VIVIR Y
ANUNCIAR LA PALABRA:
LAS PRIMERAS COMUNIDADES
CRISTIANAS
Folleto 6º :
Los Hechos de
los apóstoles y
las Cartas de
Pablo.
En 3
partes separadas
2 ª p a r t e.
“LA VIDA ES TU PALABRA”, 2007.
PR.
ÍNDICE
1ª parte: En otro espacio.
Presentación
Una clave de
lectura para los temas y comentarios
1ª parte:
Comunidad modelo (5 temas y
comentarios)
-
Breve historia
del comienzo de la Iglesia
-
Hechos de los
Apóstoles
2ª parte: La Palabra se abre
camino (4 temas y
comentarios)
1.
Breve historia del comienzo de la Iglesia
2.
Cuatro temas y comentarios
3ª parte: Las Iglesias en la
dispersión (4 temas y
comentarios)
3.
Las primeras Comunidades frente al judaísmo
4.
Cartas a Santiago
2ª parte: A continuación.
4ª parte: Las Iglesia en Europa (5 temas y
comentarios)
2. Breve historia de las Iglesias en el mundo griego
3. Cartas a los Filipenses, Tesalonicenses…
4. Carta a los Corintios y a los Colosenses.
|
3ª parte: En otro espacio.
5ª parte: Hasta los confines del
mundo (4 temas y
comentarios)
5.
Breve historia de la Iglesia en Roma
6.
Carta a los Romanos y a Filemón.
Anexos
-
Presentación de la 1ª parte: Comunidad modelo
-
La situación de las primeras Comunidades Cristianas
-
Oración maya
-
Fechas del tiempo de Jesucristo
-
Índice más detallado del folleto 7 (títulos de los
temas y comentarios)
INTRODUCCIÓN A
LA CARTA A LOS GÁLATAS: ‘LEY Y GRACIA’.
Pablo escribió la
Carta a los Gálatas durante el tercer viaje misionero, en el que nuevamente
visitó a las iglesias fundadas durante su segundo viaje al Asia Menor (Turquía)
y Europa (Grecia). Tal vez la haya escrito en el invierno del 57-58, en la
época en que escribió, desde Corinto, la Carta a los Romanos, que parece
exponer en forma más sistemática y menos pasional las mismas ideas que en
Gálatas.
Pablo visitó la
Galacia, en el interior del Asia Menor, durante el segundo viaje (año 50-52) y
en el comienzo del tercero (alrededor del año 54). La primera visita se produjo
por casualidad. La intensidad de su acogida se expresa en Gálatas 4,15: “hasta se
habrían sacado los ojos para dármelos a mí”. Muy significativo, sobre todo si
pensamos que la dolencia de Pablo mencionada en 4,13 fuese de la vista.
A. LOS GÁLATAS
Los Gálatas son un
pueblo desubicado del mapa. Su hábitat estaba en Europa occidental, en Galia
(hoy Francia), Galicia (España/Portu“gal”) y Gales (Gran Bretaña). En el siglo
3 aC, parte de ellos fueron atraídos como mercenarios al Asia Menor, la actual
Turquía. Allí se quedaron, desarraigados, hablando su lengua “bárbara”, como
decían los griegos que dominaban la región.
B. EL PROBLEMA
En el corto lapso de
tiempo transcurrido entre la segunda visita y la carta, la iglesia de los
Gálatas, según Pablo, “involucionó”. Los Gálatas deben haber recibido la visita
de propagandistas judíos tal vez hasta de judío-cristianos insuficientemente
conscientes de la novedad cristiana. Estos seducían a los Gálatas mediante la
propaganda por la circuncisión, aunque según 5,3 y 6,13, no observan la Ley
integralmente; al final, es más fácil dejarse circuncidar y observar ayunos y
fiestas, que observar la Ley en todos los momentos
Lo que Pablo no
acepta, es que alguien propague otro evangelio fuera del que él anuncia, el
Evangelio de Cristo. Para quien se adhirió a Cristo, éste es el único camino de
salvación, abierto a todos, en cualquier cultura. Pablo, que se hace judío con
los judíos, y gentil con los gentiles (Cf. 1 Corintios 9,20-21), no admite que
se obligue a los gentiles a hacerse judíos para recibir la salvación que viene
de Dios. En Cristo, no existe esa cuestión de ser o no judío. Es una u otra
cosa: o la salvación se da por Cristo, para todos, prescindiendo de la Ley, o
se da a través de la Ley para los que se le someten. En este último caso,
Cristo sería superfluo.
Si los cristianos de
Galacia fuesen de tradición judaica, su “tentación” de adoptar la Ley sería
bastante comprensible: el apego afectivo a su tradición es una cuestión
cultural. Pero siendo gentiles, que nada tenían que ver con las costumbres
judías, el hecho de adoptar la circuncisión y otras obligaciones del judaísmo,
era particularmente chocante. Es como si fuese un regreso a la idolatría de su
pasado pagano: volver a cosas meramente humanas, en detrimento de la libertad
ofrecida por Dios en Cristo (4,8-11). Era como si esquimales que hoy reciben el
Evangelio, mañana se esforzasen por aprender el latín o el canto gregoriano,
pensando que en estas hermosas tradiciones de la cristiandad occidental, se
encuentra la salvación…
¿Cómo se explica ese
retroceso de los Gálatas? Puede ser que esos Gálatas desarraigados, después de
ser liberados por Pablo de su paganismo, se impresionaran con la riqueza de la
tradición judaica que los judaizantes les hicieron conocer. En cierto modo, los
hermosos ritos del judaísmo eran más acogedores que el despojado mensaje
cristiano, “escándalo para los judíos y locura para los gentiles” (1 Corintios
1,23). Pero la razón que se transparenta del texto puede ser aún más profunda:
los Gálatas sentían necesidad de una religión que les diese “trabajo”, ritos y
observancias, que fuese más misteriosos que lo que el simple cristianismo que
giraba alrededor del amor. Tal vez sintiesen la necesidad de “hacer algo para
Dios…” mientras que El solo desea que amemos a nuestros hermanos (Gálatas
5,14).
Es difícil dejarse
salvar gratuitamente. Dios no está obligando a nadie, y nadie sería capaz de
pagar la salvación que El ofrece en Jesucristo. Los Gálatas fueron llamados de
gracia (1,6.15; Cf. 5,4). Eso no se paga. Eso se recibe, adhiriendo a la
palabra de Jesús, que irrumpe en la vida de Pablo. Y esta palabra es la palabra
del amor, que estamos llamados a practicar, no por obligación, sino libremente,
como hijos herederos en el sentido en que Israel fue una vez heredero del
patrimonio otorgado por Dios.
C. CONTENIDO Y
DIVISIÓN
Introducción: 1,1-5
destinatario, ya anunciando los dos temas de la primera parte: la misión de
Pablo (versículos 1-2) y su evangelio (versículo 3-4).
Primera parte:
1,6-2,21
1. 1,6-10: Situación.
El único evangelio predicado por Pablo fue tergiversado.
2. 1,11-2,10: La misión de Pablo.
̵
1,11-24: Pablo recibió de Cristo
resucitado la misión de anunciar el Evangelio.
̵
2,1-10: La salvación es concedida a
todos, gratuitamente; los paganos no deben ser sometidos a la circuncisión,
como reconocieron Pedro y la iglesia de Jerusalén.
3. 2,11-21: El evangelio de Pablo, ilustrado por un hecho
de vida: Pedro se dejó doblegar por los mismos judaizantes que presionan
también a los Gálatas. Pablo mantiene “su presentación del evangelio”: la
salvación gratuita acogida por la fe; es necesario optar entre la fe y la
“Ley”.
Segunda parte:
3,1-6,18
1. Introducción. 3,1-5: Delante de Cristo
crucificado, Pablo censura a los Gálatas por volver a categorías humanas
superadas (la ‘carne’).
2. El régimen de
la fe y de la Ley. 3,6-4,7: Vistos en la historia de la salvación.
̵
3,6-14: La promesa hecha a Abrahán
concierne a Cristo; la salvación prometida, se realiza por el don del Espíritu.
̵
3,15-29: La Ley no es condición para recibir este don, sino instrumento de
educación para mostrar el pecado; adhiriendo a Jesús se permanece libre en el
Hijo de Dios.
̵
4,1-7: “En Cristo” se da el paso
de la esclavitud del mundo a la libertad de los hijos de Dios, por el don del
Espíritu.
̵
4,8-6,10: Exhortación: no volver a la esclavitud; la libertad cristiana.
̵
4,8-20: Pablo angustiado, porque
intentan esclavizar a aquellos a quienes el Evangelio liberó.
̵
4,21-31: Ser libre, “hijo de Abrahán” no según la carne (circuncisión) sino
según el Espíritu.
̵
5,1-12: La nueva vida en Cristo, en
la fe y en la caridad.
̵
5,13-25: Oposición radical entre la “carne” y el Espíritu.
̵
5,26-6,10: El Espíritu libera del juramento, volviendo fiel a la Ley de
Cristo.
Conclusión:
6,11-18.
D. CLAVE DE
LECTURA
La carta a los Gálatas
es rica en temas fundamentales para la comprensión de la vida cristiana:
libertad cristiana, fe, “carne” y “espíritu”, tradición (Antiguo Testamento) y
novedad cristiana, igualdad en Cristo, frutos del Espíritu, etc.
En lugar de un puñado
de claves de lectura, tomamos la clave maestra, que sirve para todo el conjunto;
la irreducible unicidad de la salvación en Cristo, ofrecida gratuitamente por
Dios libertándonos de cualquier otro compromiso. Dios entró en la vida de Pablo
sin ningún mérito de su parte, por el contrario, ya que Pablo era perseguidor
de Cristo. Por eso Pablo no consideraba al judaísmo como camino de salvación.
Por otro lado, Jesús fue víctima de la Ley (3,12-13).
D.
ACTUALIZACIÓN
Al hablar de los
judaizantes de Galacia, pensamos también hoy en los que tratan de comprar la
felicidad y la seguridad aumentando las prácticas religiosas, tradicionales o
nuevas. Pero Dios no se deja comprar. La gran Tradición, que se expresó en el
Concilio Vaticano 2º, es la de la gracia y la gratuidad, de la fe que es
confianza, de la apertura al mundo, de la Ley que se cumple en el amor.
Pero aún existe otra
manera de faltar a la gracia, la de poner su confianza en elementos puramente
humanos. En nuestra vida cristiana, el compromiso exclusivo de la lucha por la
justicia puede darnos la sensación de que estamos salvando al mundo, de ser
nosotros los constructores del Reino de Dios, los libertadores de la humanidad.
Corremos el riesgo de olvidar la gratuidad. Ahora bien, los que de verdad se
esfuerzan por la justicia como exigencia del amor, no son personas arrogantes,
impositivas y autosuficientes. Se reconocen como “alcanzadas por Cristo”
(Filemón 3,12), humildes, capaces de recibir y de escuchar, capaces de gracia y
de gratuidad.
La libertad
fundamental no es aquella que conquistamos sino aquella que recibimos de Cristo.
Es en nombre de esta libertad recibida que luchamos por su encarnación en las
estructuras y en las prácticas de nuestra sociedad. Queremos liberación porque
ya hemos sido liberados. “Es para la libertad que Cristo nos liberó” (Gálatas
5,1).
Tema 11: LA
LIBERTAD EN CRISTO: LIBRES PARA HACER EL BIEN.
“Nada me impusieron… solamente que
nos recordáramos de los pobres”
(Gálatas 2,6.10).
Mensaje
Un impresionante
testimonio de libertad humana nos dio el pianista Rubinstein, cuando tenía
“noventa y tantos” años, declaró que en su vida nunca había hecho nada contra
su voluntad contrariado. Era un hombre libre.
Nunca se habló tanto
de libertad como actualmente. Esta presente: en la propaganda de cigarrillos,
pantalones, gaseosas… “Free” (libre). En la teología (de la liberación). En la
política (neoliberalismo). Libertad aparece como una palabra mágica. Por otro
lado, no faltan casas religiosas en que no se tiene ni siquiera la libertad de
hacer el bien, y eso, no por interferencia de los superiores, sino por el
propio conformismo y desconfianza de los/las que ahí conviven.
Toda la carta revela
un gran conflicto. Pablo anunció el Evangelio, la liberación de la antigua
esclavitud de los cultos y supersticiones del paganismo, con todo lo que
significan de conformismo, de miedo y de sujeción. Por otro lado, surgieron los
“judaizantes” diciendo que se está bien con Dios cuando se practica la
circuncisión y algunas leyes judaicas. En medio de todo eso, Pablo reclama la
libertad de los hijos de Dios, que orientan su vida por la fe exclusivamente,
en Jesús y en su Padre y por la práctica de la caridad, que es el fruto de esta
fe.
Para los judaizantes y
para los Gálatas que se dejan tentar por el “sistema” de ellos, ser “salvo” o
“libre” consistía en observar la Ley hasta en los mínimos detalles. Eso daría
una garantía de estar bien con Dios: “Así quiere el patrón…” Pablo dice que la
salvación-liberación consiste en la fe/adhesión a Cristo y en sus consecuencias
prácticas, la caridad y los frutos del Espíritu. Vamos a sacar de ello un
mensaje para nosotros hoy.
Bienvenida. Canto. Acogida
y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra
realidad:
- ¿Cómo se vive hoy la
libertad, tanto negativa como positivamente?
- ¿De qué nos sentimos
esclavos nosotros?
Palabra de
Dios. Gálatas 5,1-26: La libertad según San Pablo
- Según esta lectura, ¿qué es
lo que aprisionaba a los Gálatas?
- ¿En qué frases aparecen más
claramente los mensajes que nos quiere comunicar San Pablo?
Hoy nosotros: Una libertad
con responsabilidad
- ¿Cómo aplicamos esta lectura
a nuestra realidad?
- ¿Cómo nos vamos a ayudar
para liberarnos de lo que más nos esclaviza?
Oraciones
comunitarias. Poner el símbolo en medio de nosotros.
Demos gracias por las
señales de verdadera libertad. Salmo. Canto. Bendición final.
Preparación del
próximo encuentro
̵
Leer los textos de Hechos 15 y Gálatas 2,1-14, sobre el “Concilio de los
Apóstoles”. Textos de apoyo: Hechos 10. Investigar algo sobre lo que nos dejó
el Concilio Vaticano 2º.
̵
Repartirnos las tareas. Traer un símbolo acorde al tema de la próxima
reunión.
Comentario 11: “Para ser libres, nos ha liberado Cristo” (Gálatas 5,1)
A. “Y EN TUS
FRUTOS COSECHARÉ LIBERTAD”
La carta a los Gálatas
a veces es llamada el manifiesto de la libertad cristiana. Conviene entender
bien esta denominación. Como expusimos en la introducción a la carta, el
problema es la tentación de los Gálatas de seguir las prácticas de la Ley
judía. A los ojos de los de fuera, la predicación de Pablo se presentaba como
una variante del judaísmo. Los adversarios de Pablo representarían a los ojos
de los impresionables Gálatas, el “judaísmo legítimo”, con circuncisión y todo,
mientras Pablo pasaría por ser un judío extravagante que predicaba un judaísmo
diluido… Tal vez por eso Pablo observe que los propios opositores no cumplen la
Ley (5,3; 6,13).
No se sabe si esos
opositores de Pablo eran cristianos “judaizantes” o simplemente judíos en busca
de prosélitos (paganos que se convierten al judaísmo). Sea como fuera, a la
tentación de adoptar un judaísmo más completo, Pablo opone su evangelio, que es
el Evangelio de la salvación por la fe en Jesucristo, y no por las obras de la
Ley judía. Ahora conviene definir mejor estos conceptos: fe y libertad.
B. LA FE
Fe no es la aceptación
intelectual de verdades, decir “amén” a las fórmulas del catecismo, sino
significa, en primera lugar, adhesión personal y fiel a la persona de Jesús. Si
Pablo predica la salvación por la fe, eso no quiere decir un cristianismo que
se contente con repetir la profesión de fe, sino un cristianismo práctico, en
el que el fiel muestra por la práctica que él adhiere al modo de vida que Jesús
le mostró. Esa adhesión práctica, seguimiento a Jesús, es posible porque el
Espíritu de Jesús está en el corazón de aquel que a El se adhiere (Gálatas 4,6)
y produce sus frutos (5,22-23a).
Por otro lado, si
Pablo dice que las “obras” no salvan, esto no quiere decir que él rechaza la
praxis ética, pues la fe “actúa por la caridad” (Gálatas 5,6). El rechaza, sí a
las observancias específicamente religiosas o confesionales del judaísmo
“ortodoxo” (circuncisión, etc.) a las que se les diera la capacidad salvífica.
Eso, basado en dos intuiciones. La primera respecto a su propia historia: él se
encontró, en el camino de Damasco, con Cristo resucitado, el Señor vencedor. La
segunda intuición viene a completar la primera, este Cristo vencedor fue
condenado en base a la Ley de Moisés (Gálatas 3,13; Cf. Deuteronomio 21,23).
Por lo tanto, esa Ley está superada, aunque haya servido como “educador”
(Gálatas 3,24), para mostrar la necesidad de la salvación.
La Ley (de Moisés) es
entendida por Pablo no como un código de mandamientos éticos, sino como un
sistema, hoy diríamos una ideología, que engloba toda la vida. Este sistema ya
no sirve, según juzga Pablo. Es esclarecedor ver que Santiago usa ese concepto
complexivo de la Ley en el sentido propuesto por Pablo. Santiago, hablando a
una comunidad de judeo-cristianos, resalta la coherencia ética de la Ley. Por
ejemplo, quien observa el mandamiento relativo al orden matrimonial – ¿y quién
se atrevería a infringirlo en aquel ambiente super rígido?– debe también
observar el mandamiento “supremo” que es el de la caridad (Santiago 2,8-13).
Asumir conscientemente esa coherencia “en Cristo” (Santiago 2,1) nos hace aptos
a ser juzgados conforme a la “ley de la libertad” (Santiago 2,12; Cf. 1,25).
Pablo, por otra parte, preconiza el mismo mandamiento de la caridad, pero como
resumen y sustitutivo de la Ley (Gálatas 5,13). Son dos maneras diferentes de
explicar la enseñanza de Jesús sobre el amor como supremo mandamiento que
resume toda la Ley (Cf. también Romanos 13,9; Marcos 12,28-34; Mateo 22,34-40;
Lucas 10,25-28).
C. LA LIBERTAD
Para Santiago, la Ley
observada coherentemente y “en Cristo”, es una ley de libertad (Santiago 1,25;
2,12); Pablo opone la libertad a la Ley, considerada como sistema de salvación
en sí misma (Gálatas 4,21-31). ¿Cuál es esa libertad que según Santiago se
encarna en la Ley y según Pablo está libre de ella?
La solución tal vez
nos venga de un tercer teólogo de la joven Iglesia: Juan nos dice que “la
verdad nos hace libres” (Juan 8,32). La verdad en Juan, es la adhesión a Dios
que se revela en Jesucristo, o también, la fidelidad, la lealtad práctica (Cf.
Juan 3,21; 1 Juan 1,6). Esa adhesión y práctica –no muy diferente de la “fe que
actúa en la caridad” de Gálatas 5,6 – que nos hace libres: asemejándonos al
hijo que, en comunión con el padre, dispone de la casa y por derecho permanece
en ella, en oposición al esclavo, que puede ser despedido, vendido, etc. Pablo
explica con imágenes semejantes en Gálatas 4,21-30, que ser libre es ser hijo
de mujer libre, que es la comunidad de la Nueva Alianza.
La libertad, en estos
textos, no es la libertad “negativa” de nuestro mundo moderno, la ausencia de
obligaciones y eventualmente de responsabilidad; no es la mera “libertad de”.
Es la “libertad para”, la libertad de quien tiene derecho y por lo tanto
responsabilidad sobre la casa y el patrimonio. Pues la casa y el patrimonio son
de Dios y de la comunidad. Libertad entonces es sinónimo de responsabilidad,
fraternidad, ciudadanía cristiana. En este sentido, la expresión “ley de
libertad” de Santiago significa la regla de conducta de esta ciudadanía.
Santiago presenta la coherencia de las normas éticas que los judeo-cristianos
heredan de sus padres, reinterpretadas “en Cristo”, como instrumento
garantizado para ejercer la ciudadanía del Reino; por eso, la ley de la caridad
es “ley suprema” (Santiago 2,8).
Pablo niega que la Ley
como sistema farisaico pueda garantizar tal ciudadanía. En este sentido, no
produce libertad o salvación de la esclavitud. Pablo propone el mandamiento del
amor como norma general para la “fe que actúa en la caridad” (Gálatas 5,6.13),
haciendo que ella produzca los “frutos del Espíritu” de Cristo en nosotros
(5,22-23), opuestos al egoísmo humano (= carne). En la carta a los Romanos, él
resume su visión en esta paradoja: “La Ley del Espíritu de vida te ha liberado
de la Ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8,2).
D. LIBRES PARA
SERVIR
En la Biblia, libertad
es ante todo libertad “para” – aunque la libertad “de” sea necesaria para que
exista la libertad “para”. Es una libertad que abre a la comunidad. No es
individualista y solitaria, sino solidaria. Es ser miembro del pueblo, de la
casa, y no esclavo, como fueron los israelitas en Egipto. Liberación significa
ser rescatado de la esclavitud y transformarse en pueblo fraternal.
La libertad cristiana
es, por lo tanto, para Pablo como para Santiago y Juan, mucho más que quedar
libre de la Ley de Moisés. Ciertamente, para los tres, la Ley de Moisés tiene
un valor relativo, como norma de comportamiento ético. Pablo, con todo, le
niega valor como sistema de salvación, porque deja a quienes la practican tan
esclavos como a los israelitas en Egipto. Un judeo-cristiano practicante, como
Santiago, difícilmente diría tal cosa, aunque critiquen a los que confían en
una observancia formalista de la Ley de Moisés. Ahora bien, lo importante,
tanto para Pablo como para Santiago y Juan, es la libertad positiva, no como
individualismo o veleidad arbitraria, sino como ejercicio responsable de la
ciudadanía del Reino de Dios por quien podemos decir: “el Reino es nuestro…” Y
este Reino tiene su Ley suprema: la caridad (Santiago 2,8).
La plenitud de esta
visión se expresa en las palabras de Jesús en su despedida, cuando El deja a
los suyos la misión de fructificar en el amor (Juan 15,16). Es el fruto del
Espíritu que crece en nuestra libertad cristiana, según Pablo (Gálatas
5,22-23). Y esta libertad, en Juan, tiene el nombre de amistad: “Ya no los
llamaré siervos, sino amigos” (Juan 15,15).
Tema 12: EL
CONCILIO DE JERUSALÉN.
‘Nada me impusieron, solamente que nos recordáramos de los pobres’.
Mensaje
El Concilio Vaticano
2º, por sus documentos, pero sobre todo por el procedimiento audaz de Juan 23,
Pablo 6º y los obispos como Helder Cámara y otros, trató de “abrir las ventanas
de la Iglesia al mundo”. De modo semejante, las reuniones de los obispos
latinoamericanos en Medellín (1968), Puebla (1979) y Santo Domingo (1992)
realizados como consecuencia del Concilio, apuntaron en la misma dirección. La
Iglesia latinoamericana tradujo esta apertura en la opción por los pobres como
sujeto eclesial, después de largos siglos en que, en la mejor hipótesis, ellos
fueron tan solo objetos de beneficencia.
El Papa Juan Pablo 2º
confirmó el llamado de Juan 23 para que ‘seamos verdaderamente Iglesia de los
Pobres’ (El trabajo humano 8). El periodo post-conciliar hizo más palpable el
Reino de Dios para el pueblo, más concreto, más próximo. Pero continúa habiendo
divisiones, discriminaciones, exclusiones dentro y fuera de la Iglesia. Todavía
muchas cosas dificultaban el camino de la Palabra y la acción del Espíritu:
clero y religiosos separados del pueblo, liturgia inaccesible, derecho anticuado,
estrechez intelectual, elitismo, Iglesia-poder, cristiandad constantiniana,
distancia y aún enemistad con relación a los cristianos no católicos.
En Antioquia de Siria
surgió el problema de la misión de Pablo y Bernabé, de parte de la gente de Judea,
cuya capital era Jerusalén. Se decidió enviar a Pablo y Bernabé a Jerusalén
para discutir el problema (Hechos 15,1-4). Esta discusión, el “concilio de los
apóstoles en Jerusalén”, constituye la parte central, el relleno del sánduche
(15,5-29). Al final Pablo y Bernabé vuelven a Antioquía, donde continúan su
misión, ahora respaldados por la decisión de Jerusalén. En la parte central,
tres “instancias” se manifiestan respecto a la práctica de Pablo y Bernabé
(identificadas en los vv. 7,13 y 22 respectivamente). Habiendo identificado los
pronunciamientos de Pedro y Santiago, debemos descubrir a qué situación de las
comunidades de entonces ellas se aplican. El hecho es que en el ámbito de las
comunidades cristianas hay también sinagogas judías, donde se enseñan las leyes
de la pureza. Pedro dirige una crítica a cierta tendencia (v. 10), Santiago,
por otro lado, quiere preservar algo que él encuentra importante (vv. 20-21).
Debemos descubrir cuál es el razonamiento profundo en virtud del cual Pedro se
opone a los que levantan problemas contra la práctica apostólica de Pablo y
Bernabé. Ya el argumento de Santiago, bajo otro ángulo, viene a completar el de
Pedro.
Bienvenida. Canto. Acogida
y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra
realidad:
- ¿Qué cambios positivos se
hicieron en nuestra Iglesia después del Concilio?
- ¿Qué obstáculos detienen
actualmente el crecimiento de la Iglesia de los pobres?
Palabra de
Dios. Hechos 15,1-35: El primer concilio de la Iglesia de Jesús
- ¿Cómo podríamos resumir los
argumentos de Pedro y los de Santiago?
- ¿A qué conclusiones llegó el
Concilio de Jerusalén?
Hoy nosotros: Confirmar las
orientaciones del Concilio Vaticano 2º
- ¿Qué nos enseñan hoy la
práctica y las orientaciones del Concilio de Jerusalén?
- ¿Cómo vamos a seguir
haciendo realidad las grandes orientaciones del Concilio Vaticano 2º?
Oraciones
comunitarias. Poner el símbolo en medio de nosotros.
Rezar por una Iglesia
latinoamericana. Salmo 133. Canto. Bendición final.
Preparación del
próximo encuentro
̵
Preparar Hechos 16,4-40 y Filemón 4,10-19.
̵
Repartirse las tareas de la próxima reunión. Traer un símbolo acorde al
tema de la próxima reunión.
Comentario 12: El primer Concilio ecuménico
El encuentro de los
apóstoles en Jerusalén, Hechos 15,1-35, a veces es llamado el Concilio de los
apóstoles o el primer concilio ecuménico. En Gálatas 2, tenemos, por así decir,
el relato vivo, escrito por el principal implicado, que es Pablo lo que es una
ventaja, pero también trae el riesgo de cierto subjetivismo.
A. EL EVANGELIO
DE PABLO EN MEDIO DE LOS GÁLATAS
Como vimos en el
encuentro anterior, la carta a los Gálatas es un escrito circunstancial,
provocado por la dificultad de poner en práctica la libertad cristiana en
relación a los mandamientos rituales de la Ley de Moisés. Los Gálatas, que eran
de origen pagano, influenciados por judaizantes no identificados, querían
asumir las prácticas rituales de la Ley de Moisés. Ahora bien, eso era una
negación de la práctica misionera de Pablo, que admite en la comunidad nuevos
miembros sin exigir observancias rituales de este tipo, especialmente la
circuncisión, símbolo de sumisión a la Ley judía. Pablo no quería que las
generosas comunidades de la diáspora excluyesen a alguien por no ser judío
según la sangre o al menos por la circuncisión.
En Gálatas 1, Pablo
expresa su decepción con los Gálatas que, habiendo sido encaminados del modo
“paulino”, de repente se entregan a las tendencias judaizantes. Pablo pone de
por medio su autoridad apostólica, explicando que él recibió “su” evangelio de
Cristo resucitado en persona. Sin duda se refiere al acontecimiento del camino
de Damasco (Cf. Hechos 9,3-6). Después relata los hechos sucesivos, su estadía
en Arabia y su paso por Jerusalén tres años más tarde (Cf. 9,26). Enseguida,
durante catorce años, Pablo predicó el Evangelio en el ámbito de la iglesia de
Antioquía, junto con Bernabé, en Siria y en Cilicia: es el desarrollo del
“primer viaje” apostólico de Pablo, resumido esquemáticamente en Hechos 13-14.
Finalmente, fue a Jerusalén, para compartir con los otros apóstoles su trabajo
misionero, y, probablemente, entregar una colecta para los pobres de la
comunidad. A esta visita, mencionada en Gálatas 2,1 correspondería el “Concilio
de Jerusalén” descrito en Hechos 15.
B. EL ENCUENTRO
DE JERUSALÉN SEGÚN PABLO (Gálatas 2)
En Gálatas 2,1 Pablo
explica el encuentro de Jerusalén en términos favorables para su actuación.
Quiere explicar su ministerio “a fin de no correr o no haber corrido en vano”
(2,2), esto es, fuera de la comunión fraterna, indispensable para propagar la
práctica de Cristo que es el núcleo del Evangelio. Constata que fue bien
aceptado. Nadie le impuso exigencias de tipo judaizante. No le exigieron, por
ejemplo, que Tito fuera circuncidado, aunque los judíos de la estricta observancia
ciertamente lo exigirían como condición indispensable para la “comunión de
mesa”. La comunión de mesa, tomar las comidas en conjunto, es una forma de
hospitalidad y señal de unidad. Ahora bien, los judíos observantes debían comer
alimentos “puros”, y el contacto con un incircunciso, es decir, un impuro,
convertía en impuro a los alimentos: compartir la mesa con incircuncisos era
problemático.
Pablo no se sometió a
aquellos que observaban con cuidado su libertad. Y las “columnas” de la
comunidad de Jerusalén no le pidieron nada en ese sentido. “Al contrario,
vieron que la evangelización de los incircuncisos (no judíos) me había sido
confiada, como a Pedro la de los circuncisos… Santiago, Cefas y Juan,
considerados las columnas, nos dieron sus manos a mí y a Bernabé, en señal de
comunión, a fin de que fuésemos nosotros a los paganos y ellos a los
circuncisos. Tendríamos apenas que acordarnos de los pobres, lo que tuve mucho
cuidado en hacer” (Gálatas 2,7-10).
Este breve relato del
encuentro de Jerusalén fundamentó el pasaje siguiente de la carta (2,11-21), en
el que Pablo relata su protesta contra Pedro por causa de su incoherencia
cuando visitó Antioquía: inicialmente participaba tranquilamente de la mesa con
los cristianos no circuncidados, pero desistió de esta práctica liberal, por
causa de algunos del grupo de Santiago, que querían imponer las observancias
judaicas (2,11-14).
C. LA REUNIÓN
DE JERUSALÉN SEGÚN LUCAS (Hechos 15)
El texto de Hechos 15
describe el encuentro de Jerusalén a la luz de la historia de la Salvación que
Lucas desenvuelve en sus escritos (Lucas - Hechos), Lucas da mucha mayor
importancia de lo que la carta a los Gálatas dejó entrever. Veamos lo que eso
significa en el conjunto de la doble obra de Lucas: el Evangelio y los Hechos.
El evangelio de Lucas
describe esencialmente una gran subida de Jesús, desde su tierra natal, Nazaret
de Galilea (4,16) hasta Jerusalén. El profeta Isaías anunció que “de Sión
saldrá la Ley y de Jerusalén, la palabra del Señor” (2,3; Cf. 24,47: “comenzando
desde Jerusalén”). Cuando Jesús realiza su misión en Jerusalén, termina el
primer libro de Lucas y comienza el segundo, que narra la propagación de la
palabra a partir de Jerusalén. El libro de los Hechos muestra cómo, bajo la
fuerza del Espíritu prometido y enviado por el Resucitado, se realiza la
palabra de Isaías 2,3: describe el testimonio en Jerusalén, en toda Judea y
Samaria y hasta los confines de la tierra (Hechos 1,8).
Esto se realiza por
intermedio, en primer lugar, de la comunidad de los testigos del Resucitado en
Jerusalén, la comunidad-madre descrita al comienzo, (Hechos 1,12-14; 2,42-47;
4,32-34 y 5,12-16), presidida por los Doce, cuyo principal portavoz es Pedro
(2,14). Después la comunidad se diversifica mediante el grupo de los “Siete” (Esteban
etc.; Cf. 6-7); luego mediante la predicación del diácono Felipe en Samaria
(8); y sobretodo mediante la conversión de Pablo, seguida por su actividad
junto a Bernabé en el ámbito de la iglesia de Antioquía (9-14). Esta ampliación
siempre es ratificada por la presencia de los Doce, especialmente de Pedro y
Juan. Ellos dan aval a la institución de los Siete (Hechos 6,2), hacen una
visita apostólica a Samaria (8,14) y confirmarán también la práctica misionera
de Pablo, especialmente la admisión de incircuncisos en la comunión de mesa
(15). Aún más, el mismo Pedro aprendió por enseñanza divina que éste era el
camino a seguir. Eso nos los explica el largo episodio de la conversión de
Cornelio (10-11), que se entrecruza con la descripción de la primera actividad
de Pablo (9-14). En Hechos 15, en el “Concilio de Jerusalén”, Pedro se basará
en esta experiencia personal suya para defender la práctica de Pablo (comparar
15,8-9 con 10,34.44-47; 11,15-17). En otros términos, la práctica de Pablo no
es solo suya, sino de la Iglesia bajo el impulso del Espíritu.
D. EL “DECRETO
APOSTÓLICO” (Hechos 15,22-29)
De acuerdo a Hechos
15, la deliberación de los Apóstoles es consecuencia del así llamado “decreto
apostólico”, fruto de la decisión colegial bajo la influencia del Espíritu
(15,28).
- Restricciones
-
Este decreto promulga 4 restricciones que, por respeto
para con los cristianos de origen judío, también los cristianos provenientes
del paganismo (los gentil-cristianos) deben observar. Abstenerse de:
-
La carne “contaminada por los ídolos” (es decir, la que sobró de los
sacrificios ofrecidos por los responsables paganos en honra a sus dioses);
-
Las “uniones ilegítimas” (casamiento en grado de parentesco prohibido por
el judaísmo);
-
Las carnes sin sangrar;
-
La sangre.
No se impone,
con todo, ni la circuncisión ni la separación de mesa, los puntos polémicos de
Gálatas 2. Por otro lado, las “restricciones” de Hechos 15 no son mencionadas
en Gálatas, pero textos como Romanos 15,20; 1 Corintios 8, muestran que Pablo
acostumbraba tener en consideración las sensibilidades peculiares de este tipo
y no se opondría a que se respetasen esos “tabús” judaicos en comunidades
mixtas, (esto es, de judeo-cristianos y gentil-cristianos).
- Confirmaciones
El
“decreto apostólico” reproducido en Hechos 15,23-29 refuerza y no disminuye el
respaldo a la práctica de Pablo, pues lo que Pablo defiende en Gálatas es la
comunión de mesa con cristianos no circuncidados, y el “decreto
apostólico” no prohíbe, sino que la supone. Si no hubiese incircuncisos en la
comunidad, no tendría sentido pedir que en la convivencia con los circuncisos
se respetasen esas reglas. Más aún, el principal protagonista del decreto,
Pedro, jefe de los Doce, bajo la guía del Espíritu Santo, ya había desarrollado
anteriormente una práctica análoga a la de Pablo en el episodio de Cornelio.
Podemos
entonces conceder a Hechos 15 el nombre de “primer concilio ecuménico” (es
decir, ‘universal’), en el sentido de que respalda simultáneamente a Pablo y,
en la persona de su jefe, al grupo de los Doce. De allí se sigue la máxima,
como en el más reciente concilio ecuménico Vaticano 2º: “En lo necesario,
unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad”.
E. NOSOTROS HOY
Hemos recibido del
Concilio Vaticano 2º una importante herencia, que debemos resguardar contra el
olvido y las tendencias de volver a la falsa seguridad de que “todo está
definido”. Unos permanecen tentados a ver en el Código de Derecho canónico o en
el Catecismo Universal, la solución de todos los problemas de la Iglesia y de
la evangelización. Una tentación semejante, con todo, también puede provenir de
un indefinidamente repetido “discurso libertador” o algo semejante. En ambos
casos, se manifiesta la tentación de desear fórmulas definitivas, que nos
dispensen de la creatividad exigida por un Evangelio que no se identifica con
ningún discurso u organización humana, con ninguna tradición o cultura, porque
pertenece a Cristo y a su Espíritu.
La apertura universal
del Evangelio exige que la evangelización esté dispuesta a relativizar todo
aquello que no pertenece estrictamente al Evangelio, que es la inauguración del
“reinado”, o sea, de la voluntad operativa del amor de Dios. Esto es universal
no por la fijación y rigidez de ritos y tabús, sino por el llamado al débil y
al pequeño. No depende de las más respetables costumbres judías, pero donde los
judíos representan un grupo débil, el Apóstol de los gentiles reclama respeto
por sus sensibilidades (Romanos 14). “El Reino de Dios no es un problema de
comida o bebida; es de justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo” (14,17).
Tema 13:
EXPANSIÓN EN RESPUESTA A UN LLAMADO.
“Ven, socórrenos” (Hechos 16,9).
Mensaje
Al lanzarnos en una
Nueva Evangelización, el Papa Juan Pablo 2º nos ha dejado varios retos:
-
El Evangelio no ha calado hondo en la vida cristiana en general.
-
El trabajo pastoral se queda demasiado en la sola administración de
sacramentos.
-
Los medios de comunicación al servicio del sistema neoliberal promueven una
sociedad individualista, materialista y consumista.
-
Por el vacío misionero de los católicos, las sectas conquistan los sectores
populares.
-
No hay una pastoral urbana que enfrente los retos de hoy.
-
La jerarquía se fortalece en el tradicionalismo, perdiendo su voz profética
y liberadora…
Conocemos la expresión
“nuevas fronteras misioneras”. Algunas veces significa nuevas regiones
geográficas, donde la palabra aún no fue anunciada (nuevos grupos indígenas) o
donde por mucho tiempo estuvo prohibida (países del Este). Para Pablo, que
vivió en el mundo oriental, aunque no sin contacto con el Occidente (Roma), el
“grito que viene de la noche” (Dom Helder Cámara, Brasil) tenía un sentido
geográfico, era la visión de un macedonio, de un occidental, un europeo… Para
nosotros, hoy, podría ser un africano…
Pero la nueva frontera
misionera también puede estar en el plano sociológico: el grito que viene de
los suburbios. O tal vez resuene en la dimensión cultural, viniendo de los
ambientes en que la Palabra difícilmente entra; el centro urbano, el mundo de
las ciencias, sobre todo en los campos de la economía y de la biología, en los
que el hombre actualmente se porta como si fuese Dios o abandonado por Dios…
La narración de hoy
comprende los siguientes momentos:
-
El fracasado viaje de Pablo y Silas a Tróade y la visión del macedonio que
los llama hacia otro rumbo (vv. 6-10).
-
La llegada a Filipos y la invitación de Lidia (vv. 11-15).
-
La participación en la comunidad, la curación de la “médium” y el conflicto
con los que se enriquecían con ella, terminando en prisión (vv. 16-24).
-
La liberación de la prisión y la acogida en la casa del carcelero (vv.
25-34).
-
El testimonio ante las autoridades romanas y la despedida (vv. 35-40).
En los versículos
10-17, nos sorprende el uso de la primera persona en plural, como sucede
también en Hechos 20,5-15; 21,11-8; 27,1; 28,16, siempre en relación con viajes
en barco. En estos pasajes, el narrador parece que se incluye en la comitiva de
Pablo. No sabemos exactamente por qué el macedonio llamó a Pablo en la noche,
pero al leer atentamente el texto podemos adivinar algunos elementos que
constituían su “noche”. Pablo quería seguir viajando por el mundo de Asia, que
ya conocía. Pero fracasó su viaje a Tróade. Volvamos a mirar nuestra propia
experiencia y los desafíos que estamos percibiendo o que tal vez no queremos
percibir…
Bienvenida. Canto. Acogida
y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra
realidad:
1.
Según nuestro parecer, ¿cuáles son hoy los grandes
retos para nuestra Iglesia?
2.
¿Cómo estamos respondiendo nosotros a estos retos?
Palabra de
Dios. Hechos 16,6-40: El llamado a ir siempre más allá.
3.
¿Qué dicen y hacen los principales personajes de
esta lectura?
4.
¿Quién es el ‘madeconio’ y cuál es su mensaje?
Hoy nosotros: Ir siempre
adelante
5.
¿Qué luces nos da esta lectura para la tarea de la
evangelización?
6.
¿Qué tareas sacamos de toda nuestra reflexión?
Oraciones
comunitarias. Poner el símbolo en medio de nosotros.
Rezar para una
verdadera nueva evangelización. Salmo 8 o 19. Canto. Bendición final.
Preparación del
próximo encuentro
̵
El próximo encuentro tratará de las Iglesias de Europa, en el mundo
helénico. Vale la pena leer la introducción a la 4ª parte y la Carta a los
Filipenses. Profundizar Filipenses 3,1b-21. Textos de apoyo: Hechos 26,1-32 y
Romanos 8,28-39.
̵
Definir la dinámica y la organización del próximo encuentro. Traer un
símbolo acorde al tema de la próxima reunión.
Comentario 13: La vida urbana y su influencia en la vida de las comunidades
Cuando el cristianismo
comenzó a difundirse, el Próximo y Medio Oriente estaban en un proceso de
anexión por el imperio romano. En muchas regiones, la organización metódica del
imperio ya estaba encaminada. Los territorios anexados eran transformados en
provincias imperiales, gobernadas directamente por un legado del emperador, y
senatoriales, administradas en nombre del senado. Las leyes existentes eran
respetadas, cuando no eran contrarias al derecho romano. Mientras tanto, las
provincias romanas requerían la presencia de tropas (legiones) y eran
administradas por un legado con poderes militares. En las áreas en que la
existencia de una monarquía local fuerte hacía innecesario o inoportuno
organizar una provincia, los mismos reyes locales se transformaban en
representantes del poder romano. En las regiones de conflicto, el emperador nombraba
un prefecto: era el caso de Judea.
El dominio romano
trataba de estructurarse en base a la solidaridad de las ciudades
autogobernadas. Era en las ciudades en que se concentraba el poder, y a partir
de ellas se llegaba al campo. Las ciudades constituían los espacios de los
cambios culturales y sociales encaminados hacia una cultura greco-romana común.
Roma inauguró una era de estabilidad y abrió nuevas oportunidades para la vida
urbana. Por otra parte, ya los griegos –particularmente Alejandro Magno– habían
descubierto que la ciudad era un vehículo privilegiado para la helenización del
mundo. En sus dominios, habían fundado o reorganizado ciudades con
instituciones griegas: la ciudadanía, la asamblea y la educación generalizada
de los niños. La organización urbana implicaba en la liturgia pública, el culto
al dios de la polis, y el acceso al tribunal. A quien no gozaba de estas
condiciones se lo contaba como población extranjera: así, los judíos y, con
ellos, los cristianos.
A. EL
CRECIMIENTO DE LAS CIUDADES
El emperador Augusto
(30 aC. - 14 dC.) continuó con la política griega de la urbanización y al mismo
tiempo creó un clima generalizado de estabilidad y seguridad para las ciudades
de las provincias romanas del imperio. Se respiraba la “paz romana”. Con los
romanos, la ciudad se volvió más compleja de lo que era en el mundo griego. Al
comienzo de la era cristiana, Roma se transformó en una ciudad gigantesca, cuya
población se calcula en más de un millón de habitantes, sucediendo lo mismo con
Alejandría en Egipto.
Con el tiempo, las
ciudades se llenaron de “residentes” sin ciudadanía: comerciantes, artesanos,
exiliados, etc. Esos residentes conservaban cierto sentido de identidad
étnico-religiosa, que se expresaba en el culto y en asociaciones voluntarias.
Entre los residentes extranjeros, los judíos ocupaban una posición especial:
acostumbraban estar organizados como comunidad específica, regida por sus
propias leyes e instituciones, siempre luchando por alcanzar la ciudadanía y la
igualdad de derechos con los ciudadanos. Aunque los diversos grupos de la
ciudad creasen medios de afirmación de su identidad étnico-religiosa, las
ciudades fueron al mismo tiempo el espacio de universalización de la cultura
greco-romana. El griego era la lengua común. No es por casualidad que todos los
escritos del Nuevo Testamento estén en griego, como prácticamente todos los
escritos cristianos de los primeros siglos.
La expansión de las
“vías romanas” y el combate a los bandidos y piratas, permitía una movilidad
por mar y por tierra que beneficiaba el desenvolvimiento urbano y las
comunicaciones. Eso se puede ejemplificar por medio del libro de los Hechos,
conforme al cual, las distancias recorridas por Pablo en sus viajes apostólicos
suman cerca de 16.000 kms. También en Romanos 16 –sin entrar en la autenticidad
paulina de este texto– aparece una lista numerosa de saludos a miembros de la
comunidad antes de la llegada de Pablo a Roma; se puede deducir de esta lista,
una presencia amplia y activa de cristianos que se trasladaban de un territorio
a otro.
La historia de la
expansión del cristianismo primitivo estuvo estrechamente unida a la movilidad
social. Los viajantes cristianos de la época, junto con sus mercaderías y
artesanías, llevaban como marca el impacto de Jesús de Nazaret en sus vidas.
B. ¿QUIÉNES SE
INCORPORABAN A LA FE CRISTIANA?
Los apóstoles y
misioneros cristianos predicaban a Jesús, narrando lo que Él había hecho y lo
que Dios hizo con El. Hablar de Dios Crucificado, para los griegos era una
estupidez (1 Corintios 1,23). Anunciar la resurrección del Crucificado, para
los atenienses, era charlatanería absurda (Hechos 21,32).
Con todo, sin duda,
para algunas personas, ese Jesús respondía a una esperanza. Todo nos hace
pensar que quienes acogían la fe cristiana, pertenecían a los estratos menos
favorecidos de la sociedad. Así nos lo da a entender Pablo en una censura que
le dirige a la comunidad de Corinto en 1 Corintios 1,26-29. Insiste en el
término “elegir” para señalar la opción de Dios por aquellos que no cuentan a
los ojos del mundo. En 1 Corintios 17-31, Pablo explicita con vigor una
teología que respira la mística de los “últimos”, relacionada con el carácter
marginal del Crucificado, expresión máxima de la debilidad humana y de la
sabiduría y fuerza de Dios. Sin embargo, algunas otras cartas muestran que no
todos los cristianos eran pobres (Filemón).
En una fase ulterior,
la presencia de los pobres y excluidos se aumentaría aún más notoriamente. En
los últimos decenios del primer siglo, la 1 Pe se dirige a los cristianos sin
ciudadanía, fuera de su patria, sin derechos, sin defensa, pero con conciencia
de sí mismos. No obstante su situación, estos cristianos tienen clara la idea
de su misión (Cf. 1 Pedro 2,9-10) y de la forma de realizarla (Cf. 2,11-25) en
las circunstancias concretas en que viven. La segregación de los cristianos aún
aumentaría por las resistencias insuperables en aceptar el culto imperial, como
lo muestra el Apocalipsis. Factor de la nueva marginación, este hecho les
proporciona también una identidad.
C. ¿CÓMO SE
SITUABAN ANTE EL IMPERIO?
Podemos preguntarnos
si la fe cristiana vivida en tales situaciones incentivaba algún compromiso con
transformaciones sociales profundas. Los primeros cristianos asumieron una
opción de vida que, sin pretender afrontar al imperio como tal, no deja de
cuestionarlo, provocando persecución y martirio.
El Jesús de la fe de
las primeras comunidades no es un líder social en el sentido moderno de la
palabra, pero sí, un transformador de las relaciones humanas a partir del
corazón y de la conciencia. Por encima de la permanencia de las estructuras
sociales, el abismo entre el esclavo y el patrón solo se supera por el amor,
que une a ambos con Jesús (la carta de Pablo a Filemón).
Estas comunidades,
viviendo y celebrando a Jesús resucitado, como fermento “levantan” preguntas y
provocan admiración. Plinio Joven dirá de ellas: “una superstición absurda y
extravagante, acompañada de perfecta inocencia en cuanto a las costumbres”.
D. IDENTIDAD,
MODELO SOCIAL
El cristianismo de los
orígenes, tenía profundas raíces judías. Por su fe, sus creencias y sus
prácticas religiosas, las primeras comunidades cristianas tienen rostro judío.
Y aunque el interés en un Mesías nacionalista haya sido suplantado por la
figura del Crucificado y las Escrituras sean reflexionadas a la luz de la
“Buena Nueva” de Jesús, es necesario un notable lapso de tiempo antes que el
cristianismo se presente como algo diferente del judaísmo. Tal distinción
tendrá importancia solamente a partir de la guerra judía y la caída de
Jerusalén (66-73 dC) y el conflicto con el judaísmo reconstituido por el sínodo
de Jamnia (a partir de los años 80).
Al mismo tiempo que se
afirmaba la identidad propia, las iglesias nacientes asumían el desafío del
anuncio del kerigma a los paganos y gentiles, es decir, a los no judíos
(Romanos 12,1-15,13). El medio urbano se vuelve esencialmente plural, no
solamente en el aspecto religioso, sino también en el aspecto étnico y
cultural. En ese ámbito, la fe en el Resucitado recrea la vida y las relaciones
sociales. La manera de enfrentar ese desafío suscitó muchos conflictos, en los
primeros años y eso continúa hasta hoy. En cuanto a la estructura social de la
esclavitud: por ejemplo, la práctica de las primeras comunidades cambiaba por
sí misma las normas vigentes que consideraban normal tal estratificación social
(Gálatas 3,22; 4,1).
Las primeras
comunidades cristianas que se extienden en el paisaje de la diáspora judía son
tributarias de la sinagoga, en cuanto a su modelo de comunidad (la asamblea del
pueblo del Israel, la configuración de la sinagoga judaica). Tanto para los
judíos, como para los cristianos, y hasta para los propios romanos
tradicionales, el culto al emperador era una abominación insoportable. En torno
a este culto, la administración romana buscaba el consenso popular. Dentro de
este marco social helenizado, las comunidades autónomas orientales, como por
ejemplo la sinagoga, siempre fueron vistas con sospecha por los romanos.
Las comunidades
cristianas, diferenciadas o no de la sinagoga judía, estaban constituidas con
base en la familia (1 Corintios 16,19), unidas en la fe y al mismo tiempo
autónomas. A través de ellas, por la fuerza del Espíritu, la Iglesia sobrevivió
frente al poder imperial y también creció, abriendo a partir de la fe
compartida en Jesús, un nuevo camino de vida (1 Pedro 3,8-9).
Virtudes que los
romanos no valorizaban, marcaron la conducta de los cristianos. La primacía del
amor hacia que la fraternidad crease espacios en los que se encontrasen a nivel
de igualdad: ciudadanos, libertos y esclavos, hombres y mujeres, judíos y
griegos (Gálatas 3,27-28), recordando, cada vez que celebraban la Cena del
Señor, que Jesús se hizo servidor de todos. Por otra parte, debemos reconocer
que la ciudad helenística romana no dejó de ofrecer al cristianismo elementos
para su organización. La entrada de ciudadanos romanos en la Iglesia, antiguos
militares y otros – como el mismo Pablo – influyó ciertamente en este sentido.
La ruptura con el judaísmo también debe haber facilitado la aproximación
popular urbana sin distinción de estatuto étnico. La iglesia doméstica
correspondía a la estructura greco-romana, en cuanto también la reunión de
diversos jefes de familia tenía su estructura, el collegium, y los términos
‘parroquia’, ‘diócesis’, ‘obispo’ provienen de la organización de las ciudades
helenísticas.
En medio de una nueva
cultura urbana, proveniente de una raíz judía y buscando una identidad propia,
el cristianismo privilegió la experiencia de Jesús vivo, muerto y resucitado, y
tiene la convicción de que el Espíritu está actuando dentro de la historia de
la humanidad toda, convicción esa que se manifiesta en el discernimiento de
aquellos que son los portadores de la memoria de Jesús. Sin duda, esta experiencia
única no inválida, para ellos, otras expresiones del Reino y de la revelación
de Dios en la historia, como reconoce la carta a los Hebreos: “De modo
fragmentario y de muchas maneras, habló Dios en el pasado a nuestros padres por
los profetas” (Hebreos 1,1).
4ª PARTE: LAS IGLESIA EN EUROPA (5 temas)
“Un macedonio estaba en pie
y le suplicaba: Ven a Macedonia a ayudarnos”
(Hechos 16,9).
Breve historia
de las Iglesias en el mundo griego.
Cartas a los
Filipenses, Tesalonicenses, a los Corintios y a los Colosenses.
A. BREVE
HISTORIA DE LAS IGLESIAS EN EL MUNDO HELÉNICO
En los cinco guiones y
subsidios del bloque cuarto continuamos examinando de cerca cómo la Palabra de
Dios se abre camino y se expande por el mundo. Veremos la expansión geográfica
de la Buena Noticia por Europa siguiendo los pasos señalados en los Hechos (Cf.
16-25) y su inculturación en el mundo helénico.
- La expansión geográfica en
Europa
Es bueno
recordar que Jesús era asiático y no europeo. Europa fue evangelizada a partir
de Asia y África. Del Asia Menor llegaron Pablo y sus compañeros (Hechos
16,6-10) y muchos otros misioneros y misioneras. Del África vino Apolo, nacido
en Alejandría, Egipto (Hechos 18,24; 19,1; 1 Corintios 1,12).
La secuencia de
los hechos por los que entró el Evangelio en Europa, tal como nos lo narra
Lucas en los Hechos es la siguiente: una travesía que parte de Tróade y hace
escala en Filipos donde se fundó la primera comunidad, animada por una mujer,
Lidia (16,11-40). Enseguida la fundación de una comunidad en Tesalónica
(17,1-9), una estadía breve en Berea (17,10-14) y Atenas, el centro del mundo
helénico (17,15-34), y la llegada a Corinto donde permanecieron año y medio
(18,1-18).
El Evangelio no
fue bien recibido en Europa. En Filipos Pablo fue preso y flagelado (16,19-28).
En Tesalónica y Berea fue amenazado y tuvo que huir (17,5-10.13-14). En Atenas
fue recibido con arrogancia, soberbia e indiferencia (17,17-18.21.32). En
Corinto con mucha oposición (18,6.12-17) y división (1 Corintios 1,12).
- La expansión cultural en el
mundo helénico
La Iglesia ya
se encontraba en un proceso de inculturación en el mundo heleno-asiático,
porque había comunidades en Antioquía, ciudad helenista de Siria (Hechos
11,19-26) y en varias ciudades del Asia Menor como, por ejemplo, Derbe, Listra,
Iconio, Antioquía de Pisidia y Perge (14,20-25). La cuestión central de la
inculturación de la Buena Noticia es que nos exige a todos la revisión de
muchos conceptos, normas y preconceptos.
Por eso, los
judíos se vieron obligados por la fe en Jesús a hacer una seria revisión de la
manera cómo concebían la condición de pueblo elegido por Dios. Tuvieron que
revisar cómo concebían la observancia de la Ley de Moisés, todo quedó
relativizado desde Jesús.
Y los griegos,
por su parte, debieron superar el helenocentrismo y corregir la soberbia en su
concepción de la vida. Por ejemplo, tuvieron que desistir de la ideología
helénica. Ellos, que despreciaban el trabajo manual como propio de esclavos,
tuvieron que recibir el Evangelio de Pablo para quien era un honor trabajar con
sus propias manos y estimulaba a los integrantes de las comunidades a hacer
otro tanto (1 Corintios 4,12; 1 Tesalonicenses 4,11-12; 2 Tesalonicenses 3,8;
Hechos 20,34). Tuvieron que compartir con los pobres pobladores de las periferias
(1 Corintios 1,26-30). La “sabiduría del mundo” fue descalificada por la locura
de Dios (1 Corintios 1,20-25). La Cruz de Cristo era “escándalo para los judíos
y locura para los griegos” (1 Corintios 1,23), pero para los cristianos se
convirtió en la expresión de la sabiduría de Dios (1 Corintios 1,24).
- Las cartas y materia de la
4ª Parte
En esta 4ª
Parte veremos las cartas a los Filipenses, a los Tesalonicenses, a los de
Corinto y a los Colosenses. Los encuentros tratan respectivamente del
“Testimonio de Pablo” (14), de la cuestión de la venida del Señor o de la
Parusía (15), de los carismas en las comunidades (16) y de doctrinas extrañas
(17). En los subsidios se tratarán asuntos que ayuden a conocer mejor algunos
aspectos de la situación social, económica, política y religiosa de la época:
el lugar de la mujer en la vida de las comunidades (social) (14), del trabajo
del misionero (económico) (15), los carismas y el buen uso del poder (político)
(16), la religiosidad popular y el anuncio de la Buena Noticia (religiosa)
(17).
Finalmente, en
el encuentro 18, la expansión de la Palabra de Dios por el mundo se ve como
consecuencia de la defensa de los cristianos por sus derechos. Pablo llega a
Roma, “los confines de la tierra” (Hechos 1,8), porque había apelado al César
para defender su derecho de ser juzgado con objetividad y justicia (25,12).
B. INTRODUCCIÓN
A LA CARTA A LOS FILIPENSES
- La ciudad de Filipos
Filipos es “la
primera ciudad de la provincia de Macedonia” en Grecia, Europa (Hechos 16,12).
Recibió este nombre porque su fundador fue Filipos 2º, rey de Macedonia. Se
destaca, en primer lugar, por su ubicación geográfica. Por la ciudad de Filipos
pasaba la vía 'egnatia', una de las más importantes de la época, que unía
Occidente con el Oriente. Era la puerta de entrada para el continente europeo y
la salida para Asia y el Oriente.
Filipos era una
colonia romana (Cf. Hechos 16,12). Sus moradores eran en gran parte militares
retirados del imperio romano. Por esto, Filipos gozaba de ciertos privilegios
políticos y económicos comparados con otras ciudades vecinas. La desigualdad
social se hace patente en el contexto donde unos lucran, tienen privilegios y
se enriquecen a costa de la esclavitud y la explotación de los indefensos y
pobres. Ejemplo típico es el caso de la joven esclava explotada en su don de
adivinación, para ganancia de sus dueños (Cf. Hechos 16,16-18). El sincretismo
religioso era notable en esta región, debido a la coexistencia del ocultismo,
las religiones mistéricas venidas de Oriente, y el culto al emperador romano,
obligatorio en todas las colonias romanas.
- Origen de la comunidad
cristiana: entrada en Europa
El autor de los
Hechos da mucha importancia a la llegada del Evangelio a Europa (Macedonia).
Cuenta el hecho como respuesta a una visión de Pablo. Pablo ve a un macedonio
de pie que le grita: “¡Ven a Macedonia y ayúdanos!”. Sensible a este grito del
macedonio percibe que es el mismo Dios que lo está llamando para evangelizar
(Hechos 16,9-10). De esta forma se abre camino la Palabra de Dios y llega hasta
Filipos, o sea en Europa, por 1ª vez. Pablo comienza su segundo viaje misionero
(Cf. 15,39-18,22) entre los años 50 a 52 dC. El estilo literario “nosotros”
(Cf. Hechos 16,10ss) nos indica que cuando Pablo llegó a Filipos estaba
acompañado por Silas, Timoteo y Lucas. Estos misioneros itinerantes son los
instrumentos de la expansión del Evangelio bajo el impulso del Espíritu Santo
(Cf. 16,6-15).
La acogida del
mensaje de los misioneros y el nacimiento de la comunidad se realiza por un
grupo de mujeres. Este hecho hoy no nos sorprende, cuando vemos que muchas
comunidades eclesiales nacen a partir de las mujeres. Pero en aquel entonces
(50-52 dC) los judíos consideraban
miembros de la sinagoga solo a los hombres. A las mujeres no se las
tenía en cuenta. Por eso, leyendo los Hechos (16,13-15) nos da la impresión de
que en Filipos no había sinagoga porque no existía un grupo consistente de
hombres, como lo exigía el judaísmo.
Las mujeres se
reunían en un lugar junto al río y rezaban (Cf. 16,13). Entre ellas se destaca
Lidia, trabajadora en púrpura. Originaria de Tiatira, Lidia participaba de las
oraciones con un grupo de mujeres filipenses. El sábado, Pablo y sus compañeros
se dirigen al lugar donde oraban y comienzan a hablar con el grupo de mujeres.
Después de escuchar con atención la Palabra anunciada y recibir el bautismo,
Lidia, con toda su “casa”, acoge a los misioneros. Ahí nació la nueva comunidad
cristiana que Pablo quiere más y a quien dedica el mayor afecto y ternura de su
corazón (Cf. Filipenses 1,3-8). Era la primicia de su misión en tierra europea.
Solo de esta comunidad acepta que comparta sus bienes, para proveer a sus
necesidades (Cf. 4,15-16). Pablo visitó varias veces a la comunidad de Filipos
(Cf. Hechos 20,1.3).
- La carta
La ternura y el
cariño que Pablo siente por la comunidad de Filipos hacen que la carta a los
Filipenses sea la más afectuosa entre todas sus cartas. El Apóstol ardoroso del
Evangelio de Jesucristo lleva en su corazón a la comunidad (Cf. 1,7). Dios
mismo es testigo de su añoranza y de su ternura por esta comunidad (Cf. 1,8).
Esta carta paulina es una de las consideradas auténticas. Fue escrita cuando
Pablo estaba en la prisión (1,13). La carta de un prisionero apasionado por
Jesucristo, que no permite que el Evangelio también esté prisionero (Cf.
1,12-14).
- ¿Qué motivó a Pablo para
escribir la carta?
Los Filipenses
supieron de la prisión de Pablo y le enviaron saludos, regalos por intermedio
de Epafrodito, compañero y colaborador, miembro de la comunidad. Este se enfermó
de gravedad. Pero una vez restablecido, Pablo lo envía a Filipos con una carta
de agradecimiento.
El principal
motivo de la carta es, ciertamente, la ternura, el afecto, el amor que tiene
Pablo a la comunidad de Filipos. La carta es una comunicación personal.
También hay
preocupaciones relacionadas con la comunidad que está en peligro por causa de
unos misioneros judeo-cristianos llegados a la ciudad macedónica (Cf.
Filipenses 3,1-4,1). Pablo cambia de tono. De la ternura pasa a un lenguaje
áspero y fuerte para advertir a la comunidad contra los intrusos, llamándolos
“perros”, “chapuceros” y “mutiladores” (3,2).
Prevalece, sin
embargo, en toda la carta un tono afectuoso de gran estima que el autor quiere
expresar para la comunidad de los Filipenses.
Los principales
motivos de la carta se pueden resumir así: compartir su experiencia de Cristo
en su condición de prisionero, agradecer la solidaridad de los Filipenses y
denunciar a los falsos hermanos que confunden a la comunidad.
- ¿Dónde y cuándo fue escrita
la carta a los Filipenses?
Todo lleva a
creer que el texto de la carta, tal como la encontramos hoy en la Biblia, no
fue escrito de una vez.
En
el capítulo tercero (3,1a) parece que finaliza la carta. Luego Pablo, por lo
mismo, comienza un tema nuevo y lo desarrolla en tono polémico alertando a la
comunidad de algunos peligros que le acechan (Cf. Filipenses 3,2ss).
Lo
mismo sucede en 4,8-9 que es una conclusión y saludo final. Debido a esto
podemos pensar en una colección de cartas escritas en situaciones y lugares
distintos.
Tenemos
tres posibilidades de fechas y lugares en que fueron escritas partes de la
carta:
-
En la prisión en Éfeso, durante su tercer viaje misionero (56-57);
-
En la prisión en Cesarea del 58-60 (Cf. Hechos 24,23-26.32);
-
En la prisión en Roma del 61-63 (Cf. Hechos 28,16ss).
En resumen, de
acuerdo con la mayoría de los exegetas, podemos decir que la carta a los
Filipenses está formada por 3 cartitas que fueron integradas en una sola carta
por la comunidad:
1. Una cartita de
agradecimiento (4,10-23)
2. La carta principal
sobre su situación (1,1-3, 1a + 4,4-7)
3. Una carta más
breve, contra los enemigos de la comunidad (3,16-4,3 + 4,8-9).
- La división de la carta
La carta a los
Filipenses es corta. Consta tan solo de cuatro capítulos. Como corresponde al
estilo epistolar, la carta a los Filipenses no tiene muchas divisiones
temáticas. Podemos leerla como una gran unidad en la cual encontramos los
destinatarios y el saludo inicial, seguida por el cuerpo de la carta, con sus
diversos temas y, al final, los saludos con los deseos de bendición.
̵
Introducción,
dirección y saludo inicial. (1,1-2)
̵
Cuerpo de la
carta:
Oración
de acción de gracias por la comunidad (1,3-11)
Situación
personal y expansión del Evangelio (1,12-16)
Llamado
a la unidad y perseverancia fiel en la lucha (1.27-2,18)
Proyectos
y recomendaciones a los colaboradores (2,19-3,1a)
Advertencia
a los cristianos y testimonio personal (3,1b-21)
Consejos
y animación (4,1-9)
̵
Agradecimiento
y revisión de vida (4,10-20)
̵
Conclusión, saludos
finales y voto de bendición (4,21-23)
- Claves de lectura
La
carta a los Filipenses puede ser leída y meditada desde diversas claves de
lectura. Aquí proponemos algunas:
a). Alegría
La alegría es
una característica de las primeras comunidades cristianas (Hechos 2,46). La
“alegría” es un hilo de ternura y amistad que teje la carta a los Filipenses:
“siempre que me acuerdo de ustedes, doy gracias a mi Dios y siempre que pido
cualquier cosa por todos ustedes, lo hago con gozo…” (Filipenses 1,3-4; 1,18;
4,1.10).
La carta a los
Filipenses fue escrita como manifestación efusiva de sentimientos humanos de
querer bien, de afecto y amistad. Por eso debe leerse con los mismos
sentimientos de ternura, alegría y gratitud.
b). Opción radical por Jesucristo: mantenerse en el camino
Jesucristo es
el centro de la comunidad. Pablo insiste en que Jesús debe experimentarse
cercano. La relación personal con El es la primera condición radical del
seguimiento: “todo lo que para mí era ganancia lo consideré, por Cristo, pérdida…
todo lo considero pérdida comparado con el superior conocimiento de Cristo
Jesús mi Señor; por el cual doy todo por perdido y lo considero basura con tal
de ganarme a Cristo y estar unido con El” (3,7-9).
El seguimiento
de Cristo no es un “estado de perfección”, sino un camino dinámico, un proceso:
“No es que lo haya conseguido ya ni que sea ya consumado; yo continúo para
alcanzarlo como Cristo me alcanzó… Únicamente, olvidando lo que queda atrás, me
esfuerzo por lo que hay por delante y corro hacia la meta, hacia el premio al
cual me llamó Dios desde arriba por medio de Cristo Jesús” (3,12-14). Lo más
importante no es el pasado, sino mantener la dirección.
c). Perseverar en la lucha
Seguir a Jesús
significa tener los mismos sentimientos y ser militante en la causa de la fe.
La comunidad debe estar “unidos en espíritu y corazón, luchando juntos por la
fe en la Buena Noticia” (1,27). Se requiere coraje para no asustarse ante los
adversarios (1,28).
d). Himno cristológico: Vaciamiento para asumir condición de siervo y
alcanzar la bendición de Dios
Uno de los
textos más conocidos de la carta a los Filipenses es el himno cristológico
(2,6-11). Algunos lo llaman la “piedra preciosa incrustada en la carta”.
Ciertamente es la clave principal para penetrar en la carta y comprender dos
interrogantes: ¿quién es Jesús? ¿Cómo es la praxis del seguimiento de Jesús?
Jesús es
presentado como el “Hijo de Dios” que no se apegó a su condición divina (2,6),
sino que se anonadó y se vació hasta el punto de hacerse “Siervo de Dios”
(2,7). Por esto justamente, por su actitud de total despojo y aniquilamiento
con la que Jesús llegó a la máxima solidaridad con la persona humana
desfigurada, es por lo que Dios lo exalta constituyéndolo Señor de la Historia.
Tema 14: EL
TESTIMONIO DE PABLO.
“Lo que para mí era ganancia lo
consideré, por Cristo, pérdida”
(Filipenses 3,7).
Mensaje
En la sociedad
capitalista en que vivimos se habla y se piensa poco de gratuidad y mucho de
ganancias y lucro. Pablo pensaba así antes de dejarse conquistar por el amor de
Cristo Jesús. Después todo cambió en su vida. Sus búsquedas eran orientadas por
nuevos criterios y nuevos valores. Por eso nos da un testimonio muy lindo: “lo
que para mí era ganancia lo consideré, por Cristo, pérdida” (Filipenses 3,7).
El texto de hoy nos
trae el mensaje de Pablo a través de su testimonio. Al fin, Pablo nos presenta
su vida como modelo e invita a los Filipenses a que lo imiten. La comunidad de
Filipos merecía el afecto y la ternura de Pablo. Su celo por esta comunidad era
grande y, por eso, los alerta sobre algunos peligros. “Olvidando lo que queda
atrás me esfuerzo por lo que hay por delante y corro hacia la meta, hacia el
premio al cual me llamó Dios desde arriba por medio de Cristo Jesús”
(Filipenses 3,13-14).
En nuestra próxima
reunión trataremos de conocer algo sobre la comunidad de Tesalónica. El texto
que estudiaremos será 1 Tesalonicenses 4,1-5,11. Para nuestro mayor provecho
conviene leer toda la primera carta a los Tesalonicenses.
Bienvenida. Canto. Acogida
y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra
realidad:
- Al profundizar la meta de
nuestros trabajos y nuestras fatigas, en definitiva, ¿qué buscamos lograr?
- ¿Qué valores humanos y
criterios cristianos nos ayudan a priorizar ciertas metas?
Palabra de
Dios. Filipenses 3,1-21: ‘Alégrense en el Señor’.
- ¿Qué buscaba Pablo con la
Comunidad de Filipos al darles su testimonio personal?
- ¿Cuál es la parte des
testimonio de Pablo que más nos llama la atención? Expliquemos por qué.
Hoy nosotros: Cuidar la ternura
en nuestras relaciones humanas
- Digámonos qué signos de la
ternura hay en nuestra vida y nuestra pequeña comunidad.
- ¿Qué entusiasmo para
enfrentar las dificultades y los retos estamos sacando de esta reunión?
Oraciones
comunitarias. Poner el símbolo en medio de nosotros.
Hagamos una relación
llena de ternura. Salmo. Canto. Bendición final.
Preparación del
próximo encuentro
̵
En la próxima reunión vamos a profundizar las cartas a los Tesalonicenses.
Leamos la introducción a la carta y el texto del próximo encuentro: 1
Tesalonicenses 4,1-5,11. Texto de apoyo: Marcos 13,28-37.
̵
Organicemos la dinámica del próximo encuentro, distribuyendo las tareas
entre los participantes. Traer un símbolo acorde al tema de la próxima reunión.
Comentario 14: El lugar de las mujeres en la vida de las comunidades
cristianas
El libro de los Hechos
de los Apóstoles y las cartas paulinas mencionan varias veces la presencia de
mujeres en la organización y en la animación de la vida de las primeras
comunidades. Estos escritos nos presentan a mujeres en diferentes contextos o
situaciones. No existe un lenguaje uniforme y homogéneo sobre ellas. Lo cual es
un reflejo de la realidad. Revela la existencia de conflictos sobre la
presencia y el ministerio de las mujeres en las comunidades nacientes.
Los Hechos nos narran
fragmentos de experiencias que muestran la presencia decisiva de mujeres, como
parte de un mosaico, dentro del cuadro mayor de la expansión del Evangelio. A
través de ella continuaba vivo el Espíritu de Pentecostés (Hechos 1,8).
A. MUJERES
REUNIDAS PARA CELEBRAR Y ALABAR A YAHVÉ EL DÍA DEL SÁBADO
La comunidad de
Filipos, que abrió las puertas de Europa al Evangelio, surgió a partir de un
grupo de mujeres de la religión judía que se reunían para rezar a la orilla de un
río. Tal vez estas mujeres porque no satisfacían plenamente los criterios de
los Judíos: Para poder constituir y construir se sinagoga que requería un grupo
estable de 10 varones. Las mujeres solo podían acompañar a los hombres en las
asambleas y oraciones, calladas y ubicadas en lugares especiales reservados
para ellas.
La historia de Lidia
(Hechos 16,11ss) nos mostraría que se daban, dentro del judaísmo, grupos de
mujeres que practicaban su religión y alababan a Yahvé independientemente de
los hombres. La expresión “estaban reunidas” significa algo más que una oración
ocasional. Podemos pensar en una acción litúrgica, por ejemplo una celebración
sabática, en la que Pablo y sus compañeros vienen a participar. Sin ellos la
celebración se hubiera hecho.
B. LIDIA Y SU
CASA ABRAZAN LA FE CRISTIANA, ABRIENDO LAS PUERTAS DE EUROPA AL EVANGELIO
Tenemos la noticia de
que Lidia abrazó la fe cristiana y fue bautizada con toda su casa (Hechos
16,14-15), después de haber oído atentamente la Palabra anunciada por los
misioneros. El texto calla sobre la reacción de las otras mujeres. Toda la
atención se concentra en Lidia, la mujer que trabajaba con púrpura, natural de
Tiatira, del Asia Menor. Ahora bien, el trabajo con púrpura requería el trabajo
de un grupo de personas. Tales empresas se percibían como “casa”.
Históricamente no es necesario entender “su casa” por familia, en el sentido
actual. Aquí (Hechos 16,15) el término “casa” puede interpretarse con la
significación de un grupo de personas, en nuestro caso, de mujeres trabajadoras
en púrpura, lideradas por Lidia.
C. UNA
INVITACIÓN EXIGENTE: “¡ENTREN EN MI CASA!”
“Vengan a hospedarse
en mi casa” (Hechos 16,15; Cf. Lucas 24,28-32). Esta invitación de Lidia es
también una exigencia, porque la narración continúa diciendo: “y les insistía”.
No se trata en este texto de la invitación de una mujer rica que insiste en
hospedar a los misioneros en su casa. Es más bien un gesto de solidaridad
cristiana, como consecuencia de su fe. El motivo de la invitación está explícitamente
dicho: “si me tienen por creyente en el Señor”. Ofrecer hospedaje en casa es
más que dar una posada. Es asumir un doble compromiso con los hermanos. Por una
parte, es ofrecer protección y abrigo para quien está sufriendo o puede sufrir
persecución y amenazas. Con esta protección Lidia asume la responsabilidad de
los misioneros ante la autoridad local, como lo hizo también Jasón en
Tesalónica (Hechos 17,6ss). Por otra parte, era para Pablo y sus compañeros
entrar a formar parte de esta ‘casa’, de esta Comunidad.
Si Lucas, narrador, da
importancia a este hecho es porque, con la decisión de invitar a los misioneros
de una manera insistente por parte de Lidia, surgió la comunidad de Filipos. En
esta casa, como en la de Tabita (Hechos 9,36ss) y de María (12,12ss) no
encontramos la figura de un hombre con la función de “padre de familia”, sino
la de una mujer. Por medio de la información de los Hechos 16,40 sabemos que
también hombres se adhirieron a la fe en Cristo Jesús, lo que se supone fruto
del trabajo misionero de Lidia y su casa.
D. MUJERES QUE
RECIBEN LA FE CRISTIANA Y COLABORAN EN LA ORGANIZACIÓN DE LAS COMUNIDADES
El libro de los Hechos
nos informa sobre muchas mujeres que, como Lidia y su casa (16,11ss), se
convirtieron a la fe cristiana y dieron un aporte significativo para el
desarrollo de la primitiva Iglesia. Recorriendo las páginas de los Hechos nos
vamos a encontrar con pasajes donde la presencia de la mujer y su apertura al
Evangelio abre camino para que la palabra anunciada por los apóstoles eche raíz
y encuentre consistencia en una comunidad concreta (Cf. Tabita: 9,36ss;
17,12-34; Priscila: 18,1ss).
-
1,14 “Todos ellos, con
algunas mujeres, la madre de Jesús y sus parientes, persistían unánimes en la
oración…”.
-
5,14 “Se les iba
agregando un número creciente de creyentes en el Señor, hombres y mujeres…”.
-
8,12 “Hombres y mujeres
se bautizaban…”.
-
9,36 “En Jafa vivía una
discípula, llamada Tabita (que significa gacela); repartía muchas limosnas y
hacía obras de caridad…”. A semejanza de Lidia, también Tabita aparece como
discípula del Señor liderando un grupo de viudas. Con ellas se reúne para
confeccionar ropas y para orar.
-
9,1-2 “Para llevar
presos a Jerusalén a cuantos secuaces del Camino encontrase, hombres y
mujeres”.
-
12,12ss “Se dirigió a casa de
la madre de Juan, por sobrenombre Marcos, donde estaban unos cuantos reunidos
rezando…”. Nos encontramos con una comunidad reunida para celebrar la memoria
pascual en casa de María en Jerusalén. Pedro, el líder de la Iglesia
Apostólica, conocía este local, por eso se dirigió allí para celebrar con la
comunidad su liberación de la cárcel.
-
16,11ss Es el relato vivaz
del comienzo de la comunidad cristiana en casa de Lidia.
-
17,4 “No pocas mujeres
influyentes” de Tesalónica se adhirieron a la fe y se unieron a Pablo y Silas.
-
17,12 “Algunos de ellos
abrazaron la fe, lo mismo que algunas mujeres nobles…”.
-
17,34 “Una mujer llamada
Dámaris” se destaca en el grupo de hombres que abrazan la fe.
-
18,1ss “Priscila y Aquila,
su marido, son mencionados como cristianos que orientaban a otros hacia el
“Camino”.
Las mujeres aparecen
como hilos vivos de una corriente que va construyendo la red de las primeras
comunidades cristianas. Son colaboradas fieles del ministerio apostólico en la
expansión del Evangelio y su encarnación en comunidades concretas. No solo
ayudan, sino que lideran la organización y la animación de estas comunidades de
mujeres y hombres.
E. LA
LIBERACIÓN DE LA MUJER: UN CAMINO POR HACER…
Los escritos
neotestamentarios reflejan la realidad de la mujer cristiana en la vida de la
comunidad bajo los más diversos ángulos. Desde la perspectiva más liberadora
hasta la condición más esclavizante de la mujer. Los mismos escritos que
afirman el principio igualitario: “no hay hombre ni mujer” (Gálatas 3,28), admiten
también el principio de sumisión de la mujer al hombre: “mujeres, sométanse a
sus maridos” (Colosenses 3,18); “Las mujeres se deben callar en las asambleas”
(1 Corintios 14,34-35).
La valoración y
liberación de la mujer es siempre un proceso de confrontación permanente. La
actitud y la práctica histórica de Jesús de Nazaret será siempre el referente
absoluto para la actitud y práctica de la Iglesia.
F. JESÚS ES LA
REFERENCIA DEFINITIVA
Debemos admitir que
las comunidades cristianas no lograron asimilar y traducir plenamente, con
relación a la mujer, el principio liberador instaurado por Jesús. En lugar de
una ética legalista, discriminatoria e inflexible con relación a la mujer,
Jesús crea una ética de responsabilidad, de amor y de relación fraterna.
-
La adúltera, condenada por la ley de los escribas y fariseos, es motivo de
reflexión para los hombres sobre sus propias acciones y un llamado a la
conversión (Cf. Juan 8,1-11).
-
La mujer que lavó los pies de Jesús con sus lágrimas, los enjugó con su
cabellera y los ungió con perfume es considerada pecadora por los judíos. A los
ojos de Jesús, por el contrario, ella es la “que ha amado mucho” (Cf. Lucas
7,36-50).
Esta tarea aún
continúa, porque la semilla arrojada por Jesús todavía está por germinar y mostrar
toda su fuerza generadora de vida y liberación en las manos y el corazón de la
mujer. Hace bien contemplar a las mujeres de las primeras comunidades
cristianas para encontrar renovado ánimo y coraje.
Como ayer, encontramos
también hoy en muchos rincones de América Latina, mujeres dedicadas a la
animación a las comunidades cristianas y de las celebraciones litúrgicas.
Actúan, por lo general, en el anonimato y en la gratuidad total, en lugares
periféricos, con pocos recursos, pero con mucho entusiasmo, ternura y amor. Así
se unen a la corriente de mujeres que, como hilos vivos, van tejiendo la gran
red de comunidades eclesiales de base. Por medio de ellas continúa vivo el
Espíritu de Pentecostés, de acuerdo al programa de los Hechos: “Recibirán la
fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre ustedes y serán testigos míos en
Jerusalén, Judea y Samaria y hasta el confín del mundo” (Hechos 1,8).
INTRODUCCIÓN A LAS CARTAS A
LOS TESALONICENSES
La comunidad de
Tesalónica tiene en su haber el privilegio de haber recibido la primera carta
de Pablo, Silvano y Timoteo. Y es el primer escrito del Nuevo Testamento,
anterior a los evangelios. Sobre la segunda carta a los Tesalonicenses hay
muchas controversias. Sin tener en cuenta estas discusiones vamos a tratar aquí
de las dos cartas en conjunto.
A. LA CIUDAD DE
TESALÓNICA
Está situada a la
orilla del mar, junto a una cadena de colinas. La ciudad siempre fue blanco de
la codicia imperial. Después de la conquista en 146 aC los romanos la
convirtieron en capital de Macedonia. La urbanización y los favoritismos
impulsaron su desarrollo. Hasta el nombre de Tesalónica fue puesto en homenaje
a Tesalia, hermana de Alejandro y esposa de Casandro, fundador de la ciudad en
el 315 aC. Además de tener uno de los mejores puertos naturales del mar Egeo, a
Tesalónica la atravesaba la vía egnatia, una carretera que unía a Oriente con
Roma.
Después de la batalla
de Filipos en el 42 aC Augusto le concedió el título de ciudad libre, lo que le
permitió que Tesalónica poseyera su Asamblea popular y sus magistrados,
llamados politarcas (Cf. Hechos 17,8). Aunque jurídicamente libre, la ciudad
dependía ideológicamente de Roma. De hecho, en los años de la evangelización en
la ciudad, estaba desarticulada la asamblea popular. Desde el punto de vista
religioso, Tesalónica era una típica ciudad sincretista del imperio romano.
Tenía los antiguos cultos locales, las divinidades del Olimpo griego (Atis,
Cibeles), las divinidades egipcias (Serapis, Isis, Osiris, Anubis) y también
los cultos romanos (a Roma y al emperador).
Una revolución era
impensable a pesar de que la mayoría, quizás dos tercios, eran esclavos. Estos
sostenían a la clase superior de la población: funcionarios públicos,
comerciantes, industriales, grandes terratenientes, militares retirados… De
esta forma se comprenden los graves conflictos que se reflejan en las dos
cartas.
B. LOS
COMIENZOS DE LA COMUNIDAD CRISTIANA
La llegada del
Evangelio a Tesalónica y los inicios de la comunidad están narrados en Hechos
17,1-9, en una exposición resumida y esquemática. La fuente más directa para
comprender el proceso son las cartas a los Tesalonicenses.
Ciudad de negociantes
y puerto próspero, habitualmente al ir y venir de las gentes, Tesalónica poseía
una comunidad judía bastante numerosa, hecho atestiguado por la sinagoga del
lugar (Cf. 1 Tesalonicenses 2,14-16; Hechos 17,1). A ésta se dirigen Pablo y
Silas, en el segundo viaje misionero, viniendo de Filipos. Durante tres sábados
predican a los judíos (Hechos 17,1-2). Ante la posibilidad de éxito convocan a
los fieles a la casa de Jasón. Fue allí donde lo buscaron los amotinados para
entregarlos al senado de la ciudad (Cf. Hechos 17,5). En la fuga nocturna se
dirigieron a Berea y luego pasaron a Atenas.
Este viaje duró unos
dos meses. En Atenas, Pablo temeroso “no pudiendo aguantar más” (1
Tesalonicenses 3,1), envió a Timoteo a Tesalónica quedándose solo.
C. MOTIVACIÓN
DE LAS CARTAS
El fracaso ya conocido
de Pablo en Atenas lo lleva a Corinto, donde es absorbido por el trabajo y
durante un año y medio intenta acompañar el crecimiento de una comunidad pobre.
Fue en Corinto donde Timoteo alcanzó a Pablo, trayéndole noticias de
Tesalónica. En general la situación era satisfactoria: se mantenían firmes en
la fe, a pesar de las persecuciones; conservaban un gran afecto por los
misioneros y hasta ansiedad por volver a verlos a pesar de algunas calumnias.
Pero había sombras en
el horizonte: el paganismo ganaba terreno en algunos sectores, sobre todo en el
moral; otros no trabajaban y esta ociosidad comprometía a la comunidad
naciente. Corría el rumor de que Cristo estaba a punto de llegar y esto traía
serias consecuencias. Para esclarecer la situación escribe la primera carta a
los Tesalonicenses hacia el final del año 51 o al principio del 52. Pero la
situación no se arregló. La persecución cerraba el círculo y amenazaba a la
firmeza de la fe; por eso algunos pedían encarecidamente la venida inmediata de
Cristo para poner fin a los padecimientos. Ante esto, otros querían abandonar
las preocupaciones diarias y el trabajo. Tal vez algunos meses después llega la
segunda carta más breve y más categórica.
D. CONTENIDO DE
LAS CARTAS A LOS TESALONICENSES
Primera carta a
los Tesalonicenses
Destinatario (1,1)
1ª Parte: Los comienzos
de la comunidad (1,2-3,13)
̵
Acción de gracias y felicitaciones (1,2-10)
̵
Evangelización y aliento (2,1-12)
̵
Actitud de los Tesalonicenses (2,13-18)
̵
La misión de Timoteo (3,1-5)
̵
Alegría por los informes recibidos (3,6-13)
2ª Parte:
recomendaciones para la vida comunitaria (4,1-5,28)
̵
Recomendaciones (4,1-12)
̵
La venida del Señor (4,13-5,11)
̵
Exigencias de la vida comunitaria (5,12-22)
̵
Oración final y despedida (5,23-28)
Segunda carta a
los Tesalonicenses
Saludo (1,1-2)
1.
Agradecimiento, valoración y
motivación (1,3-12)
2.
Animación para perseverar
(2,1-3,5)
3.
Propuesta de trabajar (3,6-15)
Saludo final (3,16-18)
E. ALGUNAS
CLAVES DE LECTURA
- Los conflictos se destacan
en estas cartas.
Hay
persecuciones y tribulaciones por parte del imperio (Cf. 1 Tesalonicenses 3,7;
2 Tes 1,4); dificultades con los paganos (Cf. 1 Tes 4,3-8); enfrentamientos con
la sinagoga (Cf. 1 Tes 2,14-16). La segunda carta distingue una oposición
abierta entre lo que llama “Iglesia de los Tesalonicenses” (1,1) y la “fuerza
oculta de la iniquidad” (2,7), destinados los primeros a la participación en la
gloria de Cristo (Cf. 1,10.12; 2,14) y los segundos a la ruina eterna (Cf.
1,9).
- La cuestión de la
escatología constituye otro núcleo de dificultades.
La primera
carta parece apuntar hacia una venida inminente de Jesús (Cf. 4,13-5,11). Pero
en la segunda cualquier expectativa es alejada con vehemencia: “por la venida
del Señor nuestro Jesucristo y nuestra reunión con El, les pedimos que no
pierdan fácilmente la cabeza…” (2 Tes 2,1-2).
- El tema del trabajo
constituye una de las mejores riquezas de las dos cartas.
Queda claro el
sentido cristiano del trabajo, del trabajo con las propias manos (Cf. 1 Tes
4,11; 2 Tes 3,6-12). Ya los misioneros habían evangelizado la ciudad por medio
del trabajo e insistían en su propuesta como alternativa, en contra de la
mentalidad de la época para la cual el trabajo era actividad de esclavos. Por
eso la carta dignifica el valor del trabajo manual y rompe con el sistema
romano esclavista.
Tema 15: LA
PARUSÍA: EL REENCUENTRO CON EL SEÑOR.
“No durmamos como los demás, sino vigilemos” (1 Tes 5,6).
Mensaje
Dicen los
historiadores que el año 1000 fue de gran carestía porque el año anterior,
esperando el fin del mundo, muchos no trabajaron. ¡Y el mundo no acabó! Ahora
por la llegada del año 2000, reaparecieron ideas parecidas sobre la venida de
Jesús. Algunas personas y movimientos se especializaron en anunciar la vuelta
de Jesús, solo que no acertaron. Los pobres y las personas que sufren,
fácilmente son enredadas con estas ideas y viven un proceso de alienación.
El texto de hoy trata
dos temas íntimamente ligados entre sí: 1 Tesalonicenses 4,1-12 habla sobre
cómo el cristiano vive en el mundo, inclusive trabajando. Y 4,13-5,11 habla
sobre los muertos ante la venida de Jesús esperada como cercana. ¿Los que ya
murieron no participarán del encuentro con el Señor? Pablo responde: si Dios
resucitó a Cristo, resucitará también a los que son de Cristo para ir a su
encuentro juntamente con los que aún viven. Y entre estos se cuenta Pablo a sí
mismo. Después sigue describiendo el reencuentro con las conocidas imágenes del
judaísmo. En fin, volviendo a la tierra concluye que debemos llevar una vida
consciente, regulada y pronta para el reencuentro.
Pensar en la vuelta de
Cristo no significa necesariamente desinteresarse de este mundo. Nuestra
esperanza del reencuentro tiene un efecto animador.
Bienvenida. Canto. Acogida
y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra
realidad:
1. ¿Qué nos
parecen los anuncios regulares del fin del mundo?
2. ¿Qué decimos
nosotros de tales anuncios?
Palabra de
Dios. 1 Tesalonicenses 4,1 hasta 5,11: El regreso de Cristo.
3. ¿Con qué
imágenes describió Pablo la vida cristiana (4,1-12) y la Parusía del Señor al
fin del mundo (4,13-5,11)?
4. ¿Qué consejos
daba Pablo a los Tesalonicenses?
Hoy nosotros: Testigos de un
Cristo vivo y liberador
5. ¿De qué manera es nuestra vida un testimonio
de alegría y esperanza en la resurrección?
6. ¿Cómo nos podemos preparar al nuestro
encuentro definitivo con Cristo?
Oraciones
comunitarias. Poner el símbolo en medio de nosotros.
Recordemos personas
parientes o amigos que ya participan de la resurrección con Cristo. Salmo.
Canto. Bendición final.
Preparación del
próximo encuentro
̵
En la próxima reunión conoceremos a la comunidad de Corinto. Leamos la introducción
a las cartas a los Corintios. Texto de estudio: 1 Corintios 14,1-33a. Texto de
apoyo: 1 Corintios 12,31-13,13.
̵
Para aprovechar bien el próximo encuentro. distribuir las tareas. Traer un
símbolo acorde al tema de la próxima reunión.
Comentario 15: El trabajo
Trabajar es
ciertamente una actividad ligada a la existencia humana. Junto a la vocación a
la vida está la vocación al trabajo. Pero muchas veces, en fuente de felicidad,
el trabajo se convierte en un castigo sin fin. Digamos que es por el trabajo
que se esclaviza y también que por él se libera. Por esto se puede decir “Hay
quien trabaja esclavo del dinero y hay quien trabaja por el mundo mejorar”. En
los sistemas políticos actuales la explotación del trabajo humano conseguirá
cada vez más situaciones de inestabilidad con el creciente desempleo, el
subempleo y el empleo esclavizante.
A. ¿CÓMO
TRABAJABA JESÚS?
Una curiosidad es
conocer cuál era la profesión de Jesús durante su vida en Nazaret. Mateo
(13,55) dice que Jesús era hijo de un carpintero y Marcos (6,3) trabajaba como
carpintero (ver Lucas 4,22). En una aldea pobre como Nazaret, su lenguaje tan
simple y su vocabulario campestre lo manifiestan como campesino. Fuera de estas
afirmaciones y conjeturas los evangelios prácticamente no nos dicen nada sobre
Jesús como trabajador. En otro sentido y en un contexto diferente El afirma:
“Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo” (Juan 5,1-8).
Al llamar a otros para
colaborar con Él, el Maestro los saca aún de sus trabajos, de forma que dejan
su fuente de sustento, las redes, y lo siguen (Cf. Marcos 1,18.20). El insinúa
que su discipulado dispensa del trabajo porque “el obrero tiene derecho al
sustento” (Mateo 10,10). Aún más, en otro contexto Jesús llama la atención
sobre las aves del cielo y los lirios del campo (Cf. Mateo 6,26-29), que,
además de vivir sin sembrar ni segar, superan a Salomón en esplendor y gloria.
B. LA PROPUESTA
DE PABLO
Pablo y los otros
misioneros inauguran una forma original: Vivían el Evangelio trabajando.
Evangelizar trabajando y trabajar evangelizando es el desafío que nos plantean.
En ese tiempo sólo trabajaban las mujeres y los esclavos. Tanto en su vida como
en sus escritos Pablo se presenta como un trabajador manual incansable. El gran
apóstol puede enorgullecerse, con frecuencia, de sus manos encallecidas y
presentarlas en su predicación como argumento. Cuando se despide en Éfeso de
los líderes afirma: “Ustedes saben que trabajé con mis manos para conseguir lo
necesario para mí y mis compañeros” (Hechos 20,34). La garantía de la propia
subsistencia no era solamente un detalle en la vida de Pablo y de sus
compañeros. Sin honorarios, en condiciones precarias, su actividad
evangelizadora era también incansable. “Noche y día trabajamos para no ser una
carga a ustedes, mientras les proclamábamos la Buena Noticia de Dios” (1 Tes
2,9; Cf. 2 Tes 3,8).
C. TRABAJAR CON
LAS MANOS
En varios textos
paulinos sobre el tema subraya el trabajo manual. En 1 Corintios 4,12, por
ejemplo, se lee: “nos fatigamos trabajando con nuestras manos”. La propuesta,
por lo tanto, no se refiere a cualquier trabajo, sino específicamente a
trabajar con las manos. ¿Por qué tanta insistencia sobre este modo de trabajar?
Porque en aquella época no se valoraba el trabajo manual. La mentalidad griega
de entonces consideraba el trabajo con las manos como una actividad indigna, de
segunda categoría, reservada a los esclavos. Al contrario, los predicadores
cristianos insistían en valorizar el trabajo manual.
Pablo mismo, según
consta, ejercía una profesión difícil, porque exigía tiempo, paciencia y
dedicación manual. Fabricante de carpas (Cf. Hechos 18,3) debía tejer la
cobertura espesa de las tiendas de campaña. Era un trabajo insalubre que
deformaba las costillas y las manos, además de forzar la vista y ser
naturalmente poco higiénico.
D. NECESIDAD Y
DERECHO AL TRABAJO
Se requerían motivos
de peso para que Pablo y los demás misioneros, como Aquila, Priscila, Silvano,
Timoteo, optaran por una evangelización a partir del mundo del trabajo. Veamos
algunos de sus motivos:
- Evangelizar. Participando en el trabajo como los demás, los predicadores pueden
llevar la Buena Noticia a los obreros de su tiempo, pues, identificándose
con ellos, comprenden mejor sus necesidades. De esta forma, crean
situaciones alternativas dentro del sistema imperial, gracias a la nueva
orientación cristiana (Cf. 1 Tesalonicenses 2,9).
- Ser ejemplo. Antes de mandar a los otros a trabajar, los evangelizadores trabajan.
Por eso dicen: “quisiéramos dar un ejemplo que imitar” (2 Tes 3,9). Se
trata de una manera de vivir, un modo de proceder natural (Cf. 2 Tes 3,6).
- Renunciar a un derecho. Pablo y sus colaboradores
podrían vivir sin trabajar, porque deberían ser retribuidos por la
predicación del Evangelio; pero ellos aclaran: “no usamos este derecho” (1
Corintios 9,12; Cf. 9,15-18) y lo hacemos para no poner obstáculos a la
Palabra de Dios. En aquel entonces muchos predicadores y filósofos se
peleaban por hablar debido a la paga que se les daba. Los misioneros
cristianos intentaban crear un sistema nuevo de predicación, renunciando a
ese derecho (Cf. 1 Corintios 9,6; 2 Tes 3,9). Naturalmente este modo de
proceder daba más credibilidad al Evangelio.
- No ser una carga para nadie. Las comunidades no eran
ricas y poco se les podía exigir en su pobreza. Los misioneros cristianos
no querían vivir de donaciones; por el contrario, “no pedimos el pan a
nadie y nos fatigamos día y noche para no ser una carga para ninguno de
ustedes” (2 Tes 3,8; Cf. 1 Tes 2,9; 2 Corintios 12,13-14).
- Ganarse el pan. La motivación más inmediata es trabajar para
vivir dignamente. Cualquiera quiere tener el honor de ganarse su propio
pan (Cf. 1 Tes 4,11-12). Pablo lo tiene como “título de gloria” (1
Corintios 9,15). De su esfuerzo depende su sobrevivencia. De ahí la norma:
“quien se niegue a trabajar que no coma” (2 Tes 3,10).
- Trabajar con comunidades pobres. El trabajo del que se habla
en las cartas paulinas es siempre arduo, penoso, “con fatiga y esfuerzo”
(2 Tes 3,8). El trabajo manual, como ya se ha dicho, es un trabajo duro,
de pobres, en donde prima el desinterés por enriquecerse (1 Corintios
4,11-12; 2 Corintios 11,7-12; Hechos 20,33-34).
- Compartir. “El que robaba no robe más, antes trabaje con sus manos para ganar
algo y poder socorrer al que tiene necesidad” (Efesios 4,28). El compartir
es esencial en el modo cristiano de vivir, porque ayudando a los débiles
(Cf. Hechos 20,35), es como se crea comunión. La explotación y acumulación
de bienes contradicen la vida de comunidad e igualdad cristiana.
E. CONCLUSIÓN
Por su modo de vivir y
por su doctrina, Pablo y demás colaboradores crearon una nueva praxis y una
nueva mística en relación al trabajo. En la sociedad de esa época el trabajo
era despreciado y sólo para los esclavos. El filósofo Platón codificó
explícitamente esta comprensión. Los primeros evangelizadores invalidaron esta
ideología yendo al encuentro de los trabajadores y convirtiéndose ellos mismos
en trabajadores como los demás.
Esta propuesta es
actual y desafiante, porque nos estimula a ir al encuentro de la clase
trabajadora, a identificarnos con el mundo de los pobres y, a partir de ahí,
vivir y predicar la doctrina cristiana. La forma de vida de las primeras
comunidades subvierte el orden establecido en el imperio romano hasta el punto
de provocar la persecución violenta. También el actual orden vigente con su
sistema social injusto y explotador, nos invita a tomar posiciones nuevas para
denunciar esta situación y crear relaciones humanas nuevas.
Pablo y los otros
misioneros nos presentan una nueva espiritualidad, viviendo el Evangelio en el
mundo del trabajo. Es allí, junto a los otros artesanos, que se hace realidad
la predicación cristiana. Esta mística los hace resistentes a las presiones del
imperio y crean una fe arraigada y transformadora. Lo central no es el lucro,
ni el capital, sino la persona que con su trabajo va construyendo un mundo
nuevo.
INTRODUCCIÓN A
LAS CARTAS DE PABLO A LOS CORINTIOS.
A. LA CIUDAD DE
CORINTO, EN GRECIA
La antigua Corinto fue
destruida por los romanos en el año 146 aC. Cien años después, en el 44 aC, fue
reconstruida por Julio César y, en el 25 aC., constituida capital de la
Provincia de Acaya. Situada en el centro de Grecia, Corinto era favorecida por
los mares Adriático y Egeo con dos puertos. Debido a esta posición geográfica
tan favorable se convirtió en un centro comercial e industrial tan importante
que atrajo inmigrantes de todas partes de tal modo que en poco tiempo fue una
ciudad cosmopolita con una gran variedad de lenguas, culturas y razas. También
era un centro intelectual, en donde tenían sus escuelas las corrientes
filosóficas y un centro religioso, en donde los cultos de Oriente y Egipto
tenían sus santuarios con gran aceptación popular. También había una comunidad
judía floreciente con su sinagoga (Hechos 8,4).
En la época de Pablo,
Corinto tenía aproximadamente 500.000 habitantes. Dos tercios eran esclavos. La
pequeña élite de la clase dominante estaba compuesta principalmente por
ciudadanos libres romanos que la colonizaron. La riqueza escandalosa de esta
minoría estaba al lado de la miseria de muchos. Inclusive surgió la expresión
“vivir a lo Corinto” que significaba vivir lujosamente y en orgía.
B. ORIGEN DE LA
COMUNIDAD CRISTIANA
Pablo llegó a Corinto
durante su segundo viaje misionero. Venía de Atenas donde su predicación no
tuvo éxito (Hechos 17,32-34). Llegó abatido y desanimado (1 Corintios 2,1-3).
Se hospedó en casa de Aquila y Priscila, recién expulsados de Roma (Hechos
18,2-3). Como acostumbraba inició su anuncio de la Buena Noticia en la sinagoga,
hablando a judíos y griegos (Hechos 18,4). En el espacio de dieciocho meses
(Hechos 18,11), entre los años 50 y 52, ayudó a formar y consolidar la
comunidad (1 Corintios 3,6-10; Hechos 18,1-18) compuesta en su mayoría por
gente pobre, sin mucha instrucción (1 Corintios 1,26; 7,21; 11,21-22), muy
probablemente esclavos, cargadores del puerto. Pero era una comunidad dinámica,
llena de entusiasmo, con muchos dones y carismas (1 Corintios 14,1-25). Era
también una comunidad conflictiva, llena de tensiones y divisiones.
El trabajo
evangelizador en Corinto estuvo marcado por muchos conflictos ya con los judíos
ya con los griegos.
- El conflicto con los judíos trajo mucha oposición
contra Pablo, pero no se desanimó. Sacaba fuerza en su experiencia mística
de fe y en la seguridad siempre renovada, propia de los profetas, de que
Dios estaba con él: “¡No temas, sigue hablando y no te calles que yo estoy
contigo!” (Hechos 18,9-10; Cf. Jeremías 1,8; 15,20). Por fin, siendo
imposible su trabajo en la sinagoga, comenzó a reunirse en casa de Ticio
Justo, un pagano simpatizante del judaísmo (Hechos 18,6-7). Los judíos
acusaron a Pablo ante el tribunal romano, presidido por Galión, hermano de
Séneca. El proceso no prosperó (Hechos 18,15).
- El conflicto con los griegos tenía su origen, en parte,
en las tensiones internas provenientes de la composición social de la
comunidad (1 Corintios 1,26; 11,21); en parte, de las diversas tendencias
que existían entre los cristianos (1 Corintios 1,11-12); y, en parte, por
la diferencia cultural entre griegos y judíos, por ejemplo, en la
incompatibilidad entre la cultura griega y la fe en la resurrección (1
Corintios 15,1-58) o en la decisión de Pablo de vivir de su propio trabajo
para anunciar el Evangelio gratuitamente (Hechos 20,33-34; 1
Tesalonicenses 2,9; 2 Tesalonicenses 3,8; 1 Corintios 4,12; 9,18; 2
Corintios 11,7) y hacer de esto “un título de gloria” (1 Corintios 9,15; 2
Corintios 11,10). Esta actitud de Pablo debe haber chocado con la
mentalidad griega de los corintios. Para ellos “trabajar con las manos”
era indigno de un ciudadano libre. ¿Cómo recibir la Buena Noticia de Dios
de un hombre socialmente inferior?
C. LAS CARTAS:
MOTIVO, LUGAR, FECHA
Esta situación
conflictiva llevó a una correspondencia intensa entre Pablo y los de Corinto.
¡Mucho más que dos cartas! Algunos entendidos encuentran en la segunda carta la
globalización de por lo menos cinco cartas escritas en diferentes ocasiones.
Sin adentrarnos en los argumentos de esta cuestión preferimos atenernos a las
informaciones que el mismo Pablo nos ofrece en sus dos cartas.
1. La Carta perdida. En 1 Corintios 5,9-13 Pablo
habla de una carta escrita para orientar a los corintios en su relación con las
personas viciosas y corruptas. Esta carta se perdió. Algunos señalan fragmentos
en el actual 2 Corintios 6,14-7,1.
2. La 1ª Carta a los Corintios. Los motivos
que indujeron a Pablo a escribir esta carta fueron
̵
Información que recibió de personas de
la casa de Cloe (1 Corintios 1,11) sobre algunos problemas de la comunidad, a
saber: divisiones (1 Corintios 1,12-16), escándalo notorio de incesto (1
Corintios 5,1), peleas internas llevadas al tribunal civil (1 Corintios 6,1),
inmoralidad de algunos.
̵
Una carta que la comunidad dirigió a Pablo (1 Corintios
7,1) pidiendo orientación para saber cómo conducirse en ciertos problemas
relacionados con el casamiento de las jóvenes (7,1-40), en la compra de carne
ofrecida a los ídolos (8,1-10,33) y sobre el comportamiento en las asambleas
(11,2-14,40).
3. La Carta escrita con lágrimas. En 2 Corintios
2,3.4.9; 7,8.12 Pablo menciona otra carta escrita “derramando lágrimas” (2
Corintios 2,4) para solucionar el desencuentro entre él y la comunidad. Esta es
otra carta que se perdió. Algunos estudiosos creen encontrarla en parte en 2
Corintios 10-13.
4. La Segunda Carta a los Corintios. Fue escrita
para refutar las calumnias contra Pablo y para resolver los conflictos que
surgieron relacionados con la comunidad. En un estilo vivo y apasionado
esclarece los malentendidos (2 Corintios 1,12-2,11), y defiende su ministerio
(2 Corintios 10-13). Así, en total, serían como mínimo cuatro cartas.
5. La carta sobre la solidaridad. Parece
probable que los capítulos 8 y 9 de la segunda Carta a los Corintios haya sido
una especie de circular enviada a las comunidades de Grecia con el fin de hacer
una colecta para los pobres de Jerusalén.
No sabemos exactamente
ni cuando, ni dónde fueron escritas estas cartas. En todo caso la primera Carta
a los Corintios fue escrita cuando Pablo estaba en Éfeso (1 Corintios 16,8),
durante su tercer viaje misionero, en la primavera del año 55 ó 57 (1 Corintios
5,7-8). La segunda fue escrita hacia el fin del año 55 ó 57 cuando Pablo,
viniendo de Éfeso, viajaba por la Macedonia para visitar a la comunidad de
Corinto (2 Corintios 7,5).
D. LA PRIMERA
CARTA A LOS CORINTIOS
- Esquema la 1ª Carta a los
corintios
Introducción: saludos y
acción de gracias: 1,1-9
1ª Parte: Trata de los problemas que Pablo recibió
de Cloe: 1,10-6,20
1,10-4,21 Divisiones, partidos y tendencias
5,1-13 El caso escandaloso del incesto
6,1-11 Incapacidad para resolver los propios problemas
6,12-20 El problema de la inmoralidad
2ª Parte: Respuesta a los problemas presentados por
la comunidad: 7,14-40
7,1-40 Casamiento o no casamiento: matrimonio y virginidad
8,1-10,33 Las carnes sacrificadas a los ídolos
11,2-14,40 Comportamiento en las asambleas
- Mujeres:
11,2-16
- Eucaristía:
11,17-34
- Carismas:
12,1-14,40
3ª Parte: Fe en la
resurrección: 15,1-58
Conclusión: 16,1-24
- Claves de lectura o temas
importantes
a) La mística del
conflicto. Conflictos y
tensiones marcan toda existencia humana. Pablo sugiere vivirlos como
actualización de Cristo crucificado (1 Corintios 1,23). Los conflictos marcan
también la relación entre Pablo y la comunidad. Leyendo la carta desde la clave
del conflicto, se percibe la capacidad admirable de Pablo para iluminar los
problemas más concretos del día a día con la luz del misterio más profundo de
la fe. Toda la carta está centrada en torno a la vivencia del misterio pascual,
es decir, de la cruz y la resurrección. La cruz aparece al comienzo (capítulos
1 al 4), la resurrección al final (capítulo 15). Entre el comienzo y el final
se encuentra el largo caminar, lleno de problemas y tensiones.
b) La locura de la
cruz y la sabiduría del mundo. El contraste entre la “locura de
la cruz” y la “sabiduría del mundo” atraviesa la carta del comienzo al final,
explícita o implícitamente. Con la luz que nos viene de la cruz de Cristo,
Pablo condena las divisiones de la comunidad (1 Corintios 5,1-13), cuestiona la
vanagloria de los que escandalizan (1 Corintios 5,1-13), critica la
interpretación errónea que hacían de ciertas frases que él, Pablo, había
enseñado (1 Corintios 6,12-20), reprueba el comportamiento egoísta de algunos
en las asambleas (1 Corintios 11,17-34).
c) La resurrección
de Cristo y nuestra resurrección. Pablo consigue aceptar la locura
de la cruz y deshacerse de la sabiduría del mundo porque cree en la
resurrección. Pero la cultura griega de los corintios no era preparada para
aceptar la resurrección. Y sin la resurrección toda la argumentación sobre la
locura de la cruz, por más buena que fuera, no tendría valor para él. Desde el
comienzo, la fe en la resurrección ya estaba implícitamente presente en la
argumentación de Pablo. Pero, ahora al final, en el capítulo más extenso de la
carta, él profesa explícitamente y refuta con fuerza los argumentos en contra
de aquella (1 Corintios 15,1-58).
d) La tarea ardua
de la inculturación. La primera carta a los Corintios tal vez sea, entre
todas las cartas de Pablo, el ejemplo más claro de la dificultad y de la
necesidad de la inculturación del mensaje cristiano. Leer la carta bajo esta
clave puede ser particularmente esclarecedor para nosotros que vivimos el reto
de encarnar la Buena Noticia en las culturas de nuestros pueblos. Entre otros
puntos vale la pena examinar con detenimiento la manera cómo Pablo enfrentó
varios problemas:
-
Las carnes sacrificadas a los ídolos (1 Corintios 8-10),
-
La fe en la resurrección (1 Corintios 15),
-
El ambiente pagano de la ciudad que se introducía en el modo de vida de la
comunidad (1 Corintios 5-6).
e.)
Los problemas de la comunidad. Otra clave
importante que muestra la actualidad de la carta a los Corintios es ver de
cerca cómo Pablo enfrentaba y resolvía los problemas de la convivencia
comunitaria: las divisiones internas (1 Corintios 1,10-4,21), la ética sexual
(1 Corintios 5,1-13), las riñas ante el tribunal (1 Corintios 6,1-11), el
respeto por la conciencia de los más débiles (1 Corintios 8,7-9,27), el buen
orden en las asambleas (1 Corintios 11,1-34), el problema del don de lenguas (1
Corintios 12-14), etc.
f.)
Los límites de
la carta. Pablo es hijo de su tiempo. Tiene sus límites. No podemos juzgarlo con los
parámetros del conocimiento que tenemos hoy de la condición humana. Sus límites
aparecen, por ejemplo, en su actitud con respecto a la mujer (1 Corintios
11,2-16; 14,34-35). Estos textos difíciles deben ser interpretados no como
enseñanza universal, válida para todos los tiempos, sino como una respuesta a
un problema concreto y localizado. Además de esto, hay que situarlo dentro del
contexto más amplio, tanto de la cultura de la época como del empeño de Pablo
para que la mujer pudiera tener una función de líder en las iglesias
domésticas.
g.)
Tradición, Escritura, Espíritu y Libertad en
Cristo. Para los fariseos tenía mucha autoridad la Tradición de los Antiguo. Pablo,
judío de la línea de los fariseos (Filipenses 3,5) atribuye mucha autoridad a
la Tradición que se transmite en las comunidades. A ella se refiere cuando
habla de la Cena del Señor (1 Corintios 11,23-27), de los testimonios sobre la
resurrección (1 Corintios 15,3-8) y del comportamiento en las reuniones (1
Corintios 11,2). La misma autoridad le atribuye a la Escritura (1 Corintios
10,11). Ambas, la Escritura y la Tradición, tienen autoridad como Palabra o
Precepto del Señor (1 Corintios 7,10.25). Sin embargo, reconociendo su
autoridad, ellas no son una camisa de fuerza. Ante problemas nuevos, Pablo se
toma la libertad de dar consejos inéditos que no se fundamentan ni en la
Tradición, ni en la Escritura: “les digo yo, no el Señor” (1 Corintios
7,12.25). Y la razón de esta libertad valiente es la seguridad de la acción del
Espíritu del Señor: “pienso que también yo poseo el Espíritu de Dios” (1
Corintios 7,40). Esta libertad, por lo tanto, no es desenfreno. ¡Todo lo
contrario! Es fuente de un compromiso mayor. “Todo me es permitido, pero no
todo es conveniente” (1 Corintios 10,23).
E. LA SEGUNDA
CARTA A LOS CORINTIOS
- División
Introducción: Saludo y
agradecimiento: 1,1-7
1ª Parte: Pablo, su ministerio
y sus relaciones con la comunidad: 1,8-7,16
- Explica el cambio del proyecto del viaje:
1,8-2,13
- Defiende la superioridad del ministerio de
la Nueva Alianza: 2,14-4,6
- Expone las angustias y esperanzas del
ministerio: 4,7-5,10
- Ejerce el ministerio como embajador de
Cristo: 5,11-21
- Habla de las dificultades que enfrenta en
el ministerio: 6,1-7,4
- Informa que con la llegada de Tito se
esclareció todo: 7,5-16
2ª Parte: Sobre la
colecta en favor de los pobres de Jerusalén: 8,1-9,14
3ª Parte: Defensa
apasionada de su misión como apóstol: 10,1-13,10
Conclusión: Invita a la
alegría y el saludo final: 13,11-13
- Claves de lectura o temas
principales de la segunda carta a los Corintios
La
mayor parte de las claves de lectura de la Primera Carta a los Corintios abren
también el sentido y el alcance de la Segunda Carta. Por ejemplo, los temas de
la “mística del conflicto”, “la locura de la cruz y la sabiduría del mundo”,
“los problemas de la comunidad”, “la tarea ardua de la inculturación”, aunque de
otra manera, atraviesan también a la segunda Carta.
a). Defensa y consuelo del misionero. Conviene leer
la segunda Carta a los Corintios bajo la clave del misionero que, atacado y
calumniado por falsos apóstoles (2 Corintios 11,12-13), se ve en la obligación
de defender su ministerio. Pablo fue acusado de ser torpe y débil (2 Corintios
10,10), ambicioso (2 Corintios 10,12-17), que no ama a la comunidad (2
Corintios 11,7-11), inferior a los otros evangelizadores (2 Corintios 11,4-5).
Fue gravemente injuriado (2 Corintios 7,12; 2,5-11). El se defiende no pensando
en él, sino por causa del Evangelio que él quiere anunciar (2 Corintios 12,19).
Entrelíneas se hace transparente su vivencia como misionero.
b). El uso
de las Escrituras. En 2 Corintios 3,1-4,6 tenemos uno de los textos más
importantes para saber cómo Pablo encaraba la Escritura y su interpretación. Es
aquí que él expresa por primera vez las palabras “Antiguo Testamento o Antigua
Alianza” (2 Corintios 3,14). La Nueva Alianza, anunciada por Jeremías (Jeremías
31,33) es la comunidad cristiana. Ella es la “carta de Cristo, escrita no con
tinta en piedras, sino con el Espíritu de Dios vivo en la carne de los
corazones” (2 Corintios 3,2-3). Es la comunidad quien posee el Espíritu y da
vida a la letra. De lo contrario la letra podría matar a la fe (2 Corintios
3,6.
c). Mística y resistencia en las tribulaciones
(2 Corintios 4,7-6,10). Para conocer el carácter y la persona de Pablo no hay
nada mejor que las dos cartas a los de Corinto. Son la revelación de Pablo. Por
ejemplo, en 2 Corintios 4.7-6,10 se manifiesta cómo él vive y se mantiene en
medio de los conflictos de su misión. En 2 Corintios 12,1-6 habla de las
experiencias místicas que tuvo en los primeros años después de su conversión, y
de la debilidad interior que siente (2 Corintios 2,7-10). Estas cartas sirven
para completar la biografía de Pablo y la cronología bastante deficiente de los
Hechos.
d). Un grupo de trabajo en favor de los
oprimidos. En 2 Corintios 8-9 Pablo utiliza todos los medios para incentivar
la generosidad de los griegos en favor de los pobres de Jerusalén. La
iniciativa de la colecta revela creatividad. Era una forma de realizar a nivel
más amplio que la comunidad de Jerusalén había realizado a nivel local: “Los
cristianos tenían todo en común, compartían sus bienes con alegría y no había
necesitados entre ellos” (Cf. Hechos 2,44-45; 4,32.34). Así intentaban cumplir
con la ley que decía: “entre ustedes no puede haber pobres” (Deuteronomio 15,4.
Tema 16: LOS
CARISMAS.
“Todo para la edificación común” (1
Corintios 14,26c).
Mensaje
Cada persona como cada
uno de nosotras y nosotros tenemos talentos. Toda organización funciona gracias
a la puesta en marcha de estos talentos al servicio del grupo. Esta fue la
experiencia de la 1ª Comunidad cristiana. La diversidad de dones es, sin duda,
el gran tesoro de cualquier comunidad. Cada miembro de la comunidad se
distingue por su don peculiar. Sin embargo, puestos en común para la
edificación de la comunidad se convierten en eslabón de una sola cadena, en
hilos del mismo tejido (12,7-11). Pablo emplea la imagen de cuerpo para
explicar mejor este aspecto: “aún siendo muchos formamos un solo cuerpo en
Cristo, y cada uno, a su vez, es miembro de los otros” (12,12,20.25).
Nuestro texto de hoy
habla de carismas o dones presentes en la comunidad de Corinto. En su primera
carta a los Corintios Pablo habla de “dones” y “carismas”. En el capítulo 14
distingue el valor y la utilidad de cada uno. La carta revela que la comunidad
de Corinto era muy rica en dones, pero también revela que había problemas.
“Buscar el amor” (1 Corintios 14,1). Los carismas son dones regalados para la
edificación de la comunidad.
Bienvenida. Canto. Acogida
y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra
realidad:
1. Revisemos cada
uno las organizaciones a las que pertenecemos para ver que talentos ponemos al
servicio de ellas.
2. ¿Cuándo
funciona bien una organización y cuándo no?
Palabra de
Dios. 1 Corintios 14,1-33: La variedad de talentos en la Iglesia.
- En esta
lectura, ¿cuáles son los dones o carismas que Pablo?
- ¿Cuál era
la importancia de estos dones para la Comunidad de Corinto?
Hoy nosotros: Poner nuestros
talentos al servicio de los demás
- ¿Qué
mensajes sacamos nosotros de esta reflexión?
- ¿Qué
talentos y servicios vamos a desarrollar para hacer crecer nuestra
comunidad?
Oraciones
comunitarias. Poner el símbolo en medio de nosotros.
Celebrar con
creatividad lo que produjo en nosotros la lectura orante de la primera carta a
los Corintios. Rezar en común, a dos coros, o por versículos el Himno a la
Caridad (1 Corintios 13,1-13), agradeciendo a Dios los carismas que hemos
compartido al iniciar la celebración. Salmo. Canto. Bendición final.
Preparación del
próximo encuentro
̵
Conoceremos mejor la comunidad de Colosas. Leamos la introducción a la
carta de Pablo a los colosenses. El texto a estudiar es: Colosenses 2,6-3,4.
Texto de apoyo: Efesios 2,1,22.
̵
Traer un símbolo acorde al tema de la próxima reunión.
Comentario 16: Carismas: el buen uso del poder
Para expresar la estructura
fundamental de una comunidad, en la que cada miembro tiene su talento peculiar,
puesto al servicio de los demás, Pablo usa la palabra “carisma”. Para Pablo el
carisma es don de Dios (1 Corintios 12,1; Romanos 12,6a) usando con el poder de
Dios (1 Corintios 2,5; 4,20; 5,4; 2 Corintios 4,7; 6,7) en beneficio de los
demás (ver Efesios 4,11-12; Hechos 19,11-12 y 1 Corintios 12,14). El poder dado
a los discípulos (Mateo 10,1-16; 28,18-19; Marcos 3,13-15) y los dones
gratuitos son la misma participación al misterio de Jesús y al Reino de Dios.
El Señor Jesús es el
carisma por excelencia, el carisma decisivo que incluye todos los demás
carismas y da a los suyos lo que posee. Carisma y poder coinciden en el hecho
salvífico de modo que se convierten en un acontecimiento único y con la misma
finalidad: llevar a la persona humana a la plena participación del misterio
escondido en Dios y revelado por Jesucristo (Éfeso 2,4-6).
A. EL PODER
LIBERADOR EN LA COMUNIDAD CARISMÁTICA
Pablo usa raramente la
palabra ‘poder’, aún cuando la realidad del poder y de la autoridad sea algo
decisivo para él y sus comunidades helenistas. Pablo usa ese término tan solo
en situaciones de antagonismo de poder: que la comunidad sea libre, o sea
participativa y no dominadora (2 Corintios 1,23; 2,4.10).
Para Pablo la
autoridad que se hace valer sobre los más débiles no es autoridad, sino
autoritarismo (2 Corintios 10,1-4). De ahí que trate sobre el “poder” en
confrontación con la ley o ante un hermano más débil. Partiendo de esto, él da normas
e instrucciones para el “buen uso del poder” evitando que para otros sea fatal
o tiranía (1 Corintios 8,12ss). Pablo habla de este “poder” como propio de
quien tenga una conciencia recta lúcida y pura (1 Corintios 10,13-25). Aún más,
llega el caso de tener que renunciar a esa libertad si a nuestro lado hay un
hermano de conciencia no tan esclarecida y débil en la fe (ver 1 Corintios
8,9-10; Gálatas 5,13; 1 Timoteo 1,5-7). Pablo resume la libertad en el
mandamiento del Señor: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Romanos 13,9-10;
Gálatas 5,14). Para él este es el mayor poder, la mayor autoridad, el don por
excelencia dado al ser humano.
B. EL LUGAR DE
LOS CARISMAS
Pablo supone que la
comunidad es el lugar ideal donde florecen y actúan los carismas. No quiere que
los de Corinto vivan en la ignorancia acerca de los “dones” del Espíritu (ver 1
Corintios 12,1). Pero sucede que ciertas “vivencias” religiosas muy codiciadas
pueden ser verdaderas. Por eso intenta esclarecer cuál es el lugar de los
“dones” y cómo usarlos convenientemente. Por esto Pablo da orientaciones
disciplinares y hace exhortaciones enérgicas de orden moral (1 Corintios
12,27-31a). Quiere erradicar el fanatismo de algunos, el orgullo de otros y la
ignorancia de muchos, todos estos factores que pueden producir la desunión y el
desamor. Para él es necesario analizar el contenido del mensaje y averiguar si
el carismático es un auténtico cristiano (1 Corintios 1,13-14; 12,10c).
C. CRITERIOS:
LIBERTAD Y COMUNIDAD
Pablo no se preocupa
por saber si ciertas “señales” o manifestaciones extrañas se pueden explicar
racionalmente. Hoy, por ejemplo, hacemos un análisis psicológico para
discernirlo paranormal o parafísico. A él le interesa solamente si esas
“señales” están o no de acuerdo con el mensaje central del Evangelio: el amor:
“Aunque hable todas las lenguas humanas y angélicas, si no tengo amor, soy un
metal estridente o un platillo estruendoso” (1 Corintios 13,1; 2 Corintios
6,4-6). Si su origen es el Espíritu no pueden ser causa de tristeza para la
comunidad (1 Corintios 13,4-6). Tampoco pueden violentar la libertad de los
hermanos (1 Corintios 14,26-28.39-40). Los “carismas”, si son auténticos, deben
producir los frutos del espíritu: paz, benignidad, alegría, concordia, ternura,
bondad, unión, mansedumbre, fidelidad, autodominio, solidaridad y sobre todo
amor capaz de sacrificio (Gálatas 5,22; 1 Tesalonicenses 1,2).
D. VARIEDAD DE
CARISMAS AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD
La evaluación de los
carismas se hace atendiendo tanto a su origen como a su finalidad (1 Corintios
14,37). Los carismas son dados únicamente para la edificación de la comunidad
(Romanos 12,4-6). Es inútil establecer límites definidos entre los diversos
carismas. Pablo enumera varios, pero con esto no pretende poner punto final (1
Corintios 12,4-11).
Siempre teniendo ante
sí la edificación de la comunidad, Pablo exhorta a los de Corinto a hacer mucho
discernimiento frente a los dones espectaculares (1 Corintios 14,6). Hablar en
lenguas consistía en hablar, durante el culto, una lengua desconocida para los
demás. En las “religiones mistéricas” era frecuente usar una lengua arcaica.
Pablo dice que esto puede ayudar al que reza, pero es inútil para quien escucha
si no se puede interpretar (14,5b). El don de lenguas, como oración, está para
provecho del individuo (14,4a.14.17). Lo que debe quedar evidente es que los
dones están al servicio de la comunidad (14,24-25).
No es suficiente que
el carismático sea arrebatado solo en “espíritu”, esto es, en su dimensión
emotiva y afectiva. Hay que añadir a esto el crecimiento de la “conciencia
crítica” para no caer en el ridículo (1 Corintios 14,23). Por eso el don de
lenguas, de acuerdo a 1 Corintios 14,10-11, se parece más al don de una buena
comunicación. Pablo prefiere el don de profecía. La profecía es algo semejante
a nuestra predicación –al anuncio– ya que tiene como finalidad el exhortar,
consolar, denunciar (1 Corintios 14,3; Romanos 12,6b). Pablo le da una cierta
primacía (1 Corintios 14,15) y dice que es preferible un mensaje comprensible a
decir palabras en lenguas. Hay que distinguir entre profetizar y ser profeta.
Ser profeta es poseer en forma constante el don de la profecía, mientras que
profetizar puede ser un acto aislado y ocasional.
Cuando alguien
instruye se convierte en más útil para la comunidad. Nadie puede pensar que por
poseer algún “carisma” ya es maestro de los demás. O que ya no tiene nada que
aprender. Todo lo contrario, cuando uno es más humilde tanto más Dios se
revelará en él por medio de él (ver Lucas 10,21). Pablo termina amonestando que
haya orden en la función carismática (14,33a) y que no se pierda de vista lo
que es constructivo: la comunión fraterna.
CONCLUSIÓN
Pablo deja establecido
con claridad que lo que importa es el Amor. En toda su exposición sobre los
“dones” reconoce que los “carismas” son dones relativos y hasta caducos y
pasajeros (1 Corintios 13,9-10) ante el único carisma que realmente merece ese
nombre: el Amor (13,8a). El amor se expresa en gestos concretos de solidaridad,
de servicio (13,8a), de acogida sobre todo de los más necesitados, los
excluidos y crucificados de la sociedad (2 Corintios 8,1-6). Para enaltecer
este carisma Pablo cita las palabras bien concretas del bellísimo Himno al
Amor.
INTRODUCCIÓN A LA CARTA A
LOS COLOSENSES
A. LA CIUDAD DE
COLOSAS
Colosas, hoy en
ruinas, era una ciudad de Frigia occidental, hoy Turquía a lo largo de la
carretera que conduce a la parte oriental de Éfeso. En la época de Pablo era
una insignificante ciudad comercial, que contrastaba con las ciudades vecinas,
más grandes y más desarrolladas (Cf. Col 4,13.15). Desde el año 129 aC. Colosas
pertenecía a la provincia romana del Asia.
B. EL ORIGEN DE
LA COMUNIDAD CRISTIANA EN COLOSAS
Pablo no desconocía la
zona de Frigia, pero es casi seguro que nunca visitó Colosas (Cf. Col 1,4.7ss;
2,1). En sus viajes por Frigia (Hechos 16,6; 18,23) no llegó hasta la región
sudoeste donde se encuentra Colosas. La comunidad de Colosas, como la de
Laodicea y Hierápolis, se inició por la predicación de un colosense, llamado
Épafras, discípulo y colaborador de Pablo (Cf. Col 1,7; 4,12-13). Pablo, por lo
mismo, acompaña con sumo interés el desarrollo de esta comunidad y manifiesta
un cariño especial por su compañero de misión: Épafras: “Así lo aprendieron de
nuestro querido compañero Épafras, que es para ustedes fiel servidor de Cristo.
Ha sido él también quien nos ha informado cómo se aman en el Espíritu” (Col
1,7). Podemos deducir que el trabajo de Épafras en Colosas fue orientado
directamente por Pablo.
La comunidad estaba
formada en su mayoría por cristianos gentiles (Col 1,21.27; 2,13). En la carta
a los Colosenses se menciona dos residencias que sirven de local para las
oraciones y aún celebraciones (Col 4,15.17; Cf. Filemón 2). No hay signos de la
presencia de judeo-cristianos en la comunidad de Colosas.
C. LA CARTA
- Autor
a) Dudas. Se afirma que
la carta no es auténtica de Pablo, sino atribuida a él. Para sostener esta
postura presentan las razones siguientes:
̵
El lenguaje y estilo literario de la carta a los Colosenses evidencian
diferencias en relación a otras cartas auténticas de Pablo.
̵
La comparación teológica, más en concreto la Cristología de los Colosenses,
con las principales cartas de Pablo confirma las diferencias.
̵
Hay mucha cercanía entre la carta a los Colosenses y la de los Efesios.
Esta última ciertamente no es de Pablo, sino atribuida a él.
b). A favor de Pablo. Hay quienes consideran a la carta
a los Colosenses como auténtica de Pablo, escrita en el cautiverio como las
cartas a los Filipenses y a Filemón.
En
conclusión podemos decir que, aunque esta carta no fuera de Pablo, continúa su
pensamiento. Es probable que un discípulo de Pablo elaborase el texto de la
carta para entablar un diálogo de fe en medio de un creciente sincretismo
religioso. De cualquier forma, la carta fue escrita en nombre de Pablo.
- ¿Dónde y cuándo fue escrita
la carta a los Colosenses?
El
vínculo con la tradición paulina y la cercanía que tiene con la situación de
las comunidades del Asia Menor, llevan a pensar que la última redacción de la
carta fue escrita en Efeso en torno al año 80 dC. La carta, sin embargo, hace
referencia a la situación de Pablo en la prisión (Cf. Col 4,3ss.10.18). Si
aceptamos que la carta fue escrita usando material de Pablo este provendría de
su cautiverio o en Cesarea o en Roma (56-58 ó 58-60 dC).
- ¿Qué motivos movieron al
autor para escribir esta carta?
El
contenido de la carta nos revela el motivo principal de su redacción. Fue la
infiltración de doctrinas heréticas y de filosofías extrañas que producían confusión
en la comunidad de Colosas. Para nosotros la cuestión es oscura. Podría
tratarse de un movimiento sincretista de carácter judeo-gnóstico, o de
infiltración de ideas de otro origen. Otra posibilidad es que se trate de la
influencia del sincretismo helenista en la región del Asia Menor. Los
Colosenses “que fueron sacados del paganismo para servir a Cristo” (Col 3,24)
se dejaban seducir por las ideas provenientes de otras fuentes como las “vacías
y engañadoras especulaciones de la filosofía” (Col 2,8), de la religión de los
“elementos del mundo y del culto a los ángeles” (Col 2,8; 2,18.20).
El objetivo de la
carta es contrarrestar las falsas doctrinas y reafirmar la primacía de la
plenitud de Cristo (Col 1,19; 2,10). En El desaparecieron las ventajas atribuidas
a determinada religión, status o cultura, porque en El todo fue reconciliado
(Col 1,20). Fueron superadas todas las distinciones discriminatorias: griego y
judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, libre, esclavo, porque Cristo es
todo en todos (Col 3,11; Cf. Gálatas 3,8 donde Pablo alude también a la
superación de la discriminación entre hombre y mujer).
- División de la carta
Después del remitente
y el saludo la carta a los Colosenses se divide en tres partes temáticas y
concluye con algunos complementos y saludo final.
Remitente: Col 1,1-2
1ª parte: Doctrina:
Riqueza de la fe cristiana y primado de Cristo (Col 1,3-2,5)
̵
Acción de gracias por las noticias recibidas (Col 1,3-8)
̵
Oración que culmina con el Himno Cristológico (Col 1,9-20).
̵
Esperanza que nace con el anuncio del Evangelio (Col 1,21-29)
̵
El cuidado de Pablo por la comunidad (Col 2,1-5)
2ª parte: Advertencia:
sobre errores (Col 2,6-3,4)
̵
Las diversas doctrinas y la verdadera fe en Cristo (Col 2,6-15)
̵
La superación de la religión de los “elementos del mundo”, en Cristo (Col
2,16-3,4)
3ª parte: Exhortación:
Consecuencias prácticas y éticas de la fe cristiana (Col 3,5-4,6)
̵
Una nueva relación en la comunidad de los reconciliados en Cristo (Col
3,5-17)
̵
Preceptos de moral doméstica y exhortación al espíritu apostólico (Col
3,18-4,6)
Complementos y saludo final
̵
Envío de Tíquico y Onésimo (Col 4,7-9)
̵
Saludos de los compañeros de Pablo (Col 4,10-14)
̵
Saludos a los destinatarios (Col 4,15-17)
̵
Saludo final (Col 4,18)
D. CLAVES DE
LECTURA
La carta a los
Colosenses puede ser leída desde muchas puertas de entrada.
1. Vigilancia. Vigilar y saber aprovechar bien
el momento presente. Esto es no dejarse esclavizar. Es asumir la lucha por la
vida, en la seguridad de que desde ahora nuestra vida está escondida en Dios
(Col 3,3). La fe en la resurrección no nos debe llevar a la resignación. Al
contrario, es para el cristiano motivo para la lucha y la militancia. Creer en
la resurrección es mantenerse alerta y vigilante en el tiempo presente.
2. Cristo todo en todos. Si Cristo es
todo en todos, no hay razón para privilegiar a unos sobre otros (Cf. Col 3,11).
La comunidad eclesial está llamada a dar testimonio de unidad en la diversidad
de culturas y de ritos religiosos.
3. Ascesis falsa. La ascesis no tiene valor en sí
misma. La carta a los Colosenses llama la atención sobre la ascesis equivocada
(Cf. Col 2,16-23). La verdadera ascesis está en crear nuevas relaciones de
justicia y de compartir. Es seguir a Jesús, revestirse de sus sentimientos y
continuar su praxis (Cf. Col 3,12-15).
4. Nuevas relaciones justas. En una
comunidad que sigue a Jesús no hay lugar para privilegios personales. Hombres y
mujeres (Col 3,18-19), empleados y empleadores, todos somos servidores del
único Señor (Col 3,24). “Quien cometa injusticia lo pagará, pues no hay
favoritismos” (Col 3,25).
Tema 17:
DOCTRINAS EXTRAÑAS.
“Han muerto, y su vida está escondida con Cristo en Dios” (Colosenses 3,3).
Mensaje
Vivimos en un tiempo
de fuerte emergencia religiosa o espiritual en América Latina. Esto es muy bueno.
El pueblo sufrido se agarra de Dios de cualquier manera. Poco le importa qué
nombre tiene la religión. Se puede dar mucha manipulación y explotación de
símbolos religiosos. Más que nunca estamos llamados a discernir en un diálogo
inter-religioso qué es lo que enriquece y qué es manipulación o explotación
religiosa.
Los primeros
misioneros del Camino, en el seguimiento de Jesús, vivieron una situación
similar a la nuestra, en Asia Menor. El encuentro de la cultura hebrea con la
helenista estaba marcado por la mezcla de etnias, corrientes filosóficas,
doctrinas y creencias religiosas. Es a partir de esta realidad que fue escrita
la carta a los Colosenses (Cf. Col 2,6-8.16-23).
En el texto de hoy que
leemos encontramos muchas advertencias y alertas ante los peligros que amenazan
a la fe cristiana. La carta a los Colosenses es bastante realista, con los pies
en la tierra. Esta Palabra de Dios nos habla a nosotros sobre la realidad que
vivimos. Somos llamados para ser presencia profética de discernimiento junto al
pueblo en América Latina. Este servicio implica una actitud de apertura y
acogida de lo nuevo.
Bienvenida. Canto. Acogida
y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra
realidad:
- Conversemos
sobre el de creencias religiosas en los ambientes donde estamos insertos.
- Según
nuestro parecer, ¿qué valores nuevos podemos asumir? Digamos la razón.
Palabra de
Dios. Colosenses 2,6-3,4: ¡Cuidado con los falsos profetas!
- ¿Cuáles
son los puntos más importantes de esta lectura?
- ¿Qué
soluciones le ofrece la carta a los problemas planteados?
Hoy nosotros: Discernir lo
que construye el Reino de Dios
- ¿Qué
significa para nosotros la certeza de que nuestra vida está escondida con
Cristo en Dios?
- ¿Qué
actitudes concretas debemos asumir si queremos vivir como resucitados en
Cristo?
Oraciones
comunitarias. Poner el símbolo indígena en medio de nosotros.
Celebremos con alegría
y gratitud, las fuerzas y luces que hoy hemos encontrado para nuestra vida. El
símbolo religioso puede ser de los Indios antes de la llegada de Colón a
América. Salmo. Canto. Bendición final.
Preparación del
próximo encuentro
̵
Seguiremos el estudio de los Hechos, que muestra cómo las primeras
comunidades cristianas se expanden por la fuerza de la Palabra y del Espíritu.
El texto de estudio es: Hechos 25,1-12. Texto de estudio: Hechos 25,1-12.
̵
Distribuir las tareas entre los participantes. Traer un símbolo acorde al
tema de la próxima reunión.
Comentario 17: Religiosidad popular, doctrinas extrañas, anuncio de la
Buena Noticia
Los discípulos de
Jesús y las primeras comunidades son enviados a anunciar la Buena Noticia del
Reino de Dios. Fuera de las fronteras culturales y geográficas del mundo
judaico, vivieron el desafío de leer el mensaje de Jesús en las diferentes
culturas de la época.
Hoy tenemos el mismo
desafío. Vivimos en un continente pluricultural. Esto, por una parte, significa
una gran riqueza y variedad de símbolos culturales y religiosos. Pero, por otra
parte, encontramos dificultad para releer nuestra historia y descubrir nuestra
identidad cultural y religiosa como pueblo latinoamericano.
A. NUEVO
DESPERTAR RELIGIOSO
La primera
evangelización de América Latina combatió la existencia de los símbolos
culturales y religiosos que tenían los moradores originarios del continente, conocidos
como indígenas. Hasta hoy llegan los reflejos de ese modo de pensar la
evangelización. La rica simbología religiosa india o afro tiene poco lugar en
nuestras celebraciones. En la relectura de los 500 años de la evangelización
notamos una fuerte reacción contra la imposición europea. Se ha dado una vuelta
consciente hacia la valorización de la cultura y religiosidad autóctona.
Es importante tomar
nota de que estamos al principio de un nuevo milenio. La historia nos enseña
que siempre es un tiempo propicio para el surgimiento de ideas apocalípticas y
espiritualistas. Con ellas surgen muchas doctrinas y diferentes creencias,
llamadas por lo general sectas.
En ese contexto surgen
algunas preguntas fundamentales: ¿Qué es el diálogo inter-religioso y qué es la
manipulación religiosa? ¿Cómo continuar hoy el movimiento de Jesús que se
convierte en praxis en la vivencia comunitaria?
B. CLARIFICANDO
ALGUNOS CONCEPTOS
- Experiencia religiosa
popular
La
religiosidad popular es una predisposición de apertura, sed de conocimiento que
el pueblo tiene de Dios, aún antes de cualquier anuncio explícito. Por esta
religiosidad el pueblo es vulnerable y no siempre asume la propuesta del
Evangelio de Jesús, al anuncio de la Buena Noticia. El pueblo latinoamericano
es religioso. Las señales de su experiencia religiosa popular aparece en cada
instante: cuando alguien hace la señal de la cruz al pasar frente a una
iglesia, cuando al acabar de comer alguien dice: “Dios se le pague”.
El
pueblo latinoamericano tiene una experiencia directa de lo sagrado. De hecho,
no son los conceptos racionales y disciplinarios los que dan fuerza al pueblo
para aguantar la dureza de tanta injusticia y sufrimiento de cada día. Hay
otras fuentes donde el pueblo bebe y saca fuerza para el caminar en el deseo de
religar todas las cosas con Dios. Es el mismo Dios de la Vida que camina con su
pueblo rumbo a la Tierra Prometida.
Fiestas,
peregrinaciones, romerías, devociones, música, todo forma parte del gran
potencial religioso presente en el pueblo latinoamericano. Este potencial
proviene del conjunto de muchas culturas y de la convergencia de variados ritos
religiosos, indígenas, afro-americanos. Rescatar y valorizar la riqueza de la
experiencia religiosa popular es un desafío permanente para los que seguimos el
camino de Jesús.
- ¿Iglesias o Sectas?
Un
grupo religioso se convierte en secta cuando comienza a cerrarse dentro de sí
mismo y su proyecto de salvación. Se da cuando sus miembros comienzan a creer
que solo ellos tienen la verdad y van al cielo: Solo ellos conocen la verdad y
son santos; los demás son pecadores. El miembro de una secta tan solo pretende
ser espiritual y acaba volviéndose ingenuo, desligado de la realidad y alienado
por sus creencias. Por eso dicen: “No mire la crisis, mire a Jesús”. Peor pasa
aún cuando estos grupos fanáticos explotan al pueblo para quitarle lo poco que
le queda para su sustento en cambio de una supuesta salvación espiritual. En
algunas sectas, además del diezmo, se les cobra el rescate de salvación a precio
altísimo.
Ninguna
religión está libre de tener tendencias sectarias, ni la religión católica. Por
eso todas las religiones deben permanecer siempre en la dinámica del camino,
como nos enseñan los Hechos. Esto implica revisión permanente de sus
expresiones simbólicas y manifestaciones religiosas.
- Es necesario discernir
La
sabiduría nos dice que es tiempo de discernir y no de juzgar. Creemos que el
Espíritu Santo sopla donde quiere y como quiere. Las semillas del Evangelio ya
están sembradas en todas las culturas y por todas partes por el Espíritu de
Dios. Hemos aprendido esta convicción de fe a partir de la experiencia de las
primeras comunidades cristianas. Pero es necesario discernir.
En
la comunidad de Colosas había una situación muy parecida a la que vivimos hoy
en nuestras comunidades. Las especulaciones filosóficas fueron consideradas
vacías, engañosas y esclavizadoras por el autor de la carta a los Colosenses
(Col 2,8). Este pone en alerta aún sobre un grupo religioso que da culto a los
ángeles. Otro tiene como criterio de discernimiento la influencia de “elementos
de este mundo” y no de Jesús. La carta advierte sobre una falsa religiosidad
aparente que está destinada a desaparecer por desgaste, como preceptos y
enseñanzas de hombres y no de Dios (Col 2,22-23). La búsqueda de otras
plenitudes al margen de Cristo. Pues él es la única plenitud: Esa es la gran
preocupación que está detrás de la carta a los Colosenses.
A
pesar de todas estas dificultades, fruto de la mezcla de grupos religiosos de
la ciudad de Colosas, el autor de la carta concluye que el mayor criterio
evangélico es este: “Cristo es todo en todos” (Col 3,11). Queda por preguntar
si ese criterio es parte de la diversidad cultural y religiosa vivida por la
comunidad de Colosas.
- ¡Cristo es todo en todos!
Esta
afirmación es la culminación de todo lo dicho en la carta. Hay que acabar con
las divisiones entre griegos y judíos, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y
escitas, esclavo y libre. En esta lista de reconciliados en Cristo, el autor,
lastimosamente, se comió un par de palabras “hombre y mujer” que saldrán en
Gálatas 3,28.
¡Cristo
es todo en todos! He aquí la referencia mayor para cualquier cultura, grupo
religioso o teoría filosófica. Viviendo de acuerdo a este criterio sabremos
dialogar con personas de otras sectas religiosas sin convertirnos en sus
adeptos. No podemos perder la oportunidad de vivir libremente como hijas e
hijos de Dios, abiertos al amor, al diálogo, firmes en la fe y la esperanza de
un mundo mejor, en la lucha por una nueva sociedad justa y fraterna donde
Cristo, de hecho, pueda ser “Todo en Todos” (Col 3,11). La referencia
obligatoria para todas las religiones es Cristo.
- La semilla de la Palabra de
Dios, ya está presente
Creemos
que la semilla y los frutos de la Palabra de Dios están presentes en todas las
culturas. Es necesario reconocer esta realidad y fomentar las condiciones para
que crezca y fructifique.
En
conclusión podemos decir que ninguna cultura, como tampoco ninguna creencia
religiosa, es completa, en sí misma, que en ella se pueda agotar la Buena
Noticia, el Evangelio de Jesucristo. Por otra parte, ninguna cultura o religión
es tan insignificante que no contenga ya en sí la semilla de la Palabra de Dios
revelada plenamente por Jesús.
Tema 18: EXPANSIÓN
POR LA DEFENSA DE LOS DERECHOS.
“¡ Has apelado al César, irás al emperador !” (Hechos 25,12).
Mensaje
Dios se revela a
través de mediaciones humanas. En nuestra vida se dan acontecimientos que no
entendemos cuando todavía estamos metidos en ellos todavía con la cabeza
caliente. Solo después, en una relectura de estos hechos de nuestra vida
reconocemos que allí se manifestó Dios.
Toda la expansión del
Evangelio, como lo narra Lucas en los Hechos, se dio dentro de la dinámica de
una relectura de los acontecimientos desde la fe. Pablo, en el texto de hoy,
nos enseña que necesitamos ir a la búsqueda de nuestros derechos. Esto es, la
voluntad de Dios manifestada en su Palabra. Ser cristiano no significa ser
engañado o ingenuo. Este texto es la preparación del último viaje de Pablo con
destino a Roma. El Apóstol reivindica sus derechos como ciudadano romano y
apela al César. La narración histórica de Lucas es interrumpida por las
palabras de Festo y de Pablo.
El texto es un reflejo
de la situación vivida por las primeras comunidades cristianas. Nos muestra la
actitud sabia y aguda de Pablo ante el Tribunal. No se dejó amedrentar por las
amenazas de las autoridades judías que tramaban su muerte. Conocedor de las
leyes sabía que no podía escaparse del proceso ante el Sanedrín, sino apelando
a su privilegio de ciudadano romano. Después de probar su inocencia con
respecto a las acusaciones hechas contra él, dice: “¡Apelo al César!” La
respuesta de Festo después de oír el parecer de su consejo fue clara: “¡Apelaste
al César, irás al César!”
El texto no nos
proporciona una frase linda o piadosa para meditar, sino cómo el cristiano debe
estar comprometido con la realidad y conocer sus derechos para reivindicarlos.
La fe hay que vivirla con los pies en la tierra, dentro de la realidad. Pablo
utilizó su privilegio de ciudadano romano para expandir el Evangelio.
Bienvenida. Canto. Acogida
y motivación. Breve oración al Espíritu Santo.
Nuestra
realidad:
1.
¿Cómo reivindicamos nuestros derechos como pobres,
mujeres, negros, mestizos, indígenas?
2.
Entre nosotros, ¿dónde se atropella más a los
derechos de las personas?
Palabra de
Dios. Hechos 25,1-12: La valentía de Pablo.
3.
En esta lectura, ¿cuáles son las actitudes y
palabras que más nos llaman la atención?
4.
¿Cómo enfrentó Pablo los conflictos de los que nos
habla en esta lectura?
Hoy nosotros: Nuestros
derechos no se condicionan.
5.
¿Qué nos enseña a nosotros la actitud de Pablo?
6.
¿A qué nos sentimos llamados para vivir más
dignamente?
Oraciones
comunitarias. Poner el símbolo en medio de nosotros.
Rezar a partir de los
derechos, los unos atropellados, los otros alcanzados. Salmo. Canto. Bendición
final.
Preparación del
próximo encuentro
̵
Acompañaremos en parte la vida de las primeras comunidades en Roma,
mediante la Carta de Pablo a los Romanos. Leamos la introducción a esta carta y
a la 5ª y última parte. El texto de estudio es: Romanos 8,18-38. Texto de
apoyo: Colosenses 1,13-20; Éfeso 1,3-23.
̵
Repartirnos las tareas del próximo encuentro. Traer un símbolo acorde al
tema de la próxima reunión.
Comentario 18: Conversión de Pablo y su importancia en la vida de fe
Cuando leemos el
relato de la conversión de Pablo, en los Hechos, nos queda la impresión de que
en su vida todo cambió, en un abrir y cerrar de ojos. La realidad fue otra. La
conversión es siempre un proceso. Conversión no significa un cambio mágico en
la vida de una persona. Aunque implica un cambio radical, la conversión está
acompañada siempre por un proceso de vida, que se da poco a poco. Exige ruptura
y continuidad. Requiere un cambio de mentalidad, de comprensión y del corazón,
que se traduce en una nueva praxis. Veamos cómo sucedió esto en la vida de
Pablo.
El autor de los Hechos
da mucha importancia al episodio de la conversión de Pablo, no como un
acontecimiento personal, sino como un viraje histórico en la expansión del
Camino y de la Palabra de Dios. Narra tres veces cómo se dio la conversión
repentina en el camino de Damasco (Hechos 9,1-19; 22,5-16; 26,9-18). No informa
nada sobre la conversión prolongada, o sobre el lento proceso de maduración que
se extendió por trece años. Son 13 años de silencio. En las cartas que escribe
Pablo a las comunidades cristianas encontramos un pequeño espejo y reflejo de
este tiempo oculto de su vida.
A. EL CAMINO DE
DAMASCO
Pablo tendría unos 28
años de edad cuando viajaba hacia Damasco, capital de Siria, con las
credenciales del Sumo Sacerdote, para traer presos a los que pertenecían al
Camino, tanto hombres como mujeres (Cf. Hechos 9,1-2). Damasco dista de
Jerusalén 250 kilómetros al norte de Palestina. Por su belleza se la llamaba la
“perla del oriente”, o el “ojo del desierto”. Allí, en la encrucijada de
grandes caravanas comerciales, existía una floreciente colonia judía, con
sinagogas propias. El Sumo Sacerdote, presidente del Sanedrín de Jerusalén,
ejercía la autoridad central sobre las comunidades judías de la diáspora. El
imperio romano concedía cierta jurisdicción al Sanedrín sobre los judíos en lo
referente a cuestiones religiosas. El hecho de que Pablo tuviera en sus manos
credenciales del Sumo Sacerdote significa que no solamente era en nombre
propio, sino que la persecución de los cristianos formaba parte del plan de las
autoridades judías en connivencia con el imperio romano.
Esta descripción
inicial de las circunstancias que llevaban a Pablo a Damasco sirve para
demostrar el contraste y el viraje total que se dio en su vida y en la historia
de las primeras comunidades cristianas.
B. GRATUIDAD
DIVINA: UNA LUZ, UNA CAÍDA, UNA VOZ…
Súbitamente el camino
de Pablo hacia Damasco lo interrumpió una luz venida del cielo, que lo hace
caer en tierra y oír una voz. Esta descripción de elementos y fenómenos que
rodean a Pablo y actúan sobre él, muestran que la conversión no fue
primariamente una decisión de Pablo, sino una iniciativa divina. Tirado en el
suelo, Pablo oye una voz: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos
9,3-4). Pablo pregunta: “¿Quién eres, Señor?” Jesús se auto-presenta: “Yo soy
Jesús a quien tú persigues” (Hechos 9,5). Jesús aquí se identifica con la comunidad
perseguida, con los discípulos y las discípulas que siguen el mismo Camino que
El trilló. Colocándose de parte del perseguido, Jesús desaprueba al
perseguidor. Las credenciales que Pablo había conseguido del Sanedrín no tienen
valor, no le daban ninguna autoridad. Estaba caído en el suelo.
Jesús no deja a Pablo
sin perspectivas, sino que lo invita a levantarse e ir al encuentro de los
hermanos: “Ahora levántate, entra en la ciudad y allí te dirán lo que has de
hacer” (Hechos 9,6). Pablo se levantó, pero, aún con los ojos abiertos, no veía
nada. Fue llevado de la mano hasta la ciudad de Damasco donde permaneció tres
días sin ver, ni comer o beber. Se invirtieron los papeles. El líder fue
conducido de la mano por los liderados (Hechos 9,8).
La conversión de Pablo
se inscribe en la misma línea de los profetas. Como Jeremías Pablo podía decir:
“Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; me forzaste, me violaste” (Jeremías
20,7). Caído en tierra se entrega. Como Ezequiel, Pablo cayó por tierra al ver
la luz de la gloria de Yahvé (Ezequiel 1,27-28). Luz tan fuerte que lo dejó
ciego. Su ceguera y los tres días sin comer ni beber (Hechos 9,8-9) simbolizan
los tres días de oscuridad y de muerte anteriores a la resurrección. Con este
relato dramático y simbólico que lo pone a Pablo en total dependencia, el autor
de los Hechos subraya la libre y gratuita iniciativa de Dios.
C.
PARTICIPACIÓN HUMANA
Además de la
iniciativa divina, la conversión requiere la participación humana, no solo de
la persona, sino también de la comunidad. La participación de Ananías en el
proceso de la conversión de Pablo es preparada por medio de visiones del mismo
Jesús que se encontró con Pablo en el camino a Damasco (Hechos 9,10-19).
Ananías aparece como
quien ya reconoce la voz del Señor. Al oír su nombre: “¡Ananías!”, él responde
inmediatamente: “¡Aquí estoy, Señor!” Recibe a continuación la misión de ir al
encuentro de Saulo de Tarso, que se encuentra en Damasco. Ananías está bien
informado sobre la situación de Pablo y vacila en cumplir la misión recibida.
Pero el Señor insiste: “Ve, que ése es mi instrumento elegido para difundir mi
nombre entre paganos, reyes e israelitas. Yo le mostraré lo que tiene que
sufrir por mi nombre” (Hechos 9,15-16). Entonces Ananías fue al encuentro de Pablo
en Damasco. Entra en la casa, le impone las manos y le dice: “Hermano Saulo, el
Señor Jesús que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado,
para que recobres la vista y que quedes lleno del Espíritu Santo” (Hechos
9,17).
Con este gesto Pablo
era acogido en la comunidad de “hermanos”, de los discípulos seguidores del
Camino del Señor. De ahí en adelante comienza su lucha en favor de los
cristianos que antes perseguía. Una lucha que provocó muchos conflictos y
exigió cultivar una profunda mística.
D. LO “NUEVO”
SIEMPRE SUCEDE EN LA DINÁMICA DE RUPTURA Y CONTINUIDAD
Mirando la conversión
de Pablo vemos una clara línea divisoria en su vida. Hay un antes y un después
del camino a Damasco. La primera impresión que da es de ruptura total. Todo se
quebró: el proyecto de vida, la observancia de la ley judaica, en fin, todo lo
que había aprendido desde niño a los pies de Gamaliel. Se desmoronó el mundo en
que vivía.
Pero, es exactamente
en el momento de la ruptura, de la caída, cuando aparece Dios. Este interviene
en la historia de Pablo. No lo deja sin perspectivas. Esta experiencia de la
fuerza y la bondad de Dios fue una luz tan poderosa que lo dejó ciego. Esta no
entraba en el esquema de su comprensión de Dios quien provocó la ruptura. Ahora
Pablo no confía en aquello que él hace por Dios, sino sólo en lo que Dios hace
por él. Ya no pone su seguridad en la observancia de la ley, sino en el amor de
Dios por él (Gálatas 2,20-21; Romanos 3,21-26).
Lo “nuevo” que provoca
este giro radical en la vida de Pablo está marcado por el encuentro con Jesús.
Esta experiencia se convierte en el núcleo central de su fe y de la
evangelización de las comunidades cristianas. A los Filipenses les escribe: “Lo
que para mí era ganancia lo tuve por pérdida por amor de Cristo” (Filipenses
3,7). Pablo habla muchas veces de la experiencia de su conversión como un
proceso que se completó de parte de Dios, pero continúa incompleto en él: “No
es que lo haya conseguido ya, ni que sea ya consumado; yo continúo para alcanzarlo
como Cristo me alcanzó” (Filipenses 3,12).
“Ser alcanzado por
Cristo” queda como la experiencia fundante del amor gratuito de Dios que va a
orientar la vida de Pablo y mantenerlo en las crisis, dificultades y
sufrimientos que vendrán. Es la fuente nueva de espiritualidad a la que siempre
puede volver. De ella brota una “poderosa energía” (Col 1,29) que impulsa su
vida y su misión. Nadie logra extinguir este fuego que arde y nunca se consume
(Cf. Éxodo 3,1-12; Jeremías 20,9; Lucas 24,42). Dentro de la misma experiencia
de ruptura, Pablo tiene la seguridad de que es el mismo Dios, a quien buscaba
alcanzar antes por medio de la observancia de la ley quien lo alcanzó de un
modo gratuito. Dios, que es mayor que cualquier ruptura, es garantía de la
continuidad. La ruptura se dio para que el proyecto de Dios pudiese tener
continuidad “conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15,3; Hechos 17,2-3;
18,28). La conversión a Cristo significó para Pablo un cambio profundo en su
vida, pero no un cambio con Dios. Pablo continuó fiel a su Dios. Continuó fiel
también a su pueblo. Haciéndose cristiano no deja de ser judío. ¡Todo lo
contrario! Fue el querer ser fiel a las esperanzas de su pueblo y a las
promesas de su Dios que lo llevó a aceptar a Jesús como el Mesías y Señor.
Reconoció en Jesús el sí de Dios a las promesas hechas a su pueblo en el pasado
(2 Corintios 1,20). Recupera así las raíces originales del judaísmo con la
nueva clave de lectura: Jesús, el Cristo, es el Señor (Hechos 25,12).
CONCLUSIÓN:
VIDA CRISTIANA Y CONVERSIÓN
La conversión de Pablo
nos enseña muchas cosas.
1.
La fidelidad al
Evangelio debe llevarnos a una mayor fidelidad al pueblo. Dios habla en los
acontecimientos de la historia y nos invita a leer sus señales y a permanecer
en un proceso continuado de conversión. Lo nuevo solamente es engendrado en la
dinámica de ruptura y continuidad: “Solo es duradero aquello que se renueva
todos los días”.
2.
Ser un
convertido no nos quita errores y debilidades. Aún después de la conversión Pablo
sigue siendo un hombre normal: santo y pecador. Tenía sus fuerzas y flaquezas.
El mismo lo reconocía: “Cuando soy débil entonces soy fuerte” (2 Corintios
12,10). Pablo se reconocía débil cuando reconocía sus límites y
condicionamientos humanos. Pero después de la caída en el camino a Damasco ahí
hace la experiencia de que Dios puede obrar con toda su fuerza. A partir de
esta experiencia escribe a su comunidad preferida de Filipos: “Todo lo puedo en
Aquel que me fortalece” (Filipenses 4,13). Reconocer las debilidades y abrir espacio
para la acción de Dios en nosotros, es la gran lección que dejó Pablo a las
comunidades cristianas de su tiempo y para nosotros hoy.
La vida cristiana es
el seguimiento creativo de Jesús. Es un permanente estar en camino. Su lugar no
es estable en ninguna estructura. Con su estilo de vida itinerante, Pablo nos
llama a estar atentos a los signos de los tiempos en fidelidad dinámica al
Espíritu Santo. El sopla donde quiere, no sabemos de dónde viene ni a dónde va
(Cf. Juan 3,8).
Como la vocación y la
misión de Pablo también nuestra vida cristiana tiene su origen en la total
gratuidad de Dios. Nuestra fidelidad solo será dinámica si nos encaminamos en
un proceso permanente de conversión. Sigamos en esta conversión permanente.
Recordemos cuando fue ‘nuestro camino de Damasco’, qué voz escuchamos, cuáles
eran nuestras cegueras, quiénes fueron los hermanos que, como “Ananías”, nos
ayudaron hoy a descubrir un nuevo sentido comunitario para nuestra misión…
Confirmemos la fidelidad a esta inspiración fundamental.
No hay comentarios:
Publicar un comentario