enseñarles que la salvación era entrar en la dinámica del Reino de Dios, tanto en los religioso como en lo socio-político.

B. LOS CRISTIANOS SEGIMOS A JESÚS EN SU OPCIÓN POR LOS POBRES

  1. Creer en Jesús es asumir su opción por los pobres.
̵            Vivir pobremente,
̵            Luchar contra la miseria,
̵            Pensar y creer como los pobres,
̵            Hablar y actuar como ellos y con ellos,
O sea asumir las causas de los pobres, obedeciéndoles.
  1. Se trata no sólo de resolver pequeños problemas de pobreza, sino enfrentar  y sustituir un sistema que crea la pobreza:
̵            Compartiendo las dificultades y alegrías de los pobres,
̵            Identificándose con sus luchas,
̵            Acompañándoles en su vida,
̵            Solidarizándose con su causas.

Convertirnos a Jesucristo es convertir a los pobres: es ir a la raíz de nuestra fe, porque “¡Fuera de los pobres no hay salvación” (monseñor Oscar Romero).
Recordemos: “¡No ha de haber pobres en medio de ti!” (Levítico 15,4).
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Anexos  : TEXTOS  COMPLEMENTARIOS  SOBRE  LA  OPCIÓN  POR  LOS  POBRES  (PR).


CONTENIDO
  1. Textos bíblicos y del magisterio latinoamericano sobre los Opción por los Pobres.
  2. La opción por los pobres: significado y exigencia.


A. TEXTOS BÍBLICOS Y DEL MAGISTERIIO

  1. Texto de Filipenses 2,6-8
“El, siendo de condición divina, no se apegó a su igualdad con Dios, sino que se redujo a nada, tomando la condición de servidor, y se hizo semejante a los hombres. Y encontrándose en la condición humana, se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en una cruz. Por eso Dios lo engrandeció y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al Nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y entre los muertos, y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre”.
En este texto la encarnación de Jesús tiene 5 dimensiones:
1.       Jesús se despoja de su divinidad: se anonada, se vuelve ‘Don Nadie”
2.       Se hace hombre como  todos/as nosotros/as
3.       Se hace servidor o mejor sirviente (o sea esclavo) y
4.       Es firme en esta opción hasta la muerte y
5.       La muerte de cruz.
Eso es, para Jesús, la máxima solidaridad e identificación con la condición, las causas y las consecuencias de ser pobre entre los pobres.

  1. Textos de Puebla sobre la OP (Mensaje 3 y 1134 con la nota correspondiente).

̵            Mensaje 3Y porque creemos que la revisión del comportamiento religioso y moral de los hombres debe reflejarse en el ámbito del proceso político y económico de nuestros países, invitamos a todos, sin distinción de clases, a aceptar y asumir la causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo. «Todo lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos, por humildes que sean, a mí me lo hicisteis» (Mateo 25, 40)”.
̵            1134. “Volvemos a tomar, con renovada esperanza en la fuerza vivificante del Espíritu, la posición de la II Conferencia General que hizo una clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres, no obstante las desviaciones e interpretaciones con que algunos desvirtuaron el espíritu de Medellín, el desconocimiento y aun la hostilidad de otros. Afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral”.
̵            La nota correspondiente al número 1134 explica que “los pobres a los que se hace referencia en este número son pobres económicos y no espirituales”.

  1. La Opción por los Pobres en los Documentos Eclesiales Latinoamericanos

-       En Medellín se habla de solidaridad preferencial con los pobres o mejor dicho los empobrecidos; está también la exigencia de “ser la voz de los sin-voz”. La expresión “opción por los pobres” no existe como tal en Medellín.
-       En Puebla sí se habla literalmente de “opción por los pobres”, que luego es calificada, para disminuir su impacto, de evangélica, preferencial, no exclusiva ni excluyente. Invitamos a los cristianos a aceptar y asumir la causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo” (Puebla, Mensaje 3).
-       En Aparecida (391-398) se confirma la opción por los pobres sugerida en Medellín y explicitada en Puebla: “Esta opción nace de nuestra fe en Jesucristo… (Por eso) estamos llamados en los rostros sufrientes de los pobres el rostro de Cristo que nos llama a servirlo en ellos… acompañarlos en sus esfuerzos por ser sujetos de cambios y transformación de su situación… La Iglesia está convocada a ser abogada de la justicia, defensora de los pobres y compañera de camino de ellos incluso hasta el martirio…”

Conclusión: Esta opción no es ‘opcional”, es decir facultativa o secundaria; es la expresión natural y obligada de la solidaridad con las causas de los pobres; es la consecuencia de nuestra fe y seguimiento de Jesús.



B. LA OPCIÓN POR LOS POBRES
La opción por los pobres es opción por la pobreza digna, contra la miseria y por la causa de los pobres.
̵            Diferenciemos primero unos 3 niveles de pobreza: miseria, pobreza digna y pobreza espiritual u opción por los pobres.
̵            Profundicemos las ventajas de la pobreza digna en lo material, social y espiritual.
̵            Veamos los 3 niveles de realización de la Opción por los Pobres: con los pobres, entre los pobres, desde o según los pobres.

  1. Diferenciemos los 3 niveles de pobreza.
Comencemos entiendo el sentido de las palabras sin confundir las cosas y las gentes, especialmente con esta expresión: ‘Hay pobres ricos y ricos pobres’, siendo esto una manera de eludir el problema, evitar de cuestionarnos y justificar nuestros privilegios. Es pobre aquel que vive una doble experiencia: positivamente si comparte, y negativamente si no explota a nadie. Somos ‘ricos’, entonces condenado por Jesús, cuando no compartimos y explotamos a otros. Tenemos así que examinarnos todos y todos y ayudar a otros a examinarse en este doble sentido de la pobreza y de la riqueza: es rico. ‘¡Pobres de Uds. los ricos, porque Uds. tienen ya su consuelo! (Lucas 6,24). ‘Es más fácil para un camello entrar por el ojo de la aguja, que para un rico entrar en el Reino de Dios’ (Marcos 10,25).

  1. Busquemos ahora clarificar los términos sobre la pobreza.

a)       La pobreza como miseria
Es la situación de todos los que sobreviven en la miseria y no tienen las mínimas condiciones para vivir dignamente: les falta el trabajo, lacas, la comida, la educación, la salud,….No sólo son pobres, son empobrecidos: ‘comprobamos como el más devastador y humillante flagelo la situación de inhumana pobreza en que viven millones de latino americanos…’ (Puebla 29). ‘Al analizar más a fondo tal situación, descubrimos que esta pobreza no es una etapa casual, sino el producto de situaciones y estructuras económicas, sociales y políticas,… que producen a nivel internacional ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres’ (Puebla 30). Esta miseria es el resultado de la acumulación individual y colectiva de bienes y riquezas producidas generalmente por estos mismos pobres o sacados de estos países pobres mediante el comercio internacional injusto y la deuda externa.
b)       La pobreza digna
Se trata de la situación de la gente que, sin ser acomodada, posee lo necesario para vivir decentemente. Tiene más o menos asegurados sus derechos básicos. Esta clase de pobreza apunta hacia la igualdad y fraternidad, según el mensaje del ‘maná’: ‘Ni lo que recogieron mucho tenían más, ni los que recogieron poco tenían menos. Cada cual tenía lo necesario para su consumo’ (Éxodo 16,17). Esta clase de pobreza pedimos en el Padrenuestro: el pan de cada día para todos. Y nos comprometemos a hacerlo realidad: que a nadie le sobre para que a nadie le falte, ya que lo que nos sobra pertenece a aquel que lo necesita. De estos pobres dice Jesús: ‘¡Felices los pobres, porque de ellos es el Reino de Dios!’ (Lucas 6,20). En este sentido, es pobre aquel que comparte y no explota.
c)       La pobreza espiritual u Opción por los pobres
Son los que pudiendo ser ricos, o sea, acumular y explotar, deciden no hacerlo por solidaridad con los pobres, por el seguimiento de Jesús y por luchar contra la miseria: ahí se trata de una decisión y de una realidad, y no una ilusión que se quedara en mera buena voluntad. Buscamos identificarnos con los pobres, haciéndonos con ellos pobres materialmente y necesitados de la ayuda de ellos para seguir fieles a Jesucristo. No se trata de ser espiritualmente pobres; mas bien esta clase de pobres es rica de espiritualidad. De ellos Jesús dijo también que eran bienaventurados: ‘¡Felices los que tienen el espíritu de los pobres, porque de ellos es el Reino de los cielos!’ (Mateo 5,3). Para lograr ser pobres de espíritu, hay que ser también pobres materialmente y dignamente.
Analicemos personalmente en que categoría de pobreza y de riqueza nos encontramos, para verificar nuestro “espíritu” de pobreza y nuestra opción por los pobres.

  1. Las ventajas de la pobreza digna, material y espiritualmente
Asumir la opción por la pobreza es: poner limitaciones de nuestras comodidades, como seguimiento de Jesús, identificación con los pobres y testimonio de solidaridad con ellos. Esta clase de pobreza nos permite ser libres afín de amar y servir mejor. He aquí unas ventajas de esta opción.
̵            Nos da disponibilidad, para ser más presentes y eficaces, ya que no tenemos tantas ataduras y esclavitudes que nos ofrece el ambiente de consumismo tener cada vez más y más cosas. Nos liberamos del materialismo para dedicarnos al servicio y carisma de nuestra institución, y de sus misiones.
̵            Nos protege contra la avaricia y la acumulación: es tan fácil atarse a las cosas. Por eso, menos cosas menos ataduras, menos avaricia. Jesús califica el dinero de ‘maldito’ y nos da la llave para no dejarnos dominar por el: ‘Aprovechen el maldito dinero para hacerse amigos’ (Lucas 16,9). El dinero es para compartirlo: al no compartirlo, este nos destruye y destruye a los demás.
̵            Nos permite independencia con los negocios y la corrupción: menos negocios y menos corrupción. Nuestro sistema económico hace que difícilmente podemos acumular y hacer beneficios sin explotar a los demás. Es difícil hacer comercio limpio y no debe ser nuestro trabajo, en nombre de la pobreza.
̵            Nos da la oportunidad de presentar una alternativa de vida en sociedad: hacer que nuestras relaciones sean basadas no en el individualismo, la acumulación, la competencia y la violencia, sino en el compartir, la igualdad, la fraternidad y la convivencia pacífica.
̵            Nos identifica con Jesús y nos abre las puertas del Reino.

  1. Los 3 niveles de realización de la opción por los pobres
El origen de la opción por los pobres, la encontramos en el Concilio Vaticano II celebrado en Roma de los años 1962 a 1965. Al buscar cómo aplicar las orientaciones del Concilio a América Latina, los obispos del Continente, reunidos en Medellín en 1968, dijeron: ‘Debemos agudizar la conciencia del deber de solidaridad con los pobres, a que la caridad nos lleva. Esta solidaridad significa hacer nuestros sus problemas y sus luchas, saber hablar por ellos. Esto ha de concretarse en la denuncia de la injusticia y opresión, en la lucha cristiana contra la intolerable situación que soporta el pobre…’ (14,10). ‘Volvemos a tomar la posición de la segunda Conferencia General (en Medellín) que hizo una clara y profética opción preferencial y solidaria por los pobres… Afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial por los pobres con mira a su liberación integral’ (Puebla 1134). ‘Asumimos con renovado ardor la opción evangélica preferencial por los pobres, en continuidad con Medellín y Puebla.
El sentido más claro de esta opción por los pobres se encuentra en el mensaje de Puebla: ‘Invitamos a todos, sin distinción e clases, a aceptar y asumir la causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo. ‘Todo lo que hicisteis a una de estos mis hermanos, por humildes que sean, a mi me lo hicisteis’ (Mateo 25,40)’ (Mensaje de Puebla, 3). Miremos los 3 niveles de ‘aceptación y identificación’ de la opción por los pobres.

a)       La opción de estar ‘con’ lo pobres
Es una actitud de preocupación, de hacerles visitas, de regalar cosas, de defenderlos de vez en cuando, de mostrarse apenado por su situación… Esta actitud se queda en el paternalismo o maternalismo, pero no logra cambiar la situación de ellos y, en la mayoría de los casos mantiene el empobrecimiento y lo aumenta. Es una falsa opción por los pobres: nos engañamos a nosotros mismos y los engañamos a ellos, porque no les permitimos ser actores y protagonistas de su propia liberación.
b)       La opción de vivir ‘entre’ los pobres
Cuando optamos por vivir entre lo pobres damos un paso más real hacia la opción por los pobres. Difícilmente podemos cerrar los ojos sobre su situación. Y esto nos interpela, nos cuestiona y no nos deja tranquilo: no podemos estar entre ellos sin hacer algo que les ayude a salir de su situación. Pues, mientras no salen de su miseria, Cristo nos está diciendo: ‘Lo que no hicieron con alguno de estos más pequeños, conmigo no lo hicieron’ (Mateo 25,45). Pero esta presencia solidaria no es todavía suficiente: es bastante, pero hay que dejarnos convertir por los pobres, y dejarnos evangelizar por ellos.
c)       La opción de pensar ‘según’ ellos y luchar ‘desde’ ellos
Es el ejemplo de Jesús que nos debe guiar: él se hizo pobre con los pobres; nació, vivió y murió entre ellos; habló desde ellos. Es lo que nos expone San Pablo en su carta a los Filipenses 2,5-11: las etapas de la encarnación de Jesús que son 5. Jesús se despoja de su divinidad, se hace hombre, servidor, hasta la muerte, y la muerte de cruz, como máxima solidaridad e identificación con los pobres. Ahí está el camino trazado: asumir la condición y la causa de los pobres. Hay que despojarse de muchas ‘riquezas’ que nos estorban y nos impiden ‘bajar’ o ‘subir’ al nivel de los pobres, para servir la causa de ellos, dejarnos instruir por ellos, por su sabiduría, y hasta dejarnos evangelizar por ellos, porque si son los herederos del Reino, tenemos que hacernos mendigos de su inestimable tesoro. En la opción por los pobres está nuestra capacidad de convertirnos a Jesucristo. Pues, ha de ser esto la conversión cristiana y necesitaremos de toda nuestra vida para lograrla aunque sea un poquito, sin esperar que sea demasiado tarde. Se entiende que para los ricos está conversión les cuesta mucho: el joven rico no la logró (Marcos 10,22), Zaqueo sí (Lucas 19,9).

Ayudémonos a lograr hacer realidad en nuestra vida la opción por los pobres según el ejemplo de Jesús y ayudemos a nuestros hermanos a asumirla también: ahí se juega nuestra entrada en el Reino. Pero sí, está a la mano si nos damos las manos para lograrlo.





Tema  4
¿ POR  QUÉ  FUE  JESÚS  PERSEGUIDO,  TORTURADO  Y 
MUERTO  EN  UNA  CRUZ ?


Contenido
  1. Introducción. Objetivos.
  2. Desarrollo del tema.
  3. Anexos
̵            Dios y el Cesar (Mateo 22,15-22).
̵            Las causas de la muerte de Jesús.
̵            Sentido de la muerte de Jesús en la cruz.

Ciudad del Río, octubre 2012. PR.
INTRODUCCIÓN

En esta unidad vamos a estudiar las causas históricas de la muerte de Jesús de Nazaret en la cruz.
Jesús estaba articulado con los movimientos populares de resistencia al Imperio Romano. Esto lo colocaba en confrontación con las autoridades judías y romanas.
Desde allí hay que entender que su muerte en la cruz tenía motivos no sólo religiosos, sino también políticos, culturales y económicos.

Aclaración.
1. Quitémonos de una vez para todas -si ya no lo hemos hecho- que Jesús hubiera muerto torturado y crucificado porque Dios así lo hubiera querido. Eso es un insulto a Dios; pues la maldad viene de nosotros.
2. Nos hace siempre falta conocer mejor al Jesús histórico y su integración en los movimientos de resistencia de su tiempo.
OBJETIVOS

-       Relacionar la muerte de Jesús por su relación con los movimientos populares de la época.

-       Lograr una visión clara de las causas históricas (económicas, políticas, culturales, religiosas) de la muerte de Jesús en la cruz.

Enterremos también la frase de s. Agustín relacionada: “Feliz culpa que nos valió tal redentor”. Jesús no vino para reabrirnos las puertas del paraíso-cielo, o del Reino…- cerradas por el pecado original de Adán y Eva (los relatos de los primeros capítulos de la Biblia son mitos y no hechos reales). Jesús vino a enseñarnos el Reino como camino de salvación personal y liberación social, desde la solidaridad con los pobres; por eso lo mataron.
DESARROLLO

Nosotros profesamos en el Credo: "Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado". Esta afirmación muestra que la muerte de Jesús tuvo motivos históricos bien definidos, fruto de las tensiones económicas, políticas, sociales y religiosas de la época. Los evangelios presentan que la práctica histórica de Jesús causaba muchos conflictos con los dirigentes judíos y romanos de la época. Con relación a la Ley, podemos notar en Marcos 2,1-3,6 una serie de controversias que acaban acarreándole la persecución a Jesús (Marcos 3,6). En Marcos 7,1-23 encontramos a Jesús que confronta con la concepción religiosa de la época. El sistema de pureza definía quién era puro y quién era impuro. En la perspectiva de la Ley, la gran mayoría de la población era tildada de impura y pecadora por no conocer ni practicar la Ley: por eso se la consideraba en estado de impureza y se condenaba como maldita (Juan 7,49).

Jesús invierte esos criterios y proclama que los primeros destinatarios del Reino son los que eran considerados impuros, malditos y marginados. Ellos acaban entrando al Reino de Dios y a los que se consideraban puros están impedidos entrar (Mateo 21,28-32). En el evangelio de Marcos, especialmente en los capítulos 12 y 13, vamos a encontrar las controversias relacionadas al Mesianismo y al Templo.

Queremos destacar la disputa sobre la moneda con la inscripción del César (Marcos 12,13-17), que revela la dominación del Imperio Romano sobre la Palestina. Los pesados impuestos o tributos que sofocaban al pueblo estaban como incorporados en esa moneda. Jesús apela a la tradición del pueblo mesiánico y muestra que la tierra es de Dios y que no se debe pagar impuesto al César, pues sería reconocerlo como señor de la Tierra. Sin embargo, el único Señor es IAHWEH. ¡Por eso no se debe dar al César aquello que es de Dios!

Todas esas controversias explicitan una tensión creciente en la relación de Jesús con los dirigentes de la época. Esa tensión se torna oposición, se radicaliza y acaba en un plan para matar a Jesús (Marcos 14,1-2). Los motivos alegados tienen que ver con cuestiones económicas, políticas, sociales y religiosas de la época: "Hemos encontrado a este hombre incitando a nuestro pueblo a la subversión, prohibiendo pagar tributo al emperador, y afirmando ser él mismo el Mesías, el rey" (Lucas 23,2-5). Como podemos observar, hay tres acusaciones que apuntan a la práctica de Jesús como quien quiere subvertir el orden religioso, social y colonial:
̵            Acusación desde el punto de vista económico: Jesús, relacionado con los grupos de resistencia contra la dominación romana, es acusado de prohibir el pago del tributo romano y no aceptar la dominación y autoridad del emperador sobre el pueblo judío.
̵            Acusación desde el punto de vista político: toda pretensión mesiánica era vista como crimen de lesa majestad, o sea, pasible de muerte (Hechos 5,36-39). Los movimientos populares de resistencia desconocían la soberanía extranjera y defendían las tradiciones y la cultura del pueblo, contraponiéndose a las costumbres y la dominación traídas por los romanos.
̵            Acusación desde el punto de vista ideológico y religioso: La enseñanza de Jesús es subversiva, porque no poner la Ley como regla mayor: Jesús no admite que se ponga a otro “Señor” en el lugar de IAHWEH. Además, Jesús enseña la práctica de la justicia, de la solidaridad, de la opción por los últimos, poniendo la Ley al servicio de la persona y de los pobres (Mc. 2,23-28). Lo que cuenta para Jesús es el valor de la persona humana, que está por encima de cualquier otro valor, inclusive del mismo Sábado (Marcos 3,1-6).

El evangelista Lucas, al describir el papel de María en la dinámica de la salvación-liberación obrada por Jesús, apunta a la promesa de Dios que viene a liberar a su pueblo, realizando la transformación de la historia e invirtiendo el orden social: “Dispersa a los soberbios de corazón (cuestión ideológica), depone a los poderosos (orden político) y despide a los ricos con las manos vacías (realidad económica)” (Lucas 1,51-53). Es la forma que las primeras Comunidades cristianas encontraron para mostrar que la muerte de Jesús fue el fruto de varios motivos y que sus seguidores también tendrían que afrontar siempre todas esas dimensiones tanto para la proclamación del Evangelio como en las persecuciones.

El Nuevo Testamento no niega los motivos históricos que llevaron a Jesús a la muerte. Uno de los más antiguos kerigmas (proclamación inicial de las primeras comunidades) también afirma la muerte violenta de Jesús en la cruz: "Que todo el pueblo de Israel reconozca que a este Jesús que ustedes crucificaron Dios lo ha hecho Señor y Mesías” (Hechos 2,36).

Más adelante, en los Hechos de los Apóstoles, notamos el mismo anuncio: "Y nosotros somos testigos de todo lo que Jesús hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Ellos mataron a Jesús, suspendiéndolo en una cruz" (Hechos 10,39). La muerte en la cruz es ciertamente uno de los hechos mejor probados del Nuevo Testamento. Además de estos textos cristianos está también el testimonio de fuentes no bíblicas de historiadores de esa época uno judío como Flavio Josefo y otros romanos como Tácito, Plinio el joven y Suetonio. Desde el testimonio de los 4 evangelistas, tenemos el texto colocado en la cruz que explicaba los motivos de la condenación del ajusticiado: "Este es Jesús, el Rey de los Judíos" (Mateo 27,37; Marcos 15,26; Lucas 23,38; Juan 19,19). Este motivo estaba escrito en hebreo, griego y latín en el lugar de las crucifixiones: el Calvario, pequeño cerro cerca de la entrada a la ciudad; así servía de ejemplo y aviso para todos los que pasaban por allí.

Jesús es visto como profeta y líder popular, en continuidad de los profetas y líderes que denunciaron la injusticia: Anuncia el Reino de Dios como el gran giro que Dios está operando en la historia. Predica la justicia, vive la solidaridad con los marginados y excluidos de su tiempo y permanece fiel a si misión sin desviarse del camino (Marcos 8,22-11,8). Sabe que eso lo lleva a la muerte por parte de las autoridades judías y romanas, como ocurrió a los anteriores profetas, Juan Bautista en particular, y a los que cuestionaban el orden religioso y la dominación romana.






Conflictos de Jesús:
- Con su familia y familiares,
- Con sus paisanos de Nazaret,
- Con sus discípulos y apóstoles,
- Con la gente que esperaba un Mesías político (otro rey David),
- Con las autoridades judías en general,
- Con los romanos.
- “Con Dios” (¿Por qué me has abandonado?).






El templo era el centro del poder judío (controlado por los romanos): era un poder no sólo religioso, sino también financiero, judicial y político. Todo se decidía allí. Por eso Jesús a los 12 años se queda en Jerusalén varios días.

Fuera bueno leer los de Dios y el Cesar: Marcos 12,13-17. Ver más adelante unos comentarios de “lo del Cesar y lo de Dios”.

La referencia que se hace aquí a la tierra es muy importante.









Sobre las acusaciones contra Jesús, ver comentarios más adelante: es el mismo contenido pero con otra presentación.






















El canto de María -que llamamos “Magníficat”- es su profesión de fe y de compromiso por el Reino, con las dimensiones (religiosas, ideológicas, políticas, económicas) señaladas. Fuera bueno volver a leer este texto (Lucas 1,51-53).





















El título -o siglas- que había en la cruz era “INRI”, que significa “Iesús Nazareno Rey de los Iudíos” (I = J).







“Reino de los cielos” se entiende tal como lo rezamos en el Padrenuestro: “Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”. El Reino “de los cielos” tiene que acontecer “en la tierra”.
La cruz era el castigo del imperio romano a los revoltosos contra él.

DIÁLOGO

Respondamos a las siguientes preguntas:
̵            ¿Qué es lo que más nos llama la atención en estas reflexiones?
̵            ¿Cuáles fueron las causas motivaran la ejecución de Jesús en la cruz?
̵            ¿En quiénes hoy siguen la pasión y la muerte de Jesús?
̵            ¿Qué conclusiones sacamos para nosotras y nosotros?



 Podemos leer los 2 textos bíblicos siguientes:
1. Marcos 12,13-17 y
2. Lucas 1,51-53.

RESUMEN
  1. Jesús fue muerto porque buscaba cambiar la realidad religiosa y social contra la dominación militar de los romanos y religiosa de las autoridades judías.
  2. Llama la atención la soledad de Jesús en el cumplimiento de su misión, por los muchos conflictos que tuvo que enfrentar.
  3. La opción de Jesús es irreversible: inaugurar el Reino desde la fraternidad de los pobres, sin complicidad con el sistema político de los romanos y religioso de los judíos.
  4. Jesús aporta un doble cambio: de allí los conflictos con las autoridades.
̵            Cambia el sentido religioso: la salvación no viene del cumplimiento de la ley sino de la vivencia del amor.
̵            Cambia también la relación social: todos somos iguales y no puede haber dominación de unos sobre otros.
  1. El conflicto con el imperio romano es por los impuestos sobre los productos de la tierra.
̵            Si los romanos cobran impuestos es porque reconocemos que ellos son los dueños de la tierra.
̵            Para los judíos, la tierra es de Dios para quien la necesita, o sea cada familia.
̵            “Den al Cesar lo del César, y a Dios (= la tierra) lo de Dios”.
  1. Las acusaciones para condenar a Jesús a muerte son 3:
̵            Acusación política: Al decirse “Mesías”, Jesús desconocía la autoridad del César.
̵            Acusación económica: Al no pagar el impuesto al César, la gente podía vivir dignamente, pero se cortaba la base de sustento del imperio romano.
̵            Acusación religiosa: Al proclamar Jesús que Dios “no quiere sacrificios (= negocios) sino misericordia y justicia”, iba directamente en contra de la religión judía.
  1. La noticia de la muerte de Jesús en la cruz es transmitida no sólo por los primeros cristianos, sino también por historiadores de la época: Flavio Josefo (judío), Suetono y Plinio (romanos).
̵            La muerte de cruz era el castigo romano para los revoltosos contra el imperio.
̵            Jesús muere por solidarizarse con los pobres, porque el cumplimiento de la Ley de Dios es la solidaridad con los pobres: eso es la voluntad de Dios.
  1. En su Canto-Profesión de fe cuando visita a su prima Isabel, María resume el proyecto de Jesús:
̵            “Deshizo los planes de los soberbios,
̵            Derribo a los poderosos de sus tronos,
̵            Despidió a los ricos con las manos vacías”.
  1. Jesús sigue maltratado y muerto cuando se maltrata y mata a los demás, y que seguimos callados, cuando somos injustos, cuando no somos solidarios.
  2. No podemos quedarnos en la muerte de Jesús, sino sigamos en continuar su causa. Hay que ser coherentes; eso nos hace libres.


 A N E X O S.


Contenido
  1. Dios y el César (Mateo 22,15-22): Juntos pero no revueltos.
  2. Las causas de la muerte de Jesús.
  3. La cruz: máxima crueldad por máxima solidaridad.


A. “DIOS Y EL CÉSAR” (Mateo 22,15-22)
Vamos a tratar de desentrañar el sentido de la expresión en la boca de Jesús “Den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, frase tantas veces tergiversada para justificar privilegios y comodidades, lo que nunca quiso decir Jesús.

  1. Jesús afirma que el César -el emperador romano- no es ninguna divinidad ni autoridad divina; es un humano como todos los demás y no “dios” como se lo proclamaba.
  2. Jesús hace notar que hay que separar Dios del César, pero invita a no oponerlos: cada uno tiene su espacio legítimo.
  3. Entre Dios y el César no hay sumisión exclusiva:
̵            El César no sustituye a Dios, como ocurre en las “teocracias” o regímenes teocráticos donde manda la religión que asume todos los poderes, hasta por las armas y las guerras.
̵            Dios no sustituye al César, como ocurre en la utilización de la religión para justificar dictaduras, torturas, invasiones guerreras, pena de muerte, dominación, opresión, saqueo… Es el sentido del mandamiento: “No usar en vano el nombre de Dios”, o sea para dominar y matar.
  1. Dios -que representa la religión- y el César -que representa la actividad política- van “juntos pero no revueltos”:
̵            “Juntos” quiere significar “no opuestos ni separados”. La religión no se opone a Estado.
̵            Dios no interfiere en el espacio del César: respeta su espacio. Es el sentido de la “laicidad”.
Conclusión
̵            La política está al servicio de la vida, la fraternidad, la justicia y el cuidado de la naturaleza.
̵            La religión reconoce la dimensión política de la fe y la promueve. La mayor característica de la religión es la celebración de la vida y de la presencia de Dios (de la resurrección de Jesús y del Reino) en ella.
̵            Lo ideal en la relación entre Dios y el César sería la independencia, el respeto mutuo y el enriquecimiento mutuo.
Terminemos con 2 frases iluminadoras.
̵            “No sé qué Biblia están leyendo los cristianos que afirman que la Biblia no tiene dimensión política”: obispo Desmond Tutu, Iglesia anglicana de África del Sur.
̵            “El dominio de la política que considera el bien de toda la sociedad, es el campo más extenso de la caridad, de la caridad política, de la cual se puede decir que ninguna otra le es superior”: papa Pío 11º, el 18 de diciembre de 1927.

B. LAS CAUSA DE LA MUERTE DE JESÚS EN LA CRUZ

  1. Sólo indirectamente Jesús murió “por nuestros pecados y para salvarnos”.
Jesús quiso primero indicarnos el camino de la salvación. Este camino de salvación no era del gusto de las autoridades religiosas de su tiempo. Su muerte fue el resultado las maniobras de estas autoridades judías y romanas. Los jefes judíos buscaron acusadores falsos, manipularon al pueblo, organizaron presiones sobre Pilato. Éste, como autoridad suprema aprovechó la ocasión para que desaparezca alguien que hacía tambalear su autoridad. Los grandes de la época, judíos y romanos, no querían perder su poder dominador con sus riquezas y privilegios de toda clase (Marcos 15,10). Delante de Pilato, las autoridades judías justificaron así la condenación a muerte de Jesús:
̵            Según Mateo 26,65: ‘Ha blasfemado haciéndose llamar hijo de Dios’. Era un motivo religioso.
̵            Según Lucas 23,2 y 5: ‘Era un agitador que alborotaba al pueblo; no quiso que se pagara los impuestos al Cesar; se hizo pasar por el rey enviado por Dios; difundía una doctrina falsa por todo el país’. Era un motivo político.
̵            Según Juan 18, 30 y 19,12: Jesús ‘era un malhechor y no era el amigo del Cesar’. Eran motivos el uno civil-penal y el otro político.

  1. Para resumir, reconocemos ahí dos clases de acusaciones.
-          Las unas son más políticas y califican a Jesús de agitador y de revoltoso o subversivo frente a la autoridad.
-          Otras son más religiosas: las autoridades religiosas se daban cuenta que Jesús provocaba un cambio religioso (el Reino desde los pobres y no desde la Ley), con consecuencias sociales, políticas y económicas. Por no cambiar su estatus, ellas decidieron hacerlo desaparecer: la muerte en la cruz era el castigo romano de los delincuentes y agitadores.
-          El gobernador romano Pilato confirmó esta pena para no perder ni la cara ni su puesto. Jesús aportaba una fe que transformaba a las personas, la religión y las instituciones sociales: cuestionaba todo lo que no era conforme al Reino de Dios. Los que no aceptaban este mensaje lo combatieron porque no querían dejar sus vicios, sus situaciones injustas, las instituciones que los protegían, un imperio que los amparaba maliciosamente...

En América Latina, ¡cuántos hombres y mujeres fueron y son perseguidos por las instituciones religiosas, civiles y militares! ¡Cuántas y cuantos murieron y siguen muriendo por decir la verdad, defender los derechos de los pobres, proclamar una fe viva, anunciar a un Dios liberador! Eso nos invita a preguntarnos: ¿a quiénes defendemos? ¿con quiénes estamos? si no se nos persigue ¿será que estamos siguiendo el comino de Jesús?... Seamos constructores incansables del Reino.


Anexo  3 :  MUERTE  DE  CRUZ
LA  MÁXIMA  CRUELDAD  POR  LA  MÁXIMA  SOLIDARIDAD

A. AYER CON JESÚS: ‘No me arrebatan la vida sino que la doy’. Es la última prueba y tentación.
                Jesús asumió la suerte de los pobres hasta la muerte en la cruz. La solidaridad de Jesús con los pobres lo llevó a sufrir lo que sufren ellos: el desprecio, la humillación, la mentira, la injusticia, las torturas y la muerte cruel. Jesús aceptó que la causa de los pobres pasara por un fracaso momentáneo: su muerte en la cruz.
  1. Los motivos de condenación
̵            Construir el Reino desde los pobres: Visión contraria a las autoridades religiosa de la época, que se apoyaban en la Ley.
̵            Hay un motivo religioso y 2 motivos políticos: ‘Quiere destruir el templo’ - ‘Agita a la gente’ - ‘Se rebela contra el emperador’.
̵            Los causantes de la muerte de Jesús son personas y también estructuras de dominación (judías y romanas) de los pobres.
  1. La pasión de Jesús
̵            Con un juicio manipulado, Jesús es humillado, torturado y asesinado.
̵            Fue torturado: Flagelación, corona de espinos, golpes, humillaciones, burlas…
̵            Camino al Calvario con la cruz a cuestas y crucifixión.
  1. ‘La locura de la cruz’: Para construir el Reino, Jesús:
-          Optó por la pobreza digna.
-          Apostó por los pobres, capaces de construir el Reino.
-          Fue fiel a esta misión hasta el final, hasta la entrega de su vida.
-          Confió en el Dios de los pobres: “En tus manos encomiendo mi espíritu”.

B. HOY ENTRE NOSOTROS
Jesús fue el “Siervo sufriente” descrito por el profeta Isaías (52,13-53,12). Hoy el ‘Siervo sufriente’ es el Pueblo de los pobres que salva a la Iglesia y la Humanidad, porque les indica el camino de la salvación: la solidaridad.

  1. Celebramos de la presencia de Jesús en nuestros sufrimientos, nuestros mártires y nuestra muerte por el Reino. Reconocemos la presencia de Jesús en todos los y las que sufren y mueren injustamente o por amor: ellos y ellas hacen presentes su pasión y su muerte. Celebramos esta unión e identificación de Jesús con nosotros y nosotras. No estamos solos en nuestros sufrimientos, dolores, padecimientos y, a veces, nuestra muerte, por el Reino: hacemos presente a Jesús en su servicio y su entrega total. Así lo decía San Pablo. 'Completo en mi carne lo que falta a la pasión de Cristo para su cuerpo que es la Iglesia’. Esta Iglesia somos nosotros, semilla y muestra indestructible del Reino.

  1. El Reino sigue un motivo de condenación…
a)       … tanto en la sociedad…
-          Son excluidos los servidores no corruptos.
-          Son asesinados los líderes verdaderamente liberadores con su pueblo.
-          Los juicios manipulados, los malos tratos, la tortura siguen como medios actuales de las autoridades policiales y militares.
b)       …como en la Iglesia
-          En la mayoría de los casos, el poder clerical es para dominar y sacar ventajas y no para servir.
-          Los pobres, en particular las mujeres, siguen siendo los grandes excluidos y excluidas.
-          Se castiga a quienes construimos la Iglesia de los pobres.

  1. La cruz es signo de contradicción
-          Toda vida tiene sus numerosas ‘cruces’, por nuestras limitaciones y pecados. La sociedad nos impone muchas ‘cruces’, o sea sufrimientos.
-          La “cruz” puede ser signo de salvación y liberación cuando se la acepta como consecuencia de la solidaridad…

“ ¡ No hay amor más grande que dar la vida por los amigos ! ”





Tema  5.  MUERTE  DE  JESÚS  (2ª parte)

Contenido
  1. Temática de la reunión.
  2. Memoria de la reunión-


¿ PARA  QUÉ  MURIÓ  JESÚS ?

EL  SENTIDO  POSITIVO  DE  LA  MUERTE  DE  JESÚS  Y  SUS  CONSECUENCIAS :  POR  EL  REINO.




Comentarios, PR.
Palabras subrayadas.
INTRODUCCIÓN
En esta unidad te informarás sobre cómo los seguidores y seguidoras de Jesús, con base en la fe pascual, van en busca del sentido de la muerte en la cruz.
Con base en la tradición de los mártires, en la articulación con el mesianismo y también con la tradición cultural del culto de los sacrificios, van descubriendo las significaciones para continuar su misión en la Historia.



OBJETIVOS

-       El alumno/a comprenderá la significación teológica de la muerte de Jesús a partir de su práctica histórica.

-       El alumno también comprenderá que las significaciones de la muerte de Jesús serán establecidas a partir de las expresiones culturales de la época.

Creo que hay que diferenciar:
- lo que sentía y quería Jesús de
- lo que sintieron los primeros cristianos.
Los primeros cristianos interpretaron según lo que estaban creyendo, viviendo y sufriendo:
- Según la fe judía del Antigua Testamento,
- Lo miraron todo a “la luz pascual”,
- No fueron tan radicales como Jesús.
DESARROLLO

En el Nuevo Testamento hay muchos textos que procuran mostrar el sentido de la muerte de Jesús. Esas reflexiones son fruto de la fe pascual de las primeras comunidades, que trataban de superar "el escándalo y la locura" de la cruz (1 Corintios 1,23). Sobre la base de la fe pascual, Jesús es proclamado "el Mesías, poder de Dios y sabiduría de Dios" (1 Corintios 1,24; Marcos 8,27-30). Entramos en el terreno de las interpretaciones, en el campo del "significado del hecho": "¿Cuál es el sentido de la muerte de Jesús?".
Las interpretaciones que encontramos en los textos del Nuevo Testamento indican el esfuerzo de las comunidades para superar el escándalo de la muerte de Jesús en la cruz, vista a la luz del Antiguo Testamento como signo de la falsedad del profeta y del abandono de Dios (Gálatas 3,13). A la luz de la resurrección y con la meditación de los textos antiguos, como nos indica Lucas 24,13-35, los discípulos y discípulas de Jesús comenzaron a comprender lo que antes parecía ser un absurdo. Con eso, las comunidades nos van dando el significado de la muerte de Jesús dentro del gran designio de salvación de Dios. A la luz de la fe pascual, se va develando el sentido profundo de la vida, muerte y resurrección de Jesús.

JESÚS VISTO COMO PROFETA

Ya durante su vida, asumiendo los enfrentamientos provenientes de la realidad de la Palestina de su tiempo, Jesús era visto como profeta. Después de su muerte y su resurrección, las comunidades comprendieron aún mejor la muerte de Jesús en la línea de la tradición del martirio de los profetas. Esa comprensión de la muerte de Jesús, en la misma perspectiva de la muerte de los profetas, estaba ligada al hecho de que las propias comunidades que seguían a Jesús estaban siendo perseguidas. Si persiguieron a Jesús, quien lo sigue también será perseguido (Juan 15,20).

JESÚS ES EL MESÍAS

La gran expectativa de la venida del Mesías se inserta dentro de la esperanza de liberación que motivaba al pueblo aplastado durante siglos bajo la dominación extranjera. La interpretación de Jesús como el Mesías esperado se inserta dentro de la ambigüedad de la historia y muestra también que Dios no abandona a su Hijo. La muerte de Jesús en la cruz parece contradecir su poder mesiánico, pues era difícil ver en el crucificado al Mesías vencedor y triunfador, como era la esperanza presente en el imaginario popular de la Palestina del primer siglo. Es la resurrección la que logra mostrar lo que estaba escondido. Las comunidades comenzaron a ver toda su vida y también su muerte a partir de Dios. Dios estaba actuando escondidamente en Jesús. En este sentido, las comunidades afirman que su muerte está dentro de los designios de Dios (1 Corintios 11,3-4). Las antiguas profecías son leídas a partir de la fe pascual y a partir de la pascua Jesús es presentado como el Vencedor de la muerte, el Mesías de Dios, el Siervo sufriente de Isaías.


LA MUERTE DE JESÚS en la fe judía como expiación por los pecados y sacrificio de salvación.

Las primeras comunidades cristianas tenían siempre las grandes referencias de la cultura judaica y comprendían el sentido de la muerte de Jesús a partir de esas referencias de su cultura. En este sentido, Jesús es visto como aquel que realiza la expiación de los pecados y como aquel que ofrece un sacrificio definitivo: "En cambio Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes futuros. Él, a través de una morada mucho mejor y más perfecta, no construida por manos humanas, es decir, no de este mundo creado, entró de una vez por todas en el santuario, y no con sangre de chivos y terneros, sino con su propia sangre, después de conseguirnos una liberación definitiva. Sangre de chivos y de toros y cenizas de terneras, rociadas sobre las personas impuras, las santifica, concediéndoles una pureza externa. ¡Mucho más la sangre de Cristo que, como un Espíritu eterno, se ofreció a Dios como víctima sin mancha! Él purificará de las obras de la muerte a nuestra conciencia, para que podamos servir al Dios vivo" (Hebreos 9,11-14).

Esta interpretación influyó en los relatos de la Cena (Marcos 14,22-25; Mateo 26,26-29; Juan 6,51-58; 1 Corintios 11,23-26) y ayudó a comprender la muerte de Jesús como muerte redentora, expiatoria y sacrificial. La muerte de Jesús es la muerte que apaga todos los pecados e inaugura una nueva alianza de Dios con su pueblo.

LA MUERTE DE JESÚS COMO ACTO DE SOLIDARIDAD Y DONACIÓN

El Nuevo Testamento indica que la muerte de Jesús se inscribe en el gran acto de solidaridad y de amor de Dios: "Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único, para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga la vida eterna. De hecho, Dios envió a su Hijo al mundo, no para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él" (Juan 3,16-17).

De la misma forma, otros textos apuntan a la muerte de Jesús como a una muerte libre y solidaria, como don de sí (Juan 12,49-50), como don de amor (Juan 10,11.15; 15,13), como don gratuito (1 Juan 3,16). La muerte de Jesús es presentada como la muerte asumida libremente por amor y que por eso mismo es un acontecimiento creador de solidaridad. Indica que sus seguidores deberán asumir los mismos sentimientos de Jesús (Filipenses 2,5) y actuar como él actuó. En otras palabras, esta interpretación muestra que los seguidores y seguidoras de Jesús se hacen también corresponsables de la implantación de la justicia en el mundo, realizando la misma obra salvadora y liberadora de Jesús.






Estas interpretaciones no agotan el sentido de la muerte de Jesús. Hay muchas otras que están presentes en los textos del Nuevo Testamento. Somos invitados/as, como las primeras comunidades, a descubrir el sentido de la muerte de Jesús para el hoy de nuestra historia, meditando la Palabra de Dios y ligándola directamente con la vida de nuestro pueblo, para que ella llegue a ser realmente "luz para nuestro camino" (Salmo 119,105).



He aquí una síntesis de la fe pascual: “Jesús-Cristo es el Señor”:
- Jesús es la persona histórica,
- Cristo hace referencia a su misión de Mesías del Reino y
- Señor se refiere a Jesús resucitado.





Lucas 24, 13-35 nos cuenta la experiencia de los 2 discípulos de Emaús. Las Comunidades reconocieron a Jesús:
- En toda persona,
- En la amistad,
- En el compartir de la palabra humana y de la Palabra de Dios,
- En el compartir del pan y
- En la celebración del resucitado.



Profeta es aquel que, en palabras y hechos:
- Por una parte, denuncia todo lo que destruye a las personas, las Comunidades, los pueblos, la naturaleza (o sea el anti-Reino) y
- Por otra, anuncia y testifica de la presencia y crecimiento de todo lo que favorece la vida y el amor (o sea el Reino).


El camino de liberación que Jesús trae es “integral”: personal y colectivo, en lo material, espiritual, social y estructural. El “pecado” o destrucción del Reino es individual, colectivo, social y estructural.





Una de las profecías que expresa muy significativamente este camino de salvación es la del Siervo sufriente de Isaías (en particular 12,53-13,52): “Una vez elevado de tierra atraeré todo hacia mi”. En esta frase Jesús hace referencia tanto a su muerte como a su resurrección.



Estoy cauteloso frente a esta interpretación judía de la muerte de Jesús como de sacrificio (tal vez válida). Prefiero atenerme a la palabra de Jesús para no caer en malas aplicaciones:
- “No quiero sacrificios, sino misericordia”, dice Jesús.
- “No quisiste sacrificios, heme aquí para hacer tu voluntad” escribe s. Pablo.






Jesús rompe el círculo vicioso de la muerte y del pecado en que se pensaba que la humanidad estaba encerrada: su resurrección nos dice que no tienen la última palabra.




Pensemos también que la muerte es primero una realidad humana natural cuyo sentido y vivencia el pecado oscurece.


Recordemos lo que decíamos en el tema anterior: la muerte de Jesús es consecuencia de su opción solidaria por la causa de los pobres y de su fidelidad al proyecto (más que voluntad) de Dios que es el Reino.

El himno de Filipenses 2,5-11 nos describe:
- Por una parte, la triple dimensión de la encarnación: la semejanza con todo hombre, el anonadamiento (despojo y servidor) y la muerte violenta
- Por otra, la triple respuesta de Dios que lo resucita, lo enaltece y lo hace Señor.


La Palabra de Dios es Vida que no se detiene:
- Dios habló anteayer; eso es la Biblia y especialmente Jesús;
- Dios habló ayer: los santos son su mayor expresión y
- Dios sigue hablando hoy, en particular desde las Comunidades de los pobres.

PREGUNTAS PARA EL DIÁLOGO

Sentido positivo de la muerte de Jesús.

En la reunión anterior hemos visto el “por qué”, o sea, los motivos de la muerte de Jesús.
En esta reunión vamos a ver el “para qué” o sea las consecuencias positivas de la muerte de Jesús.

Preguntémonos:
1.      ¿Qué es lo que nos ha llamado la atención de este tema?
2.      ¿Qué sentido positivo dieron los primeros cristianos a la muerte de Jesús?
3.      ¿Qué relación hacemos entre el sufrimiento de los pobres hoy y la pasión y muerte de Jesús?
4.      ¿Qué compromisos sacamos para nosotros hoy?

Hay 3 tradiciones que se unen:
- El Antiguo Testamento, con el culto de los sacrificios,
- El Mesianismo tal como era sentido en el 1er siglo (rey triunfador) y
- La realidad del martirio que tuvieron que sufrir los primeros cristianos.
Nos toca a nosotras y nosotros a partir del anteayer, del ayer y del hoy que nos toca vivir, desentrañar nuevos sentidos a la muerte-resurrección de Jesús, para testimoniar de la vitalidad actual de Dios y de su Reino.


S E N T I D O   D E   L A   M U E R T E   D E   J E S Ú S

Memoria de la 5ª reunión bíblica, noviembre 2 de 2012.
Ciudad del Río. PR.

                En nuestra reunión anterior hemos visto las causas que provocaron la muerte en cruz de Jesús: ni los Romanas ni las autoridades religiosas judías aceptaban que alguien cuestionara su dominación (militar y religiosa) sobre los pobres de Palestina. Jesús era peligroso para su poder y privilegios: subvertía el orden y merecía un castigo ejemplar para cortar de raíz este movimiento popular alrededor del proyecto del Reino.
La muerte de Jesús en la cruz fue la gran prueba para sus seguidores:
̵            No la esperaban.
̵            Era escandalosa por ser la cruz, un símbolo maldito: un signo del “abandono” de Dios.
̵            Para ellos, Jesús no podía desaparecer junto a su proyecto del Reino.
̵            No entendían los anuncios de las Escrituras sobre el Mesías…
Los discípulos de Jesús tenían a su disposición 3 elementos para superar la muerte en la cruz:
1.       Su vivencia con Jesús y las palabras que había dicho sobre su muerte,
2.       La visión de la religión judía sobre la entrega-sacrificio que representaba la muerte de Jesús y
3.       La experiencia de Jesús presente con ellos después de su muerte.
Así poco a poco fueron entendiendo quién era Jesús, que exigía su proyecto del Reino y cómo había que entender su muerte.

A. LA MISIÓN DE JESÚS

  1. La prioridad del Reino
̵            Para los discípulos de Jesús era claro que la misión de Jesús era hacer acontecer el Reino de Dios. Todo en su vida giraba en torno al Reino.
̵            Las palabras, actitudes y acciones de Jesús daban a entender que este Reino era de los pobres y arrancaba desde ellos.
̵            Esta visión y esta práctica de Jesús por el Reino contradecía tanto a los Romanos como a las autoridades religiosas judías que vivían de la explotación de los pobres.
  1. El Reino es la continuidad del proyecto de Moisés y del mensaje de los Profetas
̵            Jesús, con el Reino, venía a restaurar el proyecto de Dios iniciado por Moisés y proclamado por los Profetas.
̵            Este proyecto puesto en marcha por Moisés tenía 3 objetivos: conseguir la libertad fuera de la esclavitud de Egipto, retomar la fe haciendo una alianza con el Dios de Abraham y vivir la igualdad-equidad para no recaer en la esclavitud.
  1. Jesús había anunciado su muerte
̵            Desde que Jesús había anunciado su misión en Nazaret, las autoridades judías ya habían decidido eliminar a Jesús.
̵            Sus conflictos con las autoridades judías eran permanentes. Al ir a Jerusalén el conflicto se hacía más agudo. Los Romanos no querían protestas masivas en la capital.
̵            Pedro y los apóstoles se opusieron a que Jesús fuera a Jerusalén por la 3ª fiesta de la Pascua iba a celebrarse en Jerusalén, porque presentían el peligro. Jesús se lo reprocha duramente.
̵            La muerte de Jesús tiene causas económicas (impuestos romanos ilegítimos), políticas (el poder está al servicio de los pobres) y religiosas (Dios quería amor y no primero cumplimiento de leyes y normas).

B. QUIÉN ERA JESÚS
                Después de la muerte de Jesús los discípulos tuvieron que plantear entender bien quién era Jesús para poder dar a su muerte y a su mensaje un contenido positivo para continuar la misión del Reino.

  1. Jesús es el Profeta del Reino
̵            Los profetas denunciaban las infidelidades a la alianza con Dios en el Sinaí. Buscaban que continuara el proyecto de Moisés: libertad, fe e igualdad.
̵            Los profetas anunciaban que Dios nunca abandonara a los que eran fiel a esta alianza y cumplidor de este proyecto.
̵            Por esta doble actitud, los profetas no eran bien visto tanto por los reyes como por los sacerdotes que se alejaban de ese camino y muchos fueron asesinados.
̵            La gente de Palestina, sí, reconocía a Jesús como un profeta y sus discípulos también.
̵            Así la muerte de Jesús apareció a los discípulos como una consecuencia de su misión: la oposición de las autoridades.
̵            Jesús no fue “abandonado” por Dios sino que sufría la misma suerte que los profetas que denunciaban a los “malos pastores”.
̵            Jesús era el mayor Profeta del Reino y sufre la misma mala suerte que los anteriores profetas (como Juan Bautista, por ejemplo).
  1. Jesús es el Mesías querido por Dios
̵            Según las profecías, el Mesías iba a ser aquel que iba a restaurar la grandeza del Pueblo de Moisés: libertad sin dominación romana, fidelidad (fe renovada) a la alianza con Dios y vida feliz entre todos los habitantes librados de la pobreza.
̵            También según las profecías, el Mesías iba a ser un gran Rey, parecido a David, triunfador de todos los romanos, y un gran Profeta, parecido a Elías, famoso por sus milagros y sus hazañas contra las desviaciones religiosas.
̵            Jesús sorprende porque no responde a las expectativas de sus compatriotas: nace y vive pobremente, se dirige prioritariamente a los pobres, elige a sus apóstoles de entre los pobres, anuncia un Reino para los pobres, quiere una transformación social desde la organización fraterna de los pobres… Ni sus apóstoles y discípulos lo entienden.
̵            Al mismo tiempo, el mensaje de Jesús iba calando entre los pobres y sus discípulos entendían que “venía de parte de Dios”…
̵            Al releer las profecías, los discípulos descubren que sí los profetas anuncia un Mesías sencillo (Isaías: no apagará la mecha que humea), pobre (montado sobre un burro: Joel) perseguido y muerto.
  1. Jesús es el Servidor sufriente anunciado por Isaías
̵            El profeta Isaías era el que más había hablado del Mesías venidero. Entre sus anuncios estaba el de un Servidor sufriente enviado y conducido por Dios.
̵            Son 4 las profecías (llamadas también “Cantos”) de Isaías relacionadas con el Servidor o Siervo sufriente: 1. Dios escoge a su siervo (42,1-9). 2. El Siervo de Dios descubre su misión (49,1-6). 3. El Siervo asume y ejecuta su misión (50,4-9). 4. Pasión y victoria final del Siervo de Dios (52,13-53,12).
̵            Después de la muerte de Jesús los discípulos relacionaron a Jesús con este “Siervo sufriente y victorioso anunciado por Isaías. Esto fue para ellos la clave para entender la muerte y la resurrección de Jesús.
  1. Jesús es el Sacerdote de una nueva alianza
̵            Otra dificultad para los discípulos de Jesús confundidos por su muerte en la cruz era lo del “sacerdocio” de Jesús.
̵            No podían identificarlo con los sacerdotes judíos… que habían organizado su muerte con Pilato. Tampoco Jesús era de ninguna clase sacerdotal.
̵            La clave fue el sacerdocio de Melquisedec (rey de -Jeru- Salem que hace alianza con Abraham, le ofrece pan y vino: Génesis 14,19; Salmo 110,4; Hebreos 5,6 y 7,1): “Tú eres sacerdote a la manera de Melquisedec”.
̵            Jesús había anunciado que Dios no quería “ni sacrificios ni ofrendas (de animales), sino misericordia y justicia” (Mateo 12,7).
̵            Lo que quería Dios era un pueblo que viviera la misericordia y la justicia. Eso fue lo que ofreció Jesús en la cruz: su muerte era la consecuencia del empeño de Jesús por construir un Reino de “misericordia y de justicia”.
̵            Eso fue lo que ofreció Jesús como “nuevo sacerdote” y que había anticipado en la última Cena con sus discípulos con “el pan y el vino”, “a la manera de Melquisedec”.

CONCLUSIONES PARA NOSOTROS

  1. Ayer con Jesús
̵            Jesús murió por seguir fiel a Dios y su proyecto hasta la muerte, haciéndose pobre con los pobres y construyendo el Reino desde ellos, lo que no era del agrado de las autoridades romanas y judías.
̵            La muerte de Jesús demuestra su identificación con los más pobres y los más sufridos del mundo, como, por ejemplo, con los mártires de América Latina por el Reino.
̵            Dios no quiso la muerte de Jesús. Ésta es la consecuencia de la maldad humana: la de las autoridades corruptas de su tiempo que no quería perder sus privilegios.
̵            Los primeros cristianos tuvieron que convertirse de la fe judía a la fe cristiana (en Cristo Jesús): unieron su fe antigua con la novedad de Jesús.
  1. Hoy con nosotros
̵            Tenemos que confirmar que el Reino es lo único absoluto y se construye desde una vida sencilla y en solidaridad con los más pobres.
̵            Nuestra religiosidad y nuestras devociones unen la fe en Jesús y la solución de nuestras necesidades. Hay que iluminarla con la Palabra de Jesús y la realidad de hoy. La vela, que “muere” para iluminar, es el símbolo de la muerte y resurrección, tanto de nuestros difuntos como de Jesús.
̵            Dios no quiere ni el sufrimiento ni la muerte de nadie. Ayuda a los que pasan por allí a descubrir que, si son la consecuencia de una vida de “justicia y misericordia”, desembocan en la resurrección. Dios no cambia la maldad humana, sino que le da un nuevo destino.
  1. Compromisos
̵            Noviembre 15: Celebración de “las cruces sobre el agua” (masacre de Guayaquil en 1922).
̵            Noviembre 15: Comienzo de la Novena a Cristo Rey (reuniones entre vecinos).
̵            Noviembre 24: Fiesta de Cristo Rey.
̵            Otras fechas: Noviembre 25 (Día de la No Violencia contra la Mujer). Diciembre 10: Día de los Derechos Humanos. Diciembre 12: Fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Diciembre 15: Novena de Navidad.





Tema  6 : LA  RESURRECCIÓN  DE  JESÚS
Comunidad  del  “Bien  Vivir” – Ciudad  del  Río



“ ÉL  ESTÁ  VIVO  EN  MEDIO  DE  NOSOTROS ”



Comentarios PR.
INTRODUCCIÓN

̵            En esta unidad verás que la vida, la práctica histórica, el mensaje y la muerte de Jesús serán aceptados por Dios Padre.
̵            Verás la ratificación del camino hecho por el Jesús de Nazaret y que se torna el camino teológico.
̵            También te informarás sobre el sentido de las escenas de apariciones presentes en los Evangelios y su valor teológico.


Reflexiones previas:
Se trata de una visión de fe que interpreta a Jesús, su muerte y la continuidad de su movimiento. El origen es histórico, pero la interpretación es religiosa.
Se trata de un tema que toca el corazón de nuestra fe. Entremos poco a poco en esta nueva visión de Jesús y su resurrección.
OBJETIVOS
-       Se comprenderá que la resurrección es la ratificación de la práctica histórica de Jesús de Nazaret por el Dios Padre (cf. Hechos 2,36).
-       Se reconocerá la resurrección como utopía en la historia, pues la muerte no tiene la última palabra sobre Jesús y sobre la Historia.


̵            La vida y muerte de Jesús toca el sentido de la vida humana en su dimensión espiritual.
̵            La resurrección está en continuidad con la vida humana de Jesús
DESARROLLO

La resurrección está en el corazón del cristianismo: “Si Cristo no resucitó, nuestra predicación es vacía y también vacía es la fe que ustedes tienen” (1 Corintios 15,14). La resurrección inserta a Jesús definitivamente en la historia y reagrupa a los discípulos nuevamente en comunidad. La resurrección supera la fosa cavada por la muerte en la cruz y ratifica la vida, la práctica, el mensaje y la misma muerte del carpintero de Galilea. Por la resurrección el Crucificado se transforma en “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14,6; Juan 8,14). Hay una identidad entre el Crucificado y el Resucitado: “Que todo el pueblo de Israel reconozca a ese Jesús que ustedes crucificaron, Dios lo hizo Señor y Mesías” (Hechos 2,36). El resucitado continúa actuando, por la fuerza del Espíritu, sobre los discípulos y discípulas en el devenir de la Historia.

La fe en la resurrección pasa por las y los apóstoles, hombres y mujeres que atestiguan su fe en lo que vieron y oyeron. ”Lo que oímos, lo que vimos con nuestros ojos, lo que contemplamos y lo que palparon nuestras manos... Eso que nosotros vimos y oímos ahora se lo anunciamos a ustedes, para que ustedes estén en comunión con nosotros” (1 Juan 1,1.3). Tenemos que confiar en que los discípulos y discípulas dicen la verdad respecto de su certeza de haber visto a Jesús después de su muerte: Asumen una vida consecuente con esa verdad hasta el martirio.

Hoy la fe en la resurrección debe implicar para todos los que se dicen cristianos y cristianas la misma coherencia. Tenemos que anunciar a Jesucristo crucificado y resucitado y asumir en nuestras vidas las consecuencias de su mensaje. Desgraciadamente, estamos lejos de asumir la resurrección de Jesús en nuestra vida concreta y en la vida de la sociedad. En verdad, vivimos en contradicción con el ser cristiano, porque el abismo entre ricos y pobres es cada vez más profundo, como afirman los obispos en Puebla.

La presencia del resucitado en la historia es descrita por las apariciones. Las apariciones son relatos teológicos que muestran la nueva presencia del resucitado: ahora él asume un cuerpo espiritual (1 Corintios 15,44-49). Ellas indican, por un lado, una continuidad, esto es, Jesús se deja ver, tocar; come con sus discípulos, habla con ellos. Por otro lado representan una discontinuidad, esto es, aparece estando cerradas las puertas y ventanas; no se deja aprisionar por las limitaciones materiales.
“En las apariciones aparece una discontinuidad esencial en Jesús, pues el muerto aparece vivo y el crucificado aparece exaltado. Sin embargo se realza también la continuidad. La resurrección no transformó a Jesús de tal manera que su vida terrestre hubiese sido apenas algo provisorio, sino que la resurrección da consistencia perenne a esa vida” (6).

Por eso, la historia de Jesús human será siempre el camino para llegar al Cristo de la fe y su seguimiento de Jesús es la condición necesaria para tener una experiencia del resucitado. Sin el seguimiento de Jesús en el Espíritu no podemos tener acceso a la fe pascual.

En este sentido, las apariciones atestiguan el valor de la historia de Jesús, pues en todos los relatos notamos siempre una referencia a la vida de Jesús: “En todas las ocasiones el puente entre el resucitado y el Jesús pre-pascual se establece de la misma manera indirecta: por la reminiscencia de algo característico de Jesús y que permanece, o reaparece, a pesar de la transformación operada en él: otra pesca milagrosa, el nombre propio pronunciado, la fracción del pan, las heridas recibidas en la cruz” (7).

En otras palabras, las apariciones muestran a Jesús presente y vivo en la historia y en la comunidad de los fieles, la Iglesia, obrando la liberación y salvación. Creer en la resurrección es, pues, asumir el proyecto de Jesús hoy, en el aquí y ahora. Es asumir su lucha, retomar la buena nueva anunciada a los pobres. La resurrección no saca a Jesús de la Historia. Por el contrario, la resurrección lo inserta definitivamente en la Historia, asumiendo los dolores y sufrimientos de los crucificados de hoy.

Para ser coherentes con la fe en el resucitado, tenemos que asumir en nuestra vida la misma trayectoria de Jesús. En este sentido, la resurrección nos abre a la misión, con la certeza de que el resucitado estará presente con nosotros hasta el fin de los tiempos (Mateo 28,20). Quien cree en el camino de Jesús, tiene la certeza del futuro asegurado, porque sabe de dónde vino y sabe para dónde va (Juan 8,14). Aunque sea perseguido, el que cree en el camino de Jesús nunca será abandonado, porque será recibido por el Padre, como el mismo Jesús lo fue.

Esa es la verdad perenne de la resurrección: Dios Padre ratifica el camino de Jesús, contradiciendo lo que le hicieron a Jesús clavándolo en la cruz. De la misma manera hoy, Dios Padre acoge a los que entran en el camino de Jesús, aunque el mundo los condene. La resurrección testifica que la muerte no tiene la última palabra sobre la vida y sobre la Historia. La vida es más fuerte que la muerte: he ahí el testimonio definitivo de la resurrección.



La vida, los hechos y las palabras de Jesús han sido leídos y escritos después de la resurrección. Es el Resucitado que vuelve a nacer, hablar, actuar y morir entre nosotros.

El “Espíritu” es la fuerza espiritual (interior) que permite, por una parte, esta comprensión de Jesús y, por otra, su seguimiento.






La fe es la opción de creer a la manera de las y los primeros discípulos. Ellos son la referencia que no impide la creatividad según la realidad y cultura actuales.









El escándalo ricos-pobres es uno de los elementos -fundamental por cierto- del movimiento iniciado por Jesús. Existen también otros elementos característicos del mensaje de Jesús.


Notemos también que Jesús “aparece” solamente a las y los que lo siguieron.










Lastimosamente en el credo que rezamos en la misa, esta parte histórica de la vida -su ministerio de profeta y mesías del Reino- no está señalada…



















La misión es la primera característica del seguimiento de Jesús: todo en la fe nuestra y en la Iglesia debe estar al servicio de la misión. No nos anunciamos a nosotros mismos ni anunciamos la Iglesia sino el Reino.
Por una parte, Cristo está presente por la fuerza de su resurrección; por otra parte, lo hacemos presente al continuar lo que él ha dicho y hecho.


PREGUNTAS

1.       ¿Qué es lo que más llama la atención sobre la resurrección de Jesús?
2.       ¿Dónde y en quiénes reconocemos la presencia de Jesús resucitado hoy?
3.       ¿A qué compromisos nos llama la resurrección de Jesús?




RESUMEN: JESÚS ESTÁ VIVO ENTRE NOSOTROS.

La resurrección
Muchas veces nos quedamos en la cruz… Lo más importante es la resurrección.
Por ejemplo: la multitudinaria del Viernes santo en Guayaquil. Otro ejemplo: “Desde que mi hijo murió, yo estoy muerto” – “Las personas resucitan en nosotros, por pensar en ellos y sobre todo por continuar haciendo presente su manera de vivir”.
El Evangelio es una práctica: todo lo bueno es signo de la presencia de Dios y de la resurrección de Jesús.
Mientras no nos hemos detenido ante la muerte, estamos manifestando la resurrección en la solidaridad, la armonía, la alegría está la resurrección.
La resurrección es exigencia de vida nueva. La resurrección nos dice que la vida no se detiene… Nosotros sí nos podemos detener… la vida no: otros la están haciendo crecer.

Los discípulos
  1. Nos dan signos de la resurrección de Jesús
̵            Sepulcro vacío.
̵            Apariciones.
̵            Testimonio de los apóstoles hasta el martirio.
̵            La constitución de Comunidades seguidores de Jesús y constructores de su proyecto.
  1. Los textos manifiestan continuidad y discontinuidad
̵            Continuidad: Jesús es el mismo. Su mensaje es el Reino. Los discípulos continuarán el proyecto de Jesús.
̵            Discontinuidad: Jesús aparece a los que lo habían seguido. El proyecto de Jesús continúa en las y los que optan por él: en esto hacen la experiencia de Jesús.
  1. ¿Dónde se hace presente Jesús?
Nos contestan los discípulos de Emaús: en la amistad, en la Biblia, en el compartir del pan, en la comunidad de los discípulos.

Nuestra fe en la resurrección
  1. Jesús nos da vida eterna si la sabemos acoger.
  2. La resurrección da continuidad al proyecto de Jesús.
  3. Si nos quedamos sin hacer nada por el Reino, estamos muertos; no manifestamos a un Cristo resucitado. Fortalecer todo lo que es vida.
  4. “En vida, hermano, en vida”. La resurrección no es después de la muerte, es ahora. Tendremos la plenitud de la resurrección si la hemos hecho presente por nuestra vida.






Tema  7 :  COMUNIDADES  COHERENTES  Y  CONSECUENTES
CON  LA  PRÁCTICA  LIBERADORA DE  JESÚS


“Todos reconocerán que ustedes son mis discípulos
si se aman unos a otros
como yo lo he amado” (Juan 15,35).

Comentarios. PR.

Jesús nos llama personalmente
Para seguirlo en Comunidades.

INTRODUCCIÓN

La misión del cristianismo es la constitución de comunidades por los seguidores de Jesús. Estas comunidades deben ser consecuentes con la práctica histórica de Jesús, actuando en la historia como Él: con sensibilidad por los pobres y con espíritu profético.
Juntos nos unimos para continuar el proyecto del Reino.


Ser cristiano es vivir en comunidades.
El seguimiento de Jesús en las primeras comunidades cristianas no fue tan radical como la práctica de Jesús.
San Pablo, por ejemplo, habla muy poco del Reino: no es su referencia principal…
DESARROLLO

El papa Juan Pablo II, en la Exhortación Apostólica Vocación y Misión de los Laicos/as en la Iglesia y en el Mundo”, afirma que la Nueva Evangelización tiene por finalidad “formar comunidades eclesiales maduras, donde la fe florezca y realice todo su significado originario de adhesión a la persona de Cristo y a su Evangelio” (n.34). Esto significa que los seguidores/as de Jesús de Nazaret debemos asumir su proyecto que es la construcción del Reino.

Formar comunidades es la razón de ser del Cristianismo. Las comunidades somos, por la fuerza y la dinámica del Espíritu, la continuación del mismo Jesucristo. Somos su presencia en el mundo por nuestro actuar colectivo. Esta es la advertencia presente en la afirmación del evangelista Juan: “Reconocerán que son mis discípulos si se aman unos a otros” (Juan 13,35a) y si trabajamos por la liberación de los pobres: “Tuve hambre y ustedes me dieron de comer...” (Mateo 25, 31-46).

La mejor forma de predicar a Jesucristo es la constitución de comunidades que hagan presente su práctica liberadora. Esta es la mejor contribución que los cristianos/as podemos dar al mundo. Si la palabra anunciada es importante, con mucha más razón la vivencia es fundamental para que el testimonio sea aceptado. Ciertamente el mundo nos miraría de forma diferente si hubiera mayor empeño de parte de la Iglesia en la realización de la voluntad de Dios expresada en la vida de Jesús de Nazaret. Su propuesta es muy explícita: “Yo vine para que todos/as tengan vida, y vida en abundancia” (Juan 10,10).

Empeñarse en la construcción de una sociedad donde todos puedan tener acceso a los bienes de la vida forma parte del compromiso de las comunidades de los seguidores/as de Jesucristo. Este actuar recibe el nombre de “evangelización”. Evangelizar significa anunciar una “Buena Noticia”. Hoy, los cristianos/as debemos empeñarnos en el anuncio de Buenas Noticias como por ejemplo: la tierra es para quien la trabaja, las casas son para los que las necesita para vivir dignamente, un empleo es un derecho para todo adulto, los beneficios son de todos los que los van sudando, el agua es de todos los que la necesitan, la dignidad está en la fraternidad, la ciudadanía es la participación en las decisiones que nos conciernan… Las comunidades seguidoras de Jesucristo debemos proclamar esto y mucho más en palabras y en hechos. Así daremos sentido a la vida de las personas, abriéndolas a la vivencia del compartir, de la solidaridad, de la justicia, de la convivencia de hermanos y hermanas. De este modo, seremos fieles a los pedidos de Jesús en su discurso escatológico de Mateo 25,31-46: Juntos conseguir pan, techo, empleo, tierra, casa, dignidad, derechos…

En este sentido, la fe cristiana debe realizar todo lo que significa: aceptar a Jesucristo como salvador y liberador es ser Buena Noticia y Bien Vivir para los oprimidos y excluidos (cf. Lucas 4,16-21; Mateo 11,2-6; Lucas 7,18-23). Ahí está el verdadero sentido del seguimiento. Hoy, en muchos medios cristianos, católicos o evangélicos, se dice mucho que se ha aceptado a Jesús y que Jesús nos salva. Sin embargo, muchas veces en la práctica y el seguimiento de Jesús, no es así. Podemos reunirnos mucha gente, celebrar bonitas liturgias, gritar la Biblia por las calles… pero si no vivimos lo que predicamos, somos unos farsantes.

En este sentido, la constitución de comunidades vivas, como afirma Juan Pablo II, quiere significar comunidades que sean coherentes con la práctica histórica de Jesús de Nazaret. Y ser coherente como Jesús de Nazaret requiere la vivencia de la fe cristiana en todas las dimensiones de la vida, como afirma el Documento de Medellín(1968), en la Introducción a las Conclusiones (1968): “Así como Israel, el antiguo Pueblo, sentía la presencia salvífica de Dios cuando les da la liberación de Egipto, el paso del Mar Rojo y la conquista de la Tierra Prometida, así también nosotros, el Nuevo Pueblo de Dios, no podemos dejar de sentir su paso que salva cuando se da “el verdadero desarrollo, que es, para todos y cada uno, el paso de condiciones menos humanas a condiciones más humanas” (n.6 – Papa Pablo 6º).
A partir de esta afirmación, el texto de Madellín habla de las carencias materiales, de las carencias morales, de las estructuras opresoras y apunta a la superación de la miseria, por la afirmación de la dignidad de la persona humana, del reconocimiento de los valores supremos, de los cuales Dios es el origen y término.

De esta forma, las comunidades de los seguidores/as de Jesucristo, para llegar a ser presencia viva de Jesús en el mundo, debemos actuar como él actuó. El seguimiento de Jesús en todas las dimensiones que la fe cristiana implica requiere el compromiso de los cristianos/as en todas las batallas que generan vida y que apuntan a una convivencia fraternal y sororal entre hombres y mujeres, hijos e hijas del mismo Padre-Madre, que Jesús de Nazaret nos reveló. No podemos anunciar el Evangelio a medias. La fe, como nos afirma Santiago, debe desembocar en prácticas económicas solidarias, en compartir fraterno equitativo, en reuniones alegres, en acciones transformadoras de las persones y las estructuras, porque “la fe sin obras es una fe muerta” (Santiago 2,1-17). San Pablo selló esta comprensión de la vivencia de la fe en el gran himno de 1 Corintios 13,3: “Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo, pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve”. Sin el amor no habrá seguimiento de Jesucristo, porque la “religión pura y sin mancha delante de Dios, nuestro Padre, es ésta: socorrer a los huérfanos y a las viudas cuando están en aflicción, y mantenerse libre de la corrupción del mundo” (Santiago 1,27).

El mensaje del Nuevo Testamento está arraigado en la tradición de los profetas (Amos 5,21-25; Isaías 1,10-20); está presente en los Salmos (Salmo 145); aparece en la literatura sapiencial (Eclesiástico 34,18-24) y desemboca en el grande criterio de perdición o salvación, en el texto de Mateo 25,31-46).

Nuestro compromiso es que podamos estar atentos y abiertos a esta gran tradición de la Biblia y que podamos constituir comunidades cristianas coherentes y consecuentes con la práctica liberadora de Jesús de Nazaret.



La evangelización, con miras al Reino, tiene una doble dimensión: religiosa y socio-política. Se trata de cambiar las personas y las estructuras que atropellan al ser humano.



Las comunidades somos el “cuerpo de Cristo”, su encarnación continuada colectivamente.

Los bautizados que no viven en comunidades, todavía no son cristianos, porque no han descubierto esta característica fundamental del seguimiento de Jesús.

Si fuéramos cristianos de verdad… el mundo fuera muy diferente

Tal vez se pueda decir en este momento (con Hans Kung y otros) que la jerarquía católica es impedimento para un seguimiento de Jesucristo como debe ser.


Recordemos la afirmación del papa Pablo 6º (El anuncio del evangelio) retomado en Puebla (26): “La Iglesia, repitieron los Obispos, tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, entre los cuales hay muchos hijos suyos; el deber de ayudar a que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extraño a la evangelización”.

El compromiso de “dar sentido a la vida” es lograr cambios que abarquen las dimensiones personales, colectivas, eclesiales y estructurales (socio-culturales y económico-políticas).

El mandamiento de Jesús tiene una dimensión colectiva: “Amarnos los unos a los otros”. Esto significa que hay que unirnos para amarnos. Individualmente resulta prácticamente imposible un amor que transforma la vida, las personas y la sociedad.



“Mi Padre es glorificado cuando ustedes producen abundantes frutos: entonces pasan a ser discípulos míos” (Juan 15,8).

Aparecida (362): “La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente” (Más adelante Nota 1: texto completo).







Aparecida (391): “La opción preferencial por los pobres es uno de los rasgos que marca la fisonomía de la Iglesia latinoamericana y caribeña. De hecho, Juan Pablo II, dirigiéndose a nuestro continente, sostuvo que “convertirse al Evangelio para el pueblo cristiano que vive en América, significa revisar todos los ambientes y dimensiones de su vida, especialmente todo lo que pertenece al orden social y a la obtención del bien común”.








Eclesiástico o Sirácides 34,18-22 es un texto particularmente impactante (provocó la conversión de Bartolomé de Las Casas): “Mata a su prójimo el que le quita los medios para sobrevivir; retener el salario de un trabajador es lo mismo que derramar su sangre” (Más adelante Nota 2: Texto completo).

Notas: Texto completo de 1ª Corintos 13,1-13; Aparecida 362 y Sirácides 34,18-22.

  1. Himno de san Pablo (1ª Corintios 13,1-13): Sin amor, no soy nada.
    “Aunque hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles,
si me falta el amor sería como bronce que resuena o campana que retiñe.
Aunque tuviera el don de profecía y descubriera todos los misterios -el saber más elevado-,
aunque tuviera tanta fe como para trasladar montes, si me falta el amor nada soy.
Aunque repartiera todo lo que poseo e incluso sacrificara mi cuerpo,
pero para recibir alabanzas y sin tener el amor, de nada me sirve.
El amor es paciente y muestra comprensión.
El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla.
No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo.
No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad.
Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará.
Las profecías perderán su razón de ser, callarán las lenguas y ya no servirá el saber más elevado.
Porque este saber queda muy imperfecto, y nuestras profecías también son algo muy limitado;
y cuando llegue lo perfecto, lo que es limitado desaparecerá.
Cuando era niño, hablaba como niño, pensaba y razonaba como niño.
Pero cuando me hice hombre, dejé de lado las cosas de niño.
Así también en el momento presente vemos las cosas como en un mal espejo y hay que adivinarlas,
pero entonces las veremos cara a cara.
Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido.
Ahora, pues, son válidas la fe, la esperanza y el amor; las tres, pero la mayor de estas tres es el amor”.

  1. Aparecida 362
    “Asumimos el compromiso de una gran misión en todo el Continente, que nos exigirá profundizar y enriquecer todas las razones y motivaciones que permitan convertir a cada creyente en un discípulo misionero. Necesitamos desarrollar la dimensión misionera de la vida en Cristo. La Iglesia necesita una fuerte conmoción que le impida instalarse en la comodidad, el estancamiento y en la tibieza, al margen del sufrimiento de los pobres del Continente. Necesitamos que cada comunidad cristiana se convierta en un poderoso centro de irradiación de la vida en Cristo. Esperamos un nuevo Pentecostés que nos libre de la fatiga, la desilusión, la acomodación al ambiente; una venida del Espíritu que renueve nuestra alegría y nuestra esperanza. Por eso, se volverá imperioso asegurar cálidos espacios de oración comunitaria que alimenten el fuego de un ardor incontenible y hagan posible un atractivo testimonio de unidad “para que el mundo crea” (Juan 17, 21)”.

  1. Sirácides 34,18-22: Los sacrificios gratos a Dios
    “Dar a Dios una cosa mal adquirida es una ofrenda sucia;
los dones de los malvados no pueden agradar a Dios.
Al Altísimo no le agradan las ofrendas de los impíos;
sus pecados no serán perdonados a fuerza de sacrificios.
Ofrecer un sacrificio con lo que pertenecía a los indigentes
es condenar a muerte a un hijo en honor de su padre.
El pan que mendigan es la vida de los pobres;
el que se lo quita es un asesino.
Mata a su prójimo el que le quita los medios para sobrevivir;
retener el salario de un trabajador es lo mismo que derramar su sangre”.


RESUMEN: A  JESÚS  SE  LO  SIGUE  EN  COMUNIDADES

Comunidad cristiana es un grupo estable que se reúne en torno a la Palabra de Dios para vivir según el proyecto del Reino.
El bautizado que no vive en Comunidad todavía no es cristiano. No ha descubierto el compromiso por el Reino.
Empezamos a ser cristianos cuando nos unimos para vivir el compartir, la solidaridad, la amistad, la justicia, es decir, personas que estamos viviendo el Bien Común. Así cumplimos el mandamiento de Jesús: “Se amarán unos a otros como yo los he amado”.
Jesús nos dice que, siendo Comunidad, somos su presencia, su cuerpo.
Todos somos necesarios, como todos los miembros del cuerpo.

La meta del Reino es la vida y la vida en abundancia para todos. Eso es la Evangelización: la proclamación de la buena noticia del Reino a todos, especialmente a los pobres.
“Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed, estaba enfermo…”. Jesús se identifica con los más pobres.
La salvación es la vida en plenitud, cuya búsqueda comienza ahora y nunca está completamente terminada.

Convertirse a Jesús es convertirse a los pobres, a sus causas, al ejemplo de Jesús.
Jesús comenzó formando una comunidad con sus discípulos y discípulas, y ellos/as así siguieron después de su muerte-resurrección.

Es en Comunidad que vamos a descubrir lo que es la fe, cómo entender al Reino, la vida, el bien y el mal, la verdadera lucha…

El Reino es personal y colectivo; abarca todos los aspectos de la existencia.
Hacer lo que se predica: eso es el Reino. Si no tenemos amor no servimos para nada.






Tema  8 :   L A S   I M Á G E N E S   S O B R E   J E S Ú S

Comunidad del Bien Vivir, Ciudad del Río.
Noviembre de 2012.

Contenido
  1. Temática
  2. Anexos
̵            Poemas del Siervo Sufriente según el profeta Isaías.
̵            Cantos: “No lo conocen” y “Cristo Andino”.
̵            José Comblin: La fe y la salvación (2 páginas)
  1. Memoria-Resumen.

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Preguntas preliminares
  1. ¿Cuál es el nombre que más nos gusta aplicar a Jesús? Digamos por qué motivos.
  2. ¿Cuál es el acontecimiento o la palabra de Jesús que más nos llama la atención?


INTRODUCCIÓN: Objetivos.

En esta unidad veremos que, en cada época de la Historia los cristianos y cristianas, se busca formas diferentes de comprehender la vida de Jesús y su proyecto del Reino, más acorde a la realidad del momento.

De esta forma vamos a entender cómo las imágenes de Jesús intentan traducir la experiencia de fe de las comunidades en los diferentes contextos socio-históricos.

Comentarios PR.

Si Jesús no ha escrito nada, ¿no será para que cada época encuentre su rostro siempre nuevo que responda a los interrogantes del momento y de sus seguidores?
Recordemos que la meta no es tanto conocer, sino construir el Reino de Dios acorde a la época en que se vive; el conocimiento está al servicio de la práctica
DESARROLLO

En la historia del cristianismo encontramos muchas imágenes de Jesús. Cada época acaba tejiendo su propia imagen, revelando la comprensión de la vida, de la práctica y del papel de Jesús en el plan de salvación. Cada imagen trae consigo las marcas de su época: sus aspiraciones, conflictos, utopías.

Partiendo del Nuevo Testamento, podemos observar que las imágenes de Jesús se presentan de acuerdo con los intereses y necesidades de las comunidades. En los evangelios notamos la presencia de imágenes de Jesús articuladas con la profesión de fe y las vivencias de estas comunidades.

-       Marcos, retomando los cantos del Siervo Sufriente del profeta Isaías, presenta a Jesús como el Mesías en la forma de Siervo Sufriente que viene a rescatar al ser humano (Marcos 10,45).

-       Mateo, retomando el Éxodo, evoca en la persona de Jesús la figura del Nuevo Moisés, que realiza la liberación plena del ser humano.

-       Lucas, preocupado por la evangelización de los pobres, retrata a Jesús en la figura del mártir inocente, el justo que asume el sufrimiento en forma solidaria.

-       Juan presenta a Jesús como el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas (Juan 10,1-10).

Son imágenes que procuran traducir la vivencia de las comunidades en contextos de vida diferentes, pero manteniendo siempre una coherencia con el proyecto del Reino anunciado por Jesús.

También al interior del Nuevo Testamento vamos a encontrar otras imágenes de Jesús asociándolo al “Nuevo Adán” (carta a los Romanos), al “Cordero” (Apocalipsis), al “Sumo Sacerdote” (Carta a los Hebreos)… Son imágenes que traducen la comprensión del misterio de Jesús a partir de las vivencias de las comunidades y que son relatadas para ser seguidas. De este modo las imágenes traen un anuncio de Jesucristo muy unido al campo de la vida de las comunidades. Ahí reside su valor.

Pero cuando se desvinculan de su momento generador, esas imágenes corren el riesgo de distorsionar la comprensión de la vida y de la práctica de Jesús, sirviendo intereses del momento para reforzar el poder de los que las manejan. Ha sido el proceso del paso del cristianismo a religión oficial del Estado en el imperio romano. En esa época, se pasó de la figura de Jesús como “Buen Pastor”, a la figura de Jesús como “general”, y más tarde a “señor feudal todopoderoso”. En estas imágenes notamos conflictos de intereses y, consecuentemente, una contradicción entre el Jesús artesano o campesino pobre de Galilea (Marcos 6,1-6) y el Jesús descendiente de familia imperial y general del ejército.

Esa contradicción que encontramos en las imágenes de Jesús en la Iglesia constantiniana, continuó presente en el correr de toda la historia de la Iglesia. Hoy también notamos nuevas imágenes de Jesús que se nos presentan en cantos, esculturas, grabados, pinturas. De un lado encontramos unas que presentan a Jesús como juez, como maestro, como señor poderoso, aquel que todo lo puede, al lado de un Jesús más sencillo, servidor, de piel curtida, un Jesús indio, joven, negro… Esas imágenes siguen traduciendo diferentes vivencias de las comunidades, que revelan un aspecto más significativo para hoy del misterio de Jesucristo.

Ninguna imagen conseguirá agotar el misterio total de Jesús. No son más que aproximaciones a la comprensión y vivencia del misterio de la salvación traída por Jesucristo.

En este sentido, podemos recordar el texto de Juan -“quien me vio, vio al Padre” (Juan 14,9). De esta manera, las imágenes intentan ser una traducción, para el momento vivido, de la vivencia que tenemos de Jesús. En ellas encontramos, a veces más a veces menos, el refuerzo de la divinidad o de la humanidad de Jesús. Muchas veces, al traducir en las imágenes nuestra vivencia del misterio de Jesús, si insistimos demasiado en un solo aspecto, de esa forma podemos desfigurar su comprensión. La profesión de fe cristiana expresada en el Concilio de Calcedonia (451 d.C.) nos invita a no limitarnos en la humanidad de Jesús a una realidad aparente, porque se podría caer, como en esa época en el error del “docetismo”: Jesús es sólo un hombre más). Tampoco podemos negar en él la igualdad con el Padre, porque caeríamos en el error del “arrianismo”, doctrina que negaba la divinidad plena de Jesús.

Las imágenes de Jesús que tenemos en nuestro medio pueden ayudarnos a vivir el misterio de la salvación de forma coherente con el mensaje del Evangelio. Pero siempre deben procurar mantener toda la profundidad y fecundidad del misterio, como nos indica la Dei Verbum, 4: “Jesucristo, Verbo (Palabra de Dios) hecho carne, enviado como hombre a los hombres, profiere las palabras de Dios y consuma la obra salvífica que el Padre le confió. Por eso, el que lo ve a Él, ve también al Padre, por la total presencia y manifestación de sí mismo por sus palabras y obras, signos y milagros, y especialmente por su muerte y gloriosa resurrección de entre los muertos y, finalmente, por el Espíritu de verdad enviado, realiza y completa la revelación y la confirma, atestiguando de manera divina que Dios está con nosotros para liberarnos de las tinieblas y del pecado y para resucitarnos para la vida eterna”.

En otras palabras, Jesús nos salva a través de su encarnación: “Él es el amino, la verdad y la vida” y las imágenes de Jesús no ayudan a comprender y actualizar la fuerza de este misterio.

El Concilio Vaticano 2º tradujo esta verdad en una expresión muy feliz: “En efecto, por su encarnación, el Hijo de Dios se unió de algún modo a todo hombre. Trabajó con manos humanas, pensó con inteligencia humana, actuó con voluntad humana, amó con corazón humano. Nacido de la Virgen María, se hizo verdaderamente uno de nosotros, semejante a nosotros en todo, menos en el pecado” (Gaudium et Spes, 22).

Monseñor Pedro Casaldáliga, el gran místico del Araguaia (Brasil), describe así el misterio de la encarnación, expresando la tensión siempre presente en la vivencia del cristianismo entre la divinidad y la humanidad de Jesús:
“En el vientre de María, Dios se hizo hombre.
Pero en taller de José, Dios también se hizo clase”.
O también en otro poema:
“El Verbo se hizo carne. El Verbo se hizo pobre.
El Verbo se hace indio. Planta entre nosotros su carpa”.

Frei Betto, sacerdote brasileño, a partir de Puebla, 31-39 y a la luz de Mateo 25,31-46, trató de mostrar la presencia de Jesús en los pobres y excluidos de nuestra sociedad:
“Su nombre es Jesucristo.
Su Nombre es Jesucristo, y pasa hambre
y grita por la boca de los hambrientos.
y la gente, cuando lo ve, pasa de largo,
a veces para llegar de prisa a la iglesia.
Su Nombre es Jesucristo, y está sin casa
y duerme al borde de la calzada,
y la gente, cuando lo ve, apura el paso,
y dice que él durmió borracho”.
Entre nosotros está y no lo conocemos.
Entre nosotros está y nosotros lo despreciamos.
Su Nombre es Jesucristo y es analfabeto
y vive mendigando un subempleo
y la gente, cuando lo ve, dice:
"es un inútil, mejor que trabajase y no pidiera".
Su Nombre es Jesucristo, y está expulsado,
de los círculos sociales y de las Iglesias,
porque hicieron de él un rey poderoso,
mientras que él vive como un pobre.
Su Nombre es Jesucristo, y está enfermo
y vive tras las rejas de la cárcel.
Y nosotros muy raramente vamos a verlo,
sabemos que es un marginal.
Su Nombre es Jesucristo, y anda sediento,
por un mundo de amor y de justicia,
pero luego que protesta por la paz
la orden lo obliga a ser de guerra.
Su Nombre es Jesucristo, y es difamado,
y vive en los inmundos prostíbulos,
Pero muchos lo expulsan de la ciudad,
por miedo de darle la mano.
Su Nombre es Jesucristo, y es todo hombre,
que vive en este mundo o quiere vivir,
pues para él no existen más fronteras,
sólo quiere hacer de todos nosotros hermanos”.

Las imágenes de Jesús intentan traducir, en lenguaje poético el gran misterio de la encarnación. Que todos nosotros podamos estar siempre atentos/as a su gran potencial evangelizador y procuremos siempre expresar a Jesús en toda su plenitud, vivenciando profundamente el anuncio de su Evangelio del Reino y entrando en su seguimiento.


Notemos que Jesús nos trae no tanto la salvación, sino un “plan: un camino- de salvación”.
La salvación es lograr ser “plenamente humano” (Anexo 3).


El Reino se encarna las maneras de llegar a ser plenamente humano: sus expresiones son múltiples y complementarias, según los lugares.

Sobre el Siervo Sufriente, ver Isaías 52,13-53,12 (En Anexo 1: los demás cantos del Siervo Sufriente)



























Las palabras que decimos en las celebraciones eucarísticas “todopoderoso, omnipotente, Dios de los ejércitos, el honor, el poder y la gloria…” vienen de esta época o su influencia.
















Es normal, por la realidad en la que nos encontramos, que insistamos en unos aspectos más que en otros. La falla sería pensar y decir que estos aspectos son la verdad completa y exclusiva.

















Sabemos que “la Dei Verbum” es uno de los documentos teológicos más importantes del Concilio Vaticano 2º. El documento “Gaudium et Spes” es el más importante al nivel pastoral. (Los documentos conciliares llevan el nombre de sus primeras palabras de su texto, en latín).

El Concilio nos confirma que la “salvación” es liberación integral: material y espiritual, individual y social, colectiva y estructural.



Hoy tenemos que encarnar en nuestra realidad el Reino inaugurado por Jesús, según nuestros propios talentos.






Recordemos que Nuestra Señora de Guadalupe, patrona mestiza de América Latina, apareció “embarazada” a Juan Diego: su hijo también ha de nacer mestizo.





La letra del poema de Frei Betto ha sido retomada en un canto muy popular: “No lo conocéis” (Ver Anexo 2).


Otro canto que ha recorrido toda América Latina es el Credo de la Misa campesina nicaragüense:
“Creo en vos, arquitecto, ingeniero,
Artesano, carpintero, albañil y armador
Creo en vos, constructor del pensamiento
De la música y el viento, de la paz y del amor.
Creo en vos, Cristo obrero…
Creo en vos, Cristo humano, Cristo obrero…
Vos estás resucitando en cada brazo que se alza…
Porque estás vivo en el rancho, en la fábrica, en la escuela…
(Notemos que, ¡lastimosamente, en las profesiones señaladas, no hay una que se refiera a la mujer!).












La “encarnación de Jesús” y de su Reino continúa hoy entre y a través de nosotras y nosotros.

PREGUNTAS PARA EL GRUPO

3.      Actualmente, ¿qué nombres, imágenes, cantos sobre Jesús distorsionan a su persona tal como se nos la presenta en los Evangelios?
4.      ¿Cómo hacer más visibles las imágenes de Jesús que lo representan como liberador de la realidad actual?
5.      ¿Qué conclusiones y compromisos sacamos de toda esta reflexión?


Sugerencias.
Fuera bueno preparar el tema con anticipación:
1.      Leyendo el tema con sus comentarios correspondientes.
2.      Respondiendo personalmente a las preguntas.


 A N E X O S.

Contenido
  1. Poemas del Siervo Sufriente según el profeta Isaías.
  2. Cantos: “No lo conocen” y “Cristo Andino”.
  3. José Comblin: La fe y la salvación (2 páginas)


Anexo  1 :  LOS  4  POEMAS  DEL  SIERVO  SUFRIENTE,  del profeta Isaías

Son una serie de temas de reflexión para pequeños grupos a partir de un folleto de Carlos Mesters).
Me avisan si desean recibir el folleto (guías y comentarios) sobre este tema del Siervo Sufriente.

Primer canto: Dios escoge a su siervo (42,1-9)
-          1-4: Dios escoge a su Siervo y lo presenta al mundo
-          5-7: Dios se dirige a su Siervo y lo destina para la misión
-          8-9: Dios asume la misión del Siervo y garantiza su éxito
Segundo canto: El Siervo de Dios descubre su misión (49,1-6)
-          1-6: El Siervo cuenta cómo descubrió su misión y venció el desánimo
-          5-6: El Siervo describe la misión que recibió de Dios
Tercer canto: El Siervo asume y ejecuta su misión (50,4-9)
-          4: El Siervo se pone al servicio de Dios y de los hermanos desanimados
-          5: El Siervo cuenta cómo resiste contra sus adversarios
-          8-9: El Siervo indica la fuente de su valor y de su fe en la victoria final
Cuarto canto: Pasión y victoria final del Siervo de Dios (52,13-53,12)
-          13-15: Dios anuncia la victoria del Siervo
-          1-9: Los opresores se confiesan culpables por el sufrimiento del Siervo
-          10: Convertidos por el Siervo, los opresores piden a Dios por él
-          11-12: Dios confirma la victoria final del Siervo
Resumen
1.      La semilla de la resistencia (Isaías 42,1-9: Primer Canto)
2.      Un tallito verde de esperanza (49.1-6: Segundo Canto)
3.      La espiga de la historia: Tiempo de lucha y de espera (50,4-9: Tercer Canto)
4.      El fruto maduro de la victoria (52,13-53,12: Cuarto Canto)


Anexo  2 :  C A N T O S (No lo conocéis y Cristo Andino).

-       “No lo conocéis”.
Coro: /Con vosotros está y no lo conocéis; con vosotros está, su nombre es “El señor”/

1. Su nombre es el señor y pasa hambre y clama por la boca del hambriento
y muchos que lo ven pasan de largo, acaso por llegar temprano al templo.
Su nombre es el señor y sed soporta y está en quien de justicia está sediento,
y muchos que lo ven pasan de largo: a veces ocupados en sus rezos.

2. Su nombre es el señor y esta desnudo, la ausencia del amor hiela sus huesos,
y muchos que lo ven pasan de largo, seguros y al calor de su dinero.
Su nombre es el Señor, y enfermo vive, y su agonía es la del enfermo,
y muchos que lo saben no hacen caso, tal vez no frecuentaba mucho el templo.

-       “Cristo andino” ecuatorianizado. Original de Carlos Mejía Godoy, cantautor nicaragüense: “El Cristo de Palacahuina”.

1. Por los cerros de los Andes, casi llegando a la costa del Guayas,
Se vio un resplandor extraño como una aurora de media noche.
Los maizales se encendieron, los cafetales se estremecieron,
Llovió por Cajabamba, por La Troncal, y el ingenio Aztra.

Coro: /Cristo ya nació en la Tierra Andina, es hijo del Hombre y de una tal María.
Ella va a planchar muy humildemente la ropa que goza la mujer ociosa del terrateniente./

2. La gente para mirarlo se rejuntaron en una choza,
El indio Joaquín le trajo de Latacunga quesito de hoja.
En vez de oro, incienso y mirra, le regalaron, según yo supe,
Cocaditas de Esmeraldas, mote, sal prieta y piñita dulce.

3. José, pobre jornalero, pasa sudando todito el día;
lo tiene con reumatismo su chamba de carpintero.
María sueña que el niño, igual que su padre sea carpintero,
Pero el peladito piensa por la justicia luchar primero.


 Anexo 3 :  LA  FE  ES  EL  INICIO  DE  LA  SALVACIÓN.
Padre José  Comblin, teólogo, Brasil.

            El inicio de la salvación es la fe. La fe es la respuesta del hombre al encuentro con Jesús, el despertar de un hombre nuevo, el descubrimiento de algo nuevo en contacto con Jesucristo, el despertar de una libertad y de un amor. De ahí procede el resto de la vida cristiana. Esta fe es acto global de apertura y receptividad ante la presencia de Jesucristo. Las confesiones, formulas o dogmas son apenas explicitación de esa fe inicial, explicitación para responder a necesidades que ya no son propiamente de la fe (deseo de comunicación entre grupos de discípulos, de cohesión, de reconocimiento mutuo, etc.).
Ciertas teologías contemporáneas separan totalmente el acto de fe de la vida humana, como si fuese una salida par otro mundo son contacto con éste. Sin embargo, la fe en Jesucristo es la plenitud y la liberación de una fe vacilante, insegura, ambigua, que se encuentra en el corazón de todo hombre. No se puede vivir sin un inicio de fe: fe en un mínimo de amor, fe en la vida, esto es, en la posibilidad de hacer alguna cosa buena en la vida. La fe en Jesucristo queda en esta línea. Creer en Jesucristo es reconocer en El la verdad sobre el hombre, una verdad no propiamente percibida ni propiamente esperada. Reconocer el verdadero camino, la luz, la vida; lo que es imposible sin una referencia anterior en la vida. Esta fe cristiana es también la salvación de la fe humana. Es revelación y confirmación de la fe inicial, de la verdad de la palabra confusa que todo hombre debe oír en sí mismo. La palabra, viniendo de fuera, ilumina el conjunto de las voces que se oyen dentro del hombre, y destaca, absolutiza la voz de la fe, de la confianza en la primacía del amor, a pesar de todas las experiencias y de la libertad, a pesar de todas las desilusiones. La novedad de Jesucristo no impide que haya continuidad en la fe anterior y la fe en El, ya que la segunda es la salvación, la recuperación, la exaltación de la primera.
            De la fe procede la caridad activa; y de la caridad activa la lucha contra el mal instalado en el mundo. Pues las actividades humanas no son neutrales. Consideradas en un plano abstracto, está claro que las técnicas, las ciencias, las industrias no tienen nada que ver con la fe. Sin embargo, desde el momento en que las técnicas, las ciencias se aplican o realizan tareas determinadas, comienzan las calificaciones. Se nota inmediatamente que las ciencias, técnicas, trabajo, actúan dentro de un sistema de valores, dentro de una estructura de personalidad. Se refieren a reforzar estas estructuras o a cambiarlas. Se colocan al servicio de intereses egoístas o colectivos, al servicio del poder, de la dominación, o al servicio de la caridad, al servicio de una sociedad de respeto mutuo y de dignidad humana.
            La caridad es la victoria sobre las situaciones establecidas. Anticipación de un futuro que todavía no existe y voluntad de crear este porvenir. Por eso la caridad está basada en la esperanza: la esperanza de poder modificar al hombre individual y social; y la esperanza está basada en la fe: fe en el poder dado a los hombres, en el Espíritu enviado para hacer surgir algo nuevo.
            La falta de caridad supone una falta de esperanza, y ésta una falta de fe. El hombre abandonado en sí mismo se resigna con facilidad, se adapta a la situación establecida. Pierde la fe en sí mismo o la fe en Dios, que es la misma, pues la fe en sí mismo es la fe en el Dios que le dio poder de actuar y que le dio poder de salación.
            Por eso si consideramos la salvación en su presencia en el hombre como efecto producido en el hombre, podemos decir que ella es la salvación de la fe. El hombre perdió la fe en su destino, en su camino y en su posibilidad. Camina vagando sin destino.
            Jesucristo le restituye la confianza en el destino de la humanidad personal y colectiva. No solamente restituye la confianza, sino que la amplía, confirma, dándole una claridad, una definición, una perfección que nunca tuvo en la historia de la humanidad. La vida, la muerte y la resurrección de Jesús, la venida del Espíritu en la Iglesia, visible por tantos signos, constituyen motivos de fe radicalmente superiores a todo lo que existió antes.
            Salvar al hombre es, radicalmente, salvar lo que en él constituye la fuente de sus iniciativas, de sus proyectos, de los sueños creadores, de las opciones, de los riesgos, de la perseverancia en la adversidad: salvar su fe en la obra humana, revelándole claramente la fuente inagotable en un Dios Creador de libertad y no de esclavitud.
            El concepto de salvación significa que la fe, la esperanza y la caridad no son disposiciones totalmente nuevas. La fe cristiana es la antigua fe humana, la fe del hombre en su humanidad, herida y disminuida por el pecado y restablecida en una plenitud imprevisible. La esperanza es la antigua esperanza, la esperanza que hay en el corazón de todo hombre, también restablecida, reconstituida y fundada en argumentos firmes. La caridad es el amor que hay en el corazón de todo hombre, amor fortalecido, orientado, confirmado y llevado a su plenitud por la fuerza del Espíritu que lograr superar el mal, la injusticia y la dominación que invaden al mundo.


¿ EN  QUE  CONSISTE  LA  SALVACIÓN ¿

            Jesús fue y es hombre para que todos los hombres sean hombres. La salvación consiste en hacer que los hombres sean hombres. Pues lo que estaba perdido es esto: el propio hombre. El hombre estaba perdido: ya no era hombre. El mal está en el hombre. Salvar es liberar al hombre de aquello que le impide ser hombre. Y ¿qué es lo que impide al hombre ser hombre? El propio hombre. La salvación de define en este nivel: liberar al hombre de su incapacidad o de su no voluntad de ser hombre.
            El problema del cristianismo se define a partir del mal. El mal no es algo exterior al hombre En este caso bastaría apartar ese mal para que el hombre quedase libre y salvo. El mal está también en todas las cosas exteriores; pero todas estas cosas tienen su origen en el hombre. En el hombre está la fuente de todas las dominaciones, del mal de todas las estructuras. Es eso lo que se llama pecado: un mal cuyas raíces están en el propio hombre. Para que el hombre pueda llegar a ser realmente hombre, necesita liberarse de sí mismo, esto es, del mal que hay en sí mismo.
Las estructuras económicas o sociales de dominación o de explotación tienen sus raíces no en las formas jurídicas exteriores que bastaría destruir o sustituir, ni en la voluntad perversa de sólo un grupo de hombres, sino de todos los hombres. Todos tienen la misma tendencia a engendrar de nuevo estructuras de dominación y opresión, expresión de su voluntad de privilegios y superioridad. Y esas estructuras se mantienen gracias a la cobardía, al silencio y a la colaboración de millones de hombres. El mal está en la voluntad abusiva de quien tiene oportunidad de dominar al prójimo, y en la cobardía de quien acepta las injusticias.
Por eso no es fácil ser hombre: ser hombre honesto, leal, verídico, honrado, respetuoso de los compromisos, justo, que siempre dice la verdad. Todos sabemos que sólo los héroes y los santos lo consiguen. El hombre común pierde las ilusiones de la adolescencia en pocos meses, si alguna vez las tuvo. Aprende que no es así como se vive; aprende que el hombre honesto vive en la miseria. Millones de pequeñas deshonestidades hacen una sociedad injusta y un hombre destruido siempre más por el mismo mantiene por su cobardía.
Y el objeto del Evangelio es ése: ser hombre. La salvación tiene por objeto el ser hombre en todos los sentidos de la palabra. Ese ser hombre es el término de una reconquista del hombre por sí mismo y sobre sí mismo.
El cristianismo afirma al mismo tiempo que el mal tiene sus raíces en el propio hombre, y que el mal puede ser combatido: que hay necesidad de una salvación y que una salvación es posible, que el hombre real, concreto es flexible, mutable, negando así las 2 corrientes del pensamiento de hoy y de siempre. El cristiano afirma el mal y afirma la posibilidad de una salvación; de ese modo hace de la historia un drama de salvación del hombre.
De ahí inferimos que cualquier tentativa para separar evangelización y humanización destruye lo que hace el núcleo del cristianismo. Evangelizar es la propia misión de Jesucristo. Pero el Evangelio no es pura palabra; es palabra eficaz que produce lo que anuncia: la evangelización tiene por término la salvación del hombre; salva al hombre del mal, de su cobardía que le impide ser hombre, lo coloca en el camino de un hombre renovado. ¿Qué es eso sino humanización?
Ser hijo de Dios no puede ser otra cosa, algo paralelo, algo diferente de ser hombre plenamente. La elevación al orden sobrenatural no modifica la esencia humana, la lleva a una plenitud que supera la naturaleza, como dice la antigua teología, pero de ninguna manera puede crear para el hombre un área de existencia separada o distinta de su vida humana. Ser hijo de Dios es ser hombre; se vive en la vida humana común. La salvación lleva a la participación en la vida divina; mas ésta es la propia humanización en su plenitud.
Ahora bien, no hay duda que es necesario cambiar las estructuras exteriores para salvar al hombre. Sin embargo los cambios estructurales, cambios de factores que se pueden manipular, serán siempre ambiguos. Pues las propias técnicas usadas para cambiar al hombre son manipuladas por hombres. Ellas no producen automáticamente la liberación del hombre. La producen manos que de hombres que se salvaron a sí mismos del mal. En manos de hombres pecadores, las técnicas de cambios estructurales producirán nuevas estructuras de dominación y opresión. Toda acción sobre las estructuras vale finalmente lo que valen los hombres que la manejan, siendo la resultante de todas las decisiones incorporadas en ellas.
Salvar al hombre es contar con esa llama de libertad y de responsabilidad que hay en el fondo de todo hombre. Contar con la convergencia de millares de tales libertades. Por otra parte, lo que hay de bien en el mundo procede de ellas. El acto que procede de la libertad es el amor. Todo amor supone un hombre que redescubrió algo de su libertad. Libertad y amor, he aquí los frutos de la salvación de Cristo. La salvación consiste en rehacer la libertad o el amor en los hombres. Finalmente el propio hombre necesita liberar su propia libertad, hacer uso de ella, atreverse a amar, lo que nadie puede hace en nombre de otro.
            Por eso puede decirse que la salvación en Jesucristo es mística y política al mismo tiempo. Política porque el hombre vive esclavo de opresión y necesita liberarse de ellas. Mística porque esa tarea se transforma en otra forma de opresión si no fuera hecha y asumida por la libertad y el amor de los hombres.

Tomado de “Teología de la misión”, por José Comblin, páginas 55-58 y 44-49.
Cuadernos para la reflexión, Latinoamérica, Buenos Aires, 1974.



I M Á G E N A S   S O B R E   J E S Ú S.


PREGUNTAS

  1. Los nombres que ponemos a Jesús. ¿Por qué?
̵            Jesús, que significa “liberador” que es sencillo, popular. Da más historicidad a Jesús.
̵            Jesús, porque lo relaciona con la Navidad y todo lo relacionado con el pesebre. Luego Jesús se hizo hombre… Jesús es una manifestación de Dios: la mayor y mejor.
̵            Emanuel, que significa “Dios con nosotros”: Jesús es parte del padre que está con nosotros.
̵            Jesucristo: Jesús se puede quedar en Jesús niño; Cristo lo manifiesta como hombre.
̵            Mesías del Reino, porque es más que profeta (aquel que anuncia el Reino), es realizador del Reino.
No nos gustan:
̵            Jehová: Por ser antiguo, el Dios castigador que viene a poner orden, el Dios poderoso.
̵            Divino Niño: Se limita a Jesús a un niño que nunca creció. Se lo mantiene en el infantilismo y en el cielo, milagrero que lo hace todo por nosotros.
̵            Rey de los judíos: Se lo hace líder político.

  1. Palabra o hecho de Jesús que nos llama la atención.
̵            Lucas 4,16: “He venido a traer la libertad a los pobres, la vista a los ciegos, el oído a los sordos…”. Es el programa del Reino.
̵            El hijo pródigo: El papa es muy abierto; acepta que el hijo se vaya y le da lo que le corresponde. A su regreso lo recibe sin censurarlo. Él es un padre muy respetuoso a las decisiones del hijo.
̵            “No le hace daño al hombre lo que entra por su boca, sino lo que sale de ella”. Basta una sola palabrita para destruir a una persona en su dignidad, su manera de ser. Por una palabra puede haber una guerra. Nuestra lengua es capaz de hacer cosas buenas y cosas malas.
̵            Los discípulos de Emaús.
̵            El Cántico de María: Es muy claro y muy fuerte sobre el proyecto de Dios que Jesús vino a hacer realidad.
̵            El perdón: “¿Cuántas veces tengo que perdonar? ¿Hasta 7 veces? No 7 veces, sino 70 veces 7”.
̵            “Te alabo, Padre, porque has revelado eso a los humildes y sencillos”: Es el agradecimiento de Jesús a Dios porque éste es parcial; es su opción de  por los pobres.
̵            Cuando Jesús se rebela con sus padres a los 12 años: Nos da una idea de liberación como persona. Es un llamado a creer. Hay muchas enseñanza para los papás sobre cómo actuar en los conflictos con los hijos.

TEMÁTICA

  1. Los nombres de Jesús son el reflejo de la fe de la primeras Comunidades.
a)       El Siervo sufriente (Isaías 52,13-53-12).
̵            Isaías describe la situación del pueblo de Moisés: destrozado por los hombres pero rescatado por Dios.
̵            Jesús se lo aplica a sí mismo: a su pasión, muerte y resurrección, explicándolo a los discípulos de Emaús.
̵            Hoy se lo aplica al Pueblo de los Pobres de América Latina.
̵            Nosotros tenemos que ser más humildes, menos orgullosos. No quita la dignidad, más bien ayuda a conseguirla.
̵            Los Indígenas están recuperando su dignidad.
b)       Se transformó el movimiento de Jesús cuando sus discípulos empiezan a darle un culto: “¡Señor Dios!”. Allí comienzan a olvidarse que Jesús no vino para él, sino para el Reino Luego se lo hizo “Hijo de Dios”, sacándolo de la tierra y finalmente 2ª persona de la Trinidad, porque el emperador Constantino (siglo 4) no quería que se hablara del Reino (no consta en el credo del Concilio de Nicea que dirigió como emperador).

  1. Todas las imágenes son limitaciones de la personalidad de Jesús.
̵            Responden a la necesidad de un momento… pero pueden no servir para otras épocas.
̵            “No lo conocéis… totalmente”.

  1. Imagen de Jesús “Señor de la Justicia… es muy “asaltado”: le han dado muy duro.
̵            Se nos identifica con él que soportó todo. Así debemos hacer nosotros.
̵            Es una contradicción de lo que fue y dijo Jesús.

HOY NOSOTROS
¿Qué utilizar nosotros?
̵            Han sacado una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe actualizada.
̵            Comenzar por cambiar nosotros.
̵            Hay aquí una pesebre con personajes negros.
̵            En el pesebre poner un 4º mago (sacerdote de otra religión): ese será un shamán.
̵            Volvamos a los villancicos Hugo Vásquez.
̵            Hacer las posadas en nuestras casas familiares con temas actualizados.