domingo, 5 de febrero de 2012

Folleto 3: LOS PROFETAS (2ª parte)

“ L A V I D A E S T U P A L A B R A ” : Folleto 3.
LOS PROFETAS HACEN UNA LECTURA PROFÉTICA DE LA HISTORIA

Quito 2007. PR.

Nosotros hacemos una lectura profética de la Biblia
desde una lectura profética de la Vida

¡ Bienvenidas y bienvenidos al 4º folleto de nuestra colección !


CONTENIDO DEL 4º FOLLETO
Las 5 etapas de la Profecía en el Pueblo de Dios, con 23 temas

1ª parte
Presentación y temática
- Primera etapa: De Samuel a Elías (6 temas).
- Segunda etapa: De Elías al Exilio (5 temas).
- Tercera etapa: Los Profetas durante el Exilio (5 temas).
Introducción
12. El profeta Jeremías. El profeta interpreta los hechos de la política.
13. Sentimiento de un Pueblo. En el exilio nace un nuevo tipo de profecía.

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2ª parte: A continuación
14. El profeta Jeremías. La esperanza para los que se quedaron.
15. El profeta Ezequiel. La esperanza para los que se fueron.
16. El profeta Isaías 2º. La esperanza para los que vuelven.

- Cuarta etapa: La Profecía después del Exilio (3 temas).
- Quinta etapa: La Profecía en el umbral del Nuevo Testamento (4 temas).
Anexos: 1. Los libros de Las Crónicas. 2. Qué es ser profeta. 3. Contenido detallado del Folleto. 4. Contenido de los 8 folletos.



TEMA 14 : EL PROFETA JEREMÍAS.
Esperanza para los que se quedaron en Palestina.

Mensaje: Jeremías es el símbolo de los profetas siempre fiel a Dios y a su pueblo en medio de grandes persecuciones. No permite recordar a tantos mártires latinoamericanos que siguieron su ejemplo. Nos animan todos a no desmayar en nuestra opción de Pueblo de los Pobres, firmes en la fe y la solidaridad.

Motivación: Podemos afirmar que, en América Latina, estamos en una situación de exilio. A partir de 1492, la conquista y la colonización de parte de Europa no ha cesado. Diezmó la población de este continente: se calcula que, en los primeros 50 años, desaparecieron 80 de los 100 millones de habitantes que podía contarse. Se saqueó las riquezas, se destruyó las culturas, se satanizó las religiones, se negó la identidad de los Pueblos originarios. La dicha independencia de los años 1830 no fue más que un cambio de dueños: los criollos locales sustituyeron a los colonizadores españoles. La situación de los pueblos no cambió. Para mantener su poder y aumentar sus riquezas, nuestros gobiernos que representan a los explotadores de siempre, se unen al gran capital norteamericano para continuar saqueando y destruyendo las riquezas materiales, humanas y espirituales de nuestra propia tierra. Pero no hemos perdido nuestras raíces ni nuestra capacidad de ser el futuro de un continente mejor.
El profeta Jeremías fue aquel que ayudó a su pueblo a reconocer la presencia de Dios en medio de los que se habían quedado en Palestina, en la época del exilio. Al mirar la situación de crisis y esperanza que vivía el pueblo de Dios en aquella época, esto no ayudará a nosotros, por una parte a entender la situación de crisis por la que estamos pasando y, por otra, la esperanza que Dios aguarda también para nosotros.
Hemos visto que no toda la población de Palestina fue desterrada a Babilonia, sino ‘los jefes y los notables, los herreros, los cerrajeros y todos los varones aptos para la guerra. Un total de 10,000 fueron desterrados a Babilonia. Solamente quedó la parte más pobre de la población’ (2 Reyes 24,14). De todo modo, los que se quedaron en Palestina sufrieron una gran crisis como los exiliados. Habían perdido sus líderes, sus artesanos y los varones más activos de entre ellos. Fue una disgregación de las familias y una desarticulación completa.
El texto de Jeremías que vamos a profundizar nació de una experiencia intensa de la fidelidad de Yahvé a sus promesas. En el Sinaí, él hizo una alianza eterna con su pueblo, por su justicia y su amor gratuito. Esa alianza es superiora a las situaciones humanas que se puede padecer: la esperanza no puede morir. Veamos.

Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: Crisis y esperanza en medio de nosotros.
1. ¿Cómo se manifiesta en nuestro país la disgregación de las familias y la desarticulación social?
2. Frente a esta situación, ¿dónde se manifiestan signos de aliento y esperanza?
Palabra de Dios. Jeremías 33,1-26: Llamado a la esperanza.
3. ¿Qué desgracias anunciaba el profeta Jeremías a los habitantes de Jerusalén?
4. ¿Y qué motivos de esperanza daba el profeta a estos mismos habitantes de Jerusalén?
Hoy nosotros: Ser sembradores de esperanza en nuestro medio.
5. A imagen de Jeremías, ¿por qué razones guardamos motivos de esperanza en las dificultades que estamos pasando?
6. ¿A quiénes vamos a comunicar esperanza en nuestro alrededor?
7. ¿Cómo vamos a fortalecer en nosotros la esperanza y la fe?
Oraciones comunitarias. Salmo 106. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo tema: La situación de los exiliados en Babilonia.
- ‘Les voy a infundir un espíritu que hará que puedan vivir’ (Ezequiel 37,5).
- Lectura principal. Ezequiel 37,1-14: La visión de los huesos secos que reviven.
- Lectura de apoyo. Jeremías 29,1-32: La carta de Jeremías a los deportados.


Comentario: EL TIEMPO DE JEREMÍAS FUE UNA ÉPOCA DE CRISIS PARA LA PROFECÍA

Jeremías era hijo del sacerdote Jelcías (1,1). Nació por los años 645 aC. en el pueblo de Anatot, a 7 kilómetros de Jerusalén. Se puede distinguir 3 períodos en la actuación del profeta.

A. PRIMER PERÍODO: 627-609 aC.
De 696 a 642 aC. el reino del sur, Judá, fue gobernado por el rey Manasés que mantuvo un régimen de opresión y represión. Amón, el sucesor de su padre, actuó de manera igual (2 Reyes 21,19-24; Crónicas 33,21-25), pero su gobierno no duró muchos años. Entre los años 640 y 639 aC. aparece un nuevo tipo de poder en el escenario nacional: ‘El Pueblo’. ¿Quién es este Pueblo? La Biblia habla muchas veces de ‘este Pueblo’ (2 Reyes 11,18,20; 21,24; 24,1-2…), pero su identidad se desconoce hasta hoy. Sabemos que se trata de campesinos valientes de la región de Judá que se enfrentaron a los reyes Manasés y Amón. Su fuerza fue capaz de imponer un nuevo rey en la personas de Josías. Cuando Josías asumió el poder, era todavía un niño. Pero el nombramiento de Josías significó la victoria del ‘Pueblo’ que de esta manera participó del poder.
El rey Josías hizo un gobierno diferente, en particular a partir de la ‘reforma deuteronomista’ (2 Crónicas 34,19-33). El profeta Jeremías apoyó al rey en varios puntos, porque ‘practicaba la justicia… Defendía la causa del humilde y del pobre’ (Jeremías 22,15.16). De otro lado, Jeremías cuestionó unos puntos centrales de la reforma de Josías, como por ejemplo la concentración del poder en Jerusalén. El templo pasó a ser el único santuario y esto perjudicó al ‘Pueblo’ (2 Reyes 23,4-20).

B. SEGUNDO PERÍODO: 608-598 aC.

1. Los cambios de reyes
Repentinamente, Josías murió el año 609 en una batalla contra el faraón Nicao, de Egipto (2 Crónicas 35,20-27). El ‘Pueblo’ tuvo iniciativa y colocó en el trono a Joacaz, hijo de Josías (2 Crónicas 36,1). Pero Joacaz fue depuesto a los 3 meses por los egipcios que dominaron la Judea. A causa de los pesados impuestos, el ‘Pueblo’ sufrió mucho durante la dominación egipcia, nombrando rey en Jerusalén a Joaquín, hermano de Joacaz, más favorable a los egipcios. ‘Necao llevó a Joacaz prisionero en Egipto donde murió. Joaquín entregó la plata y el ora al faraón y sometió a impuestos a todo el país para reunir la cantidad fijada por el faraón’ (2 Reyes 23,34-35). El profeta Jeremías denunció las actitudes del rey Joaquín, sus ganancias y el derroche de dinero en construcciones lujosas. Le dijo en la cara que sólo le interesaba el dinero, que derramaba ‘sangre inocente’ y practicaba la opresión y la violencia’ (Jeremías 22,3,13-17).
2. Ídolos en el templo de Jerusalén
La reforma de Josías fue dejada de un lado hasta el punto que entrara el culto a los ídolos en Jerusalén y en el templo de la capital (Jeremías 7,17). Además el rey Joaquín hacía del Templo el centro de todo, lo que criticó el profeta Jeremías ((3,3-15). Jeremías insistía en proclamar que la fidelidad a la alianza era mucho más importante y exigente que cumplir con la letra y los ritos. La alianza es primero solidaridad con el pueblo de los pobres (7,21-28). Cuando Jeremías anunció la destrucción del templo, los sacerdotes lo tomaron preso, amenazándolo de ejecutarlo (Jeremías 38,4-6; 26,11); y los guardias del templo lo azotaron
3. La persecución a Jeremías
Desde entonces, se le prohibió a Jeremías frecuentar el templo, su mejor espacio para la comunicación. Como ya no podía hablar públicamente, Jeremías se puso a escribir y a mandar a su secretario Baruc a proclamar sus escritos. Al conocer las proclamas escritas del profeta, el rey Joaquín se puso a quemarlas (36,23). Pretendía acabar con las críticas de Jeremías, sin conseguirlo. Otro grupo que se opuso fuertemente a Jeremías fue el de los profetas del templo, con sus profecías favorables a los propósitos del rey, que alienaban la mente del pueblo (23,9-40). Buscaron acabar con la vida del profeta.

C. TERCER PERÍODO: 597-587 aC.

1. El rey Sedecias confió en Jeremías
La 3ª etapa de la actuación de Jeremías fue con el rey Sedecias, los 10 últimos años de su vida antes de su muerte en Egipto. Las amenazas de desgracias anunciadas por Jeremías se cumplieron con la primera conquista de Jerusalén por el rey de Babilonia Nabucodonosor en 597 aC. y la deportación de los líderes del pueblo (2 Reyes 24,14). Sedecias era siempre dispuesto a escuchar a Jeremías. En el año 594 se estaba formando un frente anti-babilónico con el apoyo de Egipto. Sedecias iba a entrar en esta coalición, pero Jeremías lo desanimó (27).
2. Nuevas persecuciones contra Jeremías
También durante el período de Sedecias, Jeremías sufrió persecuciones y amenazas de muerte, por sus duras profecías (38,1-4). Ante las acusaciones, Sedecias no supo defenderlo (38,5) y Jeremías sufrió varios castigos. Pero el rey no dejó de consultarlo secretamente (38,27), hasta la nueva y definitiva conquista de Jerusalén en 587 aC.
1. El exilio en Egipto
Después de la conquista de Jerusalén, Jeremías se quedó viviendo en medio del pueblo y participó del gobierno de Godolias (39,14). Ayudó en la reorganización tribal y en la reforma agraria para los pocos que quedaron en el país (39,10 y 52,15-16). Finalmente Jeremías fue obligado a exiliarse en Egipto donde profetizaba contra los Judíos instalado ahí (44,11-14).

D. LOS QUE SE QUEDARON EN PALESTINA DURANTE EL EXILIO
Sabemos que Jeremías no fue exiliado a Babilonia. Permaneció en Jerusalén con un grupo de Judíos. En la región de Judá, quedaron los más pobres que recibieron tierras de los que habían sido deportados. El libro de Jeremías nos cuenta que ciertos Judíos que habían sido deportados en las regiones vecinas pudieron regresar en Palestina (36,23 y 2 Reyes 17,24-41). El afán del rey de Babilonia de terminar con las aldeas judías no se consiguió. Sin embargo, su situación era de desesperación y de abandono: sus ritos eran llenas de lamentaciones, que el mismo profeta Jeremías retomaba y que forman el libro del mismo nombre atribuido al profeta.

E. LA SEMILLA DE LOS NUEVO
La gente que se quedó en Palestina era alentada por Jeremías para no perder la esperanza. Empezó a construir un nuevo proyecto, conservando su identidad de Pueblo de Dios, elegido para manifestar su alianza. Jeremías llegó a anunciar la venida de un nuevo David ‘que practicará la el derecho y la justicia en la tierra’ (33,15-16). ‘En sus días se salvará Judá e Israel vivirá en paz’ (23,5-6). Para Jeremías, el futuro del pueblo era su tierra y las promesas de Yahvé. Un nuevo David restauraría Jerusalén, creando nuevas relaciones comunitarias. Esta utopía se concretaría en Jesús.

F. EL CULTO A NUESTROS MÁRTIRES
La vida de Jeremías fue hecha de valentía y de persecuciones. En nuestro continente, fueron muchos los sacerdotes y obispos que sufrieron persecuciones, hasta el asesinato, sin contar los millares de seglares que fueron muertos y desaparecidos a lo largo y ancho del continente. Tenemos que recordar siempre a lo menos a los obispos que fueron asesinados por las dictaduras más sangrientas y las oligarquías descaradas:
- Monseñor Valencia, en Colombia (1972), el protector de los Negros.
- Monseñor Enrique Angelelli, en Argentina (1976), el defensor de los campesinos.
- Monseñor Luis Dalle, en Perú (1982), el portavoz de los Indígenas.
- Monseñor Oscar Romero, en El Salvador (1984), el profeta de los pobres.
- Monseñor Gerardi, en Guatemala (1998), el denunciador de las masacres de los indígenas por los militares…


TEMA 15 : EL PROFETA EZEQUIEL.
Esperanza para los desterrados en Babilonia.

Mensaje: El Pueblo de los Pobres es el heredero del proyecto de Dios. A pesar de todas las fallas de este Pueblo y de las muertes a que los condenan, Dios hará que su sueño se irá realizando por medio de él. La experiencia de Ezequiel nos confirma en esta esperanza segura.

Motivación: En nuestros días, vemos cómo muchos países han sido transformados, con la mayoría de su población, en ‘un valle de huesos secos’. La historia trae hasta nosotros el grito de pueblos enteros que han sido exterminados, de millones de negros arrancados a la fuerza de África y esclavizados, de millones de Indígenas masacrados y reducidos a la miseria. Hoy la mayoría de la población, por un sistema económico de muerte como es el sistema neoliberal, sobrevive al hambre, a las enfermedades, a la falta de agua potable, a las guerras de intereses personales, a la impunidad de sus autoridades convertidos en ladrones de cuello blanco, a la corrupción de los jueces y abogados… Ellos claman al cielo: ‘Dios, ¿dónde estás? ¿Hasta cuándo nos seguirán atropellando y destruyendo? Y ¡cuánta complicidad e indiferencia de nuestra parte!
En Babilonia, los exiliados sufrían mucho de tan gran retroceso en su historia: Habían vivido libres, fuertes en la fe, solidarios en medio de muchas fallas. Ahora se encontraban esclavizados como sus antepasados, obligados a adorar falsos ídolos, separados los unos de los otros: sin Tierra propia, sin Templo para sentir a Yahvé, su Dios liberador, sin líderes para orientarlos.
Yahvé escuchó nuevamente el grito de los hijos de Abraham y envió a Ezequiel como profeta de los exiliados. Le hace ver un valle de huesos secos que retoman vida… Eso fue el mensaje de esperanza y de vida que se le encargó al profeta Ezequiel. La visión de un valle lleno de huesos secos era un retrato de la situación de los exiliados: desarticulados, dispersos, sin vida, sin futuro. Por el poder de Yahvé, con la colaboración del profeta, la masa de los desterrados va a unirse, retomar vida, emprender un camino de esperanza hasta regresar a su tierra. Veamos cómo esta experiencia nos ayuda a entender el despertar de los pobres de nuestro continente, reconocer ahí la experiencia de Dios y acompañar este proceso de salir de exilio en donde se les está manteniendo, y de volver a ser los dueños de sus tierras, de sus costumbres, de sus religiones, para lograr vida, dignidad, fraternidad y soberanía.

Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: Exclusión y resistencia de los pueblos indígenas y negros.
1. ¿Cuáles son los grupos humanos de nuestro país y continentes que sufren más de la marginación y destrucción?
2. ¿Qué signos de esperanza reconocemos en esta situación de miseria y muerte?
Palabra de Dios. Ezequiel 37,1-14: Los huesos secos que retoman vida.
3. Según esta lectura, ¿qué le hizo ver Dios a Ezequiel?
4. Según la misma visión, ¿a quiénes representaban estos huesos secos que volvían a vivir?
5. ¿Qué era lo que Dios quería que manifieste el profeta Ezequiel?
Hoy nosotros:
6. ¿De qué manera podemos aplicar esta visión a nuestra propia situación de muerte y esperanza?
7. ¿Cómo somos nosotros signos personal y organizado de esperanza para los demás?
8. ¿Cómo va a ser nuestra fe un motivo de compromiso para cada uno de nosotros y para nuestra comunidad?
Oraciones comunitarias. Salmo 104. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo tema: La esperanza de los que estaban para volver en Palestina.
- ‘Tú eres mi siervo, Israel, y estoy orgulloso de ti’ (Isaías 49,3).
- Lectura principal. Isaías 48,20-49,26: La misión de un Pueblo de ser siervo del proyecto de Dios.
- Lectura de apoyo. Isaías 40,1-31: Palabras de consuelo para el Pueblo.


Comentario 15: PROFECÍA Y NUEVA CREACIÓN. El poder renovador de Yahvé.

El profeta Ezequiel vivió el destierro de Babilonia como los demás exiliados. Su profecía nació de la situación que soportó igual que los demás deportados en las regiones desconocidas y lejanas de Babilonia. Ezequiel sufrió los sufrimientos y la inseguridad de una comunidad destruida que todo lo necesitaba. Por su fe y la misión de Dios, Ezequiel despertó a una nueva conciencia y animó a sus compatriotas a superar la crisis de fe por la que pasaban afín de despertar a una nueva misión que Dios les tenía reservada. Su predicación fue a veces muy dura, porque Ezequiel era un hombre de lucha incansable. Cuestionaba las falsas seguridades en que muchos se acomodaban (3,9). Por otra parte, ayudó a su gente a situarse en el nuevo contexto histórico en que se encontraban para poder abrir caminos de esperanza, de vida y de fe renovadas (capítulos 16; 20 y 23).

A. LAS ETAPAS DE LA ACTUACIÓN DEL PROFETA EZEQUIEL
Para entender correctamente el libro de Ezequiel, es necesario ubicar bien las 2 etapas de su actuación como profeta: antes y después de la destrucción de Jerusalén.

1. Antes de la destrucción de Jerusalén, un ministerio de denuncia
Durante la época de que va desde la primera deportación hasta la destrucción de Jerusalén (598-587 aC.), el profeta ayudó en vano a su pueblo a reconocer sus errores y pecados. Los oráculos de Ezequiel son principalmente de condenación. Ezequiel se dirigía principalmente a los exiliados en Babilonia, pero su mensaje estaba también destinado a los que se quedaron en Judá; estos eran gobernados por Sedecías. Tanto los exiliados como los que se quedaron en sus tierras, esperaban que su rey exiliado Jeconías iba a ser pronto liberado y que todos los desterrados iban a regresar con él en Palestina (24,1-7). No admitían que Jerusalén fuera destruida y abandonada para siempre (5,5-14 y 6,1-10). Ezequiel les hacía ver las causas de la 1ª deportación: principalmente las injusticias y la idolatría (2 Reyes 22,17). Llegó a decir que, si el pueblo no reconocía sus pecados y no cambiara de vida, volviendo a la práctica de la alianza con Yahvé, una segunda deportación era posible y sería peor que la primera (Ezequiel 16,1-36), sobre todo si ponían todas sus esperanzas en alianzas con países extranjeros (2 Reyes 23,26-27 y Ezequiel 24,1-11). Sabemos que los esfuerzos del profeta fueron vanos para cambiar las orientaciones de su pueblo (30,30-33). Este y sus gobernante preferían hacer caso a los falsos profetas y refugiarse en añoranzas estériles de un pasado ido (13). Y llegó lo peor: la destrucción de Jerusalén y un exilio mayor que el anterior. Lejos de su tierra, sin templo ni culto propio, sin dirigentes ni líderes, los israelitas estaban amenazados de destrucción lenta pero segura si no reaccionaran positivamente.

2. Después de la destrucción de Jerusalén, un ministerio de esperanza
En esta segunda etapa, cambió el mensaje de Ezequiel por la nueva situación del exilio en que se encontraban sus compatriotas. Buscó animarlos, despertarlos a la esperanza y al compromiso de una nueva etapa en su misión de Pueblo elegido para revelar a Yahvé y su proyecto universal. Sus oráculos son principalmente de salvación.

B. LAS VISIONES SIMBÓLICAS
La dureza del corazón de sus compatriotas, tanto en Judá como en Babilonia, provocaba a Ezequiel a proseguir con su mensaje fuerte, mediante grandes imágenes simbólicas.
- En primer lugar, se destaca la visión vocacional (visión del ‘Carro de Yahvé’ 1,4-28). El sentido de esta visión se aclara por la situación de exilio. De manera simbólica quiere representar la movilidad de Yahvé, que no está atado al Templo de Jerusalén. Más bien Dios está ‘en camino’, junto a su pueblo que acompaña con su presencia en el mismo exilio. Sigue y seguirá actuando en la historia de su pueblo desterrado.
- Para llamar la atención y despertar la esperanza de novedades, Ezequiel terminaba sus oráculos por un mismo refrán: ‘… y sabrán que yo soy el Señor’ (37,6,13; 39,7; 6,10;11,12…). Esta convicción de la presencia de Yahvé con su pueblo mantenía a este de pie, con la cabeza alta y el corazón alerta. Repetía Ezequiel que Yahvé no necesita de ningún lugar sagrado para manifestarse (1,10,18,22; 11,16-25) y que sigue solidario con su pueblo para nuevas misiones.

C. LA VISIÓN DEL VALLE DE LOS HUESOS SECOS
La profecía de los ‘Huesos secos’ es una de las más bellas visiones del profeta Ezequiel (37,1-14 = Jeremías 7,31: ‘El Valle de la matanza’). Paradójicamente, en este valle de muerte está la ‘gloria de Yahvé’ (3,23), el Dios de Israel (8,4). Ezequiel describe esta envolvente experiencia de una manera muy expresiva. De hecho los desterrados eran como huesos secos en una inmensa desolación. Pero la fuerza liberadora de Yahvé va más allá de la desesperanza y la muerte que se habían apoderado de los exiliados. En su gran capacidad de fe, Ezequiel vislumbró un nuevo despertar y una nueva unión y organización de esta masa de desterrados.
La experiencia de Ezequiel es muy reveladora hasta para nosotros, pues nosotros pasamos también por varios exilios. Solamente la fe es capaz de revitalizarnos para emprender nuevos caminos y enfrentar los desafíos del presente. Ezequiel nos confirma que el Espíritu de Dios es capaz de suscitar vida allí donde todo parece estar acabado y muerto. La profecía de Ezequiel aclara la absoluta novedad de aquello que está por venir. Nunca nada está terminado por siempre: Yahvé es el Dios de la vida, la unión de la humanidad y la comunión con él (18,30-31). Dios es capaz de cambiar nuestro corazón y revertir nuestra maldad en espacios de fraternidad y resurrección (36,25-27).

D. UNA NUEVA CREACIÓN
Lo nueva será una ‘nueva creación’ (36,36). Un nuevo éxodo reconducirá a los exiliados a la tierra de la libertad (11,14-20). La novedad no era un proyecto reformista de restaurar el pasado, sino de poner en marcha un proyecto nuevo. Tal como los huesos secos recobran nueva piel, nuevos nervios, nueva sangre, de la desolación y la muerte del exilio surgirá un nuevo pueblo, un futuro inesperado. Será una Comunidad renovada, convertida y animada por el Espíritu de Dios, sin dependencia de la Ley ni de las Tradiciones. Una esperanza tan grande nació de la peor situación: un exilio destructor. Ezequiel anunció la utopía del hombre nuevo y de la mujer digna conformando un Pueblo nuevo, testimonio colectivo del sueño de Dios. Esta nueva creación será sostenida por el mismo Espíritu de Dios.
Esta profecía alcanzará su plenitud en Jesucristo, ungido por el Espíritu (Lucas 4,18), que nos volverá ‘criaturas nuevas’ (Efesios 4,20-24). Solamente, nos falta la decisión de entrar en esta novedad que nos trajo Jesús y que continúa vigente en la Iglesia de los pobres: Ser una Comunidad donde la presencia de Dios se haga transparente y real, a través del Pueblo de los pobres.

E. LA IGLESIA DE LOS POBRES ES LA REALIZACIÓN DEL SUEÑO DE DIOS
Las CEBs representan la mayor esperanza de la Iglesia de los Pobres. Es en Brasil, donde un centenar de obispos sobre 300 trabajan a partir de las CEBs, que se da una Iglesia viva, comprometida con los sectores populares en la transformación social (el actual presidente Lula da Silva es el mayor ejemplo).

1. Breve historia de la Iglesia de los Pobres en Ecuador
En Ecuador, las CEBs nacieron por el impulso de Monseñor Leonidas Proaño, en ese entonces obispo de Riobamba (1959-1985): primero entre los populares urbanos (1975), luego en los sectores Indígenas (1980) y rurales (1985) y finalmente en el mundo negro (1995). Las CEBs están apoyadas por la CAPIP (Coordinación de Agentes de Pastoral de la Iglesia de los Pobres), con reuniones nacionales de sacerdotes, religiosas y seglares que se dedican prioritariamente al acompañamiento de las CEBs. Unos 6 obispos ecuatorianos dan cierto apoyo a las CEBs: Alberto Luna, jubilado; Néstor Herrera de El Oro, Eugenio Arellano de Esmeraldas, Gonzalo López de Sucumbíos, Jesús Martínez de Los Ríos, y Víctor Corral de Chimborazo.
Otros grupos cristianos se identifican como la Iglesia de los Pobres: CRIMPO (Comunidades Religiosas Insertas en Medios Populares), JOC (Juventud Obrera Cristiana), APD (Asamblea del Pueblo de Dios, contra la deuda externa con Manolo Barreno, fallecido), CCU (Comunidades Cristianas Universitarias),…
La Teología de la Liberación sigue viva y diversificada en todo el continente (negra desde 1970, indígena, feminista, joven,…). Está en relación con las Teologías de la Liberación de África y Asía (Revista ‘Concilium’).
La Iglesia de los Pobres tiene su identidad: es la construcción del Reino de Dios en la realidad latinoamericana a la luz de la Palabra de Dios y de los grandes Documentos Eclesiales. Esto le permitió constituirse con características propias.

2. He aquí una presentación de los logros más significativos de la Iglesia de los Pobres.
a) Como Iglesia de los pobres, rescatamos la Biblia como nuestra, o sea, primero de los pobres
- La Biblia es de los pobres. Antes, la Biblia estaba en el poder clerical, en el templo. La hemos llevado a las casas.
- El Dios de los cristianos es ‘Yahvé’, o sea, el Dios liberador de los Pobres, experimentado en nuestras luchas.
- La Biblia es la historia de un Pueblo pequeño y pobre que supo escuchar a Dios y permitir su encarnación.
- La Biblia nos ayuda a reconocer que la Palabra de Dios sigue dirigiéndose a los pobres de hoy, en nuestra vida, en la vida de los demás, en nuestras organizaciones y nuestras luchas.
b). Como Iglesia de los pobres, revelamos a un Cristo liberador
- Nos identificamos con la historia de Jesús, de su Pueblo, de su país invadido por el imperio romano.
- Nos sentimos valorado con él por haber sido trabajador manual, carpintero.
- Compartimos su pobreza y sencillez, desde su nacimiento hasta su muerte.
- Lo reconocemos como el Profeta del Reino, en la línea de los grandes profetas.
- Sufrimos sus dificultades, sus conflictos, su pasión, su muerte, como camino de vida y de resurrección.
- Lo reconocemos resucitando en nuestras luchas y nuestros pequeños éxitos.
c). Como Iglesia de los pobres, renovamos a toda la Iglesia.
- Somos una Iglesia comunitaria, y no piramidal, en la que todos somos importantes y podemos aportar.
- Somos una Iglesia fraternal entre nosotros, y no encerrada en estructuras dominadoras.
- Somos una Iglesia servicial y solidaria de las necesidades de los pobres, y no sólo sacramentalista.
- Somos una Iglesia celebrativa de la presencia del Reino entre nosotros.
- Somos una Iglesia misionera que comunica lo que creemos y vivimos.
- Somos una Iglesia de mártires por la causa de los pobres.
- Somos una Iglesia sin fronteras: nos sentimos la misma familia con todos los que construimos el Reino de Dios.
d). Como Iglesia de los pobres calificamos al neoliberalismo como sistema de muerte
- Como pobres, somos empobrecidos por las estructuras de un sistema que nos explota: el neoliberalismo.
- Los obispos confirmaron esto en Medellín: los pobres somos los empobrecidos.
- En Puebla, denunciaron estas estructuras como estructuras de pecado y este sistema como pecado social.
- Desvelamos el paternalismo de las instituciones sociales, religiosas, gubernamentales cuando no nos ayudan a liberarnos de la miseria y ser protagonistas de nuestro desarrollo y de una sociedad nueva.
- Los pobres conscientes y organizados, aportamos unas alternativas de gobierno: una economía solidaria, una política participativa, una ética comunitaria, una cultura creativa.
- Los pobres construimos la globalización de la solidaridad, de la participación, de la diversidad en la unidad, o sea, la ‘Civilización del amor’ (Juan Pablo 2°).
e). Somos una Iglesia al servicio de un mundo nuevo
- Somos personas nuevas, consientes, organizadas, luchadoras por un mundo mejor, más conforme al Reino.
- Nos unimos a todos lo que luchan por una vida mejor. Participamos de las decisiones que nos conciernan.
- Somos un poder popular que nos organizamos para el bien común, primero entre vecinos luego al nivel nacional.
- Presionamos con propuestas para que las leyes estén más a favor de las necesidades de nuestro Pueblo.
Conclusión: Texto de Sofonías 3,12.
- ‘Dejaré subsistir en medio de ti un Pueblo humilde y pobre que confiará siempre en Dios’.
- Ese Pueblo humilde y pobre somos nosotros, el Pueblo de las CEBs, la Iglesia de los pobres.

3. Los desafíos de la Iglesia de los Pobres
He aquí unos desafíos para toda nuestra Iglesia y en particular para la Iglesia de los Pobres.
- La memoria y la identidad cristiana en América Latina. La herencia colonial de una Iglesia de cristiandad es todavía predominante. Se quiere borrar la memoria reciente de la Iglesia de los Pobres en nuestro continente, en particular la de nuestros mártires y de los grandes Documentos de Medellín, Puebla y Santo Domingo.
- La inculturación: Es el desafío mayor de la nueva evangelización. Los esfuerzos por constituirnos en una Iglesia autóctona con identidades indígenas, negra y mestiza, están contrarrestados por el tradicionalismo del Vaticano.
- La toma de control del Vaticano sobre el CELAM y el nombramiento sistemático de obispos conservadores (opus dei) crea muchas tensiones en las Iglesias y dificulta el diálogo entre las conferencias episcopales de los distintos países.
- La formación sacerdotal es muy deficiente. Los Seminarios han retomado una línea tradicionalista preconciliar, desconociendo los Documentos Eclesiales Latinoamericanos. De ahí los muchos conflictos que surgen luego en las comunidades cristianas y parroquias más abiertas y participativas.
- Los ministerios laicales están orientados por los obispos hacia fortalecimiento del carismatismo con caracteres tradicionalista, intimista, espiritualista, en clara contradicción con las orientaciones de Medellín, Puebla y Santo Domingo.

Conclusiones: Avanzamos entre oscuridades, persecuciones y esperanzas.
- Las CEBs y la Teología de la Liberación tienen vitalidad, aunque de una manera escondida, por la oposición de la mayoría de los obispos y los ataques de los poderosos. En Brasil está la mayor esperanza para la Iglesia de los Pobres.
- La Opción por los Pobres, vista como una identificación con las causas de los pobres, es la principal línea de evangelización de los sectores populares. Sólo así se puede dar una mayor fuerza a la Iglesia de los Pobres.
- La lectura Popular de la Biblia es el alimento privilegiado de las CEBs y el motor de la Iglesia de los Pobres: Así su puede actualizar la fe y las luchas por el Reino.
- Los seglares serán los grandes protagonistas de la Iglesia de mañana. El Espíritu Santo sabrá guiarlos por caminos nuevos afín de continuar la solidaridad con los pobres de este continente hacia un futuro mejor.
- Nuestra inserción en las Organizaciones Populares nos permite hacer la experiencia de Dios vivo, compañero y liberador. Esta inserción nutre nuestra espiritualidad y nuestra participación en los sacramentos y las celebraciones.


TEMA 16 : EL PROFETA ISAÍAS SEGUNDO.
La esperanza de los que estaban por volver en Palestina.

Mensaje: Tal vez los cantos del Siervo Sufriente son una de las páginas más fuertes del Antiguo Testamento por la visión exclusiva del profeta: Un Pueblo se siente llamado a ser liberador desde su pequeñez, su pobreza y su humillación. Se aplica primera al Pueblo de Moisés, a Jesús y al Pueblo de los Pobres de América Latina.

Motivación: Siempre es más fácil lamentarnos por los problemas, las dificultades, los males que nos afectan. Es más difícil mirar los pequeños avances, los éxitos sencillos de personas y de grupos comprometidos, los gestos de amistad y esperanza que pocos valoramos. Es difícil emprender un camino de verdadera conversión personal y de servicio tenaz a los demás, para cambiar lo que podemos. Nos hace falta descubrir que lo más importante es el Reino de Dios, del que somos responsables cada uno de nosotros y nosotras.
En nuestro encuentro de hoy vamos a ver una de las páginas más importantes de la Biblia: el ‘Libros de la Consolación’, de los capítulos 40 a 55 de Isaías. Un pequeño resto de gente, sobre todo entre los exiliados a Babilonia, se descubrió el portador del proyecto de Dios en la dura prueba del destierro. Se reconoció ‘Siervo sufriente’, llamado a seguir siendo testigo vivo de Yahvé en medio de todos los pueblos. Esta nueva conciencia nació de una doble realidad. Por una parte, la nueva realidad de una política internacional en la que estaban envueltos. Por otra, la experiencia del Dios liberador y la exigencia de un nuevo éxodo. Ante la expectativa de una vuelta en Palestina, se dio la posibilidad de la continuación del proyecto de Dios con nuevas dimensiones, exigencias y desafíos. Como siempre la experiencia de hoy va a ser iluminada por lo que pasó ayer.

Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: Detenernos a reconocer los signos de esperanza.
1. ¿Qué signos personales alentadores miramos en nuestra comunidad y en nuestro alrededor?
2. ¿Qué signos colectivos de esperanza vemos en nuestra ciudad y nuestro país?
Palabra de Dios. Isaías 48,20-49,26: La parábola viva del Siervo sufriente.
3. En esta lectura, ¿qué anunciaba el profeta Isaías a los exiliados de Babilonia además del regreso en Palestina?
4. ¿Cuáles son los rasgos del rostro de Dios que aparecen en esta profecía?
5. ¿Cuáles son las palabras claves de esta profecía de Isaías?
Hoy nosotros:
6. ¿Cómo actualizamos la profecía de Isaías para nuestros tiempos?
7. ¿En dónde tenemos que ser signos de esperanza?
8. ¿De dónde vamos a sacar fuerza para ser signos personales y colectivos de esperanza?
Oraciones comunitarias. Salmo 126. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo tema: Cómo leer el pasado a la luz del presente. Nuevas exigencia con el fin del exilio.
- ‘Se los llamará Pueblo santo’ (Isaías 62,12).
- Lectura principal. Isaías 62,1-12: Yahvé otorgó a los exiliados una nueva liberación.
- Lectura de apoyo. Isaías 60,1-22: Yahvé convocó a su Pueblo para que sea ‘Luz de las Naciones’.


Comentario 16: PROFECÍA Y SERVICIO A LA HUMANIDAD. La misión del Pueblo que sufre.

El largo libro de Isaías se puede dividir en 3 grandes partes: Los capítulos 1 a 39; luego 40 al 55 y finalmente 56 a 66. El texto de nuestra reunión de hoy se sitúa en la 2ª parte. Por sus palabras iniciales, ‘Consuelen, consuelen a mi Pueblo’ (40,1), se llamó esta parte de la Biblia el ‘Libro de la Consolación’. El tema principal es la vuelta de Babilonia a Palestina. Los hechos narrados ya no se refieren al siglo 7º aC. como en la primera parte del libro de Isaías, sino al siglo 6º aC. La razón es un nuevo autor de esta 2ª parte del libro de Isaías que llamamos ‘Isaías Segundo’.

A. EL HORIZONTE HISTÓRICO DEL MENSAJE DE ISAÍAS SEGUNDO
El exilio fue el horizonte en el que nacieron y desarrollaron las ideas del profeta Isaías 2º. El Pueblo de Moisés vivió en el destierro uno de sus períodos más críticos de su historia, y a la vez más esperanzador. Ya no había Tierra prometida, ni templo, ni líderes. Fue un cuadro desolador que se reflejaba en la expresión de su vivencia religiosa. No tenía espacios para el culto y sus sacrificios, como signos evidentes de la Alianza. Pero, un pequeña parte de los desterrados quedó fiel al proyecto de Yahvé y se lo llamó ‘el Siervo’, porque, lejos de desanimarse, creyó que, a pesar de todo, era posible de encontrar una nueva manera de relacionarse con Dios y dar cabida a su proyecto de vida, libertad, fe y fraternidad. Para este grupo de exiliados, el exilio se caracterizó por un vigoroso reflorecimiento de la fe en vez de su progresiva degradación como pasó con la mayoría de los exiliados. La reflexión colectiva realizada durante el exilio permitió una relectura riquísima del pasado del pueblo. Esta se convirtió en una nueva experiencia de Dios y de su proyecto.
Fue así como la fe renació más madura de esta nueva experiencia de Dios en una prueba tan dura. La Biblia, en definitiva, nació de esta experiencia, ya que la mayoría de la Escritura se gestó en esa época del exilio. En este ‘pequeño resto’ la organización y la solidaridad se fortalecieron y se volvieron signos de esperanza para un futuro mejor. El mayor signo de esta esperanza era la vuelta en Palestina, tierra de los antepasados y de las promesas divinas. Pero, mientras tanto, la política interna de Babilonia no dejaba entrever ninguna perspectiva de liberación. La sorpresa iba a venir del exterior. De pronto se divulgó la noticia de un nuevo entorno internacional. La hegemonía de Babilonia estaba suplantada por la de otro imperio en crecimiento, el de los Persas, dirigidos por el famoso Ciro. Y la derrota de Babilonia ocurrió por las manos de ese rey persa.

B. CIRO, EL UNGIDO DE YAHVÉ: ESPERANZA PARA EL PUEBLO
El telón de fondo histórico para el mensaje de Isaías 2º estuvo configurado por la decadencia de Babilonia y la llegada de Ciro al poder en toda la región. Lo llamativo es el proceso que llevó Isaías 2º a llamar a Ciro ‘el ungido de Yahvé’ (45,1). Ciro entró en la historia de Israel a mediados del siglo 6º. El período de decadencia de Babilonia se había iniciado con la muerte de Nabucodonosor en 562 aC. En ese tiempo, los Persas eran dominados por los Medos, otro imperio del norte. La rebelión de los Persas logró derrotar a los Medos gracias a un nuevo rey, Ciro, que logró dominar e invadir la región de los Medos. De esta manera se convirtió en el rey de los 2 pueblos. En 539, Ciro atacó Babilonia y lo venció. Palestina, que pertenecía al imperio babilónico, pasó bajo el dominio de Ciro. Desde entonces, nació entre los exiliados palestinos, la esperanza de un posible regreso a su tierra, gracias a la nueva situación internacional. Ciro fue el instrumento de la liberación de los exiliados del yugo de Babilonia. Los Persas eran más tolerantes con los pueblos dominados que los Asirios (de Damasco) y los Babilonios. Pedían que los pueblos dominados se organizaran según su propio sistema de vida y que mantuvieran el culto a sus divinidades. Se entiende que esto era una manera de asegurar sus propios intereses. Con este procedimiento de los Persas, los Judíos deportados a Babilonia tuvieron una oportunidad de restaurar el culto a Yahvé y su organización tradicional.

C. EL EDICTO DE LIBERACIÓN PROCLAMADO POR CIRO
En el año 538 aC. Ciro publicó un decreto que concedía la libertad a los Judíos exiliados en Babilonia. ‘El año 1º de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del Señor anunciada por Jeremías, despertó el Señor el espíritu de Ciro…’ (Esdras 1,1-4). En este decreto de Ciro, se ordenaba la reconstrucción del Templo de Jerusalén y la devolución de todos los utensilios de oro y de plata que Nabucodonosor había llevado a Babilonia; además, todos los gastos de construcción correrían por cuenta del gobierno persa (Esdras 6,4-5). Este decreto que cambiaba del todo la situación de los Judíos desterrados se encuentra en varias partes de la Biblia (Crónicas 36,22-23; Esdras 1,1-5 y 6,3-5).
El pueblo, y sobretodo Isaías 2º, interpretaron las conquistas de Ciro como parte del plan de Dios: En él se manifestó el ‘brazo fuerte de Yahvé’ a favor de su pueblo. Por esta razón, Ciro fue considerado el instrumento de la Providencia divina para con su pueblo. De hecho, la victoria de los Persas devolvió a los Judíos la posibilidad de regresar a Palestina y continuar con el proyecto de Dios. Por esta razón Isaías 2º lo llamó ‘el ungido de Dios’ (45,1).

D. LA FIGURA DEL SIERVO Y SU MISIÓN
En este ambiente en que se mezclan desolación y esperanza, Isaías 2º, que es en realidad un grupo de discípulas y discípulos de Isaías insertos en medio de los exiliados, se levantó y anunció sus oráculos proféticos. Los 4 ‘Cantos del Siervo de Yahvé’ merecen una mención especial: 42,1-4; 49,1-6; 50,4-9 y 52,13-53,12.
En la tradición bíblica, la figura del Siervo indica al grupo de personas, más que al individuo, que sirven a Yahvé, el Dios de la Vida. Es el modelo del ‘Justo’, identificado como ‘hijo de Dios’. Sufre porque, siendo solidario de sus hermanos, asume sobre sí el sufrimiento causado por la infidelidad a la Alianza (53,4-5).
Identifiquemos más claramente quién es este ‘Siervo de Yahvé’. Fue el ‘grupo del resto fiel’, la semilla del Pueblo de los Pobres que confió siempre en Dios (41,8-9; 42,18-20; 43,10; 44,1-2; 45,4; 48,20; 54,17). Si el Siervo está identificado sin lugar a duda con ‘el Pueblo’, se trata del pueblo exiliado: oprimido, desfigurado, sin apariencia humana y sin un mínimo de condiciones dignas para vivir, maltratado y explotado, aplastado por el sufrimiento, evitado por los demás pueblos como si fuera un leproso, condenado como criminal, sin juicio y sin defensa. Sus opositores eran, por una parte, sus opresores que lo mantenían esclavizado y, por otra, aquellos Judíos que se alejaron de sus compatriotas para seguir las ideas del imperio, venderse a Nabucodonosor y gozar de privilegios explotando a sus propios compatriotas. Estos no eran ni podían ser el Siervo de Dios. Siglos después, se aplicara a Jesús las profecías del ‘Siervo de Yahvé, no solamente por su pasión, muerte y resurrección, sino porque el mismo se identificó con la misión del Siervo sufriente’ (Lucas 4,16-21).

E. EL CAMINO DEL SIERVO
Los 4 cantos del Siervo de Yahvé nos presentan una secuencia progresiva. En cierta manera describen el camino del Siervo.
- Se inicia con su vocación (Primer canto: 40,1-4).
- Pasa por el descubrimiento y la conformación de su misión (2º canto: 49,1-6).
- Pone énfasis en su capacidad de resistencia (3º canto: 50,4-9).
- Culmina con su martirio liberador a favor de los que lo condenan y lo matan (4º canto: 52,13-53,12).
El texto que nos tocaba en la reflexión pertenece al 2º canto. Desarrollo el sentido universal de su misión. El mensaje es dirigido a ‘las islas’ y a los ‘pueblos lejanos’. Fue llamado para ser ‘Luz de las Naciones’. Pero la misión es estar al lado de su pueblo para que ‘restablezca las tribus de Jacob y traiga a los supervivientes de Israel’ (49,5-6). Pues se trata de una ‘Buena Nueva’ para todos los pueblos de la tierra.

F. LA BUENA NUEVA DEL SIERVO DE DIOS
En Isaías 2º, la Buena Nueva tiene un lugar destacado. En 3 citas diferentes aparece un verbo que significa: ‘Llevar una Buena Nueva’ (40,9; 41,27 y 52,7). Este verbo pasó a significar ‘Evangelizar’ en el Nuevo Testamento. Con este verbo, utilizado por Isaías 2º, encontramos las fuentes del Evangelio de Jesús, la Buena Nueva que vino a traer y la Buena Nueva que él mismo es.
La Buena Nueva de Isaías 2º es la presencia de Dios en medio de su pueblo y su futura venida más significativa. Es la presencia de su Reino realizado por su Enviado, el Mesías, y la felicidad que este traerá para todos los que siguen fiel a la Alianza. De hecho, en los 4 cantos del Siervo de Yahvé, se reconoce a Jesús porque él se reconoció en ellos. Instruido por el Padre y por los pobres de su tiempo, Jesús retomó el sentido verdadero y pleno de las profecías de Isaías 2º. Realizó en su persona el ideal del Siervo de Yahvé. Los pobres de su tiempo se reconocieron en él y encuentran también en la clave para saber cómo ellos, nuevo Siervo de Yahvé, deben realizar tal misión, ayer y hoy. El Pueblo de los Pobres, sufriente, maltratado, exiliado, humillado, destruido, tanto ayer como hoy, recibe de Dios el don del perdón y de la liberación. De esta manera se vuelve evangelizador y liberador para los demás pueblos. Es ‘Luz de las Naciones’ y Buena Nueva para todas ellas.

G. LA NOCHE ESTRELLADA DE LA IGLESIA DE LOS POBRES
A partir del Concilio, volvió a aparecer ‘la Iglesia de los Pobres’ a partir del despertar de los cristianos pobres de América Latina, cuyos obispos se hicieron los portavoces en Roma. Los Papas Juan 32 y Juan Pablo 2º se hicieron eco de este redescubrimiento de la misión de la Iglesia: ‘Ser toda Iglesia de los Pobres’. Las Comunidades Eclesiales de Base CEBs) están al origen de esta realidad, en los años 1950-1960. Fueron la cuna y el camino de toda una generación de obispos latinoamericanos que encarnaron en su vida, muchos hasta el martirio, este ideal de la Iglesia de los Pobres. De estas vivencias a lo largo y ancho del continente, surgieron las estructuras de esta Iglesia de los Pobres tal como lo soñó Jesús.
- Las CEBs continúan vivas en todos los países de América Latina, a pesar de la persecución tanto de las dictaduras militares como de los obispos más reaccionarios. Tienen sus coordinaciones nacionales y continental.
- Han permitido el surgimiento de la teología de la liberación e inspiraron las grandes reuniones del Episcopado Latinoamericano (Medellín, Colombia, 1968; Puebla, México, 1979 y Santo Domingo, República Dominicana, 1992).
- Florece su espiritualidad que arranca de la experiencia de Dios en su vivir diario, encarnada en la opción por los pobres, la religiosidad popular y la transformación social.
- La inculturación, o sea la reexpresión a partir de las culturas, sabidurías y símbolos indígenas, Afroamericanos y mestizos de la liturgia, el Evangelio, la Iglesia y la fe, según las orientaciones de la reunión de Santo Domingo.
- La Nueva Evangelización que, desde las CEBs, es a la vez una renovación de nuestra Iglesia para que sea ‘verdaderamente Iglesia de los Pobres’ (Juan Pablo 2º) y un transformación social para establecer estructuras incluyan a las mayorías latinoamericanas, conformes a los valores del Reino de Dios.
Pero, como en el Apocalipsis, el ‘Monstruo’ diabólico del imperialismo de turno, ayer romano hoy neoliberalista, ha decidido que esta Iglesia de los Pobres no prosperara. Por esta razón ha desatado tanto en los gobiernos como en ciertas jerarquías católicas, en particular desde Roma, una persecución incansable contra el protagonismo de los cristianos pobres. Desprecian la actualidad de la profecía del ‘Siervo de Yahvé’ anunciado por el profeta Isaías 2º y completado en Jesucristo, hoy encarnado en la Iglesia de los Pobres. ‘Del nuevo milenio, los somos la Buena Noticia’, como lo proclaman las CEBs de Ecuador.
‘Esperando contra toda esperanza’, la Iglesia de los Pobres sigue su camino de noche estrellada. No dejemos que lloren nuestros ojos para que podemos ver estas estrellas que brillan en el firmamento de los pobres. En este ‘mundo al revés’, apostemos por ser la Buena Nueva del Reino, porque somos este ‘Siervo sufriente’ que salva a los que nos destruyen.



Cuarta parte : Desde el año 538 al 175, en Palestina
L A P R O F E C Í A D E S P U É S D E L E X I L I O


P R E S EN T A C I Ó N

A. CARACTERÍSTICAS DE ESTA ÉPOCA

1. El sistema esclavista sustituyó al sistema igualitario de las tribus: crecieron la explotación y la miseria.
2. El Pueblo hebreo pasó a ser una pequeña etnia sin rey, bajo varias dominaciones: primero de los Persas (538-523), luego de los Helenistas (o griegos), sea de Egipto (Lágidas, 300-200), sea de Siria (Seléucidas, 200-142).
3. Se dieron varios intentos de reconstitución como Pueblo: primero con el rey Zoroababel, luego con el ‘Proyecto Luz de las Naciones’.
4. Prevaleció este último con Josué y Nehemías en torno a la Ley y la pureza de la raza.
5. Los profetas de aquella época fueron: Ageo, Zacarías, Malaquías, Joel, Abdias, Jonás, Isaías 3 (56-66), que se manifestaron de la manera siguiente:
- Ageo y Zacarías apoyaron el proyecto de restauración de la monarquía.
- Isaías 3 promovió el proyecto ‘Luz de las Naciones’.
- Desapareció la profecía clásica identificada por los ‘Oráculos del Señor’ y aparecieron ‘la Escritura, la Tradición y la Sinagoga’.
- El profetismo crítico se mantuvo con los libros de Job, Rut, Eclesiastés (Qohélet) y el Cantar de los Cantares.

B. INTRODUCCIÓN GENERAL

1. El contexto histórico
Ciro, rey persa, después de una campaña victoriosa, conquistó Babilonia en el años 539 aC. Al año siguiente firma un decreto permitiendo el regreso de los exiliados judíos a Judá y Jerusalén. Es el comienzo de una nueva etapa de la historia del Pueblo de Dios: el tiempo después del exilio. Este período se llama ‘postexilio’ y abarca desde el regreso de los exiliados en 538 aC. hasta el nacimiento de Jesucristo. Son más de 500 años de historia, pero de los cuales no tenemos muchos documentos, ya que son escasos los libros bíblicos que describen esta época. No obstante, en este mismo período, todos los libros del Antiguo Testamento pasaron por una revisión y una nueva redacción. Luego, nadie volvió a tocarlos. Quedan como norma o ‘canon’ de la Biblia.
Estos 500 años se caracterizaron por un silencio profético, a lo menos tal como habíamos conocido ‘la profecía’. La literatura que se desarrolló mayoritariamente, fue la Sabiduría y la Apocalipsis. El pueblo se acostumbró a decir: ‘No tenemos profetas’ (Salmo 74.9). Para entender esta nueva situación, tenemos que conocer las características de esta época.
a). Judá ya no era un reino independiente. El pueblo se sentía como una pequeña comunidad étnica, perdida en la inmensidad de un imperio multirracial. Al no ser un reino independiente, eran obligados a someterse a un rey extranjero que dictaba normas y leyes. Pagaban impuestos y tenían que aceptar un ejército de ocupación. No eran los Judíos quienes decidían de los destinos del pueblo. Y, a corto plazo, no había esperanza de un cambio de situación.
b). Las condiciones de vida del pueblo pasaron por grandes cambios. A partir de la hegemonía del imperio persa en la región, se dieron grandes transformaciones internacionales. El comercio fue más intenso y rentable. Las grandes propiedades rurales y el trabajo fueron la ley, tanto en tiempos de los Persas, como luego de los Griegos y los Romanos. El pueblo se desanimó a entender el presente y volvió los ojos sobre su pasado de gloria o visto así. Por esta razón poco escribieron sobre los que les ocurría; más bien buscaron entender los desaciertos del pasado. Los libros de ‘Las Crónicas’ sobre el pasado fueron escritos en esta perspectiva. Era su manera de resistir las invasiones sucesivas: persa (539-333 aC.), griega (333-164 aC.) y romana (a partir del 63 aC.). Entre los años 164 y 63 aC., hubo un siglo de independencia, fruto de la revolución de los Macabeos.
c). La comunidad judía organizó su vida en torno a la presencia de Dios. Su centro era el Templo de Yahvé en Jerusalén. La autoridad y el poder se concentraron en el Sumo Sacerdote. La comunidad entró en un camino de aislamiento y segregación al buscar preservar sus costumbres y ritos religiosos, en medio de los pueblos paganos. Surgieron en esa época las Comunidades judías de la dispersión o ‘diáspora’ que tenían una profunda desconfianza en las costumbres y religiones de los pueblos en los cuales habían emigrado. Al igual que las Comunidades de Judea, se cerraron sobres sí mismas.

2. ‘No tenemos profetas’… pero sí profecía
a). ‘No tenemos profetas’… Con la desaparición de la monarquía y del exilio, se acabaron los profetas tal como se los había conocido. Reconocieron que la actividad de los profetas fue ambigua, ya que unos apoyaban al rey y otros los criticaban. Los falsos profetas acabaron con la voz profética en el pueblo. En su tiempo el pueblo no supo discernir. Al no ser fieles a la Alianza, provocaron la decadencia de la monarquía y el exilio.
En los primeros años después del exilio, surgió la posibilidad de una restauración del pasado. La crisis del imperio persa y la dificultad de conquistar Egipto permitió el regreso de los exiliados y la construcción del templo al mando de Zorobabel. Fue en esa época cuando aparecieron los profetas Ageo, Zacarías y los seguidores de Isaías (56-66). Luego entraron en escena Joel, Abdias y Malaquías. Estos fueron los últimos profetas. Pues la Palabra de Dios fue acaparada por los sacerdotes del Templo de Jerusalén. Quien se atrevía a ‘hablar en nombre de Yahvé’ merecía la muerte (Zacarías 13,3). La ley pasó a ser la norma básica para alcanzar la salvación, y había que seguirla al pie de la letra. Regía la vida del pueblo hasta en sus más mínimos detalles.
b). … Pero sí hubo profecía. A pesar de los esfuerzos oficiales para controlar las experiencias religiosas, la profecía se hizo presente en el caminar del pueblo. He aquí las principales señales
- El ‘Pueblo-Siervo’, animado por el Espíritu, hablaba en nombre de Dios.
- La relectura del pasado actualizaba los escritos y el mensaje de los ‘antiguos profetas’.
- Nació la dimensión profética de la ley, de la tradición y de la sabiduría del pueblo.
- Aparecieron los llamados ‘escritos de oposición’ con los libros de Rut, Job, Jonás y Eclesiastés.
- La religiosidad del pueblo se expresaba en procesiones y celebraciones populares.
- La fe de los pobres y sencillos creó el movimiento popular apocalíptico.
- Resurgieron la esperanza y el espíritu de la profecía en el ministerio de Juan Bautista y Jesús de Nazaret.
Una parte de este caminar se conservó en muchos libros que no fueron aceptados por el sacerdocio oficial. Son los llamados libros ‘apócrifos’, palabra que significa ‘desconocidos, escondidos’. Estos libros no podían ser utilizados en reuniones públicas ni celebraciones religiosas, porque no pertenecían a la lista de los libros oficiales. La mayoría de ellos son de carácter apocalíptico.

3. Los libros proféticos de esta época
- Ageo. En este pequeño libro el profeta pide con urgencia la reconstrucción del Templo, para que el heredero de David, Zorobabel, pudiera reinar sobre Judá independiente.
- Zacarías. En la primera parte (1-8), el autor pide la organización de Judá a partir del rey Zorobabel y del culto de sumo sacerdote Josué. Emplea un lenguaje lleno de visiones nocturnas y valora la dimensión cultual de la Palabra. La 2ª parte (9-14), pertenece a la época de la dominación griega. Presenta las características sorprendentes del Mesías: un rey pobre y humilde (9,9).
- Isaías 3º. En los capítulos 56-66, un nuevo grupo de discípulos de Isaías insiste en la puesta en marcha de un proyecto alternativo de reconstrucción. Según ellos, se trata no sólo de restaurar el Templo, sino sobre todo de construir una Tierra nueva y un Cielo nuevo (65) de dimensión universal. La gloria de Yahvé alcanzara todas las naciones.
- Abdías. Es el libro más corto del Antiguo Testamento. Contiene un pequeño oráculo contra el reino vecino de Edón por su traición a Judá, a aliarse con los enemigos del pueblo de Dios.
- Joel. El profeta convocaba al pueblo a un ayuno de arrepentimiento ante una plaga de langostas. Prometía la efusión del Espíritu sobre la tierra para animar al pueblo que tenía dificultades para reconocer la presencia de Dios en medio de sí.
- Malaquías. El profeta acusaba a los líderes de Judá del caos en que se encontraba al pueblo. Refleja las tensiones y los conflictos internos a la comunidad entre el pueblo sencillo y el sacerdocio oficial corrupto.
- Jonás. Aunque está en la lista de los profetas, este libro es una parábola atribuida a uno de los antiguos profetas (2 Reyes 14,25). Se oponía a la corriente oficial, manifestando que la salvación de Yahvé está destinada a todos los pueblos. Este anuncio de salvación universal está hecha por el mismo pueblo, representado por Jonás.


TEMA 17 : EL PROFETA ISAÍAS TERCERO.
Leer el pasado a la luz del presente.

Mensaje: Del nuevo milenio, los Pobres somos la Buena Nueva. Como Iglesia de los Pobres, encarnamos el proyecto de Dios. Somos los herederos del profeta Isaías 3º con su sueño de un Pueblo sufriente servidor y salvador de los demás.

Motivación: Los últimos 4 decenios del siglo pasado fueron una época de grandes cambio, desde el triunfo de la revolución cubana en 1959 hasta el derrocamientos de 2 presidentes corruptos en el Ecuador. Al mismo tiempo se fortaleció el imperialismo del sistema neoliberal a partir de los Estados Unidos, por querer los países del norte conservar sus privilegios saqueando nuestras riquezas. Las luchas de los Pueblos indígenas y de los Movimientos Sociales del continente unificados en el Foro Social Mundial mantienen la esperanza de días mejores. Estamos saliendo de un exilio de 500 años con muchos desafíos por delante.
Gracias al decreto (538 aC.) de Ciro, rey persa que conquistó Babilonia, los exiliados judíos que lo querían pudieron regresar a Judea (Esdras 1,1-11). Estaban resueltos a reconstruir el país que había quedado devastado por las guerras y el pillaje. El desafío era qué clase de país organizar y con qué modelo: ¿El de las leyes deuteronomistas que insistían en la identidad religiosa? ¿El de los Jueces con la sociedad tribal? ¿El de la monarquía purificada de sus errores? ¿Las nuevas opciones nacidas del exilio y de los profetas? Diversos grupos competían entre sí. La corriente que se identificaba con el profeta Isaías y que había animado a los exiliados, proponía encarar el futuro con las lecciones sacadas del pasado, pero sin repetirlo.
El texto de hoy nos propone conocer el discurso de los seguidores de Isaías, a la vuelta de Babilonia. No era fácil abrir caminos en medio de tantas dificultades de toda índole y tantas diversidades de propuestas. Había que unir el grupo de los que se habían quedado con lo que habían regresado. Veamos.

Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: Unos decenios de grandes cambios.
1. ¿Qué países de América Latina lograron en los últimos decenios lograr un cambio significativo?
2. ¿Qué cambios lentos y profundos se están dando en nuestro país ecuatoriano?
Palabra de Dios. Isaías 62,1-12: La propuesta del profeta Isaías tercero.
3. ¿Qué anuncios hacía el profeta Isaías para el futuro del pueblo en Judea?
4. ¿Qué comparación utilizó el profeta para expresar el amor d Dios?
5. En su relectura del pasado, ¿qué acontecimientos recalcaba Isaías?
Hoy nosotros: Yahvé es el Dios de los pobres, ‘casado’ con nosotros.
6. ¿Qué ayudas podemos sacar de nuestra fe para orientar los destinos de nuestro país?
7. ¿Cómo vamos a ser testigos vivos de un Dios ‘esposo del Pueblo de los Pobres?
Oraciones comunitarias. Cantar de los cantares 2,8-3,5. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo tema: Leer el pasado a la luz del presente, con el profeta Ageo.
- ‘La gloria de este segundo templo superará la del primero’.
- Lectura principal. Ageo 1,1-2,23: El profeta Ageo animaba al Pueblo a reconstruir el Templo de Jerusalén.
- Lectura de apoyo. Zacarías 8,1-23: El entusiasmo del pueblo ante el futuro.


Comentario 17: LA PALABRA DE DIOS ES EFICAZ
El proyecto ‘Luz de las Naciones’ a través de la historia del Pueblo de Dios

A. EL PERÍODO DE LOS JUECES SIRVIÓ DE MODELO A LOS PROFETAS
Los profetas, en sus luchas y predicaciones, perseguían un gran objetivo: restaurar la justicia y el derecho a favor de los pobres (Isaías 1,16-17; Amos 5,14-15; Miqueas 3,1,9; Zacarías 7,9-10…). Para un profeta, la presencia de huérfanos y viudas desatendidos en medio del pueblo significaba la ruptura de la Alianza. De hecho encontramos leyes bastante claras que defendían el derecho de los pobres (Éxodo 22,20-27; Deuteronomio 10,14-22). De ahí la predicación muy fuerte contra el rey, contra el templo y contra todo lo que fuese causa de empobrecimiento del pueblo.
Para orientarse, los profetas defendían los principios y criterios del tiempo de los Jueces. La memoria de esa época era muy presente. Se la consideraba un período relevante en el cual se buscaba vivir la Alianza, practicando y confirmando leyes a favor de todos. Ese período sirvió también a los seguidores de Isaías, animados por las ‘prédicas consoladoras’ del profeta (Isaías 40-55), cuando se buscaba un proyecto de reconstrucción del país al regreso del exilio.

B. ALGUNOS DATOS DE LA SOCIEDAD DURANTE EL PERÍODO DE LOS JUECES
El ideal social de la organización tribal igualitaria sí logró realizarse parcialmente durante unos 200 años. De esta época se sacaron unos 7 criterios básicos de organización social.

1. Cada familia tenía su parcela de tierra
El pueblo vivía en pequeñas aldeas familiares unidas entre sí como clanes. Estas tenían necesidades básicas resueltas. Había lo necesario para todos. Las tierras pertenecían a las familias y todos trabajaban en ella.
2. La compra-venta de tierra era prohibida
Las leyes sabáticas y del Jubileo evitaban la acumulación de tierras (Éxodo 16,1-30). La especulación con la tierra y el trabajo esclavo eran prohibidos (Levítico 25).
3. Las 10 leyes permanentes
Las leyes del Decálogo eran para todos (Éxodo 20,1-11). Con ellas se evitaba el empobrecimiento de las familias. (Éxodo 22,20).
4. Una justicia cercana
Los conflictos mayores eran asumidos por los Jueces o Líderes de las tribus. Ejercían la justicia en los santuarios que tenían bajo su jurisdicción, actuando de manera descentralizada (Éxodo 18,13-18; 1 Samuel 7,15-17).
5. La autodefensa voluntaria
Cuando ocurrían invasiones de pueblos vecinos, se armaban para defender su territorio, primero los varones de la tribu, luego uniéndose entre tribus (Jueces 6,34-35). Estaban unificados por la elección de un Juez común a todas las tribus (Jueces 10,5-6). Una vez pasado el peligro, todos regresaban a sus aldeas (Josué 22,7-8; Jueces 7,1-8; 2 Samuel 20,1). No había ejército permanente ni jefes militares ambiciosos ni deseos de conquistar más espacios.
6. El poder moral de los Jueces
El liderazgo era ocasional, evitando así la concentración de poderes en manos de un gran jefe (Jueces 2,16-19; Isaías 12,6-11). Se buscaba un líder para circunstancias que involucraban a todo el pueblo: Asambleas, conflictos internos y externos.
7. El lugar privilegiado del culto descentralizado
La unidad del pueblo giraba en torno al culto a Yahvé, el Dios liberador de la esclavitud de Egipto, y la fidelidad a la Alianza, garantía de su libertad, fraternidad y justicia (Éxodo 19,3-8).
- Celebraban la Fiesta de la Pascua, memorial de la liberación pasada y presente, mediante un culto familiar presidido por el padre de familia (Éxodo 12,21-28).
- El culto en numerosos santuarios reunía a todos y fortalecía la unidad. No había hegemonía de Jerusalén por ejemplo. En estos santuarios se reunían en grandes Asambleas para renovar la Alianza, celebrar las maravillas de Yahvé y comprometerse a seguir fieles y unidos (Josué 24).
- La tribu de Leví, los ‘levitas’ ejercían el sacerdocio, presidiendo el culto. Eso era su servicio para todas las tribus. No tenían tierras, pero sí eran mantenidos por las familias mediante el diezmo (Deuteronomio 14,28). También asumían la enseñanza de la Ley y la fidelidad a la Alianza (Números 8,5-22).

C. LA SITUACIÓN SE REPITE
La predicación del ‘Profeta de la Consolación’ (Isaías 40-55) animó a los exiliados a comparar su situación del exilio con la antigua esclavitud en Egipto. La gesta liberadora de Yahvé les daba esperanza de una nueva oportunidad para ser el pueblo que él se había elegido para ‘proclamar sus maravillas’. Entonces creyeron en la posibilidad de un ‘nuevo éxodo’ (Isaías 46,16-21): Yahvé, su Dios, había llevado Abraham y a sus descendientes a la ‘Tierra Prometida’, los había sacado de la esclavitud de Egipto, los había guiado por el desierto dándoles leyes y apoyo continuo, luego les había dado Jueces y Profetas para mantenerlos en la fidelidad a la Alianza. Al vivir en la justicia y la santidad, Yahvé les daría una nueva oportunidad para volver a ser su pueblo elegido. Iban a ser colectivamente ‘un nuevo Abraham y una nueva Sara’ (Isaías 51,1-2). Surgiría un nuevo Pueblo que sí viviría la fidelidad a la Alianza como en tiempo de los Jueces.

D. PERO, EL PROYECTO NUEVO NO SE REALIZÓ…
Los seguidores de Isaías no lograron que su proyecto ‘Luz de las Naciones’ se realizara. No lograron convencer al pueblo para que se movilizara para reconstruir el país dentro de los principios liderados por los Jueces. Los discípulos de Isaías tuvieron un cierto liderazgo durante los años 520-445 aC., con el Proyecto ‘Luz de las naciones’, pero no prosperó. La situación era diferente y difícil. La historia no se repitió por la resistencia de otros grupos menos proféticos.

1. Demasiada añoranza del pasado
En primer lugar la gente era muy desunida y sus líderes mantenían la mirada sólo en el pasado. Para ellos, el exilio era un momento triste de una historia que había que olvidar para superarlo. Propusieron que todo se debía reconstruir tal como era antes del desastre: el templo de Jerusalén, la monarquía y las glorias pasadas, como si no hubiera ocurrido nada…
2. Los limitantes de la dominación persa
Otra cosa que había que tener en cuenta, era la ocupación persa. Israel ya no era dueño de su destino ni era pueblo libre e independiente. Con la vuelta del exilio continuaban dominados por los Persas. Habían regresado no por la fuerza de su organización, sino por un favor interesado del nuevo emperador. Eran una pequeña colonia en medio del inmenso imperio, cercana a su rival de Egipto. Cuando los intereses de los Persas eran amenazados, Ciro mandaba a sus colaboradores para hacer de Judá un estado fuerte contra los Egipcios, como fue el caso con Esdras y Nehemías.
3. Ausencia de grandes líderes
Quienes tenían alguna esperanza en la consolidación del Proyecto ‘Luz de las Naciones, no encontraron líderes capaces de unir fuerzas para poder llevar adelante tal proyecto. No bastó tener un buen programa; faltó organización y decisión, líderes para motivar un amplio y duradero apoyo popular.
4. Faltó el espíritu innovador del Pueblo
Para lograr este proyecto, eran necesarias grandes reformas económicas, en contraposición con los intereses de los poderosos que eran más interesados en su crecimiento financiero que en la práctica general de la Alianza. No permitieron que la reconstrucción nacional retomara los criterios vigentes en tiempo de los Jueces y proclamados por los Profetas. Faltó valentía, organización y creatividad popular.
Los discípulos de Isaías no lograron la fuerza y el apoyo suficiente para llevar adelante su proyecto ambicioso. La semilla cuidada y sembrada con tanta esperanza no logró germinar y fortalecerse. No dio los frutos anhelados. Si la semilla no maduró tampoco se perdió del todo. Jesús retomó esta esperanza con la predicación y promoción del Reino de Dios.

E. JESÚS Y LAS PRIMERAS COMUNIDADES REVIVIERON EL PROYECTO DE ISAÍAS 3º
Dijo Isaías 3º: ‘La Palabra de Dios no regresa a él sin antes haber producido sus frutos’ (55,10-11). Las contrariedades y fracasos de los discípulos de Isaías no destruyeron las orientaciones y esperanzas que habían madurado en ellos. El Libro de Isaías 3º las plasmó para siempre (55-66). Quienes las retomaron fueron Jesús de Nazaret y sus incondicionales apóstoles: La primitiva Iglesia fue la que sentó las bases del proyecto ‘Luz de las Naciones’ con la fuerza victoriosa del Resucitado.
Personalmente Jesús asumió el proyecto de Isaías en la proclamación de su misión en la sinagoga de Nazaret, dejando a sus interlocutores estupefactos (Lucas 4,16-21), retomando el texto mismo de Isaías 61,1-9 y aplicándoselo al mismo. En contradicción con la interpretación de la Biblia en aquel tiempo (Mateo 5,10-11), Jesús hizo suya la propuesta universal del proyecto de Dios esbozada por los esperanzados de época de la restauración luego del regreso del exilio de Babilonia. Jesús asimiló su misión a la del ‘Siervo de Yahvé’ de Isaías.
La primera Comunidad eclesial tomó en serio el compromiso de Jesús con aquellas páginas de Isaías, y continuó el proyecto del Siervo de Yahvé encarnado por Jesús hasta la muerte y resurrección. En su gran carta a los Romanos, San Pablo demostró que el Proyecto Luz de las Naciones encontró en Jesús su plena realización (10,14-21 = Isaías 52,7; 11,26-27 = Isaías 59,20-21 y 3,15-17 = Isaías 59,7-8). En los Hechos de los Apóstoles, el episodio de Felipe con el Etíope (8,26-40) nos manifiesta cómo la 1ª Comunidad cristiana se identificó con el mensaje del Siervo sufriente de Isaías. Lo hizo suyo en la nueva realidad de su misión evangelizadora universal. De esta manera, primera predicación puso las base de lo que forma para nosotros todo el Nuevo Testamento, a partir del mensaje de Isaías 3º asumido por Jesús.
Para convencernos, observemos el siguiente esquema catequístico de la Iglesia primitiva:

TEMARIO NUEVO TESTAMENTO SIERVO SUFRIENTE
Jesús es el Siervo de Yahvé Mateo 12,15.21 Isaías 42,1-4
Jesús es la luz de las naciones Lucas 2,29-32. Juan 8,12
Jesús es la luz del mundo Hechos 13,44,49 Isaías 42,6; 49,6; 52,10; 60,19
La Comunidad cristiana es luz Mateo 5,14
Jesús es el ungido de Dios Lucas 4,17-22 Isaías 61,1-2
Jesús es la Palabra de Dios que lo cura todo Mateo 8,16-17 Isaías 53,3-4
Jesús es el agua que sacia la sed Juan 4,1-42 Isaías 55,1-3; 58,10-11
Jesús es la Palabra, o sea la nueva Ley de Dios Juan 4,44-47 Isaías 54,13
Jesús es el cordero silencio que asume nuestros dolores Juan 1,36; Mateo 26,63 Isaías 53,7
El templo ha sido superado: Jesús es el templo Hechos 2,32-33; 1 Pedro 2,21; 2 Corintios 6,16 Isaías 66,1-2
La Comunidad cristiana es la hija heredera de la promesa Hechos 7,44-53; Gálatas 4,21-31 Isaías 54,1-17
Las naciones de la tierra caminarán a la luz de Cristo Apocalipsis 21,22-26 Isaías 60,1-3

En la Iglesia primitiva, la Palabra de Dios convocó al Pueblo para hacer realidad el proyecto Luz de las Naciones ideado por el profeta Isaías 3º. Lo hizo a través del testimonio de la comunidad y la actividad catequística de los seguidores de Jesús. Así la profecía de Isaías volvió a resurgir y dar frutos, tal como lo profetizado: ‘Mis planes se cumplirán: Realizaré mi voluntad’ (Isaías 46,10).

F. HOY, LA IGLESIA DE LOS POBRES REVIVE EL PROYECTO DE ISAÍAS confirmado por Sofonías: ‘Dejaré subsistir dentro de ti a un pueblo humilde y pobre’ (Sofonías 3,12).
La revelación de Dios no ha terminado: Dios se sigue manifestando a los hombres y mujeres de hoy a través de sus civilizaciones, culturas y religiones cuando viven los valores que vino a confirmar Jesucristo con miras al Reino. Dios se ha ce presente mediante el gran libro de la vida con su rostro escondido en la naturaleza y en los acontecimientos humanos. Su Reino se construye ahí donde hay hombre y mujeres que viven en el amor, el compartir, la justicia, la verdad, la paz,.... Hoy Dios se revela más especialmente en la fraternidad. ‘Sí, yo daré a los Pueblos labios puros para que todos puedan invocar el nombre de Yahvé y servirlo también con un mismo celo’ (Sofonías 3,9). Hoy, la Iglesia de los Pobres, por construirse en la fraternidad y la solidaridad, es su lugar privilegiado. Veamos de qué maneras.

1. Desde siempre, Dios quiere hacer de la humanidad su Pueblo
a). El plan de Dios es que seamos su familia, su Pueblo.
Es cierto que Dios nos conoce por nuestro nombre y nos ama individualmente. Pero quiere que formemos una Comunidad como él es Comunidad o Trinidad: al crearnos a su ‘imagen y semejanza’, desea que nos conformemos en un Pueblo fraternal y seamos su Pueblo, una familia unida a él. Solos, somos demasiado débiles y limitados, no hacemos ninguna fuerza. No podemos saber claramente dónde está el bien por hacer y el mal por evitar. No hay nadie que nos anime y consuele. Tampoco hay camino conjunto: andamos dispersos y malgastando energías por gusto. Al estar aislados, no puede haber celebraciones, o sea, reconocimiento común y alegría colectiva de sentirse con Dios y construyendo su Reino....
Este proyecto de una Humanidad unida y reunida con Dios, como lo hemos visto, surgió con Abraham, y empezó a realizarse con Moisés. Tuvo su punto de máxima expresión en la presencia y actuación de Jesucristo. Por esto, hoy, nos podemos vivir aislados, sino dejamos de pertenecer a este Pueblo que Dios sueña y al cual nos ha unido por el bautismo. Individualmente, no podemos ser cristianos, o sea, seguidores de Jesús, sino juntos, en Comunidad, en Iglesia.
b). El ejemplo y la práctica de Jesús
Cuando Jesús comenzó a mostrarse como el Profeta del Reino, lo primero que empezó a hacer, fue conformar en torno a él a un grupo de amigos incondicionales: los 12 apóstoles. Y ellos pasaron junto a él los 3 años de su ministerio itinerante al servicio del Reino. Además tenía el grupo de los 72 discípulos a quienes confiaba la misión de prepararle el camino, predicando el Reino de Dios y sanando a los enfermos (Lucas 10). Es más: si Jesús preparó a un grupo de apóstoles y discípulos es para que continuaran su misión. Pero esta misión se debe realizar, según la orden de Jesús, mediante los apóstoles, discípulos y seguidores de él reunidos en Comunidad, unidos en su Iglesia: ‘Tú eres Pedro, o sea, Piedra, y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia y las fuerzas del infierno no la podrán vencer. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos...’ (Mateo 16,18-19). La misión de Jesús espera de cada uno y cada una de nosotros y nosotras una respuesta personal, pero su realización es colectiva, como Iglesia, afín de no ‘arar en el mar’ y equivocarnos de camino.

2. La profecía de Sofonías (3,9-17)
Las palabras del profeta Sofonías son muy iluminadoras. Con los años y los siglos, la alianza del Pueblo de Moisés con Dios se iba debilitando. Las injusticias e infidelidades podían hacer dudar de que esta alianza siguiera viva. Igual que los demás profetas, Sofonías tuvo la misión de animar a su Pueblo y de hacerle descubrir los signos de su presencia. Sofonías se dio cuenta del desorden en que se encontraba el Pueblo de Dios y tuvo palabras muy duras para denunciarlo. Pero, al mismo tiempo, supo proclamar palabras de esperanza. En esta lectura, Sofonías se dirigía al Pueblo de Dios en general, le recordaba la misión que le había sido confiada por medio de Abraham y Moisés. Al reclamarle por sus infidelidades, le anunciaba que las promesas de Dios no habían terminado. Y anunció que, sí, ‘un pequeño resto’ se mantenía fiel a la alianza con Dios: este pequeño resto era, en medio de la gran nación, un ‘Pueblo humilde y pobre’, con el que Dios terminaría gozando y bailando el Reino (v. 17).
Sofonías descubrió que Dios era fiel a sí mismo: optaba siempre por los pobres, los pequeños, los humildes, los explotados.... Y estos eran aquellos a quienes Dios confiaba la misión de continuar siendo los portadores de sus promesas. Era por medio de ellos que estas iban a realizarse. Esto se cumplió en Jesús y los apóstoles. María y José hacían parte de este Pueblo humilde y pobre, igualmente los discípulos y todos los y las que siguieron a Jesús y a los apóstoles, dentro y fuera de Palestina. Ayer como hoy, Dios se comunica por medio de una Comunidad y desea que los que quieren escuchar su voz formen Comunidades y una gran Comunidad de Comunidades, la Iglesia, y, particularmente, la Iglesia de los Pobres.

3. Ese ‘pueblo humilde y pobre’ de Sofonías es hoy la Iglesia de los Pobres
La Iglesia primitiva fue siendo este Pueblo humilde y pobre encargado de continuar la obra del Reino que le había entregado Jesús. Pero, como para el Pueblo del Antiguo Testamento, el pasar de los siglos hizo que el testimonio se aflojara: el pecado hizo su obra y no todos los cristianos, obispos y Papas fueron fieles al mandato de Jesús. Un gran cambio, y podríamos decir, una gran infidelidad, se dio cuando, en el siglo cuatro, la jerarquía eclesial de la época aceptó ser considerada por el imperio romano como la religión oficial del Estado Romano: se casó con el Cesar. Y parece que todavía no hemos salido totalmente de esta situación de complicidad con el mundo y de traición al Evangelio.
a). La expresión ‘Iglesia de los Pobres’ es recién
Durante el Concilio Vaticano 2º que se realizó en Roma, Italia, del año 1962 a 1965, con obispos venidos de todos los países del mundo, unos obispos latinoamericanos más entusiastas y cercanos a la gente humilde tuvieron la iniciativas de reunirse para reflexionar juntos los Documentos Conciliares que se producía, y se auto-nombraron ‘Iglesia de los Pobres’. Luego, el Papa de este entonces, Juan 23, retomó en uno de sus discursos esta misma expresión. Más recientemente, el Papa actual, Juan Pablo 2º, le dio su propio matiz en su Carta Encíclica sobre ‘El trabajo humano’ en 1981: ‘La Iglesia esta vivamente comprometida en esta causa (de la solidaridad con los trabajadores), porque la considera como su misión, su servicio, como verificación de su fidelidad a Cristo, para poder ser verdaderamente ´Iglesia de los pobres´’ (8). Con el tiempo, ha ido remplazando la expresión más conflictiva de Iglesia Popular, presentada como paralela a la Iglesia católica oficial.
b). La realidad de la Iglesia de los Pobres
En un tiempo en que los miembros de nuestra Iglesia católica aparecemos como bastante divididos y opuestos, unos ricos y otros pobres, explotados y explotadores, torturadores y torturados, cómodos y mártires, uno se puede preguntar dónde está la Iglesia que quiso Cristo. No basta decir que todos somos santos y pecadores a la vez. Hay que identificar dónde Cristo nos sigue hablando y dónde sigue actuando con la fuerza de su resurrección y la presencia viva de su Reino.
A este propósito, el texto del profeta Sofonías es muy iluminador, si lo aplicamos a la Iglesia en general: ‘Dentro de ti, dejaré subsistir a un Pueblo humilde y pobre’. La Iglesia de los pobres es este Pueblo humilde y pobre que continúa fiel a Dios y manifiesta su presencia liberadora, igual que ayer y anteayer. Podemos decir que, en América Latina, los que componen esta Iglesia de los Pobres, son principalmente el Pueblo de los Pobres que se organiza en Comunidades Eclesiales de Base y en Grupos Cristianos que han hecho la opción por la pobreza y por identificarse con las causas de los pobres y promoverlas. Sus más dignos representantes son los mártires de estos 30 últimos años y las grandes figuras de la Iglesia latinoamericana. Su expresión universal es la teología de la liberación, nacida del mismo Concilio, confirmada por al Papa en Brasil como ‘no solo útil sino necesaria’, que ha concretizado la ‘Opción por los Pobres’: ‘Afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral’ (Puebla, 1134).
De esta conversión de los mismos pobres que se organizan en torno a la Palabra de Dios y de los que nos hacemos pobres con ellos asumiendo su causa (Mensaje de Puebla, 8), está naciendo y creciendo ‘la Iglesia de los Pobres’, cuya solidaridad es ‘la verificación de la fe’, tal como lo indicó el Papa Juan Pablo 2º. Estos cristianos pobres, fraternales, creyentes, solidarios y organizados están conscientes de esta misión que el Señor les ha confiado. Se reconocen el alma de la Iglesia, los depositarios del Reino, el tabernáculo del Dios de la vida, la esperanza de la resurrección en marcha, el signo de la fidelidad de Dios con los hombres y mujeres de hoy, la manifestación y revelación actuales de su amor liberador.... Se sienten llamados, con el Jubileo, a renovar a la Iglesia desde dentro para que sea más evangélica y a cambiar la sociedad para que sea más conforme al Reino.


TEMA 18 : EL PROFETA AGEO.
Leer el presente a la luz del pasado.

Mensaje: ‘Aquel que no conoce la historia está condenado a repetir sus errores’. Pero querer limitarse a las experiencias del pasado conduce a un callejón sin salida. Las dificultades del Pueblo de Dios después del exilio nos ayudan a sacar del pasado toda la riqueza que nos abre a un futuro distinto.

Motivación: Tal vez hemos escuchado el dicho siguiente: ‘Un Pueblo sin memoria es como un árbol sin raíz’. En esta época, Ecuador y América Latina están releyendo su historia y valorando su pasado. Esto no es añorar los tiempos idos, sino sacar luces de experiencias que iluminan el presente y animan para construir un futuro mejor. La predicación del profeta Ageo nos va a confirmar nuestros esfuerzos de profundizar nuestra identidad y facilitar la búsqueda de alternativas.
El pueblo judío recién regresado del exilio estaba sumergido en una profunda crisis para dar sentido a su reconstrucción y organización. Los profetas Ageo y Zacarías los animaron a reedificar el Templo de Jerusalén, porque, para ellos, la Casa de Dios era el símbolo de la presencia de Dios en medio del pueblo. No se percataron que simbolizaba también la búsqueda de grandeza, la centralización extrema y los errores de la época de los reyes. Los que pusieron mano a la obra soñaban revivir un pasado glorioso, olvidándose de la opresión y sufrimiento que estaban padeciendo en aquel momento.
El texto de hoy es todo el librito del profeta Ageo. Son oráculos pronunciados en tan sólo 5 meses: de agosto a diciembre del año 520 aC. Se nota que la gente estaba desanimada y sin rumbo. El imperio persa se encontraba en una guerra civil. Se esperaba una ilusoria independencia en medio de propuestas contradictorias. El profeta Ageo trataba de iluminar el camino. Veamos.

Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: Personajes iluminadores de nuestra realidad.
1. ¿Qué personajes del pasado son luz para nuestra actualidad? Expliquemos por qué.
2. Al nivel eclesial, ¿qué sabemos de Bartolomé de las Casas?
Palabra de Dios. Ageo 1,1-2,23: Oráculos de esperanza.
3. ¿Qué reprochaba el profeta a sus compatriotas?
4. Según Ageo, ¿qué consecuencias traía el descuido del culto?
Hoy nosotros: Construirnos desde nuestras raíces indígenas.
5. ¿Qué importancia damos a nuestra religiosidad popular?
6. ¿Cómo pueden ser nuestras raíces indígenas el cimiento de un presente mejor?
7. ¿Qué orientaciones sacamos de estas reflexiones tanto al nivel religioso como social?
Oraciones comunitarias. Salmo 84. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo tema: La desaparición de la profecía por su ambigüedad después del exilio.
- ‘Yo no soy profeta, soy labrador. El campo es mi ocupación desde mi juventud’ (Zacarías 13,5).
- Lectura principal. Zacarías 13,1-6: El miedo a la profecía. Joel 1-5: El don amplio del Espíritu.
- Lectura de apoyo. Jeremías 23,9-40: La crítica de los profetas, como negociantes de ilusiones.


Comentario 18: LOS DIFERENTES PROYECTOS DE RECONSTRUCCIÓN DESPUÉS DEL EXILIO
‘Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles’ (Salmo 127).

A. LA NUEVA SITUACIÓN
El decreto del rey persa Ciro en 538 aC. permitió a los exiliados judíos dejar Babilonia y regresar en Judea. Muchas familias recogieron sus enseres y volvieron a su tierra. Estaban animadas en rehacer sus vidas, trabajar en sus tierras y sus negocios, reconstruir Jerusalén y el país de su identidad y libertad. La realidad es que todo está por construir y no existen unidad de criterios para esta reconstrucción. Al tener más libertad, a lo menos de expresión, se nota muchas propuestas y varios conflictos (Jeremías 24; 27 y 29). Los profetas que actuaron durante el exilio tenían predicaciones diferentes, sin haber tenido la posibilidad de una comunicación y unificación de criterios. Por ejemplo, las propuestas de Ezequiel son restrictivas (40-48), mientras las de Isaías 2º son más universales (48-52).
De esta forma, las visiones contrarias y los conflictos volvieron a Judea con los exiliados. Y los que regresaron a Judea encontraron a los que se habían quedado y que habían organizado su vida a su manera, sorprendidos por una llegada inesperadas de sus compatriotas. No estaban dispuestos a aceptar los líderes ni las propuestas de los recién llegados. Además, los colonizadores persas tenían sus objetivos e intereses. La situación era muy compleja.

B. LOS DISTINTOS PROYECTOS DE RECONSTRUCCIÓN

1. El proyecto de Zorobabel (538-520 aC. con Ageo y Zacarías 4,6-10; 6,9-15)
Según se puede saber, fueron pocas las familias que regresaron inmediatamente después del decreto de Ciro, al mando de Sesbasar (Esdras 1,11). Al llegar emprendieron en seguida la reconstrucción del templo (3,1-13). Pero, las dificultades que se presentaron, incluso la oposición de los Samaritanos, les hicieron detener la construcción (4,23-24). En el año 520 aC., durante la guerra civil en el imperio persa, el rey Darío, tratando de fortalecer su frontera con Egipto, facilitó el regreso de un grupo más numeroso de exiliados. Este grupo venía al mando de Zorobabel, último descendiente de la dinastía de David.
Parece que la guerra civil en el imperio persa y el regreso de Zorobabel, el nuevo jefe de la casa real de Judá y heredero de las promesas (2 Samuel 7), alimentaron esperanzas de independencia. Además Zorobabel tenía el apoyo del pueblo, de los sacerdotes y de los profetas Ageo (2,20-30) y Zacarías. Ageo y Zorobabel querían la vuelta a la monarquía tal como era antes del exilio, fuerte e independiente. Pero este esfuerzo de buscar más independencia terminó bruscamente cuando el rey Darío afianzó su dominación sobre Egipto. Por el año 515 aC. se inauguró el nuevo templo de Jerusalén, pero sin señales de la presencia de Ageo ni Zorobabel (Esdras 6,15-22). Se piensa que fueron exiliados por los Persas.

2. El proyecto de Zacarías y Josué (520-515 aC. con Zacarías 3,1-9; 4,1-14 y Esdras 5,17-6,22)
Este proyecto fue la continuación del anterior. Junto con Ageo y Zorobabel estaba el profeta Zacarías y el sumo sacerdote Josué, que querían también la monarquía y la reconstrucción del templo de Jerusalén. Pero ante el fracaso de la monarquía, quisieron dar a la Comunidad judía una fuerte característica religiosa. Restauraron el culto, la liturgia y los sacrificios. Al no poder ser un reino independiente, Judá se distinguió de los otros pueblos por ser una comunidad cultual. Eran la fe y el culto a Yahvé que convocaban al pueblo en el templo de Jerusalén.
Este proyecto tuvo cierta continuidad porque tuvo el visto bueno de los Persas. En ausencia del rey, el poder pasaba al sumo sacerdote (Zacarías 6,9-15). La ley y lo sacrificios se fueron imponiendo como signo de unidad nacional. Los pilares del pueblo elegido eran el Templo reconstruido y el culto reformado. Pero la Comunidad judía se fue cerrando en sí mismo. El grupo de sacerdotes que se formó alrededor de Josué, luego dio nacimiento al grupo de los Saduceos. Las normativas que durarán hasta el tiempo de Jesús, respaldadas luego por Esdras, eran la separación, las leyes de lo puro y lo impuro, y la centralización.

3. Los seguidores de Isaías (520-445 aC. con Isaías 3º 55-66)
Fue el intento de implantar el Proyecto ‘Luz de las Naciones’.
- Primero con Isaías 2º. La predicación del ‘Profeta de la Consolación’ (Isaías 40-55) animó a los exiliados a comparar su situación del exilio con la antigua esclavitud en Egipto. La gesta liberadora de Yahvé les daba esperanza de una nueva oportunidad para ser el pueblo que él se había elegido para ‘proclamar sus maravillas’. Entonces creyeron en la posibilidad de un ‘nuevo éxodo’ (Isaías 46,16-21): Yahvé, su Dios, había llevado Abraham y a sus descendientes a la ‘Tierra Prometida’, los había sacado de la esclavitud de Egipto, los había guiado por el desierto dándoles leyes y apoyo continuo, luego les había dado Jueces y Profetas para mantenerlos en la fidelidad a la Alianza. Al vivir en la justicia y la santidad, Yahvé les daría una nueva oportunidad para volver a ser su pueblo elegido. Iban a ser colectivamente ‘un nuevo Abraham y una nueva Sara’ (Isaías 51,1-2). Surgiría un nuevo Pueblo que sí viviría la fidelidad a la Alianza como en tiempo de los Jueces.
- Luego Isaías 3º. ‘La Palabra de Dios no regresa a él sin antes haber producido sus frutos’ (55,10-11). Las contrariedades y fracasos de los discípulos de Isaías no destruyeron las orientaciones y esperanzas que habían madurado en ellos. El Libro de Isaías 3º las plasmó para siempre (55-66). Quienes las retomaron fueron Jesús de Nazaret y sus incondicionales apóstoles: La primitiva Iglesia fue la que sentó las bases del proyecto ‘Luz de las Naciones’ con la fuerza victoriosa del Resucitado.
- Un proyecto troncado. Los seguidores de Isaías no lograron que su proyecto ‘Luz de las Naciones’ se realizara. No lograron convencer al pueblo para que se movilizara para reconstruir el país dentro de los principios liderados por los Jueces. Los discípulos de Isaías tuvieron un cierto liderazgo durante los años 520-445 aC., con el Proyecto ‘Luz de las naciones’, pero no prosperó. La situación era diferente y difícil. La historia no se repitió por la resistencia de otros grupos menos proféticos.

4. La reforma de Nehemías (520-445 aC. con Nehemías y Esdras 7-10)
Nehemías era un servidor del imperio persa. Recibió su misión de las manos del rey Artajerjes, de quien era buen ministro (Nehemías 2,1). Ejerció su misión a partir de 445 aC.
Cuando Nehemías llegó a Jerusalén encontró el país sumergido en una profunda crisis. Intentó reconstruir la comunidad divididas entre ricos explotadores y pobres explotados (Nehemías 5,1-5). Encontró mucha oposición sobre todo de parte los Samaritanos. También, en Jerusalén, los nobles y los grupos más poderosos no siempre apoyaron a Nehemías (6,17-19). Basándose en la ley del Deuteronomio (15,1-11) y del Levítico (25), Nehemías exigía la devolución de todo lo que los pobres habían perdido por el abuso de los préstamos y cobro intereses (5,11). La mayoría de la población vivía esclavizada por causas de las deudas. Existía mucha especulación con las tierras de los endeudados. Nehemías exigió el perdón de todas las deudas y proclamó el año jubilar que era el perdón de las deudas, el retorno de las tierras a su primer propietario y la liberación de los esclavos.
Nehemías quería conseguir la unidad interna mediante una reforma de tipo social. Pidió a los ricos que tomaran la iniciativa de devolver lo que habían robado a los pobres (5,9). Es posible que la oposición de los ricos enfriara las reformas de Nehemías (6,17) y motivara su regreso a Susa, capital del imperio persa. Dejaba a Jerusalén con sus murallas reconstruidas y creó una identidad política nueva: la provincia de Judea. Quedó el camino preparado el camino Esdras (Nehemías 8,1).

5. El proyecto de Esdras (400-350 aC. con Esdras 7,1-26; 9-10; Nehemías 8,9)
El gobierno persa estaba preocupado por las dificultades y tensiones existentes dentro de la comunidad judía. El proyecto Luz de las Naciones y los intentos de reformas de Nehemías no habían solucionado la crisis social de la comunidad (Nehemías 13,15-22).
Esdras era un doctor de la ley, escriba con buenos conocimientos y con mucha autoridad en la comunidad judía que había quedado en Babilonia (Esdras 7,1-26). El rey persa le encargó reorganizar de la comunidad judía por medio de la observancia de la ley y de las noemas cultuales (Esdras 7-8). Esdras llegó a Judea alrededor del año 398 aC. En parte, continuó el trabajo iniciado en tiempos de Zacarías y Josué. Tomó medidas muy discutibles para purificar y separar el pueblo elegido.
- Expulsó a las mujeres extranjeras (9), provocando una serie de divorcios. Los hijos no eran considerados judíos auténticos ya que la pertenencia al pueblo judío era determinado por la madre (9,1-2; 10,2-10).
- Otro punto de la reforma fue la enseñanza de la ley para que el pueblo la cumpliera mejor. Esdras emprendió un enorme trabajo catequístico y señaló como camino de salvación la estricta observancia de la ley (8,1-8). Fue en esa época en que el Pentateuco, o sea los 5 primeros libros de la Biblia, tuvo su redacción definitiva. Y el pueblo en su inmensa mayoría analfabeto pasó a ser despreciado y mostrado como infiel a la ley (Juan 7,49 y 9,34).
Las reformas de Esdras tuvieron constituyeron los fundamentos del judaísmo hasta nuestros días. Dieron un camino y su identidad al pueblo judío. Fue también un camino de aislamiento, separación y cerrazón a futuras reformas. Esta tendencia dio origen al grupo de los Fariseos, cuya nombre significa ‘separado’. Esdras y sus seguidores metieron al pueblo como en una prisión. La raza, el culto, la observancia de la ley y las normas fueron tomadas como criterios para determinar que sólo los ‘puros’, o sea los estrictos cumplidores de la ley, eran digno del encuentro con Dios en el templo (13,1-3). En su tiempo, Jesús encontró al pueblo todavía prisionero de esta situación. Con su actividad y predicación, Jesús destruirá las cadenas de esta visión oficial de la religión judía.

C. LA RESISTENCIA POPULAR
La condenación del pueblo sencillo por parte de sus autoridades religiosas provocó su resistencia. Esta se expresó de varias maneras para abrir caminos nuevos en fidelidad a la Alianza.

1. Los libros de Rut y Jonás como frutos de la resistencia popular
La élite sacerdotal y aristocrática de Jerusalén no lo podía controlar todo. El pueblo encontró sus formas de resistir. Son los llamados ‘Libros de la Resistencia’ como Rut, Jonás, Job, Eclesiastés.
a). Apertura universal. Con el libro de Rut, el pueblo pidió respeto y consideración con las mujeres extranjeras. Rut, una moabita del sur de Judea, optó por acompañar a su suegra judía, Noemí, y formar parte de su pueblo. Fue la manera que encontró el pueblo sencillo de hacer opción por los empobrecidos y decir que la opción por ellos era la manera de vivir el proyecto de Dios. En esta solidaridad por el pobre y el sufrido (Rut 1,15-17), también Dios podía hacer surgir un rey para el gran Israel. Como Noemí supo acoger a Rut, así el pueblo debía abrir su puerta a los extranjeros y aceptar a todos los que querían recuperar las leyes tribales del clan, como en tiempo de los Jueces. El libro sintonizaba con el proyecto de los seguidores de Isaías: Ya no habría viudas, ni huérfanos, ni extranjeros.
b). El derecho de los pobres. En el libro de Rut encontramos también el mensaje que pedía Esdras: la obediencia radical de la fe debía empezar por el respeto a los derechos de los pobres. Recordaba que, en el sistema tribal, Dios asumía la defensa del empobrecido, tanto de la viuda Noemí como de la extranjera Rut. Reforzando el sistema tribal y restaurando las relaciones dentro de la familia, habría ‘pan, tierra y descendencia para todos’ (Rut 2,14-17; 4,9-13).
c). La conversión es para todos los pueblos. La reforma de Esdras permitió a los sacerdotes encorsetar la Palabra de Dios y hasta el propio Dios, determinando de antemano los beneficiarios de la salvación, o sea ‘los puros’ por la observancia de la ley. El libro de Jonás se ríe de tal arrogancia. Llegó a afirmar que la preocupación de Dios no es sólo para el pueblo judío. Este no es más que un instrumento para transmitir, a pesar de sus infidelidades, un mensaje de conversión para todos los pueblos, por la elección del lugar de los acontecimientos, Nínive, una ciudad extranjera. Si el pueblo se resiste a Dios y huye de su misión, como para Jonás, Dios es capaz de atraer el pueblo desde el otro lado del mar, desde el mismo vientre de un pez, para dar testimonio de la verdad.
En estos libros vemos cómo el pueblo sencillo, al sacar cosas nuevas y viejas del tesoro de la vida (Mateo 13,51), nos muestra la perennidad y capacidad de los designios de Dios.

2. Los 2 caminos
Si analizamos rápidamente estos proyectos, constatamos que la mayoría de ellos fueron elaborados por la élite sacerdotal y por los gobernantes (Ageo, Zorobabel, Zacarías, Josué, Nehemías y Esdras). Estas élites intentaron a toda costa y a cualquier precio, evitar, de parte de sus dominadores persas, una nueva destrucción del templo de Jerusalén y del país (Juan 11,49-50). Pensaron a partir de sus intereses y de su propia supervivencia. La observancia febril de la ley llevó al legalismo, es decir el cumplimiento sin corazón: ‘Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mí’ (Mateo 5,8 = Isaías 29,13). No había preocupación real por los pobres (Mateo 23,1-4); sólo querían que siguieran trabajando (Isaías 58,1-12).
A pesar de todo el pueblo resistió. Los libros de Isaías, Rut, Job, Jonás, Eclesiastés recuerdan que la Alianza tiene otro aspecto fundamental: la gratuidad de Dios. Frente a la observancia que separaba, cerraba la puerta a los pobres, sofocaba la creatividad, impedía la participación, esos grupos recordaban que el cumplimiento de la Alianza está en la gratuidad de Dios. La alianza no consiste sólo ni primero en cumplir sino sobre todo en acoger la bondad liberadora de Dios: ‘No quiero sacrificios sino misericordia’ (Mateo 9,13 = Oseas 6,6).
Antes del exilio y contra los abusos que los reyes hacían de la gratuidad -Dios lo hará todo-, los profetas recordaban la observancia. Después del exilio se invirtió el orden: Es la profecía que pasó a recordar la gratuidad de Dios, resistiendo al legalismo que sofoca y mata. Estas señales de resistencia fueron asumidas por Jesús que no condenó la Palabra, sino la práctica legalista que aprisionaba al pueblo, apartándolo de Dios (Mateo 23,1-36).
Así vemos que, en los distintos proyectos de restauración, encontramos 2 líneas en conflicto: la estricta observancia de la ley que pedían las élites, y la gratuidad recordada por los pobres. Jesús hizo la opción por los pobres y sencillos:
- Rut, la extranjera, es citada en su genealogía (Mateo 1,15),
- La imagen de Jonás se recuerda como señal de conversión y resurrección (Mateo 12,39-41).
Jesús pidió la verdadera observancia insistiendo en la gratuidad (Mateo 5,17-48).

D. LA FUERZA DE NUESTRAS RAÍCES INDÍGENAS

1. El despertar indígena por toda América Latina
Las últimas décadas marcaron la entrada en escena de los Pueblos indígenas. La experiencia ecuatoriana fue una de las más significativas a partir del año 1990. Monseñor Leonidas Proaño, desde su obispado en Riobamba, fue el gran artífice del despertar y la organización indígena en el Ecuador.
- La organización indígena manifiesta el recuperar el valor de sí mismo que se fue recobrando poco a poco.
- Las propuestas indígenas de un país pluricultural y multiétnico demuestran la riqueza de la cosmovisión indígena.
- Los levantamientos indígenas sacudieron a la sociedad ecuatoriana de la que exigió respeto a sus derechos.
- Los espacios que conquistaron, demuestran que están decididos a crear un futuro original desde sus criterios.

2. El aporte mestizo
No hay que caer en la ingenuidad de pensar que sólo los Indígenas son capaces de crear un futuro distinto. Ecuador y América Latina son mayoritariamente un país y un continente mestizos. Si los Indígenas aportan los cimientos, no se puede cerrar a la modernidad y la globalización. El aporte del mundo mestizo debe ayudar a superar positivamente 2 desafíos:
- La mundialización o globalización: ¿cómo entrar en un mundo globalizado sin perder nuestra identidad?, para lograr una globalización solidaria e incluyente de todas y todos.
- La modernidad: ¿cómo construir un mundo humano e interrelacionado desde las tecnologías actuales sin perder las sabidurías ancestrales?, para vivir la unidad del planeta en la diversidad de sus pueblos.


TEMA 19 : LOS PROFETAS ZACARÍAS Y JOEL.
Desaparece la profecía después del exilio.

Mensaje: Cada profeta tiene su mensaje propio. Si, a veces, se los llama ‘pequeños’, es por la cantidad menor que se conservó de sus escritos. Ellos nos comunican otro aspecto de su misión profética.

Motivación: Sabemos que nuestras autoridades, por conservar sus privilegios, quieren un Pueblo borrego, dormido, que no denuncie sus fechorías. Pero, cada vez más escuchamos personas, grupos y asociaciones están despertando tanto en la sociedad como en la Iglesia. ‘Hoy la profecía ya no está en la Iglesia sino en los movimientos populares, ecológicos, de derechos humanos…’ ‘Cada día es más aburrida la parroquia: ¡Iglesias llenas y compromiso cero!’. ‘La política es asunto de los seglares: pero ¿quién nos acompaña para reflexionar, discernir, celebrar?’.
La renovación iniciada por el concilio Vaticano 2º y concretizada por las grandes reuniones episcopales latinoamericanas ha encontrado mucha resistencia en la mayoría del clero y de la jerarquía. Se ha preferido promover los Movimientos espiritualistas y tradicionalistas de la clase media en vez de las Comunidades Eclesiales de Base de los sectores populares. Los sueños y los avances de las décadas de 1960 a 1980 han sido detenidos y perseguidos… como después del regreso de los exiliados de Babilonia.
Los discípulos de Isaías tenían en mente un proyecto verdaderamente renovador y creativo, en continuidad con el pasado revisado y reflexionado críticamente. La profecía no encontró personajes decisivos y se fue apagando poco a poco. En el texto que vamos a conversar parece que Zacarías está queriendo decir que no es bueno profetizar, mientras que Joel, más o menos en la misma época, afirma que va a llegar el tiempo en que todos van a profetizar. Zacarías quiso decir que los profetas ya no tienen valor para asumir públicamente su condición de profetas (13,4). Las desviaciones que se dan en muchos profetas - herirse, entrar en trance (1 Reyes 18,18) -, devaluaron sus oráculos por hablar de más y sin espíritu (Zacarías 13,2-4). Zacarías manifestaba su desconfianza en la profecía por la ausencia de control y de criterios en el movimiento profético. El profeta Joel fue más positivo: Supo descubrir la dimensión colectiva de la profecía y veía cómo Dios derramaba su Espíritu sobre el Pueblo entero.

Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: Nuestro bautismo nos ha hecho profetas y profecía colectiva.
1. ¿Qué nos parece la afirmación: ‘Hoy la profecía ya no está en la Iglesia sino en los movimientos populares, ecológicos, de derechos humanos…’?
2. ¿Cómo ejercemos la profecía nosotros, tanto en nuestra comunidad como fuera?
Palabra de Dios. Zacarías 13,1-6 y Joel 3,1-5: Dos visiones distintas sobre la profecía.
3. ¿Con qué aspectos negativos asociaba la profecía de su época el profeta Zacarías?
4. En medio de mucha confusión, ¿qué anunciaba el profeta Joel?
Hoy nosotros: ‘El Pueblo es mi profeta’ aseguraba Monseñor Oscar Romero, asesinado en el Salvador en 1984.
5. Según nuestro parecer, ¿cómo se está manipulando hoy la Palabra de Dios?
6. ¿Cuáles serían los criterios para un buen comentario de los Palabra de Dios? (Ver 2 Pedro 1,20-21).
7. ¿Cómo vamos a ser profetas y profecía a la luz de la Palabra de Dios, en relación con la realidad?
Oraciones comunitarias. Salmo 19. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo tema: La apocalíptica como nueva forma de profecía en tiempos de persecución.
- ‘Hombre, has de comprender que la visión se refiere al tiempo final’ (Daniel 8,17).
- Lectura principal. Daniel 8,1-27: La visión del carnero y del macho cabrío.
- Lectura de apoyo. Joel 2,1-27: El anuncio del ‘Día del Señor’.


Comentario 19: LA PROFECÍA DERRAMADA EN MEDIO DEL PUEBLO
‘¡No tenemos profetas,… porque todos somos profetas!’

A. SEÑALES DE CAMBIO
La profecía en su forma clásica fue desapareciendo poco a poco después del exilio de Babilonia, hasta llegar a ser un recuerdo del pasado. Se hablaba de ‘los antiguos profetas’ (Zacarías 1,4; 7.7). Incluso hicieron una lista de ellos: los 12 profetas (Sirácides 49,10). Dividieron la historia en 2 períodos: uno en el que ‘había profetas’ u otro en el que ‘no tenemos profetas’ (1 Macabeos 9,27; Salmo 74,9). A lo largo de los casi 500 antes de Cristo, no apareció ni uno. El pueblo no sabía cómo interpretar este silencio de Dios: ‘El Altísimo ha dejado de favorecernos’ (Salmo 77,11). Los Salmos reflejan esta crisis: ‘Ahora Dios no habla’ (Salmo 99,6-8). ‘¿Dónde está su Dios?’ era la crítica de los nuevos invasores (Salmo 79,10; 42,4; 115,2; 3,3)…
Todo esto manifiesta que algo había cambiado en manera de concebir el mensaje de Dios y la acción de su Espíritu en la historia del pueblo. ¿Cómo explicar este cambio después del exilio? ¿Cuál era la nueva manera de corresponder al proyecto de Dios?

B. FACTORES QUE INFLUYERON EN EL CAMBIO

1. La profecía y la monarquía
A los ojos del pueblo, el lugar del profeta estaba al lado del rey, sea para apoyarlo, sea para criticarlo. Con el fin de la monarquía, desaparece también el contexto natural de la forma clásica de la profecía.

2. Cambios en la situación política, después del exilio

ANTES DEL EXILIO DESPUÉS DEL EXILIO
- El pueblo tiene un rey y una ley propia
- Formaban una nación con sus estructuras estatales
- Tenían independencia política
- Tenían el control de su territorio
- Decidían de su rumbo
- Eran los organizadores del poder
- Escribían su historia - No tienen ni rey ni ley propios.
- Dependen de otra nación y estructuras

- No tienen independencia política
- Otros son dueños de su territorio
- Otros deciden de sus actividades
- No tienen las riendas del poder
- Otros escriben su historia como conquistadores

3. Los falsos profetas abusaron de la profecía
Ya Jeremías pedía que no se diga ‘¡Oráculo del Señor!’, sino que se pregunte: ‘¿Qué ha dicho, qué ha respondido el Señor?’ (23,34-37). Fue sólo después que vino la necesidad de conservar los mensajes de los profetas. Esto obligó a discernir quién era verdaderamente profeta. Para el rey y los grandes del país, la profecía era desestabilizadora, una institución que escapaba muchas veces a su control. Varios utilizaban la profecía como una manera de lucrarse, alabando todo lo que hacía y decía el rey. Sólo el paso del tiempo logró conservar los nombres de aquellos profetas que eran los ‘centinelas de la Alianza’. Así surgieron listas de ‘grandes profetas’ y de ‘profetas menores’, o sea los que se conservó en el canon de la Biblia.

4. El trauma que quedó después de la destrucción de Jerusalén
La política desastrosa de los reyes que llevó a la destrucción de Jerusalén, tuvo el apoyo de los profetas que gritaban ‘¡Oráculo del Señor!’ (Jeremías 28,2-4). Incluso después de la 1ª deportación, unos seguían gritando que ‘¡aquí no ha pasado nada!’, confundiendo al pueblo (29,8; 27,9). El trauma de la destrucción de Jerusalén puso en tela de juicio a la profecía y llevó al pueblo a desconfiar de los profetas que no habían podido prever esta situación tan desastrosa y dolorosa. El mismo trauma apareció con los miembros del Sanedrín al encuentro de Jesús: ‘Si dejamos que actúe así, toda la gente creerá en él. Entonces las autoridades romanas tendrán que intervenir y destruirán nuestro templo y nuestra nación’ (Juan 11,47-48).

5. El control de la institución
La institución siempre tiene cierta tendencia a controlar la experiencia de Dios de los fieles observando sus prácticas. Hoy, ¿será ‘buen cristiano’ aquel que sólo practica normas? La insistencia oficial en la observancia de las normas acaba con la gratuidad, impide la creatividad y cohíbe la profecía. ‘De este modo anulan la Palabra de Dios con una tradición que se transmiten, pero que es de ustedes’ (Marcos 7,13). ‘¡Hay de ustedes, Maestros de la Ley y Fariseos hipócritas, que edifican sepulcros a los profetas y adornan los mausoleos de los justos! Dicen: ´Si hubiéramos vivido en tiempos de nuestros antepasados no habríamos colaborado con la muerte de los profetas´. Pero lo que demuestran es que son hijos de quienes mataron a los profetas’ (Mateo 23,29-32).

6. La ambivalencia afecta a la profecía en su misma raíz
La raíz de la profecía está en la experiencia de Dios. La experiencia de Dios es al mismo tiempo la fuente de la autoridad del profeta y de su ambigüedad. Dios no puede ser controlado ni por el pueblo ni por el poder ni por el mismo profeta. Ellos no son dueños de Dios, ni tienen el monopolio de su Palabra. Tampoco pueden evitar que otros utilicen el nombre de Dios para otros fines contrarios al proyecto del mismo Dios (Lucas 9,49-50). Notemos también que decir una Palabra de Dios sobre acontecimientos del momento, es siempre arriesgado. Necesitamos del paso del tiempo para confirmar la veracidad de la palabra dicha. Pero no por eso se puede callar.

C. NUEVAS FORMAS DE LA PROFECÍA
La profecía es como un perfume. Antes del exilio estaba en el frasco de los grandes profetas. A veces lo abrían y esparcían su aroma. La violencia del exilio rompió el frasco y el perfume se esparció por todo el pueblo. Ya no existía el frasco, pero su fragancia continúa más fuerte que antes.
La historia de la profecía es como el eucalipto. Lo que se arrancó por el exilio, nació en decenas de pequeños brotes más luego. Es como el agua tranquila que corre en el lecho del río, regando toda la tierra. El exilio destruyó el lecho, y el agua se esparció por todos lados, dejando la tierra empapada. He aquí algunas señales de la profecía derramada en medio del pueblo en la época posterior al exilio.

1. En la situación del destierro, un grupo de aquel pueblo oprimido y esclavizado entendió su misión como un servicio a la humanidad. Quiso ser ‘Siervo de Yahvé’ (Isaías 42,1-9; 49,1-6; 50,4-9; 53,13-53,12) y ‘Luz de las Naciones’ (Isaías 49,6).
2. El pueblo no permitía que murieran los antiguos profetas. Estos continuaban siendo presencia viva en medio del pueblo. Durante este período post-exílico, sus libros recibieron muchas añadiduras. Actualizaban la Palabra de Dios ante los nuevos desafíos con que se enfrentaba el pueblo.
3. Luego del exilio, la Ley, la Enseñanza, la Sabiduría y la Tradición se conservaron como instrumentos de lucha y de resistencia contra la invasión cultural del imperio helenista. Por eso tienen características proféticas. El Salmo 119 nos permite captar la profundidad mística en este período.
4. La profecía se manifestó también en los escritos de oposición. Una parte del pueblo no estaba de acuerdo con el rumbo tomado por Esdras y Nehemías, que usaron la Ley, el Templo y la raza, para separar al pueblo del resto de la humanidad (Esdras 9,1-2; Nehemías 9,2; 10,29). La voz de la oposición la encontramos en los libros de Rut, Jonás, Job, Eclesiastés y Cantar de los Cantar.
5. Las celebraciones, el culto y las peregrinaciones populares alimentaban la fe y la resistencia del pueblo. El libro de las Cónicas que da tanta importancia al culto, al Templo y la liturgia, considera profetas a los cantores (1 Crónicas 25,1-2). Es también el libro que registra el mayor número de profetas.
6. El libro de Daniel refleja la profecía de la resistencia que aparece principalmente en el movimiento apocalíptico. Este fue fruto de la fe de los sencillos que vivían en medio de las dificultades. Perseguidos por el imperio y por la propia élite nacional, mantuvieron la fe que recibieron de los profetas. Creyeron que Dios es el Señor de la historia y que eran responsables de la continuación del proyecto de Dios.

D. COMO IGLESIA DE LOS POBRES, SOMOS PROFECÍA, SACERDOCIO Y REINADO DE DIOS
Hoy la profecía toma una dimensión colectiva. No nos estamos quedando solamente en un testimonio individual, sino también colectivo. El protagonismo de la Iglesia de los Pobres está dando un nuevo rumbo a la profecía. Los grandes profetas latinoamericanos de las décadas pasadas se han esparcido en el Pueblo de los Pobres. Los cristianos pobres organizados en pequeños grupos activos y solidarios, como las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs), están dando un testimonio colectivo. Las vivencias de las CEBs son comunitarias, en sus mensajes y en sus actividades. Pasan a ser una profecía viva, un sacerdocio colectivo: Son el Reinado de Dios en vivo.

1. Nuestro bautismo nos ha hecho profecía
Por nuestras declaraciones y acciones de solidaridad, damos el testimonio de un Dios vivo liberador. Señalamos donde está el buen actuar personal y social, y denunciamos las señales del mal sobre todo en las estructuras. Al decir juntos la verdad, a reclamar colectivamente más justicia construimos un mundo nuevo. Somos fuentes de luz y valentía para comunicar la vigencia del proyecto de Dios.
2. Somos colectivamente sacerdocio, es decir relación con Dios para los demás
Nuestros compromisos para comunicar la Palabra de Dios, evangelizar mediante misiones, realizar celebraciones con la Palabra de Dios, ayudan a otros a comunicarse con Dios, a sentir su presencia, su cariño, su perdón y su impulso. Presentamos nuestras familias, nuestros grupos, y nuestro pueblo como un culto agradable a Dios. Somos un Pueblo sacerdotal, como lo escribía San Pedro (1 Pedro 2,9).
3. Somos el Reinado de Dios en marcha
Nuestras vivencias comunitarias manifiestan cómo Dios puede reinar en nuestros corazones, nuestras familias, nuestras comunidades, nuestra organización como Iglesia de los Pobres. Decimos que se puede vivir de otra manera, más conforme al proyecto de Dios. ‘Del nuevo milenio, los pobres somos la Buena Nueva’.
Hay que decir también que el proyecto de Dios no se limita a la Iglesia y a los cristianos. Las ‘semillas del Verbo’ están presentes en todas las culturas, sabidurías y religiones. Se trata de vivir aprendiendo y compartiendo con todas las personas y las organizaciones que viven y luchan organizadamente para una sociedad mejor. Esto se llama el ‘macroecumenismo’ al servicio del Reino de Dios.



Quinta Parte: Desde el año 175 hasta Jesús
L A P R O F E C Í A E N E L U M B R A L D E L N U E V O T E S T A M E N T O


P R E S EN T A C I Ó N


A. CARACTERÍSTICAS DE ESTA ÉPOCA

1. Palestina sufrió seguidamente 3 dominaciones: la de Siria con los Seléucidas (200-142), la de los Asmoneos (sacerdotes macabeos, 142-63) y la de los Romanos (63 antes de Cristo).
2. Ocurrieron 2 hechos importantes: la introducción del helenismo (175) con la ayuda de Siria contra el aislamiento provocado por Nehemías y Esdras y la rebelión violenta de los Macabeos (167-164).
3. La dinastía de los Asmoneos (142-63) traicionó a los Macabeos llamando a los Romanos cuya dominación acentuó la miseria y las protestas populares.
4. Surgió la literatura ‘apocalíptica’ como forma renovada de la profecía, que encontró acogida en los movimientos mesiánicos de aquella época.
5. Fue una época de desfase total entre los líderes oficiales (fariseos, escribas, saduceos y sacerdotes) y los anhelos del Pueblo.
6. Aparecieron nuevos profetas populares cuyo mayor represéntate es Juan Bautista.
7. Jesús fue reconocido como el mayor profeta popular capaz de realizar las esperanzas del Pueblo, al cuestionar el sistema religioso y económico simbolizado por el Templo de Jerusalén.

B. INTRODUCCIÓN GENERAL

1. Entorno histórico del último período del Antiguo Testamento
El último período antes de Jesucristo empieza en el año 175 aC. Es el año en que el judío Jasón compró para él el título de Sumo Sacerdote y comenzó una helenización – o sea la entrega a la cultura griega – del pueblo judío (2 Macabeos 4,7-14; 1 Macabeos 1,11-15). Esta fue la gota que desencadenó la revolución de los Macabeos (167-164 aC.) e hizo crecer el movimiento apocalíptico. Esta época abarca parte de la época de los Seléucidas (griegos, 200-142 aC.), la época de los Asmoneos (judíos, 142-63 aC.) y el principio de la dominación romana (63 aC.).
En el umbral del Nuevo Testamento, la profecía reaparece de manera nueva, relacionada con el movimiento popular: Primero en forma apocalíptica, que es la profecía esparcida en medio de los pobres, después en los profetas populares como Juan Bautista, Jesús de Nazaret y otros, que son líderes muy diferentes de los tradicionales fariseos, escribas, sacerdotes y saduceos.

2. Las diferentes etapas del movimiento popular
a). Período de los Seléucidas (200-142 aC.). La dominación de los Griegos, con los Seléucidas, provocó el alzamiento de la familia de los Macabeos. A principio, la revolución de los Macabeos contó con el apoyo de la gente pobre del campo. Fue un popular muy amplio (1 Macabeos 2,29,42; 2 Macabeos 8,1). Los Macabeos, una vez conseguida la victoria, no supieron conducir el movimiento popular hacia el objetivo deseado. El pueblo se apartó cuando la revolución popular se transformó en una guerra de conquista (1 Macabeos 7,13).
b). Período de los Asmoneos (142-63 aC.). Este período judío no logró traer paz. La lucha interna entre los diferentes partidos y facciones era demasiado grande y sin solución inmediata. El cansado de luchar sin rumbo, de las masacres y la represión, pidió a los Romanos que intervengan para restablecer el orden. No se daban cuenta que ‘salían de las brasas para caer en las llamas’.
c). Período romano (63 aC.). Enseguida Roma exigió el pago de un impuesto de ocupación (1 Macabeos 13,37-41) y redujo el territorio judío. Por otra parte, muchos Judíos de la dispersión, por las dificultades en los países conquistado por los Romanos, regresaron en Judea y Galilea. Este aumento de población redujo los escasos recursos. Los impuestos se hicieron insoportables. Creció el empobrecimiento y los levantamientos fueron la constante durante el período romano. Los datos del historiador judío Flavio Josefo van detallando los acontecimientos de esta época.
- Levantamiento permanente del año 63 a 37 aC. Las protestas comenzaron en el año 57 aC. y no pararon más. Fueron los pobres quienes se rebelaban, sobre todo en Galilea. Este movimiento popular no tenía rumbo. El pueblo seguía cualquier líder que le prometía liberarlo de los impuestos: el agricultor Pitolao, el revolucionario Exequias, los hijos del rey depuesto Alejandro y Aristóbulo…
- Calma relativa del año 37 a 4 aC. Fue la época del primer rey de la dinastía de Herodes. Hubo mayor calma por la represión unificada del gobierno de Herodes y del ejército romano. A finales del reinado de Herodes, los rabinos Matías y Judas incitaron a sus alumnos a quitar el águila romana que el rey había colocado a la entrada del templo. Antes de morir, Herodes mandó a quemar vivos a los 2 rabinos y a 40 de sus alumnos.
- Los reyes mesiánicos de 4 aC. a 6 dC. Fue cuando reinó Arquelao, el hijo de Herodes. En el día de su posesión mandó a matar a 3000 personas para asentar su poder. Siguieron 10 años de levantamientos y masacres. Los líderes se reclaman de las antiguas promesas de Yahvé y se proclaman Mesías enviados por Dios. Fueron los casos de Judas en Galilea, hijo del revolucionario Exequias, de Simón un ex-esclavo en la región vecina de Perea, Astronje un pastor de Judea. El pueblo los siguió masivamente. La represión romana, directa y sanguinaria, abortó la experiencia de un rey mesiánico. Por la rebeldía de su gente, Séforis, ciudad de Galilea, fue arrasada y su población reducida en esclavitud. En Jerusalén fueron capturados 2000 revolucionarios y crucificados alrededor de la ciudad. Era el período de la infancia de Jesús en Nazaret, a poca distancia de Séforis.
- El celo por la Ley, del 6 al 29 dC. Herodes Arquelao fue destituido y exiliado por los romanos que nombraron en Judea a un gobernador romano. Se decretó un censo para reorganizar la ocupación romana. Esto provocó una fuerte reacción popular al mando de Judas de Gamla y Sadoc que invocaban el ‘celo por la ley’. Retomaban una herencia judía muy antigua, desde el tiempo de Moisés (Números 25,7-12), Elías (1 Reyes 18,40), Matatías (1 Macabeos 2,24-28). Este ‘celo’ nacía de un deseo de fidelidad a la Alianza y dio nacimiento en tiempos de Jesús a los ‘Zelotes’ (Marcos 12,14).
- Los profetas populares del año 29 dC. El cambio de régimen produjo cierta calma que duró hasta después de la muerte de Jesús. Hubo unos levantamientos, rápidamente destruidos por la represión romana, como los de Barrabás (Marcos 15,7) y de los Galileos (Lucas 13,1). Por esta razón, las autoridades judías presentaron este temor en la condenación a muerte de Jesús (Juan 11,48). El primer profeta que apareció en esa época fue Juan Bautista, precursor de Jesús. Luego siguieron varios más. Estos profetas anunciaban cosas significativas: la necesidad de regresar al desierto, la caída de Jerusalén, la llegada del Reinado de Dios, la conversión para dejar la maldad, la vuelta al éxodo… Eran los intentos de volver a ser un Pueblo nuevo. Estos profetas criticaban la religión oficial, los métodos de los líderes del movimiento popular y pedían la vuelta a los orígenes del Pueblo de Dios. Jesús participaba de todo este ambiente.


TEMA 20 : EL PROFETA DANIEL.
Una nueva forma de profecía con el Apocalipsis.

Mensaje: La resistencia u creatividad de los pobres no tiene límites. Con la persecución sistemática al final del Antiguo Testamento, el Pueblo de los Pobres hizo que su profecía se hiciera más comunitaria y apocalíptica, para resistir y proseguir con la vivencia del proyecto de Dios.

Motivación: En todas las épocas, las imágenes, las comparaciones, los cuentos, las leyendas, los símbolos han sido una manera popular de expresar los misterios de la vida, de la muerte, de Dios. El género literario ‘Apocalipsis’ fue una manera propia de comunicar el sentido de la vida, de la historia y del futuro. Nos puede parecer confuso si no tenemos ciertas claves de lectura que para los Judíos eran más naturales.
Al desaparecer la forma clásica de la profecía, apareció, con el género literario apocalíptico, una forma nueva de anunciar la Buena Nueva en tiempos de persecución por parte del imperio de turno. El Apocalipsis surgió cuando el pueblo carecía de poder y no tenía condiciones para influir en el rumbo de los acontecimientos. Parecía que ‘Dios había perdido el control de la historia’ y que nuevos dioses como la técnica, la ciencia y el dinero lo manejaban todo a su antojo. Los pobres se obstinaron en creer en Dios y expresaron su fe mediante símbolos que les daban luces y les animaban en confiar en el Dios de la vida y de la historia, tal como lo habían experimentado sus antepasados
El autor de libro de Daniel escribió -que es llamado ‘profeta’- en tiempos de los Macabeos, alrededor del año 167 aC., época de persecución violenta contra los Judíos. Para dar a entender el camino de la historia, se ubicó en tiempos del exilio y empezó a describir diferentes etapas, del año 550 aC. hasta… el final de los tiempos.
1ª etapa: El carnero (Daniel 8,5) es el gran imperio persa (8,20).
2ª etapa: El macho cabrío (8,5) es el reino helenista (de los griegos. Daniel 8,21).
3ª etapa: El gran cuerno (8,8) es el conquistador griego Alejandro magno…
El autor lo representó todo por medio de visiones y símbolos, que recogían elementos dispersos que el pueblo expresaba. El Apocalipsis, lejos de dar miedo a las gentes, les ayudaba a armar el rompecabezas de los acontecimientos para confirmarles en su fe y en la lucha por seguir fieles al proyecto de Dios.

Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: Símbolos que nos animan.
1. Demos ejemplos de símbolos que representan el sueño de un pueblo, un grupo, una organización.
2. ¿Cuál sería el símbolo que identifique nuestra Comunidad?
Palabra de Dios. Daniel 8,1.27: Los animales simbólicos.
3. ¿Con qué comparaciones expresó Daniel los 3 imperios que habían dominado al pueblo judío?
4. De esta manera, ¿qué buena nueva anunciaba el profeta Daniel?
5. Según nuestro parecer, ¿por qué eran estos símbolos una manera de resistir la difícil situación por la que estaban pasando?
Hoy nosotros: Promover símbolos que nos fortalezcan.
6. ¿Qué luces nos da esta lectura si la relacionamos con la situación que estamos pasando?
7. ¿Qué símbolos tenemos que conservar o crear para mantener viva nuestra fe en medio de las invasiones culturales, religiosas, de pobreza?
Oraciones comunitarias. Salmo 46. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo tema: La profetizas en la Biblia y su gran protagonismo
- ‘Se puso a dar gloria a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén’ (Lucas 2,38).
- Lectura principal. Lucas 2,22-38: La profetiza Ana, en la presentación del niño Jesús al templo.
- Lectura de apoyo. Lucas 2,22.38: El canto profético de María, la madre de Jesús.


Comentario 20: LA PROFECÍA EN ÉPOCA DE PERSECUCIÓN IMPERIAL

A. PROFECÍA Y APOCALIPSIS
Muchas veces decimos: ‘Tenemos que ser profetas’, pero nunca decimos: ‘Tenemos que ser apocalípticos’. Por intereses creados, se ha dado a la palabra ‘Apocalipsis’ una connotación negativa y catastrófica. Llamar a alguien ‘profeta’ es hacerle un elogio; pero decirle: ‘Tú eres apocalíptico’ es como proferirle una ofensa. ¿Qué hay de común y de diferente en la profecía y el Apocalipsis?
Como vimos anteriormente, dentro del contexto de la monarquía antes del exilio, los profetas aparecían como la conciencia del pueblo de Dios. Interpelaban a todos aquellos que se sentían responsables de la historia, querían influir en ella y tenían el poder y el deber de hacerlo. Mientras tanto el Apocalipsis surgió en una época en que la historia se les escapaba de las manos, cuando parecía que todo estaba perdido. Entonces nació el Apocalipsis del lado de quien sufre el peso de la historia y está como perdido en ella, pero sin querer rendirse tampoco. No nace del lado de quien pretende conducirla, sino de los que han sido excluidos de ser los sujetos de su propio destino.

B. CARACTERÍSTICA DEL GÉNERO LITERARIO APOCALÍPTICO

1. Tenemos 3 perspectivas
Esta manera de vivir la fe en Dios en medio de la persecución del imperio encontró una forma propia de expresarse, resistir y salir adelante: es el género literario ‘apocalíptico’. El Apocalipsis es una determinada manera de anunciar la Buena Nueva en tiempo de persecución. Para que un escrito pueda llamarse apocalíptico, debe reunir las 3 características siguientes:
- Separar la historia en etapas y situar en ellas el momento actual de la persecución.
- Proponer la persecución del tiempo presente como la realización de una profecía hecha en el pasado.
- Expresar todo ello por medio de símbolos y visiones.

2. Objetivos de la apocalíptica: Se trata de una triple ayuda al pueblo.
- Ayuda a interpretar los hechos que están sucediendo. ‘Apocalipsis’ es una palabra griega que significa ‘revelación’; revelar significa ‘quitar el velo’, desvelar. El Apocalipsis ayuda al pueblo a quitar el velo que cubre el sentido de la historia y de los acontecimientos que están sucediendo, y revela en ellos el plan de Dios (Apocalipsis 1,1, 10,7) que aparentemente parecía haber fracasado (Apocalipsis 6,9-10; 13,6-8, 16-17; 17,2; 20,7-9).
- Ayuda al pueblo a situarse dentro de los hechos, percibiendo que a Dios no se le escapa la historia de las manos, sino que continúa firme al volante de la historia (Apocalipsis 5,7-14; 11,15-18).
- Ayuda al pueblo a vencer el miedo y la perplejidad ante la difícil situación en la que se encuentra. Enseñó a vivir los hechos dolorosos de la persecución con tranquilidad y sabor a victoria. En el Apocalipsis se canta mucho, más que en cualquier otro libro de la Biblia. Cualquier otra explicación que lleve al pueblo a tener miedo debe considerarse equivocada: no es Buena Nueva, y es opuesta el plan escondido de Dios.

C. LA GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL NO TENDRÁ LA ÚLTIMA PALABRA
El Pueblo de los Pobres del Ecuador está en una situación de opresión y esclavitud. El sistema neoliberal necesita de la explotación y de la corrupción para mantenerse: ‘Hace los ricos más ricos a costa de los pobres más pobres’ (Juan Pablo 2º. Puebla 30). Se trata de una verdadera esclavitud que mantiene a millones de pobres en un empobrecimiento cada vez mayor. A pesar de que nos encontramos en una crisis mayor tanto en la Iglesia como en la sociedad, el sentir de los pobres organizados, creyentes y solidario está lleno de fe y esperanza.

1. Crisis de sociedad: ‘Ya no podemos más seguir así’.
- En todas partes crece la pobreza que se vuelve exclusión y muerte, no sólo en el Tercer Mundo sino en los mismos países industrializados.
- Estamos en un proceso de acumulación planetaria de riquezas nunca visto antes: Bill Gates, el dueño de Microsoft, posee una riqueza personal igual al presupuesto de los 40 países más pobres del mundo; Álvaro Noboa acumula tanto dinero como el presupuesto del Estado ecuatoriano…
- El poder de las grandes empresas multinacionales ha hecho perder la soberanía de los países pobres. Nuestro gobierno no decide por sí sólo ni para nosotros, sino que obedece el mandato del FMI (Fondo Monetario Internacional) y del gobierno de Estados Unidos, tal los buitres modernos que saquean nuestras riquezas y nuestro necesario para vivir.
- Actualmente, la deuda externa es el mayor signo de nuestra esclavitud: Ecuador dedica cada año la mitad de su presupuesto para pagar sólo los intereses, mientras se deteriora la salud, la educación, pequeña agricultura y los pequeños industriales.
- La destrucción de la naturaleza por la contaminación, la deforestación, la minería indiscriminada, continúa imparable a pesar de los Encuentros y Convenios Mundiales. La firma del TLC (Tratado de Libre Comercio) va a aumentar y legalizar esta situación.

2. Crisis en la Iglesia: ‘Ya no hay opción por los pobres’.
- Nuestra institución eclesial se muestra incapaz de renovarse y emprender una nueva evangelización. Sacrifica la misión y la evangelización al fortalecimiento de la institución y cumplimiento de normas y leyes inadaptadas a la situación del mundo actual. El ‘opus dei’ es el mayor artífice de esta situación en nuestro país y desde el Vaticano.
- Nuestros jerarcas se encierran en un ambiente eclesial y tradicionalista, ávidos de poder y privilegios. Han enterrado los caminos esperanzadores abiertos por el Concilio Vaticano 2º y las Conferencias Episcopales Latinoamericanas.
- Las parroquias se limitan a una sacramentalización mágica y una preservación enfermiza del rebaño católico, volviéndolo más infantil, individualista y sectario. Además dejaron de ser misioneras, alcanzando a duras penas el 20% de los bautizados.
- Se aisló y discriminó a los obispos y candidatos a obispos que había hecho la opción por los pobres conforme a los grandes Documentos Latinoamericanos (Puebla 1134 y Mensaje 3), como Monseñor Leonidas Proaño en el Ecuador. La Iglesia de los, promotora de la teología de la liberación está marginalizada y perseguida.
- Se nombró sistemáticamente a obispos y cardenales en una línea conservadora y tradicionalista, de mediocres capacidades, en particular para suceder a grandes obispos como Monseñor Helder Cámara en Brasil, Oscar Romero en El Salvador, Méndez Arceo en México, Juan Landa suri en Perú…
- En un doble lenguaje, el Papa Juan Pablo 2º escribía a los obispos de Brasil en 1986 que ‘la teología de la liberación es no sólo oportuna sino útil y necesaria’, mientras el cardenal Joseph Ratzinger, de la Doctrina de la Fe, promulgaba 2 instrucciones contra la misma teología de la liberación, maliciosamente deformada.

3. Alternativas desde el Pueblo de los Pobres: ‘¡Otro mundo es posible, urgente y necesario!’
Según lo vemos al final del Antiguo Testamento el Pueblo de los Pobres se volvió profético y apocalíptico para enfrentar y superar las invasiones y persecuciones. Estamos aprendiendo de esta situación, para no dejarnos arrinconar tanto en la sociedad como en la Iglesia. Encontramos nuevos caminos de resistencia, expresión y protagonismo para seguir manifestando la actualidad del Dios de los Pobres y de la historia. Estamos en procesos de sustitución del sistema neoliberal y de fortalecimiento de la Iglesia de los Pobres, ‘tal como debe ser toda la Iglesia’ (Juan Pablo 2º).
- En nuestro continente y en Ecuador en particular, los Movimientos indígenas y populares, en medio de muchas dificultades, impulsan la conformación de un nuevo continente y un ‘nuevo país’, haciéndose protagonistas de una economías más solidaria, una política más participativa, una cultura más creativa y una ética más comunitaria.
- Al nivel mundial los Movimientos Sociales están pasando de las protestas a las propuestas, desde Seattle (EE.UU.) contra el FMI, OMC (Organización Mundial del Comercio), OTAN (Organización Militar del Atlántico Norte), para unificarse desde Porto Alegre (Brasil, 2001), en Foros Sociales Mundiales y Continentales afín de impulsar ‘otro mundo posible ya en marcha’.
- La Iglesia de los Pobres y la Teología de la Liberación se mantienen viva y diversificada, tanto en América Latina como en Asia y África. Desde los pobres y los seglares crecen la inculturación de la liturgia, la fe, la Iglesia y el Evangelio, o sea nuevas maneras de organizarse y expresar nuestra fe más conforme a nuestras culturas y sabidurías. Somos parte de la construcción del Reino de Dios aquí y ahora mediante una fraternidad sin fronteras ni barreras religiosas, con todas las mujeres y hombres de buena voluntad.
Con todo esto, no solamente se condena la globalización neoliberal y no solamente se denuncia el tradicionalismo católico, no solamente se resiste los embates de una mundialización deshumanizante y una persecución eclesiástica disimulada, sino que estamos naciendo a una identidad planetaria solidaria, diversa y respetuosa.


TEMA 21 : LA PROFETIZA ANA.
El ministerio profético de las mujeres.

Mensaje: En nuestro mundo machista y patriarcal, el lugar y el poder de las mujeres son indispensables para lograr una sociedad y una Iglesia más humana y más conforme al proyecto de Dios.

Motivación: Podemos decir que el año 1968 marcó el protagonismo de las mujeres en la sociedad y en la Iglesia. En todos los ámbitos de estos 2 espacios, se formaron grupos de mujeres afirmar su presencia indispensable, aportar su parte imprescindible, conquistar sus derechos y ocupar el papel que les corresponde y participar en las decisiones que rigen nuestro vivir social y eclesial. Este cambio nos remite a la experiencia profética de las mujeres en la Biblia.
Aunque la presentación de las mujeres en la Biblia esté en un plano, el Pueblo de Dios se construyó con la participación decisiva de ellas. Las profetizas aparecieron, en la memoria del Pueblo, como verdaderas guardianes de la Alianza de Yahvé. Si son pocas las mujeres en la Biblia que se las recuerda por su nombre, esto se explica por el contexto machista de la época y el sistema patriarcal vigente en que se escribió la Biblia.
La profetiza que encontramos hoy es una de las pocas mujeres profetizas mencionadas en el umbral del Nuevo Testamento por el evangelista Lucas. Apareció en un momento decisivo de la historia de la salvación. Supo acoge lo nuevo que traía Jesús, alabar a Dios y hablar al pueblo, animándolo en la esperanza de la liberación ya próxima. Esta liberación llegaba por medio de un ‘niño que sería señal de contradicción, provocando la caída de los poderosos y exaltando a los pobres, pequeños y humildes’ (Lucas 1,46-55). En sólo 2 frases, Lucas aportó muchos datos sobre la vida personal, social y religiosa de la profetiza Ana. La vivacidad de la narración nos trae un mensaje denso, también para hoy.

Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: La participación de las mujeres en la sociedad y la Iglesia.
1. ¿Conocemos, en la historia relativamente reciente del Ecuador y América Latina, mujeres que podemos llamar profetizas?
2. ¿Qué papel desempeñan las mujeres en la animación tanto del barrio, la ciudad y el país como en la Iglesia?
Palabra de Dios. Lucas 2,33-40: El valor y la claridad de la profetiza Ana en el templo de Jerusalén.
3. Según nos cuenta Lucas, ¿quién era esta mujer Ana?
4. ¿Cuál fue el mensaje de Ana sobre el niño Jesús que sus padres presentaban en el templo?
Hoy nosotros: Continuar con el protagonismo de la mujer en la Iglesia y la sociedad.
5. ¿En qué espacios de la Iglesia y de la sociedad no se deja expresar y participar a las mujeres?
6. ¿Cuál es el mensaje que recibimos a este propósito de parte de la profetiza Ana?
7. ¿Qué cambios tenemos que realizar tanto en la Iglesia como en la sociedad para que las mujeres puedan expresarse según sus derechos y dignidad?
Oraciones comunitarias. Rezar el canto de María en Lucas 1,39-55. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo tema: Con Juan Bautista se dio la profecía de los tiempos nuevos.
- ‘Aquí hay alguien que es más que un profeta’ (Lucas 7,26).
- Lectura principal. Mateo 11,2-15: El testimonio de Jesús sobre Juan Bautista.
- Lecturas de apoyo. Marcos 1,1-7; Malaquías 3,1,23-24; Sirácides 48,1-10: El regreso de Elías.


Comentario 21: LAS PROFETIZAS EN LA HISTORIA DEL PUEBLO DE DIOS

Dentro del contexto patriarcal de la Biblia en el que prevalece el favoritismo al varón en detrimento de la mujer, es notorio que los textos se fijan particularmente en los elementos del profetismo masculino. Si hablamos del profetismo femenino, en seguida nos encontramos con los problemas del silencio y el anonimato. Hoy existe todavía una situación parecida, cuando sustituimos el nombre de una mujer por su función familiar o relacional, como cuando se dice ‘la madre de Juan o las Madres de la Plaza de Mayo’… Ya la Biblia decía: ‘La madre de los Macabeos (2 Macabeos 7), la mujer del profeta (Isaías 8,3), la viuda de Sarepta (1 Reyes 17,9-24), la viuda de Naím (Lucas 7,12), la madre de los hijos de Zebedeo (Mateo 20,20), etc.
Estas constataciones nos alertan de lo poco que vamos a encontrar escrito sobre las mujeres proféticas en la Biblia. Por otro lado, el hecho de hallar explícitamente la figura femenina en el profetismo de Israel nos ofrece un dato muy positivo que le da fuerza: encontrarlo en un contexto adverso a partir del cual el texto fue escrito. Notamos que los textos, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, evitan describir la actuación profética de las mujeres. Sin embargo, al mismo tiempo, insisten en mencionar la existencia de mujeres profetizas como Débora (Jueces 4,4), Miriam (Éxodo 15,20), Juldá (2 Reyes 22,14), la mujer de Isaías (8,3), Noadías (Nehemías 6,14), las profetizas de las que habla Ezequiel (13,17-19), Ana (Lucas 2,36-38).
Como son pocos los escritos de que disponemos, no podemos hablar de mujeres profetizas como hablamos, por ejemplo, de los profetas escritores como Isaías, Amos, Jeremías, Amos, Oseas y otros. Sin embargo la Biblia nos enseña que, aunque no cuentan en la lista de los profetas clásicos, las mujeres sobresalieron por asumir un papel decisivo en de animación profética a lo largo de la historia del Pueblo de Dios. El pueblo descubrió su papel relevante no tanto en el momento histórico sino en la relectura que hizo de su historia.

A. LAS MUJERES PROFETIZAS EN LA BIBLIA

1. Miriam, la profetiza que cantó y bailó la alegría de la liberación
Cuando hablamos del éxodo, casi siempre recordamos sólo a Moisés como el gran líder del pueblo. Sin embargo junto a él, actuaron su hermano Aarón y su hermana Miriam. ¿Por qué será que la Biblia menciona explícitamente y en ese momento a Miriam como ‘profetiza’?
Aquí como en la mayoría de los textos en que aparecen mujeres profetizas, tenemos un profetismo que huye los patronos clásicos e institucionalizados. Miriam entró en escena y ‘enfervorizó’ a las mujeres tocando el pandero, danzando y cantando para celebrar la alegría de la liberación. Fue su manera propia de alabar públicamente a Yahvé, el liberador del pueblo (Éxodo 15,20-21). Su presencia fue de alegría, llena de dinamismo y de vida. Por su liderazgo fue capaz de atraer y contagiar a ‘todas las mujeres’, las cuales junto a ella formaron ‘coros de danza’. Uniéndose a Miriam manifestaban públicamente su alegría. Miriam les entonaba el estribillo: ‘Canten al Señor por la gloria de su victoria: caballos y jinetes precipitó al mar’ (15,21).
Los textos bíblicos pasan demasiado rápidamente sobre la figura de Miriam. No nos dicen nada más sobre su actuación profética, sino el profeta Miqueas que mencionó a Miriam junto con Moisés y Aarón, enviados los 3 por Yahvé para la liberación del pueblo: ‘Yo te saqué de Egipto, te liberé de la esclavitud y te di como guías a Moisés, Aarón y Miriam’ (Miqueas 6,4).

2. Débora, la Juez que el pueblo consagró profetiza
En tiempo de los Jueces, todavía no existía el profetismo clásico. Pero a la Juez Débora se la llamó profetiza. Tenemos aquí un caso típico de relectura hecha por el pueblo. Débora era una figura femenina muy querida debido a su liderazgo valiente y liberador, en un momento de crisis aguda por la amenaza de extinción de las tribus de Israel. Débora, conocedora de la situación del pueblo de Dios, tomó la iniciativa, llamando a Barac, jefe tribal de Israel, a ponerse al frente a todos los guerreros que ella había convocado para enfrentar a los enemigos. Así se logró derrotar a los Cananeos que estaban invadiendo a Israel.
Después de la victoria, está el canto de Débora que es uno de los poemas más antiguo, bello y vibrante de la Biblia. En él aparece la función profética de Débora: despertar a los líderes adormecidos, convocar a las tribus dispersas para unirlas, organizar y sumar fuerzas contra el invasor, levantar el ánimo de todos, suscitar una nueva esperanza y sobre todo la fe en Yahvé, el Dios liberador y de la Alianza. Esta fe fue cantada con la fuerza del símbolo que se une a la alabanza de la naturaleza (Jueces 5,4). Débora elogió a las tribus que se había sumado a la lucha, pero criticó a las que se habían acomodado y se habían quedado ancladas en sus discusiones internas. Su canto expresó el grito de confianza en Yahvé y en la organización del pueblo.
Esta iniciativa sabia, valiente, sagaz y estratégica de Débora quedó grabada en la memoria del pueblo. Ella fue reconocida como la conciencia viva de la comunidad, por eso fue llamada ‘madre de Israel’ (Jueces 5,7). Ciertamente todas estas prerrogativas de Débora colaboraron para que el pueblo, más tarde al releer su historia, descubriese en ella un ‘profetiza’. Débora es una profetiza popular y no de corte institucional, porque fue el pueblo que la consagró profetiza.

3. Juldá, profetiza en tiempos de la reforma del rey Josías
Es la época de la gran reforma por los deuteronomistas, liderada por el rey Josías. Cuando este se enteró de que su secretario había encontrado el libro de la Ley escondido en el templo, quedó preocupado por la situación de infidelidad en que se había caído. Entonces decidió enviar a 5 varones de su confianza para que consulten a Yahvé. Fueron donde la profetiza Juldá, y ella predijo la desgracia de Jerusalén y de sus habitantes. Les aseguró que el rey Josías no presenciaría estos acontecimientos y que sería sepultado en paz a lado de sus padres (2 Reyes 22,14-20).
La actuación de Juldá era semejante a la de otros profetas que eran consultados por reyes, sacerdotes y líderes del pueblo en momentos decisivos. Su función fue despertar la memoria y alertar la conciencia de la fe adormecida.

4. La mujer de Isaías, una profetiza anónima
El libro de Isaías menciona (8,3) a una ‘profetiza’ con la que Isaías, el gran profeta de la justicia y del derecho, tuvo 2 hijos. Los nombres de estos hijos encierran una relación simbólica con la misión del profeta. Pero nada se refiere a la mujer que permanece anónima a pesar del título de profetiza. Este hecho bíblico recuerda el papel profético de tantas mujeres de ayer y d hoy, quienes, aún en el anonimato, ejercen una influencia decisiva, sabia y orientadora junto a los líderes del pueblo.

5. Noadías y las falsas profetizas de quien habló Ezequiel
El libro de Nehemías (6,14) evoca ante Dios la memoria de la profetiza Noadías, sin aportar más datos sobre su actuación como profetiza. En su libro, el profeta Ezequiel también habla de mujeres consideradas como ‘falsas profetizas’ (13,17). Yahvé los ordenó que hablara contra ellas y desenmascara sus engaños y promesas ilusorias que seducían al pueblo (13,17-23).

6. La profetiza Ana y las hijas del pueblo
El evangelista Lucas destacó la presencia decisiva de la profetiza Ana, una viuda de edad avanzada que se encontraba en el templo en el momento de la presentación de Jesús. Era un momento de cambio en la historia de la salvación. El contenido central del anuncio profético de no es la ley ni siquiera la promesa de fidelidad de Yahvé. ‘Se puso a dar gloria a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Jerusalén’ (2,38). Un niño en el que Ana reconoció al Dios encarnado, con rostro humano era la señal del cumplimiento de las promesas de Yahvé. Por eso Ana agradeció y anunció la Buena Noticia que todos estaban abiertos para acoger esta liberación que venía a través de un frágil niño.
En los Hechos de los Apóstoles, Lucas evocó el cumplimiento de la profecía escatológica del profeta Joel (3,1-5): ‘En los últimos días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano y sus hijos y sus hijas profetizarán’ (Hechos 2,17-18). Con Ana, mujer profetiza, se proclamó la llegada de la plenitud de los tiempos.

B. JESÚS CONFIRMÓ EL ROL PROFÉTICO DE LAS MUJERES
La práctica de Jesús en relación con las mujeres nos da la clave de lectura para la interpretación de toda la Escritura, de la vida y del papel indispensable de todo ser humano, en especial de la mujer, para el cumplimiento del proyecto de Dios. En la búsqueda de hacer comprensible el Reino de Dios, Jesús encontró en la mujer ocupada en sus labores cotidiana un símbolo fuerte y claro: ‘Es como la levadura que una mujer toma y mete en 3 medidas de harina, hasta que todo fermenta’ (Lucas 13,20-21). Así como el fermento está escondido en la harina, de la misma manera el profetismo de las mujeres está escondido en el suelo milenario de la historia.
Hoy vemos como muchas mujeres asumen un papel de verdadera animación profética en medio de la comunidad. Como en la Biblia, permanecen casi siempre escondidas e incluso sus nombres son poco recordados. Tal como nos lo recordó Lucas en las parábolas del Reino, las mujeres son el fermento en la masa para hacer crecer la realidad profética del Reino de Dios. El profetismo de las mujeres se identifica al de Jesucristo que es la Buena Nueva del Reino para los pobres y los humildes que saben acoger el mensaje de vida y de liberación que trae.

D. EL PROFETISMO DE LAS MUJERES EN LA ACTUALIDAD
Cada vez más la presencia, la palabra y el aporte de las mujeres se hace más patente y necesario en todos los ámbitos de la vida humana. Al reconocer su papel protagónico tanto en la sociedad, desde la familia, el barrio, el trabajo, las luchas populares, como en la Iglesia, multiplicamos los beneficios que las mujeres aportan al convivir humano.

1. Aportes de las mujeres en la sociedad
Toda lucha de la mujer comienza por defender y promover la vida de sus hijos. Primero lucha por mantener vivo el fruto de su vientre. Luego se esmera por la lactancia, la protección, y luego le enseña a dar vida. La mujer es de por sí comunitaria. Hay un tinte natural por ser madre de organizarse para enfrentar la sobreviviencia de su familia. Es capaz de doblegar la naturaleza para poder transformarla para adaptarla a nuestra sobreviviencia. Por ejemplo, el hecho de lograr hacer una casa y los demás servicios básicos. Esta práctica no es individual, sino colectiva. Luego se da la lucha de clase, como se dio históricamente en las luchas liberadoras de Ecuador. Hoy la lucha social, en las organizaciones populares y políticas. Están Manuela Sáenz, Manuelita Cañizares, Tomasa (de Guayaquil)… y numerosas mujeres indígenas. La mujer indígena es más basada todavía en la comunidad, a pesar que el varón se orienta hacia el desarrollismo. Al nivel político, la mujer organiza, fortalece para el bien común, a través de las organizaciones de género, en particular al nivel internacional, como en Nicaragua, Venezuela, Brasil, México, Bolivia… En la Biblia, Débora es toda una estratega, contra la osadía de seres individuales para destruir los pueblos. Ella hace frente hasta destruir el mal totalmente. Los contra-testimonios de Margaret Tatcher (de Inglaterra) y de Golda Meyer, (de Israel), no deben ocultar la grandeza de la mujer.

2. Aportes de las mujeres en la Iglesia
La profecía de la mujer se ejerce en la comunidad, no sólo en la familia, el barrio, la ciudad… Es integradora. Hasta las prostitutas son organizadas. Las mujeres negras, con todo su desraizado de África, por esta misma certeza de sobrevivir, permitieron a los pueblos negros de sobrevivir. Fueron humilladas, pero no derrotadas. Lograron doblegar la naturaleza para sobrevivir. Conservaron su música, su religión, su cultura, sus alimentos… Por el mestizaje, la mujer ha encontrado plenamente su identidad: Es la nueva cultura, o sea la cultura popular, cuna de la Teología de la Liberación. Su aporte a la Teología de la Liberación se hace desde las Comunidades Eclesiales de Base y la religiosidad popular. Los varones son unos ‘santurrones’, sin sentido peyorativo: Quieren más bien liderar, cuidar lo religioso, dedicarse a los servicios materiales de la Iglesia. La mujer no: Ella tiene una fe más viva, más trascendental. Es la búsqueda de este Dios que transforma la muerte en vida. Es una trascendencia sentida, más ligada a la naturaleza. Es la mujer de la oración, de la oración al Dios de la ternura. Cree en un Dios que nos libera del mal, confirma la certeza y seguridad de que Dios la va a ayudar para transformar el dolor en alegría. En cuanto a los signos de la religiosidad, ese es su espacio: Los altares, las imágenes, las novenas, las flores… Esto le permite crear una Iglesia viva y liberadora. La mujer es creadora de la Iglesia de los pobres, no una Iglesia mercantilista, no una Iglesia apagadora de la gente, miedosa de los derechos humanos, desarrollista por limitarse en hacer caridad…
La mujer profetiza es ‘la mujer protesta y propuesta’ por todo un sistema que destruye la vida, la comunidad, la ternura, la fe liberadora…


TEMA 22 : EL PROFETA JUAN BAUTISTA.
La profecía del tiempo final que es un tiempo nuevo.

Mensaje: Juan Bautista fue aquel que reveló a su pueblo la presencia del Mesas en Jesús de Nazaret. Hoy, los pobres de América Latina, como Juan Bautista anuncian la presencia viva y liberadora de Jesús en la Iglesia de los Pobres de América latina.

Motivación: A veces tenemos la impresión que el tiempo está preñado. Los dolores de parto están ahí. Algo debe surgir para pronunciar la palabra liberadora y hacer acontecer el parto. Pero es necesario descubrir a esta persona. Tal descubrimiento puede darse a través de una intuición profética. Hay profeta cuyo mérito es, sobre todo, descubrir a la persona concreta, la realidad donde se manifiesta el ‘Proyecto de Dios’ aquí y ahora. Es posible este descubrimiento porque hay una sintonía interior, pues ambos viven lo que esperan en el futuro, aunque quizás no lo vivan en la forma sorpresiva que lo nuevo tendrá cuando aparezca la luz. Son personas que se parecen a los centinelas del tercer cuartel de la noche, percibiendo el amanecer del día sin ver el brillo del sol. ‘Centinela, ¿qué hora es de la noche? (Isaías 21,11). ¡Quizás el centinela tendrá que ‘despertar a la aurora’! (Salmo 108,3).
El texto que vamos a profundizar (Mateo 11,2-11) pertenece a la 1ª tradición cristiana. Es muy similar a Lucas 7,18-28. Jesús criticó a los Fariseos porque no sabían discernir ‘los signos del tiempo presente’ (Lucas 12,56). En verdad estos signos no tenían nada de extraordinario. Eran aquellos que Jesús estaba realizando en medio del pueblo (Mateo 11,4). Juan Bautista tampoco supo identificar con claridad lo que él vislumbraba en Jesús. ¿Será que él esperaba un Mesías ‘apocalíptico’ que ejecutara el juicio vengador de Dios? (Mateo 3,112 = Lucas 3,18). ¿Esperaría algún signo de un Jesús justiciero, una especie de vengador de los hombres? Jesús llamó la atención de Juan sobre la realidad.
La novedad de los tiempos se manifestó en aquello que ven los enviados de Juan Bautista: la práctica misericordiosa de Jesús. Juan es ‘Elías’, el profeta del tiempo final. Pero el tiempo final es distinto de lo que uno se imagina. Es tiempo de la justicia de Dios, y la justicia de Dios es ante todo la liberación de los indefensos, es buena nueva que llega a los pobres (Mateo 11,5).

Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: El futuro ya está entre nosotros.
1. ¿Podrá seguir sin fin la ola de abusos, corrupción e impunidad que vivimos en Ecuador?
2. ¿Conocemos personas y organizaciones despiertas, capaces de percibir el amanecer de unos tiempos nuevos?
Palabra de Dios. Mateo 11,2-15: Los enviados de Juan Bautista hacia Jesús.
3. Según el comentario de Jesús, ¿de qué manera se manifestaba la llegada del Reino de Dios?
4. ¿Qué significado damos a la frase de Jesús: ‘¡Feliz aquel que, al encontrarme, no se escandaliza!’?
Hoy nosotros:
5. ¿Dónde experimentamos nosotros los signos de la presencia del Reino de Dios?
6. ¿De qué manera somos nosotros manifestación y revelación de la presencia liberadora de Jesús?
7. ¿Con quiénes tenemos que ser Buena Nueva en el barrio, la ciudad, el país?
Oraciones comunitarias. Rezar Lucas 1,67-79. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.

Preparación del próximo tema: Jesucristo es la plenitud de la profecía.
- ‘Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco’ (Lucas 3,22).
- Lectura principal. Lucas 3,7-23: El profeta Juan y el bautismo de Jesús.
- Lectura de apoyo. Lucas 9,28-36: Jesús transfigurado junto a Moisés y Elías.


Comentario 22: JUAN BAUTISTA, ¿NUEVO ELÍAS? El movimiento profético de Juan Bautista

A. EL MOVIMIENTO DE JUAN BAUTISTA ENTRE OTROS MOVIMIENTOS
Muchas se estaban gestando en Palestina en los años inmediatamente anteriores al nacimiento de Jesús. Diferentes grupos surgieron después de la lucha nacional y religiosa de los Macabeos: los Saduceos (sacerdotes del sistema dominante), los Esenios (sacerdotes inconformistas que vivían en el desierto), los Fariseos (laicos reformadores), los Zelotes (nacionalistas armados), los Herodianos (que pertenecían al partido del rey Herodes y que veían en él el Mesías)… No es de extrañar que todo esto terminara en violencia. En el año 37 aC., Herodes mandó a matar a 45 miembros del Sanedrín. Había unos movimientos con tendencia apocalíptica como los Esenios y otros que buscaban la estricta observancia de la ley para alcanzar la justicia divina como los Fariseos. Los Esenios vivían en el desierto de Judá cerca del mar Muerto. Esperaban participar de un banquete sagrado a través de disciplina, baños de purificación y ayuno. En medio de estos y otros movimientos, hubo un movimiento original liderado por un tal Juan Bautista que existió antes, durante y después el tiempo de Jesús.

1. Antes de Jesús
Los evangelistas nos presentan a Jesús adhiriéndose al movimiento de Juan Bautista (Marcos 1,9). Parece que los primeros cristianos tenían dificultades para aceptar este hecho. Mateo explicó que esto no disminuía la superioridad de Jesús (Mateo 3,14-15). Lucas evitó de decir que Jesús fue bautizado por Juan (3,21). Según Juan (1,35…), los primeros discípulos de Jesús habían sido anteriormente los discípulos de Juan Bautista. Esto puede querer decir que el lugar de los ‘bautistas’ estaba en el seguimiento de Jesús.
2. Durante la actividad de Jesús
Jesús fue comparado con Juan Bautista (Mateo 11,16-19 = Lucas 7,31-35) como también los discípulos de ambos, aunque de manera diferente (Marcos 2,18-22. Mateo 9,14-17. Lucas 5,33-39). En Juan 3,22-30, la comparación entre Jesús y Juan tomó la forma de una escenificación.
3. Después de Jesús
Apolo (Hechos 18,25) y algunos discípulos de Éfeso (Hechos 19,3) sólo conocían el bautismo de Juan Bautista. Además si el evangelio de Juan insistió tanto en comparar a Jesús con Juan (3,22-30), es porque, seguramente, existían todavía discípulos de Juan Bautista en la época en que fue escrito su evangelio, al final del siglo 1º. Por eso Juan Bautista no es un precursor individual del Mesías, sino un profeta que reunía discípulos en torna a sí. ¿Cuál era el mensaje de Juan Bautista? Según Marcos 1,5, predicaba ‘un bautismo de penitencia para el perdón de los pecados’. Esta predicación recordaba a los grandes profetas como Isaías, Jeremías y Ezequiel. La novedad está en el bautismo, aunque los Esenios bautizaban también, pero como un ritual diario para los ‘elegidos’. Juan Bautista predicaba un bautismo para todo el pueblo, como signo de un cambio definitivo para toda la vida. Al bautizar Juan en las aguas del Jordán podemos pensar que esto era una invitación a una nueva travesía para entrar nuevamente en la Tierra Prometida, como los Israelitas al final del éxodo. Entonces era un bautismo de esperanza, aunque su predicación era amenazadora. Juan no conocía cómo Jesús iba a inaugurar el reinado de Dios no por la amenaza, sino por el amor contagioso. Juan veía el ‘día del Señor’ como el momento para rendir cuentas, haciendo bajar el fuego del cielo para los impuros y pecadores. En cambio Jesús buscaba una nueva creación.

B. JUAN BAUTISTA, ¿EL NUEVO ELÍAS?
El movimiento de Juan Bautista tenía características apocalípticas. ‘Revelaba’ una intervención de Dios en la historia a través de su ‘mensajero’ (Mateo 11,10-13). Entre los Judíos se había asentado la idea de que el más grande de los profetas, Elías, volvería para esta intervención divina, el ‘día grande y terrible’. Había sido arrebatado en un carro de fuego y estaba en condiciones de volver (2 Reyes 2,9-11).
El último profeta del Antiguo Testamento, Malaquías, se refería a esta venida (3,1,23-24), texto utilizado por Marcos (1,2), para presentar a Juan Bautista. La actividad de este en el desierto (Marcos 1,4), su ropa y su dieta (1,6) recordaban a Elías. En la transfiguración de Jesús (9,2-13), apareció Elías con Moisés junto a Jesús. Luego, los apóstoles preguntan por la vuelta de Elías. Jesús contestó que ya había venido que lo trataron muy mal (9,13). Además la muerte de Juan Bautista (6,17-29) es muy parecida a la persecución sufrida por Elías con la reina Jezabel (1 Reyes 19,2). Mateo confirmó las palabras de Jesús (19,14). Juan Bautista era Elías que había venido para preparar el tiempo final y convertir los corazones, tal como lo anunció Malaquías.

C. LA PRIORIDAD DE JESÚS SOBRE JUAN BAUTISTA
Los evangelistas Lucas y Juan dan menos importancia a Juan Bautista que Marcos y Mateo. Conocían seguidores del Bautista en las Iglesias de Éfeso al final del siglo 1º (Hechos 18,25 y 19,3-4). Lucas presentó a Jesús como el verdadero Elías y no cuenta el bautismo de Jesús. Juan (1,19-34) no presentó al Bautista como un apocalíptico revelador del Mesías, sino como un ‘testigo’ de que Jesús era el ‘Hijo de Dios’. Puso en la boca de Juan Bautista la afirmación de que él no era ‘el Mesías ni Elías ni el Profeta’, sino ‘la voz que clama en el desierto’. Podemos pensar que, al final del siglo 1º, las imágenes apocalípticas judías no tenían tanto sentido, ya que había ocurrido la destrucción de Jerusalén y la separación entre cristianos y judíos. Y los cristianos tenían redactado su ‘Apocalipsis cristiana’.

D. LA NOVEDAD DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN
El Concilio Vaticano 2º (1962-65) permitió la expresión incipiente de los obispos de América Latina de los cuales un grupo se llamaba ‘Iglesia de los Pobres’. Era una voz profética que traía el clamor de los pobres que conformaban las grandes mayorías en todo el continente. Su aporte se encuentra en el mayor documento del Concilio: la Constitución ‘Alegría y esperanza’. Pero el eco de esa voz se expresó con toda fuerza y claridad en el Documento de Medellín (Colombia, 1968) que es la Carta Magna de la Iglesia de los Pobres. Como Juan Bautista, los grandes obispos de América Latina fueron los precursores de una nueva manera de vivir la Iglesia, la fe, la liturgia y el Evangelio en nuestro continente. Los pobres daban su rostro a Jesús que, a través de ellos, se encarnaba en estas tierras. Así lo anunciaba Nuestra Señora de Guadalupe, México, al aparecer ‘embarazada’ al indio azteca Juan Diego. Los teólogos de la liberación, y el peruano Gustavo Gutiérrez el primero en 1972, sistematizaron esta novedad teológica nacida del despertar de los cristianos pobres organizados en las Comunidades Eclesiales de Base.
Pero también como en el caso de Juan Bautista, no faltaron las persecuciones, los asesinatos y las desapariciones para contrarrestar un movimiento que transformaba la Iglesia en Iglesia de los Pobres y cambiaba la sociedad hacia el ideal socialista. En la Iglesia, las mayores persecuciones vinieron del Vaticano con el cardenal Joseph Ratzinger, que arremetió contra la teología de la liberación y sus promotores, publicando textos condenatorios ambiguos, reduciendo a silencio el brasileño Leonardo Boff, asesor de la Conferencia Episcopal, investigando a Gustavo Gutiérrez. Para profundizar en esta línea, el Papa Juan Pablo 2º nombraba obispos tradicionalista del opus dei ahí donde la Iglesia de los Pobres era la más floreciente: San Salvador, Bahía en Brasil, Lima…
Diez años más tarde (1979), los obispos latinoamericanos reunidos en Puebla (México), a pesar de las presiones vaticanas, confirmaban el camino abierto en Medellín con la opción por los pobres. ‘Afirmamos la necesidad de conversión de toda la Iglesia para una opción preferencial por los pobres, con miras a su liberación integral’ (1134). En el ‘Mensaje a los Pueblos de América latina’ de esta misma reunión, los obispos precisaban el sentido de tal opción: ‘Y porque creemos que la revisión del comportamiento religioso y moral de los hombres debe reflejarse en el ámbito del proceso político y económico de nuestros países, invitamos a todos, sin distinción de clases, a aceptar y asumir la causa de los pobres, como si estuviesen aceptando y asumiendo su propia causa, la causa misma de Cristo. “Todo lo que hicisteis a uno de estos mis hermanos, por humildes que sean, a mí me lo hicisteis” (Mateo 25, 40)’. En su siguiente reunión latinoamericana en Santo Domingo (República Dominicana), los obispos se comprometieron a ‘asumir con renovada decisión la opción evangélica y preferencial por los pobres, siguiendo el ejemplos y las palabras del Señor Jesús’ (180). ‘En continuidad con Medellín y Puebla… Esta opción iluminará toda nuestra acción evangelizadora’ (296).
Hoy la Teología de la Liberación sigue viva, diversificada y presente en todos los continentes, especialmente África y Asia. Se ha ampliado al punto que Monseñor Oscar Romero proclamaba: ‘El Pueblo es mi profeta’, haciendo notar que, como lo anunciaba el profeta Joel, ‘sus hijos e hijas profetizarán’ (3,1).


TEMA 23 : EL PROFETA JESÚS, PROFETA MAYOR.

Mensaje: Tal vez el mayor título que define mejor a Jesús es ‘PROFETA DEL REINO’. Pues para eso vino Jesús: Para el Reino. Retoma lo mejor de los mensajes de los profetas del Antiguo Testamento, desde Moisés hasta Juan Bautista para revelar el sueño de Dios y llamarlo el Reino.

Motivación: Jesús hace parte de estos grandes personajes que marcan la historia de la humanidad para siempre. Al resumir todo su mensaje en el amor mutuo como vivencia personal y comunitaria, ‘Ámense los unos a los otros como yo los ha amado’ (Juan 13,34 y 15,12), Jesús inauguró el Reino de Dios. De esta manera abrió nuevos caminos para entender el sentido de la vida, del sufrir y de la muerte. Él fue el doble movimiento de comunión de la humanidad entre sí y con Dios: Siendo el Hijo de Dios en el Hijo del Hombre, asumió por una parte la búsqueda de Dios por parte de los hombres y, por otra, la respuesta encarnada de Dios en su persona. Este proyecto triunfo de la maldad y de la muerte en la resurrección. Jesús es el Mesías: nuevo liberador a la manera de Moisés, nuevo profeta a la manera de Elías y nuevo sacerdote a la manera de Melquisedec (Génesis 14,18-20).
Para concluir esta etapa profética del Pueblo de Jesús, vemos que el desarrollo de la profecía en el Antiguo Testamento culmina con Jesús de Nazaret, tal como lo dice San Pablo: ‘Cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, el cual nació de una mujer’ (Gálatas 4,4). En su tiempo, Jesús fue reconocido como un profeta (Mateo 21,11). Para la gente, era aquel que hacía realidad las promesas del Antiguo Testamento y colmaba las esperanzas del pueblo de los empobrecidos. Vino a llamar a los excluidos del sistema religioso y social de su época para conformar su Reino desde ellos. ‘El pueblo que caminaba en la noche, divisó una luz grande; habitaban el oscuro país de la muerte, pero fueron iluminados’ (Isaías 9,1). Con Jesús surgió la profecía definitiva (Mateo 4,12-17). Juan Bautista fue aquel que los divisó en medio del pueblo de los pobres y lo señaló. Descubramos esta revelación de Jesús ayer y hoy.

Bienvenida. Saludos. Canto. Oración al Espíritu Santo.
Diálogo inicial: Siempre hay motivos de esperanza.
1. Hoy, ¿cuáles son nuestras esperanzas como pueblo ecuatoriano?
2. ¿Cuándo somos signos de esperanza para los demás, como personas y como comunidad?
Palabra de Dios. Lucas 3,7-23: El profeta Juan y el bautismo de Jesús.
3. ¿Cuál era el mensaje de Juan Bautista para los que se le acercaban?
4. En su bautismo, ¿cómo se reveló Jesús a Juan Bautista?
5. ¿Qué novedades trajo Jesús en relación con el mensaje de Juan Bautista?
Hoy nosotros:
6. ¿De qué maneras sigue Jesús siendo un profeta para hoy?
7. ¿Cómo vamos a manifestar mejor el mensaje liberador del profeta Jesús, con nuestras palabras y nuestro testimonio de vida?
Oraciones comunitarias. Salmo 23. Padrenuestro y Dios te salve. Canto. Bendición final.


Comentario 23: JESÚS REALIZA LA ESPERANZA DE LOS POBRES
La esperanza mesiánica y el movimiento popular en tiempo de Jesús

‘Después de hablar Dios muchas veces y de diversos modos antiguamente a nuestros mayores por medio de los profetas, en estos días último, nos ha hablado por medio de su Hijo’ (Hebreos 1,1-2).

A. REAPARECIÓ LA PROFECÍA
Ya hemos visto como la palabra profética fue desapareciendo. Terminaron los oráculos pronunciados por un profeta famoso (Lamentaciones 2,9; 1 Macabeos 9,27; Salmos 77,9 y 94,7). Pero este silencio no llevo a perder la esperanza de oír nuevamente la voz de Dios. Más bien esperaban el verdadero profeta que vendría con la autoridad de Moisés (Deuteronomio 18,15) y la popularidad de Elías (Sirácides 48,10). La vivencia de la ley de Moisés y la vuelta de Elías anunciarían la vuelta de la Palabra (Malaquías 3,22-24). Había una gran esperanza de que Dios nuevamente escuchara el clamor de su pueblo y lo visitara (Lucas 1,68-70). Con Juan Bautista (Marcos 11,31-32) y Jesús de Nazaret (Marcos 6,15; Mateo 21,11; Juan 9,17), reapareció en medio del Pueblo la Palabra de Dios. La situación de continuo empobrecimiento y gran enfermedad, aumentada por la ocupación romana, posibilitó la vuelta de la profecía.

B. SITUACIÓN HISTÓRICA

1. Movimientos de resistencia
En realidad la profecía no había acabado totalmente. Es verdad que no aparecían personajes como los grandes profetas. Pero después del exilio, durante el período en que Judá fue una colonia de los imperios extranjeros, muchos movimientos que habían surgido en medio del pueblo, mantuvieron encendida la llama de la profecía. Uno de estos movimientos particularmente significativo fue el levantamiento popular liderado por los hijos Macabeos en contra de la opresión de los reyes griegos de Antioquia de Siria. A este levantamiento se sumó el grupo de los Asideos (1 Macabeos 2,42). Estos eran judíos piadosos que buscaban preservar la ley y las tradiciones del pueblo ente la imposición de la cultura helenista y de las reformas económicas promovidas por los griegos. Esta revolución se dio entre los años 167 y 164 aC. y está relatada en los 2 libros de los Macabeos.

2. La Colonización romana
Lo malo fue que también la familia de los Macabeos cayó en la tentación del poder absoluto y de la ambición. Se hicieron coronar reyes y fundaron la ‘dinastía de los Asmoneos’. En el año 63 aC., 2 asmoneos se disputaban el trono de Jerusalén. Para solucionar el conflicto llamaron a las tropas romanas, dando así comienza a una ocupación de varios siglos. Los Romanos empezaron despacio. Dejaron el sumo sacerdote de los Asmoneos, pero entregaron el poder a una familia de extranjeros ‘idumeos’. Un miembro de esa familia ocupó el trono de Jerusalén del año 37 al 4 aC.: Ese es el rey Herodes el Grande. Los Romanos exigían fuertes impuestos. Las pesadas tasas recaudadas por los Romanos, más los impuestos que se debía pagar al Templo llevaron al pueblo a un empobrecimiento nunca visto antes. Surgieron numerosas manifestaciones de protestas duramente reprimidas por los Romanos. Las características de esta época son: miseria y enfermedad, manifestaciones y revoluciones, represión y dominación.

3. Organización interna
A partir del reinado de los Asmoneos se fueron estructurando varios partido dentro del pueblo judío.
- Los Saduceos. De un lado estaba el partido de los Saduceos, formado por grandes familias sacerdotales, los aristócratas, los latifundistas y los grandes comerciantes. Controlaban el Templo y el Sanedrín o sea el Consejo Supremo. Aceptaban abiertamente la ocupación romana, ya que dependían del comercio exterior controlado por los Romanos.
- Los Fariseos. De otro lado era el partido de los Fariseos. Tenía su origen en el movimiento de los Asideos y había sido duramente perseguido por los Amonios. Reunía a los pequeños propietarios, artesanos, escribas y gente del pueblo. Promovían la resistencia a los Romanos. Tenían gran influencia en el pueblo, ya que muchos eran doctores de la ley y ensañaban la tradición. Pero marinaban al pueblo sencillo exigiéndole la estricta observancia de la ley. Decían que la ignorancia del pueblo retrasaba la llegada del Mesías y de la salvación (Juan 7,49 y 9,34).
- Los rebeldes. Existían también otros movimientos que surgían del sufrimiento de la gente. Las manifestaciones contra los Romanos despertaban sentimientos de liberación política y de independencia. Muchos de estos movimientos surgieron entre la muerte de Herodes (4 aC.) y la ocupación total por parte de los Romanos (6 dC.), en los primeros años de la vida de Jesús. También en la misma época surgieron muchos líderes mesiánicos, llenado el pueblo de esperanza (Hechos 5,36-37). De esta insatisfacción surgió el partido de los Zelotas que promovía la lucha armada contra los Romanos y la dominación de los Saduceos. Llevaron al pueblo a la lucha con los ocupantes romanos. El resultado fue la destrucción total de Jerusalén con su Templo, en el año 70 dC.
Los tiempos de la infancia de Jesús fueron muy agitados y violentos: Tiempo de miseria e inseguridad para el pueblo sencillo deseoso de escuchar la voz de Dios. El pueblo se sentía perdido en medio de tal situación, sumergido en el empobrecimiento constante, las enfermedades, excluido de la religión oficial y confundido por las propuestas de los diferentes partidos del momento. Se preguntaban dónde se podía escuchar la voz liberadora de Dios.

C. JESÚS, EL PROFETA MAYOR

1. 30 años de convivencia con el pueblo de los pobres
Jesús vino a restaurar y renovar la Alianza, como lo habían hecho los profetas del Antiguo Testamento (Lucas 22,20). La Alianza estaba rota porque la religión oficial despreciaba a los pobres, acusándoles de ‘haber nacido en el pecado’ (Juan 9,34) y de ‘no conocer la ley’ (Juan 7,49). En vez de abrir el camino del Reino desde los pobres, los líderes se lo cerraban y no los dejaban entrar en él (Mateo 23,13). De esta manera, la gente sencilla se quedaba excluida de la Alianza.
Jesús estuvo conviviendo con esta gente durante 30 años en Nazaret donde cumplía el oficio de carpintero. Allí conoció el mundo del trabajo y su explotación, participó de la vida religiosa de su pueblo, sintió la dureza de la ocupación romana y el desprecio de las autoridades religiosas. Sabía también cómo las profecías habían generado una gran expectativa. Conocía también las distintas interpretaciones que daban los Fariseos, Saduceos y otros grupos.

2. La marca del Siervo sufriente del profeta Isaías
Fue en la sinagoga de Nazaret donde Jesús presentó su proyecto, valiéndose de una cita de Isaías. De esta manera reveló la conciencia que tenía de su misión: ‘El Espíritu está sobre mí. Él me ha ungido para llevar buenas nuevas a los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos 19 y proclamar el año de gracia del Señor’ (Lucas 4,18-19 = Isaías 61,1-2). Como los antiguos profetas, Jesús transformó el grito de los pobres en llamado de Dios. La mayor parte de su tiempo Jesús la pasó conviviendo con los marginados del sistema social y religioso vigente: enfermos, publicanos, prostitutas, pecadores, niños, mujeres, samaritanos, hambrientos, extranjeros, pobres. Eran los excluidos de la época que no tenían espacio en la convivencia social y religiosa. Jesús les dio un lugar. Se dieron cuenta de esta novedad: ‘una nueva doctrina enseñada con autoridad’ (Marcos 1,27), lo reconocieron como ‘profeta’ (Juan 9,17; Marcos 6,15; Lucas 7,16,39). El pueblo se reconoció en lo que Jesús decía y hacía. Reencontró en él su pasado, su misión, su Dios. Jesús era ‘el profeta que debía venir en este mundo’ (Juan 6,14).

3. Los milagros como signos del Reino
Llama la atención en el Nuevo Testamento, con relación al Antiguo, la masiva y constante presencia de enfermos en la vida de Jesús. Parece que, de pronto, los enfermos olvidados y marginados hasta aquel tiempo salieron a la luz del día por la actividad profética de Jesús. La multitud de enfermo que había en esa época, era el signo evidente de que la Alianza estaba rota. No se cuidaba con seriedad de la vida del pueblo. Con Jesús, estos enfermos y marginados, llamados ‘impuros para Dios’, pasaron a ser el centro de misión de Jesús (Mateo 8,16-17; Marcos 1,32-34).

D. LOS SIGNOS DEL VERDADERO PROFETA
A través de su práctica, Jesús se reveló el verdadero profeta anunciado y esperado (Mateo 11,3-6). El mismo hizo muchas señales, presentándose como ‘el profeta que debía venir a este mundo’ (Juan 6,14).
- Hablaba con autoridad (Marcos 1,22; Mateo 7,28).
- Anunciaba la Buena Nueva a los pobres (Marcos 1,15; Mateo 4,23-25).
- Realizaba las promesas de la Alianza (Mateo 1,22.23; 8.16-17).
- Perdona a los pecadores y convivía con ellos (Mateo 9,10-13).
- Saciaba a la muchedumbre hambrienta (Juan 6,1-15).
- Abría los ojos a los ciegos (Juan 9,17).
- Acogía y sanaba a las viudas, huérfanos (Lucas 7,1-17) y extranjeros (Marcos 7,24-30).
- Mostró la verdadera religión a la mujer doblemente marginada (Juan 4,6-26).
- Renovó la Alianza (Mateo 21,1-17; Marcos 14,22-25)…
Por fin, alguien devolvía al pueblo alegría, esperanza, paz, como por ejemplo con el signo de Jonás (Mateo 12,38-41) que invitaba al perdón y a la resurrección. Hacía vivo el testimonio de Moisés y Elías (Lucas 9,28-36) y la confirmación que le daba el Espíritu (Marcos 1,10-11). Por eso el pueblo proclamaba: ‘Un gran profeta ha surgido entre nosotros: Dios ha visitado a su pueblo’ (Lucas 7,16). La predicación y la práctica de Jesús marcaban el principio de la visita de Dios y de una nueva sociedad conforme a la Alianza. Surgía el nuevo Pueblo de Dios (Marcos 3,13-19; Lucas 8,1-3; 1 Pedro 2,9-10). En Jesús, a través de su obediencia a la Alianza, Dios se hacía nuevamente presente en medio de su Pueblo, de la cual el mismo Jesús tenía conciencia: ‘El que me ha visto a mí, ha visto al Padre’ (Juan 14,9). Los pobres reencontraban en Jesús al Dios de los Padres, a Yahvé, el Dios liberador de Moisés, de los Patriarcas, de los Profetas, de los Sabios: el Dios defensor del Pueblo de los Pobres. Este Dios asumía ahora en Jesús el nombre de Padre: Padre de Jesucristo nuestro hermano mayor y, por lo mismo, Padre nuestro.

E. AHORA NOSOTROS SOMOS LA PALABRA
La profecía es y será de todos los tiempos, individual y colectiva. A cada generación le toca encarnarla según las situaciones del momento. El camino es el mismo:
- Encarnarse en la realidad donde uno está viviendo,
- Escuchar el llamado de Dios en el grito y clamor de los pobres,
- Encontrar la manera, personal y organizadamente, de hacer eficaz la Palabra de Dios en nuestra palabra y nuestra vida: Eso es el Reino.

Así, a cada uno de nosotros nos toca individual y colectivamente.
1. Conocer a Yahvé el Dios de los Pobres.
2. Conocer la realidad que nos rodea y asumirla como nuestra.
3. Identificar el llamado de Dios en el grito de los pobres.
4. Descubrirnos, personal y comunitariamente, el Siervo sufriente para nuestro tiempo.
5. Reconocer que somos Palabra de Dios.
6. Comunicar que la vida está preñada de Dios en las y los que formamos hoy el Pueblo de los Pobres.
7. Celebrar esta realidad como presencia del Resucitado y crecimiento del Reino de Dios.




A N E X O S

CONTENIDO
1 Los libros de La Crónicas
2 Qué es ser profeta
3 Contenido más detallado del Folleto: La 5 etapas de la profecía en el Pueblo de Dios.
4 Contenido de los 7 folletos de la colección: ‘La Vida es tu Palabra’.


Anexo 1 : EL LIBRO DE LAS CRÓNICAS


A. LOS ACONTECIMIENTOS
1. Las sucesivas dominaciones de los imperios vecinos

Imperio persa Judea
564-524: Artajerjes 1º, rey de Persia
538: Edicto de Ciro, rey de Persia, permitiendo el regreso de los exiliados judíos

537: Restauración del culto
545 y 532: 1ª y 2ª misión de Esdras
520-515: Reconstrucción del Templo de Jerusalén por el rey Zorobabel y el sacerdote Josué
398: Actuación de Esdras
Imperio griego o helenista Judea
333: Conquistas del Alejandro Magno, y consiguiente imperio griego, hasta Egipto incluido
323: Muerte de Alejandro Magno y división del imperio griego

310: Judea sometida a la dinastía de los Lágidas (Ptolomeo) de Egipto. Cisma de Samaria.
200: Judea sometida a los Seléucidas de Siria
167: Gran persecución griega (Antíoco Epifanes) y rebelión de los Macabeos (Matatías, dinastía de los Asmoneos)
166: Judas, el Macabeo, sucede a Matatías
164: Reconquista y purificación del templo de Jerusalén
143: Fariseos y Esenios.
128: Hircano (Asmoneo) destruye el santuario samaritano de Garizim
104-62: Últimos Asmoneos
Imperio romano Judea

64: Los Romanos conquista Siria y Judea
60-50: Guerra civil entre los generales Pompeyo y Julio César
44: Asesinato de Julio Cesar por Pompeyo 63: Invasión del imperio romano (Pompeyo)



37: Herodes el Grande nombrado rey de Judea por los Romanos

2. La historia de Judea
A partir de 538 aC., los Judíos volvieron del exilio de Babilonia gracias al edicto de Ciro, el rey persa que había conquistado el imperio babilónico. La región de los antiguos reinos de Judá e Israel pasó a formar la provincia de Judea, dentro del imperio persa. El propio Ciro encargó a los Judíos transformar la ciudad destruida en un fortín contra Egipto. Pero, antes que los muros, reedificaron el Templo, signo de su identidad religiosa. El imperio persa financiaba todas estas construcciones. Dos fueron los maestros de la obra: el príncipe Zorobabel, de la dinastía de David y posible restaurador de la monarquía, y el sumo sacerdote Josué. La construcción de este 2º templo duró 5 años (520-515 aC.).
Hubo dificultades para reconstruir los muros de Jerusalén y hacer de ella una capital fortificada. Durante el exilio, los territorios de Jerusalén y de Judá habían sido integrados en una provincia persa dirigida desde Samaria (antigua capital de reino del norte, Israel antes de su destrucción). Por eso, los habitantes que se habían quedado en esa provincia, samaritanos, filisteos y otros, ‘la gente del país’ como los llama Esdras (4,4), no aceptaban la nueva situación. Tampoco veían eso de buena gana que los exiliados con dinero comprasen tierras que ellos estaban trabajando (Nehemías 3,3-4,17; Esdras 4. Fue a partir de ese momento que la élite repatriada empezó a despreciar a ‘la gente del país’ y a los Samaritanos.
Esta reorganización de Judea, nombre de la provincia, no se dejó guiar por la antigua organización del Pueblo de Dios. Desde 722 aC., con la destrucción de Samaria y la desaparición del Reino del norte, los 10 tribus de esa región perdieron su rol social y político. Pero sí, los Samaritanos conservaron su santuario del monte Garizim en Samaria. Mientras tanto los repatriados se consideraban los verdaderos herederos del Pueblo de Dios: eran casi todos del antiguo reino del sur, Judá. De ahí provienen los nombres de ‘Judea y judaísmo’. Eran ‘pueblo’ sin ser ‘nación’. Fue también en ese tiempo que creció la ‘diáspora’, o sea los Judíos que se quedaron o emigraron en otros pueblos, pero que conservaron su identidad religiosa.
Durante el siglo 4º, no sucedió nada particular, bajo el liderazgo de los sacerdotes. Pero en el año 330 aC., el rey griego Alejandro Magno conquistó el imperio persa. La dominación griega se caracterizó por su imperialismo cultural. Imponían no sólo su sistema político y económico, sino también su lengua, su educación, sus costumbres y su cultura. Algunos reyes griegos, para implantar la cultura helenista, aplastaron las tradiciones de los pueblos conquistados. De ahí la lucha de resistencia que emprendieron en Judea los Macabeos, narrada en los 2 libros del mimos nombre.
Con los revolucionarios Macabeos, los Judíos salieron victoriosos e instalaron una nueva casa real, llamada dinastía de los Asmoneos. Lastimosamente se corrompió y terminó destruida por la conquista del imperio romano en 63 aC. Unos años más tarde pusieron al mando de la provincia romana de Judea al rey Herodes, extranjero del sur de Judea, que reino hasta unos pocos años después del nacimiento de Jesucristo.

B. LA OBRA DEL CRONISTA
La historia del nacimiento del judaísmo se encuentra en los libros de Esdras y Nehemías que forman un conjunto con el libro de ‘Las Crónicas’. Fue una relectura de la historia pasada bajo la óptica del judaísmo. Se trata no de una lectura histórica, sino teológica. Los grandes temas son: el mesianismo davídico, el culto y el templo de Jerusalén. Los 2 libros de Las Crónicas son llamados ‘historia del primer templo’ construido por Salomón, y los libros de Esdras y Nehemías ‘historia del 2º templo’. De esta manera se buscó, mediante genealogía, legitimar el judaísmo como sucesor del ‘antiguo Israel’ antes del exilio.
La obra de Las Crónicas fue concluida en el siglo 4º aC. En ella se refleja el lenguaje, la ideología, las preocupaciones sacerdotales de ese siglo. La genealogía de David llegó hasta Zorobabel, o sea 150 años después de la reconstrucción (550 aC.) del templo de Jerusalén. Por esta razón, en la lista hebrea de los libros bíblicos ocupa el último lugar.

C. LAS CRÓNICAS
Las Crónicas son una relectura del reinado davídico a la luz del 2º templo y de la esperanza de la restauración monárquica, con un hijo de David, un ‘ungido’ o Mesías.

1. Contexto de la obra
Estos 2 libros fueron escritos entre los años 350 y 300 aC. y reflejan una época en que los Judíos no gozaban de autonomía política. Los sacerdotes que dirigían al pueblo eran sometidos a reyes extranjeros; incluso cobraban impuestos para sus dominadores. De hecho ocupaban un lugar importante con el centralismo que habían organizado en torno al templo, a Jerusalén y al culto.
Mientras tanto, los Samaritanos habían conservado su templo con sus sacerdotes. Había ciertos grupos que adoptaban las costumbres y mentalidades de los dominadores, sobre todo con la conquista griega de Alejandro Magno. Se entiende que, en tal situación, era necesaria una revisión, una mirada atrás para configurar una nueva relación con Yahvé y su Ley, y, de esta manera, iluminar el presente y sacar perspectivas para el futuro. Por eso se destaca la figura de David, el gran organizador del pueblo y el autor de numerosas leyes para la vida cotidiana y el culto en Jerusalén.

2. Contenido de los 2 libros
En el primer libro de Las Crónicas (1-10), se narra la historia antes de David, como introducción a su reinado. Luego (11-29), la figura de David aparece muy idealizada; no se habla de su juventud ni de sus ‘pecados’. Es presentado como ‘el rey según el corazón de Dios’, haciendo todo lo que quería Dios: la conquista, la unificación de las 12 tribus, la capital y el proyecto del templo en Jerusalén…
El 2º libro de Las Crónicas (19) elogian a Salomón, ocultando sus excesos: el lujo, la idolatría, los altos impuestos que causaron la división del reino: las 10 tribus de Israel al norte con Samaria como capital, y las otras 2 de Judá al sur en torno a Jerusalén. Salomón es presentado como el constructor del templo, cumpliendo en esto las órdenes de David. La inauguración del templo de Salomón es narrada con mucha pompa (5,2-7,22 = 1 Reyes 8,1-99 mucho más sobrio). Insistiendo en la fidelidad del pueblo a la ley, el templo es presentado como el centro de la vida nacional, en lo religioso como en lo político, cuando en realidad no era así.
Los libros de Las Crónicas quiere dar la impresión que el reino de Judá fue sobre todo una comunidad de fe, dejando en el segundo plano su realidad política como Estado independiente. Lo que lo unificaría era, por una parte, la adoración exclusiva al único Dios y, por otra, la observancia de la Ley de Moisés. Lastimosamente, esta revisión de la historia no fue una adaptación ni actualización de la experiencia pasada sino su restauración cuando los tiempos eran muy diferentes, con propósitos de fortalecer el proyecto judaico. Con esta presentación, los samaritanos podían integrar el nuevo pueblo de Dios y los paganos podían pertenecer también a este pueblo, a condición de cumplir con las 2 exigencias: adoración exclusiva a Yahvé y observancia meticulosa de la ley de Moisés (2 Crónicas 6,32-33). Además los Judíos que nos cumplían esas exigencias, bien podían ser excluidos (2 Crónicas 15,2). En todo esto, el mensaje de los profetas, incluidos los del exilio, había totalmente desaparecido. Hacían falta nuevos tiempos… 3 siglos para llegar a Jesús.


Anexo 2 : QUÉ ES SER PROFETA


Siempre existieron profetas y la profecía no ha pasado de moda, tal vez ahora menos que nunca. Naturalmente se relaciona la profecía con la predicción del futuro; pero también cada ‘profeta’ da ciertos matices a su profecía.

A. LA PROFECÍA ES UNA CONSTANTE EN LA HUMANIDAD

1. Profetas de ayer y de hoy
Frente a grandes acontecimientos, se quiere aplicar las profecías enigmáticas de Nostradamus, astrólogo y médico francés del siglo 16. Se conoce también mucho el libro de sabiduría del poeta libanés del siglo pasado, Jalil Gibrán: ‘El Profeta’. Se habla también de Gandhi, el profeta hindú de la no violencia, y de grandes obispos de América Latina, profetas de la Iglesia de los Pobres: Monseñor Helder Cámara (Brasil), Monseñor Oscar Romero (El Salvador), Monseñor Leonidas Proaño (Ecuador)… Pero no todos ponemos el mismo sentido a las palabras ‘profeta y profecía’.

2. Los profetas en la Biblia
Tampoco en el Antiguo Testamento estaba muy claro qué era ser profeta. Unos textos presentan al profeta como una persona algo alocada que entra en delirio, interpreta sueños, consulta a Dios, se gana la vida profetizando, … Otros textos presentan como profetas a los grandes personajes de la historia del Pueblo de Dios: Moisés por guiar al Pueblo (Deuteronomio 18,15-18), Samuel por haber sido ‘juez liberador’ (1 Samuel 3,20), Joel que garantiza que un día todo el Pueblo va a profetizar (3,1), Amos no acepta que lo llamen profeta (7,14), Balaam que era profeta de otra religión (Números 22,2), … Están también los llamados ‘profetas mayores’: Elías, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Oseas, … Incluso se nos habla de ‘grupos de profetas’ que vivían juntos ((1 Samuel 19,20; 2 Reyes 2, 3-5). Además existían los falsos profetas que, muchas veces tenían el apoyo del rey y de la religión oficial (Jeremías 28,1-17).
También la Biblia nos habla de mujeres profetisas: Miriam la hermana de Moisés (Éxodo 15,20), Débora jueza del Pueblo de Dios (Jueces 4,4), la esposa de Isaías (8,3), Hulda (2 Reyes 22,14), Noadías (Nehemías 6,14), Ezequiel comentó de varias profetizas (13,17-19), Ana que profetizó sobre el Niño Jesús (Lucas 2,36-38), …

B. LOS COMIENZOS DEL PROFETISMO

1. Relación entre el Rey y el Profeta
En el Pueblo de Moisés como en los Pueblos vecinos, existían grupos de artistas populares, juglares y poetas que mezclaban su arte con palabras de sabiduría y de religiosidad. Podemos asociarlos a los curanderos de hoy, los shamanes de los Pueblos indígenas, los sacerdotes y sacerdotisas de la religión afro-americana.
Los Reyes buscaron el apoyo de estos grupos de profetas que tenía mucha aceptación popular. El apoyo de un profeta significaba el apoyo de Dios y ayudaba a garantizar la obediencia a las autoridades. Los grandes cambios se dieron con el aval de algún profeta: Samuel para el comienzo de la jerarquía (1 Samuel 8); los 3 primeros reyes, Saúl, David, Salomón buscaban la aprobación de algún profeta; Jeroboam al provocar la división en 2 reinos…

2. La particularidad de la fe en Yahvé
La religiosidad era la marca de los profetas. Pero, el Dios de Israel no era como las demás divinidades: era el Dios liberador y creador del Pueblo elegido. Por esta razón, el rey no podía actuar como le parecía, sino según el proyecto de Yahvé iniciado con Moisés: era el ‘lugarteniente’ de Dios. El rey existía no para legitimar cualquier forma de poder, sino que su poder estaba al servicio de la Alianza y de la Ley del Sinaí. Cuando la monarquía se desvió de este servicio, los profetas dejaron de apoyarla, tomaron un rumbo independiente, se transformaron en una oposición crítica. Continuaron fieles al proyecto de Dios y fueron perseguidos por los reyes.
Esta separación comenzó a darse en tiempos de Elías y con los malos reyes - la mayoría -, las tensiones fueron grandes, porque los reyes no temían matar a quienes se les oponían. A pesar de todo, nunca consiguieron apagar la voz de los profetas y de las profetisas.

C. LOS CRITERIOS REFERENCIALES DE LOS PROFETAS
Para cumplir a cabalidad con su misión, los profetas tenían una doble referencia: por una parte una fuerte experiencia de Dios y, por otra, una profunda experiencia de la realidad del Pueblo.

1. La experiencia de Yahvé, el Dios del Pueblo
a). Una fuerte experiencia de Dios. Todos los profetas experimentaron la presencia de Dios en medio del Pueblo y se rindieron a ella. El Pueblo es el lugar de la mayor experiencia de Dios: en la tradición profética no existe una instancia mayor. Esta experiencia es la fuente de la libertad del profeta frente al Pueblo, a los poderosos y al Rey. Es el absoluto de Dios que entra en la historia. De ahí, la expresión: ‘Oráculo de Yahvé’.
b). La garantía de la memoria crítica y afectiva del Pueblo. La experiencia de Yahvé era siempre la experiencia del ‘Dios de los Padres’. Por eso traía siempre el recuerdo de todo lo que Dios había hecho en el pasado y daba unos ojos nuevos para entender y actualizar el sentido de estos hechos pasados. El profeta se convertía en la memoria del Pueblo, con 2 funciones bien precisas al servicio de la fidelidad a la Alianza. Exigía observancia y fidelidad:
- Por una parte recordaba cosas molestas, o sea, tanto los errores como las exigencias del pasado, que unos querían olvidar y borrar.
- Por otra, recordaban también la presencia cariñosa con la que Dios seguía acompañando y sosteniendo a su Pueblo.
c). La fidelidad absoluta a la Alianza. La fe en Yahvé era la fe en el Dios que había liberado al Pueblo de Egipto, hecho una Alianza y quería la igualdad y la justicia. El profeta pasaba a ser el primer defensor de la Alianza y del proyecto de Dios: exigía a todos el compromiso de ser ‘Pueblo elegido de Dios’: ‘Los tendrá a ustedes como un reino de sacerdotes y una nación que me es consagrada’ (Éxodo 18,6).

2. La experiencia de la realidad del Pueblo de Dios
Es la otra cara de la espiritualidad de los profetas: no sólo conocía al Dios del Pueblo sino también al Pueblo de Dios.
a). La experiencia del pecado, o sea, de la ruptura de la Alianza. Al experimentar la santidad de Dios y sus exigencias, el profeta experimentaba también los fracasos del Pueblos: las rupturas de la Alianza. Cuando reaparecían los pobres, el profeta reconocía una infidelidad a la Alianza: el empobrecimiento revelaba la falta de justicia, de igualdad, de compartir. Se estaba regresando a la situación de esclavitud de Egipto. ‘No debe haber pobre en medio de ti en la tierra que ha pasado a ser tuya’ (Deuteronomio 15,4).
b). El reclamo de los pobres. El abandono de los más indefensos, los huérfanos, las viudas, los extranjeros y los levitas, era señal del quebrantamiento de la Alianza. Algunos se habían acostumbrado a la acumulación, explotación, dominación. El profeta confrontaba esta realidad con el proyecto de Dios y exigía cambios y leyes, como las del Jubileo, para restaurar la Alianza rota. Era el reclamo viviente del derecho de los pobres y del Dios de los pobres.

A partir de esta doble experiencia, los profetas fueron purificando su misión de denunciar y anunciar. La denuncia de lo malo era al mismo tiempo anuncio de lo bueno: la conversión y el amor de Dios. El Pueblo pobre se identificaba con el profeta y reconocía el ideal que llevaba en su interior. El Pueblo pobre era, para el profeta, la garantía de la verdad, como decía Monseñor Romero: ‘El Pueblo es mi profeta’. Esta realidad permitía también discernir quién era el verdadero profeta y quién era el falso. Jesús confirmó esta infalibilidad del Pueblo: ‘Yo conozco a los míos y los míos me conocen a mí’ (Juan 10,14).

D. LAS 3 LÍNEAS DE ACCIÓN DE LOS PROFETAS
El llamado a la conversión personal y al cambio social que hacían los profetas, sigue 3 caminos, ligados entre sí: son los caminos de la justicia, solidaridad y mística.

1. El camino de la justicia: hay que cambiar las estructuras para transformar la sociedad
La justicia es fruto las relaciones armoniosas. El proyecto de Moisés, para hacer imposible la esclavitud, era basado sobre relaciones de justicia. Los profetas fueron aquellos que más lucharon para conservar relaciones y estructuras que promovían la justicia entre todo el Pueblo. Eran los defensores de la Alianza pactada con Dios: no podía haber alianza con Dios sin relaciones de justicia entre los miembros de Pueblo.
Los profetas no fueron predicadores teóricos, sino que denunciaron muy claramente las injusticias, apuntando sus causas. No tenían miedo de decir lo que estaba equivocado y contrario a la Alianza en la organización del país, tanto por parte de las personas como en las instituciones. Pero no se limitaban a denunciar. Luchaban para crear nuevas leyes que perfeccionaran las relaciones y las instituciones. Así se podía vivir con más fidelidad a la Alianza. Una de estas leyes fueron las del Año Sabático y del Año Jubilar (levítico 25 y Deuteronomio 15) que ‘suprimían la esclavitud, las deudas y el acaparamiento de tierras’: creaban una estructura social más justa. Fue con los Reyes que estallaban los mayores conflictos, porque, con ellos, se inició un proyecto social que no respetaba las orientaciones de la Alianza y del proyecto de Moisés.

2. El camino de la solidaridad: hay que transformar las relaciones entre las personas para renovar la Comunidad
Con el pasar de los siglos, los profetas insistieron más sobre la necesidad de la solidaridad. La destrucción de Samaria por el ejército de Babilonia en el año 722 manifestó que era imposible cambiar tanto la estructura de la monarquía como la de los grandes imperios. A partir de ese entonces, los profetas insistieron en el fortalecimiento de la solidaridad al interior del Pueblo de Dios (Deuteronomio 15,1-18). ‘No debe haber pobres entre los tuyos’ (15,4).
Los profetas se dieron cuenta de que no se podía controlarlo todo: las catástrofes naturales, los imperios vecinos y su influencia sobre la organización interna: ‘Nunca faltarán pobres en este país; por eso te doy yo este mandato: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquel de los tuyos que es indigente y pobre en tu tierra’ (15,11). La presencia de los pobres es un desafío a la solidaridad. Los profetas recordaban que no se podía renunciar a ser una muestra de aquello que Dios quiere para toda la humanidad: la Alianza con Dios exige desterrar todo lo que, en la vida, atropella y margina a las personas. Los pobres nacían de una infidelidad a la Alianza, cualesquiera sean las causas.
Después del exilio de Babilonia (538), al regresar en Palestina, se luchó mucho por la solidaridad. El Pueblo vivía disperso en varios países; en Palestina, no había independencia política ni económica; estaban insertos en relaciones con imperios fuertes y agresivos. Los profetas ayudaron a crear en esa pequeña comunidad sin poder espacios de solidaridad, de participación y de fe. La solidaridad era el único camino de supervivencia.

3. El camino de la mística: hay que cambiar el modo de pensar para recrear las conciencias
Los profetas se dieron cuenta que la mayor injusticia era robar a los pobres su conciencia y su dignidad. El sistema de los reyes hizo que el Pueblo pobre perdiera su autoestima: transformó a los pobres en seres inferiores, incapaces de confiar en sí mismo, causantes de su misma pobreza. Trastornaba el rostro de Dios, buscando hacerles olvidar que Yahvé era el Dios defensor y liberador de los pobres. De esta manera, los poderosos y los nuevos ricos podían vivir tranquilos sin preguntarse cómo su acumulación de poder y riqueza producía el empobrecimiento de sus compatriotas.
Los profetas se dieron cuenta de que, mientras se mantenía en el pobre esa falsa conciencia, cualquier esfuerzo de cambio estaba destinado al fracaso. Sería como un injerto en una rama seca o un parche en una pared ruinosa. No se trataba de que el rico devolviera el dinero robado, sino de una doble humanización: devolver la conciencia al pobre como al rico, porque la habían robado al primero y el segundo la había destruido en sí mismo. La misión del profeta era no sólo denunciar las injusticias, sino sobre todo reconstruir la solidaridad entre pobres y ricos, cada uno aportando su parte: el pobre su riqueza espiritual recuperada y el rico su riqueza material mal habida. La recreación de esta conciencia se enraizaba en aquel que es fuente de la vida: Dios amante de todo aquel que grita hacia él.
Despertado por el mensaje del profeta, el pobre no dejaba de gritar a Dios por su situación y para que Dios cambiara el corazón empedernido del rico. Sólo la fe en un Dios liberador es cada de recrear las conciencias y romper el círculo vicioso de la ideología dominante. El profeta era esta voz y este mensaje incansablemente repetidos.

CONCLUSIÓN: La defensa de la vida es lo primero
Los profetas descubrieron que estos 3 caminos eran complementarios para la defensa de la vida, tanto del pobre como del rico y de la Comunidad.

1. La justicia sin solidaridad ni mística se vuelve puro activismo, sin humanidad ni vitalidad. Puede vencer a la razón pero no al corazón.
2. La solidaridad sin justicia ni mística se vuele asistencialismo vacío. Este se pone al servicio de los sistemas empobrecedores porque engaña a los pobres, apaga su grito y adormece su conciencia crítica.
3. La mística sin justicia ni solidaridad se vuelve espiritualismo alienante sin base en la realidad y sin fundamento bíblico. En definitiva ofende tanto a Dios porque lo hace un ídolo como a los pobres porque los vuelve sumisos a las injusticias.

El método de lectura bíblica que hacemos los pobres de América Latina retoma esta perspectiva de los profetas para escuchar a Dios hoy y continuar su proyecto.
- Se parte de la realidad cotidiana para desenmascarar las injusticias y sus causas: es el camino de la justicia.
- Se toma siempre en cuenta la Comunidad y su crecimiento integral: es el camino de la solidaridad.
- Se entra en el largo río de la tradición bíblica y eclesial: es el camino de la mística.
Estos 3 criterios nos permiten escuchar lo que Dios nos dice hoy, comprender adónde apunta el proyecto de Dios y nos fortalece para unificar toda nuestra vida al servicio del mismo: la defensa y promoción de la vida personal, colectiva y de la naturaleza. Ese es nuestro servicio profético.


Anexo 3 : CONTENIDO DETALLADO DEL FOLLETO 4
Las 5 etapas de la profecía en el Pueblo de Dios

La historia del Pueblo de Dios después de la entrada en la Tierra Prometida puede repartirse en 5 momentos principales. En cada uno de estos 5 momentos corresponde una introducción y varios temas, tal como sigue.

Primera etapa: Del profeta Samuel, por el año 1000, hasta el profeta Elías, por el año 800.
Introducción
1 El profeta Samuel y el Rey Saúl. La profecía critica al poder del rey.
2. El profeta Natán y el rey David. Condiciones para que el profeta apoye al rey.
3. El profeta Ajías y el rey Jeroboán. Profetas y reyes en las manifestaciones populares.
4. El profeta Elías y el rey Ajab. La lucha contra los falsos profetas de Baal.
5. El profeta Miqueas de Yimlá y el rey Ajab. La lucha contra los falsos profetas de Yahvé.
6. El profeta interpreta la historia. Los profetas juzgan las acciones de los reyes.

Segunda etapa: Del profeta Elías hasta la época del Exilio en los años 600.
Introducción
7. El profeta Amos. Los distintos aspectos de la acción profética.
8. El profeta Oseas. El proyecto que orienta y anima la acción del profeta.
9 El profeta Miqueas. La acción del profeta contra los líderes del Pueblo.
10. El profeta Isaías. La dimensión mesiánica de la profecía.
11. El profeta Jeremías. La vocación del profeta.

Tercera etapa: Los Profetas durante el Exilio, de 608 a 538.
Introducción
12. El profeta Jeremías. El profeta interpreta los hechos de la política.
13. Sentimiento de un Pueblo. En el exilio nace un nuevo tipo de profecía.
14. El profeta Jeremías. La esperanza para los que se quedaron.
15. El profeta Ezequiel. La esperanza para los que se fueron.
16. El profeta Isaías 2º. La esperanza para los que vuelven.

Cuarta etapa: La Profecía después del Exilio, de 538 hasta 175.
Introducción
17. El profeta Isaías 3º. Lectura del pasado a la luz del presente.
18. El profeta Ageo. Lectura del presente a la luz del pasado.
19. Los profetas Zacarías y Joel. Desaparición de la profecía después del exilio.

Quinta etapa: La Profecía en el umbral del Nuevo Testamento, de 175 hasta Jesús.
Introducción
20. El profeta Daniel. El Apocalipsis es la nueva forma de la profecía.
21. La profetisa Ana. El servicio de animación profética de las mujeres.
22. El profeta Juan Bautista. La profecía de los últimos tiempos.
23. El profeta Jesús. La realización de las profecías.


Anexo 4 : VISIÓN GENERAL DE LOS 7 FOLLETOS. Colección ‘La Vida es tu Palabra’


Nos proponemos, desde nuestra realidad, recorrer toda la Biblia, con los 7 pasos siguientes. A cada paso corresponderá un folleto distinto.

1. Introducción: Lectura popular de la Biblia: 13 temas con guías y comentarios.
El éxodo como clave de lectura. Las 8 etapas de la historia del Pueblo de Dios.
2. La formación de un Pueblo Nuevo: 18 temas (Génesis, Éxodo, Deuteronomio, Josué y Jueces).
Todo Pueblo está marcado por una variedad de culturas y etnias donde Dios se revela como liberador.
3. Lectura profética de la Historia: 23 temas (de Samuel hasta Jesús).
La Comunidad nos ayuda a hacer un análisis crítico de la realidad y a construir juntos un proyecto de vida.
4. Sabiduría y poesía del Pueblo: 23 temas (sobre los libros sapienciales).
Identificándonos con nuestras raíces y nuestra religiosidad, aprendemos a defender nuestra identidad.
5. Seguir a Jesús desde los Evangelios: 22 temas (sobre los Evangelios).
El Reino de Dios es nuestra meta y nuestra labor común, como seguimiento de Jesús.
6. El testimonio de las primeras Comunidades Cristianas: 22 temas (Hechos y Cartas).
La Buena Noticia anima nuestra fe en la resurrección y nuestra lucha contra el poder de la muerte.
7. El sueño del Pueblo es el sueño de Dios: 21 temas (Apocalipsis y Cartas).
Desde la obstinación y la fe de los pequeños, seguimos construyendo el Reino, hecho de justicia y de amor.

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