M U J E R E S, Yolanda Chávez.
ECLESALIA,
23/03/15.
“Sucederá en los últimos días” Dice Dios: “Derramaré
mi Espíritu sobre todo mortal y profetizarán vuestras hijas… y sobre ellas derramaré mi Espíritu” (He 2:17-18).
Con el Espíritu de Dios, te
invito a potenciar el murmullo de mujer que débilmente se escucha entre las
hojas de la Biblia, y vamos a pronunciar
sus nombres en voz alta:
-
María,
madre de Jesús, contundente, por quien todo tiene sentido (Lc 1:46-56).
-
Febe,
que no se dude más de la existencia de Febe, diaconisa, hermana de la Iglesia y
seguidora del Señor, la que protege, la que escucha, la que cuida, la que
visita (Rm 16:1).
-
Lidia, reconozcamos en Lidia la valentía, la mujer
independiente, líder y cabeza de familia (He 16: 14-15).
-
Magdalena,
amor hasta la muerte y encarnación de la fidelidad: la de Magdala, María (Jn
20:11-18)
-
Juana
y Susana, admitamos y admiremos como fundamental para el movimiento de Jesús,
la generosidad de Juana y Susana (Lc 8:1-3).
-
Evodia y Síntique, celebremos la vocación teológica,
catequética y evangelizadora de Evodia y Síntique (Flp 4:2-3).
¡Vamos! Saquemos
a las mujeres entre líneas de versículos ocultadas, espacios como paredes que no
dejan ver sus nombres, y han pasado inadvertidas o han sido desprestigiadas: La
viuda, la pecadora, la esclava, la hija, la esposa, la hermana.
-
Vamos
a desamordazar a la esclava de los dones (He 16:16-18).
-
Vamos
a escuchar hablar a las hijas de Felipe, mujeres inteligentes con el don de
profecía (He 21: 8-9).
Y detengámonos a admirar:
-
La
fe en la vida de la esperanzada hemorroisa (Lc 8:42-44).
-
La
ternura delicada de quien perfuma los pies (Lc 7:44-46).
-
La
determinación de una madre sirofenicia (Mc 7: 25-26).
-
La
sensibilidad para interpretar el escrito de un dedo índice en la tierra
(Jn 8:3-11).
-
La
solidaridad de las que aman mucho y que “miran desde lejos” (Mt 27:55).
Todas ellas mujeres. Mujeres que engendraron, amaron,
cuidaron, alimentaron, protegieron, pensaron, construyeron, sembraron,
esperaron… mujeres movidas por el Espíritu de Dios.
Ahora, hagamos luz, hermanas:
-
Hagamos
una reverencia a su recuerdo, mostremos nuestro respeto a todas, demos valor a
su legado, a su herencia y a su dignidad.
-
Hagamos
luz con nuestro amor, con nuestro trabajo constante para lograr la equidad de
género en todas las estructuras y las instituciones, con nuestra solidaridad de
hermanas de este siglo.
-
Estas
luces iluminarán las hermanas voces de aquellas generaciones, quizás nos digan
sus nombres, podremos tomar sus manos y acercarnos a admirar las facciones de
sus caras hasta poder ver la nuestra reflejada en sus miradas.
Dice Dios: “Sucederá en los últimos
días”… “sobre ellas derramaré mi Espíritu”.
YOLANDA CHÁVEZ, yolachavez66@gmail.com
LOS ÁNGELES (USA).
(Eclesalia Informativo autoriza y
recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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