L A
M I S I Ó N D E L P U E B L O
Q U E S U F R E
Los 4 Cantos
del Siervo de
Dios según el
profeta Isaías (42-66)
Carlos
Mesters, biblista brasileño. Resumen, junio de 2004. PR.
ÍNDICE de
los 4 cantos del Siervo sufriente
Introducción
Presentación: Revelación. Sufrimiento. Respuesta. Datos.
1º
canto: Dios escoge a su siervo
2º
canto: El Siervo de Dios descubre su
misión
3º
canto: El Siervo asume y ejecuta su
misión
4º
canto: Pasión y victoria final del
Siervo de Dios
Anexos: Claves de lectura. El 4º canto/poesía.
Varios: Novena a Jesús del Gran Poder (títulos) y Reflexiones
sobre ‘El Siervo Sufriente’
I N T R O D U C C I Ó N.
MENSAJE: En el Siervo Sufriente, el Pueblo que sufre tiene un modelo
para descubrir su misión en la historia presente: Ser fuente de salvación,
desde el sufrimiento, para sí mismo y sus opresores.
CONTENIDO
detallado
Primer canto: Dios escoge a su siervo (42,1-9)
-
1-4: Dios escoge
a su Siervo y lo presenta al mundo
-
5-7: Dios se
dirige a su Siervo y lo destina para la misión
-
8-9: Dios asume
la misión del Siervo y garantiza su éxito
Segundo canto: El Siervo de Dios
descubre su misión (49,1-6)
-
1-6: El Siervo
cuenta cómo descubrió su misión y venció el desánimo
-
5-6: El Siervo
describe la misión que recibió de Dios
Tercer canto: El Siervo asume y ejecuta
su misión (50,4-9)
-
4: El Siervo se
pone al servicio de Dios y de los hermanos desanimados
-
5: El Siervo
cuenta cómo resiste contra sus adversarios
-
8-9: El Siervo
indica la fuente de su valor y de su fe en la victoria final
Cuarto canto: Pasión y victoria final
del Siervo de Dios (52,13-53,12)
-
13-15: Dios
anuncia la victoria del Siervo
-
1-9: Los
opresores se confiesan culpables por el sufrimiento del Siervo
-
10: Convertidos
por el Siervo, los opresores piden a Dios por él
-
11-12: Dios
confirma la victoria final del Siervo
Resumen
1. La semilla de la resistencia (Isaías 42,1-9: Primer
Canto)
2. Un tallito verde de esperanza (49,1-6: Segundo Canto)
3. La espiga de la historia: Tiempo de lucha y de espera
(50,4-9: Tercer Canto)
4. El fruto maduro de la victoria (52,13-53,12: Cuarto
Canto)
P R E S E N T A C I Ó N.
REVELACIÓN DE DIOS
Dios
revela su verdadero rostro en los
hechos de liberación. Nos brinda un amor incondicional:
-
Un amor concreto,
visible en los hechos,
-
Un amor sensible
a la debilidad de su Pueblo,
-
Un amor paciente
para acompañarlo en su lento caminar,
-
Un amor celoso y
valiente para defenderlo contra el opresor.
Es
una presencia amiga y fiel que nunca falla.
Es
un Dios santo que pide justicia, exige un compromiso y envía a la misión.
Conocerlo
es practicar la justicia (Jeremías 22,15-16).
El
conocimiento de este rostro permitió al Pueblo elegido y sufriente, ser este
Siervo colectivo, siendo portador, con su vida, de la Buena Nueva de la
liberación.
El
Pueblo sufriente es el Siervo que revela, en su actuar, a un Dios liberador,
cercano y amigo.
‘EL SUFRIMIENTO TIENE QUE
TENER SENTIDO’
Son
mil millones los que sufren y no
tienen otra posibilidad. Viven para sufrir y sufren para vivir, en el
cautiverio del dolor, en un mar de sufrimiento.
Testimonios
-
‘La única cosa
que sobra a nosotros los pobres es sufrir. Pero también sabemos también que un
día eso va a cambiar, porque Dios siempre lo ayuda a uno’.
-
‘El dolor entró
en él como el agua en una esponja’.
-
‘Hay que saber
transformar la pasión en paciencia: Esto conduce a la resurrección’.
-
‘El Siervo de
Dios, o sea, todo un Pueblo, por su sufrimiento, trajo la justicia y la
liberación para todos’.
-
‘Hoy la cruz de
Cristo es la del Pueblo latinoamericano. Y su misión es continuar la de Cristo:
Salvar a todos’.
-
‘No entre solo en
la Biblia. Entre con el sufrimiento del Pueblo al que pertenece’.
¡ LA RESPUESTA A MUCHAS
PREGUNTAS…
¿Por qué existe tanto dolor en el mundo?
¿Para qué servirá tanto sufrimiento?
¿Por qué son siempre los pequeños, los pobres y los
inocentes los que deben cargar con la mayor parte de la cruz?
¿Dónde este Pueblo saca fuerza para resistir tanto y
no dejarse morir de desesperación?
¿Quién es su libertador?
… es el
pueblo de los oprimidos que es su propio libertador y el liberador de los demás
!
DATOS SOBRE LOS 4 CÁNTICOS
DE ISAÍAS
- ¿Quién
escribió los 4 cantos del Siervo Sufriente?
Los 4 cantos del Siervo Sufriente están esparcidos por
la 2ª parte del libro del profeta Isaías, de los capítulos 40 al 55. Esta parte
del libro del profeta fue escrita por un discípulo de Isaías que vivió
junto al Pueblo en cautiverio a Babilonia por los años 500 AC. Se lo llama ‘El
2º Isaías’: Lo llamaremos ‘Isaías Júnior’.
- ¿Quién
es el Siervo de Dios?
Isaías Júnior sacó la idea del Siervo de
Dios de la vida del profeta Jeremías, el gran Sufriente que
nunca bajó la cabeza delante de sus opresores y que, de esta manera, mantuvo al
Pueblo en la esperanza. Isaías Junior vio en él un modelo y un ideal para el
Pueblo en cautiverio. De él se inspiró para escribir los 4 cantos del Siervo
Sufriente y ayudar a Pueblo a descubrir su misión. Se pasa de un testimonio
personal - el de Jeremías - a un testimonio colectivo - el del Pueblo
Sufriente. Para Isaías Júnior, el Siervo Sufriente es el Pueblo en cautiverio.
Más tarde, Jesús se inspirará del Siervo Sufriente para identificar su
misión y asumirla al máximo. Hoy aplicamos esta profecía al
Pueblo de los Pobres, en particular de América Latina.
- ¿Qué
nos dicen los 4 cantos del Siervo Sufriente?
Los
4 Cantos son como un itinerario.
-
Indican los 4
pasos del caminar del Pueblo como Siervo de Dios.
-
Son un espejo en
el que puede descubrir su misión.
-
Son el ideal a
realizar como Pueblo de los Pobres: Hacer de su sufrimiento un camino de
liberación colectiva en la que todos están incluidos, tanto los oprimidos como los
causantes de su sufrimiento, los opresores.
PRIMER CANTO – PRIMER PASO :
LA SEMILLA DE
LA RESISTENCIA (Isaías 42,1-9).
A. DIOS ESCOGE A SU SIERVO Y LO PRESENTA AL MUNDO
‘He
aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido, el preferido de mi corazón.
He
puesto mi espíritu sobre él. Él les enseñará mis juicios a las naciones’
(42,1).
Así abrió Dios el primer canto de la historia del
Siervo de Dios. Dios fue quien tomó la iniciativa. Escogió a un Pueblo en
cautiverio para ser su Siervo, confiándole una misión importante: ‘Cumplir mi
justicia’, o sea ‘que unas a mi Pueblo y sea luz para las naciones’, abriendo
‘los ojos a los ciegos, para sacar a los presos de la cárcel’ (42,6-7).
Uno se pregunta cuál será el Pueblo capaz de cumplir
con esta misión. Y se piensa en un Pueblo organizado, bien preparado, valiente
y lleno de fe. La realidad y el proceder de Dios son otros. De hecho fue así.
B. LA SITUACIÓN DESESPERANZADORA DEL PUEBLO QUE FUE
ESCOGIDO PARA SER EL SIERVO DE DIOS
El Pueblo escogido por Dios para realizar aquella
misión tan importante era un Pueblo
oprimido, sufrido, disperso y desanimado. ‘Estoy al fin de mis fuerzas; se
acabó mi esperanza que venía de Dios’ (Lamentaciones 3,18). No era ni Pueblo,
sino los restos destruidos de un Pueblo esclavo. Su historia es la siguiente.
- El
destierro
En el año 587, Nabucodonosor, el rey de
Babilonia, invadió la Palestina con un gran ejército. Mató a mucha gente, tomó
Jerusalén y la destruyó con el fuego. Parte del pueblo que quedó fue llevada
como esclava en Babilonia. El profeta Isaías Junior fue llevado también al
cautiverio. Comparaba a su pueblo con las plantas secas del desierto (53,2).
‘Era realmente una situación de muerte. Estoy perdido’ (Lamentaciones 3,6,54).
Lo único que le quedaba al Pueblo era sufrir el dolor que lo aplastaba.
- El
cautiverio
El profeta Jeremías escribió 5
lamentaciones que describen la situación del Pueblo: destrucción de
Jerusalén, masacre del pueblo y esclavitud del cautiverio. Fue un dolor
terrible. ‘Yo soy el hombre que conoció el dolor de cerca’ (Lamentaciones 3,1).
‘Grande como el mar fue nuestra desgracia’ (2,13).
-
Yo vi la
destrucción de ‘toda la ciudad:
las casas, los lugares de reunión, las murallas, las puertas, el altar, el
santuario; lo profanaron todo’ (2,1-9). ‘Ancianos y sacerdotes asesinados’
(1,19).
-
Yo vi el
hambre de ‘todo el Pueblo’
(1,11), de ‘criaturas muriéndose de hambre en los brazos de sus madres’ (2,12).
‘El hambre los torturaba a todos’ (5,10).
-
Yo vi la
miseria del ‘Pueblo pagando a
precio de oro el agua que bebía y la leña que usaba’ (5,4), ‘quedaron reducidos
a piel y hueso’ (4,7-8). ‘Todo el mundo se burlaba de nosotros’ (1,7,21).
-
Yo vi el
terror: ‘Mujeres violadas (5,11),
‘cadáveres de viejos y niños por todas partes’ (2,21), ‘los líderes del pueblo
ejecutados’ (5,12), ‘madres que llegaron a comer a sus propios hijos’ (2,20).
‘’Fue un verdadero derroche de terror’ (2,22).
-
Yo vi la
esclavitud de ‘nuestra juventud
(1,8): Muchachos en la piedra de molino, muchachas caídas bajo la carga (5,13).
‘Vivimos agotados (1,3), con el yugo al cuello, sin descanso (5,5). Nuestra
herencia cayó en manos extranjeras (5,2), ‘Pueblo desterrado, humillado y
esclavizado’ (1,3).
‘Miren
para ver si, en algún lugar hay un dolor semejante a mi dolor’ (1,12). Isaías
Júnior comparó al Pueblo a un ‘hombre de dolor: desfigurado, despreciado,
castigado, aplastado, condenado sin ley, ni justicia, ni defensa’ (53,2-9).
C. LA MANERA DE ACTUAR DE DIOS ES MUY DIFERENTE A
NUESTRA MANERA DE ACTUAR
Fue a ese Pueblo que Dios escogió para ser su Siervo
y realizar aquella misión de justicia y
liberación. Esta fue la opción de Dios. Nadie creía en ese Pueblo, ni él
mismo; sólo Dios. Lo escogió para confiar en él y arreglar el mundo. Dios se
quedó al lado de los oprimidos, continuando en ellos la gesta de la liberación
iniciada en Egipto. Para recibir de este Pueblo el servicio y la liberación de
Dios, los poderosos y opresores del
mundo tienen que inclinarse ante ese Pueblo y hacerse mendigo de su
salvación. Se invirtió la situación. Es la locura perpetua de Dios (1 Corintios
1,25).
Así, desde el inicio del primer cántico, Dios llamó
la atención del mundo entero hacia los pequeños y oprimidos, sus Siervos. En
ellos está escondida la Buena Noticia de la salvación que, por medio de ellos,
Dios quiere ofrecer a todos. Para hacer esta opción, Dios tiene sus razones.
D. EL RETRATO HABLADO DEL SIERVO DE DIOS
‘Él
no clamará, no gritará, ni alzará en las calles su voz. No romperá la caña
quebrada, ni aplastará la mecha que está por apagarse. Enseñará mis juicios
según la verdad, sin dejarse quebrar ni aplastar, hasta que reine el derecho en
la tierra’ (Isaías 42,2-4). Hubo un Pueblo que vivió esta realidad para llamar
la atención de todos hacia el derecho y la justicia, en nombre de Dios.
-
Aplastado, este
Pueblo no aplastaba; ofendido no ofendía; maltratado no maltrataba.
-
No usó propaganda
ni demagogia, como los grandes.
-
Pero sí, lo
enfrentó todo, terco y fiel, sin desanimarse porque sabía que, por medio de él,
Dios hacía triunfar el derecho y la justicia hasta que se impusieran a toda la
tierra.
Este
Pueblo no se dejó contaminar por las
maneras de vivir de sus opresores. No permitió que Nabucodonosor le robara
el ideal que Dios sueña para todos, el ideal de una sociedad fundada sobre el
derecho, sin opresores ni oprimidos.
Ahora quien vive así, promueve el derecho y la
justicia, es semilla de resistencia y liberación. Aunque no lo sepa, es un
anuncio vivo de la Buena Noticia que Dios quiere para todos. Tiene la
preferencia del corazón de Dios. Eso es el servicio que Dios esperaba ayer del
Pueblo en cautiverio y espera hoy de nosotros, el Pueblo de los pobres.
Es cierto que no todos vivieron así. Muchos
abandonaron el ideal del Pueblo de Moisés. Se adhirieron al sistema montado por
Nabucodonosor y empezaron a enriquecerse y tener poder a costa de la desgracia
de sus propios compatriotas. Para ellos, el cautiverio no fue tan penoso. Pero,
de aquellos no nació el futuro que Dios soñaba.
Hoy la realidad es igual: no todos los pobres viven
la misión de ser Siervos de Dios. Muchos nos dejamos contaminar por las maneras
de vivir de nuestros opresores: los imitamos. Siendo oprimidos, tenemos cabeza
de opresores. Damos cama y comida a los que nos explotan: perdemos así nuestra
dignidad y nuestra vocación. No somos la semilla del futuro que Dios quiere
para todos a través de nosotros.
Hoy
como ayer, el futuro de derecho y justicia nace de la misma situación:
-
Del Pueblo pobre,
oprimido y muchas veces desanimado,
-
Pero del Pueblo
pobre y oprimido que cree que, a pesar de todas las desgracias, lleva la misión
de vivir y hacer triunfar el derecho y la justicia para todos, en nombre de
Dios. Este Pueblo de los pobres es Siervo de Dios para continuar su salvación.
Los
y las que creemos esto, tenemos más razones para solidarizarnos entre pobres y
con los pobres, desvelar el proyecto de Dios y construirlo con más ánimo.
E. LA MISIÓN DEL PUEBLO QUE SUFRE
Después
de haber presentado a su Siervo a las naciones, Dios, por la boca del profeta,
se dirigió a su propio Siervo para explicarle detalladamente su misión: ‘Así
habla Yahvé que creó el cielo y la tierra… Yo, Yahvé, te he llamado para
cumplir mi justicia’ (Isaías 42,5-6).
- Yahvé
es el Creador
El profeta recordó que Dios era el
Creador de todo y de todos. Quiso resaltar, por una parte, la importancia de la
misión y, por otra, la capacidad que tiene Dios de realizarla, así como realizó
la obra de la creación.
- El
llamado
El profeta quiso dejar en claro 2 cosas importantes.
-
‘Yo, Yahvé’. Sabemos que la palabra ‘Yahvé’ significa ‘fuerza en
medio del Pueblo que se libera’. El profeta quiso recordar el compromiso de
Dios sellado con Moisés cuando Dios le reveló su nombre. Al utilizar el mismo
nombre, el profeta daba a entender que se trataba de una nueva revelación de
Yahvé, de una nueva misión y de su nuevo compromiso para llevarla a cabo, esa
vez no con una persona individual, pero sí con todo un Pueblo. Ese nuevo Pueblo
esclavo no sólo se va a liberar, sino que va a liberar a todos los Pueblos de
la tierra. Como Moisés, el Pueblo puede contar con la ‘presencia liberadora de
Yahvé en medio de él’.
-
‘Para cumplir
mi justicia’. Dios tiene una
justicia que cumplir y, por eso, llama al Pueblo del cautiverio para ser su
servidor y realizador de este compromiso. Los opresores no pueden ser llamados
por Dios a implantar la justicia, ya que la pisotean. A lo menos que se
conviertan y se hagan pobres con los pobres. Solamente los pobres que no
oprimen y confían en Dios, pueden llevar adelante esta misión. Esto es el
verdadero sentido de la opción por los pobres: Estos son los únicos capaces de
traer la salvación de Dios. La opción por los pobres no es facultativa: los
pobres deben asumir esta misión desde su situación de sufrimientos, y los que
hacemos la opción de los pobres debemos dejarnos guiar por el Pueblo de los
pobres con el que nos identificamos. Es un deber de justicia y de justicia
divina.
- ‘Luz
para todas las naciones’
Para Dios, el sufrimiento no es un
impedimento para ser luz de las naciones. Más bien, el Pueblo Siervo tiene que
encontrar el sentido, o sea el rumbo que hay que dar a este sufrimiento, a su
vida, a su lucha. La vida es lucha, pero no a la manera de los opresores. Si el
Pueblo acepta, Dios lo va a conducir ‘de la mano’ (42,6), tal como un padre
asegura la caminata del hijo, tomándolo de la mano.
La misión del Pueblo del cautiverio era muy concreta:
es una misión de liberación. He aquí unas características.
-
El Pueblo debía
unirse entre sí y, de esta manera, servir a otros Pueblos. No podía encerrarse
sobre sí mismo si quería ser ‘luz de las naciones’.
-
El Pueblo recibió
su misión no de los hombres no de las autoridades religiosas, sino del propio
Dios. Esto le daba la libertad de denunciar a aquellos que, por ser autoridad,
lo oprimían y explotaban.
F. LOS RECURSOS QUE GARANTIZAN EL ÉXITO DE LA MISIÓN
DEL SIERVO DE DIOS
Para
realizar su misión el Pueblo no estaba solo. Podía contar con varios recursos,
diferentes de los normalmente humanos. Podía contar con:
-
La preferencia y
el apoyo de Dios (42,1).
-
El don del
Espíritu (41,1).
-
El poder del
Creador (42,5).
-
La certeza de la
presencia liberadora de Dios, expresada en el nombre de ‘Yahvé’ (42,6).
-
El compromiso que
Dios asumió con la justicia (42,6).
-
El constante
acompañamiento de la mano divina (42,6).
-
La esperanza de
los Pueblos lejanos de una salvación divina (42,4).
-
También tenían el
testimonio de Jeremías y de muchos otros profetas y profetizas, junto a la
decisión de un grupo valiente de compatriotas, tanto en el cautiverio como en
Palestina, para continuar en fidelidad a la Alianza.
Por
eso, a través de la voz del profeta, Dios empeñó todo su prestigio en la misión
del Pueblo oprimido: ‘Yo soy Yahvé. Ese es mi nombre… Anuncio cosas nuevas;
antes de que pasen, se las doy a conocer’ (42,8-9). Dios renovaba su compromiso
de estar con su Pueblo como presencia liberadora universal. La gloria de Dios
es la liberación de todos los Pueblos y ver a su Pueblo libre, fraterno y feliz
en medio de una humanidad libre, fraterna y feliz por haber cumplido la misión
de Siervo de Dios. Dios garantizaba desde ya el éxito de la misión del su
Siervo.
Los recursos que Dios ofreció a su Pueblo no eran
bienes materiales con la riqueza, el poder, el prestigio, la fuerza, sino la
seguridad de su apoyo incondicional. Le confirmaba que estaba actuando en
nombre de Yahvé y respondía a las ansias más profundas de la humanidad. De ahí
nació su seguridad para hablar y actuar, organizarse y ejercer su creatividad.
Claro está que se trata de una misión difícil y arriesgada que iba a encontrar
mucha represión de parte de los grandes y provocar mucho sufrimiento en los
pequeños.
CONCLUSIÓN: El primer canto es el primer paso
En la misión de liberación, el primer paso es no dejarse contaminar por la manera de
vivir de los opresores del Pueblo: esclavizar a los más débiles. Esta
semilla de resistencia es el valor escondido del Pueblo oprimido. Es la base
que necesita Dios para construir una nueva sociedad sin opresores ni oprimidos.
Es el comienzo de un futuro mejor. Los que damos este paso somos siervo de
Dios. Actualizamos la misión Dios, aunque no siempre no damos cuenta de ello.
Todos los oprimidos estamos llamados a dar este paso.
Después del llamado hecho en este primer cántico, va
a venir el despertar de la conciencia en un largo y difícil camino. Después de
la semilla de resistencia que
despertó dentro de la tierra del sufrimiento, va a nacer el hilito verde de la
esperanza que surge de la nueva conciencia del Pueblo
SEGUNDO CANTO – SEGUNDO PASO :
UN TALLITO VERDE
DE ESPERANZA (49.1-6).
A. ENTRE EL PRIMER Y EL SEGUNDO CANTO
El Pueblo que sufría en el cautiverio tenía
dificultad de creer en el llamado de Dios. Quedaba suspendido entre Dios que lo
llamaba y la realidad que lo oprimía. Dios decía una cosa y la realidad parecía
decir lo contrario. Dios llamaba al Pueblo a establecer el derecho en la tierra
(42,1) y la realidad le hacía decir: ‘Dios desconoce mi derecho’ (40,27). Dios
lo escogía ‘de acuerdo a la justicia’ (42,6) y el Pueblo se sentía tratado sin
justicia: ‘Hazme justicia’ (Lamentaciones 3,59). Dios lo escogía para ser ‘luz
de las naciones’ (42,6), pero el Pueblo decía: ‘Dios me hace vivir en tinieblas
como un difunto enterrado hace mucho tiempo’ (Lamentaciones 3,6).
Oprimido,
el Pueblo debía anunciar el fin del sufrimiento… Parece ‘locura y escándalo’ (1
Corintios 1,23). La manera de actuar de Dios es muy particular. Por eso, el
Pueblo cautivo se sentía rechazado (Salmo 43,10-13, de esa época). La tentación
de imitar a sus opresores era muy grande. Llevó mucho tiempo para que se
convenciera del llamado de Dios. Muchos abandonaron la Comunidad, ‘haciendo
crecer cada vez más su capital: ¿De qué sirve vivir en la honestidad? Voy a
seguir el ejemplo de ellos’ (Salmo 72,12-15). Aunque débil, la fe de algunos
les ayudaba a resistir y les impedía seguir la manera de vivir de los
opresores: ‘Hablar así sería romper contigo, Señor, y negar la fe de mis
hermanos’ (72,15). Fue una lucha tremenda
B. LA IMAGEN DE DIOS DISTORSIONADA EN LA CABEZA DEL
PUEBLO
La vida del Pueblo era parecido a los brazos de una
balanza: uno estaba con la realidad, y el otro con la fe. Como los 2 brazos están
ligados, cuando uno sube, el otro baja. La fe en Dios quedó golpeada y abatida.
Perdió no sólo confianza en Dios, sino también en sí mismo. Olvidó las
‘maravillas’ del pasado. Estaba sin memoria, perdido en medio de la historia y
la adversidad.
La fe es como un tejado. En época de sol y de sequía,
el dueño de casa se descuida del tejado. Cuando viene la tempestad, ya es tarde
y los daños son grandes… En el cautiverio el Pueblo se quedó descontrolado,
perdido, sin norte, sin protección. No había amontonado fuerza para enfrentar
la desgracia. Al darse cuenta del daño del agua en la casa, el dueño de casa
echa la culpa al carpintero que hizo mal el tejado. El Pueblo echó la culpa a
Dios: ‘El Señor me ha abandonado’. Se le tergiversó la idea de Dios. El Pueblo
volvió a pensar que el favor y la protección de Dios se logran por medio de
promesas, ritos y sacrificios. Fue creyendo que Dios estaba con él sólo cuando
lo necesitaba, para que le sea útil. Esta clase de fe se parece al comején: va
carcomiendo la vida por dentro… A la hora de la desgracia, esa clase de fe no
tiene fuerza para resistir, ni dar valor y esperanza. El Pueblo se imaginaba a
un Dios despreocupado de la situación de opresión. Esa idea de dios es ‘opio
del Pueblo’, tóxico para la esperanza y el coraje: ‘distante (Lamentaciones
3,4), sin amor (Isaías 49,14), sin fuerza para liberarlo (50,2), infiel a sus
compromisos’ (40,27). Cuando el Pueblo se deja vencer externamente por las
adversidades, es que ya por dentro se ha dejado vencer por la falta de fe en
Dios, por una fe errónea de Dios.
Es de preguntarnos en qué Dios creemos nosotros,
rodeados de tantas dificultades y problemas. Muchas veces nos fabricamos
nuestra imagen de Dios, lo hacemos parecido a nosotros, ‘a nuestra imagen y
semejanza’. Nos preocupamos por él cuando lo necesitamos, para que nos sea útil
y beneficioso. Negociamos con él: ‘Me das porque hago esto y esto’. Estamos a
un paso de culparle de nuestros errores, problemas y desgracias. Decimos que
‘no sirve para nada’, que tiene la culpa de lo que nos pasa, de la opresión que
nos asecha: ‘Así lo quiere Dios’. Hemos cambiado la fe en Dios por la cobardía
de enfrentar la realidad. Nos hemos descuidado de alimentar, mantener y
purificar nuestra fe. Como una planta que hemos dejado de regar, se ha
marchitado la fe verdadera.
C. EL SISTEMA CORROMPE CON UNA FE DISTORSIONADA PARA
VENCERNOS POR LA FUERZA DE SUS ARMAS
No era Dios quien se había olvidado del pueblo. Era
el Pueblo que se estaba olvidando de Dios. Le cambiaba su rostro y su corazón
(Isaías 59,1-2). Sin que el Pueblo lo notara, Dios seguía muy cerca de su
Pueblo (55,6). El pueblo se había vuelto ciego (42,19). Sin darse cuenta, había
sustituido Yahvé, el Dios liberador, por una divinidad a su medida y su gusto:
tantos dioses cuantas calles (Jeremías 11,13), dioses regalados por Babilonia
(Isaías 44,9-20; 40,19-20; 41,6-7). Ya el profeta Jeremías lo había anunciado:
‘Abandonaron el manantial de agua viva que soy yo, para cavar pozos agrietados
que no conservan el agua’ (2,13).
Los invasores de Palestina, antes de vencer al Pueblo
por las armas, lo habían convencido con ideas falsas. Habían logrado corromper
a muchos líderes: sabios (Jeremías 5,5; 8,8), pastores (10,21), sacerdotes
(5,30), profetas (2,8; 6,3), hasta el propio rey (23,13). Y el Pueblo creyó en
la propaganda de sus líderes: por conveniencia, no supo resistir el engaño. No
prestaban oídos a las advertencias, críticas y denuncias de Jeremías contra la
idolatría frente a los dioses que encontraban cabida en Jerusalén (10,1-16). El
Pueblo dejó que el ‘comején’ de la conformidad se le comiera la fe por dentro.
La invasión de Nabucodonosor estaba preparada de ante mano en el corazón
acomodado del Pueblo. Había dado ‘comida y lecho’ a sus opresores (Salmo
113,12-17).
D. ‘YA NO SE VE NINGUNA SALIDA’
En el Pueblo del exilio, la crisis de fe era muy
grande. El profeta Jeremías, que se había quedado en Palestina, le envió una
carta para animarlo. Le decía que Dios los acompañaba en el cautiverio con el
fin de abrirles a un nuevo futuro y una nueva esperanza (Jeremías 29,11). Pero,
¿cómo creer este mensaje en medio de tanto dolor y tanta muerte? Los hechos
escondían la presencia de Dios, tal como las nubes nos tapan la luz del sol.
Contrariamente a la esperanza señalada por el profeta, parecía el fin de todo.
El presente era abandono; adentro estaba el desánimo y el futuro era de
desesperación. ¡Sálvese quien pueda! ‘Ya no veo ninguna salida’ (Lamentaciones
3,6-7).
No pensaban los exiliados que estaban en la tierra
donde Abraham había escuchado la voz de Dios unos 13 siglos antes. Obedeciendo
esa voz, Abraham lo había dejado todo en busca de una tierra, de un Pueblo que
naciera de él y de la bendición divina (Génesis 12,1-4). Ahora, los cautivos
estaban sin tierra, sin Comunidad, sin templo… Sólo quedaban la nada, el dolor
y la nostalgia. ‘¿Cómo podríamos entonar cantos de nuestro Dios, lejos de él,
en una tierra extrajera?’ (Salmo 136.1-4).
E. EL SECRETO DEL LLAMADO DE DIOS
En medio de tantas contradicciones, algo quedaba en
el corazón de algunos de los exiliados: ‘A pesar de todo, hay en el corazón
algo que hace tener esperanza’ (Lamentaciones 3,21). Así escuchamos o decimos a
veces nosotros: ‘Sólo nos queda sufrir. Pero un día, Dios va a cambiar esto’.
De allí, nació en el Pueblo una pequeña semilla de
esperanza. Algunos, oprimidos, no oprimían; aplastados, no aplastaban;
maltratados, no respondían con maltratos; agobiados, mantenía espacios de
derecho y de justicia. Pero la mayoría estaba ciega y no conservaban ni veían
la semilla de resistencia y esperanza que germinaba entre ellos mismos (Isaías
40,27). Pensaban que los hechos habían escapado de las manos de Dios (40,27).
Buscaban a Dios fuera de la vida y fuera de la historia; y no lo encontraba
(55,6-7 y Salmo 41,4). Preferían las ilusiones de los falsos dioses (48,5). Se
parecía el Pueblo a una raíz viva sin tronco ni rama enterrada en un suelo
seco. Pero la braza dormía bajo las cenizas de la desgracia. Eso era el secreto
de Dios.
Él supo mantener viva aquella pequeña semilla de
resistencia y esperanza, escondida y encendida en unos pocos. Sopló sobre las
cenizas de la desesperanza para que, poco a poco, se convirtiera en la llama de
un nuevo futuro. Y aquello que parecía un triste final se convirtió en el
comienzo de una hoguera de fiesta que no se iba a apagar nunca. En la sequía de
la pampa, la esperanza de la lluvia nunca muere y cuando cae despierta la
semilla que también espera la lluvia para crecer y salir (55,10-11). Así pasó.
La lluvia tenue del llamado de Dios supo despertar la semilla de la
resistencia, y nació el hilito verde de la esperanza. Nació una nueva
conciencia, expresada en el 2° canto del profeta Isaías (49,1-4).
F. EL PUEBLO CUENTA CÓMO DESCUBRIÓ SU VALOR
El
2° canto es el testimonio vivo de haber entendido el secreto del Siervo de
Dios. Veamos su contenido.
- Reencontrarse
consigo mismo: ‘Pongan atención, Pueblos lejanos’
Siendo poca gente perdida en medio de un inmenso
imperio, ésta tuvo el valor de afirmarse delante de las naciones. Se reencontró
consigo mismo y con su misión. Perdió el miedo. Reconoció la voz de Dios y
empezó a hablar, porque ya estaba actuando según el corazón de Dios. Se dio
cuenta que su vida sufrida y justa a los ojos de Dios los hacía precisamente
‘Siervo de Dios’ para una nueva creación, para un nuevo éxodo, para un nuevo
Pueblo. Miró el otro lado de los hechos, por donde se escondía Dios.
- Recuperar
la memoria: ‘Desde las entrañas maternas, Él ya pronunciaba mi nombre’
Este pequeño resto empezó a releer su propia historia
y se dio cuenta de que el llamado de Dios venía desde antes su nacimiento. Ya
tenía un destino como Pueblo elegido. Desde siempre, Dios le tenía un destino,
una misión. Más, descubrió que su vida era un arma peligrosa para sus
opresores. Era ‘espada cortante y flecha puntiaguda’ (49,2). Reconocieron que
Dios seguía conduciendo la historia a través de ellos, contra aquellos que los
tenían esclavos y confundidos. Parece que es otro Pueblo que está hablando,
porque en muchos la confusión y la desesperanza se habían transformado en
seguridad y empeño.
G. EL SECRETO DEL SIERVO DE DIOS
Lo que más llama la atención es la certeza con que se
expresa el Siervo de Dios. Ya reconoció a Dios vivo en su vida y su corazón.
Este descubrimiento lo hizo renacer y lo llenó de gratitud: ‘Fui tomado en
serio a los ojos de Dios. Dios se hizo mi fuerza’ (49,4). Esta pequeña parte
del Pueblo cambió de patrón y todo lo empezó a ver con otros ojos. Recobrando
la memoria, se echó colirio en los ojos, hizo una revisión de su actuar y se
despojó de la idea falsa que se hacía de sus opresores. El Salmo 72 refleja
esta situación: ‘Ahora me doy cuenta que la existencia de estos hombres (los
opresores) está asentada en la arena… En mi amargura y rebeldía, me comportaba como un ignorante…
Ahora sé que estoy siempre cerca de ti… Mi vida tiene otro fundamento: el
futuro que me espera es el Dios eterno’ (Salmo 72,18-28). Unos cuantos van
conformado el nuevo Pueblo de Dios, libre de sus ilusiones, libre para asumir
su misión.
H. EL PUEBLO NUEVO CUENTA CÓMO ENTIENDE LA MISIÓN
RECIBIDA DE DIOS
El descubrimiento de la misión, de dimensión
universal, no fue de golpe, sino el resultado de un largo proceso. Primero, ese
grupo de resistencia y esperanza tomó conciencia que Dios lo llamaba a ser ‘su
Siervo’. Reconoció que su primera misión era con sus compatriotas, para que
regresaran a su tierra. Luego descubrió que esto no era todo. Su misión debía
alcanzar a todos los Pueblos. ‘Es muy poco que sea mis Siervo para restablecer
las tribus de mi Pueblo. Voy a hacer de ti la luz de las naciones para que
lleves mis salvación hasta los confines de la tierra’ (49,5-6).
Se está completando el llamado del primer canto:
‘unir al Pueblo’ y ‘ser la alianza del Pueblo’ (42,6). Esto es sólo el primer
paso: restablecer la alianza sellado con Moisés, revivir la gesta de Josué, ser
una sociedad igualitaria sin opresores ni oprimidos. Esto el verdadero ‘seno
materno’ desde donde nacía el llamado (49,1 y 5). Pero era para avanzar más
lejos.
Ese
ideal igualitario, varias veces olvidado, despertó nuevamente la memoria del
Pueblo y le volvía a presentar su misión para todos los Pueblos. El cautiverio
no era más que otra etapa para despertar al pasado y emprender un nuevo futuro.
El proyecto de Dios era más amplio que el mero Pueblo de Israel. Después de
haber pasado por la opresión del cautiverio, el Pueblo se dio cuenta de que no
podía empezar un nuevo proyecto de vida igualitaria sin asociar a este proyecto
a los demás Pueblos todavía oprimidos, confundidos, desanimados, y ansiosos de
liberación. Al seguir al Creador de todos los Pueblos, no se podía ser egoístas
y pensar sólo en sí mismo. El proyecto de Dios debía beneficiar a todos los
Pueblos. Su situación de opresión dio a su misión su dimensión universal: ser
‘luz de las naciones… hasta los confines de la tierra’ (49,6).
CONCLUSIÓN: El 2° canto es el 2° paso de la misión
Dios nunca se olvida de sus promesas. Como un novio
obstinado, no abandona su primer amor (62,5). Por su paciencia y perseverancia,
logró conquistar de nuevo a su Pueblo para que continúe con la misión de ser
‘Siervo de Dios’. Después del llamado del primer canto vino la aceptación. Este
2° paso fue posible porque unos cuantos de entre el Pueblo vivían el derecho y la justicia, resistiendo así la opresión y la
destrucción. Esta práctica abrió paso a la aceptación del llamado. El tallito
de la esperanza sólo nace de la semilla de la resistencia, escondida en el
terreno del sufrimiento y de la opresión. El primer paso provenía de los pies,
o sea de la realidad que pisaba. El 2° alcanza el corazón y la cabeza, es
decir, convencerse que la práctica dolorosa del derecho y de la justicia abre
paso al futuro que Dios quiere para todos. Esa luz era para todos los Pueblos.
¿Cómo va a ser la espiga de esta semilla? Eso es el tercer paso.
TERCER CANTO–TERCER PASO: (50,4-9)
LA ESPIGA DE LA HISTORIA, TIEMPO DE LUCHA Y DE
ESPERA
A. ENTRE EL 2º Y EL 3º PASO
Para entender el 2º paso, se contó la larga historia
del desánimo y del cansancio del Pueblo. Ahora, para entender el 3º paso, vamos
a desvelar la manera cómo Isaías Júnior actuó con el Pueblo oprimido.
Para ayudar al Pueblo en cautiverio a descubrir la
presencia de Dios en su vida, no es tan fácil. No basta decirle, a este Pueblo
sufrido y oprimido: ‘¡Ánimo! Dios está con ustedes’. También el rey de
Babilonio, Nabucodonosor, decía lo mismo con sus falsos dioses… ¿Cuáles son los
rasgos de Yahvé que lo diferencian de los de falsos dioses? ¿Cómo revivir la
imagen desvirtuada y muerta de Yahvé que permitiera quitar del corazón del
Pueblo la idea que había que acomodarse a la nueva situación? ¿Cómo se ayudó al
Pueblo a creer en sí mismo hasta asumir su situación de opresión como espacio
de un nuevo éxodo y una nueva misión? Isaías Júnior logró contestar las preguntas
con su Pueblo y para su Pueblo. Eso es el contenido del 3º paso o tercer canto
del Siervo sufriente.
Tal las preguntas de ayer no son tan alejadas de las
que nos hacemos hoy… ¿Y las respuestas?
B. LA MANERA DE HABLAR DE ISAÍAS JÚNIOR
Recordemos primero que Isaías Júnior hacía parte de
un pequeño grupo de discípulos que vivían insertados en medio del Pueblo en
cautiverio. Se ayudaban unos a otros para entender su situación a la luz de la
fe. En sus escritos, no comunica tanto sus pensamientos como sus diálogos con
su Pueblo. Son conversaciones de llena de escucha, de ternura de cariño y de
consuelo. Eso es la primera manera de ayudar a una persona que sufre:
escucharla, darle ternura, cariño y consuelo.
A través de la cercanía y solidaridad de Isaías
Júnior y de su grupo, el Pueblo podía sentir que no era abandonado de todos,
que había cómo hablar de Dios en la desgracia, que se podía descubrir su rostro
a imagen – y mejor – del profeta y sus amigos bien diferente del rostro de los
dioses de Babilonia, que la esperanza no era del todo muerta.
De
esta fe y de estos diálogos, surgen comparaciones e imágenes renovadas para
expresar quién era Yahvé.
-
Dios es el ‘alfarero del Pueblo’. Recordaron quién los había ‘formado’ (42,6; 43,1;
44,2,24). Como el barro en la mano del alfarero, así es el Pueblo en las manos
de Dios. ‘Tú eres mío. ¡No tengas miedo!’, dice Dios (43.1). Dios sabe cuidar
de lo suyo.
-
Dios es el novio y el esposo del Pueblo. ‘Aquel que te creó se va a casar contigo’ (62,5). ‘Tu
creador es tu esposo’ (54,5). ‘Te tengo grabado en la palma de mis manos’
(49,16). Y ese tatuaje nunca se borra.
-
Dios es la madre del Pueblo. ‘Yo te sustento desde el seno materno’ (46,3).
‘¿Puede una mujer olvidar a su hijo pequeño?... Y aunque lo olvidara, yo nunca
te olvidaré’ (49,15).
-
Dios es el padrino del Pueblo. El sentido exacto es ‘redentor’ o ‘vengador’. Era la
persona que tomaba los dolores y problemas de la familia para rescatarla
(41,14; 43,14; 44,6; 47,4; 48,17). Hoy el padrino tiene un poco esta
responsabilidad: El que saca adelante a su ahijado.
-
Dios es ‘vendedor ambulante’… que empuja su carreta en medio del Pueblo y reparte
gratis: ‘¡Israel, pobre gusanillo, no tengas miedo!’ (41,14). ‘Los que están
con sed, vengan y tomen agua… Aunque no tengan dinero, vengan… ¡Tomen vino y
leche sin pagar nada!’ (55,1)
C. DESVELAR EL NUEVO ROSTRO DE DIOS AL PUEBLO
Eso
lograron Isaías Júnior y su grupito: Revelar y desvelar nuevamente el rostro de
Yahvé, es decir ayudar al Pueblo a reconocer a Dios presente en medio de ellos.
Para lograrlo, usó 2 estrategias:
-
Desvirtuar
aquella falsa imagen de los dioses inventados por los opresores, engañadores e
inexistentes.
-
Insistir en la
práctica de la justicia y del derecho.
Antes
de ser derribado por el viento de la desgracia del cautiverio, el árbol de la
vida del Pueblo había sido debilitado por dentro. Le faltaba la savia de la
presencia de Dios: Dios había sido sacado de su vida (59,1-2). Isaías Júnior
ayudó al Pueblo a convertirse.
-
El Pueblo había
asimilado la imagen muerta y tergiversada de un Dios ajeno a sus propios
sufrimientos. Y echaba la culpa a Dios mismo, que se había dejado dominar por
Nabucodonosor.
-
Isaías Júnior
tenía que revertir aquella situación y enseñar al Pueblo a reconocer su
presencia cercana en su vida. Le ayudó a descubrir que ‘la ausencia de Dios es
problema nuestro’. El Pueblo había asumido la visión de los que se decían sus
dueños y señores: ‘Nosotros imitamos a nuestros opresores, porque hemos de
practicar, igual que ellos, la justicia y el derecho’ (59,2-3). Por eso era
imposible encontrar la presencia de Dios en medio de la opresión.
De
hecho, la destrucción de una falsa imagen de Dios y la práctica de la justicia
son las 2 caras de una misma moneda. El rostro de Dios es la ventana de la vida
humana. La injusticia opaca el verdadero rostro de Dios, tanto para uno como
para los demás. Dios es liberador o no es. Si se acepta la opresión, se rechaza
a Yahvé-Dios. Si se apaga en uno este rostro de Dios, no hay lámpara ni vela
que lo aclare. Pero aquel que lo conoce y reconocer presente y liberador en su
vida y en la vida del Pueblo, ya no puede apagar esta luz interior que lo quema
desde dentro, ya no puede vivir con los ojos cerrados y la boca silenciosa. Su
palabra y su manera de vivir van a ser una denuncia viva de la perversidad de
la opresión y el testimonio vivo de un Dios cercano y liberador.
Isaías Júnior con sus amigos han de haber tenido esta
doble experiencia en su propia vida: la de la justicia y del derecho como
manera de vivir, y la de un Dios cercano y liberador. Por compartir la
desesperanza y los sufrimientos con su Pueblo, Isaías Júnior fue capaz de
ayudar a su Pueblo a recapacitar y reconocer el verdadero rostro de su
Dios-Yahvé, presente en medio de él y liberador de la falsa imagen que se
hacían de él. Su creador era también y siempre su compañero de desgracia. Podía
empezar un nuevo camino de liberación.
D. LOS 4 RASGOS DEL ROSTRO DE DIOS
Los
rasgos del reencontrado rostro de Dios nacieron poco a poco de la fidelidad a
Yahvé y la lucha por la justicia y el derecho. Para Isaías Júnior, reconocer a
este Dios y hablar de él eran de lo más concreto: Era la otra cara del Pueblo
sufrido. Podemos recalcar unos 4 rasgos relevantes de este rostro de Dios.
-
El Dios del
Pueblo es un Dios de bondad: Revela
un amor que levanta y libera.
-
El Dios del
Pueblo es un Dios fuerte: Libera con
un poder creador que vuelve a conformar como Pueblo a una masa de esclavos.
-
El Dios del
Pueblo es un Dios fiel: Su presencia
amiga nunca falla ni fallará.
-
El Dios del
Pueblo es un Dios santo: Pide
justicia, exige compromiso y envía a la misión.
Este
rostro vivo de Dios fue la raíz y el centro de la Buena Nueva de liberación que
necesitaba el Pueblo cautivo para levantarse y liberarse. Es la Buena Nueva que
esperan todos los pobres.
E. DESTRUIR LA IDEA MUERTA Y TERGIVERSADA DE LOS
DIOSES DE LOS OPRESORES
Los opresores usan todos los medios a su disposición
para conseguir sus objetivos. Y muchas veces los pequeños agachan la cabeza,
creyendo las palabras y los métodos sus opresores. Estos, para colmo, afirman,
hasta convencer, que su poder les viene de Dios y que este quiere que se les
obedezca. Esa era la situación del Pueblo en Babilonia.
La tarea de Isaías Júnior fue ayudar a su Pueblo a
descubrir lo absurdo de esta situación. El rey decía: ‘Yo, sólo yo y nadie más’
(47,8). Isaías Júnior respondía: ‘Dios reduce los príncipes a la nada (40,23).
De nada te servirán tus supersticiones y tus poderosos encantos’ (47,9). Las
naciones que dominan son una gota de agua en un balde (40,15). Le pagan al
joyero para que les haga un dios… Pero por más que le hablan, no responde ni
les salva de la ruina’ (46,7).
Los falsos dioses recibieron las mayores críticas de
Isaías Júnior porque, en nombre de ellos, se justificaba la opresión y la
obediencia. Los templos eran grandiosos… como los edificios de hoy: los bancos
para que el dinero controle el mundo, los moteles para engañar con el negocio
del placer, los supermercados y los ‘malls’ para esclavizar con cosas inútiles,
ciertas iglesias y basílicas para adormecer a los pobres, los inmensos predios
de concentraciones masivas que llenan las cabezas de promesas falsas…
Junto a su Pueblo, Isaías Júnior hacía germinar un
pensamiento nuevo y una fe verdadera, practicando la justicia y el derecho. Una
nueva práctica creó una nueva mentalidad. Eso era el comienzo de una ‘nueva
creación’ (65,17), el tiempo de la lenta gestación del futuro.
F. EL FUTURO NUEVO QUE SE PREPARA HOY
Isaías Júnior supo ser poeta para cantar la esperanza
del Pueblo oprimido. El futuro pintado por el profeta se parece a un edificio
hechos de ladrillos sacados de todos los rincones de la naturaleza, de la vida
y de la historia. Hay de todo: Imágenes, animales, vegetales, minerales… Hay
gentes del tiempo de los Patriarcas, del Éxodo, de la 1ª creación. Pero el
cimiento de todo este conjunto, que le da firmeza y unidad, es rostro de Dios:
bondadoso, fuerte, fiel y santo. El mundo será nuevo cuando será habitado por
‘un Pueblo de justos’ (60,21). Será lo contrario del cautiverio, del hambre,
del terror, de la tristeza, de la muerte… Con ese Pueblo de justos, Dios hará
brotar la justicia como el sol hace brotar las plantas (65,17-32). Todo esto va
a ocurrir porque quien lo garantiza es Dios, con juramento y brazo levantado
(62,8 y 49,25).
Para lograr esta novedad, se necesita del ‘sol y de
la tierra’. Si el sol representa a Dios, la tierra representa al Pueblo.
Ninguno de los 2 lo puede hacer solo. Isaías Júnior insistía en el sol, pero
preparaba la tierra. No se puede separar la fe de la vida, Dios de la justicia,
el Pueblo del proyecto de Dios. Reencontrarse con Dios es reencontrarse consigo
mismo y conocerse es conocer a Dios. Eso no sólo viene, sino que ya ocurre,
pero no se ve así no más.
G. EL FUTURO YA EMPEZÓ: ¿YA NO SE DA CUENTA?
Para revelar al Pueblo las señales del futuro
presente en los hechos, Isaías Júnior parte de los que sabe su Pueblo: Le
refresca la memoria para que se dé cuenta que es Dios quien lleva adelante el
camino de la historia. De esta manera, la naturaleza (las estrellas creadas por
Dios), la historia (Dios es Yahvé del Éxodo), la política (hoy el emperador
Ciro) dejan de ser cosas extrañas al Pueblo y se va dibujando el nuevo rostro
de Dios. Se empieza a pensar que algo nuevo es posible y que Dios puede volver
a liberar a su Pueblo para construir un mundo de paz y de felicidad. ‘¿No se
dan cuanta?’ (43,19). Dios vence siempre a los opresores. ‘¡La hora ya llegó!’
(48,20 y 52,12). El futuro está presente ya: Hay que comenzar a caminar. Una
misión está esperando al Pueblo… El 3º canto es el comienzo de la ejecución de
la misión del Siervo sufriente.
H. EL SIERVO CUENTO COMO EJECUTA SU MISIÓN
Poco a poco, el Pueblo se liberó de la imagen muerta
y tergiversada que tenía de Dios. Entonces pudo escuchar el llamado de Dios.
Descubrió su misión de justicia y liberación y empezó a ejecutarla. Por un
lado, el Siervo es presentado como alguien que tiene convicciones profundas:
Sabe lo que quiere. Por otro lado, se presenta como alguien abierto a la
novedad: Todo viene de Dios. Las cosas ya no dependen primero de Nabucodonosor.
El Siervo empieza a tener coraje delante de sus opresores (50,7) y a
desafiarlos (50,8-9).
El Siervo se presenta como el ‘discípulo de Dios’ que
necesita una relación constante con él. Esta relación le permite resistir a sus
opresores. ‘El Señor me ha abierto los ojos’ (50,3). La toma de conciencia le
revela sus errores y su capacidad de transformar la realidad de acuerdo al
‘proyecto de Dios’. Esto le cuesta persecución y lo acostumbra a saber esperar
y sufrir con paciencia: Dios tiene marcada su hora. El Siervo sabe que la cruz
es el camino de la redención y liberación, y la acepta.
I. CÓMO NACIÓ EL 3º CANTO EN LA CABEZA DE ISAÍAS
JÚNIOR
Por estar inserto en medio de su Pueblo cautivo,
Isaías Júnior buscó entender lo que le pasaba: ¿Qué es lo que está pasando?
¿Por dónde está la salida? ¿Qué quiere Dios? Luego empezó a descubrir
semejanzas entre lo que vivían en el cautiverio y la situación del profeta
Jeremías: Los 2 parecían ‘corderos llevados al matadero’ (Jeremías 11,19 =
Isaías 53,7). Descubre también que el Pueblo se parece a Abraham: Sólo y
abandonado (51,2), sin futuro (estéril como Sara, 54,1). Se siente oprimido y
explotado como en Egipto (52,3-4). Todos estos antepasados nunca se
desanimaron, sino que descubrieron su misión y supieron corresponder a ella.
Estos personajes abrían nuevas perspectivas: Fueron Siervos de Dios y de su
Pueblo. Descubrió Isaías Júnior que él y su Pueblo tenían una deuda con esta
gente. Descubrieron que Dios estaba con ellos, liberador, ayer como hoy. La luz
del pasado aclaraba el presente y abría la puerta del futuro. Se dieron cuenta
que, igual que ayer, tenían que ser el nuevo ‘Siervo de Dios’, no sólo para los
sobrevivientes de la nación, sino para toda la humanidad. Isaías Júnior
desmenuzó los 4 pasos de esta misión, que son los 4 cantos del Siervo
sufriente.
J. LA LUCHA CONTRA LA INJUSTICIA ALCANZA SU PUNTO
MÁXIMO
El problema de fondo de los 4 cantos es la práctica
de la justicia. Esta práctica era particularmente difícil en una situación en
que la ley es un instrumento de opresión y está al servicio de la mentira
(Jeremías 8,8). El Siervo se prepara así a enfrentar conscientemente lo peor.
Por eso, va tranquilo. No tiene miedo. Su valor nace de la certeza de estar
practicando la justicia y de tener como protector a Dios (50,8).
La práctica de la justicia y del derecho ayudó a los
que la practicaban a crecer como persona y como Pueblo. De la semilla de la
resistencia nació el hilito verde de la esperanza que poco a poco se transformó
en espiga. Con el tiempo, ésta se volvió fuerte y madura, a pesar de que
aumentaba la represión. Descubrieron la injusticia del sistema y por lo mismo
su debilidad: la violencia es la fuerza de los débiles. Se dieron cuenta que un
tal sistema iba a terminar con su propio fracaso. De esta situación, tenía que
sacar fuerza y esperanza. Se sentían instrumento de Dios para aportar su
mensaje a toda la humanidad. Eran el Siervo sufriente de Dios, esperanza para todos
y todas. Ya aparece el último paso: La lucha decisiva entre la justicia del
Siervo de Dios y la injusticia de los que trastornan la ley en instrumento de
maldad. El 4º canto es el canto de la pasión segura y de la muerte anunciada.
CONCLUSIÓN: La misión ha comenzado
Así
fue el 3º paso: El de la espiga de la historia, la que se fue llenando en la
paciencia del tiempo bajo la tormenta de los opresores y el sol de Dios. El
proyecto igualitario de Dios basado en la justicia y el derecho desencadena la injusticia
y la represión. La utopía donde no haya opresores ni oprimido se enfrenta a la
realidad destructora de los que nos quieren perder sus privilegios.
La
misión del Siervo sufriente tiene varias
caras:
-
Tener abierto el
oído a lo que Dios comunica mediante una unión constante.
-
Estar atento a
las necesidades de los hermanos desanimados para poder llevarles una palabra de
aliento.
-
Estar dispuesto a
aprender tanto de la realidad como de los hermanos, para vislumbrar mejor la
caminata.
-
Mantenerse
aferrado a la justicia de Dios, combatida por la injusticia de los opresores.
-
No retroceder
delante de la opresión, para denunciar la iniquidad del sistema.
-
Estar preparado
para lo peor.
CUARTO
CANTO – CUARTO PASO : (52,13-53,12)
EL
FRUTO MADURO DE
LA VICTORIA.
A. ENTRE EL 3º Y EL 4º PASO
En este canto, el sufrimiento encuentra su punto
culminante, lo cual exige una explicación. Este canto va a ser la respuesta a
tanto sufrimiento injusto e inhumano, y será también el desenlace de la misión
del Siervo sufriente. Aquí nos viene a la memoria la frase de aquel animador de
Comunidades Eclesiales de Base: ‘Yo acepto cargar con la cruz cuando es aquella
que trae la liberación del Pueblo’. Este era, sin saberlo, un heredero del
Siervo sufriente descrito por Isaías Júnior. El tema de este canto es el
sufrimiento del Pueblo que enfrenta el profeta. Por su fe y su solidaridad
logra darle una salida positiva.
B. EL PROBLEMA DEL SUFRIMIENTO COLECTIVO
Los sufrimientos descritos en este canto son
insoportables… Pero cuando se mira los sufrimientos del Pueblo de los Pobres de
América Latina desde 500 años, se los encuentra también insoportables. ¿Quién
es capaz de soportar tanta desgracia? ¿Quiénes son capaces de darse cuenta,
soportar y enfrentar las destrucciones de un sistema injusto y cínico de
opresión constante y creciente? En tiempos del exilio, la mayoría de la gente
no sabía nada del sistema porque no le daba ni tiempo para pensar. Y peor: No
estaban en condiciones mínimas para participar activamente de la lucha contra
él.
El ‘Siervo’ de Isaías Júnior era apenas un grupo más
consciente que va adelante, cargando con el sufrimiento, porque veía en él una
bandera de liberación. En su fe, había descubierto que esa era la manera de
responder a una misión encargada por Dios mismo. El Pueblo tenía otra misión:
La de darse cuanta poco a poco del testimonio de este pequeño grupo, la de
reconocer en ella una señal del Dios de los antepasados, la de vivir la
justicia en medio de la injusticia, la de fraternizar en un mundo inhumano, y
la de colaborar con su propia liberación. Seguramente con el tiempo, el pequeño
grupo fue creciendo y logró conquistar la adhesión de la mayoría de los
exiliados.
C. ¿CUÁL ES LA CRUZ QUE TRAE LA LIBERACIÓN DEL PUEBLO?
Los que sufren quieren saber cuál es el valor del
sufrimiento en sí mismo, en particular de los que sufren inocentemente: el niño
lisiado, el enfermo inconsciente, los contagiados del sida, la plaga del
cáncer… De hecho el sufrimiento no tiene explicaciones satisfactorias. Uno
puede hablar de culpas personales, colectivas, estructurales, de maldad y de
pecados. El sufrimiento es tan grande, tan diferente, tan doloroso que, en
definitiva, no tiene explicación definitiva.
No existe ser humano sin dolor: ¡Dolores de parto, dolores
de vida, dolores de muerte! El dolor llena Pueblos y países enteros y hasta
continente como África. Mucho dolor pudiera ser evitado si viviéramos con menos
descuido y derroche, si evitáramos la maldad, la malicia, la acumulación, el
individualismo... Hubiera menos dolor si no nos hiciéramos cómplice o
encubridores de un sistema que erige el desorden, la mentira, la explotación,
el despojo como leyes programadas. Parece que la organización mundial se nos ha
escapado de las manos. Y si se explicara el dolor, esto no bastaría. Hay que
darle sentido y combatirlo.
Al mismo tiempo siempre ha existido la resistencia al
sufrimiento y la esperanza de encontrarle sentido. Muchas veces, no se sabe ni
la raíz del sufrimiento ni el origen de la semilla de la esperanza y de la
resistencia, que existen en el terreno de la vida del Pueblo oprimido. Muchas
veces también ciertas explicaciones, a veces opuestos, han animado a unos y
otros a luchar por aliviar el sufrimiento del Pueblo y emprender con él y sin
él un camino de liberación. Varios han dicho haber sido escogidos por Dios para
liberarlo. ¿Quién es hoy el Siervo verdadero?
D. LA TENTACIÓN DE LA ENCRUCIJADA DEL CAMINO DEL
SIERVO DE DIOS
Ante la lentitud del Pueblo y la brutalidad de la
injusticia organizada, la tentación es grande de pensar que uno sólo es el
elegido para resolver los problemas, trazar el camino y liberar a los
oprimidos. En este caso un pequeño grupo más consciente y valiente pasaría a
ser el Siervo y el resto del Pueblo tendría que seguir a este Siervo. Esa es la
tentación tanto de estos grupos que se dicen elegidos hasta por Dios como del
Pueblo que acepta tan fácilmente que otros le den todo hecho. Este camino no
fue el que quiso Isaías Júnior porque nunca se separó de su Pueblo ni lo lideró
pacifica o violentamente.
Jesús fue tentado de seguir caminos equivocados para llevar adelante la
misión de ser él también el ‘Siervo sufriente’. Pedro (Marcos 8,31-33),
Santiago y Juan, (Marcos 10,35-40), los parientes de Nazaret (Marcos 3,20-21),
el propio Pueblo (Juan 6,14-15)… todos querían empujar a Jesús por el camino
que no es el del verdadero Siervo de Dios. Mateo resumió todas estas
tentaciones en 4 principales que dramatiza con la presencia de Satanás
(4,1-11). Pero Jesús siguió otro camino.
-
Durante 30 años,
Jesús, como Isaías Júnior, estuvo en la escuela de los pobres (Lucas 2,52).
-
Guiado por los
pobres, por Juan Bautista, por los profetas y los sabios, Jesús entendió que
debía recorrer el camino del Siervo de Dios para traer la salvación de Dios
(Lucas 4,16-21).
-
Jesús tuvo que
descartar las opciones equivocadas que sus compatriotas tenían sobre el Mesías:
No era ‘juez implacable’ según Juan Bautista, ni líder violento según los
Zelotes, ni glorioso según el Pueblo, ni doctor de la ley ni sacerdote según
las autoridades religiosas.
Para
orientarse, Jesús tuvo que aprender de los pobres y de su Padre Dios y se
mantuvo siempre unido a los 2: Dios y el Pueblo de los Pobres. No vino para ser
dueño ni ser servido, sino para servir y gastar su vida en este servicio (Mateo
20,28). Decidió entrar en el camino trazado por Isaías Júnior en su 4º canto y
bebió el cáliz hasta el fin (Marcos 14,36 y Juan 12,23-27): ‘Si el grano de
tierra no cae en tierra y no muere, no da frutos…’.
Como lo vemos, el 4º canto ayuda a superar la
tentación de hacerse dueño de la liberación del Pueblo. Pone delante del Siervo
el seguimiento de la escuela de los empobrecidos y la escucha de la gesta de
Yahvé-Emmanuel, el Dios liberador de los pobres con ellos.
E. ABRIENDO LA PUERTA DEL 4º CANTO DEL SIERVO
SUFRIENTE
En este esfuerzo por entender la misión del Siervo
sufriente según Isaías Júnior, nos van a ayudar también las palabras y el
testimonio de Jesús de Nazaret.
El 4º canto describe la lucha final entre la justicia
del Siervo de Dios y la injusticia del sistema que oprime a los pobres. La
lucha termina por la victoria del Siervo porque Dios la garantiza. Pero queda
que la victoria anunciada es una sorpresa agradable para unos una decepción
dolorosa para otros, porque la victoria se logró en la derrota.
¡Extraña
victoria! Derrotado por el sufrimiento y vencido la muerte ignominiosa, hasta
el punto que no parecía un ser humano, el Siervo de Dios tiene éxito y sale
victorioso a los ojos de Dios (52,13-14). Esto lo trastorna todo: No es lo que
racionalmente nos imaginamos, ‘algo que nunca se ha visto’ (52,15). ¿Cómo
entender que una derrota es una victoria? Por eso, Isaías Júnior nos invita,
desde el principio (42,9), a superar las explicaciones humanas. La razón no
basta y más bien nos puede entorpecer para entender la extraña victoria de la
justicia de Dios sobre la injusticia de los hombres.
En
esta situación ¿cómo se da paso adelante sin negar la necesaria contribución
humana?
-
Primero hay que
ponerse en el lugar del que sufre opresión e injusticia, en el lugar del que es
acosado por una enfermedad desde su nacimiento, en el lugar del Pueblo de los
Pobres…
-
Luego, hay que
entrar en un proceso de vivir en la justicia y el derecho, en medio de un mundo
organizado injusta e inhumanamente.
-
Desde ahí sólo se
puede entender quién es el verdadero Siervo, cuáles son el mensaje y la misión
que Dios tiene que revelarle y revelarnos. Ese mensaje es el del 4º canto.
F. PASIÓN, MUERTE Y VICTORIA DEL SIERVO DE DIOS
- El
destino de sufrimiento del Siervo
(53,1-9).
- Una
oración a Dios por la victoria del Siervo (53,10).
- Dios
confirma la victoria final de su Siervo (53,11-12).
Estas
3 etapas son los pasos de la victoria de la justicia de Dios y del Siervo sobre
la injusticia de los hombres. ¡Curiosamente, pareciera un paso atrás! No se
habla de lucha, sino de sufrimientos y de derrota. Es el gran desafío y muchos
se niegan a dar el paso porque les parece que por allí no puede llegar la
liberación (Mateo 16,21-22). Otros piensan que esto sólo valió ayer para
Jesucristo, pero no hoy para el Pueblo de los pobres.
G. EL SIERVO DE DIOS ES EL PUEBLO OPRIMIDO
Para que estemos claros, Isaías Júnior repitió varias
veces que ‘el Siervo es el Pueblo’: 41,8-9; 42,18-20; 43,10; 44,21; 45,4;
48,20; 54,17). Es a partir de esta dimensión colectiva que hay que leer los 4
cantos del Siervo sufriente para entenderlos correctamente. Luego, el profeta
precisa quién es este Pueblo: Es el Pueblo cautivo en Babilonia, oprimido,
sufriente, desfigurado.
Cuando llegó Jesús, unos 500 años después de Isaías
Júnior, el mismo se aplicó a él la revelación del profeta. Los grupos que
luchaban en tiempos de Jesús, no entendieron los cantos de Isaías Júnior, por
eso fracasaron. No fueron capaces de descubrir que el 4º canto era la expresión
más alta de la misión del Siervo sufriente: No reconocieron su resistencia
tenaz, su fidelidad a la justicia y el derecho, su victoria en la derrota
humana. Pero sí, los compatriotas de Jesús pobres, sufridos y creyentes
reconocieron que Jesús era la actualización de la misión del Siervo sufriente
descrito por Isaías Júnior.
Hoy, como siempre, los pobres unidos, creyentes,
organizados, luchadores de la justicia y del derecho reconocen que a ellos les
toca la misión del Siervo sufriente. Su lectura de la profecía de Isaías Júnior
y su identificación con Jesús les permiten asumir la misma tarea, el mismo
camino, los mismos sufrimientos, la misma victoria que viene y vendrá
definitivamente.
H. JESÚS ES EL COMENTARIO VIVO DEL CANTO DEL SIERVO DE
DIOS
Jesús
asumió en su persona y en su vida los 4 cantos del Siervo sufriente para
realizar su misión como Mesías prometido en el Antiguo Testamento. Vivió la
realidad descrita en estos cantos.
- Jesús
cumplió con los pasos de Isaías Júnior y de sus 4 cantos
-
Durante 30 años
allá en Nazaret, Jesús vivó pobre entre los pobres, carpintero
de Pueblo en un país sometido por los Romanos.
-
Más, vivió la
condición de los pobres según el corazón de Dios: Maltratado por las
autoridades religiosas no maltrataba, oprimido por los Romanos
no oprimía.
Primer
canto: Dios escoge a su siervo (42,1-9)
-
El bautismo por
Juan Bautista fue el arranque de la vocación de Jesús. Ahí escuchó la voz de
Dios y asumió la misión del Siervo sufriente. Y la proclamó públicamente en la
sinagoga de Nazaret como misión de servicio, retomando las palabras de Isaías
Júnior.
Segundo
canto: El Siervo de Dios descubre su misión (49,1-6)
-
A los 30 años,
empezó a servir: Anunciaba del Reino de Dios en palabras y hechos (Marcos
1,14); daba una palabra de aliento a todos los marginados (Marcos 6,34); se
alimentaba en la oración con su Padre (Lucas 5,16); denunciaba injusticias e
hipocresías (Mateo 23,1-39)…
Tercer
canto: El Siervo asume y ejecuta su misión (50,4-9)
-
En la medida en
que seguía adelante sin desviarse del camino, aparecieron los conflictos y las
tentaciones. Unos le proponían otras maneras de servir al Pueblo (sus
parientes, sus apóstoles, el Pueblo mismo…). Otros empezaron a perseguirlo
(Marcos 2,1-28). Acusado no condenaba, insultado no insultaba…
Cuarto
canto: Pasión y victoria final del Siervo de Dios (52,13-53,12)
-
Pronto, los
grandes, o sea las autoridades religiosas, decidieron matarlo (Mateo 14,5 y
Juan 11,51).
-
Para dejar bien
en claro su misión de servidor y la de sus seguidores, la víspera de su muerte
lavó los pies de sus apóstoles (Juan 13,1-16).
-
Su arresto
violento, su juicio arreglado de antemano, su condena sin motivos reales, la
legalización civil y religiosa sin fundamento de tales atropellos… eran los
motivos para encubrir su asesinato de la manera más cruel, después de haberlo
torturado en juegos cínicos.
-
Dio la vida
sintiéndose ‘abandonado’ (Mateo 27,46), pero afirmando: ‘¡Misión cumplida!’
(Juan 19,30).
-
Por eso, el Padre
lo resucitó, confirmando así que ese era el camino del verdadero Siervo de
Dios.
- El
significado de la muerte de Jesús en la cruz
La muerte de Jesús tiene causas muy
concretas que no se reducen a ‘por nuestra salvación’ ni a ‘Dios lo quiso así’.
Él proclamaba la verdad y la justicia en las relaciones (Mateo 6,33) y buscaba
la liberación de los oprimidos (Lucas 4,18). Por eso, incomodaba a los grandes
de su tiempo que buscaron la manera de hacerlo desaparecer, matándolo,
justificando legal y religiosamente su condena a muerte. Pero, de hecho, su
muerte fue un asesinato o, como se dice, un crimen de estado: Lo desaparecieron
porque les molestaba.
Además hay 2 actitudes de Jesús que
están en el centro de la pasión de Jesús y del 4º canto del Siervo sufriente:
Se trata del perdón a sus verdugos y el abandono que siente por parte de su
Padre. Son 2 cosas que tenemos dificultad a entender, pero que el Pueblo
sufriente entiende y practica. Cuando la gente sencilla dice: ‘¡Dios me ha
abandonado!’, no por eso deja de creer en Dios y de luchar por la justicia. Y
el perdón es lo que más ofrecen por los que les hacen sufrir.
a). El perdón a los verdugos (Lucas
23,34). En el perdón aparece el fruto
maduro de la semilla de la resistencia. Al brindar el perdón a sus verdugos,
Jesús esclareció su programa de justicia y de fraternidad. No se dejó
contaminar por la violencia de sus opresores. Continuó fiel a lo que había
predicado y practicado a lo largo de su corta vida: Maltratado no maltrataba,
oprimido no oprimía. Jesús descartó el odio y la venganza, para proponer la
reconciliación con todos, hasta de sus opresores y torturadores.
-
Perdonar no es una reacción de retroceso ni de defensa delante de un enemigo más fuerte. Es una acción
creadora de nuevas relaciones. El perdón no pasa por encima de las injusticias.
Para ser perdonados, los opresores tendrán que reconocer su culpa. El
reconocimiento de la culpa es el comienzo del cambio. El perdón hace que el
verdugo pueda ser compañero, el enemigo hermano, el injusto amigo.
-
Perdona no es señal de debilidad. Es todo lo contrario. Es la actitud que abre el
camino para la liberación de todos. El perdón destruye los muros de la división
y restablece la fraternidad que es el fundamento de la justicia y del derecho
(Lucas 19,8-10).
-
Perdonar es difícil, tanto para aquel que perdona como para aquel que ha ofendido. Se puede
vencer por la fuerza (Mateo 26,53; Juan 18,36), pero no convencer. La victoria
completa se da cuando el opresor sea convertido por el perdón. Esa era la
victoria que quería Jesús, en la derrota: Jesús, ofreciendo el perdón, se mostraba
más fuerte que sus opresores porque los vencía en el mismo momento de ser
derrotados por ellos. Eso nos hace entender como la victoria se realiza en la
derrota. Con el perdón, Jesús sembró la semilla de la justicia y la fraternidad
en la fuerza mortal de la represión.
El perdón es fruto de la resistencia a la injusticia y
la maldad. Está escondido en el terreno de la vida del Pueblo sufrido. Inspira
la lucha incansable contra la opresión, porque tiene fe en el Dios de los
pobres que le da fe en la capacidad del opresor de poder convertirse.
b). El abandono por el Padre (Marcos
15,36). En el abandono del Padre se
revela la fuerza de la fe en la vida. El hecho de sentirse Jesús abandonado por
el Padre en la hora de morir en obediencia a él, es el mayor misterio de la
cruz de Cristo. A la hora de ‘haberlo cumplido todo’ según la misión encargada,
el Padre se queda mudo y pasivo. Notemos que esto es el destino de los pobres
de la tierra.
-
Frente a esta
situación desesperada, Jesús no desespera, sino que deja al Padre el desenlace
final: ‘En tus manos encomiendo mi espíritu’. Esta frase significa para Jesús
que, a pesar de sentirse abandonado por el Padre, el mismo sigue creyendo que
el Padre está con él. Sabe que, dentro de su vida crucificada, el Padre lucha
con él contra la muerte y las fuerzas de la muerte que lo están matando. ‘¡Dios
no es Dios de muertos, sino de vivos!’ (Mateo 22,32). Jesús asume que su
entrega total es el mejor camino para conquistar la vida para él, y ‘la vida en
abundancia’ para todos (Juan 10, 10,17-18; 12,25).
-
En esta fe,
muchas veces inconsciente de nuestro Pueblo, que está la raíz y la fuente de su
resistencia a seguir creyendo en Dios en los demás, incluso en los que lo
oprimen y lo asesinan. El ejemplo de Jesús alimenta invisiblemente la semilla
de la fe y de la resistencia. Esta es la victoria que se manifestará al final
sobre la injusticia, la opresión y la muerte (1 Juan 5,4).
El perdón y el abandono nos ayudan a
entender el camino del Siervo sufriente. En el perdón se revela la fe en el
hombre, y en el abandono la fe en la vida. Y tanto en el perdón como en el
abandono se manifiesta la fuerza de los pobres y la necesidad de su
identificación con ellos. Esto no permite entender cómo hoy el Pueblo de los
Pobres está viviendo, en el calvario del mundo moderno, el 4º canto del Siervo
de Dios.
I. LA TIERRA NUEVA ANUNCIA UN PUEBLO RESUCITADO
- Una
profecía de largo alcance
El 4º es una múltiple profecía. Con su
proclamación, Isaías Júnior anticipaba y preparaba la liberación del Pueblo
cautivo en Babilonio. También anunciaba la realización máxima de la liberación
en Jesús. Por fin, clamaba a todos los pobres de la tierra que ellos son el
Siervo de Dios que salva a la humanidad desgarrada por la opresión sin límite.
Esto nos permite afirmar que el primer resultado de tal servicio será este:
- Los opresores, convertidos por el
testimonio del Pueblo que están matando, van a reconocer su culpa (53,6).
- Van a reconocer que el sufrimiento del
Pueblo, su Siervo, fue causado por ellos (53,4).
- Van a darse cuenta que ellos mismos son
salvados, liberados y curados por ese mismo Pueblo (53,5).
Esa es el sentido del 4º canto: La
victoria final es la conversión de los opresores, obtenida por el testimonio y
la entrega total del Pueblo de los pobres, actual Siervo sufriente.
- La
conversión de los opresores tiene 5 pasos
-
Antes de la
conversión (53,2-3), hay una
separación infranqueable entre los opresores y el Pueblo, ayer como hoy. Por un
lado están los pobres, los suburbios, el hambre, la enfermedad, el sufrimiento,
la muerte temprana… Por el otro, los ricos, los barrios elegantes, la abundancia,
el derroche, los privilegios… Son 2 mundos sin contacto ninguno.
-
El inicio de
la conversión (53,4-6) se da
cuando los opresores caen en cuanta de la relación que existe entre su propio
bienestar y el sufrimiento del Pueblo. Descubren que los pobres son los
empobrecidos y que ellos, los privilegiados, son los beneficiados y los
causantes de tal situación.
-
La
profundización de la conversión
(53,7-9) hace ver a los opresores de la paciencia y resistencia de los pobres,
cómo son condenados y ajusticiados injustamente. Descubren que los pobres
asumen en esto una misión, parecida a la de Jesús.
-
La conversión
se expresa mediante una oración
(53,10) en la que los opresores reconocen que el Pueblo oprimido por ellos es
su liberador. Piden que Dios lo confirme en esta misión liberadora.
-
Dios confirma
la oración de los ex-opresores
(53,11-12). El terreno seguro para que se dé la liberación de los opresores no
es automático. Se da cuando está cumplida una condición: Que los opresores
reconozcan su culpa y lleguen a confesar que la justicia no está del lado de
ellos sino del lado de los oprimidos.
- La
incógnita es cuando se va a dar esta situación
-
¿Cuándo los
opresores, que no son sólo
personas individuales, sino países enteros y multinacionales omnipotentes, van
a reconocer que el futuro de la humanidad no puede venir de ellos, sino de los
pobres y de los países pobres?
-
¿Cuándo los
dirigentes de las Iglesias van a
reconocer que las Iglesias, antes de ser ‘Madres y maestras’, deben ser como
Jesús ‘alumnas y aprendices’ del Padre y de los pobres?
-
¿Cuándo los
pobres en su conjunto van a ser
capaces de decir ‘Padre, perdónales’ y ‘En tus manos encomiendo mi espíritu’?
-
¿Cuándo todos
nosotros vamos a reconocer al
opresor que vive en nosotros y amenaza de adueñarse de nosotros a cada momento?
- El
fruto maduro de la victoria
La confesión de los culpables, expresada en el 4º
canto, no es individual, sino colectiva. La conversión sólo
individual es insuficiente para que el mundo cambie y que se crea relaciones de
justicia y estructuras de derecho. El sistema injusto que oprime a los pobres
es mantenido por grupos organizados y estructuras nacionales e internacionales.
Es necesario que los grupos de opresión, como grupos, reconozcan su culpa,
dejen de oprimir, cambien sus organizaciones y estructures para que se haga
realidad relaciones de justicia y fraternidad entre todos.
Esta victoria no nacerá de la iniciativa
de los grandes, ni de la buena voluntad de los pobres en general. Será
provocada por el testimonio fiel e insistente de los oprimidos que, como Jesús,
sepan juntos mantener viva la resistencia contra la opresión y no se dejen
contaminar por la mentalidad de sus opresores, ni siquiera en la hora de la
mayor opresión. Esto ya ha comenzado, desde Jesús, y va a seguir, hasta la
victoria, porque los oprimidos, por su fe y su unión, no se desaniman sino que
aguantan el peso del día ‘sin desfallecer’ (42,14).
La victoria se dará sólo cuando un grupo
de oprimido cada vez mayor tenga el valor de entrar por el camino del perdón y
del abandono, el camino de la fe en el hombre y en la vida, cuando será capaz
de asumir colectivamente ‘la locura y el escándalo de la cruz’ (1 Corintios
1,23).
- Si no
fuera por Dios…
Cuando nuestro pensamiento es alimentado
por los pensamientos de Dios y del Pueblo oprimido, somos capaces de entender,
descubrir y asumir el misterio que se esconde y se revela en la cruz de Cristo
y las cruces del Pueblo sufriente.
-
Mayor que el
sufrimiento del Pueblo y mayor también que el poder que lo provoca, están la resistencia
del Pueblo y su capacidad de actualizar la misión del Siervo de Dios. Esa
resistencia esconde y manifiesta su esperanza de que es capaz de crear un mundo
más feliz.
-
Mayor que la
resistencia del propio Pueblo, está el propio Dios, porque el sufrimiento
es el otro lado de Dios, el lado opuesto y contrario a Dios. Y este lado no
puede tener la última palabra.
-
La raíz más
profunda de la resistencia del Pueblo y su capacidad de esperanza liberadora,
está en su fe Dios y en la vida.
Esta realidad se pierde en las profundidades de Dios y de la vida, allí donde
nadie penetra (1 Timoteo 6,16).
-
El Pueblo
oprimido está descubriendo que en él mismo están las semillas de resistencia y
de fe que brotan de la vida creada por Dios. Se reconoce Siervo, como
Jesús, en las manos de Dios.
-
El pensamiento de
Dios es muy diferente del nuestro (55,8). Quienes logran entender el
pensamiento de Dios, no son ‘los sabios e inteligentes, sino los
pobres y humildes’ (Mateo 11,25-26). Pero lo difícil es soportar el
sufrimiento y resistir durante siglos sin perder la esperanza. Recordemos que
la liberación de los cautivos de Babilonio ocurrió por el derrumbamiento
provocado por Ciro, rey de los Persas, convocado por Dios para prestar servicio
a los pobres (41,1-5 y 44,28).
- ‘¡Tú eres
verdaderamente un Dios escondido!’
(45,15)
¿Por qué Dios escoge a los pobres? Los
escoge por él mismo y por ellos mismos.
-
Los escoge no
porque son buenos, sino porque son víctimas inocentes de la injusticia y de la
opresión.
-
Los escoge porque
es el defensor de los pequeños, como pasó con Abel, José, los esclavos de
Egipto, David…
-
Los escoge porque
sigue existiendo en ellos el ideal y la semilla del proyecto que él sueña para
todos.
-
Los escoge
cuando, maltratados, no maltratan; oprimidos, no oprimen; violentados, no
violentan; humillados, no humillan; atropellados, no se dejan corromper;
sufridos, no pierden la fe; abandonados de Dios, siguen con fe; asesinados,
perdonan a sus verdugos;…
-
Los escoge porque
‘no hay nada imposible para Dios’ (Lucas 1,37).
¡Ojo! Quien
saca a Dios del corazón de los pobres para poner en lugar de él sus propias
ideas y explicaciones o para sustituirlo por el falso dios de los opresores, es
más que un ladrón. Es un asesino, porque mata la esperanza y la liberación de
la humanidad. Allí entendemos las palabras de Jesús: ‘Si alguien hace caer uno
de estos pequeños que creen en mí, mejor sería que le amarraran al cuello una
piedra de molino y lo tiraran al mar’ (Mateo 18,6). ‘Padre nuestro,… líbranos
del Mal’ (Mateo 6,13).
___________________________________________________________________________________________________________
Notas
1.
Jesús
nunca buscó una salida individual.
Nunca Jesús buscó privilegios para sí. Nació pobre, lo que para Él era
expresión de la voluntad del Padre. Eligió quedarse al lado de los pobres, que
era una decisión del Hijo, queriendo ser obediente al Padre hasta la muerte, ‘y
muerte de cruz’ (Filemón 2,8). Jesús no tuvo miedo de provocar conflictos, ni
aún con las personas más queridas, para poder mantener la comunión con el Padre
y con los pobres.
2.
Como
Siervo obediente,
la obediencia de Jesús no era una virtud al lado de las otras. Era una
condición propia de su misión. En todo lo que hacía, solamente buscaba hacer la
voluntad del Padre (Juan 8,28-29; 5,19.30). Era su alimento (Juan 4,34). Quien
obedece no habla por sí mismo, sino en nombre de aquel a quien obedece. La
obediencia hizo que Jesús se vuelva totalmente transparente, pura revelación
del Padre al Pueblo, especialmente a los pobres, ‘para que tengan vida y la
tengan en abundancia’ (Juan 10,10). La obediencia de Jesús no era
disciplinaria, sino profética.
Jesús
dejó un testimonio muy hermoso a este respecto cuando dijo: ‘El mundo conocerá
que yo amo al Padre y hago lo que el Padre me encomendó. ¡Levántense, salgamos
de aquí!’ (Juan 14,31). Se levantó y se dirigió al huerto, donde fue apresado.
Allí comenzó la Pasión. La respuesta de Dios fue la resurrección.
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A N
E X O S.
Anexos
1. Claves
de lectura para los escritos de Isaías Júnior.
2. El
4º Canto en forma de poesía popular
Anexo 1 :
CLAVES DE LECTURA
PARA LOS ESCRITOS
DE ISAÍAS JÚNIOR
(40-66)
Una
clave de lectura sirve para ‘abrir’ el sentido de un texto. Cuando no se conoce
un lugar, se necesita informaciones. El campesino dice: ‘El terreno es fértil’.
El poeta: ‘El terreno es bonito’. El agente comercial: ‘El terreno es caro’…
Cada uno tiene su clave de lectura para entender lo que ve.
En
el caso de Isaías Júnior (40-66), unas 2 claves de lectura nos van a ayudar a
entender su contenido (los 4 cantos van de los capítulos 40 al 55, pero los
capítulos 56-al 66 tienen el mismo espíritu).
- La Buena Nueva de la liberación es no sólo una
salida del cautiverio, sino también una revelación de Dios.
- La fe logra quitar el velo de acontecimientos
desfavorables para facilitar el reconocimiento de la acción de Dios.
- La Buena Nueva de la fe es concreta: Tiene que ver con la situación social, política,
económica, cultural y religiosa.
- La fe y
la vida, la religión y la
política no son 2 cosas separadas, sino las 2 caras de una misma moneda;
son las 2 ramas de mismo tronco que les da vida.
- El reconocimiento
de Dios permite al Pueblo fortalecer su integración y debilitar el
poder de los opresores.
- Esta revelación de Dios es el camino de un nuevo proceso de vida
más lúcida, esperanzadora y creyente.
- Aquel que es el portador de la Buena Noticia de
la liberación, es el Pueblo mismo
en la situación que se encuentra.
- La Buena Nueva de liberación no es sólo para él,
como Pueblo sufrido; es una misión: Ser Siervo de Dios para la humanidad toda.
- La resistencia
a la opresión gracias a la fe y la conversión de los ricos no será posible
sin la aceptación del verdadero rostro de Dios:
Liberador desde los pobres. Sin él, la libración, tanto de los pobres como
de los opresores, no será ni posible, ni completa, ni total.
Las 2 claves que vamos a detallar a
continuación, nos van a ayuda:
-
La 1ª a reconocer
el rostro
de Dios y desvelar su presencia fiel y amiga en la vida del Pueblo, y
el en mensaje del profeta.
-
La 2ª clave nos
ayuda a profundizar el sentido de los 4 rasgos del rostro de Dios que, en
el cautiverio, son una respuesta a la situación de opresión.
A. PRIMERA CALVE: HACER UNA ‘LECTURA DE AMISTAD’
Hay varias maneras de leer un texto. Aquí vamos a
hacer 2 lecturas: Una de amistad y
otra de estudio. Quien está en una
situación dolorosa necesita de un amigo que le ayude a entender, resistir y
salir adelante. Eso es el sentido de esta 1ª calve: Ayudar a reconocer a Dios
como una presencia amistosa, cercana y fuerte que puede ayudar a salir
adelante. Para lograrlo, he aquí 5 consejos.
Primer consejo: Leer entre varios,
comenzando con una oración
Es bueno leer personalmente la Biblia;
pero es bueno hacerlo con otra persona y todavía mejor hacerlo en grupo, porque
nos ayudamos a profundizar más. Antes de comenzar la lectura, hacer una oración
al Espíritu Santo. El texto no es sólo información, es también Palabra de Dios.
Quien más que el Espíritu de Dios para ayudarnos a entender lo que Dios ha
querido expresar.
Segundo consejo: Conocer lo de ayer para
entender lo de hoy
Es importante entender bien la situación
concreta de las personas y, en nuestro caso, del Pueblo en cautiverio,
relacionándolo con la situación nuestra. Pues, el mensaje de Isaías Júnior es
también para nosotros hoy.
Tercer consejo: Profundizar sobre Dios
El texto no es sólo información sobre el
pasado; es revelación de Dios para este Pueblo cautivo y, por lo mismo para
nosotros. No se trata sólo de buscar salida a una situación de desgracia; se
trata de encontrarnos con Dios, siempre presente y siempre mayor: Yahvé, el
Dios amigo y liberador de todos desde los pequeños.
Cuarto consejo: Leer por parte
Los 4 cantos del Siervo sufriente
representan 26 capítulos muy densos. No es bueno leerlos todos de golpe, sino
cada uno, despacio y varias veces. Estos cantos representan un proceso algo
complejo: El 1º ilumina el 2º y así sucesivamente, para entenderlos mejor.
Quinto consejo: Resumir lo más relevante
Es bueno al final de cada canto hacer un
resumen anotando los puntos más relevantes: La situación del Pueblo, la
actuación de Dios, las luces para hoy… Al final de los 4 cantos, se tendrá una
visión más amplia y profunda de todo.
B. SEGUNDA CLAVE: HACER UNA LECTURA DE ESTUDIO
Para entender bien cómo Isaías Júnior logró ayudar a
su Pueblo a liberarse, es indispensable entender bien cómo le reveló el rostro
de Dios que facilitara este liberación. Vamos a profundizar los rasgos de este
Dios amigo y liberador.
1º rasgo: Dios tiene un amor que
promueve y libera a su Pueblo
a). Recordemos la situación de desamor en la que se encontraba el Pueblo cautivo: Lejos de
su tierra, sin templo ni culto ni sacerdotes, esclavo, desanimado, confundido
con Dios, con la impresión de abandono y de ruina.
b). Descubramos cómo Isaías presentó a Dios para animar
a su Pueblo. He aquí su
pedagogía.
-
El lenguaje es de
cariño y de consuelo a lo largo de todos estos capítulos.
-
Las imágenes y
comparaciones expresan el cariño de Dios para su Pueblo: Son muy numerosas.
-
Por una parte,
Dios es presentado como cercano, sensible y paciente con su Pueblo abatido y
perdido.
-
Por otra parte,
con relación a los que oprimen al Pueblo, Dios aparece como duro, celoso y
valiente contra los que quieren desvirtuar su amor y su alianza.
-
Este amor de Dios
es desvelado a partir y al interior de los mismos acontecimientos diarios y
pasados.
-
La fe del Pueblo
en ese Dios amigo, celoso y liberador es el arranque de un nuevo futuro de
identidad, conversión y liberación.
c). Preguntas para hoy: ‘Dios nos amó primero’.
-
¿Así anunciamos
la Buena Nueva de Dios?
-
¿Son los
acontecimientos un espejo para reconocer a Dios en nosotros y entre nosotros?
-
¿Creemos que los
pequeños son el arranque de toda evangelización y construcción del Pueblo?
-
¿Quiénes son hoy
entre nosotros los constructores de un nuevo futuro?
2º rasgo: Dios libera a su pueblo desde
su poder creador que lo renueva todo
a). Recordar la situación de indefensa del
Pueblo cautivo: Llevado por la
fuerza en esclavitud, el Pueblo estaba sometido; dominado por el miedo, estaba
sin esperanza; destruido en su fe, estaba incapaz de enfrentar a sus opresores.
No veía salida a su situación.
b). Descubrir cómo el mensaje de Isaías Júnior
sobre Dios ayudó al Pueblo de revivir
y liberarse, describiendo la fuerza creadora del amor de Dios.
-
Dios conduce y
libera a su Pueblo, con un poder creador invencible.
-
Imágenes y
comparaciones fuertes ayudan a expresar este poder de Dios que protege a su Pueblo
y destruye a los opresores.
-
Dios es el Señor
del tiempo y de la historia: Nada escapa de su mano.
-
El poder de Dios
relativiza el poder humano: Dios conduce ‘la política internacional’ para que
sea favorable a su Pueblo.
-
Las divinidades
de los opresores son creaciones de ellos: No existen; no son más que tierra y
madera muertas.
-
La naturaleza es
también revelación de la presencia amorosa y fuerte de Dios.
-
Todos los
acontecimientos hablan de Dios, de su presencia o de la destrucción de su
proyecto. Esconden la Buena Nueva de la liberación.
c). Preguntas para hoy: ‘Mi nombre es Yahvé para
todas las generaciones’
-
¿Qué imágenes y
representaciones de Dios utilizamos nosotros? ¿Liberadoras o adormecedoras?
-
¿Es la Comunidad
cristiana expresión de la fuerza amistosa, cercana, valiente, liberadora de
Dios?
-
¿Cuáles son los
hechos recientes que nos animan en la fe y la construcción de una vida mejor?
3º rasgo: La presencia amiga y fiel de
Dios nunca faltó y nunca faltará
a). Recordar la situación de abandono en la que se encontraba el Pueblo: Se sentía olvidado
de Dios, condenado, hasta traicionado por él.
b). Descubrir cómo Isaías Júnior ayudó a su Pueblo a entender que la fidelidad
de Dios es de siempre y para siempre.
-
Sobre Dios se
repite constantemente: ‘Yo estoy con ustedes’, lo que es el significado de
‘Yahvé’.
-
Son muchas las
imágenes y comparaciones que expresan la fidelidad.
-
La preocupación
por recordar las ‘maravillas’ de Dios en el pasado.
-
Las diferentes
maneras de recordar el Éxodo.
-
El tema de la
alianza aparece varias veces.
-
La fidelidad de
Dios se expresa en el castigo a los opresores.
-
Dios no olvida
sus promesas: Las cumple contra vientos y mareas.
-
La presencia
cercana y amiga de Dios es el signo actual de su fidelidad.
c). Preguntas para hoy: ‘El cielo y la tierra
pasarán, pero mis palabras no pasarán’
-
¿Cómo desvelamos
en los hechos la presencia fiel de Dios?
-
¿Con qué gestos y
signos expresamos la fidelidad de Dios?
-
¿Es la Comunidad
una expresión de la presencia amiga y fiel de Dios?
4º rasgo: Dios es santo; pide
justicia, exige compromiso y envía en misión
a). Recordar la situación de culpa y de pecado
del Pueblo: Oprimido por los
grandes, el Pueblo tenía su parte de responsabilidad en la situación. Se dejó
derribar por la fuerza de las armas porque había asimilado falsas ideas de Dios
y de sus opresores.
b). Descubrir cómo Isaías Júnior presente a un
Dios celoso y pronto a perdonar, por su amor, su poder y su fidelidad.
-
Dios es uno sólo.
Por eso, se critica y condena constantemente a los dioses de los opresores.
-
Siendo Dios
único, se exige a sus seguidores fidelidad y compromiso.
-
Dios es
trascendente, es decir lo trasciende todo. Somos nosotros que debemos
sintonizar con Dios.
-
Los hechos
desfavorables son obras de los hombres, no de Dios. Y somos nosotros los
llamados a reordenarlos, con la ayuda de Dios.
-
Dios siempre
ofrece su perdón y nos acoge, pero sin quitar sus exigencias.
-
Dios es paciente:
Nos ayuda a deshacernos de nuestras equivocaciones y falsas ideas.
-
Somos los
encargados de manifestar, por nuestras palabras y nuestro testimonio, la
santidad de Dios.
c). Preguntas para hoy: ‘Serán santos porque yo
soy santo’
-
En nosotros, ¿qué
es lo que nace de Dios y lo que nace de nosotros?
-
¿Cómo Dios
manifiesta su santidad entre nosotros?
-
¿Cómo manifestamos
nosotros la santidad de Dios?
Anexo 2 : ‘ EL
FUTURO DE LA SEMILLA OPRIMIDA ’
El
4° canto en forma de poesía popular
Voy a contar una historia:
Es del Siervo Sufriente.
Está en la Biblia, está en
la vida.
Es de quien sabe lo que es
el dolor.
El profeta Isaías fue quien
primero la contó,
Pero el pobre de este mundo
con su vida la completó.
El cántico del profeta no
indica y nos conduce.
Ese Siervo de quien habla
es nuestro Señor Jesús.
Quien ya vio lo que es
sequía vio el sembrado quemado,
Pues el Siervo era un palo
por el sol todo quemado.
No había hermosura en su
rostro maltratado;
Tenía la cara tan sufrida
de quien fue muy torturado.
Daba hasta asco mirarlo:
Era una basura muy pisada,
Era el Hombre de Dolores,
en el dolor experimentado.
Crea, amigo mío, ese Siervo
humillado
Asumió nuestras flaquezas,
cargó un fardo pesado.
Herido de humillación, era
mal considerado.
Se burlaban: ‘Eso fue un
castigo. Fue por Dios abandonado’.
El peso de tan gran dolor
era un cuchillo bien clavado.
Por todos nuestros pecados
él estaba traspasado.
Pero, hermano, escucha
ahora lo que va a ser relatado.
El sufrir de este herido
cura al hombre aplastado.
Antes de él la gente era un
rebaño desgarrado.
Cada cual andaba tonto, sin
rumbo, desgobernado.
La ingratitud de los
hombres él montó. De lo que es errado
Lo tomó todo para él como
si fuese el culpado.
Comprado como el ganado, al
matadero fue llevado.
Al becerro parecía cuando
el cuero es desollado.
Apelaron a la calumnia y su
caso fue hablado.
Por un falso enjuiciamiento
a muerte fue condenado.
Nadie levantó la voz en
defensa del acusado.
Dio su vida por su Pueblo:
Así fue asesinado.
Tuvo entierro de bandido,
malhechor considerado,
Él que sólo hizo el bien,
verdadero ajusticiado.
Ese sufriente bendito en la
pasión fue bien probado.
El amor que le tenía al
Pueblo fue su santo recado.
Ese recado tan fuerte por
el profeta cantado
Es hoy, en nuestra vida, un
hecho consumado.
Otro nombre de ese Siervo
es ‘Cordero Inmaculado’
Nos vino a traer la vida,
quiere a su Pueblo liberado.
Ahora, hermano, procura
observar de otra manera:
Quien cuenta poco en la
vida, de primero es colocado.
De esa cuenta diferente fue
Jesús encargado.
Él desvió la lista: El
pequeño vale un bocado.
Y el Pueblo tan sufrido en
el Evangelio es confirmado.
Los pequeños del Reino
‘Pueblo de Dios’ son llamados.
La comparación tan linda
del banquete preparado
Es de los cojos, es de los
ciegos,
De quien sufre y es
alimentado.
Cuando los débiles se
juntan, un clamor es proclamado:
‘La sangre de ese Cordero
no fue en vano derramada’.
Toda especie de miseria de
la que el Pueblo está cargado.
Tierra nueva anuncia: ¡Un
Pueblo resucitado!
Hna. Agustina Vieira.
PR: No está
lo de los opresores convertidos por el sufrimiento del Pueblo de los Pobres…
Varios 1: NOVENA A JESÚS DEL GRAN PODER, EL
SIERVO SUFRIENTE VICTORIOSO.
Día 1: La situación del Pueblo de Dios en el cautiverio de
Babilonia (Éxodo 3,).
Día 2: El llamado de Dios a ser ‘luz de las naciones’ (Lucas
10,17-23).
Día 3: La dificultad de aceptar la misión confiada por Dios
(¿A quién seguiríamos?).
Día 4: La vivencia del derecho y de la justicia son las
bases necesarias para dar cabida al proyecto de Dios (Apocalipsis 21,1-5).
Día 5: La vivencia del derecho y de la justicia desvelan la
iniquidad del sistema opresor (Juan 3,19-21: ‘La luz vino al mundo, pero los hombres
prefirieron las tinieblas… El que hace la verdad va a la luz’).
Día 6: Cuando el sufrimiento es fuente de liberación
(condiciones necesarias. Mateo 4,1-11).
Día 7: En la derrota del Siervo está la victoria de Dios
(tanto en tiempos de Isaías Júnior y de Jesús, como hoy para el Pueblo de los
Pobres. Juan 12,24).
Día 8: Jesús fue el Siervo sufriente que nos salvó (Lucas
4,16-21).
Día 9: Hoy el Siervo sufriente que nos salva, es el Pueblo
de los pobres (1 Corintios 1,21-31: La locura de Dios).
Varios 2: REFLEXIONES SOBRE EL SIERVO
SUFRIENTE: Cuarto Canto (Isaías 52,13-53,12).
Grupo Semilla, Baños,
octubre de 2005.
Después
de haber leído ‘el Siervo sufriente’ (Isaías 52,13-53,12): Contestar las preguntas siguientes.
-
¿Cómo es
presentado?
-
¿Cómo lo asumió
Jesús?
-
¿Cómo nos toca a
nosotros?
He aquí las respuestas
A. Cómo es presentado
-
Soportó los
castigos de la humanidad.
-
Es la humillación
que sufrió por los pecados.
-
Él cargó con la
maldad de todos nosotros.
-
Soportó todo sin
abrir la boca.
-
Fue como un
cordero al matadero.
-
Este personaje
que es lo último, tendrá descendencia.
-
El proyecto de
Dios pasa por el sufrimiento.
-
Ofreció su vida
por el pecado.
-
Por medio de él
se cumplirá lo que Dios quiere.
B. Cómo lo asumió Jesús
-
Jesús asumió la
situación de ‘siervo sufriente’. Siguió claramente ese camino.
-
Haciéndose
siervo, y siervo hasta la muerte, anuncia el éxito de esta misión.
-
El hijo de Dios
aceptó ser el más humillado y pasó a ser el más grande.
-
Murió para darnos
vida a nosotros.
-
Ha llevado los
pecados de toda la humanidad.
-
No asumió el
camino de las tentaciones, sino el del siervo sufriente. Las tentaciones eran:
llevar su misión por otros caminos.
-
A pesar de todo
lo que hizo, nadie lo defendió para respaldarlo.
-
Jesús no abrió la
boca; se quedó callado.
-
Eso era una
locura.
C. Cómo nos toca a nosotros
-
Nosotros andamos
perdidos.
-
El Reino de Dios
se hace realidad en lo despreciado.
-
Para aplicar
esto, hay que estar locos. Vamos a ser vistos como locos.
-
Es una invitación
a elegir lo último, hay en día. Hoy, los seglares estamos invitados a esta
locura: Morir para dar vida.
-
Es la experiencia
del Hno. Carlos de Foucauld que se va a perder al fondo del desierto.
-
Es cosa de
valientes: Vivir otra cosa.
-
Me atraen ciertas
cosas. Es una locura.
-
El Pueblo
aplastado y sufrido, sin saberlo, está salvando a la humanidad. Es el Pueblo
sufrido por este sistema de muerte, que trae la salvación.
-
‘Quien pierde su
vida por mí, la gana’.
COMENTARIOS DE PEDRO
-
La situación del
Siervo sufriente fue la opción consiente y fiel de Jesús.
-
Nuestra fe nos
exige hace la misma opción, entrar en el mismo camino. Eso es optar por los pobres y la pobreza,
sabiendo que vamos a pasar por grandes dificultades, las de los pobres… y esto
toda la vida.
-
Pero en medio de
estas dificultades encontraremos grandes gozos,
gran alegría y gran paz. Y tendremos una vida llena:
Sentiremos que tenemos una vida feliz.
-
Es la felicidad de Dios: ‘Les doy mi paz’. ‘Esta
alegría, nadie se la podrá quitar’.
-
Es ‘la locura de Dios’ en 1 Corintios
1,17-31 y Filipenses 2,5-11.
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