sábado, 16 de febrero de 2019

Un texto antiguo, 2003, todavía de actualidad


 ‘ LECTURA  POPULAR  DE  LA  BIBLIA ’.

CAPIP: Piñas del Oro. Pedro Pierre, 2003.

            En los años ’60 se dio el gran despertar de los pobres en América latina, tanto en la Sociedad como en la Iglesia. Esto dio toda una ola de Movimientos Revolucionarios y el crecimiento de las CEBs a lo largo y ancho del continente, con la consiguiente represión que conocemos. En las CEBs, la lectura de la Biblia tuvo gran acogida. Y la sorpresa fue que los pobres leían la Biblia de una manera propia. De ahí nació la expresión ‘lectura popular de la Biblia’.


A. UN CAMBIO DE PERSPECTIVA DESDE LA APROPIACIÓN DE LA BIBLIA POR LOS POBRES.
            Las 2 características de la lectura de la Biblia de los pobres son: a partir de su realidad y en comunidad. El resultado fue una novedad: Se descubrió que los pobres entraban de lleno en la comprensión de la Biblia, y se reconoció que la Biblia es de ellos. Anteriormente, quienes leían la Biblia era los sacerdotes y los exegetas. Los pobres hicieron una relectura de la Biblia desde su realidad, desde su experiencia de Dios -el Dios liberador de los pobres- en sus luchas populares, desde su religiosidad popular. Y se llegó a la conclusión de que los pobres detienen el verdadero sentido de la Biblia. La Biblia fue escrita por los pobres y para los pobres o los que nos hacemos pobres con ellos. Se dio una relectura de la Biblia, cuyos testimonios más significativos son el biblista brasileño Carlos Mesters y la Biblia latinoamericana realizada en Chile mediante centenares de Comunidades.


B. UNAS 3 CARACTERÍSTICAS DE LA LECTURA POPULAR DE LA BIBLIA.

1.      Los pobres hacen de la Biblia una lectura histórica.
Al leer la Biblia, los pobres se identifican con las situaciones del Antiguo Testamento y con la realidad de los tiempos de Jesús y de los primeros cristianos, en un sentido negativo y positivo. Se reconocen tanto en la esclavitud y la dominación de los distintos imperios de aquellas épocas, como en los esfuerzos y logros de liberación donde Dios se hace presente.

2.      Los pobres hacen una lectura teológica de la Biblia.
En su organización, en sus luchas, en su solidaridad con otras organizaciones y luchas populares, los pobres hacen la experiencia de Yahvé, el Dios del Éxodo, el Dios de Jesús, el Dios liberador de los pobres. Descubren que el Dios cristiano opta por los pobres, los libera y los hace protagonistas de la realización de su proyecto.
Descubren también los pobres que Jesús es el Profeta del Reino, el cumplidor de las promesas del Antiguo Testamento. Como Profeta del Reino, Jesús asume las aspiraciones de los pobres y cumple el proyecto de Dios: eso es el Reino.

3.      Los pobres hacen una lectura ‘reinocéntrica’ de la Biblia.
Los pobres descubren que ‘lo único absoluto es el Reino’ (Pablo VI. Mateo 6,33), y que este Reino es de los pobres (Lucas 6,11) y de los que nos hacemos pobres con ellos (Mateo 5,3). Los pobres de que se trata, son los atropellados por la organización social, los ‘empobrecidos’ como los llama el Documento de Medellín, los excluidos, los desechables.
De esta visión de la primacía absoluta del Reino nace la opción por los pobres. El Documento de Puebla nos invita a ‘aceptar y asumir la causa de los pobres como nuestro propia causa porque es la causa de Jesucristo’ (Mateo 25,35). Con la opción por los pobres, se trata de hacer nuestras las opciones de los pobres, de los pobres dignos, creyentes, organizados y luchadores valientes. Los pobres son, en definitiva, los que están abiertos al Reino que es compartir e igualdad.


C. LOS POBRES NOS REVELAN LAS ETAPAS DE LA REALIZACIÓN HISTÓRICA DEL PROYECTO DE DIOS EN LA BIBLIA.
            La relectura de la Biblia con los ojos y desde la experiencia de los pobres nos abre a una nueva comprensión de la misma Biblia. El proyecto de Dios se desarrolla en 6 etapas desde Abraham hasta el Apocalipsis, en sus dimensiones económica, política y socio-cultural.

1.      Abraham y Sara tienen una doble iniciativa.
Se dice que Abraham y Sara son nuestros padres en la fe porque, con ellos, se da una ruptura social y una gran novedad religiosa.
-          La ruptura social es ‘dejar tu tierra, tu país, tu familia’, o sea, romper con una organización social basada en la explotación y la dominación de los pequeños reyes de aquel tiempo.
-          Esta ruptura se da en razón de una novedad religiosa: Dios llama y se revela como único y amigo, frente a las múltiples divinidades que justificaban la explotación y dominación. Abraham y Sara optan por un Dios que les va a ayudar a tener una tierra, a ser un Pueblo fraternal y a conseguir de esta manera su bendición. Desde ellos, nuestra fe une íntimamente la dimensión social: creer en Dios se da en un cierto contexto social; Dios se revela a los que optan por hacer realidad el derecho y la justicia.

2.      Moisés retoma el proyecto de Abraham y este se hace realidad con los Jueces.
Con Moisés se da la misma experiencia que con Abraham: una revelación de Dios que culmina con la liberación de la esclavitud de Egipto. El proyecto de Dios tiene 3 dimensiones: no sólo la liberación de unos esclavos, sino una alianza con Dios y una organización igualitaria que imposibilite la esclavitud. Moisés logra esta triple meta por conocer la organización socio-religiosa -justificación religiosa de la dominación -, por retomar las inspiraciones de Abraham y Sara y por asumir las experiencias de los Pueblos del desierto.
Con los Jueces, la organización tribal permite, durante unos 200 años, vivir con altibajos esta nueva organización social enraizada en la fe en Yahvé, el Dios de Abraham y Moisés, el Dios liberador de los pobres. Los 10 mandamientos, las leyes del Jubileo (liberación de los esclavos, condonación de las deudas y recuperación de la propiedad familiar) y los criterios propios de organización social son la base y la institucionalidad de la nueva organización social del Pueblo de Dios.

3.      Los profetas son los centinelas del proyecto de Dios.
Con los Reyes se da una ruptura con el proyecto de Dios. Al pasar de la organización tribal a la monarquía, el Pueblo de Dios no logra armonizar la organización social con la fidelidad al proyecto de Dios. Los profetas denuncian esta situación y mantienen en el Pueblo la fidelidad a la alianza, o sea, a un Dios que quiere la igualdad, la justicia y la defensa de los pobres. Los profetas anuncian un nuevo liberador, una nueva alianza y un nuevo Pueblo que cumplirá los sueños y las promesas de Dios. La monarquía termina con el fracaso del exilio, donde los profetas invitan a realizar un nuevo éxodo.

4.      La resistencia y fidelidad de los sabios.
El regreso en Palestina y la reconstrucción y reorganización del país bajo el mando de los sacerdotes Esdras y Nehemías se basa en una lectura fundamentalista de la Ley y el centralismo desde el Templo de Jerusalén. No se retoma la inspiración de los profetas. Quienes, en estos 500 últimos años del Antiguo Testamento, conservan la fidelidad a la alianza y al proyecto de Dios, son los Sabios.
            Siempre la sabiduría ha estado presente en el Pueblo de Dios. Pero hay 3 momentos relevantes:
-          El tiempo de Salomón (1000 aC) que se inspira de la sabiduría egipcia para gobernar ‘sabiamente’;
-          El tiempo de la reforma del rey Ezequías (700 aC) que recoge la sabiduría popular y
-          El tiempo de la recopilación de los Libros Sapienciales (después del exilio). Estos escritos tienen una triple finalidad: resistir los embates de las invasiones culturales, en particular griega y romana; luego mantener la fidelidad a la originalidad del proyecto de Dios como alternativa al poder sacerdotal, y en fin fortalecer una espiritualidad basada en el Dios del Éxodo.
Esta sabiduría redacta los 11 primeros capítulos del Génesis que son la concreción del sueño de Dios para una armonía universal que organiza el sentido de Dios y de su proyecto.

5.      La personalidad y el proyecto de Jesús concretizan los sueños del Pueblo y de Yahvé.
Los pobres rescatan las 3 principales facetas de Jesús y nos provocan a convertirnos a su opción por la pobreza y las causas de los pobres.
-          Nos ayudan a descubrir a un Jesús humano e histórico: El sentido de su vida, de sus palabras, de sus milagros y de su muerte arranca de la realidad en la que le tocó vivir. No se entiende a Jesús o se lo transforma en un líder espiritualista si no se parte del conocimiento histórico de la realidad de su país y del entorno socio-económico de los imperios vecinos.
-          Gracias a la visión de los pobres que leen los Evangelios, nos ayudan a conocer la personalidad de este Cristo, Mesías de Dios y Profetas de los Pobres: Por su ministerio profético, Jesús concreta a la vez las esperanzas de los pobres y la realización definitiva del proyecto de Dios en el Reino. Su personalidad, su manera de vivir y de llevar a cabo su misión acarrean a Jesús un sinnúmero de conflictos que terminan con su asesinato en la cruz.
-          Los Pobres nos ayudan a entender que este Jesús y Cristo es el Señor del Reino: La muerte en la cruz es un fracaso aparente. La resurrección afirma la continuidad del proyecto del Reino que supera los achaques del mal y los límites de la muerte. Esta Pascua o Éxodo definitivo será el camino por donde tenemos que transitar los que seguimos a este Jesús, Cristo y Señor: las dificultades, los conflictos, los fracasos y hasta la muerte son los pasos normales para alcanzar la verdad y el éxito del proyecto que Dios nos ha hecho protagonistas, el Reino. Es en el fracaso que nos imponen los dominadores de este mundo que triunfamos y llevamos adelante el éxito del Reino de Dios.

Una lectura que bien resume esta realidad es el himno de San Pablo en los Filipenses (2,5-11) que nos describe los 5 pasos de la encarnación de Jesús, caminos de los 5 peldaños de su ‘elevación’ o ‘Ascensión’.

6.      La primeras Comunidades cristianas son las herederas del Reino de Dios inaugurado por Jesús.
Resumamos en 3 tiempos este período de las primeras Comunidades cristianas:
-          Con los Hechos, es el tiempo de la extensión de la Buena Nueva de Jesús, o sea, su personalidad (‘Jesús, Cristo, es el Señor’) y su misión, el Reino.
-          Con las Cartas, es el tiempo de la estructuración de la Iglesia como germen y servidora del Reino, mediante los distintos ministerios (fundamentales y temporales). Los pobres nos descubren que la jerarquía se ha sustituido a la Comunidad como centro de todas las actividades eclesiales.
-          Con el Apocalipsis, es el tiempo de la afirmación de la victoria del Reino sobre las fuerzas naturales y ‘sobrenaturales’ (Efesios 6,12) del mal, el ‘misterio de iniquidad’ según San Pablo de los imperios del mal. De ahí la necesidad y la fuerza de nuestras celebraciones: celebraciones del Reino de Dios vencedores del mal.


D. LOS POBRES NOS HACEN IGLESIA DE LOS POBRES
            La Iglesia de los Pobres es la Comunidad que quiere Jesús. Fue el llamado de Juan XXIII en vísperas del Concilio Vaticano II (1962: ‘Frente a los países subdesarrollados, le Iglesia se presenta tal cual es y quiere ser: la Iglesia de todos y más particularmente la Iglesia de los Pobres’), confirmado por el Papa Juan Pablo II (El Trabajo Humano, 8: ‘La Iglesia esta vivamente comprometida en la causa de la solidaridad, porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente ´Iglesia de los pobres´’).
Los pobres en las CEBs nos abren unos caminos para hacer realidad, con ellos y desde ellos, esta Iglesia de los Pobres. He aquí unos 6 pasos que nos parecen más urgentes.

1.      Profundizar la lectura popular de la Biblia, escuchando las interpretaciones bíblicas de los pobres reunidos en comunidades vivas, fraternales y solidarias.
2.      Rescatar el verdadero nombre y rostro de nuestro Dios: Es Yahvé, el Dios liberador de los Pobres. Hoy como ayer se revela particularmente en los procesos de liberación de los pobres. Eso es uno de ‘los signos de los tiempos’ actuales.
3.      Mantenernos en la centralidad del Reino: El Reino, como proyecto de Dios, no se detiene. Nos permite de unirnos con mucha gente, cristiana y no cristiana, creyente (religiones indígenas y afroamericana) y no creyente: Es el ‘macroecumenismo’ al que estamos llamados (por la paz, la defensa de la vida, la promoción de los derechos humanos, la protección de la naturaleza, el protagonismo de las mujeres…).
4.      Renovar nuestra Iglesia desde la Opción por los Pobres, haciendo nuestras sus causas, sus luchas, su religiosidad, su esperanza, resistencia, terquedad, …
5.      Comprometernos a transformar nuestra sociedad y nuestro mundo desde las perspectivas de los Pueblos pobres: su sabiduría, su cosmovisión, sus prácticas colectivas, sus espiritualidad, sus valores humanos y espirituales… Se trata de concretar la dimensión política de la fe cristiana enriqueciéndola de las semillas del Verbo y de los criterios del Reino presentes en todas las civilizaciones.
6.      Vivir la misa como celebración del Reino ya entre nosotros, ‘comenzando ya la fiesta que vendrá’.


CONCLUSIÓN.
Eso es nuestra profesión de fe, nuestra verdadera conversión a Jesucristo. Es la proclamación vivencial, en la entrega cotidiana de la vida, de nuestra esperanza. Los pobres en las CEBs son la confirmación real de esta esperanza en la que estamos comprometidos. Una lectura popular de la Biblia nos confirma la verdad de tal realidad.