domingo, 5 de febrero de 2012

Folleto 3: LOS PROFETAS (1ªparte)

“ L A   V I D A   E S   T U   P A L A B R A ” :  Folleto 3.
LOS  PROFETAS  HACEN  UNA  LECTURA  PROFÉTICA  DE  LA  HISTORIA



Quito 2007. PR.



Nosotros  hacemos una  lectura  profética  de  la  Biblia 

desde  una  lectura  profética  de  la  Vida



¡ Bienvenidas  y  bienvenidos  al    folleto  de  nuestra  colección !





CONTENIDO  DEL    FOLLETO

Las 5 etapas de la Profecía en el Pueblo de Dios, con 23 temas



Presentación y temática

-          Primera etapa: De Samuel a Elías (6 temas).

-          Segunda etapa: De Elías al Exilio (5 temas).

-          Tercera etapa: Los Profetas durante el Exilio (5 temas).



1ª parte: A continuación

Presentación y temática

-          Primera etapa: De Samuel a Elías (6 temas).

-          Segunda etapa: De Elías al Exilio (5 temas).

-          Tercera etapa: Los Profetas durante el Exilio (5 temas).

Introducción

12.          El profeta Jeremías. El profeta interpreta los hechos de la política.

13.          Sentimiento de un Pueblo. En el exilio nace un nuevo tipo de profecía.



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2ª parte

14.          El profeta Jeremías. La esperanza para los que se quedaron.

15.          El profeta Ezequiel. La esperanza para los que se fueron.

16.          El profeta Isaías 2º. La esperanza para los que vuelven.



-          Cuarta etapa: La Profecía después del Exilio (3 temas).

-          Quinta etapa: La Profecía en el umbral del Nuevo Testamento (4 temas).

Anexos: 1. Los libros de Las Crónicas. 2. Qué es ser profeta. 3. Contenido detallado del Folleto. 4. Contenido de los 8 folletos.





PRESENTACIÓN  DEL  FOLLETO





  1. RESPONDER A LOS DESAFÍOS DE HOY

                Los últimos decenios nos legaron cambios significativos: fueron de novedades y de rupturas, años de vivencias inéditas y de renovación de prácticas y estilos. Para no detenernos ni confundirnos, necesitamos de un alimento sólido que fortalezca nuestra visión y nuestro caminar. Lo buscamos en 2 fuentes complementarias:

-          En la reflexión sobre nuestra vida a la luz de la Biblia, y

-          En la lectura de la Biblia a la luz de la vida.

De esta manera, deseamos situar la Palabra de Dios al centro de nuestra vida, de nuestra espiritualidad y de nuestra misión de cristianos y cristianas del siglo 21.



  1. PROFUNDIZAR NUESTRA EXPERIENCIA VIVENCIAL DE DIOS

                Con el presente folleto, entramos en el corazón de la comprensión la Alianza: Dios quiere que el Pueblo Elegido sea una señal universal de su designo amoroso sobre la Humanidad. Es la experiencia de Dios manifestado en la historia del Pueblo hebreo y plenamente revelado en Jesucristo. No se trata de cualquier dios, sino de Yahvé, el Dios que está en medio de nosotros como liberador, vivo, santo y justo. Esta experiencia no es sólo una experiencia espiritual ni intelectual, sino sobre todo vivencial. Los textos proféticos del Antiguo Testamento están destinados a ayudarnos a profundizar tanto nuestro encuentro con ese Dios Yahvé como la realización de su proyecto entre nosotros.

                El Profetismo no se limita a unas cuantas personas que llamamos así, tanto en la Biblia, como en nuestro continente. El Profetismo pertenece a todo el Pueblo de Dios, ungido por el Espíritu del Resucitado. La reflexión sobre este folleto nos va a ayudar en este sentido. Un texto de nuestros obispos latinoamericanos reunidos en Puebla esclarece nuestro objetivo: ‘En la fuerza de la consagración mesiánica del bautismo, el Pueblo de Dios es enviado a servir el crecimiento del Reino de Dios en los demás Pueblo. Se le envía como Pueblo profético que anuncia el Evangelio y discierne las voces del Señor en la historia. Anuncia dónde se manifiesta la presencia de su Espíritu. Denuncia dónde opera el misterio de iniquidad, mediante hechos y estructuras que impiden una participación más fraternal en la construcción de la sociedad y en el goce de los bienes que Dios creó para todos (267).



3.    LOS 3 OBJETIVOS DE ESTE TERCER FOLLETO

-      Animarnos a leer toda esta parte de la vivencia profética del Pueblo de Dios en la Biblia.

-      Establecer criterios seguros para el discernimiento de la acción profética hoy.

-      Animarnos para un testimonio profético personal, colectivo y continental en defensa de la vida y a favor del proyecto de los pobres como proyecto de Dios.





TEMÁTICA :  ¡ OJALÁ  TODO  EL  PUEBLO  FUERA  PROFETA ! ”  (Números 11,29).





                La lectura profética de la historia continúa hoy. La reflexión que vamos a hacer sobre nuestra realidad y sobre la de los Profetas de la Biblia tiene como finalidad la de ayudarnos a leer nuestra historia con una mirada profética y transformarla según el proyecto de Dios.



A. EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

Los Profetas ayudaron al Pueblo a reconocer los llamados de Dios y seguir su voz, tanto en Israel con en los Pueblos vecinos. Los Profetas mantuvieron a un ‘pequeño resto’ en fidelidad a la Alianza y al proyecto de Moisés, como lo proclamó Sofonías (12,4). También, en los Pueblos vecinos, los Profetas supieron señalar los numerosos los signos de la presencia y de los llamados de Dios.



  1. Amos anunció que Dios dirigía los destinos de los Filisteos y de los Arameos (9,7).
  2. El ejemplo de Jonás mostró que un profeta podía ser enviado a una ciudad extranjera, Nínive, para que se convirtiera (1,2).
  3. El libro de Job reconoció que la llamada de Dios podía venir de un árabe (1,1).
  4. Isaías proclamó a Ciro, un rey persa, como el ungido de Dios (45,1).
  5. Ezequiel citó a varios sabios de otros Pueblos y miró en ellos la acción de Dios (14,14 y 28,3).
  6. En la voz de Jeremías, Dios llamó a Nabucodonosor ‘mi siervo’ (27,6)…



B. EN EL NUEVO TESTAMENTO

Jesús fue reconocido como un profeta, el Profeta del Reino, por sus palabras que daban esperanza a los pobres, curaba a los enfermos, realizaba milagros como anticipación del Reino, criticaba a las autoridades corruptas,… Todo esto era más que unas acciones humanitarias: eran acciones proféticas porque

-      Revelaba el rostro de Yahvé, defensor de los pobres,

-      Devolvía la salud destruida por un sistema que excluía a los pequeños y humildes,

-      Significaba que un mundo otro era posible,

-      Quería un cambio de sistema religioso y social que pusiera a los pobres como protagonistas…

Las primeras Comunidades cristianas, al continuar la misión de Jesús, tenían un papel profético: pusieron en marcha otra manera de vivir en Comunidad, crecieron desde los sectores populares, cambiaron la situación de la mujer, combatieron la esclavitud (carta a Filemón), devolvieron al Pueblo de los pobres las esperanza de ser elegidos de Dios para recrear su Reino (Apocalipsis)…



C. HOY SIGUEN LOS PROFETAS DE YAHVÉ PORQUE SIGUE LA DESTRUCCIÓN DE SU PROYECTO



1.    Una realidad contraria al plan de Dios

        Entre nosotros, hay grandes signos de ruptura de la Alianza con Dios que merecen ser denunciado más claramente y ser sustituidos por alternativas que promuevan la vida y devuelvan la dignidad a los pobres:

-      La deuda externa que desangra nuestros países, mata a millones de personas y nos impide salir de la miseria.

-      El comercio internacional injusto que no es más que un despojo y saqueo de nuestras riquezas naturales.

-      Las dictaduras y las guerras desatadas contra los países pobres para que no alcancen un mayor desarrollo: América Central, Chiapas en México, Irán, Irak, Afganistán y varios países de África.

-      Los proyectos del ALCA (Acuerdo de Libre Comercio con las Américas) que no son más que una nueva manera de subyugarnos y despojarnos con la complicidad de nuestras autoridades.

-      Los grandes negocios de las multinacionales de la salud, de la alimentación, de la cultura… que destruyen nuestras sabidurías, arrasan con nuestros valores, y nos llevan a la esclavitud…



2.    Actuales voces proféticas

        Pero también surgen voces de profetas y de grupos proféticos que demuestran que somos capaces de reconocer la llamada de Dios en personas que no son cristianas y que supieron encarnara grandes valores humanos y religiosos. Ejemplo: Gandhi en India, Mandela en África del Sur, Martín Luther King en Estados Unidos, Che Guevara, Rumiñahui, Tupac Amaru, Atahualpa, Zumbí en Brasil,… Están también los grupos de Derechos Humanos, de Defensa del medio Ambiente y de la Salud, de Mujeres, de Estudiantes, de los Sin Tierra, del Grito de los Excluidos, el Foro Social de Porto Alegre en Brasil, de los Movimientos contra la Deuda Externa, el FMI (Fondo Monetario Internacional), la OMC (Organización Mundial del Comercio injusto), la OTAN (Organización militar del Tratado del Atlántico Norte),

En nuestra Iglesia, existen también grandes signos de renovación profética:

-      La Iglesia de los Pobres encarnada en las Comunidades Eclesiales de Base y demás grupos populares de Mujeres, Jóvenes, y sus asesores sacerdotes y religiosas.

-      Las Instituciones que trabajan en la inculturación de la liturgia, de la Biblia, de la Iglesia y de la fe en el Mundo Indígena y el Mundo Afro-americano.

-      Las Uniones de Religiosas y Religiosos comprometidos con las causas de los pobres.

-      Los Grupos solidarios con los Movimientos de reivindicación indígenas, campesinos, negros…

-      Los muchos grupos bíblicos que leen la Biblia a partir de la realidad y la realidad a partir de la Biblia.

-      Las cristianas y los cristianos que trabajan en los Movimientos por la Paz, la Justicia, el Medio Ambiente, la Salud y Educación alternativas…

-      El Movimiento Ecuménico que une cristianos católicos, protestantes, evangélicos, anglicanos… y con otras religiones: musulmanes, judíos, indígenas, negros, asiáticos…

-      El Pentecostalismo que crece entre los sectores populares es un desafío para los cristianos: ¿Sabemos reconocer en este movimiento popular los llamados de Dios cuando promueven valores humanos y cristianos?



La realidad actual exige la voz y las actuaciones de grandes Profetas y de Iglesias cada vez más proféticas para hacer oír la voz de Dios y apoyar todas las manifestaciones del proyecto de vida de Yahvé, el Dios de los Pobres. Que este folleto aporte su humilde ayuda en este sentido.







Primera  parte :  Desde Samuel hasta Elías (años 1000 a 800)
L A   P R O F E C Í A   E N   L OS   L I B R O S   H I S T Ó R I C O S





P R E S EN T A C I Ó N





A. CARACTERÍSTICAS DE ESTA ÉPOCA



  1. Ocurrieron 3 hechos importantes: el surgimiento de la monarquía, los grandes reyes Saúl y David, y la separación de los reinos de Israel al norte y de Judá al sur.
  2. Fue una época difícil marcada por la amenaza externa de la invasión de los Filisteos y la desintegración interna del sistema tribal.
  3. Surgió la monarquía por el fortalecimiento de las ciudades y la creación de impuestos sobre el campesinado.
  4. Aparecieron grupos de origen popular llamados ‘profetas’ que expresaban la insatisfacción del Pueblo.
  5. Los reyes buscaban una legitimación de parte del Pueblo apoyándose en los profetas y los sacerdotes.
  6. Las acciones de los profetas fueron ambiguas: unos se hicieron los portavoces de la resistencia popular mientras otros apoyaban a los reyes impopulares.
  7. Las actuaciones del profeta Elías definieron el profetismo bíblico: los profetas son ‘centinela de la Alianza’ contra los errores del Pueblo, de los sacerdotes y de los reyes.





B. INTRODUCCIÓN GENERAL

                Vamos a comenzar nuestras reuniones rastreando la presencia de la profecía en los libros históricos que son Josué, Jueces, Samuel, Reyes y Rut.



  1. Una clave fundamental de lectura

Notemos que los cristianos llamamos a estos libros ‘históricos’, mientras los Judíos los llaman ‘Profetas Anteriores’ porque los atribuían a los profetas Samuel y Jeremías. De esta manera, se quería significar que la historia del pueblo hay que leerla desde la óptica de los profetas. Esto nos enseña una clave de lectura muy importante: no se trata de biografía como lo entendemos hoy. Estos libros no nos quieren contar hechos heroicos, ni grandes construcciones, ni guerras victoriosas. Buscan mostrarnos la importancia de la Palabra de Dios y su Ley, siempre actuales (2 Reyes 17,17). Este conjunto de libros - Josué, Jueces, Samuel y Reyes - es la continuación del Pentateuco o Ley. Se esfuerzan en mostrar las facilidades y dificultades por vivir cotidianamente el proyecto de Dios, constituyéndose una nación que tenga como fundamento la Ley de Dios. Buscaba también enseñar a las generaciones posteriores la manera de reconocer la presencia de Dios liberador en la historia.



  1. La época en que fueron escritos

Este conjunto de libros fue escrito en la época del exilio en Babilonia (586 aC.). En la angustia y el dolor del exilio el pueblo hizo una revisión de su historia, para contestarse las preguntas: ¿Por qué nos está pasando esto? ¿Dónde hemos errado? ¿Qué futuro hay que construir? Se respondió a estas preguntas escribiendo otra vez la historia desde la entrada en la Tierra prometida con Josué hasta la destrucción final de la nación con el exilio a Babilonia. En nuestra presentación, enfocaremos la historia desde el comienzo de la monarquía (unos 1050 años aC.) hasta la destrucción de Jerusalén y del templo (586 aC.). Son casi 500 años de historia.

Para rescribir esta historia, los autores bíblicos la propuesta de la ley esbozada en el Deuteronomio que es el libro del amor y de la Alianza de Dios para con su pueblo. Por su fidelidad a la Alianza, Dios está presente en la historia de su pueblo. Por esta razón, los libros históricos forman una unidad: este motivo teológico los relaciona los unos con los otros.

La revisión histórica que nos presenta estos libros fue la manera cómo el pueblo logró superar su crisis de identidad y de desesperanza a causa del exilio. La alianza de Dios volvió a concretarse en símbolos fuertes que dieron al pueblo seguridad y esperanza: la Ley (Éxodo 24,7-8); la Tierra prometida, herencia garantizada a Abraham (Génesis 17,8); el Rey, guía ungido para conducir al pueblo en los caminos de la alianza (Deuteronomio 17,14-20); el Templo, morada de Dios en medio de su pueblo con tal de que fuera fiel a la alianza (1 Reyes 6,11-13)… Pero, en el exilio, el pueblo había sido despojado de todo esto.

La situación de los desterrados era desesperada. Muchos aceptaban la sumisión al vencedor y seguían su forma de vivir. Sin embargo, un pequeño resto (Deuteronomio 4,27) decidió permanecer fiel a Yahvé, buscando su presencia en medio de la tragedia que vivían: sin tierra, sin rey, sin templo. Si el pueblo había sido infiel a la alianza, Dios seguía fiel (Deuteronomio 4,29-31). Y escribieron sus descubrimientos en este conjunto de libros para demostrar que el proyecto de Dios va más allá de las circunstancias contradictorias: la alianza sigue vigente de parte de Dios. ‘¡Dios escribe recto en renglones torcidos!’…



  1. La historia vista desde 2 ángulos

Los autores deuteronomistas buscaron datos en las actas o crónicas oficiales para hacer su trabajo ‘histórico’. Cuando describieron el gobierno de un rey, hicieron siempre una evaluación de su reinado: investigaron si el rey fue o no favorable a la Alianza, si ayudó o atropelló al Pueblo. Observando las evaluaciones de cada rey, descubrimos que David sirvió de modelo para todos los demás. Es notorio que solamente 3 reyes, del reino del sur, recibieron una evaluación positiva: Asá (1 Reyes 15,11), Ezequías (2 Reyes 18,3) y Josías (2 Reyes 22,2). Todos los demás ‘ofendieron al Señor’: no fueron fieles a la Alianza. Por esta razón llevaron al Pueblo a la ruina.

Ahora bien, los autores no solamente se apoyaron en los documentos oficiales. Investigaron en las historias populares de los profetas: ahí encontraron que la Palabra de Dios denunciaba también los errores. Estos escritos demostraban que Dios siempre había sido fiel a la Alianza, siempre enviaba mensajeros que convocaban al rey y al Pueblo a un diálogo y anunciaban la justicia, el derecho y la paz.

Los libros de Samuel y Reyes nos pretenden dar informes detallados. Más bien buscan demostrar cómo se cavó la ruina del Pueblo por las violaciones repetidas de la Alianza. Nos enseñan que la historia de los 400 años de la monarquía ha sido, sin lugar a dudas, una historia de conflictos entre reyes y profetas, y que la trágica consecuencia fue la dura realidad del exilio.



  1. Esquema general de los libros de Samuel y reyes

Podemos dividir estos libros alrededor de los temas centrales generalmente unidos a un gran personaje: La historia de Samuel, El nacimiento de la monarquía, El reinado de Saúl, El reinado de David, El reinado de Salomón, La división en 2 reinos, Los reinados de Judá e de Israel, La historia de Elías y Eliseo, Los 2 reinos hasta la destrucción de Samaria, El reino de Judá hasta la destrucción de Jerusalén.



En este vistazo histórico, la figura de David ocupa la mitad del primer libro de Samuel y todo el segundo libro. Pero no por eso, estos 2 libros son llamados ‘de David’. Era una manera de mostrar que la profecía era más importante que la monarquía.





PREPARACIÓN DEL 1º TEMA. El Profeta Samuel y el rey Saúl: La profecía surgió como crítica al poder del rey

-      ‘Hemos añadido a todos nuestros pecados el delito de pedir un rey’ (1 Samuel 12,19).

-      Lectura principal: 1 Samuel 8,1-22. Samuel anunció que la monarquía oprimiría al Pueblo.

-      Lectura de apoyo: 1 Samuel 12,1-25. Samuel condenó a la monarquía.





TEMA  1 :  EL  PROFETA  SAMUEL  Y  EL  REY  SAÚL.

La profecía surgió como crítica al poder del rey.



Mensaje: A veces buscamos mal la solución de nuestros problemas sociales. En Israel, el profeta Samuel miró lo que le podía pasar al Pueblo con la llegada de los reyes. Hoy necesitamos de profetas que nos orientan en la búsqueda de nuevos caminos.



Motivación: La situación de nuestro país es muy crítica. Estamos enfrascados en un callejón sin salida por la globalización neoliberal que se nos impone interna y externamente. El resultado es mayor riqueza para unos pocos a costa de mayor pobreza para la mayoría. Frente a esto, a veces escuchamos que ‘fuera necesaria una buena dictadura’: tal vez los que piden esto no sufrieron las consecuencias de las dictaduras que azotaron nuestro continente en las últimas décadas del siglo pasado. Se escucha también que ‘no hay peor dictadura que la que nos impone la miseria creciente en todos nuestros países’. Al mismo tiempo, por todas partes nacen iniciativas para salir de este atolladero, sin ver todavía ‘el final del túnel’.

       En tiempos del profeta Samuel, la situación del Pueblo de Dios era muy precaria al interior del país y muy conflictiva al exterior. Por esta razón, los Jefes de la época pidieron al profeta que le diera un rey. Al principio el profeta se opuso, pero luego aceptó. Parece que el remedio fue peor que el mal. Samuel criticó muy duramente al rey Saúl hasta destituirlo. Eso dio pautas para los futuros profetas.

  1. El profeta Samuel era envejecido: había sido juez durante muchos años. Fue él quien había logrado unificar a las tribus contra el enemigo común, los Filisteos. Tenía una gran autoridad moral porque era honesto y justo.
  2. Saúl era un joven guerrero, aclamado juez ante la amenaza de los Amonitas. Con sus victorias despertó el deseo de tenerlo como rey a imagen de las demás naciones. De hecho Saúl fue rey, pero el poder quedó en manos de Samuel.

Veamos cómo nos ayuda esta reflexión para tener nosotros también una conciencia crítica y mantenernos fieles a nuestro Pueblo para encontrar caminos alternativos a sus necesidades.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial: Globalización de la miseria y nacimiento de alternativas.

  1. Según nuestro parecer, ¿por qué razones se dieron tantas dictaduras en nuestro continente?
  2. ¿Dónde surgen iniciativas que van abriendo caminos nuevos?

Palabra de Dios. 1 Samuel 8,1-22: El comienzo de la monarquía para el Pueblo de Israel.

  1. Según esta lectura, ¿por qué razones pidieron un rey los jefes de Israel?
  2. ¿Qué contestó Samuel a los que pedían un rey?

Hoy nosotros: Construir nuevos caminos personal y colectivamente.

  1. ¿Qué nos enseña esta lectura en la situación actual de nuestro país?
  2. ¿Qué estamos haciendo y con quiénes nos unimos para abrir caminos nuevos?
  3. ¿De dónde vamos a sacar luces para fortalecer estos caminos nuevos?

Oraciones comunitarias. Salmo 47. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema. El Profeta Natán y el rey David: Las condiciones para que el profeta apoye al rey.

-      ‘Mantendré después de ti el linaje salido de tus entrañas y consolidaré su reino’ (2 Samuel 7,12).

-      Lectura principal: 2 Samuel 7,1-29. Natán confirmó a David.

-      Lectura de apoyo: 2 Samuel 12,1-15. Natán reprendió a David.





Comentario  1 :  COMIENZOS  DE  LOS  PROFETAS  CON  LA  MONARQUÍA



                Los profetas de Israel nacieron con la monarquía para defender al Pueblo del poder abusivo de los reyes. Samuel fue el primero: su ejemplo dio la pauta a la misión de los futuros profetas.



A. LOS PRIMEROS TIEMPOS NO NECESITARON DE PROFETAS

                Durante los 200 primeros años de su historia, no se conoció profetas en Israel: tal vez porque fue su ‘edad de oro’. Fue el tiempo de los Jueces (1200-1030 antes de Cristo). El libro de los Jueces no habla de profetas como los identificamos ahora. Una Juez, Débora, es llamada profeta en el sentido de ‘liberadora del Pueblo’ (Jueces 4.4).

                Curiosamente, consideramos este primer período de la historia de Israel, el de los Jueces, como una etapa primitiva y atrasada. La ausencia de reyes con su gobierno pareciera ser sinónimo de anarquía y confusión entre las tribus: sin poder centralizado reinaría la ley del más fuerte. La realidad que muestra el libro de los Jueces nos muestra más bien lo contrario. En él, encontramos cómo muchos problemas, unos muy graves, fueron enfrentados con éxitos por la unión y organización de las tribus. Sabemos que, sin rey, sin administración centralizada, sin ejército profesional:

-      Conquistaron la Tierra Prometida bajo el liderazgo de una mujer (Jueces 4),

-      Rechazaron invasiones extranjeras, defendiéndose con su ejército de voluntarios (6-8),

-      Superaron varios intentos de implantación de la monarquía (9),

-      Solucionaron una guerra civil entre las tribus (19-21)…

Los propios Jueces que se daban las tribus, no aceptaban el sistema monárquico (Jueces 8,23). De alguna manera, no eran necesarios los profetas: el sistema tribal permitía la fidelidad a la Alianza y al proyecto de Moisés. Esto duró unos 2 siglos, lo que no es poco.



B. APARICIÓN DE LOS REYES Y DE LA MONARQUÍA PARA 5 SIGLOS

                Han sido varias las causas que permitieron la implantación de la monarquía.



  1. Los cambios en la agricultura

        Internamente, el final del período de los Jueces coincidió con la aparición de nuevas técnicas agrícolas. La arqueología demuestra que, en esta época, surgieron el arado y el hacha de hierro, la cisterna y los estanques de agua, el uso de yuntas de bueyes en la preparación de la tierra. Las aldeas producen más de lo necesario para vivir. Los excedentes agrícolas son vendidos. Esto permitió el auge de las ciudades, algunas destruidas en la época de la conquista y ahora transformadas en centros comerciales. Los jefes de las familias que iban enriqueciéndose, se trasladan a las ciudades (Juan 9) y buscan seguridad para sus bienes, pagando a mercenarios para su defensa (Jueces 9,2-4).

        También en esta época, algunas tribus se volvieron más fuertes que otras, rompiendo de esta manera el equilibrio interno de la Confederación de tribus. La tribu de Efraín, con su capital en el antiguo santuario de Siquem, se convirtió en el polo de atracción de las tribus del norte. Judá, con su capital en el santuario de Hebrón, centralizaba a las tribus del sur. Esto traerá dificultades para la unificación de las tribus. Sabemos que David primero fue rey de las tribus del sur, en Hebrón (2 Samuel 4). Solamente después de 7 años, fue también coronado rey de las tribus del norte en Hebrón (2 Samuel 5,1-5).



  1. La insurrección de los Filisteos

        Externamente, la causa más importante fue la invasión de los Filisteos. Unos 1050 años antes de Cristo, este pueblo invasor, procedente del mar, se estableció en la Costa de Palestina, en lo que es actualmente la franja de Gaza. Llegaron muy bien armados, con carros de guerra y espadas de hierro. Vencieron rápidamente a los Israelitas, menos adiestrados y mal armados. Ellos ocuparon todas las tierras de las planicies y los Israelitas se refugiaron en la montañas (1 Samuel 4,1-11). Las montañas eran el único refugio seguro, ya que los carros de guerra no podían llegar allí. Pero el peligro continuaba. El santuario de Siló fue destruido (Jeremías 7,12) y el Arca de la Alianza cayó en manos de los Filisteos (1 Samuel 4,10-11).

        El modelo de sociedad tribal cread por los Israelitas era inédito. Pero de pronto, en el Pueblo surge el deseo de un sistema  de gobierno igual al de los Pueblos vecinos. Ciertamente, Israel era rodeado de pequeños reinos como Edón, Moab y Amón. Ante las dificultades, aparece en el Pueblo una corriente de opinión favorable a tener ‘un rey para que nos juzgue como todas las naciones’, ‘un rey para que nos gobierne como se hace en todas les naciones’ (1 Samuel 8,5-20).



C. PROFECÍA Y MONARQUÍA NACIERON JUNTAS

                El Libro de Samuel deja claro que la invasión de los Filisteos no era motivo suficiente para que el Pueblo pidiera un rey. El país entero se unió para luchar contra el invasor como otras veces. Bajo el mando de Samuel, el Pueblo resistió brevemente en las montañas (1 Samuel 7,2-14). Samuel consiguió unir a todo el país desde el santuario situado más al norte hasta el santuario situado más al sur. Su jurisdicción iba desde Dan hasta Bersebá, límites tradicionales de Israel (1 Samuel 3,20), por lo que el sistema tribal estaba en condiciones de superar las dificultades. No había necesidad de un rey. Samuel era un juez muy respetado por su autoridad y honestidad (1 Samuel 7,15-16; 12,3-4).

                El problema surge en la sucesión de Samuel. Él envejeció y no estaba en condiciones de dirigir la guerra contra los Filisteos. Pero los hijos siguieron la conducta del padre (1 Samuel 8,1-3). Entonces, Samuel ungió a Saúl como un juez liberador, encargado de dirigir contra el enemigo (1 Samuel 9.16-17).

                Saúl era un jefe militar eficiente. Se dio cuenta de que el ejército popular de las tribus no estaba en condiciones de enfrentarse a las tropas adiestradas de los Filisteos y decide mantener tropas en cuarteles guarniciones (1 Samuel 13,2). El peligro de los Filisteos hizo que se rompiera con un principio básico en el sistema tribal: no tener ejército permanente (Jueces 7,1-8). Además, Saúl eligió a una ciudad fortificada como centro de su actividad y no un santuario tribal como antes (1 Samuel 22,6). De esta manera, Saúl estaba dando los primeros pasos para ser rey (1 Samuel 11,15).

                Samuel, aunque de mala gana, fue aceptando estos hechos. Pero cuando Saúl usó el ejército en la campaña contra los Amalecitas, no cumplía con las reglas de la guerra santa (Josué 7). En vez de hacer guerra de defensa, Saúl hizo una campaña de conquista, buscando enriquecerse a través de los saqueos y botines. Entonces Samuel se enfrentó al rey delante de todo el Pueblo. Condenó su actitud como una traición a la alianza y no reconoció ya su autoridad como rey (1 Samuel 15,10-35). En este momento, Samuel actuó como un profeta.



D. LOS PROFETAS SIGUIERON AL LADO DEL REY, PERO MUCHAS VECES COMO OPOSICIÓN

                Se puede decir que monarquía y profecía nacieron juntas. Reyes y profetas son figuras que se complementaban, pero que también se contraponían. Cuando surgió el dominio de los imperios extranjeros, ya no había reyes en Israel y tampoco profetas. En esta época, el Pueblo plasmaría sus memorias en la Escritura. Llamaría ‘profetas’ a aquellos que aparecieron al lado de los reyes como una luz, como guardianes de la alianza. Las relaciones entre reyes y profetas no eran armoniosas ni pacíficas. La historia del Pueblo en la época de los reyes fue una historia de confrontaciones y de luchas. Por un lado, la política de los reyes defendía las ciudades, el comercio, el acaparamiento y venta de tierras, el culto oficial centralizado en templos reales, dando culto a Yahvé o a Baal. Era una política de esclavitud, de tributos, tasas, saqueos y rapiñas, armas caras y ejércitos fuertes.

                Por otro lado, los profetas defendían las tribus, las aldeas, los pequeños santuarios rurales, el culto familiar, el trabajo libre. Lo hacían en nombre de la alianza y de la fidelidad a Yahvé, el Dios liberador, que escucha el clamor de su Pueblo esclavizado.

                Pero por otra, las cosas no eran tan claras: los 2 nos estaban tan bien definidos. Muchos profetas traicionaban al Pueblo y a la alianza, poniéndose al servicio del rey. Hubo también reyes que hicieron un esfuerzo sincero para vivir la alianza y la ley de Dios, como en el caso del rey Josías (2 Reyes 22).

                Lo cierto es que, entre reyes y profetas, hubo una relación conflictiva. Este conflicto lo encontramos en gran parte de los libros de la Biblia. De un lado, reyes como David, Salomón, Jeroboán, Ajab. De otro, profetas como Samuel, Elías, Amos y tantos otros llevaron una lucha tenaz y difícil. Hubo persecuciones y muertes de profetas, todo por fidelidad a Yahvé, el Dios que exige justicia, solidaridad e igualdad. El profeta buscaba la paz. Es presencia de Yahvé en el Pueblo fiel (Isaías 26,12). Pero hay paz cuando hay fidelidad a la alianza. Los profetas surgieron como conciencia del Pueblo. Su preocupación se resumía así: fidelidad a la alianza en busca de la paz que viene de lo alto (Levítico 26,3-13).





TEMA  2 : EL  PROFETA  NATÁN  Y  EL  REY  DAVID.

Las condiciones para que el profeta apoye al rey.



Mensaje: La construcción del templo de Jerusalén marca una novedad en la historia del Pueblo de Moisés. De alguna manera se da una centralización del culto y se aumenta el poder del rey. Pero, siempre la familia quedará como un lugar importante de la celebración de la fe.



Motivación: Tenemos conciencia de que la ‘iglesia-construcción’ es a la vez la casa de Dios y la casa del Pueblo. En ella nos reunimos para encontrarnos con Dios, pero también para encontrarnos entre nosotros, y saber lo que Dios quiere para los unos con los otros. Nuestras Iglesia prestan generalmente este doble servicio. Pero muchas veces se limitan a un servicio espiritual e individualista. Se mal usan también cuando se hace actos con fines lucrativas y personales…

Los servicios que prestan nuestras iglesias.

                El símbolo más grande del Pueblo de Moisés era el Arca de la Alianza que guardaba las tablas de la Ley de Dios entregadas a Moisés en el desierto. Durante el tiempo de los Jueces, no había en Israel un santuario que centralizara la religión de Yahvé. Hubiera sido una contradicción con el sistema de las tribus. La religión de Yahvé se celebraba principalmente en las casas y el Arca acompañaba al Pueblo en sus celebraciones tribales. Los Levitas de Silo eran los encargados de velar sobre ella. Cuando el rey David hizo de Jerusalén su capital, trasladó allá el Arca de la Alianza. Esto era una novedad. Esto era una contradicción con el sistema de las tribus: David buscaba centralizar la religión de Yahvé para fortalecer su poder personal.

                Con el Arca, Dios quería manifestar su presencia cercana y peregrina junto a su Pueblo, en sus dificultades como en sus alegrías. Era un poder descentralizado, en manos de las distintas comunidades tribales. La consulta que hace David al profeta Natán buscaba que éste confirmara su proyecto de un templo nacional para Yahvé. A través del profeta, Dios rechaza la pretensión de David y, más bien, revela que es él quien va a construir una casa, o sea una descendencia, para David y el Pueblo.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial: Las iglesia están al servicio de Dios y del Pueblo.

  1. ¿A qué necesidades responden nuestras iglesias, santuarios y catedrales?
  2. ¿Cuándo dejan de ser estos edificios un servicio para el Pueblo?

Palabra de Dios. 2 Samuel 7,1.16.

  1. ¿Por qué razone quería David construir un templo a Yahvé?
  2. ¿Qué contestó Yahvé a David por medio del profeta Natán?

Hoy nosotros:

  1. ¿Cómo aplicamos esta lectura a la realidad de nuestras iglesias, santuarios y catedrales?
  2. ¿En qué sentido podemos decir que ‘como personas y Comunidades somos templos de Dios’?
  3. ¿Cómo vamos de nuestra casa una pequeña Iglesia?

Oraciones comunitarias. Salmo 89. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: La revuelta popular del final del reino de Salomón. Los profetas cuestionan el templo: ‘Casa de oraciones y cueva de ladrones’.

-      ‘A ti te tomará para que reines sobre Israel, tal como ambicionas. Si obedeces todos mis mandamientos, yo estaré contigo’ (1 Reyes 11, 37-38).

-      Lectura principal: 1 Reyes 11,26-12,19: El profeta Ajías apoyó la revuelta contra el rey.

-      Lectura de apoyo. 1 Reyes 14,1-18: El mismo profeta reprocha y condena al rey Jeroboam.





Comentario  2 :  LA  PROFECÍA  Y  EL  TEMPLO. ‘Casa de oraciones y cueva de ladrones’.



A. A LA LUZ DE LA BIBLIA

                En la Biblia, los comentarios sobre el templo de Jerusalén son contradictorios.



  1. Glorificación del Templo

-          ‘He edificado este templo en honor del Señor. He dispuesto en él un lugar para el Arca de la Alianza que el Señor hizo con nuestros antepasados cuando los sacó de Egipto’ (1 Reyes 8,20-21)

-          ‘¡Qué dichosa es tu morada, Señor todo poderoso! Me consumo suspirando por los atrios del Señor’ (Salmo 84).

-          ‘Me alegré cuando me dijeron: Vamos a la casa del Señor’ (Salmo 122,1).

-          ‘No está el Señor en medio de nosotros. La desgracia no nos alcanzará’ (Miqueas 3,11-12).

-          ‘Suban al monte, reconstruyan mi templo y yo me complaceré en él y en él manifestaré mi gloria’ (Ageo 1,8).



  1. Confrontación con el Templo

-      ‘Jerusalén se convertirá en un montón de ruinas y el monte del templo se cubrirá de maleza’ (Jeremías 26,18).

-      ‘El Señor me ha enviado profetizar contra este Templo y contra esta ciudad’ (Jeremías 26,12).

-      ‘Está escrito: Mi casa será casa de oración para todos los Pueblos. Sin embargo, ustedes la han convertido en una cueva de ladones’ (Marcos 11,17)…

        Estas citas nos dan una idea de la ambigüedad del templo y de cómo su existencia provocaba denuncias de muchos profetas. Varias veces Jesús compartió la misma postura. Tenemos a la mente el episodio en que Jesús, con un látigo en la mano, expulsó a los cambistas y comerciantes que estaban delante del templo de Jerusalén. En esa oportunidad aparece la ambigüedad del templo que puede ser utilizado como ‘casa de oración para todos los Pueblos’ y como ‘cueva de ladrones’ (Marcos 11,15.19).



B. LOS SANTUARIOS

                En tiempos de Jesús, el Templo de Jerusalén ocupaba el lugar central para la vida de todo el Pueblo. Esa situación era el fruto de un largo proceso que no respetaba las prácticas del Pueblo de Dios.

-          Los límites de la región ocupada por el Pueblo de Dios eran sus santuarios: Dan al norte y Bérseba en el sur (Jueces 20,1). Otros santuarios eran muy visitados: Siquém (Josué 24), Betel (Génesis 28,19), Guilgal (Jueces 2,1)… Esta multiplicidad de santuarios eran el signo de la religión descentralizada de las tribus.

-          En tiempos de los Jueces, no había ningún templo que centralizaba el culto. Más bien las tribus tenían sus santuarios que eran centros de encuentros, lugar de celebraciones y refugio de los peregrinos (1 Samuel 1: historia de Ana).

Están santuarios manifestaban la identidad del Pueblo. Eran los centros de abastecimiento de la memoria del Éxodo y de la conciencia liberadora del Pueblo: Marchar hacia un santuario era rehacer la marcha por el desierto. Además los santuarios eran lugares de refugio para peregrinos y fugitivos (1 Samuel 21,2-10). Los santuarios despertaban el lado místico y piadoso del Pueblo de Dios, especialmente con las romerías (Salmo 23,6 y 27,4) que tenían lugar unas 3 veces al año en las que se convocaba al Pueblo a presentarse ante el Señor (Éxodo 23,14-17).



C. LA OTRA CARA DE LA CASA DE DIOS

                Ni siquiera estos pequeños santuarios escapaban al destino de todos los centros religiosos. Como lugares de romerías y peregrinaciones, recaudaban las ofrendas y las donaciones que hacían los peregrinos (1 Samuel 1,24). De esta manera se volvían importantes centros comerciales, lugares de intercambio y de negocios.

                Al principio, los santuarios servían como depósitos de cereales, semillas reservadas para el tiempo de sequía, cuando había hambre en la región. Se hacía así porque todo lo que estaba en el santuario, estaba bajo la protección de Dios y a salvo de los ladrones. Sin embargo existían los saqueos de los templos (1 Macabeos 6,1-3). Con el correr del tiempo se depositaron en el templo objetos de valor. De esta manera los santuarios fueron acumulando riquezas. Por ejemplo, la plata del santuario de Siquém sirvió para financiar la aventura monárquica de Abimelec (Jueces 9,4).

                El rey David se dio cuenta de la importancia de un santuario central que facilitara la unidad del país, divido entre Siquém y Hebrón. Después de la conquista de Jerusalén, David trasladó allí el Arca de la Alianza (2 Samuel 6).El Arca era el símbolo más importante de los Israelitas; pues era aceptada por todas las tribus (1 Samuel 4,45 y Josué 18,1). De esta manera Jerusalén se convirtió en el santuario israelita más importante.

                Con la construcción del templo durante el reinado de Salomón, sucesor de David (1 Reyes 6-79, las romerías y peregrinaciones para las fiestas, a las que nadie podía ir ‘con las manos vacías’ (Éxodo 23,15), concentraban mucha riqueza en Jerusalén. Con ese dinero, Salomón comienza actividades comerciales internacionales (1 Reyes 9,25). Los peregrinos llevaban a Jerusalén bueyes, ovejas, trigo, vino, aceites y frutas como diezmo u ofrendas (Nehemías 10,33-40 y Reyes 1,5). La venta de las ofrendas iba acumulando plata y oro en el templo (2 Reyes 12,5-6). Como la ley impedía que cualquier juramento hecho ante Dios fuera desecho (Éxodo 22,7), cualquier trámite comercial o de venta de tierra se hacía en el Templo, y la escritura se quedaba guardada en el mismo.

                Así se comprende que, en la sociedad de aquella época, el Templo era a la vez centro de romerías y peregrinaciones, casa de oración, celebraciones y bendiciones, de fiestas religiosas… Además servía de banco, de casa de cambio y de notaría pública. La riqueza acumulada hacía del Templo un importante centro de poder y causa de mucha manipulación política. Por eso el Templo era a la vez ‘casa de oraciones y cueva de ladrones’ (Jeremías 7,11).



D. LOS PROFETAS Y EL TEMPLO

                Los profetas captaron la ambigüedad de los templos y santuarios. Ayudaron al Pueblo a ver en ellos la presencia de Dios y también la injusticia y el pecado. Esto llevó a muchos profetas a condenar lo que para la mayoría del Pueblo era lugar santo y morada de Dios (Jeremías 26,1-19). De nada sirve la casa de Dios si no se cumplen las leyes y mandamientos. Los profetas, sobre todo Jeremías, acusaron el Templo y a culto de mentirosos porque no revelaban el verdadero rostro de Dios, sino que servía de cortina para ocultar toda clase de injusticias. Dios no está presente en una sociedad injusta, aunque ésta tenga un Templo (Jeremías 7,1-27). Pero era muy difícil romper con la religiosidad del Pueblo sencillo y los intereses de los dirigentes. De todo modo el Templo quedaba la morada de Yahvé y caminar hacia él era caminar hacia Dios (Salmo 23,6). Alguien más tenía que enseñar al Pueblo un nuevo camino.

                Jesús fue el más grande de los profetas. Se insertó en la corriente del profeta Miqueas, Jeremías, Isaías y otros. Captó muy bien la urgencia de desenmascarar la falsa seguridad que daba el Templo y de orientar hacia la auténtica religión liberadora.

-          ‘Llegará el tiempo en que no se adorará a Dios en santuarios sino en espíritu y en verdad’ (Juan 4,19-26).

-          ‘Destruyan este templo y yo lo reconstruiré en 3 días… En realidad Jesús hablaba de ese Templo que es su cuerpo’ (Juan 2,19-21).

-          ‘La Palabra se hizo carne y plantó su tienda en medio de nosotros’ (Juan 1,14). Jesús es la plenitud de la divinidad.

-          Cuando llegue la plenitud de los tiempo, ‘ya no habrá templo, pues el Señor todopoderoso y el Cordero son su Templo’ (Apocalipsis 21,22).

-          San Pablo nos enseña que esa es también nuestra misión: Ser presencia de Dios para la humanidad. ‘¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que han recibido de Dios y que Dios habita en ustedes?’ (1 Corintios 6,19).





TEMA  3 :  EL  PROFETA  AJÍAS  Y  EL  REY  JEROBOAM.

Profetas y reyes en las rebeliones populares.



Mensaje: El rey Salomón es conocido sobre todo por sus grandes obras. Pero esto fue posible mediante trabajos forzados. Esta situación produjo descontento y oposición y condujo a la división de las tribus.



Motivación: En nuestro país como en toda América Latina el lujo más grande de unos pocos se codea con la miseria inhumana de la gran mayoría de la población. Los pobres sufrimos esta situación en carne propia. A veces también nos dejamos llevar por gastos innecesarios, caemos en el consumismo y dejamos de construir relaciones de solidaridad con miras a cambiar el sistema de opresión en el que nos encontramos.

                La lectura de hoy nos hace ver cómo el brillante reinado de Salomón, marcado por tantas construcciones y hechos importantes, termina de una manera penosa. El Pueblo se sentía oprimido como si hubiera vuelto a Egipto. Por una parte, el comercio era una fuente de riquezas; pero junto con los mercaderes extranjeros vinieron los cultos idolátricos (1 Reyes 11,7), que desviaron al Pueblo del verdadero Dios. Por otra parte, los trabajos forzados, la idolatría, la persecución política, la miseria y la opresión al final del reinado de Salomón dieron razón a las tristes predicciones del profeta Samuel (1 Samuel 8). Salomón pasó a simbolizar la negación del proyecto fraterno y solidario de Yahvé, de sus leyes y mandamientos. Vamos a ver un acontecimiento del comienzo del reinado de Roboán, sucesor de Salomón. El personaje principal es Jeroboán, de una de las tribus del Norte: Efraín. Él se rebeló contra los trabajos forzados por el rey Salomón. Pide a Roboán que iba a ser el nuevo rey, que en Israel no haya más trabajos forzados.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial: El consumismo de cosas innecesarias.

  1. ¿De qué maneras se dan en nuestro país situaciones de despilfarro y de gran necesidad?
  2. ¿Cuándo participamos nosotros también de este despilfarro?

Palabra de Dios. 1 Reyes 11,26-12,19: la división de Israel en 2 reinos.

  1. ¿Cuáles son los distintos personajes que intervienen en esta lectura y qué dicen?
  2. Según esta lectura, ¿por qué se dio la división de las tribus de Israel?

Hoy nosotros:

  1. ¿Qué es lo que nos enseña hoy el episodio que acabamos de comentar?
  2. ¿Quiénes representarían hoy los ancianos que dan buenos consejos?
  3. ¿Cómo nos vamos a ayudar para resistir gastos innecesarios, el consumismo y el individualismo?

Oraciones comunitarias. Salmo 94. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: La resistencia del Pueblo ante la idolatría promovida por el rey Acab y su mujer Jezabel.

-      ‘Que ellos invoque el nombres de sus divinidades: yo invocaré el nombre del Señor’ (1 Reyes 18,24)

-      Lectura principal. 1 Reyes 18,16-46: Elías se enfrenta a los falsos profetas. Es una muestra de

-      Lectura de apoyo. 2 Reyes 21,1-18: El reinado violento del rey Manasés, de las tribus del sur.





Comentario 3: LA OPOSICIÓN AL REY. LA PROFECÍA Y LA POLÍTICA



En algunas palabras que usa la Biblia para identificar a un profeta, se nota una dimensión política. Así, el profeta Amos es llamado ‘conspirador’ por el sacerdote del santuario de Betel (Amos 7,11). Cuando el rey Ajab encuentra al profeta Elías, lo llama ‘agitador’ (1 Reyes 18,17). En otros muchos episodios, notamos que los profetas asumen funciones que actualmente son consideradas como políticas. La acción del profeta en determinadas ocasiones originó una crisis en la organización política del Pueblo actuando directamente contra el gobierno de los 2 reinos.

Hay veces en que un profeta aparece como líder de un grupo de oposición al rey, como el ya citado Amos. Otras veces, los profetas aparecen como funcionarios de la corte real. Su opinión es muy valorada, como fue el caso de Natán en la corte de David (2, Samuel 7). Hay profetas que lideran verdadero levantamientos, similares a guerras civiles, provocando muerte y destrucciones (2 Reyes 9-10). Muchas actividades proféticas eran llamadas sencillamente ‘complot y subversión’ (Isaías 8,12).



A. EL PROFETA Y LA POLÍTICA

                Se percibe la función política de la profecía en muchas situaciones.



  1. Samuel se opuso a Saúl y ungió a David como nuevo rey. Esto ocasionó muchas luchas (1 Samuel 15 y 2 Samuel 4).
  2. El profeta Natán encaminó la sucesión de David, permitiendo que venciera el partido de Salomón sobre el partido de su hermano Adonías (1 Reyes 1,1-53).
  3. El profeta Ajías, de Siló, incitó a Jeroboán a rebelarse contra en rey Roboán (1 Reyes 11,29-39). Eso fue la semilla de la división de las tribus en 2 reinos (1 Reyes 12). Más tarde el mismo profeta condenó la dinastía de Jeroboán por infidelidad a la Alianza (1 Reyes 14,7-16), profetizando su caída.
  4. El profeta Jehú instigó a la revolución contra la dinastía del rey Basá (1 Reyes 16,1-7).
  5. El profeta Jananí promovió una revolución contra el rey Asá. Fue encarcelado y sus seguidores perseguidos (2 Crónicas 16,7-10).
  6. El profeta Elías promovió la resistencia contra la política de Ajab y Jezabel. Se lo acusó de agitador y tuvo que huir al extranjero. Sus seguidores fueron perseguidos y asesinados (1 Reyes 18,1-8).
  7. El profeta Eliseo mandó a ungir al general Jehú como rey y apoyó una sangrienta guerra civil contra el rey Jorán y los profetas seguidores de Baal (2 Reyes 9-10).
  8. El profeta Zacarías, hijo de Yoyadá, fue apedreado por su oposición al rey Joás (2 Crónicas 24,20-22).
  9. El profeta Amos fue acusado de subversivo y expulsado del santuario de Betel por anunciar la destrucción y el final de la dinastía de Jeroboán 2º (Amos 7,10-17).
  10. El profeta Oseas asumió una postura de oposición radical contra la monarquía. Dijo que el rey era fruto de la ira de Yahvé (Oseas 13,11).
  11. El profeta Sofonías denunció a los gobernantes de Judá y a los cortesanos, anunciando un día de venganza (1,8-9).
  12. El profeta Oded (2 Crónicas 28.9-15) intervino en defensa de los prisioneros del reino de Judá (sur), que eran deportados por soldados del reino de Israel (norte).
  13. Al profeta Jeremías se lo acusó de ser agente enemigo infiltrado en Jerusalén. Tratado como subversivo fue tomado preso por orden del rey (Jeremías 32,3-5).
  14. El profeta Urías huyó a Egipto por miedo a ser asesinado. El rey Joaquín lo extraditó y lo ejecutó (Jeremías 26,20-23).
  15. El profeta Jananías aprobó las acciones del rey que Jeremías combatía y hubo enfrentamientos entre los 2 profetas (Jeremías 28,1-17).
  16. Los profetas Ageo y Zacarías intentaron restablecer la monarquía en Judá, apoyando para ello a Zorobabel, heredero de la casa de David (Ageo 2.20 y Zacarías 4,6-10).
  17. En la reconstrucción de Judá, el profeta Semeyas y la profetiza Noadías se opusieron a Nehemías. En cambio otros profetas estaban en su favor (Nehemías 6,1-16).
  18. El grupo profético de los Asideos lucho por la insurrección al lado de los Macabeos (1 Macabeos 2,42).
  19. El rey Herodes mandó a ejecutar a Juan Bautista porque este había denunciado su adulterio; además Juan era una amenaza para el rey (Marcos 6,17-29).
  20. Jesús fu acusado de perturbar el orden establecido por los romanos y de poner en riesgo la seguridad nacional (Juan 11,45-57)…



B. LOS PROFETAS FUERON LOS GUARDIANES DE LA ALIANZA



  1. El tiempo de los profetas

        Ya hemos visto que los profetas surgieron con la institución de la monarquía, como centinelas de la Alianza. Por lo tanto, los profetas se pueden leer desde el punto de vista político. Denunciaron a los reyes que se desviaban de la Alianza y por las mismas razones atacaban al ejército, al comercio, al templo, la opresión, la idolatría… Actuaron como portavoces de los pobres. Asumían un papel político en el buen sentido de la palabra: la defensa del bien común. Y sufrieron las consecuencias de tal valentía: persecuciones, difamaciones, prisión tortura y muerte.



  1. Los profetas funcionarios del rey

        Al lado de los profetas defensores de los pobres, existió otra actividad política de los llamados profetas. Los que apoyaron incondicionalmente a los reyes tenían casa, salario, lugar en el palacio, protección y amparo (1 Reyes 18,19). Los que estaban más preocupados por el rey que por la Alianza no son verdaderos profetas.



  1. El enfrentamiento

        La fuerza política de los reyes chocó con la resistencia que promovieron los profetas. Es evidente que los reyes, con su ambición por el control total de la sociedad y con su necesidad de tener siempre más poder, buscaron el apoyo religiosos que legitime sus actuaciones. No les bastaba el sacerdocio oficial; tenían ansia de que los profetas apoyaran sus acciones. Para lograr este objetivo, crearon en sus cortes un espacio para los profetas que, en la mayoría de los casos, fueron al servicio del rey y en contra  del Pueblo (1 Reyes 22,19-23). Tenemos también el papel de profetas verdaderos que fueron consejeros del rey, como fue el caso de Natán (2 Samuel 7). Eliseo (2 Reyes 13,14-19), Isaías (2 Reyes 19,1-8)… Aunque estaban en el palacio real, su mayor preocupación fue la Alianza (2 Samuel 12.1-15). Estos no sólo denunciaban lo que no estaba bien a los ojos de Yahvé, sino que también consolaban y a animaba al Pueblo a mantenerse firme en la esperanza, confiando en las promesas de Dios que es fiel a su alianza.



  1. La resistencia popular

        Ante la fuerza política de los grupos que apoyaban al rey, entre los que estaban muchos profetas de Baal (1 Reyes 18) y hasta profetas cortesanos, el Pueblo hacía valer sus derechos por boca de los verdaderos profetas. Esta función política muchas veces terminaba en violenta represión y hasta en guerra civil (1 Reyes 11-14 y 2 Reyes 9-10).



C. LOS GRANDES PROFETAS DE HOY

                Parece que la situación no ha cambiado muchos cuando se mira en nuestro continente en los años ‘60 al ’80 del siglo pasado. Nos admiramos de la gran valentía de muchos hombres y mujeres de la Iglesia que alzaron su voz para defender al Pueblo de los pobres y enfrentar las dictaduras sangrientas de la mayoría de nuestros países. Una decena de obispos fueron eliminados o asesinados, un centenar de sacerdotes y otro tanto de religiosas y millares de seglares que quisieron vivir el Evangelio en fidelidad a su Pueblo. Fue la época de documentos proféticos como los de Medellín (1968, Colombia), Puebla (1979, México) y Santo Domingo (1992, República Dominicana). En Ecuador la voz y el trabajo de Monseñor Leonidas Proaño continúa siendo una referencia para muchos grupos cristianos dentro y fuera del país. Grupos de Jóvenes, de Mujeres, de Derechos Humanos, el Movimiento Indígena continúan siendo voz profética para nuestra sociedad contra el modelo neoliberal y en defensa del Pueblo de los Pobres. Eso es la esperanza segura de que el proyecto de Dios sigue vivo.





TEMA  4 :  EL  PROFETA  ELÍAS  Y  EL  REY  AJAB.

La lucha contra los falsos profetas de Baal.



Mensaje: En situaciones confusas, los profetas nos ayudan a discernir cuál es el Dios que nos libera y los dioses que nos esclavizan. Cado uno tienen sus defensores y promotores, ayer como hoy. N o nos dejemos engañar.



Motivación: La ambición de poder corrompe hoy como ayer. El gobierno de los reyes, para lograr el triunfo, debía renunciar a la religión de la Alianza. Gracias a ella, el Pueblo mantenía sus tradiciones y costumbres que no beneficiaban a los reyes lo suficiente. En particular esto impedía la centralización del poder en el rey. En el intento de contrarrestar la religión de Yahvé, los reyes promovieron el culto idolátrico a Baal, divinidad cananea de la lluvia, de la fertilidad del suelo y protectora de las ciudades.

                El encuentro de hoy nos muestra que la política de los reyes casi logró su intento. En la época del rey Ajab la religión de Baal era la oficial (1 Reyes 16,32-33). Ajab estaba casado con Jezabel princesa fenicia de Tiro, que trajo de esta ciudad-Estado sus sacerdotes y profetas que vivieron en la corte de Samaria, hasta 400 de cada grupo, mantenidos por el rey (1 Reyes 18,19). La religión de Yahvé fue duramente perseguida (1 Reyes 18,13). Muchos profetas yahvistas fueron apresados y matados. Cuando todo hacía creer que Baal iba a triunfar, surgió aquel que fue considerado como el mayor de los profetas: Elías, el tesbita.

                El texto que vamos a profundizar relata un episodio de la vida y actividad de Elías: el desafío del Monte Carmelo. Es un texto de la tradición oral popular que tenía una finalidad didáctica. En aquella época, las ciudades eran a la vez cuarteles, centros comerciales y religiosos. El rey era jefe del ejército, responsable del comercio y sacerdote de la religión. El casamiento del rey Ajab con la princesa Jezabel (1 Reyes 16,31) posibilitó que comerciantes extranjeros de la ciudad  fenicia de Tiro crearan un barrio comercial en Samaria. En este barrio construyeron un templo a su dios, Baal-Malkart. El conflicto entre la religión de Yahvé y la de Baal tuvo su punto más crítico en el Monte Carmelo. De este enfrentamiento iba a salir la respuesta vital: ¿Quién es el verdadero Dios? Todo el Pueblo estaba reunido e iba a definirse ante las posturas en conflicto. Pues, muchos estaban confundidos; habían visto cómo el rey Ajab y la reina Jezabel promovían la religión de Baal, perseguían a los profetas de Yahvé e incentivaban la idolatría con sus sacerdotes y profetas. Elías enfrentó, combatió y venció a los profetas de Baal. Después del éxito del Monte Carmelo, donde Elías desenmascaró la falsedad de los profetas de Baal, hizo una oración de acción de gracias y conclusión al verdadero Dios: Yahvé. Nos va a resumir la situación de aquel tiempo.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial: La organización de falsos dioses que nos manipulan.

  1. En nuestro país o nuestro mundo, ¿qué dioses están llevando adelante los destinos de la gente?
  2. ¿Cuáles son los falsos profetas que promueven estos falsos dioses?

Palabra de Dios. 1 Reyes 18,1646: Elías logra derrotar a los profetas de Baal.

  1. En esta lectura, ¿‘cuáles son las personas o grupos de personas que intervienen?
  2. ¿Qué es lo que nos llama la atención de la oración del profeta Elías?

Hoy nosotros:

  1. ¿Qué mensaje sacamos de nuestra reflexión?
  2. ¿Cuáles son los profetas de hoy que nos permiten discernir el camino de la vida y la justicia?
  3. ¿Cómo nos vamos a ayudar para reconocer mejor el verdadero rostro y comino de Dios?

Oraciones comunitarias. Salmo 115. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: Profetas que defienden la política opresora de los reyes en nombre de Yahvé.

-      ‘Si es que vulvas sano y salvo, es que el Señor no ha hablado por mi boca’ (1 Reyes 22,28).

-      Lectura principal. 1 Reyes 22,1-38: El profeta Miqueas de Yimlá.

-      Lectura de apoyo. Jeremías 28,1-17: Jeremías confronta al falso profeta Jananías.





Comentario 4: LA DIFICULTAD DE DEFINIR QUÉ SIGNIFICA ‘SER PROFETA’



A. LAS DIFICULTADES

                ¿Quién es profeta? ¿Cuándo es profeta? ¿Qué es una profecía? Las respuestas a estas preguntas no son fáciles. La palabra ‘profeta’ viene del griego para traducir la palabra hebrea ‘nabí’. En griego, ‘profeta’ significa ‘predicador, mensajero’ de una persona superior. La noción hebrea de ‘nabí’ abarca mucho más. Puede significar ‘visionario, soñador, mensajero’ cuando está en éxtasis… Vamos a ver el sentido de ‘profeta’ en la Biblia a partir del criterio literario, los diferentes usos de la palabra y la práctica de hombres y mujeres señalados como profetas.



B. EL CRITERIO LITERARIO

                Cuando hablamos de ‘profetas’, enseguida pensamos en los libros bíblicos que llevan este nombre. Damos más importancia a los profetas cuyos libros son extensos, como Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel que llamamos ‘profetas mayores’. Los otros son considerados como ‘menores’. Pero no podemos limitarnos sólo a estos criterios literarios. Por ejemplo, el libro de Isaías es el fruto de, a lo menos, 3 autores de diferentes épocas. Los capítulos 1 al 39 son de los años 740-700 aC.; los capítulos 40 a 55 del tiempo del exilio en Babilonia (587-538 aC.) y los capítulos 56-66 de los años 520 al 445. Elías fue considerado como uno de los mayores profetas y está en los libros de los reyes, del 1º libro capítulo 17 al 2º capítulo 2. Daniel no es un personaje histórico. Su libro es un ejemplo de literatura apocalíptica y, para los Judíos, era considerado como un escrito sapiencial… Los criterios literarios son insuficientes para describir la noción de profetas. En la Biblia, mucha gente es llamada ‘profeta’.



C. EL SENTIDO BÍBLICO DE LA PALABRA ‘PROFETA’

                Tenemos que ampliar nuestra visión de lo que es un profeta para no limitar la riqueza que nos quiere comunicar la Biblia. Por ejemplo, se llama profeta a Abraham (Génesis 20,7), a Aarón (Éxodo 7,1), a Moisés (Deuteronomio 34,10), a Débora (Jueces 4,4)… Notamos también que, al introducir sus libros, Isaías y Jeremías no son llamados profetas sino ‘visionarios’ (Isaías 1,1 y Jeremías 1,1). Amos rechazó ser llamado ni profeta (7,14) ni ‘vidente’ (7,12). La Biblia utiliza la palabra profeta para los que actuaron así después del exilio de Babilonia: Ageo (1,1), Zacarías (1,1)… Así podemos concluir que la palabra profeta es de uso tardío.

                Además los profetas, a veces, eran considerados ‘locos o tontos’ por el Pueblo (2 Reyes 9,11 y Oseas 9,7). La palabra hebrea ‘nabí’ se usaba tanto para el verdadero profeta como para el falso. Lo que nos va a aclarar sobre la noción de profeta va a ser su actuación: Es profeta aquel que, por su actuación, sigue y defiende la Alianza sellada por el Pueblo con Dios en el Sinaí, exigiendo la observancia de la Ley y el cumplimiento de los mandamientos.



D. LA PRÁCTICA DE LOS PROFETAS Y LAS PROFETIZAS

                Observamos que la Biblia llama ‘profeta’ a aquellas personas que se organizan en un movimiento único, amplio y presente en las diferentes épocas de la historia del Pueblo del Antiguo Testamento. En épocas de crecimiento urbano y de crisis social, surgieron grupos de personas que se llamaban ‘hermanos profetas’ o ‘hijos de profetas’ (1 Samuel 19,20; 2 Reyes 2,3). Estos profetas no se llevaron bien con la cultura urbana propia de las ciudades, porque estas no asumían la estructura del sistema tribal. La urbanización fomentaba el negocio de las tierras y la ampliación del latifundio, lo que provocaba la huida y la explotación de los campesinos. Estos pasaban a actuar como maleantes (1 Samuel 22,1-5) o se organizaban en los santuarios en cofradías llamadas ‘hermanos de profetas’.



  1. En la época del profeta Samuel (siglo 11 aC.)

        Los Filisteos del litoral de la Palestina invadieron las tierras cultivables del centro del país. Muchos campesinos huyeron hacia las montañas y se organizaron en cofradías. El profeta Samuel lideró estas cofradías. Es posible que sean estas que fomentaron el origen de la monarquía, porque necesitaban de un líder fuerte que las defendiera. Al oponerse Samuel (1 Samuel 8), buscaron en Saúl un ‘Juez libertador’ en lugar de Samuel (1 Samuel 9,11-10,13 y 19,18-24).



  1. En la época de los profetas Elías y Eliseo (siglo 9 aC.)

        El movimiento profético fue más intenso. Era la época del rey Ajab que gozó de gran desarrollo, permitió el fortalecimiento de las ciudades (1 Reyes 16,34) y posibilitó la acumulación de tierras (1 Reyes 21: la viña de Nabot). Además de figuras conocidas como Elías, Eliseo y Miqueas de Yimlá, había una gran cantidad de profetas anónimos liderados, según parece, por Eliseo. Estas cofradías se llamaban ‘hijos de profetas’ (1 Reyes 20,35). Vivían en comunidades (2 Reyes 4,38-41). Se mantenían con las donaciones (2 Reyes 4,8.42). Tenían líderes que presidían sus celebraciones (1 Samuel 19,20). Entraban en trance (1 Samuel 19,24). Llevaban un manto de piel, una correa de cuero ceñida a la cintura (2 Reyes 1,8; Zacarías 13,4 y Mateo 3,4: Juan Bautista) y un disfraz en la cara (1 Reyes 20,41). Resultaban muy extraños y eran tenidos por locos.



  1. En la época de los profetas escritores (siglos 8 y 7 aC.)

        Con Amos, Oseas, Isaías y Miqueas, hubo acontecimientos relevantes, tanto en triunfos como en tragedias. Lo veremos más adelante (tema 9).



  1. En la época del profeta Jeremías (siglos 6 y 5 aC.), hubo también una actividad profética intensa.

En la época de Jeremías hubo también una intensa actividad profética. La caída del Reino del Norte y la reforma religiosa del rey Josías (1 Reyes 22,1-23,27) hicieron de Jerusalén el único centro religioso importante. La ciudad creció mucho. La centralización del culto y las invasiones de los caldeos hicieron que muchos profetas se trasladaran a Jerusalén (Jeremías 14,10-16; 26). Además de Jeremías estaban los profetas Baruc, Nahum, Sofonías, Habacuq, Urías y la profetiza Julia. Había también falsos profetas como era el caso de Jananías (Jeremías 28).



E. COMO DEFINIR LA PROFECÍA

                Está claro que no se puede reducir el movimiento profético a estas 4 etapas de la historia. De hecho encontramos profetas desde la época del éxodo, como es el caso de Balaán que ni siquiera pertenecía al Pueblo de Dios (Números 22,4-7). Las etapas mencionadas quieren indicar la intensa y diversificada actividad profética. A lo largo de la historia aparecieron muchos libros que trataban de registrar estas experiencias. Además de los libros que están en la Biblia, había otros como la ‘Historia del profeta Natán’, la ‘Visiones de Ido el vidente’, la ‘Historia del profeta Semeyas’, la ‘Historia de Jehú, hijo de Jananí’ (2 Crónicas 9,29-30; 12,15 y 20,34). Lastimosamente estos libros no llegaron hasta nosotros.

                El Nuevo Testamento muestra a Juan Bautista como el profeta precursor. Los Evangelios presentan a Jesús como el más grande de todos los profetas. En la Iglesia primitiva también había profetas: en el Nuevo Testamento la profecía era considerada como un ministerio, un servicio dentro de la Comunidad (Hechos 13,1; 15,31; 1 Corintios 12,14). Este ministerio era ejercido por varones y mujeres (Hechos 2,19). Algunos predecían el futuro (Hechos 11,27), pero la Comunidad juzgaba y discernía la palabra de los profetas (1 Corintios 12,10 y 14,29 y 1 Tesalonicenses 5,21).

                Con lo que hemos dicho queremos mostrar solamente la diversidad y la riqueza de una experiencia vivida en la historia del Pueblo de Dios. Es así porque un profeta o una profetiza hablan en nombre de Dios y esto no lo podemos olvidar jamás. Esta misión supone una profunda experiencia de Dios, el Dios del Pueblo.



F. EL MOVIMIENTO PROFÉTICO EN LA ACTUALIDAD

                Continúan existiendo los profetas y las profetizas como un movimiento profético en el Pueblo de Dios de hoy, en nuestra Iglesia y en otros espacios humanos. Fuera de grandes personalidades como Monseñor Helder Cámara, Oscar Romero, Leonidas Proaño, para citar solamente algunos, citemos a otros y otras.



  1. Hay profetas y todas las religiones y en la sociedad civil

-          El Mahatma Gandhi, en India, asesinado en 1948.

-          Martín Luther King, pastor protestante norteamericano también asesinado.

-          Desmond Tutú obispo anglicano de África del sur.

-          Rigoberta Meuchú, líder indígena guatemalteca…



  1. Hay también grupos humanos que asumen un testimonio profético

-          El MST (Movimiento de los Sin Tierra) en Brasil, el EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) en México, los grupos de defensa de los Derechos Humanos, ciertas ONG (Organizaciones No Gubernamentales)…

-          El Movimiento Indígena en varios países de América Latina, los Foros Sociales Mundiales y Continentales…

Todos y todas denuncian un sistema de muerte en el neoliberalismo y buscan promover ‘la vida, dignidad y soberanía’, mediante más igualdad, solidaridad, desarrollo humano, espiritualidad…





TEMA 5: EL PROFETA MIQUEAS DE YIMLÁ Y EL REY AJAB.

La lucha contra los falsos profetas.



Mensaje: Somos profetas cuando defendemos la verdad y la justicia en todo atropellado. Nuestro criterio es la fe que tenemos en el Dios de Moisés, Yahvé, el defensor del débil, del pobre y del atropellado, a imagen de los profetas del Antiguo Testamento.



Motivación: Mirando nuestra sociedad de hoy, observamos que hay muchos abusos y muchas manipulaciones de imágenes y símbolos religiosos. Se mal utiliza la Palabra de Dios para legitimar la violencia y la guerra. Encontramos también muchas que sienten la necesidad de buscar el apoyo de Dios para justificar sus propias actividades, a veces para bien otras veces para mal.

                En nuestro encuentro de hoy vamos a dialogar sobre un conflicto entre profetas que, a pesar de expresar opiniones contrarias, decían todos hablar en ‘nombre de Dios’. Es que había profetas yahvistas al servicio de los reyes y contrarios a la Alianza. Ellos querían que Yahvé favoreciera la política opresora de los reyes y, para lograrlo, manipulaban la fe y las devociones de la gente sencilla. De un lado, 400 profetas apoyaban al rey; del otro, un solo profeta estaba contra el mismo rey. Éste era el profeta Miqueas de Yimlá (diferente del profeta Miqueas cuyo libro encontramos en nuestra Biblia).

                Los reyes de Israel, del reino del norte, y los de Judá, del sur, se preparaban para la guerra. Antes de salir al combate, consultaron a los profetas para saber cuál era la voluntad de Dios con relación a su empresa guerrera. El rey de Judá insistía en conocer la opinión de todos los profetas. Ajab, el rey de Israel, mandó a llamar al profeta Miqueas de Yimlá.

                El problema era que la política opresora de los reyes quería acabar con la religión liberadora de Yahvé. Sustituían al culto de Yahvé por el de los Baales cananeos. No lo lograron por la valentía de profetas como Elías, Eliseo, Amos (Amos 7,10-17) y otros profetas fieles a la Alianza (Jeremías 1 e Isaías 6). La lucha contra la idolatría terminó en una resulta liderada por Eliseo y Jehú (2 Reyes 9-10). El profeta Miqueas de Yimlá no se dejó amedrentar por su cita con el rey apoyados por sus 400 profetas. Veamos.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial:

  1. Contemos situaciones en las que hay manipulación de la fe y de los símbolos religiosos para justificar la pobreza, la violencia, la guerra…
  2. ¿Qué nos parece esta mal utilización de la religión?

Palabra de Dios. 1 Reyes 22,1-38: La valentía del profeta Miqueas de Yimlá.

  1. ¿Qué decían al rey el grupo de profetas? ¿Y Qué decía el profeta Miqueas?
  2. Según esta lectura, ¿por qué motivos contradecía Miqueas al grupo de profetas?

Hoy nosotros:

  1. Hoy, ¿quiénes están perseguidos por decir la verdad y combatir la injusticia?
  2. A los que se nos critica y, a veces, persigue por decir la verdad y no callar la injusticia, ¿qué nos dice esta lectura?
  3. ¿Cómo nos vamos a ayudar para seguir fiel al Dios de la verdad y de la justicia?

Oraciones comunitarias. Salmo 140. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: Los profetas juzgan la acción de los reyes.

-      ‘El Señor repetía insistentemente a Israel y a Judá por medio de los profetas y videntes…’ (2 Reyes 17,13).

-      Lectura principal. 2 Reyes 17,1-23: Revisión crítica de la historia. La monarquía con su política contraria a la Alianza llevó al Pueblo a la ruina.

-      Lectura de apoyo. Jeremías 21,11-22,30: El profeta Jeremías juzga desfavorablemente a los últimos reyes de Judá.





Comentario 5: CÓMO DESCUBRIR EN LA PALABRA HUMANA LA PALABRA DE DIOS



A. LA VERDADERA Y LA FALSA PROFECÍA

                En la lectura de hoy, hemos visto cómo la palabra ‘profeta’ sirven tanto para los que hablan en nombre de Baal (1 Reyes 18,19)) como para los que hablan en nombre de Yahvé (1 Reyes 18,36), tanto para los que hablan a favor de los reyes (1 Reyes 22,6) como para los que se oponen a ellos (1 Reyes 22,6), tanto para los que están al lado del Pueblo (Jeremías 1,15) como para los que actúan en contra de él (Jeremías 28,8-9).

                Por estas razones, existía una profecía considerada como ‘oráculo o palabra de Yahvé’ (Jeremías 7,2) y otra considerada como ‘mentira’ (Jeremías 14,14). Podemos imaginar a 2 profetas hablando al Pueblo al mismo tiempo: uno presentando su opinión sobre un determinado asunto y el otro defendiendo lo contrario (Jeremías 28,1). Pero ambos reforzando su postura diciendo ‘oráculo de Yahvé’. Evidentemente uno de los 2 era un falso profeta. ¿Cómo el Pueblo podía distinguir el uno del otro?

                Seguramente era difícil para el Pueblo orientarse correctamente en un conflicto que oponía a los profetas entre sí. Estos conflictos provocaron tantos males que motivaron el descrédito y la desaparición de la profecía (Ezequiel 13; Zacarías 13,16).



B. CRITERIO PARA DISCERNIR

                Con el paso del tiempo van estableciéndose criterio para el discernimiento entre el verdadero y el falso profeta. La legislación del Deuteronomio (18,9-22) busca clarificar este asunto. Adopta como criterio la realización de los que se había dicho. Cuando será así, se sabrá que la palabra del profeta es Palabra de Dios. Sino se dirá que es un falso profeta ((Jeremías 28,9).

                Pero, muchos de los profetas que consideramos verdadero hablaron cosas que no se cumplieron inmediatamente. Elías anunció la supresión sangrienta del rey Achab y de toda su familia (1 Reyes 20,21,29) y esto no ocurrió inmediatamente. Lo mismo pasó con Amos que predijo el fin violento del rey Jeroboam 2º (7,11) y esto tampoco se cumplió… Jeremías se lamentaba que el Pueblo le exigiera las realizaciones de sus predicciones (17,15-18). Y, ¿qué decir de las profecías de Isaías sobre la paz, que apuntaban a Jerusalén como capital universal? (2,1-5). Así existía la posibilidad que en el tiempo que transcurría entre la profecía y su realización, tanto el profeta verdadero como el falso fuesen escuchados…

                En la disputa entre Jeremías y Jananías (Jeremías 28) vimos que Jananías buscaba animar al Pueblo anunciando que el exilio se terminaría pronto y que todos los exiliados volverían en 2 años. Y hablaba en nombre de Yahvé. En cambio Jeremías recuerda la historio de los profetas anteriores que sólo anunciaban tristezas y desgracias para el Pueblo y llamaban a la conversión. Jeremías insistía en denunciar los errores existentes en el Pueblo y no falsas esperanzas de soluciones inmediatas. De esta manera se establece un nuevo criterio para reconocer al verdadero profeta: es aquel que revela los pecados y desviaciones contra la ley de Dios. Si un profeta anunció algo que se cumplió pero no exigía al Pueblo cumplir con la ley de Dios, ese profeta es falso (Deuteronomio 13,14; Jeremías 23,15-22; Zacarías 13,2-3).

                Poco a poco se fueron estableciendo también otros criterios: no ser fanfarrón (Sofonías 3,4), no ser adulador (Miqueas 2,11; Jeremías 5,3), no profetizar siendo ebrio (Isaías 28,7), no buscar dinero con la profecía (Miqueas 3,5-8)…



C. EL VERDADERO PROFETA

                En el momento de la actuación de los profetas, era difícil discernir entre el verdadero y el falso profeta. Sólo miranda el cumplimiento de la Alianza y la fidelidad del profeta a ella, se podía decir: ese es un verdadero profeta (Jeremías 23,34-47).

                Esta situación creó mucha confusión en el Pueblo. Jeremías pasó por grandes apuros por anunciar desgracias. En su época los falsos profetas, en definitiva, llevaron el Pueblo a la ruina por no ayudarle a discernir sus infidelidades a la Alianza (Jeremías 14,13.15 y 29,8-9). Ezequiel criticó duramente a los falsos profetas que hablaban lo que le inspiraba su propia imaginación para dar gusto a la gente (13 y Mateo 7,15).

                La Biblia nos enseña que esta incertidumbre a propósito de la profecía nunca desaparecerá totalmente. Pero sí, nos comunica una certeza: Dios está con nosotros en medio de nuestras infidelidades y confusiones. Hoy como ayer, la fidelidad a la Alianza sigue como criterio siempre válido: el verdadero profeta es el guardián de la Alianza (1 Reyes 18). Es verdadero profeta aquel que habla sin miedo ‘según el Espíritu’ (Deuteronomio 18,15-18) aunque no guste y contraríe las esperanzas del Pueblo. También es verdadero aquel que señala la presencia de un Dios liberador en medio de las contradicciones de la vida y no tiene miedo de entregar la propia vida en su testimonio a la verdad (Juan 10,11). Jesús de Nazaret, completando la obra de Moisés y Elías (Marcos 9,4), liberador y profeta como ellos, convoca al Pueblo con autoridad a escuchar la Buena Nueva y estar atento a la presencia viva del Reino de Dios (Marcos 1,15).



D. DISCERNIR HOY Y SER PROFETAS PARA NUESTROS TIEMPOS

Hoy también tenemos profetas que nos confunden y nos quieren hacer creer que estamos en ‘el mejor de los mundos’ y que ha llegado el ‘fin de la historia’. ¡Cuántos caen en estas mentiras! Y ¡cuántos mueren por esperar mejores futuros que nunca llegan! ¡Cuántos siguen ciegamente lo que dice y predice la televisión, sin darse cuenta que está al servicio de la mentira y de la injusticia!

                Los verdaderos profetas nos ayudan a:

-          Entender la realidad en la que nos encontramos para desentrañar sus engaños y desvelar adónde nos lleva el actual sistema de muerte, el neoliberalismo: al individualismo, el materialismo, el consumismo, el placer engañoso, la violencia, el fracaso…

-          Recordar el proyecto de Dios según Moisés y el Reino según Jesús que se actualiza hay mediante el Pueblo de los Pobres.

-          Reunirnos para que juntos nos ayudemos a ser más claros y actuar desde nuestros discernimientos colectivos.

-          Organizarnos para no quedarnos en grandes análisis, sino concretar en actividades personales, familiares y solidarias que hagan más presente el Reino de Dios.

-          Conservar la alegría y la paz en medio de los conflictos y las incomprensiones y persecuciones.

-          Animarnos a conservar la esperanza, la lucha y la creatividad en medio de las oscuridades y desesperanza.

-          Celebrar en los pequeños logros del futuro de Dios, que ya hacemos realidad.

Ser profeta hoy es una manera de vivir personal y colectivamente la fraternidad, la justicia, la fe como manifestación del Dios liberador en quien creemos como Iglesia de los Pobres fiel a Jesucristo.





TEMA  6 :  UN  PROFETA  INTERPRETA  LA  HISTORIA.

Los profetas juzgan la acción de los reyes.



Mensaje: De vez en cuando es necesario revisar nuestra vida y evaluar el ambiente en el que nos encontramos. Así, podemos avanzar más seguros en el camino de la vida y de la fe.



Motivación: A veces necesitamos hacer una pausa en nuestra vida y revisar nuestra historia personal. Eso nos permite evaluarnos, confirmar decisiones, modificar rumbos, clarificar caminos…

                El tema que vamos a profundizar es un breve informe sobre la destrucción de Samaria, la capital del reino del norte, y una reflexión teológica sobre las causas de esta destrucción. En este caso, los autores de los libros históricos sacan conclusiones para tratar de entender por qué se ha llegado a esta situación: el fin de la época monárquica, el exilio en Babilonia. Destacan que, por su ambición de poder, los reyes se alejaron de la alianza y el pueblo de sus mandamientos. Recuerdan los avisos de los profetas: por una parte, Dios no puede favorecer a quienes se alejan de él; pero, por otra parte, sabe perdonar y siempre invita a volver al camino de la alianza.

                La región de Israel fue asediada durante unos 3 años por el mejor ejército de la época, el de los Asirios. Con la toma y destrucción de Samaria, la capital, parte de sus habitantes fueron deportados en diferentes regiones del imperio asirio. El reino del norte fue transformado en una provincia imperial. La tierra prometida a Abraham y a sus descendientes pertenecía a un rey extranjero. Veamos nuestro tema.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial:

  1. ¿De qué manera se ha hecho presente nuestra Iglesia en la historia de nuestro país?
  2. Y nosotros como cristianos, ¿en qué estamos colaborando para que haya más justicia, paz y solidaridad en nuestro ambiente?

Palabra de Dios. 2 Reyes 17,1-23: El fin del reino del norte, Israel.

  1. Según esta lectura, ¿cuáles fueron las causas del fin de Israel, el reino del norte?
  2. Entre estas causas, ¿cuál es la que más nos llama la atención? ¿Por qué?
  3. ¿Cuál era, en esta situación, el mensaje de los profetas?

Hoy nosotros:

  1. Según nuestro parecer, ¿cuáles son las lecciones y criterios que sacamos de esta lectura para evaluar la situación de nuestro país?
  2. A partir de nuestras reflexiones, ¿qué remedios sacamos para mejorar la situación de nuestro país, comenzando por nosotros mismos?

Oraciones comunitarias. Salmo 3. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: Los profetas que vivieron antes del exilio, comenzando por Amos.

-      ‘Búsquenme y vivirán’ (Amos 5,4).

-      Lectura principal. Amos 5,10-23: Llamadas insistentes a la conversión.

-      Lectura de apoyo. Sofonías 1,1-2,3: Juicio sobre Judá.





Comentario: ‘UN PUEBLO SIN MEMORIA ES COMO UN ÁRBOL SIN RAÍZ’



                En la actualidad, hay 2 proyectos que se disputan la hegemonía del planeta. El uno está al servicio de la dominación y acumulación de riquezas por partes de unas pocas personas: es la globalización neoliberal. El otro busca el desarrollo, la participación y la equidad: es la globalización solidaria desde los pobres. Conforme se revela en la Biblia, Dios ha optado por el segundo. Por esta razón va suscitando personas, grupos, organizaciones y pueblos que se enmarcan en ese camino. Para nosotros surgen las preguntas: ¿dónde nos ubicamos? ¿A quiénes favorecemos? ¿Cómo nos ayudamos entender el momento en que nos encontramos para elegir el camino de Dios?



A. LA MEMORIA DEL PASADO, FUENTE DE IDENTIDAD

                Cuando se pregunta a una persona: ‘¿Quién es usted?, ella contesta: ‘Soy fulano; nací en tal lugar; estoy aquí por esto…’ Para decir quiénes somos contamos nuestra historia, aunque sea brevemente. Esto era lo que hizo el Pueblo de Dios en la Biblia. Para decir quiénes eran, contaban su historia (Deuteronomio 26,5-10; Josué 24,2-13…). Muchas veces repetían esa misma historia. Los hechos eran siempre los mismos, pues no cambiaban. Pero sí lo que cambiaba era su interpretación.

                Cuando estamos bien y sin mayores problemas, contamos la historia de nuestra vida de una manera. Cuando estamos mal o en crisis, la contamos de otra. Lo mismo pasaba con el Pueblo de Dios. Contaban siempre los mismos hechos: creación, Abraham, éxodo y Moisés, reyes y profetas, exilio… pero los contaban de una manera nueva, según las circunstancias y las exigencias de la nueva situación que les tocaba vivir. Por ejemplo, varios salmos reflexionan sobre el pasado, pero cada uno a su manera:

-          Para superar una crisis de fe (Salmo 77),

-          Para sacar una lección del pasado y explicar el presente (78),

-          Para alabar la bondad de Dios (105),

-          Para ayudar al pueblo a abrir los ojos y hacer una revisión (106),

-          Para animar a los desanimados y enseñar que Dios es fiel (107)…

La Biblia nació de esta preocupación que el pueblo tenía de no olvidar jamás su pasado ni perder su identidad. Nació del deseo de contar el pasado a los hijos y enseñar quiénes eran, de dónde venían y qué debían ser (Deuteronomio 6,20-25). La memoria actualizada del pasado les ayudaba a situarse en el presente y encontrar el camino del futuro. Lo peor que puede pasar a una persona es que pierda la memoria. Lo peor para un pueblo es que desconozca o pierda la memoria de su historia. ‘Un Pueblo sin memoria es como un árbol sin raíz’.

La experiencia fundamental que marcó la identidad del Pueblo de Dios fue la liberación de Egipto, la alianza del Sinaí y la organización igualitaria, o sea el éxodo. En cada nuevo período de su historia, sobre todo en los momentos de crisis e infidelidad, la experiencia del éxodo y de los Jueces -organización en tribus- despertaba en la memoria del pueblo, de los profetas y de los sabios y servía de criterio para denunciar las desviaciones, evaluar la situación y emprender la marcha nuevamente.



B. LECTURA PROFÉTICA DE LA HISTORIA

                La mayor parte de la historia de los profetas aparece en los libros de los Reyes y de las Crónicas. Ellos eran la referencia para seguir fiel a la Alianza: ¿Qué hacen y dicen los defensores de los pobres en medio de la historia de los poderosos nacionales y extranjeros? Esta pregunta abre la puerta para el tema de la lectura profética de la historia.

                En la Biblia de los Judíos, los libros de los Reyes son llamados ‘Libros proféticos’ o más exactamente ‘Profetas Anteriores’. La finalidad principal de estos libros no era tanto informar sobre la actuación de los reyes del pasado - había otros libros citados por la Biblia -, sino ayudar a leer, con ojos de profeta, más el presente que el pasado. Esto no invita a preguntarnos: ¿Hemos intentado nosotros leer de esta manera tanto nuestra historia personal, como la de nuestra organización, nuestro país, nuestra Iglesia, nuestro continente?

                La lectura profética de la historia consiste en leer los hechos con los ojos de Dios, es decir denunciar las interpretaciones que utilizan el nombre de Dios para defender situaciones contrarias a la Alianza y al proyecto de Dios. Por proteger intereses materiales o personales, preferimos ocultar o ignorar acontecimientos de personas, organizaciones y pueblos, porque nos cuestionan o nos acusan. Pasaba lo mismo en la vida del Pueblo de Dios. Los profetas eran estas personas que anunciaban el camino de la alianza y denunciaban las situaciones que se apartaban o se oponían a ella.

                La lectura profética de la historia insiste en hechos, personas y aspectos que eran ignorados consciente o inconscientemente sobre todo por las autoridades. Por ejemplo, un acontecimiento que cuestionaba la práctica de los reyes y los acusaba en sus malas actuaciones, era el éxodo, pues hablaba de justicia, respeto e igualdad. Por eso los profetas se referían siempre al éxodo y la alianza.



C. LA RELECTURA DE LOS HECHOS ESTÁ EN EL ORIGEN DE LA BIBLIA

                Los 5 primeros libros de la Biblia son llamado ‘Pentateuco’ o sea ‘Ley en 5 partes’. Cuentan la historia del Pueblo de Dios, su origen, pero no sólo algo del pasado sino algo que identifica a cada israelita. Estos libros son el resultado de una larga tradición oral de varios siglos.

                Los especialistas de la Biblia logran detectar 4 ambientes distintos en los que se transmitía las historias de la Biblia. Dieron un nombre a cada uno de estos ambientes:

-          El ‘Yahvista’ que se refiere al ambiente de la época de un solo reino, en tiempos de David y Salomón. Se le dio ese nombre porque llama a Dios ‘Yahvé’.

-          El ‘Eloista’ que transmite el ambiente del reino del norte: Israel con Samaria como capital, después de Elías, en donde llaman a Dios ‘Él’.

-          El ‘Deuteronomista’ que asume la reforma en el reino del sur, Judá con Jerusalén como capital, en la época del gran rey Josías (640 aC.).

-          El ‘Sacerdotal’ de la época del final del exilio en Babilonia, por los años 550 aC., llamado así por ser el resultado del ambiente de los sacerdotes.

Esto nos demuestra cómo la Biblia recogió una gran variedad de tradiciones, a veces contradictorias entre sí y hasta conflictivas. Por ejemplo, al lado del sacerdote Esdras, gran reformador desde la Ley, que mandó a despedir a todas las mujeres extranjeras (10,3,10-14), está el libro de Rut que defiende el derecho de la mujer extranjera (1,16-17 y 4,11). Esto no quiere decir que en la Biblia todas las opiniones son iguales de buenas, sino que la verdad no es excluyente, más sí tolerante. La verdad no se impone: se ofrece. No es el resultado de una imposición, sino de un descubrimiento progresivo a través de lecturas y relecturas de los acontecimientos del pasado. La Biblia no busca vencer sino convencer. A lo largo de los siglos, fueron apareciendo ciertas constantes y ciertos criterios que permitían un discernimiento. Finalmente, Jesús apareció como el criterio definitivo.



D. LAS CARACTERÍSTICAS DE LA LECTURA PROFÉTICA DE LA BIBLIA



  1. Una conciencia de continuidad histórica

        La lectura profética de la Biblia insiste en relacionarnos con el pasado. Insiste en hacer ver que somos el mismo pueblo que ayer y anteayer. Esta insistencia es hoy muy necesaria ya que el sistema en que vivimos, provoca dispersión, confusión, insistencia en el momento presente, haciéndonos perder la trama del pasado y restando importancia a la memoria. Es como una ruptura con el pasado, dejando perder la continuidad histórica.

  1. La presencia oculta de Dios liberador

        La lectura profética de la Biblia nos invita a discernir la presencia discreta pero real de Dios en el presente. ‘Sabrán que yo soy el Señor’ (Ezequiel 14,8 y 32,15; Isaías 45,3). La Biblia no busca hacernos añorar el pasado. Más bien insiste en el recuerdo del pasado nos ayuda a vivir mejor el presente, con la certeza de que Yahvé, el Dios liberador, sigue vivo y activo entre nosotros. Eso es el mensaje central de la fe.

  1. Un paralelismo que identifica

        La lectura profética de la Biblia presenta los hechos del pasado de tal manera que uno pueda identificarse con ellos y salir adelante. Por ejemplo, cada una de las 4 tradiciones mencionadas anteriormente presenta a Abraham como el modelo de quien quiere caminar en la fe. La carta a los Hebreos hace lo mismo cuando lo presenta como aquel que ‘creyó en Jesús’ (11,17). El pasado sirve para presentar esquemas que clarifican el presente: actualiza sus personajes.

Esta práctica revela que la meta es ser fiel a Dios, al pasado y a la misión que toca desempeñar en la actualidad. El sentido del presente está escondido en los hechos del ayer, para discernir el camino en fidelidad a Dios y a su proyecto que se va desenvolviendo paso a paso.







Segunda  parte :  Desde Elías hasta el Exilio: años 800 a 600
L A   P R O F E C Í A   E N   T I E M P O   D E   L O S   R E Y E S





P R E S EN T A C I Ó N





A. CARACTERÍSTICAS DE ESTA ÉPOCA



  1. Entraron en escena las 2 grandes potencias de Asiria y Babilonia. Crecieron las intrigas de poder en torno a la una o a la otra. Aumentaron la deuda externa y los impuestos.
  2. Ocurrieron 3 hechos importantes: la destrucción de Samaria, capital del reino del norte en 722 con deportación de sus habitantes; la decadencia progresiva del reino de Judá en el sur, y el comienzo de la reforma deuteronomista.
  3. Los Reyes imitaban las costumbres de los Pueblos vecinos: Yahvé pasó a ser una divinidad entre muchas otras. Se mantienen en el trono por el apoyo sea de Asiria, sea de Egipto.
  4. Se fue deteriorando la organización tribal: olvido de la Alianza, aumento de las diferencias sociales y crisis de fe.
  5. Surgieron varios profetas: Amos, Oseas, Isaías, Miqueas, Sofonías, Habacuq y Jeremías, que hablaban en nombre de la Alianza del Sinaí. Su actuar fue el siguiente:

-      Defendían los campesinos contra los poderosos de las ciudades.

-      Anunciaban una intervención directa de Yahvé, con el lema ‘Oráculo del Señor’.

-      Llamaban a la conversión al señalar los errores de los reyes.

-      Formaron grupos de discípulos que guardaban, incluso por escrito, las enseñanzas de sus maestros.

-      Anunciaron un desastre próximo que ocurrió con el exilio, por culpa de las actuaciones de los reyes.



B. INTRODUCCIÓN GENERAL

                En esta 2ª parte se va a abarcar el período que del profeta Elías, por el año 800 aC., hasta el exilio por los años 600 aC., o sea los siglos 9º al 7º. Con Elías se dio un cambio general en la actitud de los profetas. En estos 3 siglos, la profecía logró un rostro propio y significativo. Esto la hizo muy distinta del profetismo que existía en los países vecinos.



  1. Los profetas de ese período

        El número de profetas de esa época es bastante elevado: veamos por siglos.

a).   En el siglo 9º: Miqueas de Yimlá (1 Reyes 22,1-38), Jehú (2 Crónicas 15,1-7; 16,7;19,2-3), Eliécer (2 Crónicas 20,37), Jazaziel (2 Crónicas 20,14-17), Elías y Eliseo (1 Reyes 17-2 Reyes 7), Zacarías (2 Crónicas 24,19.22) y muchos otros profetas anónimos (1 Reyes 18,4; 20,13,22,28,35-43; 2 Reyes 2,7). Todavía aparecen los llamados ‘Profetas Mayores o Menores’, cuyos escritos han sido conservados.

b).   En el siglos 8º: Dos profetas anónimos (2 Crónicas 25,7,15); Amos, el primer de los profetas que escribió un libro; Jonás (2 Reyes 14,25), que no es mismo del libro de Jonás; Oseas, con el libro que lleva su nombre; Isaías y su esposa ‘la profetiza’ (Isaías 8,3); Miqueas, con su libro, y Oded (2 Crónicas 28,9-11).

c).   En el siglo 7º: Los videntes del reino de Manasés (2 Crónicas 38,18); Sofonías, Jeremías, Nahum, Habacuq, la profetiza Juldá (2 Reyes 22,14-20) y el profeta Urías (Jeremías 26,20).

Lo que llama la atención es el gran número de profetas que cita el libro de las Crónicas. Por eso es imposible aquí estudiar a todos estos profetas. Lo que sí vamos a buscar es entender las características de la profecía en aquellos 3 siglos y relacionarla con la profecía hoy.



2.    Características de la profecía en este período

        Ante el continuo crecimiento de los grandes imperios a partir de la mitad del siglo 9º, los reinos pequeños como Israel, Judá, Damasco, Moab y otros, sólo tenían la posibilidad de sobrevivir políticamente si se unían contra los grandes o si se sometían a pagar impuestos. Para poder pagar los impuestos, los reyes tenían que aumentar la explotación de los campesinos. (2 Reyes 23,35). Para legitimar su actitud introducían falsos dioses de otros pueblos (1 Reyes 16,31-32) y apelaban al ‘derecho de los reyes’ (1 Samuel 8,10-17). El resultado de toda esa política era la vuelta a la esclavitud, semejante a la antigua situación en Egipto. Era también una desviación del proyecto y del ideal de la Alianza.

Es en este contexto en el que aparecen los profetas. Exigen de la monarquía el compromiso de cumplir y de hacer cumplir la Alianza. Éste es el motivo por el que en esa época (siglos 9º al 7º), la profecía aparece sobre todo en forma de conflicto directo entre el profeta y el rey. Los profetas son los defensores de la Alianza e inician un proceso contra el rey y la clase dirigente del país, por causa de la explotación que sufría el pueblo. Esto es que convencionalmente se llama forma clásica de la profecía.



3.    Las escuelas de los profetas

        Es en época cuando surgen las llamadas ‘escuelas proféticas’. En torno al profeta se forma un grupo de discípulos que transmiten sus oráculos. Lo vemos sobre todo con el profeta Elías (2 Reyes 2,3,5,7) y el profeta Isaías. En el origen de Isaías segundo (capítulos 40-55) estaban los discípulos y las discípulas de Isaías. Lo mismo podemos decir de Isaías tercero (capítulos 56-66). Jeremías tenía un secretario que le ayudaba a poner por escrito los oráculos que recibía (Jeremías 36,4).



4.    La aparición de los libros proféticos

        La ‘Escuela de Profeta’ fue el ambiente donde empezaron a nacer los libros de los profetas. No eran boletines de información de lo que decía el profeta en determinadas ocasiones. Más bien nacieron de la preocupación por conservar vivas sus palabras. Los oráculos eran repetidos no como palabras del pasado que habían sido grabadas, sino como palabras que seguían iluminando la situación del pueblo de los siglos posteriores. Eran una ayuda para descubrir la llamada de Dios en la vida.

        A veces en un oráculo se mezclaban la primera y la tercera persona, el singular y el plural. Esto revela la mano de los discípulos que buscaban involucrar a la generación de su tiempo en la transmisión de la profecía. Por lo tanto, no todas las palabras de los libros de Isaías o de Jeremías son de ellos. Pero sí es fruto de la semilla que ellos sembraron en la vida y la historia del Pueblo de Dios, con el objetivo de ayudarle a vivir la Alianza.

        Es así como los círculos o escuelas de los profetas daban vida a los libros que iban apareciendo. El libro crecía dentro del seno de la comunidad hasta llegar a su redacción final que fue durante los últimos años del exilio de Babilonia.



5.    El canon de los libros proféticos

        La palabra ‘canon’ significa ‘listado, norma’. Es la lista oficial de las Iglesias y en ellas se la mantiene como norma de fe. Vamos a mirar primero que existe una diferencia entre el canon de la Biblia hebrea y la Biblia católica que es más amplia (letra cursiva, libros que pasaron a llamarse ‘deuterocanónicos’, o sea de un 2º canon). Esto explica la diferencia que hay actualmente entre la Biblia católica y la Biblia protestante o evangélica: Sencillamente, la Biblia de los protestantes sigue el canon de la Biblia hebrea.



BIBLIA HEBREA (38 libros)

  1. Ley (5)
Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.

  1. Profetas (21)
a).           Profetas anteriores (6)
Josué, Jueces, Samuel 1 y 2, Reyes 1 y 2.



b).           Profetas posteriores (15)
Isaías, Jeremías, Ezequiel

Los 12: Oseas, Joel, Amos, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuq, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.

  1. Escritos (12)
Salmos, Job, Proverbios, Rut, Cantar de los cantares, Eclesiastés, Lamentaciones, Ester, Daniel, Esdras, Nehemías, Crónicas.

BIBLIA CATÓLICA (45 libros)

  1. Pentateuco (5)
Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.

2.    Libros históricos (15)
Josué, Jueces, Samuel 1 y 2, Reyes 1 y 2.
Crónicas 1 y 2, Esdras, Nehemías, Tobías, Judit, Ester, Macabeos 1 y 2.


3. Libros proféticos (18)
Isaías, Jeremías y Lamentaciones, Baruc, Ezequiel, Daniel.
Los 12: Oseas, Joel, Amos, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuq, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.


  1. Libros sapienciales (7)
Salmos, Job, Proverbios, Rut, Cantar de los cantares, Sabiduría, Sirácides (o Eclesiástico).





TEMA  7 :  EL  PROFETA  AMOS.

Varios aspectos de la acción del profeta.



Mensaje: La vida en la ciudad es muy conflictiva y desarraigada. Es difícil entrar en relación con los demás, encontrar trabajo, vivir la fe heredada muchas veces del campo. La injusticia, la corrupción son flagrantes. Las palabras del profeta amos nos van a animar para encontrarnos y animarnos.



Motivación: En los últimos 20 años, muchas familias campesinas han emigrado a las ciudades. Hasta varios de nosotros hemos nacido en el campo. Las razones de esta migración son varias: abandono por las autoridades, falta de trabajo, de tierra, de escuelas, de centros de salud, de carreteras… A lo mejor, seguimos añorando el campo porque nos gusta. Desearíamos regresar adonde hemos nacido, conservar las costumbres y sabiduría heredadas de nuestros antepasados. La ciudad nos ha traído muchas y nuevas necesidades y dificultades.

                En la lectura de hoy, se nos presenta el profeta Amos. Era de la ciudad de Tecoa (1,1), al sur de Belén en Judá. Era un campesino como la mayoría en esa época (7,14). Actuó en tiempos de Jeroboam 2º (783-743 aC.), rey de Israel al norte (2 Reyes 14,23-29) y de Osías (781-740 aC.), rey de Judá al sur (2 Reyes 15,1-7). Estos 2 reyes aumentaron la opresión sobre el pueblo para ampliar el poder y la riqueza de la monarquía. Fue una época en que el lujo de los grandes era un insulto para la miseria de los oprimidos.

Fue en esta situación de injusticia, vista a la luz de la fe, la que despertó la profecía en el pueblo e hizo que Amos escuchara la llamada de Dios. En la raíz de la profecía de Amos está una experiencia muy fuerte de Dios. Las palabras de Amos eran releídas para iluminar la fe del pueblo. En nuestra reflexión, vamos a encontrar muchos parecidos con nuestra situación actual.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial: La sabiduría de los campesinos

  1. ¿Qué buenas noticias podemos compartir sobre los campesinos?
  2. ¿Por qué dificultades están pasando los campesinos ecuatorianos?

Palabra de Dios. Amos 5,1-27: La valentía del profeta.

  1. ¿Cuáles son las diferentes denuncias que aparecen en esta lectura?
  2. Según nosotros, ¿cuál es el punto central de la respuesta del profeta Amos a la situación de su época?
  3. ¿Cuál es el rostro de Dios que aparece en las palabras del profeta Amos?

Hoy nosotros: Enfrentar los retos de la ciudad

  1. ¿Qué aspectos de esta lectura se relaciona más con nosotros?
  2. ¿Qué tradiciones y costumbres hemos traído o provienen del campo?
  3. ¿Cómo nos vamos a enriquecer de la sabiduría de los campesinos de nuestro país?

Oraciones comunitarias. Salmo 27. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: El proyecto que orienta y anima la acción del profeta, con el profeta Oseas.

-      ‘Te desposaré conmigo para siempre, te desposaré en justicia y en derecho, en amor y en ternura, te desposaré en fidelidad y tú conocerás al Señor’ (Oseas 2,21-22).

-      Lectura principal. Oseas 1,1-3,5: El símbolo de un matrimonio.

-      Lectura de apoyo. Jeremías 2,1-37: De novia a prostituta.





Comentario 7: LA OPCIÓN POR LOS POBRES. La profecía y el clamor de los pobres.



                Una certeza de fe recorre toda la Biblia del principio al fin: Dios escucha el clamor de su pueblo oprimido. Fue el clamor de los esclavos en Egipto que suscitó la liberación: ‘He visto la aflicción de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arranca sus opresores y conozco sus angustias. Voy a bajar para librar a mi pueblo del poder de los egipcios’ (Éxodo 3,7-8 = 2,23-25). Desde que salieron de Egipto hasta que comenzó la monarquía, fueron 2 siglos (1250 - 1050 aC.) de lucha y de tensiones entre el ideal igualitario y fraterno del desierto y la amenaza constante de volver a la situación de Egipto. Con la monarquía reapareció en medio del pueble el pobre, o sea el empobrecido porque la explotación se impuso poco a poco. Reapareció también la fe de que Dios escucha el grito del pobre (Éxodo 22,20-21, 25-26).

                Esta fe dio origen a un gran número de salmos (3,5; 4,2,4; 5,2-3,6,9-10; 9,13 etc.). Esta fe está al origen de la acción de los profetas y se mantiene hasta el final del Nuevo Testamento. Ellos manifiestan por su palabra y su testimonio que Dios escucha el clamor de los oprimidos. El mayor ejemplo de esta actitud de Dios se concretó en Jesús que asumió la condición de los pobres, lo que lo llevó a la muerte de cruz. Oyendo su clamor, Dios lo resucitó (Hebreos 5,7 y Marcos 15,37).



A. LA MONARQUÍA PROVOCA OTRA VEZ EL CLAMOR DEL POBRE

                La monarquía tenía su propia lógica. El que pretendiera ser rey, elegiría una capital con sus palacios y su templo, organizaría una corte, crearía un ejército, cobraría impuestos… Para lograr todo esto tenía que conseguir dinero a través de tributos, guerras y saqueos.

                De esta manera, ya en tiempos de Salomón, el tercer rey, hubo trabajos forzados iguales y tal vez peores que en Egipto (1 Reyes 5,27-32; 11,28; 12,4). También volvió el lujo del faraón (1 Reyes 5,1-8; 7,1-8; 16,14-23) y el desprecio a la mujer, marginada como concubina del rey (1 Reyes 11,1-3) La riqueza del país se fue concentrando en manos del rey que se convirtió en el mayor comerciante con monopolio estatal (1 Reyes 9,27-28), y todo esto estaba hecho en nombre de Yahvé, el Dios que moraba en el mayor santuario del país, en la capital (1 Reyes 8,1-13), construido por el mismo Salomón. (1 Reyes 6,1). Por estas razones, alrededor del palacio del rey subía otra vez el clamor de los pobres, clamor que nuevamente fue escuchado por Dios.



B. INTENTOS DE SILENCIAR EL GRITO DEL POBRE

                Pero ahora había algo nuevo que, en tiempo de Egipto, no existía: eran la memoria, la compañía de Dios, la nueva conciencia. El pueblo había aprendido la lección de la salida de Egipto: Dios escucha el clamor del oprimido. Y 200 años después, el grito del pobre cuestionaba mucho más que antes. Entonces algunos empezaron un movimiento para silenciar el grito del pobre. Este movimiento se dio a diferentes niveles.



  1. Geográficamente

        El rey, los ricos y los nobles vivían en las ciudades, protegidas por grandes murallas, lejos del campo donde el pueblo vivía, trabajaba y sufría. La arqueología revela que se habían creado, dentro de las ciudades, barrios exclusivos para ricos. Ellos ya no escuchaban el clamor de los pobres, ‘ni se preocupaban por la ruina del pueblo’ (Amos 6,6), pues vivían encerrados en sus palacios.



  1. Culturalmente

        Este grupo de gentes bien acomodadas repetían los proverbios del tiempo de los clanes, cuando la pobreza era fruto de la pereza, y les daban nuevo sentido. ‘Manos perezosas empobrecen, brazos diligentes enriquecen’ (Proverbios 10,4). Por esta visión, el pobre, empobrecido por la monarquía y sus gentes, aparecía como ‘perezoso, incapaz, inferior, culpable de su propia pobreza. Ya no se lo tomaba en cuenta y él callaba, perdía la voz y la memoria (Eclesiastés 9,13-16 y Sirácides 13,3-4). Los ricos se habían vuelto pretenciosos e indiferentes. Ya no les importaban las personas sino la acumulación de bienes y privilegios (1 Samuel 25, 10-11).



  1. Teológicamente

        En este tercer nivel, se intentaba reducir el círculo alrededor del pobre. La riqueza era entendida como una recompensa por la práctica del bien y de la humildad (Proverbios 22,4). Y la pobreza era tildada de castigo: ‘Miseria y vergüenza a quien rechaza la advertencia’ (Proverbios 13,18 y 10,15; 24,30-34). El pobre pasó a ser el olvidado de Dios que, según los conocedores, ya no escuchaba su clamor (Job 24,12).

Es así como la voz del pobre fue acallada, silenciada para no incomodar. Esto fue el robo más grande que hizo la monarquía, esa injusticia mayor que todavía se practica hoy mediante la ideología dominante. Con el pobre lejos de la casa de los ricos y con la conciencia tranquilizada, los jefes, los nobles, los estudiados, los falsos profetas, los sacerdotes al servicio del rey podían seguir ‘tranquilos, haciéndose cada vez más ricos’ (Salmo 73,12). Fueron los profetas los que impidieron que se cercara impunemente a los pobres y se completara el robo total. Ellos, con sus palabras y sus actuaciones mantuvieron viva la fe de que Dios escucha el clamor de los oprimidos.



C. EL PROFETA TRANSFORMÓ EL SUFRIR DEL POBRE EN EL GRITO DE DIOS

                La palabra ‘pobre’ se encuentra por primera vez en el código de la alianza, al final del tiempo de los Jueces (Éxodo 22,24). No es una palabra neutral: su sentido básico es ‘empobrecido’, es decir que es el fruto de una explotación o un atropello a los derechos a una vida digna. El código de la alianza (Éxodo 20,22 hasta 23,19) es el reflejo de la situación crítica de aquella época y revela la tendencia que llevó al pueblo a desear la monarquía (1 Samuel 8,1-9). La presencia de empobrecidos en medio del pueblo era la señal de que la alianza estaba siendo violada y que el pueblo estaba desligándose de sus raíces. Ya vimos que fue en la época de Salomón donde se sometió al pobre a una mayor explotación a través de trabajos forzados. Quedaba muy poco de la práctica igualitaria de los tiempos de la instalación en la Tierra Prometida.

                Los profetas se daban cuenta del engaño de la ideología dominante, captaban ‘el clamor de los pobres’ y lo devolvían a la nación en forma de denuncia. De esta manera transformaron la situación de los pobres en llamado de Dios: el clamor de los pobres era también el grito de Dios. Lo que orientaba la actuación de los pobres era lo que llamamos hoy ‘la opción por los pobres’: ‘aceptar y asumir la causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo (Mateo 25, 40. Puebla, Mensaje 3).

                Los profetas entraban sin miedo en el mundo concreto del gobierno  (Jeremías 21,1-14; 22,13,19), del comercio (Amos 8,4-8), del tribunal y de la justicia (Miqueas 3,9-12), del trabajo (Habacuq 2,8-12), del sacerdocio y del culto (Oseas 4,4-14)… Señalaban las diferentes formas en que se estaba transgrediendo la alianza, desenmascaraban los engaños, denunciaban a los responsables y garantizaban el derecho de los pobres: ‘Hay un Dios que hace justicia en la tierra’ (Salmo 58,12).

                Ejemplo concretos de esta opción de ‘asumir la causa de los pobres’ están en la práctica de todos los profetas: Amos 5,1-27, Sofonías 1,1-18, Oseas 1,2-2,25, Jeremías 2,1-27, Miqueas 3,1-12, Habacuq 2,5-20… Los opción por los pobres, antes de ser una opción política, es una actitud de fidelidad a las exigencia de la alianza y del proyecto de Dios, y por consiguiente del Reino: ‘Busquen primero el Reino de Dios y su justicia’ (Mateo 6,33). Su fe solidaria llevaba luego al profeta a tomar posiciones políticas para eliminar las causas de la pobreza. Signos de estas luchas de los profetas son las leyes creadas en defensa de los derechos de los pobres, en particular las de los años sabáticos y jubilares (Éxodo 22,20-26, Deuteronomio 24,12-22…). Mejor que nadie, Jesús realizó esta misión de profeta.



D. LA PROFECÍA CAMPESINA

                Actualmente en nuestro continente, las grandes luchas campesinas por el derecho a la tierra se están dando en todos los países, en particular en Brasil, por su organización sin precedente, con el MST (Movimiento de los Sin Tierra), el Grito de los Excluidos, el Movimiento Ecológico… En Ecuador, las luchas campesinas se dan contra los grandes terratenientes y las multinacionales (bananero, arroceros, ganaderos, madereros, ingenios, palma africana, petroleras, camaronera…) que explotan la tierra y la destruyen, destruyendo por lo mismo la vida humana. Esta voz profética es ahora una voz colectiva con los sindicatos campesinos, las Fundaciones Natura, Acción Ecológica… Estas organizaciones denuncian un sistema excluyente de las personas, destructor de la naturaleza y opuesto al plan de Dios sobre la vida y la convivencia humana. Transforman este clamor de los Pueblos en llamado de Dios porque se amenaza la vida, la fraternidad y la sobrevivencia humana, y por lo tanto la comunión con Dios.

                Sepamos, primeramente, vivir más conforme a la armonía con nosotros mismos, los demás y la naturaleza. Luego, solidaricémonos con estas luchas, recuperando nuestras raíces, valorando las costumbres religiosas y las tradiciones culturales del campo, enriqueciéndonos de la sabiduría campesina. En esto, el profeta Amos, voz campesina de Dios, es nuestro guía.





TEMA  8 :  EL  PROFETA  OSEAS.

El proyecto que orienta y anima la acción del profeta.



Mensaje: Todos tenemos un proyecto de vida, consciente o inconsciente. Todo gobierno tiene un proyecto de sociedad, conocido o no por los ciudadanos. Si no nos damos cuenta del uno como del otro, es que nos dejamos llevar como borrego allí donde otros sacan ventajas. El tema de hoy nos va ayudar a despertar a la dignidad y la soberanía.



Motivación: En nuestros días muchos cambios nacionales e internacionales afectan la vida de nuestras familias, a veces desintegrándolas y destruyéndolas trágicamente, como son la falta de trabajo, de atención a la salud y a la educación, de mala alimentación, de migración del campo a la ciudad y al extranjero, de contaminación…

                En el Pueblo de Dios del tiempo de los profetas, con el gobierno del rey Jeroboam 2º del reino del norte Israel (783-743), terminó el período de expansión de la monarquía. Al renacer el poder del imperio asirio y su amenaza de invasión, el rey aumentó los impuestos. La consecuencia fue el descontento y la inestabilidad durante varios años: Unos 6 reyes se sucedieron en 12 años. Las familias y las tribus empezaron a disgregarse: los hijos eran para los trabajos y las guerras de los reyes. Esta situación afectó trágicamente al matrimonio del profeta Oseas.

                Oseas aparece en el reino del norte por los años 750 aC. cuando sucedía todo esta transformación de las relaciones familiares y sociales. Esta inversión de valores era promovida y legitimada a través de la prostitución sagrada que se practicaba en los cultos a la fertilidad, propios a los cananeos y transmitidos a los israelitas. En la raíz de la profecía de Oseas está una experiencia profunda de la fuerza creadora del amor humano. El amor de Oseas por su esposa infiel hizo que ella volviera con él, devolviéndole libertad y dignidad. En esta experiencia, Oseas descubre que el amor de Dios con su pueblo está pasando por estas mismas situaciones. Veamos.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial: Las dificultades familiares

  1. ¿Cuáles son los males que afectan más duramente a nuestras familias?
  2. ¿De qué maneras nos ayudan buenas relaciones de amor en la pareja y con los hijos?

Palabra de Dios. Oseas 1,1-9: la realidad matrimonial del profeta

  1. ¿Cuál era la situación matrimonial del profeta Oseas?
  2. ¿Qué hizo enseñar Dios a Oseas y a su Pueblo con este ejemplo del matrimonio de Oseas?

Hoy nosotros: Nuestras infidelidades con Dios

  1. ¿De qué maneras entendemos nosotros que el matrimonio es una imagen del amor de Dios con la humanidad?
  2. ¿Cómo nos manifiesta Dios su amor y su perdón?
  3. ¿A qué nos comprometemos como parejas para dar un mejor testimonio según el proyecto de Dios?

Oraciones comunitarias. Salmo 127. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: La acción de los profetas contra los líderes del pueblo, con el profeta Miqueas.

-      ‘¿No les corresponde a ustedes conocer el derecho? ¿Por qué pues ustedes odian el bien aman el mal? Ustedes descueran vivos a los de mi pueblo y le arrancan la carne de sus huesos’ (Miqueas 3,1-2)

-      Lectura principal. Miqueas 3,1-12: Contra los dirigentes que oprimen al pueblo.

-      Lectura de apoyo. Habacuq 2,5-20: Maldiciones contra el opresor.





COMENTARIO 8: LA PROFECÍA Y LA ALIANZA. El profeta despierta la memoria subversiva del pueblo.



                En el Antiguo Testamento, la Comunidad del desierto es presentada como la ‘comunidad modelo’, igual que la primera comunidad de los Hechos de los Apóstoles en el Nuevo Testamento. El tiempo del desierto fue idealizado como el tiempo de la observancia de la Alianza. Era en la memoria del Éxodo donde el pueblo encontraba luz y fuerza para caminar en tiempos de dolor y de crisis. Fue también en el éxodo donde los profetas encontraban el criterio para su actuación en medio del pueblo.



A. LAS 2 CARAS DE LA ALIANZA: GRATUIDAD Y OBSERVANCIA

                El pueblo experimentó la liberación de Egipto como un proyecto de vida, como un programa para el resto de su historia. Quien tiene la experiencia de la libertad y de la justicia, aunque sea una sola vez, siente dentro de sí mismo una semilla que brotará cada vez que la injusticia y la opresión invadan su vida. De esta manera el proyecto del Éxodo que fue asumido y concluido al pie del Sinaí, se fue desarrollando a lo largo de los años. La alianza entre Dios y el Pueblo era el centre de este proyecto y era renovado cada año.

                La vivencia de la alianza tiene 2 caras que aparecen siempre a lo largo de los siglos y que se complementan mutuamente.



  1. En su inmensa bondad, Dios toma la iniciativa de la alianza y, sin merecimiento ninguno por parte del pueblo, le revela su amor, lo acoge y lo invita ofreciéndole su justicia (Éxodo 19,4; Deuteronomio 7,7-8; 4,32-38; 8,17-18; Romanos 3,21-26; 5,7-11). Eso es la gratuidad.



  1. Una vez aceptada la propuesta de Dios, el pueblo tiene que cumplir las cláusulas de la alianza para poder vivir el amor de Dios y realizar la justicia (Éxodo 19,5-6; Deuteronomio 4,39-40; 5,15; 6,25; Romanos 6,12-18; Gálatas 5,13-115). Eso es la observancia.



‘Gratuidad y observancia’ son las ‘2 caras de la misma moneda’, hasta hoy. Siempre van juntos don de Dios y esfuerzo nuestro, providencia divina y eficiencia humana, gracia y ley, fe y política, fiesta y lucha, sueño y planificación. Una cara sin la otra haría incompleta la alianza. En cierta época de la historia se insistió más en la gratuidad: ‘¡Dios lo hace todo!’, por lo que, muchas veces, el pueblo se quedaba en un ritualismo vacío y sin compromiso (Santiago 2,14-26). En otras épocas se insistía más en la observancia: ‘¡Tenemos que cumplir la Ley!’ y el pueblo vivía bajo un legalismo exagerado (Mateo 12,7 y 5,17-20).

        En la época de los reyes el acento se ponía en la gratuidad. Los reyes pensaban que, por el hecho de ser ‘hijos de Abraham’ y Pueblo elegido de Dios, de tener un templo y un culto bien organizado (Jeremías 7,4), tenían asegurada la protección de Dios. Los reyes transformaron la elección en un privilegio para sí mismos, en vez de un servicio al pueblo. La alianza fue reducida a un mayor o menor interés según el rey, y la inobservancia de la ley acabó con la gratuidad. Yahvé pasaba a ser un ídolo más en la tierra de Canaán (Reyes 18,18). Pero la acción de los profetas impidió que la alianza se quedara vacía y reducida a un simple recuerdo del pasado. Llamaban la atención hacia otro lado, el de la observancia. Al insistir en la observancia, salvaron la gratuidad. A su vez, Jesús, al insistir sobre la gratuidad, inauguró una ‘nueva observancia’ (Mateo 9,10-13; 12,7; Marcos 7,8-13; Lucas 11,27-44).



B. LA MEMORIA SUBVERSIVA DEL ÉXODO ABRIÓ LOS OJOS A LOS PROFETAS

                Las Comunidades Eclesiales de Base son acusadas a veces, de utilizar sólo el Éxodo en sus lecturas bíblicas. La misma acusación se podría hacer a los profetas. Veamos lo que la historia bíblica nos dice. La actividad profética aumentaba cuando el país pasaba por un período de crecimiento económico. En esta época se obligaba al pueblo a trabajar más para las élites y se empobrecía rápidamente. La presencia cada vez mayor del empobrecido era una prueba de que la alianza había sido rota y de que el pueblo había olvidado su origen y era infiel a ella. En la memoria del éxodo se decía: ‘Así no habrá pobres entre los tuyos, pues el Señor te bendecirá generosamente en la tierra él te va a dar en herencia para que la poseas’ (Deuteronomio 15,4).

                Ésta era la memoria incómoda del éxodo que despertaba en los profetas. A los poderosos les habría encantado olvidar el éxodo, pues éste les acusaba. Lo que impidió el triunfo de la monarquía fue precisamente la memoria incómoda del Éxodo. Fue la lectura profética de la historia la que mantuvo viva esa memoria. Hoy pasa lo mismo: ¡El Éxodo sigue molestando a muchos!

                Los capítulos 15 al 24 del libro del Éxodo son una muestra de cómo la lectura profética de la historia transmitía y actualizaba los hechos del pasado. Cuando ellos contaban las historias del Éxodo, no lo hacían solamente como información de la conciencia, sino como transmisión de las exigencias de la alianza y como instrucción de los elementos básicos del proyecto de Dios. Miraban por la ventana de los hechos no tanto para informar sobre lo que ocurrió en el pasado, sino que, a través de una relectura, transformaban la ventana en espejo para que, mirando el pasado, el pueblo descubriera el llamado de Dios en su vida del momento. Estas narraciones fueron sistematizadas en la época del exilio, formando el actual libro del Éxodo. El esquema que sigue puede ser una clave de lectura.



C. ESQUEMA DEL ÉXODO



ACONTECIMIENTOS
La ventana
LECTURA PROFÉTICA DEL ACONTECIMIENTO
El espejo
Éxodo 15,1.21:
Cántico de Myriam
El faraón egipcio aparece como símbolo del poder que explota, y recuerda a los reyes de Canaán (Éxodo 15,14-16)
Éxodo 15,22-27:
El agua se vuelve dulce
La nueva ley de Dios es fuente de vida y de salud para el pueblo (Éxodo 15,25-26)
Éxodo 16,1-35:
La historia del maná
El nuevo criterio económico: no acumular sino compartir y confiar en la organización fraterna (Éxodo 16,4, 16-21)
Éxodo 16,1-7:
El agua salida de la roca
La base de la fe consiste en no dudar de que Dios es Yahvé, presencia liberadora en medio del pueblo (Éxodo 17,7)
Éxodo 17,8-16:
Victoria en la lucha
La oración es una lucha: la victoria no viene sólo por la fuerza de las armas, sino también por la fe y la oración (Éxodo 17,11)
Éxodo 18,1-12:
Visita del suegro de Moisés
Jetró, extranjero y sacerdote de Madián, es el escogido. Reconoce a Yahvé como Dios y ofrece sacrificios (Éxodo 18,8-12)
Éxodo 18,13-27:
Consejos del suegro
Nueva forma de organización social: el poder debe ser descentralizado (Éxodo 18,17-23)
Éxodo 19,1-27:
Renovar la alianza
El objetivo de la alianza era ser pertenecer exclusivamente a Yahvé (Éxodo 19,4-6)
Éxodo 20,1-17:
Los 10 mandamientos
Eso es el resumen de la nueva Constitución, de la Carta Magna del Pueblo de Dios
Éxodo 20,18-23,19:
El Código de la Alianza
Legislar según la Constitución. El Código resume la opción del pueblo por los empobrecidos (Éxodo 22,20-26)
Éxodo 23,10-33:
Promesa de abundancia
Indica que las vigencias de fidelidad son necesarias a lo largo del camino
Éxodo 24,1-18: Conclusión de la Alianza
Todo termina en la montaña delante de Yahvé (Éxodo 24,18)



D. HOY: DESPERTAR LA MEMORIA EJEMPLAR DE NUESTROS ANTEPASADOS

                La lectura profética de nuestra historia, a la luz de la lectura profética de la Biblia, nos exige varios compromisos.



  1. Hacer una relectura de nuestra historia - y existen muy buenos libros -, no desde la conquista española sino desde las ‘Rebeliones indígenas, negras y populares’ a lo largo de estos pasados 500 años. Es ‘la otra cara de la medalla’ que se nos ha ocultado para que no valoremos nuestra identidad y nuestra sabiduría.
  2. Conservar los nombres de nuestros héroes, mártires, poetas, sabios, dirigentes - nuestros verdaderos ‘Padres de la Patria’ -, que la dolarización nos ha quitado de nuestros billetes financieros, para sustituirlos por el imperio que nos domina y nos despoja.
  3. Reconocer hoy cuáles son los acontecimientos que nos reconcilian y nos confortan con un proyecto de Pueblo ecuatoriano y latinoamericano, para sentirnos ‘orgullosamente ecuatorianos’.





TEMA  9 :  EL  PROFETA  MIQUEAS.

La acción de los profetas contra los líderes del Pueblo.



Mensaje: Muchas veces las causas de nuestra mala situación son a buscar en nuestros gobernantes y los que los apoyan: jerarquía católica y ‘falsos profetas’ que nos hacen creer que no hay otro camino que esperar mañana o pasado mañana. El profeta Miqueas no invita a no dejarnos engañar y tener, como él, el valor de denunciar las injusticias y construir caminos de esperanza.



Motivación: El profeta es un hombre realista. Su denuncia parte generalmente de un cuidado análisis de la realidad. Él comprueba primero el atropello que hay en la vida del Pueblo; luego busca las causas cercanas y lejanas de esta situación. En fin hace la denuncia y llama a la responsabilidad a las personas o instituciones culpables para que restablezcan la justicia y el derecho. Aquí en Ecuador hemos tenido a Monseñor Leonidas Proaño, obispo en Chimborazo: el obispo de los Indios, el profeta de los pobres.

                En nuestra reunión de hoy nos toca escuchar al profeta Miqueas. Él denuncia especialmente a 3 categorías de personas: ‘Sus gobernantes se dejan sobornar, sus sacerdotes enseñan a sueldo y sus profetas vaticinan por dinero’. Y peor todavía, todos dicen que son ‘los amigos de Yahvé’ (3,11).

                Miqueas nació en Moreset de Judá en el reino del sur (1,1). Ejerció su ministerio en los tiempos de 3 reyes Jotán (740-736 aC.), Ajaz (736-716) y Exequias (716-687). Miqueas fue contemporáneo de Isaías; pero Isaías era de la ciudad, mientras Miqueas, igual que Amos, era campesino, la clase más explotada por los reyes. Esto explica la fuerza de sus denuncias en contra de la ciudad y del sistema de los reyes. Habla con mucha claridad y convicción, por la profunda experiencia de las injusticias que sufre junto a su pueblo.

                El libro de Miqueas es de acusaciones. Por el intermedio de Miqueas, Dios interpone un juicio contra los responsables de los atropellos y crímenes que asolan la vida del pueblo. Pero, junto a las acusaciones, Miqueas apunta también motivos de esperanza. El siguiente esquema ayuda a entender el librito:

  1. Primera acusación: 1,2-2,12 y Motivos de esperanza: 4,1-5,14.
  2. Segunda acusación: 6,1-7,7 y Motivos de esperanza: 7,8-20.

Veamos nosotros la parte final de la primera acusación.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial: Los atropellos de los que nos gobiernan.

  1. ¿Cómo analizamos la situación de nuestro país en las esferas del poder: gobernantes, jerarquía y falsos profetas?
  2. ¿De qué maneras nos estamos haciendo cómplices de estas situaciones y cuándo no?

Palabra de Dios. Miqueas 3,1-12: Las denuncias del profeta.

  1. ¿Cuál es pecado que denunciaba el profeta Miqueas, en los gobernantes, los sacerdotes y los falsos profetas?
  2. ¿Cuál es el rostro de Dios que sobresale de las palabras de Miqueas?

Hoy nosotros:

  1. Como ciudadanos y gente cristiana, ¿de qué maneras nos sentimos interpelados por las palabras de Miqueas?
  2. ¿Qué vamos a hacer, personalmente y con otros, para vivir mejor la dimensión profética de nuestro bautismo?

Oraciones comunitarias. Salmo 58. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: La dimensión mesiánica de la profecía, con Isaías.

-      ‘Pues el Señor mismo les dará una señal: un niño que llamarán Emmanuel, es decir Dios-con-nosotros’ (Isaías 7,14-15).

-      Lectura principal. Isaías 7,1-17: La señal del Emmanuel.

-      Lectura de apoyo. Sofonías 3,9-20: La promesa de restauración.





Comentario 9: SITUACIÓN QUE HACEN SURGIR LA NUEVA PROFECÍA (siglos 8º y 7º aC.)



A. PRIMERA MITAD DEL SIGLO 8º (800-750 AC.)

                En la 1ª mitad del siglo 8º aC., el imperio de Asiria, al norte de Palestina, pasó por momentos de dificultades y debilidades. Esta situación permitió el fortalecimiento de las pequeñas naciones. Por esto, tanto Israel al norte como Judá al sur tuvieron gobierno más fuertes: En Israel (2 Reyes 14,23-29) Jeroboam 2º (783-743 aC.) y en Judá (2 Reyes 15,1-7) Ozías (781-740 aC.). La monarquía tenía la oportunidad de crecer y su lógica iba penetrando en todo. La vivencia de la alianza se debilitó; la corrupción, la explotación y las desigualdades se imponían descaradamente; los santuarios de Jerusalén y Betel se convirtieron en símbolo del poder real y de la aparente protección de Dios (Amos 2,5; 4,4; 5,4-6; 7,10-13). La gente estaba muy confundida: por un lado el rey, usando el nombre de Dios se fortalecía y crecía su autoridad; por otro lado el pueblo se empobrecía y se quedaba sin posibilidad de reacción. En este contexto apareció el profeta Amos en el reino del norte.

                Amos reaccionó con fuerza y denunció las cosas que estaban sucediendo. En sus oráculos salió a relucir el lujo de los poderosos, que ofendía la pobreza de los sencillos. Denunciaba también la situación de desigualdad en toda su crueldad (Amos 6,4-7). Sin miedo, Amos acusó a la clase dominante de ser causante de un sistema que desintegraba la vida del pueblo (4,1-3; 6,1; 7,9).



B. SEGUNDA MITAD DEL SIGLO 8º (750-700 aC.)

                Por la mitad del siglo 8º, Asiria recobró crecimiento y volvió a imponerse sobre los territorios vecinos a su país (2 Reyes 15,18-19). Israel, que estaba geográficamente cercano a Asiria, tenía miedo y se unión con el reino de Damasco. Los 2 juntos decidieron invadir al reino de Judá para establecer con ellos una alianza militar contra Asiria (2 Reyes 16,5-9). A pesar de una guerra de 4 años, no lo lograron. Ajaz, rey de Judá, prefirió aliarse con Asiria. Pero, a cambio, tuvo que pagar tributo a los asirios (2 Reyes 16,7-8). Fue en esta situación cuando aparecieron los profetas Oseas en el reino del norte e Isaías y Miqueas en el del sur.



  1. El profeta Oseas en el reino del norte, Israel. En el libro de Oseas, aparece el caos social provocado por la guerra contra Judá y por la acción de Asiria con sus invasiones, deportaciones y tributos (Oseas 5,8-15). Aparece también la confusión provocada por la religión oficial con sus ritos a la fertilidad que transformaban a Yahvé en un dios cualquiera. (4,12-14; 8,4-7).



  1. Los profetas Isaías y Miqueas en el reino del sur, Judá. En las palabras de estos 2 profetas se trasluce una situación sin salida en el reino de Judá, Miqueas en el campo e Isaías en la ciudad.

-          Los violentos oráculos de Miqueas revelan una ausencia total de justicia (2,1-2; 7,2-3) y la dureza de la opresión a la que estaba sometida la población del campo por los pesados impuestos (3,3; 6,9-12).

-          Los oráculos de Isaías nos muestran la trágica situación de la clase dominante que, para poder sobrevivir, adopta el culto asirio (2 Reyes 16,1º-18). Esta clase, comenzando por el rey, se ha quedado vacía, sin fe, totalmente corrupta y sin escrúpulos (Isaías 3,1-24; 5,8; 10,1-2; 22,15-19). El rey Ajaz se convirtió en el vasallo sumiso de Asiria (2 Reyes 16,5-9) hasta sacrificar a su propio hijo al ídolo asirio Molok (2 Reyes 16,3-4).

Asiria emprendió la invasión del reino del norte y su capital, Samaria, fue tomada y destruida en 722 aC. Los pocos que sobrevivieron, escaparon hacia Judá y se unieron a los que deseaban salir de aquel torbellino de destrucción. Estos fueron los iniciadores de una renovación conocida como el ‘Movimientos Deuteronomista’.



C. PRIMERA MITAD DEL SIGLO 7º (700-6500 aC.

                En el paso del siglo 8º, Ezequias, el nuevo rey de Judá (716-687 aC.), intentó capitalizar el deseo de reformas y comenzó los cambios (2 Reyes 18,3-6). Tuvo el apoyo del profeta Isaías. Buscó secretamente el apoyo de Babilonia que, desde lejos, comenzaba a ser una esperanza para las naciones pequeñas amenazadas por Asiria (2 Reyes 20,12-13).

La reforma de Ezequias no tuvo muchos resultados. Su hijo, Manasés que gobernó durante 45 años (687-642 aC.), fue uno de los reyes más corrupto y criminal de la historia de Judá. Llenó de sangre la ciudad de Jerusalén, revelando de esta manera con toda claridad las consecuencias del sistema monárquico (2 Reyes 21,1-17). Durante el gobierno de Manasés surgieron unos ‘videntes’ (2 Crónicas 33,18), pero no existen noticias de profetas durante este gobierno.



D. SEGUNDA MITAD DEL SIGLO 7º (650-609 aC.)

                Con la muerte de Manasés (642 aC.), un grupo de intrigantes intentó tomar el poder asesinando a Amón, sucesor de Manasés (642-640 aC.). Fue la gota que hizo desbordar el vaso. El pueblo se rebeló, mató a los asesinos y puso a Josías en el trono (2 Reyes 21,2-4). Con Josías reapareció el deseo de reformas comenzadas en tiempos de Ezequias e interrumpido durante el gobierno de Manasés. A partir de 622 aC., con el descubrimiento de la Ley en el Templo de Jerusalén, la reforma fue asumida por el ‘Movimiento Deuteronomista’, apoyada por el propio rey (2 Reyes 23,4-27) y por la profetiza Juldá (2 Reyes 22,11-20).

                Durante el gobierno de Amón y sobre todo de Josías (642-609 aC.), aparecieron unos profetas: Sofonías, Jeremías, y probablemente Nahum y Habacuq. Con el rey Josías se dieron las bases de la mayoría de los libros bíblicos, con la influencia del Movimiento Deuteronomista que apoyaba un nuevo compromiso con la Alianza del Sinaí.

                Por esa época, el imperio de Asiria empezó a debilitarse, frente a Babilonia, la nueva potencia en auge. El faraón Necao intentó impedir la hegemonía de Babilonia en la región. El rey Josías quiso apresurar la derrota de Asiria e impidió el paso del ejército egipcio pero fue derrotado y muerto (609 aC) en el desfiladero del Monte Carmelo (2 Reyes 23,29). La desaparición de Josías fue trágica para el reino de Judá; el profeta Jeremías expresó la desesperación del pueblo (2 Crónicas 35,25 y Jeremías 22,10). Desde entonces empieza a prepararse el final del reino de Judá que se consumió en 586 aC. con la destrucción total de Jerusalén por el rey de Babilonia, seguida del exilio en tierras de Babilonia.



E. LA PROFECÍA EN LOS MOVIMIENTOS DE RESISTENCIA Y DE RENOVACIÓN

                A lo largo de los siglos 8º y 7º surgieron varios movimientos de reformas. Los profetas estaban vinculados a ellas porque, de alguna manera, eran el fruto de estos movimientos. Podemos enumerar a varios grupos.



  1. ‘Los Hijos de los Profetas’

        Era un movimiento profético formado por personas que vivían en comunidades de una manera estable cerca de los santuarios. Seguramente los ‘videntes’ del tiempo de Manasés estaban ligados a este movimiento profético.

  1. Los ‘Levitas’ o Sacerdotes de Yahvé

        Ellos también vivían cerca de los santuarios y tenían como misión de mantener vivo el recuerdo de Yahvé en el alma y la fe del pueblo (Números 18,20; 8,5-22; Deuteronomio 33,8-11; Éxodo 32,25-29). Solían aparecer en la fila de los indigentes al lado de los pobres, los huérfanos y las viudas (Deuteronomio 14,29).

  1. Los ‘Recabitas’

        Era un movimiento iniciado por un tal Jonadab. Vivían bajo tienda y mantenían las costumbres de los 40 años de la travesía del desierto. Pretendían ser un recuerdo vivo del éxodo y una llamada permanente a la Alianza (Jeremías 35,1-19; 2 Reyes 10,15).

  1. ‘Los Pobres de Yahvé’

        Es una expresión que aparece en el libro de Sofonías (2,3). La fe en Yahvé de estos pobres les hace capaces de conservar la esperanza en la fidelidad de Dios y de resistir los sufrimientos e infidelidades de sus compatriotas. Esta resistencia es al origen de ‘los 4 cantos del Siervo Sufriente’ de Isaías (42,1-9; 49,1-6; 50,4-9 y 52,13-53,12). Estos pobres, fieles al proyecto de Yahvé, permitirán su continuación y su éxito en Jesús, a pesar de la poca atención que les darán las autoridades religiosas.

  1. El Movimiento Deuteronomista

        Estaba formada por persona que huyeron de la destrucción del reino del norte y que, al llegar al sur, se unen a los que deseaban profundas reformas. Intentaron releer el pasado a la luz del presente. Fueron los primeros autores del libro de Deuteronomio.



F. SOMOS ‘PROFETAS, SACERDOTES Y REYES’

                El movimiento profético continúa y los cristianos lo vamos redescubriendo. Por la unción de nuestro bautismo, Dios ha hecho a cada uno de nosotros ‘profeta, sacerdote y rey’. Vivimos, muchas veces, esta triple misión, sin darnos cuenta. Veamos.



  1. Somos profetas

        Es profeta aquel que sabe entender el sentido de la vida y de los acontecimientos a la luz de su fe. Reconoce la voz de Dios en las personas y la realidad presente. Somos profetas cuando analizamos la realidad, buscando sus causas, denunciando su alejamiento del Reino de Dios. Esta misión es no sólo individual, sino también colectiva. Nuestra comunidad, como distintas organizaciones, son una profecía viva cuando viven los valores del Reino, cuando denuncian lo que no es de Dios, cuando anuncia en palabra y hecho la buena nueva de la esperanza y de la vida digna…

  1. Somos sacerdotes

        El sacerdote ordenado es el garante de la comunión con Dios. Pero los padres de familia y todos nosotros somos sacerdotes cuando ayudamos a otros en entrar y mantenerse en relación con Dios, por ejemplo cuando leemos juntos la Palabra de Dios, cuando rezamos entre varios, cuando bendecimos a los hijos y la comida que nos servimos, cuando transmitimos la fe y la lucha por el Reino, cuando celebramos actos y costumbres de nuestra religiosidad… San Pedro dice que somos ‘un Pueblo sacerdotal’ encargado de manifestar las maravillas del amor de Dios (1 Pedro 2,9).

  1. Somos reyes

        Según el ideal de la Biblia, el rey era aquel que organizaba al Pueblo de Dios según la Alianza. Era el pastor del pueblo que conoce a su gente, vela por su comida y su salud, la protege de ‘los lobos’ y se pone al frente para protegerla y defenderla. En Jesús tenemos el modelo del buen Pastor (Juan 10,1-16).



Ayudémonos, con el ejemplo de los profetas de ayer, a despertar en nosotros y los demás esta dimensión dignificante de nuestra fe y compromiso cristiano. Confirmemos a los que sienten este carisma, este talento para el beneficio de todos.





TEMA  10 :  EL  PROFETA  ISAÍAS.

La dimensión mesiánica de la profecía.



Mensaje: Los mejores sueños que hacemos, los ha sembrado Dios. Y en definitiva se resumen en el anhelo del Reino inaugurado por Jesús. Mediante nuestra tenacidad y solidaridad, se están haciendo realidad de alguna manera. El profeta Isaías fue el mayor soñador del Antigua Testamento y no se equivocó.



Motivación: Todos soñamos de un espacio para vivir, o sea de un lugar donde haya paz, justicia, fraternidad, presencia de Dios. Pero el egoísmo personal y colectivo destruye esta ilusión. Sin embargo, este deseo corresponde a lo más profundo de nuestro ser y Dios siempre nos quiere ayudar a lograr estas realidades porque el mismo las ha inscrito en nuestro corazón y en su proyecto sobre la humanidad. Por eso manda profetas que confirman y apoyan ese proyecto par que por una parte no se pierde esta esperanza y que poco a poco, dando la vida por esto, se haga realidad.

                Esa fue la experiencia del Pueblo de Dios en el Antiguo Testamento. La experiencia de Abraham surge por el deseo de ‘tierra, pueblo y bendición’. La gesta de Moisés pone en marcha el ideal de ‘libertad, igualdad y alianza de fe’. Los Jueces se empeñan en dar forma a este proyecto con una organización muy descentralizada de las tribus. A lo largo del fracaso que trajeron la mayoría de los reyes, los Profetas mantienen viva la misma esperanza. Los Sabios resistirán las invasiones culturales ajenas al proyecto de Dios Y Jesús lo concretara en el Reino, sellado de éxito por su resurrección.

                En el Antiguo Testamento, quien fue el mayor portavoz de este sueño de Dios y de su pueblo, fue el profeta Isaías. Anunció que se iba a cumplir y que el insignificante pueblo de Palestina iba a ser el instrumento de esta realización. El oráculo de Isaías que vamos a meditar es parte de una unidad literaria amplia. Fue pronunciado en Jerusalén, delante del rey Ajaz, durante una situación de guerra en que la desesperación iba a llevar al rey a sacrificar a su propio hijo (2 Reyes 16,3). Isaías anunció el ‘nacimiento de un hijo varón que será Emmanuel’, o sea ‘Dios con nosotros’. Isaías confirma que el proyecto de Dios no fracasará sino que, a pesar de todos los pesares, lo llevará a cabo. El Nuevo Testamento hace una relectura de la profecía de Isaías y la aplica a María y a Jesús (Mateo 1,23 y Lucas 1,34). Buscaremos nosotros actualizar también esta profecía a nuestra situación.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial: Todos tenemos ilusiones a realizar.

  1. Digámonos los deseos que más anhelamos.
  2. ¿Cuáles son las personas y los acontecimientos que nos ayudan a lograr estas ilusiones?

Palabra de Dios. Isaías 7,1-17: La mayor esperanza del profeta Isaías.

  1. Según esta lectura, ¿en qué aprietos se encontraba el rey Ajaz?
  2. ¿Cuáles son los 2 anuncios que hace al rey el profeta Isaías?

Hoy nosotros: Nuestras mejores ilusiones han de cumplirse.

  1. ¿A quiénes hemos aplicado la profecía de Isaías? Expliquémonos.
  2. ¿De qué maneras sentimos que Dios sigue siendo ‘Emmanuel’ o sea un ‘Dios-con-nosotros’?
  3. ¿Cómo vamos a ser personalmente y mediante nuestra Comunidad signos de la presencia amorosa de Dios para los demás?

Oraciones comunitarias. Salmo 42. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: La vocación del profeta, con la experiencia de Jeremías.

-      ‘Me has seducido, Yahvé, y me he dejado seducir’ (Jeremías 20,7).

-      Lectura principal. Jeremías 20,7-18: La vocación del profeta Jeremías.

-      Lectura de apoyo. Isaías 6,1-13: Isaías cuenta su vocación.





Comentario 10: LA PROFECÍA Y LA ESPERANZA MESIÁNICA

‘Lo Nuevo está oculto en lo Antiguo y lo Antiguo está brotando de lo Nuevo’



                La esperanza mesiánica del Pueblo de Dios se basaba en la fidelidad de Dios: ‘Algo mayor de lo que esperamos ha de producirse porque Dios es más grande que nuestros sueños’. Quien dio forma a esta esperanza fue el profeta Isaías. Eso es la dimensión mesiánica de la profecía: una esperanza animaba el Pueblo de Dios a mirar hacia delante y esperar la venida de un ‘Mesías que sería un nuevo liberador mayor que Moisés, un nuevo profeta mayor que Elías, un nuevo rey mayor que David’: Eso sería la inauguración del verdadero Reinado de Dios.

Sabemos que Jesús se identificó con este Mesías anunciado por Isaías. Para los primeros cristianos, el anuncio de la venida del Mesías no se encontraba solamente en la profecía de Isaías, sino en todo el Antiguo Testamento. San Agustín lo resumió así: ‘Lo Nuevo oculto está en lo Antiguo y lo Antiguo está brotando de lo Nuevo’. En este sentido, el Antiguo Testamento es una profecía del Nuevo Testamento.

Así, la profecía pasa a ser, no tanto un anuncio, sino más bien una iluminación del presente. La profecía es una palabra de esperanza que se anticipa al futuro, para decirnos cuáles son los sueños de Dios y que sí se van a cumplir. Es una mirada en profundidad de lo que son el corazón del Dios y el corazón del hombre. Al denunciar el mal que destruye estos sueños, está el anuncio que Dios es más grande que el mal y que, de cualquier manera, se cumplirán.



A. FACTORES QUE DIERON CONTENIDO Y VIGOR A LA ESPERANZA DEL PUEBLO

                Hemos visto cómo, a lo largo de los siglos, la acción de Dios se experimenta como una gran promesa que genera esperanza en el pueblo. Apoyándose en esta experiencia de Dios en el pasado, el profeta intenta proyectar el futuro según el sueño de Dios y de esta manera animar la actuación y la esperanza del pueblo. He aquí algunos factores que ayudaron a dar contenido y vigor a esta esperanza.



  1. El fracaso de la monarquía no es el final de todo

        Más bien, con este fracaso, nació la esperanza del Reino de Dios. Al comienzo, la monarquía despertó una gran esperanza de liberación en el pueblo (1 Samuel, 9,16). Pero los reyes no lograron adaptar la lógica de la monarquía a las exigencias de la alianza. Hubo intentos y propuestas para alcanzar el reinado ideal (Deuteronomio 17,14-20), pero no tuvieron mayores éxitos. Con el tiempo, la monarquía se convirtió en un instrumento de opresión e infidelidad. Todos los reyes de Israel son criticados (2 Reyes 17,2,7-23) Y de entre los reyes de Judá, sólo unos 3 escapan a la crítica (Sirácides 49,4).

        Esta tremenda frustración hizo que se resaltara la imagen idealizada del rey David. Por esta razón creció el deseo de un rey fiel, un nuevo David, un Mesías que viniera a realizar la alianza como Reino de Dios (Jeremías 23,5; 33,15-17; Ezequiel 34,23-24). Así poco a poco, la palabra Reino se convirtió en un palabra clave. Muchos salmos cantan la imagen del rey ideal que viene a salvar al pueblo (2; 20; 21; 72; 89; 101; 132). Y el pueblo desenterró su deseo más profundo: el Rey del pueblo será el mismo Dios. Esto se realizó en Jesús, el Hijo de Dios enviado como Mesías (Salmo 47; 96; 97; 99).



  1. Sacar esperanza a pesar de la espera y de los problemas

        Con la desaparición de los profetas después del exilio, nació la esperanza de un nuevo profeta más grande. Los Salmos lamentan esta desaparición de la profecía clásica: ‘No tenemos profetas’ (74,9). ‘El Altísimo ha dejado de favorecernos’ (77,11). ‘El Señor ha dejado de hablar’ (99,6-8). La esperanza de un nuevo profeta se fue configurando poco a poco. Se esperaba a alguien como Moisés que sería la voz de Dios (Deuteronomio 18,18), o alguien como Elías que reuniría al pueblo y restablecería las tribus de Israel (Malaquías 3,23; Sirácides 48,10). Se esperaba que la nueva profecía sería más importante que la antigua: Todo el pueblo iba a recibir el don de profecía (Números 11,29; Ezequiel 39,29; Joel 3,1-2; Zacarías 12,10). Esta larga espera estaba viva en el tiempo de Jesús (Juan 1,21; Hechos 3,22; 7,37), de quien la gente decía: ‘Este hombre tiene que ser el profeta que debía venir al mundo’ (Juan 6,14).



  1. La fe alimenta una esperanza segura

        En el estímulo de la fe, el pueblo superaba los obstáculos del momento y anhelaba una vida renovada con Dios en la fidelidad para siempre. El vigor de la fe hacía soñar al pueblo e imaginaba un futuro nuevo sin limitaciones ni sufrimientos. El fundamento era la certeza de la fuerza de Dios y de su proyecto sobre la creación y se deseaba poder experimentar su presencia amorosa en la vida terrestre: ‘Así sabrás que soy yo el Señor’ (Isaías 45,3; 49,23; 52,6; Jeremías 16,21; Ezequiel 14,8). En algunos salmos, la fuerza de la fe llegó a superar la propia muerte y esperar la vida junto a Dios para siempre (16,11 y 23,6; ver Job 19,26). Las discípulas y los discípulos de Isaías hicieron, en tiempos del exilio, una relectura del pasado y transformaron la añoranza en esperanza. Imaginaron un futuro con la edición renovada y perfeccionada del pasado: ‘Las predicciones se han cumplido, así que les voy a anunciar algo nuevo. Se lo comunico antes de que suceda’ (Isaías 42,9). Ellos querían todo nuevo: ‘Cielo nuevo y nueva tierra’ (65,17), ‘Nuevo éxodo’ (41,1-8; 43,16,20), ‘Nuevo corazón y nuevo espíritu’ (54,10; 55,3; 61,8); como también Jeremías ‘Nueva ley impresa en el corazón’ (31,33). Era la espera de un nuevo Reino, ya como el antiguo de David, limitado en el tiempo y el espacio, sino universal con Dios a la cabeza (Isaías 52,6; 43,15).



B. CÓMO ELABORABA EL PROFETA SUS PREVISIONES

                Todo esto nos permite hacer la siguiente comparación: el profeta es como el fotógrafo que saca las mejores fotos del pasado, las que se adelantan al futuro soñado. Luego, el profeta pone la lámpara de la fe sobre estas fotos más prometedoras del pasado y proyecta en la pantalla del futuro, diciendo: ‘¡Esto es lo que podemos esperar!’. Las profecías son como paredes nuevas hechas con ladrillos viejos. Con ellas el pueblo se siente en casa, porque los ladrillos proceden de su propio pasado. Son como colchas hechas de retazos guardados en la memoria. Todo el pasado del pueblo, guardado en el Antiguo Testamento, se transformó en una cantera de donde sacaban las piedras para construir la casa de la esperanza segura. Lo nuevo estaba escondido en lo antiguo, pero solamente con el tiempo y la fe, lo nuevo empezaba a abrirse y revelar lo nuevo escondido adentro de lo antiguo. Así, todo se volvió anuncio anticipado de Jesús.

Detrás de este procedimiento literario simbólico existe una conciencia de identidad y una actitud de fe.

-          ‘Somos el mismo pueblo que vivió ese pasado.

-          El mismo Dios continúa guiando nuestra historia.

-          Con él seguimos el mismo proyecto dentro de la misma Alianza’.



C. LAS DISTINTAS FORMAS DE MESIANISMO

                La dimensión mesiánica de la profecía fue desarrollándose a lo largo de los siglos y tomó diversas formas. Casi todos los grupos y movimientos de la época de Jesús esperaban la llegada del Reino, pero cada una a su manera. Entre estos grupos podemos nombrar: Discípulos de Juan Bautista, Fariseos, Esenios, Zelotes, Herodianos, Saduceos, Profetas populares, Pobres de Yahvé… La esperanza de la venida del Mesías estaba mezclada con ‘ideas apocalípticas’. En tiempos de Jesús podemos distinguir 3 tendencias en la esperanza mesiánica del pueblo.



  1. La mediación de un Mesías

        Para unos, el Mesías debía llegar a través de un enviado de Dios, llamado Mesías o Cristo. Ambas palabras significa ‘Ungido’: ‘Mesías’ se origina en una palabra hebrea y ‘Cristo’ en una palabra griega. Según este primer grupo, el Mesías sería ‘ungido’ para poder recibir su misión (Isaías 61,1).

-          Unos esperaban que fuera un ‘profeta’ como Isaías (61,1) o Malaquías por ejemplo que esperaba la vuelta del profeta Elías (3,23-24).

-          Otros esperaban que fuera un ‘rey’, el rey ideal, el nuevo David, como el Salmo 72.

-          Otros un ‘discípulo’ como en Isaías (50,4).

-          El espíritu impuro gritaba: ‘Ya sé quién eres: El ‘Santo’ de Dios’, con acento de ‘sacerdote’ por ser ‘santificado’…

  1. La intervención directa de Dios

        Otro grupo pensaba que el futuro llegaría ‘de pronto’, sin mediaciones ni ayuda de nadie. El propio Dios vendría en persona para realizar las profecías. No habría ‘Mesías’ propiamente dicho: Esto sería un ‘mesianismo sin Mesías’, tal como lo sugería también Isaías: ‘Aquí está el Señor: viene con poder y brazo dominador’ (40,9-10 y 52,7-8).

  1. El Mesías como utopía

        Había también un tercer grupo que ya no esperaba al Mesías. Para ellos, la situación presente iba a seguir tal como estaba, pues el futuro que se esperaba, había llegado. Era el caso de los Saduceos, y para los Herodianos, Herodes era el rey mesiánico. Estos grupos no tenían respaldo popular.



D. JESÚS REALIZA LA ESPERANZA

                Jesús resucitado fue la luz que, de repente, iluminó todo el pasado. A la luz de su resurrección, los cristianos empezaron a releer el Antiguo Testamento y descubrieron en él nuevos sentidos que antes no veían, porque les faltaba esa luz (2 Corintios 3,15-16). Era en el Antiguo Testamento donde ellos buscaban palabras para expresar la nueva vida que estaban viviendo en Cristo. Las promesas que, después de un comienzo, Dios suscitó en el corazón del pueblo, ahora las encontraban realizadas en Cristo. En la resurrección de Jesús se abrió la semilla, y al decir de los Padres de la Iglesia, todo ‘el Antiguo Testamento se volvió Nuevo Testamento’.

                Por ejemplo, fue en el Antiguo Testamento donde encontraron la mayor parte de los títulos que dieron a Jesús: Mesías (Salmo 2,2), Hijo del Hombre (Daniel 7,13 y Ezequiel 2,1), Hijo de Dios (Salmo 2,7 y 2 Samuel 7,13), Siervo de Yahvé (Isaías 42,1 y 41,8), Redentor (Isaías 41,14 y Salmo 19,15), Señor (casi 6,000 veces)… Todos los grandes temas del Antiguo Testamento desembocaron en Jesús y encontraron en él su explicación y realización. Es con Jesús que la dimensión mesiánica de la profecía encuentra su objetivo. En resumen, es en el Antiguo Testamento donde los primeros cristianos buscaron los datos del ‘documento de identidad’ de Jesús.

                Además estos títulos y temas significativos conforman el comienzo de lo que llamamos la ‘cristología’, o presentación de la persona de Jesús y del significado de su actuación. A través de esto, los cristianos expresaban quién era Jesús para ellos y cómo llenaba sus esperanzas y sus vidas.



E. MONSEÑOR LEONIDAS PROAÑO FUE EL PROFETA DE LA IGLESIA DE LOS POBRES

                Hoy nuestra Iglesia, a imagen del pueblo del Antiguo Testamento, necesita de una renovación profunda para enfrentar los desafíos de los tiempos modernos. Debe retomar la intuición del Papa Juan 23, retomada por Juan Pablo 2º: ‘Ser la Iglesia de los Pobres’, para poder ser la Iglesia de todos según el proyecto de Jesús. En Ecuador y para toda América Latina, Monseñor Leonidas Proaño (fallecido en 1988), obispo de Riobamba, fue ese profeta que anunció y favoreció la gestación de esta Iglesia de los Pobres, desde el mundo indígena y desde el Pueblo de los pobres de la ciudad, del campo y de la raza negra. La vida de Monseñor Proaño nos revela el proyecto de Dios para nuestros tiempos: es el ejemplo vivo de la Iglesia que Dios quiere hoy para ser presencia liberadora de la mayoría de la humanidad.

1.   Un campesino pobre y sencillo.

2.   El sacerdote amigo de los jóvenes.

3.   El ‘tejedor de cabezas’.

4.   Un hombre de su tiempo.

5.   Un pastor valiente.

6.   El obispo de los Indios.

7.   El maestro de la Inculturación.

8.   El apóstol de la solidaridad.

9.   El profeta de la Iglesia de los Pobres.





TEMA  11 :  CONFESIONES  DEL  PROFETA  JEREMÍAS. La vocación del profeta.



Mensaje: Cada uno y cada una de nosotros tenemos una misión que cumplir. El ejemplo de los profetas y las profetizas de ayer y de hoy nos ayudan a discernir nuestra vocación. A pesar de las dificultades, siempre encontramos medios para seguir fieles a lo que hemos sido llamados por Dios y nuestro pueblo.



Motivación: Los profetas y las profetizas son de todos los tiempos. Hoy como ayer nos sirven de brújula para no olvidarnos del proyecto de Dios en la realidad que vivimos. Son centinelas del Reino en medio de vientos, muchas veces contrarios, que nos toca enfrentar.

                Si comparamos los diferentes profetas y profetizas de la Biblia, llegamos a la conclusión siguiente. A pesar de que todas y todos han sido llamados por el mismo Dios para un mismo pueblo y para realizar un mismo proyecto, ninguna vocación es igual a otra. Cada profeta tiene su propia manera de cumplir su misión, así como cada ser humano tiene su propio rostro y su propio nombre.

                El tema de la vocación de Jeremías que vamos a profundizar, hace parte de los que se llama ‘la Confesiones de Jeremías’ (11,18-12,13; 15,10-21; 17,14-18; 18,18-23; 20,7-18). Son confidencias del profeta que revelan sus sentimientos y sus vivencias personales. Ellas dejan traslucir cómo la fidelidad a su misión era para él, por una parte, fuente de grandes sufrimientos y angustias y, por otra, también de profundas alegrías. El texto de hoy es un mensaje vivo, el testimonio sincero de un hombre que se confía. Sufre por la misión que ha recibido, llegando a maldecir el día en que nació. Hasta huye y regresa, Se lamenta de su misión y se alegra por ella. Pongámosle atención desde nuestras propias vivencias.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial: Todos somos llamados a cumplir una misión.

  1. En la realidad del Ecuador, ¿qué mujeres y varones son para nosotros ejemplos y modelos para nuestro caminar diario?
  2. Y nosotros, ¿a qué misión nos sentimos llamados en la familia, la profesión, el barrio?

Palabra de Dios. Jeremías 20,7-15: La pasión del profeta Jeremías.

  1. ¿Qué confidencia del profeta nos llaman más la atención y por qué?
  2. Según las quejas del profeta Jeremías, ¿cuál era la situación de su país en su época?
  3. ¿De dónde sacaba Jeremías la fuerza para cumplir su misión de advertencias y denuncias?

Hoy nosotros: Cumplir con nuestra misión de profetas.

  1. ¿Qué parecidos tiene la situación del tiempo de Jeremías con la nuestra actualmente?
  2. ¿Cómo nos fortalecemos hoy para no dejarnos engañar por falsas seguridades y falsos dioses?
  3. ¿Cómo vamos a ser las profetizas y los profetas que necesita nuestro pueblo?

Oraciones comunitarias. Salmo 73. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: Compromiso político del profeta Jeremías.

-      ‘Sométanse al rey de Babilonia y a su pueblo y vivirán’ (Jeremías 27,12)

-      Lectura principal. Jeremías 27,1-22: La petición de sumisión a una potencia extranjera.

-      Lectura de apoyo. Isaías 45,1-13: Dios actuó a través de un extranjero de otra religión.





Comentario 11: LA VOCACIÓN Y LA MÍSTICA QUE ANIMAN AL PROFETA.

La Palabra de Dios que nos llama.



                La Biblia trata de los problemas fundamentales de las personas y de los Pueblos, porque Dios ha querido revelar en ese pueblo palestino su proyecto de una manera particular. Como ayer en Egipto, hoy los pobres gritan su angustia, opresión y desesperanza. Y Dios sigue escuchando ese clamor ‘cada vez más tumultuoso’ (Documento de Medellín). Pero también como ayer, busca a ‘quien enviar para liberar al pueblo’ de los empobrecidos, que son millones en nuestro país y continente. Unos y unas han respondido comprometiéndose en grupos cristianos y organizaciones. ¡Dios nos llama a todos y todas a aportar nuestro granito de arena!

                En estos procesos hacia más libertad, igualdad y fe, el acontecimiento del éxodo será siempre una referencia importante. En Egipto, una masa de esclavos grito su angustia al Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Y Dios escuchó su clamor y bajó a liberarlo (Éxodo 2,24 y 3,7) enviando a Moisés. Llamado por los pobres, Dios respondió llamando a Moisés (3,9-10). Hoy, la Palabra que nos llama, o sea Dios en el clamor de los pobres, nos quema como un fuego ardiente que cala hondo en los huesos (Jeremías 20,9), ‘martillo que rompe la roca’ de nuestro corazón endurecido (Jeremías 23,29). A veces se nos impone como una necesidad; exige opciones y respuestas. Con gran variedad, la Palabra se hace presente en nuestra vida. ¿Hemos sabido escuchar esta voz? Dios no se cansa de llamarnos: su pueblo necesita de nosotros y nosotras.



A. OJEANDO EL ÁLBUM DE LA FAMILIA DE DIOS SOBRE ‘LAS VOCACIONES’

Llama la atención la multiplicidad de vocaciones. ‘Vocación’ significa llamada para orientar toda una vida. Son diferentes vocaciones para la misma misión de servir al Pueblo de los Pobres afín de que pueda cumplir con fidelidad el proyecto de Dios. Miremos cuál de estas vocaciones tiene parecidos con nuestra propia llamada a servir.



1. En el Antiguo Testamento

-          Abraham, llamado para ser padre del Pueblo de los Pobres, creyó y asumió nuevos proyectos (Génesis 12 y adelante).

-          Sara, esposa de Abraham, que se rió cuando escuchó que iba a ser madre en su vejez, dudando de sí misma y de Abraham, matriarca del Pueblo de los Pobres (Génesis 18,9-15).

-          Agar, llamada a entrar en el proyecto de Dios a través de una llamada de Sara, su patrono que la despreciaba, pero que Dios miró con cariño (Génesis 16,1-16; 21,8-21).

-          Jacob, cuyo Dios cambió el nombre en Israel por haber luchado contra su ángel (… el mismo Dios) hasta que logre su bendición (Génesis 32,23-33).

-          Moisés, hebreo criado en la corte del Faraón, solidario de su pueblo, llamado por Dios para liberarlo, que en un primer momento tuvo miedo de emprender su liberación (Éxodo 3,11,13; 4,1,10,13).

-          Miriam, hermana de Moisés, llamada por Dios por sus cualidades y las necesidades, convocó a las mujeres para celebrar el comienzo del éxodo y la victoria sobre los Egipcios (Éxodo 15,20).

-          Aarón, llamado por Moisés, su hermano, para ser portavoz y sacerdote de nuevo pueblo liberado (Éxodo 4,14-15).

-          Los Setenta, ancianos y sabios llamados con el don del Espíritu para ser, con ciertos criterios, servidores del pueblo (Éxodo 18,21 y Números 11,16).

-          Josué, llamado para suceder a Moisés, recibió la orden de ‘ser fuerte y valiente’ (Josué 1,6-9).

-          Débora, mujer decidida, fue llamada para liberar a su pueblo en un momento difícil de su historia, llamando a otros para que la ayudaran (Jueces 4,1-10).

-          Gedeón, líder del pueblo que no creyó en la llamada que recibía y pidió doble confirmación (Jueces 6,11-40).

-          Ana, recibió la llamada para ser la madre del profeta Samuel, con ocasión de una oración a Dios (1 Samuel 1,18-19).

-          Samuel, que no reconocía la llamada de Dios, necesitando la ayuda de otro para decir: ‘Habla, Señor, que tu servidor escucha’ (1 Samuel 3,1-18).

-          Saúl, primer rey del Pueblo de Dios que, siendo llamado por aclamación (1 Samuel 16,1-3), por unción del profeta (10,1-8) y por sorteo (10,17-24), no supo mantener la fidelidad.

-          David, llamado por la unción (1 Samuel 16,1-13) y por invitación del pueblo para ser rey de Judá (2 Samuel 2,1-4) y de Israel (5,1-5).

-          Salomón, que llegó a ser rey por ser hijo de David y por una conspiración palaciega (1 Reyes 1,28-53).

-          Elías, que obedeció la Palabra de Dios y la palabra del pueblo (1 Reyes 21,1), se lo conoce como el profeta siempre disponible a la acción del Espíritu (1 Reyes 18,12).

-          Eliseo, que recibió la llamada del profeta Elías y pide permiso para despedirse de sus padres, dejándolo todo para suceder a Elías (1 Reyes 19,21).

-          Amos, que sintió irresistible la llamada frente a la explotación y opresión de su pueblo (3,3-8 y 7,15).

-          Oseas, llamado desde su drama familiar cuya fuerte experiencia de amor matrimonial lo llevó a descubrir su misión en medio del pueblo (1,1-3,35).

-          Isaías, ofreciéndose después de una fuerte experiencia de Dios y de sus limitaciones: ‘Aquí me tienes, Señor’ (6,1-13).

-          Jeremías, que se quedó tartamudo al momento de tomar conciencia de su vocación, disculpándose: ‘Pero, Señor, no soy más que un muchacho’ (1,4-10).

-          Ezequiel, también se quedó mudo durante varios días, cuando recibió la misión de ser ‘centinela de su pueblo’ (3,25-27).

-          Jonás, que es la imagen de un profeta que, en un primer tiempo, no tuvo coraje de asumir su vocación y se escapó (1,3).

-          Nehemías, que sintió la llamada de Dios al saber de la situación de su pueblo y al aceptar la invitación del rey de Persia (2,1-8).

-          Esdras, respondiendo a la llamada de Dios también sobre la invitación del rey de Persia a organizar a su pueblo liberado del exilio (7,11-26).

-          Matatías, que se dio cuenta de la llamada al enfrentarse con la opresión y persecución que sufrió con su pueblo (1 Macabeos 2,66).

-          Judas Macabeo, llamado para ser jefe de guerrilla, por ser el hijo más valiente de Matatías (1 Macabeos 2,1-28, 66).

-          Rut, la extranjera que se había quedado viuda y sin perspectiva de futuro, aceptó la llamada a través de la solidaridad con su nuera judía, Noemí (1,15-18).

-          Ester, que por su belleza fue llamada a ser reina en Babilonia (2,15-17) y liberó a su pueblo arriesgando su propia vida (4,12-17).

-          Judit, llamada para liberar a su pueblo en un momento de gran angustia (8,1-36) confiando en el ‘Dios de los humildes, ayuda de los pequeños, defensor de los débiles, salvador de los desesperados (9,11).

-          Josías, llamado a servir como rey la reforma de la situación del pueblo debido a las circunstancias políticas del momento (2 Reyes 21,23-24 y 22,1).



2.    En el Nuevo Testamento

-          María, joven campesina, que aceptó la llamada del ángel para ser la madre del Mesías sin saber hasta dónde la iba a llevar este compromiso: ‘Soy la servidora del Señor’ (Lucas 1,38). Meditaba la Palabra al punto que se encarnara en su seno.

-          José, llamado a ser el esposo de María, que superó el machismo y aceptó a su mujer como madre de Jesús y del nuevo Pueblo de Dios (Mateo 1,18-25).

-          Zacarías, padre de Juan Bautista, que no fue capaz de creerla llamada, quedándose mudo hasta el nacimiento de su hijo (Lucas 1,11-22).

-          Isabel, que creyó la llamada, concibió a Juan Bautista y fue capaz de reconocer la gestación del Mesías en su prima María ((Lucas 1,23-25 y 41-45).

-          Juan Bautista, llamado desde el seno materno (Lucas 1,11-17), que, como profeta después de varios siglos de silencio, asumió con valentía su misión de ser el precursor del Mesías (Marcos 6,17-29).

-          Jesús, que convivió durante 30 años con su pueblo de Nazaret, donde profundizó su vocación de Hijo de Dios, llamado a ser el Mesías (Lucas 4,18-19) según la profecía del Siervo sufriente (Isaías 61,1-2) hasta la muerte de cruz y la resurrección.

-          Pedro, llamado mientras pescaba con su padre (Mateo 4,18-20), que tuvo varios tropiezos (Marcos 8,31-33; Mateo 14,28-31; 26,30-35) hasta afirmarse de verdad (Juan 21,17).

-          Juan, que, por la llamada de Jesús, lo abandonó todo (Marcos 1,20) y fue el discípulo amado que acordó hasta la hora de su llamado: 4 de la tarde (Juan 1,39).

-          Mateo, despreciado por la gente por ser cobrador de impuestos para los Romanos, que siguió enseguida el llamado de Jesús (Mateo 9,9).

-          Judas, llamado para ser apóstol (Mateo 3,19), pero que no supo creer en el perdón de Dios (27,3-10).

-          María Magdalena, llamada por Jesús para ser la primera testiga de su resurrección (Marcos 16,1,9; Juan 20,11-18).

-          La Samaritana, con dificultad para entender la llamada de Jesús (Juan 4,7-30), pero que pasó a ser misionera entre su propia gente (4,39-42).

-          Matías, que fue llamado a través de un sorteo para ser apóstol, en una reunión de la primera comunidad cristiana, confirmado por los Once, (Hechos 1,15-26).

-          Bernabé, el primero de la 1ª comunidad cristiana en practicar el compartir de los bienes (Hechos 4,36), que luego supo enfrentar situaciones difíciles (9,26-27; 11,22,25; 13,2).

-          Pablo, perseguidor de los primeros cristianos, que cayó al suelo al momento de escuchar la llamada (Hechos 9,4) y se quedó ciego (9,8), separado para ser misionero por todo el imperio romano.

-          Lidia, que sintió la llamada al escuchar a Pablo, fue la 1ª coordinadora de las comunidades cristianas en Europa (Hechos 16,14).

-          Febe, llamada a ser diaconiza, muy cercana a Pablo y servidora de muchos cristianos (Hechos 16,1-2).

-          Timoteo, de mucha formación religiosa (2 Timoteo 15 y 3,14), llamado para ser compañero de misión de Pablo (Hechos 16,1-3).

-          Priscila y Áquila, pareja muy amiga de Pablo, que siguieron la llamada en Roma, haciendo compatibles las exigencias de la comunidad con las posibilidades de su profesión (Hechos 18,2-3 y Romanos 16,3-5).



B. LA VARIEDAD DE VOCACIONES DENTRO DEL MISMO PROYECTO DE DIOS

                Esta serie de ‘fotografías’ del álbum de la familia de Dios nos muestra las diferentes maneras en que Dios llama a las personas para manifestarle la necesidad de ser útil. Cada una tiene una misión propia. Unas son llamadas para liberar al pueblo, otras para ayudarlo a organizarse, presidir sus asambleas, celebrar el culto, cantar, profetizar, anunciar, gobernar, guiar, aconsejar… Son misiones llamativas o humildes, pero todas ligadas al servicio del pueblo o de un grupo más reducido. Unas son de por vida, otras para poco tiempo. Pero la meta es la misma para todos y todas: hacer avanzar el proyecto de Dios: libertad, igualdad y fe.

                Para llamar a las personas, Dios usa diferentes medios como: percepción de las necesidades del pueblo, invitación de alguna persona, aclamación, sorteo, peligro, llamada interior, indicación de la comunidad, sueños, aparición de un ángel, testimonio de otro… Ninguna vocación se repite. La llamada de Dios no quita la libertad de las personas, que dicen: ‘¿Quién soy para esto?… No estoy capacitado… Me da miedo…’ Esta llamada provoca un conflicto: lanzarse o quedar cómodo, convertirse o seguir igual, transformar la situación social o quedarse en el ámbito religioso. Es una invitación a unir muchos contrarios, y sobre todo arriesgarse. Nuestra libertad es para lograr algo grande en la vida personal, social, cultural, eclesial.



C. LA CONFRONTACIÓN DEL PROFETA CON EL MISTERIO DE DIOS

                Ningún profeta lo sabe todo de antemano. Sí sabe que Dios no lo va a abandonar nunca, y que las dificultades van a ser grandes y numerosas. Jeremías no encontraba la respuesta al crecimiento de la injusticia en medio de su pueblo (12,1). Habacuq se quejaba de lo mismo (1,3). Isaías se sentía indigno (6,5). Alegría y dolor, esperanza y angustia, claridad y oscuridad son experiencias simultáneas que vive el profeta. La palabra que lo llama es a la vez gozo y drama del profeta (Jeremías 15,16).

                La raíz de esta contradicción está no solamente en las ambigüedades de la vida personal y social; viene del misterio mismo de Dios. La experiencia de Dios produce una certeza que sobrepasa las certezas humanas. Es la seguridad de que Dios está y estará con uno mismo: ‘¡Yo estoy contigo!’, repite Dios a lo largo de toda la Biblia. Esta certeza no quita las debilidades del profeta ni los problemas del camino. Lo hace a uno más intrépido y confiado. No cambia su carácter ni le multiplica la inteligencia. Pero sí es como una nueva luz que lo ilumina y le da otra visión del mundo. Dios y la vida del pueblo son las 2 exigencias del profeta que lo harán sufrir y avanzar, porque son la fuente de su vacación.



D. LAS 4 VOCACIONES HUMANAS TODAS AL SERVICIO DEL PUEBLO

                La llamada de Dios no se limita a transformar interiormente a las personas. Más bien, su servicio al pueblo va a transformarlas espiritualmente. La vocación es para una misión, o sea un servicio con miras al proyecto de Dios, o sea el Reino. Podemos seguir 4 caminos distintos.



  1. El matrimonio en que un varón y una mujer se unen para vivir en el amor, la fecundidad y el servicio a los demás y a Dios.
  2. La vocación de la persona célibe que dedica su tiempo al crecimiento de los demás, personalmente o en alguna organización.
  3. La vocación religiosa en comunidad, tanto para varones como para mujeres: Deciden unirse en una vida comunitaria para dar un testimonio más fuerte de vida sencilla (pobreza), servicial (obediencia) y a tiempo completo (celibato).
  4. La vocación sacerdotal que tiene el ejemplo en Jesús Pastor, para formar comunidades cristianas al servicio del Reino, garantizando la vitalidad de la triple misión de los bautizados: ser profetas, sacerdotes y reyes.



Siempre es tiempo para preguntarse: ¿A qué me llama Dios? ¿Cómo estoy cumpliendo la misión que me ha confiado? ¿Estoy haciendo crecer su Reino? Es cierto que el momento de la juventud es el momento privilegiado para saber el mejor camino a recorrer. Pero siempre es tiempo de darse cuenta que ‘el Reino es lo único absoluto’ (Papa Pablo 6º) para orientar nuestra vida a su servicio.







Tercera  Parte :  Desde el año 608 al 538, en Babilonia
L O S   P R O F E T A S   D U R A N T E   E L   E X I L I O



‘Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos a llorar acordándonos de Jerusalén’ (Salmo 137,1)





P R E S EN T A C I Ó N



A. CARACTERÍSTICAS DE ESTA ÉPOCA



  1. Las alianzas con Egipto y Asiría no lograron impedir el surgimiento del imperio babilónico.
  2. Ocurrieron 3 hechos importantes: la muerte del buen rey Josías, la desintegración progresiva del reino de Judá al sur y la destrucción de Jerusalén por Babilonia con la deportación de sus habitantes.
  3. El Exilio provocó la mayor crisis de identidad y de fe: ‘¿Está o no Dios con nosotros?
  4. Los discípulos de Isaías mantienen la voz de la esperanza en Babilonia:

-      Compartieron los sufrimientos y las crisis de los exiliados y redescubrieron la presencia de Dios en los hechos dolorosos del Exilio.

-      Inventaron una nueva pedagogía al leer, a la luz del pasado, los signos de Dios en medio del desamparo generalizado.

-      Revelaron la nueva misión del Pueblo de Dios: ser siervo de Dios y luz de las naciones.

5.    Los profetas Jeremías y Ezequiel hicieron una revisión de la época pasada para desenmascarar a los culpables de tal tragedia.

6.    Los profetas pronunciaron menos ‘Oráculos del Señor’; más bien recordaron y actualizaron los mensajes de los profetas anteriores: iniciaron los ‘Escritos Proféticos’.



B. INTRODUCCIÓN GENERAL



  1. Contenido de los temas 12 al 16

El período del exilio de Babilonia es un punto de referencia obligatorio para todo recorrido de la Biblia. Fue una etapa muy dolorosa y cuestionadora para el Pueblo de Dios, algo comparable con la experiencia del éxodo. De hecho, el exilio se terminó viviendo como un nuevo éxodo, o sea la posibilidad que Dios daba al pueblo para que pudiera recomenzar su vida y su historia, renovando la alianza, reanudando la marcha interrumpida.

Si hablamos en términos de historia, vemos que el exilio fue un período de tiempo relativamente corto, pero al mismo tiempo muy rico en descubrimiento de la presencia de Dios. Sumergido en una crisis sin precedente, el pueblo se lanza a la búsqueda de la presencia de Dios, abriendo caminos nuevos para la vivencia de la alianza y en una dimensión insospechada antes.

La Biblia surgió como el fruto de esta crisis y búsqueda del pueblo. Ella es fruto del arrepentimiento, de la nostalgia, de la angustia, de la incertidumbre del momento, del dolor, de la esclavitud nuevamente sufrida. Pero es fruto también de la esperanza, de la alegría de la fe, de la memoria, del deseo de ser fiel, de levantarse después de una dura caída. Asumiendo el desastre, el pueblo en el exilio encontró fuerzas para levantar la cabeza, esperando al liberación que se acercaba (Lucas 21,28).



  1. Situación histórica

Los imperios (Egipto, Asiria y Babilonia) adoptaban una política dura y represiva con los países conquistados. Desterraban a parte de la población del país para evitar manifestaciones de protestas. Generalmente llevaban al destierro a la clase dirigente (reyes, nobles, guerreros, sacerdotes, jefes de familia, propietarios, comerciantes) y también los artesanos (herreros, carpinteros – 2 Reyes 24,14-16).El pueblo dominado sin jefes y sin armas, no tenía condiciones ni para enfrentarse a sus dominadores ni para articular una lucha de liberación.

Israel, por su ubicación estratégica entre Egipto y Mesopotamia, fue muchas veces invadido y dominado por una de las grandes potencias del momento. Estas invasiones tuvieron consecuencias trágicas para la historia y la organización del pueblo (1 Reyes 14,25-28; 2 Reyes 15,19-20; 16). Varias de estas invasiones generaron deportaciones. Hubo varios exilios. Cuando hablamos de ‘el exilio’ al singular, nos referimos al período histórico que abarca desde la destrucción de Jerusalén por el rey babilónico Nabucodonosor el año 586 aC., hasta el decreto de Ciro el rey persa (que suplantó al imperio babilónico) cuando permitió que los deportados volvieran a su país el año 538 aC. Este período relativamente corto – 49 años – dentro de una historia milenaria tuvo repercusiones significativas: fue el entierro de un pueblo y su renacer. Los temas siguientes tratarán de los tiempos que van desde la muerte violenta de gran rey Josías en 609 aC. hasta el decreto de liberación en 538 aC. Entre sufrimientos y desánimos, el pueblo reconstruyó su vida a partir de la nada, viviendo intensamente la experiencia del destierro como una nueva búsqueda de Dios.



  1. La Biblia: libro de experiencias fundamentales

Fue profundo el impacto que el exilio causó en el pueblo. Fue un desastre tal que borró todos los puntos de referencia que daban al Pueblo de Dios su identidad: Tierra, Rey, Templo, Culto, Ley, Tradiciones. El pueblo estaba perdido, fuera de casa, en medio de un pueblo con muchas divinidades, volviendo sin querer a la tierra desde donde Abraham había salido hacía 1,300 años. ¡Un fracaso total; una crisis sin precedente! Volvieron a la condición de esclavos. Trastornados por la ideología dominante, se preguntaban: ‘¿Dónde está Yahvé? ¿Qué espera de nosotros?’.

Todo les obligó a revisar toda su historia. Los frutos de esa revisión son los distintos escritos que más tarde fueron reunidos en un solo libro: la Biblia. En este libro, el pueblo buscaba transmitir a las generaciones futuras su experiencia histórica y la nueva conciencia que surgió a partir de la relectura del pasado durante el exilio. Recordaron las historias pasadas, las infidelidades del pueblo y la inquebrantable fidelidad de Yahvé, su Dios. Esto es la Biblia. La escribieron preocupados porque querían que no se perdiera o se olvidara nada. No querían que sus hijos y más descendientes cayeran en los mismos errores. Escribieron un texto que pudiera iluminar la marcha de las comunidades del mañana, partiendo de la realidad presente.

La Biblia no nació ya completa y ordenada como la tenemos. Para enfrentarse a la cultura y religión de los opresores, el pueblo aprovechó símbolos y tradiciones propias. Por ejemplo, el día sábado era el día consagrado a la liberación de Egipto (Deuteronomio 5,12-15). Entonces comenzaron a reunirse los sábados en pequeñas comunidades (Salmo 137), para recordar el largo proceso de liberación de Egipto, para celebrar las pasadas maravillas de Dios: revisaron así toda su historia. Esto es el origen de las sinagogas. Como señal de pertenencia al pueblo elegido, valoraron mucho la circuncisión. Estas reuniones en pequeñas comunidades fueron el paso importante para redescubrir la presencia y el rostro de Dios en todo ese desastre que sufrían. En las reuniones, conjugando memoria y resistencia, se fueron elaborando diversos escritos.

a). La Ley. El grupo sacerdotal dio un paso importante en la elaboración de la Ley, revisando la historia del pueblo desde la creación hasta la muerte de Moisés. Estas serían las bases del Pentateuco, o sea los 5 primeros libros de la Biblia.

b). La historia. Los teólogos deuteronomistas hicieron la revisión de la historia desde la conquista de la tierra hasta el exilio. Son los primeros pasos de la obra llamada ‘Historia deuteronomista’ o Libros históricos: Josué, Jueces, 1º y 2º de Samuel, 1º y 2º de Reyes.

c). Los Salmos. De las celebraciones y cultos salieron muchas oraciones e himnos, en particular los Salmos 74, 79, 80, 85, 106, 107, 137…

d). La profecía. La relectura del mensaje de los profetas anteriores al exilio fue muy importante para la revisión de la historia. En esta relectura, los escritos elaborados sobre los Profetas fueron anexados a la Ley, la Historia y los Salmos.

Cuando el pueblo volvió de Babilonia, trajo consigo el más grande e importante tesoro, fruto del exilio: ‘Las Sagradas Escrituras’.



  1. Los libros proféticos de este período

Para comprender mejor la profecía en la época del exilio, nos fijaremos en la relación que tienen los profetas con la situación del pueblo en este período histórico.

a). El Pueblo que se quedó en su país. Eso está en el libro de Jeremías. En él están registrados los acontecimientos, los conflictos y mensajes desde el año 609 aC. hasta los primeros años del exilio. Jeremías fue una figura inigualable. Denunció los errores del pueblo, pidió sometimiento al invasor, se enfrentó a los falsos profetas, anunció el destierro, el dolor y la muerte. Fue en medio de este torbellino de sufrimientos y confusiones que Dios lo llamó para ser luz y esperanza. En este contexto están también el profeta Baruc y el libro de las Lamentaciones.

b). Los que fueron exiliados. En el siglo 6º, hubo 2 grandes deportaciones.

- Una primera en el año 597 aC.: El ejército de Babilonia se llevaron a la élite del pueblo (2 Reyes 24,8-17). Este primer grupo se enfrentó con un crisis de adaptación a toda la novedad que debieron enfrentar: el ambiente, la cultura, la cuidad inmensa, la religión oficial… Esperaban que el exilio iba a ser breve (Jeremías 29).

- La segunda deportación en el año 586 aC.: Este 2º grupo llegó más desanimado que el primero. Habían presenciado la destrucción del país. No se comprendieron con sus compatriotas que ya estaban en Babilonia (Jeremías 24). Fue el profeta Ezequiel quien actuó en este primer momento del exilio. Animó a su pueblo en esa etapa difícil: Criticó a los líderes, a los que se decían profetas, al pueblo por la violación de las orientaciones de la Alianza. Al mismo tiempo anunciaba nuevo caminos: una nueva organización para el futuro del pueblo.

- Los nuevos tiempos: La Buena Nueva de Yahvé fue germinando tanto entre los que fueron llevados al exilio como entre los que se quedaron en su tierra (Isaías 52,7-10). Se presentó en la región una nueva situación de fuerzas: Por los años 550 aC., el imperio persa, con el rey Ciro, aumentaba su dominio y sus conquistas, en particular sobre el imperio babilónico. El sufrimiento del pueblo iba a disminuir por la posibilidad de regresar en Palestina. Los seguidores del profeta Isaías consolaban y animaban a los exiliados: un nuevo éxodo estaba ya cerca. El pueblo volvería a ser guiado por el brazo liberador de Yahvé.



  1. Cambio de enfoque

Antes del exilio, la política de los reyes, aprovechando su poder, abusaban de la gratuidad de Dios por su fidelidad a seguir el protector de Israel. Se alejaban y alejaban al pueblo de las orientaciones de la alianza. En esta época, la profecía acentuaba el cumplimiento de la alianza para no perder el camino y la identidad. Todo esto se enmarcaba dentro de las tradiciones del éxodo.

Con el exilio, los profetas hicieron una relectura de los nuevos acontecimientos al compartir las penas y los sufrimientos de los exiliados. Junto con el pueblo, llegaron a esta conclusión: la causa del desastre fue por no haber cumplido la ley de Dios, la Alianza fue puesta en el segundo plano (2 Reyes 17), no se cumplió el compromiso asumido en el Sinaí. Durante el exilio, la profecía actuó como una llamada de atención de parte de Dios al pueblo (Ezequiel). Al mismo tiempo animaba a un nuevo comienzo (Isaías 2º). La conclusión era que: con una mayor fidelidad a la ley, Yahvé daría una nueva oportunidad. En la misma Palestina, la lección del pasado era más o menos semejante.

Esta fue la orientación en que se quedaron al momento de edicto de Ciro que permitía a los exiliados regresar a Palestina. La decisión fue el cumplimiento de la Ley. Pero la observancia rígida de la Ley iba a encerrar a los líderes en un nacionalismo estrecho. El tema de la gratuidad y apertura iba a ser el mensaje de los profetas para orientar el cumplimiento de la Alianza, que iba más allá de la Ley.





TEMA  12 :  EL  COMPROMISO  POLÍTICO  DEL  PROFETA  JEREMÍAS.

El profeta interpreta los hechos de la política.



Mensaje: La profecía abarca toda la vida, tanto en lo personal y religioso, como en lo político, porque las principales causas de la situación de las personas son a buscar en los gobiernos y los sistemas políticos que nos van rigiendo. Al incursionar en este campo, los profetas nos ayudan a construir el Reino de Dios. Veamos el caso de Jeremías.



Motivación: Profeta es aquel que sabe leer en los hechos la presencia de Dios y abrir los caminos que él quiere para el pueblo de los pobres. Su fe en Dios y su escucha de la sabiduría popular le permiten reconocer lo mejor y vislumbrar el futuro ya presente. Esta capacidad profética es el don de Dios sembrado en nuestro bautismo. Los profetas existen y dicen sus palabras, pero no es siempre fácil reconocerlos y saber escucharlos.

                El texto que vamos a conversar no es muy conocido, pero tuvo mucha influencia en la historia del Pueblo de Dios. Por varios siglos, el Pueblo de Dios ha aceptado la sumisión al poder extranjero de Babilonia. En él, el rey Nabucodonosor es llamado ‘mi siervo’ (Jeremías 27,6). No es fácil entender este texto que ha sido utilizado para aceptar una dominación injusta.

                Los hechos no siempre eran claros para los profetas. Tenían dudas como nosotros. A veces tomaban decisiones que se corregían en el caminar. Pero, a los profetas, siempre les guiaban varios criterios: 1. Velar por la Alianza, 2. Promover el bien y la sobrevivencia del pueblo, 3. No permitir la manipulación de la fe por grupos que, en vez de buscar el bien del pueblo, se aprovechaban para sus intereses personales. Que la personalidad de Jeremías nos ayude a discernir lo mejor para nuestro pueblo y nuestra Iglesia: seamos los profetas que el tiempo presente necesita.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial: Profetas de hoy.

  1. ¿Qué personas u organizaciones nos ayudan a comprender y enfrentar la realidad que más nos está golpeando?
  2. ¿Qué es lo que permite a estas personas o grupos a comprender los signos de los tiempos para abrir caminos de esperanza y lucha?

Palabra de Dios. Jeremías 27,1-22: La dimensión política de la profecía.

  1. ¿A quiénes estaba hablando Jeremías en este texto y con qué símbolos?
  2. ¿Qué fue lo que llevó Jeremías a decir: ‘Sométanse al rey de Babilonia’?

Hoy nosotros: Arriesgarse a enfrentar la realidad, aún con la posibilidad de equivocarnos.

  1. ¿Qué nos parece la toma de posición de Jeremías?
  2. ¿Tenemos algún ejemplo de situaciones parecidas a las que propuso Jeremías?
  3. ¿Cuál es el mensaje que sacamos para nosotros?

Oraciones comunitarias. Salmo 72. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: El exilio fue el lugar donde nació un nuevo tipo de profecía.

-      ‘Nuestra herencia ha pasado a manos de extranjeros’ (Lamentaciones 5,2).

-      Lectura principal. Lamentaciones 5,22: ¡Luché por la patria y me gané el exilio!

-      Lectura de apoyo. Lamentaciones 3,1-66: ¿Habrá sido el Señor?





Comentario 12: LA DIFÍCIL TAREA DE INTERPRETAR UN HECHO A LA LUZ DE LA FE

Orientar el poder humano: ¿cuándo colaborar y cuando resistir?



                Los libros de la Biblia no tienen siempre la misma opinión sobre un mismo hecho. Por ejemplo, el sacerdote Esdras, después del exilio, mandó repudiar a las esposas extranjeras (9,1-10,44), mientras el libro de Rut cuanta cómo una mujer extranjera fue la madre del Pueblo de Dios (4,11). Isaías aceptó que un extranjero fuera sacerdote de Yahvé (66,21); en cambio el libro de Nehemías presenta largas generaciones para demostrar la pureza de la raza de aquellos que ejercen funciones sacerdotales en el templo (12,1-26). El mismo Isaías condenó al rey de Babilonia (14,10-15); sin embargo Jeremías lo llamó ‘siervo de Dios’ (27,6).

                Para nadie es fácil interpretar correctamente los acontecimientos y descubrir en ellos la voz de Dios. Veamos cómo Jeremías interpretó la invasión de Jerusalén por Nabucodonosor en 587 aC. El estudio de este texto nos va a ayudar a desconfiar de nuestras más seguras interpretaciones y a aprender más de la fe oscura que sobrevive en medio de las dudas más grandes.



A. UN HECHO QUE NECESITA UNA INTERPRETACIÓN URGENTE

  1. La situación internacional antes del exilio

        El imperio de Babilonia (actual Iraq, al este lejano de Palestina para ubicarnos) estaba en el auge de su poder y acababa de consolidar su victoria sobre el imperio asirio (con capital Damasco, en la actual Siria al norte de Palestina). Necao, el faraón de Egipto, se había unido a Asiria, a pesar de ser su continuo enemigo; pues la caída de Asiria representaba un revés y una desprotección para Egipto. Pero Babilonia fue más fuerte y derrotó a los aliados (Asiria y Egipto, en 605 aC.). En 601 aC., Egipto se rebeló y se independizo de Babilonia.

2.    La situación nacional de Palestina

        El reino del norte, Israel, de unas 10 tribus había sido aniquilado en el primer exilio en 597 aC. El pequeño reino de Judá al sur, con unas 2 tribus, estaba situado en los 2 imperios del momento: Babilonia y Egipto por otra. Cada uno de ellos quería tener a Judá como vasallo. El rey de Judá buscaba cómo sacar provecho de esta situación. Por eso, del año 609 hasta 587 aC. hubo en Judá varios levantamientos y cambios de reyes de acuerdo con el imperio que tenía la hegemonía en el momento. Pero en 587 aC., Nabucodonosor decidió desaparece la resistencia de Judá que se había aliado a Egipto y fue la desaparición del reino del sur. Jeremías vivió esta desaparición: ¿Cómo ubicarse en este juego político para abrir un futuro con los pocos que quedaban en el país?

        Resumiendo:

609:               Derrota y muerte del rey Josías por oponerse a los Egipcios.

605:               Derrota del faraón de Egipto Necao delante del rey de Babilonia, Nabucodonosor.

601:               Levantamiento e independencia de Egipto con Babilonia.

597:               Destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor y deportación de los Judíos en Babilonia.



B. LECTURA QUE JEREMÍAS HIZO DE LOS HECHOS

                En julio de 587 aC. Jerusalén estaba cercada por el ejército de Nabucodonosor. Dentro de la ciudad sitiada había varios grupos y movimientos políticos: unos a favor de Egipto (2 Reyes 23,34), otros a favor de Babilonia (2 Reyes 24,1,17), y por los tanto a favor y en contra del rey (Jeremías 38,5; 2 Reyes 24,2). El pueblo estaba totalmente desorientado y dividido (Jeremías 26,11,16-24), sin proyecto de resistencia. Además resistir a Nabucodonosor era suicidario: Todos recordaban el doble trauma de la destrucción de Samaria y el exilio consiguiente (722 aC.) y la derrota y muerte del rey Josías (609 aC.).

                Jeremías pensó que el pueblo no podía desaparecer del todo: ¡Tenía que sobrevivir! Por eso Jeremías decía a quien quería escucharlo: ‘Pongan sus cuellos bajo el yugo del rey de Babilonio; sométanse a él y a su pueblo, y vivirán’ (27,12). Desautorizaba a los profetas oficiales de la corte real que, en nombre de Yahvé, mandaban que el pueblo se enfrentara al ejército de Nabucodonosor. Esta posición de Jeremías no quería decir que él aprobara la política de Babilonia. También para Babilonia le iba a llegar el día en que ‘la someterán naciones poderosas y reyes grandes’ (27,7). Pero opinaba que el pueblo tenía que someterse hasta que llegue tal situación (27,10). Jeremías optó para la sumisión para salvar al pueblo de la peor suerte: Era elegir el mal menor en un momento de peligro demasiado terrible.

                Jeremías fue tratado como un traidor por aconsejar rendirse al rey de Babilonia (38,4 y 29,7). Fue perseguido, encarcelado y condenado (32,2-5; 37,11-16). El consejo de Jeremías no fue aceptado. Jerusalén fue arrasada y su gente desterrad. El pueblo quedó dispersado y traumatizado para largo tiempo. El comentario de Jesús nos puede ayudar a completar nuestra reflexión: ‘¿Podrá un rey con 10,000 hombres hacer frente al otro que viene contra él con 20,000?’ (Lucas 28,31).



C. LAS CONSECUENCIAS: UNA ACTITUD AMBIGUA ANTE EL PODER

                Las palabras de Jeremías tuvieron gran influencia a largo plazo y produjeron una actitud ambigua frente al poder, porque el poder es ambiguo. He aquí unos ejemplos de la ambigüedad del poder.



  1. El pueblo acepó ser gobernado por un extranjero, en nombre de Dios

En su sabiduría, varias veces el pueblo no intentó interferir en el juego de poder de los imperios para que se mejorara su situación. Sabe pues que el poder es pasajero y que cambia de mano después de cierto tiempo (Jeremías 27,7). Mientras el poder se estaba ejerciendo, el pueblo lo aceptaba. Hasta llegó a aceptar nombramientos de sus autoridades hechas por reyes extranjeros que lo perseguían. En tiempos de Jesús, era el gobernador romano que nombraba al sumo sacerdote: Pilato fue uno de ellos. Mientras no llega una nueva orientación del poder, el pueblo busca negociar y sacar las mejores ventajas para seguir su proyecto. En este caso, aceptaban ciertas inconveniencias que no destruían su fe y la permitían continuar en fidelidad a la alianza.



  1. Peligrosa identificación de los poderes

Veamos otro ejemplo. Después del exilio, el sacerdote Esdras fue enviado por el rey persa a gobernar en Jerusalén (398) porque era de su confianza. El rey estaba interesado en mantener la seguridad de su frontera este (Palestina) hacia Egipto. Esdras estaba interesado en tener una mayor facilidad para que su pueblo tenga cierta libertad que no comprometía la práctica de la Ley. El rey había dado a Esdras todos los poderes (Esdras 7,25-26).El rey se valió de Esdras para lograr un objetivo político y estratégico. Esdras usó el poder recibido para lograr un objetivo religioso. ¿Qué sucedió? Esta peligrosa utilización del poder llevó a grandes abusos en nombre de Dios. Los sacerdotes judíos abarcaron con todos los poderes hasta la destrucción de Jerusalén unos pocos años después de Jesús.



  1. El drama de los primeros cristianos

Pablo escribió en su carta a los romanos: ‘Cada uno en esta vida debe someterse a las autoridades. Pues no hay autoridad que no venga de Dios’ (Romanos 13,1). Esta recomendación de Pablo era fruto de la mentalidad que se creó a partir del consejo de Jeremías y a partir de la identificación que hizo Esdras de los distintos poderes. Ahora bien, estas mismas autoridades recomendadas por Pablo empezaron a perseguir y matar a los cristianos. Las autoridades ‘establecidas por Dios’ mandaban actuar contra Dios (ver Apocalipsis 13,8,15-16). Entonces, ¿a quién se tenía que obedecer? El Apocalipsis clarifica y muestra la otra cara del poder. Dice exactamente lo contrario de Pablo. El poder del imperio romano que persigue a la Iglesia, nace del dragón de la maldad y es enemigo de Dios y de Jesucristo (13,1-2); es el fruto del vómito de Satanás (12,15). Los primeros cristianos habían profundizado las palabras y la práctica de Jesús para encontrar la actitud correcta.



D. LAS RECOMENDACIONES DE JESÚS: EL PODER ES SERVICIO

                Jesús buscó inculcar a sus discípulos una nueva actitud ante el poder. En la pequeña comunidad itinerante que se formó en torna a su persona, el poder era ejercido no como un privilegio personal, sino como un servicio a los demás integrantes (Mateo 20,20-28). Contagiados por la mentalidad que imperaba en la época y por el corazón humano, los apóstoles discutían por el primer lugar. Jesús los reprendió y les presentó una alternativa: No sean como los poderosos de este mundo que se hacen llamar bienhechores, pero que, en realidad, los oprimen y explotan. Pónganse en el último lugar como de aquel usa del poder para servir y no para aprovecharse (Mateo 23,8-12). En sí el poder no es malo: es bueno o malo según se lo usa para dominar o para servir.

                El mismo Jesús dio el ejemplo, en particular en la última cena: asumió su condición de ‘servidor’, siendo ‘el Maestro y el Señor’ (Juan 13,2,15), según la profecía del ‘Servidor sufriente’ de Isaías. Con el gesto de lavar los pies a sus apóstoles, quiso interpretar Jesús como él entendía y vivía el poder: sirviendo el crecimiento del grupo. Mateo nos describe cómo Jesús fue tentado de seguir otros caminos para llevar adelante el Reino de Dios: los caminos del poder dominador, de la riqueza que divide y de la fama que engaña; pero Jesús se negó (4,1-11 y Marcos 8,31-33). Jesús no buscó dominar ni condenar, ni trató a sus discípulos como siervos de él. Más bien los trataba como iguales y como amigos. Lo compartió todo con ellos, hasta los ‘secretos del Padre’ (Juan 15,15). Por otro lado, Jesús no se intimidó delante de poder político y económico de su época. Nadie le quitó su libertad para hablar y actuar: ni Pilato, ni Herodes, ni el poder religioso del Sanedrín, lograron acobardarlo (Lucas 13,31-33; 28,8-12; Juan 19,8-11). Su unión con el Padre y su solidaridad con el pueblo de los pobres le daban plena seguridad ante el los poderosos que habían absolutizado y divinizado el poder humano (Juan 10,18).



D. EL EJEMPLO DE LA REVOLUCIÓN SANDINISTA

                Los hitos de nuestra historia latinoamericana deben ser analizados y perfeccionados. Todos son temas polémicos. Pero no por eso podemos ignorarlos, como lo están haciendo los poderes nacionales e internacionales que nos dominan. Dios nos habla a través de todos estos valiosos acontecimientos para más dignidad, libertad, justicia y fe. La revolución sandinista marca para nuestro continente el mayor avance de un poder como servicio del crecimiento del pueblo.



  1. Una dictadura de casi 50 años

El Pueblo de Nicaragua sufrió la cruenta dictadura de la familia Somoza durante 47 años a partir del asesinato de Augusto Sandino en 1932, celebre jefe de un pequeño ejército campesino que logró sacar del país a los marines norteamericanos.

  1. El triunfo de la guerrilla del FSLN

Para derrocar a Anastasio Somoza, el pueblo nicaragüense se dio un instrumento armado en el FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional). Durante muchos años de clandestinidad y persecución, logró organizarse para resistir y derrocar al dictador en julio de 1979. Un mes antes de la caída de Somoza, los obispos de Nicaragua reconocieron el derecho del pueblo nicaragüense a la ‘insurrección armada contra Somoza’, sabiendo que muchos cristianos y varios sacerdotes estaban participando de esta rebelión.

3.    El triunfo de Frente Sandinista de Liberación Nacional

Con la llegada de los Sandinistas al poder, se dio no sólo un cambio de gobierno sino un cambio de sistema político. Los mismos obispos reconocieron, en una carta pastoral de septiembre del mismo año, que la revolución sandinista era una buena oportunidad para vivir la opción por los pobres y los valores del Reino de Dios. Durante un año, unos 14 sacerdotes participaron del gobierno sandinista. Por presiones del Vaticano, sólo se quedaron 4 durante los 11 años de la revolución sandinista.

  1. Los logros del gobierno sandinista

Los logros del gobierno sandinista, durante los 2 primeros años, no gustaron ni al imperialismo norteamericano ni al poder eclesiástico representado por el Cardenal Obando, que no podían actuar a su antojo. Había logrado un reforma agraria, la alfabetización de 50% de la población, la promoción de la mujer, la organización de los campesinos, obreros y artesanos, una educación liberadora, la salud gratuita, elecciones democráticas que confirmaron al FSLN, la valoración de la cultura popular, la autonomía de los Indígenas Misquitos… Por esta razón apoyaron, armaron, financiaron y dirigieron una oposición armada al gobierno sandinista conocida con la ‘contra-revolución’ que fomentó una guerra civil destruyendo la infraestructuras del país y matando a todos los cabecillas que apoyaban el gobierno sandinista.

  1. El regreso del somocismo

Agobiado por una guerra devastadora de 8 años que gastaba más de la mitad del presupuesto del Estado, el gobierno sandinista llamó a elecciones en 1990. El FMLN perdió el gobierno pero conservó la mayoría en la Cámara de diputados. El pueblo nicaragüense prefirió terminar con la experiencia sandinista porque ya no podía más aguantar destrucciones y matanzas, dándose cuenta que, de alguna manera, ‘mataba a la gallina de los huevos de oro’ que le había traído tantos beneficios. Apoyados por el imperialismo norteamericano y la jerarquía católica, los somocistas regresaron al poder, con las consecuencias que conocemos.



                Estos 11 años de gobierno sandinista son, para el pueblo de los pobres de América Latina, una realización aunque imperfecta de sus sueños y utopías: ‘Otro mundo es posible’. Esta lucha no ha cesado en todo el continente, en particular en las Organizaciones Populares y los Pueblos Indígenas. Haciendo una lectura de fe, ¿no será la experiencia sandinista una profecía inconclusa donde Dios señala un camino abierto para los pueblos de América Latina? La historia no se repite, pero sí construye nuevos espacios de dignidad, libertad y soberanía. Las experiencias exitosas y tantas vidas ofrendadas por todas partes para un futuro mejor son parcelas luminosas del Reino de Dios.





TEMA  13 :  LAMENTOS  DE  UN  PUEBLO.

El exilio fue el lugar donde nació otra forma de profecía.



Mensaje: Un lamento es siempre signo de esperanza porque denuncia una situación injusta y grita por un futuro mejor. De nuestro continente sube un clamor por un futuro distinto y otro mundo posible. La experiencia del ayer es una luz para las vivencias de hoy.



Motivación: Ha sido la costumbre de los grandes imperios de desplazar poblaciones para subyugarlas mejor e impedir que se rebelen. En nuestro país es el ejemplo del Pueblo Salasaca que fue traído de Bolivia al Azuay, y viceversa, en tiempos de la conquista Incaica. En nuestros tiempos este fenómeno ha sido sustituido por las migraciones, ahora forzadas por la explotación de los países industrializados y sus empresas multinacionales. De Ecuador han salida una 3 millones de personas, o sea 1 ecuatoriano sobre 4, con el sueño de sobrevivir, con todas las consecuencias negativas que esto trae, tanto en el país donde se migra como en aquí.

                En la historia del Pueblo de Dios hubo muchas migraciones y muchos exilios: la migración de Abraham, la de los hijos de Jacob a Egipto, el éxodo con Moisés… Dos exilios forzados fueron más dramáticos por el pueblo instalado en Palestina: el del reino del norte Israel en 597 aC. y el del reino del sur Judá en 586 aC., los 2 en tierras de Babilonio.

                Los profetas intentaron comprender el rumbo que tomaba el proyecto de iniciado con Moisés y sellado en la alianza del Sinaí. El enfoque cambió: no se trataba tanto de denuncias contra las infidelidades del pueblo y de los reyes, sino más bien de anuncio del nuevo camino a tomar en la situación desesperada del momento. La profecía se volvía más esperanzadora por la fe en la fidelidad y capacidad de Yahvé, el Dios liberador de los pobres. Su mensaje era como la lluvia y el sol: Humedecía y calentaba la semilla escondida en el corazón del pueblo para que surgiera y se fortaleciera una planta nueva.

                La lectura de hoy proviene del Libro de las Lamentaciones que se atribuye a Jeremías. Esta 5ª lamentaciones es un resumen del exilio. En sus líneas e entrelíneas aparece la situación trágica del Pueblo desterrado. Es una queja colectiva. Desde esta queja, tal como pasó en Egipto desde el clamor de los esclavos, va a salir un nuevo sentido a la alianza y una nueva esperanza.



Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.

Diálogo inicial:

  1. ¿Quiénes de nuestras familias han emigrado a otros países y por qué motivos han salido?
  2. ¿Qué beneficios e inconvenientes evaluamos por esta situación de migración?

Palabra de Dios. Lamentaciones 5,1-22: La desesperación de los exiliados a Babilonia.

  1. ¿Cuáles son las quejas que se manifiestan en esta lamentación?
  2. ¿Cuáles son los signos de fe y esperanza que aparecen en esta queja colectiva?

Hoy nosotros: Nuestro derecho principal es vivir dignamente en nuestro país.

  1. ¿Por qué situaciones parecidas están pasando los migrantes de hoy?
  2. ¿Cuáles son nuestras quejas por toda esta situación de migración?
  3. ¿Qué tenemos que cambiar personal y socialmente para ayudarnos en este drama nacional de la migración?

Oraciones comunitarias. Salmo 88. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.



Preparación del próximo tema: Las esperanzas de los que se quedaron en Palestina, con el profeta Jeremías.

-      ‘Jerusalén vivirá segura y llevará el nombre de ‘Yahvé es nuestra justicia’ (Jeremías 33,16).

-      Lectura principal. Jeremías 23,1-26: No perder la esperanza.

-      Lectura de apoyo. Jeremías 52,1-34: Descripción de la destrucción de Jerusalén.





Comentario 13: VIVIR EN ESTADO DE PEREGRINO PERMANENTE

Los numerosos exilios y retornos registrados en la Biblia



                La Biblia se hace eco de muchos exilios y retornos. La lista que sigue registra un total de 17 y no está completa: cubre sólo del siglo 8º al 4º.



  1. Exilios o salidas: 734 a Asiria (2 Reyes 15,29), 722 a Mesopotamia (2 Reyes 16,6,23), 701 a Asiria (2 Reyes 18, 32-33), 669 a Babilonio (2 Crónicas 33,11-13), 609 a Egipto (2 Reyes 33,34), 604 a Babilonia (2 Crónicas 36,6 y Daniel 1,2), 599 a Moab, Edón y Amón (Jeremías 40,11 y 43,5), 597 a Babilonia (2 Reyes 25,1-30), 586 a Egipto (Jeremías 43,4-7), 582 a Babilonia (Jeremías 52,30) y Jeremías 44,1 habla de otro exilio a Egipto.
  2. Vueltas o regresos: 587 de países vecinos (Moab, Edón, Amón: en Jeremías 40,12), 582 de Babilonia (Baruc 1,6-9), 538 de Babilonia (Esdras 1,1-11), 520 de Babilonia (Esdras 2,1), 445 de Babilonia (Nehemías 2,1-11), 430 de Babilonia (Nehemías 13,7), 398 de Babilonia (Esdras 7,1-8,38)…



A. LAS CAUSAS QUE LLEVARON A LA DISPERSIÓN O ‘DIÁSPORA’

                La gran cantidad de salidas y regresos sólo se explica a partir de las causas que se repiten a lo largo de los siglos. Ofrecemos algunas de estas causas sacadas de la Biblia o de la arqueología.



  1. El clima

        Las sequías periódicas obligaban al pueblo a emigrar a Egipto al sur, como fue el caso para Abraham y los Patriarcas (Génesis 12,10), o a Transjordania al oeste como Rut (1,1,16). La sobrevivencia en Palestina dependía de las lluvias y de su regularidad.

  1. Corredor comercial

        En esta parte del mundo, el comercio entre los grandes imperios pasaba por Palestina. Esto facilitaba los viajes, el contacto entre pueblos: Egipto al sur, Tiro y Sidón al este, Asiria al norte, Transjordania y Babilonia al este… sin hablar de Grecia y de los pueblos del mar. Familias enteras emprendían viajes por estas tierras.

  1. Valor estratégico y político

        Estando al cruce de 3 continentes: Asia, África y Europa, Palestina sufría de las invasiones de los imperios que se disputaban la hegemonía en la región. Esta situación de dominación y control fue casi permanente: Asiria de 722 a 605 aC., Babilonia de 604 a 538, Persia 538 a 333, Grecia de 333 a 315, Egipto con los Lágidas de 305 a 198, Siria con los Seléucidas de 198 a 142, los Asmoneos 142 a 63, Roma de 63 aC. a 70 después de Cristo… Este domino extranjero traía inestabilidad e inseguridad; provocó la destrucción del sistema tribal, de una economía durable, de la monarquía, de la pureza de la fe… Y muchos elegían salir a otro país.

  1. Expulsiones y deportaciones

        Como lo hemos visto, las invasiones traían consigo innumerables expulsiones, desplazamientos y deportaciones.

  1. Servicio militar

        Según la costumbre de la época, muchos Judíos servían como mercenarios u obligados en los ejércitos de otros países en particular aquel que invadía. A cambio recibían tierras y favores.

  1. Atracción económica

        La Ley no permitía la explotación del compatriota, pero sí del extranjero (Deuteronomio 15,3). Esto puede explicar por qué muchas familias se quedaban en algún país donde habían encontrado una situación económica favorable. Ejemplos: Tobías (1,12-14), Ester (2,15-17,21), Nehemías (2,1), Esdras (7,12), Daniel (1,3-7)…

  1. Abandono de la Alianza

        El abandono de la alianza llevaba consigo la perdida de las raíces y de la identidad. Sin resistencia personal, la gente buscaba otras seguridades fuera del país, junto a otros gobiernos (Jeremías 43,1-7).

  1. Grupos rivales

        Las divisiones internas llevaron a mucha gente a salir del país. En Egipto, a Alejandría, había 2 grandes barrios judíos. En tiempos de los primeros cristianos, Pablo, en sus viajes misioneros, solía visitar a estos Judíos que se habían asentado en las grandes ciudades de todo el Mediterráneo.

Toda esta situación nos hace ver como se produjo esta dispersión o ‘diáspora’ en las regiones vecinas o de los distintos imperios. Muchas veces, al vivir en el mismo barrio, conservaban ciertas de sus costumbres religiosas.



B. EL EXILIO DE BABILONIO: EL MÁS SIMBÓLICO

                El exilio a Babilonia en 586 aC. posiblemente haya sido el que se llevó a más gente. De toda manera ha sido considerado por el Pueblo de Dios como el más destructor. Es cierto que no todos los Judíos fueron a Babilonia. Sin embargo, la manera de contarlo lo presenta como el más significativo.

                Hubo un exilio anterior, en Babilonia también, en 597, antes de la destrucción de Jerusalén. Nabucodonosor llevó a los líderes del pueblo: rey, ministros, funcionarios, nobles, ancianos, artesanos (2 Reyes 24,14-16). Fuera de su país, este pueblo seguía esperando una intervención divina. Según ellos, Dios vendría para destruir Babilonia. Una falsa ideología les impedía comprender la triste realidad. (Isaías 42,18-19), pues había profetas que alimentaron esta ilusión (Jeremías 29,8-9).

                En un 2º exilio, unos 10 años después, en 587 aC., Nabucodonosor deportó el resto de la población que se había refugiado en la ciudad (2 Reyes 25,11). Este 2º grupo llevó la imagen dolorosa de Jerusalén completamente destruida, el pueblo masacrado, el culto interrumpido (Libro de las Lamentaciones). Era la imagen del fracaso de la falsa ilusión. De esta manera, sin tierra, sin templo, sin monarquía, tuvieron que repensarlo todo. Interpretaron el final del exilio como un nuevo éxodo (Isaías 43,16.20 y 41,18-20), un nuevo comienzo. Por esta razón querían todo nuevo: una nueva tierra y un nuevo cielo (Isaías 65,17), una nueva alianza (Isaías 54,10; 55,3; 61,8), un nuevo pueblo (Isaías 43,21), un nuevo corazón y un nuevo espíritu (Ezequiel 36,26), una nueva ley impresa en el corazón (Jeremías 31,33). De hecho, el pueblo renacía de sus cenizas y reiniciaba la marcha tal como Abraham y Moisés lo habían emprendido hace siglos. De esta manera, el destierro de Babilonia marcaba una nueva etapa. Pasó a ser un espejo para mirar y comprender el pasado: fue una experiencia simbólica de un nuevo amanecer. Sólo una parte del pueblo fue al exilio de Babilonio, pero todos sufrieron y los perdieron todo, y por eso todos cambiaron, tanto los que fueron en el exilio como los que se quedaron dispersos en Palestina.



C. REFLEXIÓN SOBRE LOS EXILIO Y REGRESOS



  1. El destierro de Babilonia fue una etapa dentro de un proceso

        Hemos visto cómo el exilio de Babilonio no era un hecho aislado, sino un elemento dentro de un proceso más amplio, provocado por la situación económica, social y política, tanto nacional como internacional.

-          Por una parte, existía circunstancias que impulsaban u obligaban a salir provocando exilio – salida – dispersión – deportación – emigración - desintegración.

-          Por otra parte, existía también una fuerza identificadora que impulsaba a volver provocando regreso - retorno – vuelta - éxodo - reintegración - reorganización - reconstrucción.

        Este proceso de exilio y dispersión comenzó en el siglo 7º aC. cuando surgieron las grandes potencias internacionales, y llegó a su punto álgido en el siglo siguiente con el exilio a Babilonia. El proceso opuesto de retorno y reconstrucción comenzó después con el exilio a Babilonia. Poco a poco se logró un equilibrio entre la fuerza que impulsaba a salir y la que hacía volver. Se llegó a una comunicación intensa entre el pueblo de Palestina y los grupos que vivían en el exilio o la dispersión (diáspora): Egipto, Babilonia, Mesopotamia, Transjordania, Asia Menor…



  1. Reflejo de la experiencia humana de dispersión y de retorno

        Además el exilio no era solamente un fenómeno geográfico. Era también el reflejo geográfico de algo más profundo que pasaba dentro del pueblo y en todo ser humano. Todos vivimos un estado de dispersión y de retorno, de desintegración y de comunión.

a). La dispersión que aleja de Jerusalén. Con la destrucción de Jerusalén en 587 aC., se quebró la identidad y la auto-imagen del Pueblo de Dios. Los trozos de la imagen se quedaron esparcidos en los diferentes grupos y tendencias que se fueron formando a lo largo de los siglos. Cada grupo pretendía ser el heredero legítimo de todo. Eso originó las divisiones internas que caracterizaron el período post-exílico. Las diferencias llegaron a ser tan profundas que impedían la reconciliación: grupo pro-Egipto (Jeremías 41,17), grupo pro-Babilonio (Jeremías 40,9), grupo ligado a los Amonitas (Jeremías 40,11,14), grupo de Baruc hijo de Nerías (Jeremías 43,3)… Estos grupos tenían su influencia en el pueblo que quedaba confuso e indefenso. Cada grupo tenía su manera de leer el pasado, la tradición y la ley. Pero, la división más trágica fue entre Judíos y Cristianos, al final del siglo 1º, que todavía no se ha superado. La dispersión geográfica era imagen y consecuencia de esta división interna del pueblo.

b). El movimiento de regreso que atrae hacia Jerusalén. De la misma manera, el regreso no es solamente un movimiento geográfico. Es también el intento siempre renovado de encontrar la identidad perdida y la comunión alrededor del mismo Dios. Después del exilio, hubo diferentes y opuestos intentos

- El intento de Ageo y Zorobabel, que querían restaurar la monarquía,

- El intento de Zacarías y Josué que querían reconstruirle templo,

- El intento ecuménico de los discípulos de Isaías que querían que el pueblo sea ‘Luz de las Naciones’,

- El intento de Nehemías que quería transformar Jerusalén en un centro fuerte alrededor de la Ley, y simbólico para todos los Judíos dispersos,

- El intento de Esdras de querer imponer la ley de Dios como ley de Estado para los habitantes de Palestina.

- El intento de defender el espíritu de la ley que aparece en el libro de Rut…

c). Con Jesús, el exilio se vuelve ‘retorno’. Jesús comenzó su predicación diciendo: ‘¡Conviértanse!’. En hebreo, la palabra ‘conversión’ significa ‘retorno’. Jesús convocaba al pueblo a volver de la dispersión en que vivía para reunirse nuevamente con Dios, mediante una adhesión al proyecto de los orígenes, o sea de la Alianza, a una nueva Alianza. El cambio propuesto por Jesús exigía un cambio en la manera de pensar, creer y vivir. De alguna manera convocaba al pueblo a ‘exiliarse’, a salir de la religión cerrada en que vivía, a sobrepasar los límites de la raza, de la ley y del culto, en busca de una hermandad sin límite (Lucas 10,29-37). El exilio exigido por Jesús era la vuelta hacia Dios. Jesús unía los 2 movimientos de salida y de regreso, de desintegración y de comunión: ‘El que pierde su vida, la gana’ (Marcos 8,35).



D. EL MUNDO INDÍGENA Y EL MUNDO NEGRO EN EL ECUADOR: ‘¿EXILIO, ÉXODO, REGRESO?’



  1. El Pueblo negro del Ecuador

        Ellos han sido sacados a la fuerza de África en un exilio devastador realizado por los Europeos. Se cuenta que unos 30 millones de Negro llegaron a las Américas; la mitad más había muerto en el viaje del triángulo mortal desde África vía Europa hacia las Américas; y otros 30 millones habrían muerto en la cacería en las Costas de África. El Papa Juan Pablo 2º llamó esta hecatombe ‘el mayor holocausto de la historia’: 75 millones de víctimas es el número promedio, un ‘genocidio olvidado’. Este genocidio continuó aquí por ser, los Negros, mantenidos en esclavitud durante 4 siglos, y su situación actual de discriminación y marginalidad se parece continuar la esclavitud de ayer. Ahora, el Pueblo negro intenta rescatar su cultura, su identidad, su religión y su sabiduría. Es su ‘éxodo interno’.



  1. Los Pueblos indígenas del Ecuador

        Siguen siendo despojados de sus tierras, de su lengua, de su cultura, de su religión, que son su herencia milenaria. Sufren un exilio en su propia tierra. Pero desde unos 30 años, desde el acompañamiento de Monseñor Leonidas Proaño en Chimborazo, los Pueblos indígenas están retomando su voz, su valor y su dignidad. En 1986, se unieron en la CONAIE (Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador). Están rescatando su espiritualidad, su cosmovisión, sus caminos propios de hacer economía solidaria, política participativa y ética comunitaria. Son alternativas a la crisis de civilización en la que estamos envueltos. Es el regreso de todos los exilios que, como Pueblo, se tiene que vivir.



  1. La ‘wipala’ es el símbolo de este regreso a la esperanza y protagonismo a una sociedad más justa

        La bandera arco-iris de los Pueblos indígenas es el símbolo visible del regreso de todos los exilios y éxodos que, como Pueblos, tuvieron y siguen que sufrir. Gracias al resurgir de los Pueblos indígenas y negros en el escenario continental - de los Zapatistas en México hasta los Mapuches en Chile, pasando por los Negros de Brasil -, aparece el proyecto de un nuevo mundo posible que se construye y se unifica en el respeto y el enriquecimiento de las diferencias. La wipala quiere significar esta armonía de cultura y la integración de todas las diversidades que conformamos en este continente.

El nuevo milenio es la oportunidad que nos da el cosmos para aunar esfuerzos, fortalecer la esperanza y el culto a la vida que se expresan en los Pueblos que regresan a su misión de aportar sus riquezas y sabidurías para el bienestar de la Humanidad.